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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola,  hola, ¿cómo están?. Algo tardecito me doy una vuelta por acá para dejarles el capítulo 40, que por cierto es uno de mis favoritos también :), espero y les guste lo romántico, porque ya empieza :D.


Espero disfruten el capítulo.


Nos leemos pronto, gente bonita :)


 


Misagi * *

Capítulo 40: “¡Usagi-san!”


 


-¡oi!…¡Keiichi! ¡KEIICHI!


 


El doncel de ojos mieles abrió los ojos con dificultad al mismo tiempo que intentaba enfocar un poco lo que sucedía frente a él. Todo era tan borroso, tan confuso, apenas y podía diferenciar su nombre entre todos esos gritos lejanos…y no podía hacer nada para decirles que no comprendían mucho lo que hablaban esas personas, o más bien esas “manchas negras” que su vista no lograba descifrar; sentía su boca reseca y entumida…varias imágenes “sin sentido2 pasaban por su cabeza… ¡dolía horrores!, quería dormir para que se fuera el dolor…si…dormir…


 


-¡Keiichi despierta!, no cierres los ojos por favor- suplicaba Kaede frente a su hijo, quien era sostenido por Haruhiko y Yura, sentado en el filo de su cama. El muchachito parecía más dormido que despierto, agotado y adolorido. La mujer no podía evitar sentirse aterrada y angustiada… ¡su doncel, su pobre hijo!...no era justo que sufriera tanto.


 


-¡buaaaa!...¡es mi culpa que Keiiichi-nii-chan se haya puesto mal! ¡Es mi culpa!- jadeaba el pequeño Kioshi que se mantenía sujeto a las faldas del vestido de su madre, sin ser capaz ni de acercase ni de alejarse de Keiichi.


 


-claro que no bebé, no es tu culpa- consoló la reina, mientras extendía un paño húmedo sobre la frente de su Keiichi, quien ya estaba recostado sobre la cama- Yuki-kun, ¿hay noticias del doctor?- preguntó al rubio de bonitos ojos que también estaba junto a ellos, preocupado por su “cuñado”.


 


-Si, Kaede-san, le han mandado a traer tan pronto lo ordenó, no ha de tardar mucho- respondió el muchacho. La reina asintió.


 


-Gracias cariño, ¿te importaría llevarte a Kioshi por favor?, no necesita estar aquí-pidió la mujer. Yuki asintió y se acercó hasta donde estaba el pequeño, que renuente se agarraba a los holanes del vestido de su madre para evitar que le separaran.


 


-¡no, no Yuki-san, quiero estar con mi nii-chan!- exclamaba el pequeño.


 


-lo sé pequeño, pero ahora no puedes hacerlo. Cuando esté mejor, y el médico lo indique, vendremos a verlo, ¿de acuerdo?- consintió el oji-verde cargando en sus brazos al menor, quien asintió resignado con sus ojos llorosos y se dejó hacer recargando su cabeza en el  hombro de su mayor.


 


La habitación se quedó en silencio por bastante tiempo, tan solo con los 4 sujetos en completo silencio, uno de ellos inconsciente. Keiichi había caído dormido sin remedio. Yura estaba de pie a su lado mirando con preocupación a su hermano, Kaede cargaba en su regazo la cabeza de su hijo, mientras acariciaba con suavidad su castaños cabellos. Haruhiko se sentó en una silla que estaba  a unos pasos  de la cama de Keiichi… y  recargando sus codos en sus rodillas  se llevó las manos al rostro resoplando con frustración, reprimiendo un sollozo con todas sus fuerzas…no soportaba el nudo en la garganta que se le formaba a cada segundo.


 


-Haruhiko…-trató de consolar la única mujer allí, miraba con preocupación y condescendiente al muchacho que había sido…y esperaba aun fuera, el gran amor de su niño. Tanto sufrimiento y días y noches de ver a su pequeño llorarle a aquél varón. Y ahora verlo a él tan destrozado por la condición tan cruel y repentina de Keiichi…la causaba una sensación indescriptible en el pecho y un deseo de querer abrazar al muchacho con la ternura de una madre- …todo estará bien, ya lo verás…ya sabes que él es muy fuerte.


 


Haruhiko solo se limitó a asentir. No había mucho que pudiera hacer él en esos momentos. Yura lanzó un suspiro cuando vio al príncipe  salir de la habitación aun paso casi moribundo…unos segundos después le siguió.


 


……..


 


-¡hey! , ¿Dónde te crees que vas?- preguntó Yura serio, mientras miraba a Haruhiko, recargado en una de las paredes del establo…y frente a él estaba Toru, su tan fiel  e imponente caballo blanco. Haruhiko había estado acariciando inconscientemente las crines del animal mientras mantenía la mirada perdida en ningún lado en particular. Haruhiko tardó en mirarlo y aún más en contestarle con voz pastosa y susurrante.


