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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola, ¿cómo están?. Yo algo ocupada, espero les esté gustando el fic...y si es así me regalen un review :3. Bueno, les traigo otro dulce cap, sabrás también un poco de lo que pasa en Takatsuki, el reino de Shinobu...


Nos leemos pronto, gente bonita :)


Misagi * *

Capítulo 41: “Un beso bajo la Luna”


 


 


//Flash-Back//


 


Tan pronto habían llegado  a un  claro en  un bosque fresco, habían decidido que se quedarían a descansar allí, el atardecer ya estaba por desaparecer  y se podía escuchar, no muy lejos, el cauce de un río, era en definitivo un lugar perfecto.


 


-Habrá que darse prisa si no queremos salir tarde mañana- Ritsu miró achinando los ojos mirando a todos los que se habían quedado dormidos esa mañana – así que repartiré las tareas, ¿ok?, bien. Shinobu y Miyagi se encargarán de la fogata, Masamune y yo iremos a ver que encontramos para cenar, Akihiko y Misaki podrían ir por más leña…y quizá podrían aprovechar para traer algo de agua. Ok…. Si todo está decido andando, no tarden mucho


 


Aquello aconteció tan pronto que no hubo tiempo  de alguna objeción y como quien no quiere la cosa, sumada al cansancio y que querían terminar con todo eso rápido, cada quien se dirigió a conseguir lo discutido para después verse en el lugar acordado.


 


//Fin Flash- Back//


 


 


-bueno…andando- había susurrado el oji-violeta, una vez cada quien se había ido a buscar su encomienda. Misaki solo había asentido, algo agradecido de que por la oscuridad de la noche no se viera mucho su sonrojado rostro y el apuesto príncipe no pudiera verlo…o eso creía. Caminaron unos segundos alejándose del lugar de reunión, el claro, hasta que llegaron a las orillas del rio.


 


-¿está bien si voy por el agua?, ¿no tendrás problemas con la leña?, podría pesar- preguntaba el menor. Akihiko sonrió restándole problema.


 


- no te aflijas…no necesitaremos mucha, recuerda que Miyagi y Shinobu traerán la suficiente para la fogata- recordó el príncipe. Misaki solo asintió algo enfurruñado…y enojado, más bien consigo mismo… ¿por qué rayos se preocupa tanto por ese bobo?...se preguntaba sonrojado, frunciendo el ceño y con un puchero en los labios.


 


-etto… bien…entonces…ahora vengo…- advirtió sin ser capaz de mirar los amatistas del mayor. Quien sospechando sonrió y  recogió algunos troncos que encontraba en el suelo, mirando como el ojiverde se dirigió con cautela  a las orillas del apaciguado rio. Le siguió los pasos lentamente esbozando una media sonrisa.


 


……….


 


Algunos metros más alejados, se encontraban Ritsu y masamune. El oji-verde parecía bastante tranquilo o más concentrado en sus pensamientos mientras llevaba en sus brazos  algunas frutas y raíces que  habían conseguido por allí. Mune caminaba  a su lado, levemente preocupado por su distraído amor...él sabía la razón de todo aquel comedero de sesos…y  no es como si hubieran tenido mucho tiempo de hablar, pero  el tema de  su madre los tenía intrigados a todos y más al príncipe de Marukawa, que no podía dejar de pensar en su afligido doncel.


 


-Ritsu…todo estará bien. No hagas presuposiciones, por favor, no ganas nada- exclamó el mayor estrechando entre sus brazos al más bajo, que apenas se enteraba de la cercanía del otro, su mejillas se sonrojaron un poco y asentía apegándose más a aquél pecho cálido que se ofrecía como consuelo para él.


 


-lo sé. Pero…Mune…yo solo quisiera saber la verdad, quisiera saber quién fue mi madre…yo


 


-y lo sabrás- interrumpió comprensible el mayor- pero todo a su tiempo. Por favor, no te aflijas ahora, te prometo que yo mismo te acompañaré a verle  una vez haya acabado todo esto, seguro que “él” podrá darte toda la información que necesitas- exclamó el mas alto. Onodera lo miró con algo de sorpresa, sin embargo con grato agradecimiento en la mirada y asintió, muy a su pesar…pues aun no tenía claro todo lo que sucedía en realidad…y no es como si él hubiera quedado en “buenos términos” con “ese” hombre. Frunció un poco el ceño. Aun sentía ciertas rencillas contra su “padre” por lo que le había hecho pasar con Aikawa… y sinceramente no estaba seguro que poder o “querer” hablar con Onodera Seiji, pero era algo que tenía que hacer.