 


-ya no lo sé


 


Yura miró a la cabizbaja figura frente a él. Lo notaba TAN  diferente a como lo conocía…había cambiado bastante los últimos días…y comprendía un poco más lo vulnerable que era…y sobre todo lo dependiente que era de Keiichi. Habían sido unos meses muy difíciles para ellos (Keiichi y Haruhiko)…lo admitía, pero tal vez fuera Haruhiko el que se llevaba la peor parte. Keiichi podría estar sufriendo las dudas con su pérdida de memoria…pero Haruhiko sufría lo que sufría Keiichi y además estaba “obligado” a dar su mejor cara ante el doncel, aun sabiendo todos los pendientes que habían quedado en su “relación” los cuales probablemente eran su culpa. Había soportado mucho…mucho en verdad. El no sabría decir con seguridad su hubiera podido resistir tanto si estuviera en la misma situación con Yuki.


 


-hey…no pierdas la cabeza hombre, todo estará bien- exclamó Yura sin saber exactamente que debía decir en frente del triste varón.


 


-sería muy bueno si pudieras garantizarlo…- exclamó el otro. Yura hizo un gesto de amargura y tristeza.


 


-lo siento- era verdad lo que decía Yura, lamentaba todo aquello, sin embargo reanudó su rosto serio al observar “ese” sentimiento en el otro…cuando fruncía el ceño mientras su mirada se perdía – no obstante…hay algo más que te preocupa- exclamó. Haruhiko el regresó la mirada algo sorprendido de que Yura supiera leerlo tan fácilmente - ¿Qué es?- preguntó. Él vaciló un poco antes de responder, lanzó un suspiró al mismo tiempo que cerraba su ojos y se cruzaba de brazos dejándose recargar totalmente en la cancela.


 


-El Concejo- fue lo único que salió de sus labios. Yura frunció el ceño y apretó sus puños.


 


-¡¿Y ahora qué carajo quieren?!...¿aún siguen con la estupidez del adelanto del matrimonio?- preguntó casi rugiendo en desacuerdo. Haruhiko asintió.


 


-Y no solo eso. Se reunirán en Usami para la reunión en dos semanas. Es el máximo plazo que dieron para este asunto… ¿sabes?- Yura vio fruncir pronunciadamente  el ceño a Haruhiko mientras apretaba con mucha fuerza sus puños- temo qué vaya a pasar con el reino Kamijou y Usami, todo se me sale de las manos Yura…además Keiichi…


 


Yura vio el rostro de imponencia de Haruhiko y lo reflejó en su silencio.


 


…………………………..


 


La noche al fin había llegado. Eran quizás pasadas las 2 de la madrugada, la luna brillaba en todo su esplendor  y el cielo estaba limpio de estrellas esa noche. Haruhiko, que estaba sobre el barandal de la ventana, fijó su vista en su hermoso doncel que descansaba sobre la cama. Sonrió…parecía tan tranquilo justo ahora. Hace un par de horas que el doctor se había retirado, ya cuando estaba seguro que su amado Keiichi no corría ningún peligro de cualquier tipo, todo el problema se resumió en el fuerte impacto que causó la noticia en el. Haruhiko había sonreído como estúpido cuando escuchó aquellas palabras del médico “lo más seguro es que, si su mente y su cuerpo son fuertes,  los recuerdos vengan a él de poco a poco”…había una esperanza. Aunque era consiente que eso podría llevar bastante tiempo.


 


-no sé cuánto tiempo pueda seguir con esto- murmuró en aquél imperturbable silencio mirando el piso sin ningún interés en particular.


 


-y yo…- La voz de Keiichi le sacó de sus pensamientos y sorprendido y  bajo de un salto para encararse con su joven doncel.


 


-Keiichi- murmuró el mayor, acariciando apenas una mejilla, casi con miedo de ser rechazado. Keiichi lo notó y su gesto se deformó en uno de tristeza.


 


-ya no te sientes seguro… ¿no es así? Y es mi culpa- exclamó triste el menor dejando escapar unas lágrimas.


 


-no quiero hacerte sentir mal…Keiichi. Quiero tratar de darte tiempo y de comprenderte. No tienes la culpa de nada- exclamó el otro ya sentado a un lado del menor, mirándole fijamente tratando de consolarle tan solo con la mirada.


 


-no es verdad, es mi culpa que tu estés así- exclamó el menor agachando la cabeza. Haruhiko no entendió a lo que se refería- ¿crees que no me doy cuenta cada noche…en la que velas mis sueños?, ¿crees que no me doy cuenta de que lloras, y pides…a quien quiera que te pueda escuchar…que todo acabe de una buena vez?, ¡¿crees que no sé qué estás sufriendo por mi causa?!...¡Haruhiko te  estoy lastimando y no soy capaz de evitarlo!, quiero estar contigo para siempre...pero no puedo tenerte a mi lado así…no quiero lastimarte más


 


-Keiichi- murmuró el mayor sorprendido, había abierto mucho los ojos mientras sujetaba al doncel de los hombros, el cual temblaba como hoja al viento.


 


-Quiero ayudarte, quiero ser útil para ti. Quiero ser digo de poder estar a tu lado. Quiero recordar todo lo que ha pasado con nosotros, ¡quiero recorte a ti!...pero no puedo- chilló el menor soltando amargas lágrimas que bañaban todo su sonrojado rostro- quisiera poder ser la mejor persona para ti. No, la única. Pero no puedo ganarle a ÉL


 


-Keiichi, ¿pero qué dices?...tu eres el indicado para mí, tu eres el único para mí. Yo solo te quiero a ti, ¡¿Qué no vez que dependo enteramente de ti?!...solo te amo y te amaré a ti…- exclamó el mayor a punto de derramar lágrimas- jamás querré a otra persona en mi vida…eso es seguro. No sé de qué “ÉL” hablas- Keiichii había sonreído con tristeza mientras se abrazaba con fuerza al pecho de su aun novio.


 


-no lo entiendes, pero para mí…hay una persona inalcanzable, alguien que se ha ganado tu corazón con creces y no como yo…que ha dependido enteramente de él para conquistar tu  corazón- Haruhiko cada vez entendía menos- ¿aún no sabes de quien hablo, verdad?...jejejeje- sonrió con tristeza y con los ojos inundados en lágrimas- y soy tan estúpido, porque estoy celoso de mí mismo. De mi…cuando era más joven y consiguió llamar tu atención a como diera lugar. De esa persona que siempre consideraste como inteligente y valiente, de la persona que realmente te enamoraste… ¿sabes?…Yo no le hago ni sombra a esa persona…y eso me duele. Me duele tanto que mi condición y mi presencia te duela- exclamó el menor sin ser capaz de mirar el rostro de su chico.


 


-¡Keiichi!...mírame… ¡mírame ahora!- exigió el príncipe. El menor sorprendido por la exigencia regresó a  ver esos orbes grises que tanto le encantaban. Haruhiko mantenía fruncido el ceño y sujetaba de los hombros aun al doncel- ¡escúchame bien y quiero que te quede claro de una vez por todas!-  el aludido se mantenía sorprendido poniendo extrema atención a su príncipe -¡Tú eres Keiichi!...¡tú condición no cambia nada!...no eres otra persona…¡eres tú!, tu eres mi luz, eres la única persona que amo…y seguramente la única que amaré. Esto solo es una prueba más del destino para asegurarse que ha hecho lo correcto en juntarnos. Odié todo este problema…¡créeme, no quería seguir con esto!...¿pero sabes algo?, algo bueno surgió de aquí: La vida me dio la oportunidad de volver a enamorarme de ti…y también de volver a enamorarte, me dio la oportunidad de mirarte otra vez…como si fuera la primera vez, de ver tu rostro sonrojado o avergonzado cada vez que me acercaba ti para hacer alguna picardía- sonrió de lado sacándole un bello sonrojo a su doncel- me dio la oportunidad de conocerte de nuevo…y de sentir la felicidad y el amor de la única persona que yo he amado en toda mi vida. Keiichi, jamás me digas que no eres para mi, porque cuando eso suceda, sabrás que será suficiente para hacer pedazos mi corazón


 


-¡Haruhiko…te amo tanto!- estalló el menor sin ser capaz de retener sus lágrimas. Haruhiko lo recibió en sus brazos apretándolo con fuerza a su cuerpo, si por el fuera, jamás lo soltaría, viviría con él abrazado por la eternidad, tenerlo ahí junto a su corazón…era incomparable.


 


-también te amo Keiichi…te amo demasiado para el bien mi cordura- sonrió un poco, haciendo sonrojar al menor –todo estará bien Keiichi, las cosas mejorarán, estaré contigo para siempre…cueste lo que cueste- exclamó decidido, mirando la oscuridad de la noche a través de la ventana.


 


*******************************************************


 


Sus ojos verdes se abrieron lentamente, divisando primeramente un tejado hecho de pequeñas ramitas, que seguramente tapaban la hermosa vista de aquella noche. Su corazón se desesperó un poco al recordar la última escena de la que fue consciente: ¡aquél ciclope se los iba  cenar! Sus ojos voltearon a ver a un lado, percatándose que el resto de los chicos dormían allí. Su corazón volvió a latir con regularidad, ya era de noche. A unos pasos más encontró la figura de dos ¿centauros?...ooh cierto. Tenía un vago recuerdo que ellos los habían ayudado...hug…que dolor de espalda tenía. Se desesperó un poco y se sentó bien en la manta sobre la que dormía, dándose cuenta hasta ese momento que junto a él solo dormían 4 personas. Aun en la oscuridad de la noche pudo divisar quien faltaba.


 


-¿dónde se habrá metido Akihiko-san?- se preguntó con las mejillas sonrojadas, se levantó de su improvisado lecho y caminó un poco, entrando a una especie de campo más arbolado. Caminó unos cuantos pasos admirando algunas plantitas que cerrada por la ausencia del sol, eran alumbradas por la luz de la luna y movidas por el fresco viento de la noche.


 


-¿Misaki?


 


El castaño dio un pequeño brinquito del susto, sorprendiéndose al reconocer la voz del príncipe peli-plateado. Lo encontró sentado  debajo de un árbol recargado cómodamente en el tronco del árbol, parecía curioso y extrañado de mirarlo allí, sin embargo le regaló una linda sonrisa que hizo que todo dentro del oji-verde vibrara de nerviosismo…¿Qué fue eso?...se preguntaba sonrojado el menor.


 


-ho-hola…Usagi-san…¡¡waa!! ¡UsaMI-san!- se corrigió rápidamente y  avergonzado el oji-verde; provocando que el mayor abriera primera mucho los ojos por la graciosa ocurrencia y después lanzara una simpática carcajada -¡AAAH…lo siento!- trataba todo acongojado de corregir su error el menor.