 


-Gracias Mune…- acotó sinceramente, el mayor le encerró en sus brazo y besó su sien- te amo…- susurró escondiendo su sonrojado rostro en el pecho del mayor. Mune sonrió y levantó el rostro de su castaño para que le mirara.


 


- yo también te amo


 


Y con sus corazones nuevamente calmados, se sentaron en una piedra bajo un árbol a  esperar la llegada de los otros.


 


 ………………


 


Shinobu más bien se había mantenido ansioso y  rebosante de emoción todo el transcurso de regreso, cuando ya iban con las manos llenas de varias leñas y ramitas secas, cuando después de una “cualquiera” plática y un silencio prolongado, escuchó el suspiró de SU varón acompañado de una de esas encantadoras sonrisas suyas, susurrando “cuando hayamos acabado con todo esto, te llevaré a Takatsuki, para que veas a tu familia, seguro te echa de menos”. Y por más “esporádica” o descuidada que se hay escuchado esa frase el rubio sabía que eso no era así. El pelinegro se había preocupado por escoger muy bien sus palabras…en especial el príncipe dragón había alucinado con la idea de que no permitiría que lo separaran de él. Aun así, y como su naturaleza se lo imponía, el oji-plata no pudo evitar su curiosidad, sorpresa y emoción al escucharlo…y aunque no hubiese sonado más fuerte que un murmullo había empezado a lanzar preguntas a su amado una tras otra con verdadera euforia. Claro, no antes de un apasionado y aturdidor beso que pasaba mucho más de un gran agradecimiento…


 


Tan solo de imaginarse de vuelta en su reino…en su antiguo hogar sentía que le faltaba el aire en el pecho de pura emoción, pero también sabía que lloraría a mares…y el solo esperaba que fuera de alegría de volver a ver a su familia… ¡solo Kami sabe cuánto ansiaba sentir los labios de su madre  en su frente!... ¡Y Risako… ¿qué sería de ella?!...¿y su padre…?...No. A el no le hacía mucha gracia verle. Después de su desprecio no tuvo cabida en su corazón para ese hombre. Apenas fue cociente cuando se percató de que fruncía el ceño y enseguida reanudó una leve sonrisa. Si, atesoraba la idea de volver a ver a su madre y a Risako. Mientras tanto…seguiría dando lo mejor de sí. Sonrió bobaliconamente, y casi inocentemente se abrazó mucho más al brazo de su amado azabache, quien le regresó a ver de inmediato, pues iba ocupado cargando entre sus brazos los trozos de madera.


 


-¿sucede algo?- preguntó casi preocupado. El menor sonrió mucho más contagiando de inmediato al mayor, quien le imitó.


 


-no…solo que siento que mi cuerpo no soportará por mucho tiempo más la euforia- exclamó dejando escapar un gritillo gracioso, que hizo soltar una carcajada limpia al mayor.


 


-me alegro…yo solo quiero verte feliz- exclamó sincero el capitán de Usami. El rubio le miró con atención y enternecido…pero también sumamente sonrojado, y sacudió al cabeza para intentar mitigar el  color escarlata de su rostro.


 


-lo seré si nunca te separas de mi- exclamó bajando su rostro aun sabiendo que estaba colorado hasta las orejas. El mayor lo miró sorprendido por algunos segundos y después sonrió radiantemente. Bajó su rostro cerca del oído de otro y susurró: “jamás”…seguido de depositar un tierno beso en la mejilla de su precioso dragón, el cual no pudo más que colorearse de rojo mucho más de lo que ya estaba…”Te amo”…


 


Si, debe ser el destino…pensó el más pequeño rebosante de alegría.


 


…………………………………………………………………………………………….


 


“Inhala…exhala…inhala…exhala…Misaki… ¡inhala…exhala!“


 


Esa era la mantra que se repetía el castaño oji-verde mientras caminaba nerviosamente por las orillas del rio, encontrando un “buen lugar” para acomodarse a llenar la ánfora que tenía entre sus temblorosas manos. Bien…una cosa era admitir (con bastante dificultad) que el joven príncipe que fue a rescatar era en extremo atractivo y otra muuuuy diferente era que su “estúpido” cuerpo reaccionará a él. ¿Por qué carajos sentía que el pecho le martillaba con fuerza cada vez que el oji-violeta estaba cerca? ¿Por qué sentía que olvidaba hasta como respirar cuando le dirigía esa genuina sonrisa tan suya?... ¡POR KAMI!...¡¿Por qué rayos su cuerpo reaccionaba a él sin si quiera consultárselo y obedecía cualquier cosa que el mayor “sugiriera”?!...muy a su pesar le vino a la mente la noche pasada, en la que, invitado por el príncipe, habían mantenido una conversación un tanto…extraña…