 


-jajaja…no me molesta ese mote…si viene de ti- consintió el mayor con media sonrisa notando con suficiente fascinación como Misaki enrojeció desde las orejas hasta el cuello. Reprimió una risilla; sin embargo no estaba dispuesto a retroceder en su “cometido” y lo que menos quería en ese momento era incomodar al castaño y regresar a su deplorable forma de un conejo-lo que quiero decir es que no me molestaría que me llamaras así, Misaki- rio suavemente- además…yo creo que queda bastante bien con la situación… ¿no lo crees?


 


Misaki más bien estaba bastante seguro de que explotaría en cualquier segundo más solo se encogió un poco en su lugar tratando de rechazar aquella vergonzosa propuesta.


 


-¡pero!…


 


-baaah…no hay problema, insisto- interrumpió el mayor como quitándole importancia al asunto; seguido palmeó un poco la tierra junto a él, llamando al menor- ¿qué haces allí?, ven aquí…-invitó. Misaki caminó casi idiotizado hasta allí, quizás sin percatarse que era una petición y no una orden. Se sentó junto al guapo príncipe tratando de verse tranquilo, más sabía, que por dentro ¡estaba que se moría de los nervios!, con sus piernas dobladas y sus manos sobándose nerviosas solo se mantenía en silencio sin ser capaz de ver el rostro de su “acompañante”; todo lo contrario a Akihiko, que no podía despegar su mirada violeta del tenso cuerpo sentado a su lado, más mostró un sonrisa autosuficiente al ver que el muchacho se había sentado a su lado y no se había negado.


 


-y ¿Qué haces aquí?...digo, deberías estar durmiendo como el resto- exclamó el peli-gris, mirando fijamente las estrellas en el cielo. Misaki frunció un poco el ceño… ¡pero qué decía, si él también estaba despierto!


 


-pues…lo que pasa es que ya no tengo sueño…además ya me dolía la espalda de estar tanto tiempo acostado- exclamó avergonzado el menor, mientras se pasaba una mano por la nuca. Akihiko mostró una simple sonrisa imaginándose al castañito haciendo un puchero, ¡Por Kami… ¿desde cuándo sonreía tanto?!...se preguntaba sorprendido el mayor, abriendo un poco más de la cuenta sus iris violetas. Misaki no descuidó esa reacción y se le antojó terriblemente  atractivo.


 


-ummm…pues bien, yo tampoco podía seguir acostado- comentó el príncipe.


 


-¿Por qué?- preguntó entornando sus ojos verdes hacia su interlocutor, con aire curioso por la seriedad repentina en el rostro del mayor.


 


-pensaba en lo que nos espera cuando lleguemos a nuestro destino- habló así el mayor. Misaki bajó un poco la mirada, quizás contagiándose de la preocupación de Akihiko. Después lo escuchó continuando con su discurso- hay muchas cosas que hacer…y tan poco tiempo, me siento tan ajeno a todo lo que pasa en mi hogar, no sé si seré capaz de “arreglar” todo lo  que ha sucedido en mi ausencia, todo lo que ha ocasionado mi desaparición, no sé si sabré que hacer cuando llegue el momento…-


 


Misaki lo volteó a ver con la mirada ligeramente ensombrecida  y sorprendida.


 


-¡no seas tonto!- aquellas palabras, con el toque perfecto de regaño sorprendieron a ambos…Akihiko lo miró absorto y Misaki se sorprendió por el repentino arranque de “confianza” que se dio con el príncipe, y sus mejillas se sonrojaron, sin embargo siguió hablando con su tono tímido- No estás solo. Todo este tiempo que estuviste ausente, nadie ha dejado solos a  tu familia y a tu reino. Hiroki, Masamune, Keiichi. Ellos te han ayudado, y seguro no son los únicos.  Hay y habrá gente dispuesta a tenderte la mano, aun en las circunstancias que parecen más insuperables. Aun aunque la situación nos tome por sorpresa- susurró lo último más para sí. Akihiko sonrió un poco al descubrir las mejillas rojas de SU niño-¿aun crees que estás solo?


 


-no- respondió rápidamente, sonriendo, tal vez agradecido, tal vez sentimental- sé que aunque se los pidiera, esos jamás me dejarían solo, jejeje, son demasiado tercos


 


Miskai sonrió ante aquella descripción. Él podría asegurar aquello…con tan poco tiempo conviviendo con ellos podía garantizarlo.


 


-lo sé, todos ellos son de un carácter de cuidado- exclamó reprimiendo una alegre risilla, pero enseguida hizo una mueca casi lastimera y triste-son tan valientes…y fuertes…ellos son maravillosos. No me extraña que sean perfectos para todos ustedes…- exclamó casi inconscientemente. Akihiko lo miró sorprendido. Misaki se sonrojó –d-digo…me refiero a personas importantes…ya sabes…de la realeza, que deben estar con otra persona de la realeza o con alguien tan único como alguien de la realeza- exclamó el castaño, recordando a Ritsu específicamente, abrazándose fuertemente  a sí mismo, no sabía por qué tan de repente se sintió tan deprimido y triste…tan poca cosa alrededor de todas esas personas tan sorprendentes. Akihiko frunció el ceño…adivinando, quizás, lo que pasaba por la cabeza del oji-esmeralda. Se cruzó de brazos.


 


-¿eso crees?- preguntó serio, fijando su vista hacia el frente. Solo vio bajar el rostro al otro- No toda la realeza es extraordinaria o inclusa buena…o justa. Y te aseguro también…que hay muchísima gente allá afuera…que no pertenece a la realeza y que tiene un corazón mucho más valioso que esta gente pedante y llena de innecesarias y egoístas comodidades…- exclamó el peli-plata. Sus ojos se encontraron al fin con los de Misaki que lo veían sorprendido y con los ojos llorosos y avergonzados.


 


-tienes razón…-murmuró quedito Misaki, recordando el contraste de su madre…que fue una mujer extraordinaria  y  del “padre” de Keiichi, que como este el contaba, era un ser humano horrible. Akihiko le sonrío de medio lado.


 


-pues claro que la tengo, baka- exclamó el mayor, y en un rápido movimiento abrazo por el cuello al menor, haciendo que este quedara recargado en su hombro- …tu eres una de esas personas Misaki. No sabes cuánto te admiro…-susurró tan bajo que cualquiera hubiera dudado al tratar de adivinar lo dicho, más Misaki que estaba MUY cerca de él si lo escuchó y se sonrojó aún más por si fuera posible. El tan inesperado abrazo le había resultado algo mucho más que sorprendente, por lo que aun temblaba ligeramente contra el cuerpo contrario y una sonrisa tímida surgió en su rostro en conjunto con un calorcito agradable en el pecho, su corazón estaba aún inquieto saltando como loco por todas partes. Tal parece que tampoco podía controlar su emoción…


 


-pero…que cosas dices…-alcanzó a murmurar Misaki , aun sin despegar su cabeza del hombro del príncipe, quien le tenía bien abrazado. Akihiko estaba sorprendido y complacido, primero…de que el menor no hubiera deshecho su abrazarlo, y segundo de la confianza que le había pedido de hablarle de “tu” .Ninguno se miraba a los ojos pero parecía que no era necesario, no ahora al menos.


 


-es verdad. Creo…que cualquier varón estaría complacido y agradecido de tenerte a su lado, tu eres extraordinario- …”como yo por ejemplo”…reprimió Akihiko, mirando fijamente al menor, quien volteó tan rápido a verlo, con sus rostro sonrojado, que temió se hubiera roto algo. Sus ojos estaban abiertos y avergonzados a más poder…casi se preguntó…” ¿y tú?”…pero enseguida su subconsciente reprimió aquél “imposible” pensamiento.


 


-m-mientes…jamás había hecho algo en mi vida hasta ahora, además dudo que llamé la atención de alguien- exclamó avergonzado y con un susurró casi inaudible. Akihiko le miró con una sonrisa y sorprendido a mas no poder…tal vez se metería en terreno peligroso y estaría arriesgando convertirse de nuevo en un conejo, pero necesitaba intentar aquella pegunta importante para él.


 


-mientes tú, seguro. ¿Me estás diciendo que nadie te ha pretendido?- preguntó casi ansiosamente al menor, quien dio un pequeño saltito nervioso y rojísimo a su lado. Lo vio encogerse de hombros, moverse incomodo en su lugar  y bajar el rostro…pensó que no le contestaría más luego se dio cuenta que no sería así. Al oji-violeta le comían los nervios y no despegó su vista del muchachito más bajo.


 


-bueno…yo nunca salí de mi aldea…y siempre me encontraba trabajando o encerrado en casa, pues…etto…si hubo alguna vez alguien que me mirará pues… al parecer nunca me di cuenta- exclamó avergonzado. Akihiko casi ríe sin poderlo creer. Pero por primera vez adoraba lo despistado de ese doncel excepcional.


 


-debes ser un despistado excepcional, jajajaja- se burló un poco el mayor. El menor hizo un puchero ante el insulto, mas después relajó su vista al darse cuenta del mensaje “escondido” en el comentario del príncipe… ¿acaso él lo consideraba…atractivo  de alguna manera?...se preguntaba nervioso. Más optó por seguir escuchándolo - pues al parecer estamos iguales-exclamó el mayor emitiendo un resoplido algo vago e informal para su “porte”. Misaki levantó una ceja.


 


-No te creo, seguro que atraías  bastante miradas- exclamó el menor. Akihiko lo miró curioso.


 


-aja…seguramente rebozaba de pretendientes encerrado en el castillo de Aikawa- exclamó sarcástico. Akihiko no sabía cómo rayos habían llegado a aquello…era extraño pero bastante gracioso, los pucheros  avergonzados de Misaki valían la pena. Misaki  encogió los hombros casi con un rostro serio, diciendo realmente lo primero que se le vino a la cabeza…


 


-quien sabe…Haruna es una mujer muy bella…y a Arata-san…parece que le gustas- exclamó el oji-verde bajando la mirada. Akihiko abrió mucho los ojos y no pudo reprimir soltar una pequeña risa, aquello parecía una perfecta escena de celos y seguramente el doncelito ni se enteraba.