 


“-no Misaki…no es absolutamente lo que estás pensando… ¡no lo es!-“se repetía tratando de convencerse aun con sus mejillas sonrojadas. Simplemente no era posible “-tú no estás a su altura-”, se decía, quizás con tristeza. Sus ojitos verdes se inundaron de lágrimas…y lo peor era que no estaba seguro por qué. Le tomó por sorpresa el pequeño sollozo que dejó escapar su boca, y abrió mucho los ojos, preocupado de que el mayor le hubiera oído, rápidamente sacudió la cabeza y quitó esas traicionaras gotitas saladas que se escapaban de sus ojos…¿Por qué le dolía tanto el corazón?...¿que era ese nudo en la garganta que dificultosamente apenas  le dejaba respirar?...De pronto una pregunta saltó en su mente como si se tratara del gran descubrimiento de la humanidad…¿y qué tal si se estaba… enamorando?...


 


-¡No!- exclamó en voz alta sin querer. Sacudió su cabeza varias veces, extremadamente sonrojado y sin poder sacar el bello rostro del príncipe de Usami de su cabeza…suspiró. Estaba muerto, debería dejar de pensar en eso o su cabeza explotaría.


 


Finalmente  se decidió por detenerse y llenar de una buena vez el ánfora aun vacía entre sus manos y se acercó a la orilla de aquél pacífico río. Se puso en cuclillas para verse más cerca del agua y puso la boquilla en contacto con el líquido hasta que este empezó a llenar su improvisado recipiente. Frunció el ceño al pensar en que por estar muy cerca de la orilla granillos de arena fueran a entrar al recipiente, por lo que visualizando  unas piedras de tamaño mediano que formaban una clase de puente hacia el otro lado del río no le vio el problema al subir a ellas para, según él, tomar agua justo en el medio del río.


 


Pie tras pie, el oji-verde logró  llegar a la roca levemente mojada, y tomando la misma postura anterior se dispuso a volver a la faena de llenar de una buena vez la ánfora, sin embargo, sus pensamientos, relacionados con cierto príncipe aun no le dejaban solo…y con un tímido gesto y mordiendo su labio inferior se preguntó casi ilusionado… “¿qué pensará Usagi-san de mí?”…


 


……………………………..


 


Akihiko había seguido todos y cada uno de los movimientos del menor con una sonrisa en el rostro, muy a su favor y  más para su gusto había notado que el menor no le era “tan” indiferente, pues había notado lo nervioso que su persona lograba poner al bello doncel. Estaba seguro que el pequeño había estado bastante distraído desde su encuentro “bajo aquél frondoso árbol aquella noche”, y eso le daba una pequeña esperanza de que tal vez…sí.


 


Por su parte, el a cada día que pasaba en compañía del dulce castaño se convencía un poco más de que añoraba y necesitaba a aquel doncel de manera casi    desesperada. Si cada vez que lo veía sonreír sentía como su, anteriormente, frío corazón se convertía en gimnasta dando miles de saltos mortales hacia atrás dejando su pecho emocionado y agitado. Su vida había sido un episodio triste y sin casi nada rescatable. Había vivido la mayor parte de su existencia secuestrado con aquella bruja pelirroja, no había muchas cosas que hubieran movido algo en él. Él había incluso pensado que jamás saldría allí. Si bien sabía algo acerca de la profecía, prefería no hacerse ilusiones…y eso era porque precisamente la mayor parte de su adolescencia se la pasó soñando y esperando que aquello pasara…muchas veces recordaba a su amiga Kaiya acariciar su peluda cabeza  de conejo  tratando de consolarlo cada vez que se quedaba mirando por la ventana con sus ojos violetas llenos de lágrimas, esperando aquella “profecía”…pasaron muchos años…y no vio nada.


 


Pero ahora todo había cambiado, y aquél que le  habían prometido como su salvador hoy estaba frente a él. Y la idea de que fuera su “compañero de vida” le gustaba y le ilusionaba bastante. Hoy veía la esperanza de compartir su soledad y  esperanza con alguien y  ya no valía la pena negar que Misaki le provocaba algo mucho más que un simple gusto… ni si quiera creía que “querer” fuera suficiente para ese ansioso y cálido sentimiento que formaba en su pecho cada vez que su cabeza pensaba en ese muchachito de ojos inocentes… ¿podría ser amor?...se preguntaba casi con ansiedad…


 