 


-Haruna es muy bella, claro. Pero la llegue  a considerar casi  como a una hermana. Y Arata, puede que sea muy obvio su gusto por mi, pero lamento decirte que no era mi tipo- exclamó el mayor con una sonrisa. Misaki enrojeció.


 


-n-no me importa realmente…además… ¡¿Por qué hablamos de esto?!- exclamó el menor cruzándose de brazos todo sonrojado. Akihiko rio largamente.


 


-quien sabe…tu empezaste- exclamó entre risas. Misaki hizo otro puchero y regresó a ver hacia el cielo, el cual empezaba aclararse. El silencio se extendió entre ellos por mucho tiempo.  Misaki solo bajaba su cabeza y  jugaba nerviosamente con sus manos. Akihiko lo miraba y sonreía como estúpido, cada vez estaba más seguro que lo NECESITABA solo para él.


 


-ummm…ya es tarde…creo que debería irme…pronto amanecerá- exclamó el menor haciendo el amago de levantarse. El mayor lo ayudo y asintió.


 


-por su puesto…descansa Misaki- exclamó el mayor levantando en rápido movimiento para besar la sien del menor y seguido sentarse. El menor se encogió  en su lugar por unos segundos y después bajó su rojo rostro. Akihiko estaba seguro que le dolería la cara después de tanto sonreír.


 


-si…tu igual…hasta dentro de una horas…supongo- exclamó el menor sin dejar de ver los amatistas del mayor, mientras retrocedía lentamente para regresar  a donde estaba el resto. Akihiko no se negó el capricho y también miraba los ojos esmeraldas con alucinación, aquél juego de miradas se tornaba peligrosos…y esta vez Misaki también lo notó… “¡tonto!”…se reprendía a sí mismo… “¡él es un príncipe!…y tu…tu solo eres  un… Misaki”


 


Akihiko no despegó la vista de la silueta de Misaki hasta que este desapareció, cerró los ojos esbozando quizás la millonésima sonrisa del día, quería pensar que  estaba cerca… ¡joder como adoraba a ese castaño!...


 


*******************************************************


 


Ese día, desde la mañana, había sido bastante productivo para todo Ayami. Hiroki había estado fascinado por la manera en la que habían adornado todo el reino marino, ¡estaba incluso más colorido de lo que era normalmente!, cada una de las casitas rebosaban de cintas de colores y perlitas y demás adornos  del mar. Desde hace algunos días Nowaki y Hisa-san le habían venido platicando acerca de ese gran día para los habitantes de Ayami…se trataba del día  en el que festejaban su independencia como reino libre, además de haber obtenido el reconocimiento de los otras ciudades marinas como la “capital” ,por así decirlo, de los tritones y sirenas. Aquella celebración era festejada por todos con mucha alegría y algarabía. El palacio  ofrecía un baile esa noche al igual que un exquisito  y rebosante banquete al que todo el reino asistía.


 


La noche al fin había llegado y  las luces de colores alumbraban los pasillos oscuros del palacio. La fiesta seguía, aunque con menos escándalo que hace algunas horas. Hisa se había mostrado rebosante de alegría y sonriendo  todo el tiempo cada vez que su gente se acercaba a saludarle. Hiroki había recordado un poco sus tiempos en su reino, en aquellas fiestas en las que a lado, de sus padre y hermana saludaba también a los invitados (y despedía de la manera más “cordial” a sus pretendientes). Tal parece que aquello no había cambiado demasiado. Sonrió.


 


-Muy buenas noches tenga Hisa-sama, alteza, muchas gracias por la invitación. Una magnifica fiesta, como siempre- Exclamaba un tritón de edad madura, junto a su sirena  y sus dos pequeñas- muy buenas noches tengan también Nowaki-sama y Hiroki-sama, majestades- Nowaki y Hiroki permanecían a un lado de donde estaba Hisa-sama sentada en su trono. Era ya tarde y algunas familias empezaban a despedirse.


 


- es un placer para nosotros celebrar junto a todo el reino este importante día- respondía con sincera sonrisa Nowaki.


 


-Muchas gracias por asistir- completó Hiroki. Los dos adultos bajaron la cabeza en signo de respeto al príncipe consorte y las pequeñas salieron detrás de su madre con algún objeto el castaño no alcanzaba a distinguir, pero iba adornado con un lindo lazo. Hiroki sintió pura ternura la ver a las pequeñitas sonrojadas acercándose a él con el presente en las manos.


 


-muy buenas tardes Hiroki-sama, acepte por favor nuestro pequeño obsequio para el futuro heredero- exclamaron al unísono. Hiroki les sonrió tiernamente, al mismo tiempo que se deshacía del agarre del brazo de Nowaki y se inclinaba a recibir el obsequio, beso ambas frentes y se llevó aquel curioso juguete hecho de perlitas y conchitas al pecho.


 


-muchas gracias, seguro lo adorará este pequeñito de aquí- exclamó el castaño, llevándose ligeramente su mano a su apenas visible bulto en el estómago. Los mayores sonrieron al mismo tiempo que las pequeñas asentían entusiastas, y salían corriendo a la salida. Los padres las siguieron después de reverenciar por última vez a los 3.


 


-a este paso llenarás el palacio de obsequios antes de que nazca mi nieto- rio la peli-azul, haciendo reír a su hijo y sonrojar al castaño.


 


-eso parece- comentó ente avergonzado y agradecido el castaño emitiendo un pequeño suspiro cuando Nowaki lo rodeó con un brazo por la cintura, haciendo que el mayor recargara su cabeza en el hombro.


 


-¿estás cansado Hiro-san, quieres que regresemos a la habitación ya?- preguntó el azabache a su lindo doncel, quien negó levemente con la cabeza.


 


-¿es eso, Hiro-chan?, si es así, ve descansar mejor- exclamó preocupada la mujer. Hiroki le sonrió y asintió levemente.


 


-bueno…yo…no es necesario que vengas, quédate con Hisa-san- debatía Hiroki mirando a Nowaki.


 


-tonterías, cariño, esto ya acabo…mejor vete con tu novio cielo- habló la reina, regalándoles una sornisa sincera.


 


Después de aquella pequeña conversación y de despedirse de los invitados que quedaron ambos se retiraron a su habitación. Durante el tiempo que había pasado en Ayami, ya como príncipe “consorte”, Hiroki había vivido unos días bastante felices y despreocupados, más no por eso se le olvidaba todo los pendientes que tenía una vez que llegara a casa. Realmente extrañaría los días tranquilos de la ciudad bajo el agua.


 


Una vez que llegaron a la habitación y con el cambio de ropa listos para descansar, Hiroki se sentó cómodamente en el centro de la cama mientras  miraba con alegría y cariño el bello anillo de oro con una piedra azul que reposaba en su dedo anular. Después de muchas insistencias (por parte de Hisa, claro está) de que el anillo de compromiso debería de ser el más hermoso, único especial, etc… de todos, Nowaki había acordado regalarle ese anillo, el cual decir que era solo especial era poco, pues el bonus extra consistía en que una pequeña parte de su magia estaba en esa hermosa pieza de joyería, lo cual resultaba bastante útil, pues permitía saber al menor sonde se encontraba su amado desde cualquier distancia…y no solo eso…


 


-¿te ha gustado?- escuchó Hiroki la voz de su prometido muy cerca de su oído, no se había enterado de cuando se había acomodado tras él y ahora tocaba la mano que el mantenía extendida para admirar la pieza.


 


-sabes que si…lo amo- respondió con una sonrisa, recargándose en el pecho del menor.


 


-¿tanto como a mi…o más?-  bromeó el menor con un puchero.


 


-casi estás a su altura…-bromeó Hiroki con una risita.


 


-Eres malo Hiro-san…- exclamó el otro con voz aniñada que hizo reír  a su novio, le regalo mimosos besos en las mejillas sonrojadas por largos segundos hasta que decidió seguir hablando- … ¿estás nervioso por la noticia a tu padres?...- preguntó el menor curioso. Hiroki suprimió una risa y negó con la cabeza.


 


-jejeje, yo creo que tu deberías estar nervioso- exclamó el mayor con una sonrisa. Nowaki lo miró con una ceja levantada- sabes, Masamune no es ni la mitad de celoso conmigo como lo es mi padre…-exclamó. Nowaki levantó ambas cejas en respuesta de no creerlo- …por cierto tienes una plática pendiente con él- exclamó el castaño sonriendo y rodando los ojos.


 


-deséame suerte entonces…- respondió el menor al fin, poniéndose frente a su pareja. Hiroki rio un poco, poniéndose en pose de recordar. Nowaki adoraba verlo sonreír con ese brillo en sus ojos. Sabía que esa mirada de anhelo era para su familia.


 


-no te preocupes. Madre lo mantendrá a raya y seguramente Mikoto intercederá por ti todo el tiempo- rio el castaño casi adivinando lo que pasaría ese loco día.


 


-vaya, pues si es así adoraré a mi pequeña cuñadita- exclamó Nowaki, haciendo un gesto de alivio.


 


-y ella también te adorará


 


-¿ah sí?... ¿por qué tan seguro?... ¿acaso ella era así con tu otros novios?- preguntó curioso Nowaki. Hiroki levantó una ceja casi como si fuera obvio.


 


-ja, estás loco. Mikoto era la primera quien me corría de una patada a los pretendientes- recordó el mayor. Nowaki se permitió carcajearse junto a su castaño- “solo estoy segura que ella sabrá que eres le correcto”- pensó el castaño con un rubor en sus mejillas.


 


-espero todo vaya como fue planeado…Hiro-san…aquí…y en tu reino- exclamó el azabache  acariciando con una mano la mejilla del  rostro “casi” preocupado de su prometido, quien asintió regalándole una tierna sonrisa.


 


-verás que si…en una semana partiremos a Kamijou y todo saldrá bien, haré lo que haga falta para estar juntos…los 3- sonrió el castaño, recordando que aún tenía un “round” pendiente con el Consejo. Nowaki rio un poco.


 


-sé que si, los amo…Hiro-san- confesó el oji-azul, besando casi con devoción los labios suaves de Hiroki, quien suspiró audiblemente mientras subía los brazos al cuello de su amado…”yo también”…retumbó un último susurro en aquella habitación.


 


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Ritsu abrió los ojos cuando el primer rayo del sol acarició su cara. Se pasó la mano por el rostro lentamente y se incorporó en el lecho improvisado que habían preparado anoche sus anfitriones bajo un techadito de ramas y palmas. Parpadeó un poco y  frunció el ceño al recordar lo que les había dio Horus anoche…y es que… ¡no podía sacárselo de la cabeza! : “¿Qué por qué?...es claro, ella fue su primer aprendiz y  no solo eso, los brujos y criaturas cercanos a ese tirano juraban que Mei fue importante…realmente importante para él…ya sabes ese monstruo la amaba…hubiera hecho cualquier cosa para mantenerla junto a él para siempre”


 


Chasqueó la lengua, tratando de olvidar aquello. Simplemente no se imaginaba, a  su…quien sea que haya merecido el sobrenombre de “madre” a lado de ese mal hombre que todos tachaban de monstruo. De pronto se le había venido a la mente  la “imposible” idea de que fuera hijo de ese brujo vil y cruel…simplemente sacudió la cabeza para sacar esas atrocidades de su conciencia…suspiró un par de veces antes de tranquilizarse por completo. Apenas atendieran todos sus asuntos con Usami, tendría una larga y seria charla con Onodera Seiji, eso era seguro. Ladeó su cabeza hacia un lado encontrándose con su príncipe amado, durmiendo a pierna suelta a su lado, o pudo evitar sonreír; un poco más allá estaban Miyagi-san y el  principito dragón, seguido de Misaki  y …¡¿dónde rayos estaba Akihiko?!...


 


Se levantó, un poco perezoso y se dirigió a un lago cercano para lavarse la cara, ya después buscaría a Akihiko. El sol ya había salido, había recordado que saldrían temprano para evitar retrasarse más en su viaje. Levantó su rostro aun húmedo cuando escuchó un ruido que hacia la maleza al ser aplastada y emitió un suspiro de alivio al ver al peli-plata ahí parad, frente a él, mostrándole, al parecer, una sonrisa burlona por  haberle asustado.


 


-¿y tú qué haces allí?... ¿hace cuánto que te has despertado?- preguntó el menor secándose la cara con un pedazo de tela.


 


-llevo despierto bastante tiempo...- respondió el príncipe con unas sonrisa enigmática. Ritsu solo elevó una ceja y no le dio mucha importancia al asunto. Total, Akihiko no era la persona más normal precisamente que hubiera conocido, sonrió.


 


-ummm…pues andado que se hace tarde, al parecer todos se han quedado dormidos…-explicó el oji-verde frunciendo el ceño. Akihiko sonrió al ver a su amigo enfurruñado y solo le siguió con una gran sonrisa de idiota que nadie le quitaría en mucho tiempo…


 


Como lo habían planeado, tan pronto todos estuvieron listos  agradecieron a las atenciones de  los magníficos centauros y prosiguieron con su camino; todos animados de nuevo, retomaron sus acostumbradas platicas. Ritsu volteaba a ver a Misaki y al oji-violeta de vez en cuando…sonreía extrañado y sorprendido de verlos tan relajados y “confianzudos” , especialmente el menor…


 


¿Habría pasado algo allí?....se preguntaba una y otra vez curioso y con sonrisa pícara, total era mejor dejar las cosas como iban, quien sabe, prefería esperar mejor la sorpresa. Desvió su mirada de nuevo hacia donde estaba Masamune observando fijamente  el mapa que les había dado Hatori antes de salir de su casa.


 


-¿hacia dónde tenemos que ir?, ¿nos hemos desviado mucho del camino?- preguntaba el menor abrazándose a su príncipe. El resto de los acompañantes sabían escuchado aquello y “discretamente” se acercaron curiosos también al mapa que tenía Mune entre sus manos. Vieron al aludido negar lentamente la cabeza con una sonrisa en su rostro.


 


-no, de hecho si vamos a este paso mañana en la tarde estaremos en el otro lugar que tenemos que pasar- explicó el oji-avellana- y en dos semanas habremos llegado a Usami- exclamó con una sonrisa radiante. Todos le imitaron y lanzaron un suspiro.


 


-¿y donde exactamente es que debemos de llegar? Preguntó con deje de duda Shinobu, tratando de entender todos los garabatos en el mapa. Mune deslizó un par de veces su dedo por el arrugado papel antes de responder.


 


-La villa de Meire- pronunció despacio. Shinobu arrugó el ceño y frunció la boca, a Misaki no le gustó mucho ese gesto.


 


-¿sabes que hay allí?- preguntó Miyagi al percatarse de la reacción de su rubio. El menor chasqueó la lengua.


 


-sátiros…son imposibles…- exclamó haciendo otro puchero. Ritsu rio un poco, había escuchado de esos coquetos seres, pero Meire no solo tenía sátiros. A el le preocupaban un poquito más las juguetonas ninfas…nunca se sabía que esperar de esas mujeres tan tramposas.


 


-pues habrá que descubrirlo cuando lleguemos- pronunció Mune y cerró el mapa, despejando así al resto que se había acercado a mirar. Akihiko miró a Misaki por el rabillo de su ojo… ¿habrá suficiente tiempo para conquista a su castaño por las buenas?...suspiró una última vez, antes de sonreír…esperaba que sí. Esperaba que así fuera…a lo mejor algo muy bueno estaba por pasarle a ambos.


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Continuará…

Notas finales:

Nos leemos.


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