Sus pensamientos se interrumpieron de inmediato cuando  la fuerte ventisca que inundó el lugar hizo revolver su plateada caballera…su mirada viajó rápidamente al oji-vierde quien se estremeció ante la fresca brisa. Sonrió de lado al verlo tan sumido en sus pensamientos y dejando la leña que tenía entre brazos se dirigió lentamente hasta donde estaba el otro, con la intensión de indicarle lo mucho que ya habían tardado y que tenían que regresar…y tal vez sorprenderlo un poco si, casi sonrió travieso al pensarlo…


 


Uno…dos…piedras había cruzado; fue hasta entonces que  Misaki reparó en su cercanía, más se había levantado tan rápido de la posición agachada en la que estaba y había sido tanta su sorpresa al ver al príncipe tan cerca suyo que  se tambaleó un poco sobre la roca resbaladiza  y como era predecible resbaló. Akihiko no habría anticipado esa desdichada caída si no hubiese estado poniendo su atención en el menor.


 


-¡Misaki!... ¿estás bien?- preguntó preocupado el príncipe mirando directamente los ojos verdes sorprendidos del menor, que por la diferencia de altura lo miraban levemente hacia arriba. Misaki había retenido el aire, sorprendido y muy posiblemente también avergonzado, pues apenas fue consciente de que el mayor se encontraba sujetándolo por la cintura, mientras en su otra mano reposaba el ánfora que, seguramente, en algún momento se resbaló de sus manos. Tuvieron que pasar unos segundos antes de que Misaki se reprendiera por su “estupidez” de olvidar que el príncipe le  había hecho una pregunta, por lo que solo atinó a asentir. No hacía falta un espejo para saber que estaba completamente sonrojado… ¡por kami!...se había perdido en los ojos violetas de su mayor… ¡otra vez!


 


“-tonto”- se reprendió de nuevo al inundarle esos sentimientos “incorrectos”, y sin poder evitarlo volteó su rostro hacia un lado, pues sintió que sus ojos ardían… “¡idiota…ahí vas a llorar de nuevo!”….lo que menos quería era que el príncipe se diera cuenta…pero ya era muy tarde…


 


-¿M-Misaki?... ¿sucede algo?... ¿te has lastimado?- preguntó algo confuso Akihiko, observando como las finas gotitas saladas resbalaban por las mejillas de su dulce castaño, deshizo al fin el agarre que tenía en la cintura del doncel y deslizó esa mano hasta la barbilla del menor para tirar de ahí y observar su rostro, encontrándose con la lastimera imagen de los ojos enrojecidos del menor, al principio se preocupó al pensar en que realmente se había lastimado…pero después descartó esa idea, al sentir como el otro temblaba ligeramente con su toque y como trataba de desviar su mirada de la suya con sus mejillas totalmente encendidas, sonrió, aunque aún curioso del llanto -¿Qué sucede Misaki?, vamos, deja de llorar- habló suavemente con una sonrisa y limpiando  con su pulgar las cálidas lágrimas del sonrojado muchachito.


 


Enfurruñado Misaki no dejaba de llorar, mientras limpiaba inútilmente  las lágrimas de sus mejillas sonrojadas- ¡no tiene que ver contigo!- “mentiroso” se reprendió - ¡no puedo parar una vez que  he empezado!- admitió avergonzado. Akihiko rio un poco ante el puchero tímido del menor.


 


-baka…cállate…


 


El eco de una última risita del Usami inundó los oídos  del menor;  antes de siquiera poder enterarse de lo que pasaba sus labios tocaban una superficie suave y cálida. Observó con sus ojos bien abiertos de par en par observando al abrupta cercanía del mayor a él…esos ojos violetas que siempre le miraban con elegante coquetería, pero que esta vez no pudo leer. Los tibios labios del más alto presionaron un poco más contra los suyos, recordándole que le estaba besando… ¡el príncipe lo estaba besando!, tiró de su necio cuerpo hacia atrás, casi invocando todas su fuerzas, empujando un poco con sus manos el pecho del otro, pero este le tenía bien sujeto de la cintura y no tuvo más fuerza para negarse.


 


Hipeó un poco, cuando sintió los delgados labios del otro abandonar los suyos… ¿Por qué…?, ¿por qué lo había hecho? Se preguntaba casi estresado… Levantó su rostro sonrojado mirando el rostro tan “perfecto” de su mayor quien lo miraba con una mezcla de sorpresa y felicidad.


 


-Misaki…-susurró tan despacio y tan profundo que Misaki  juró que sentía como un temblor recorría todo su cuerpo. El escarlata se negaba a abandonar sus mejillas y Akihiko adivinó que estaba a punto de entrar en un ataque de nervios…sonrió de medio lado, mientras juntaba su frente con la del menor, atrayendo su completa atención al tembloroso castaño- no te alteres Misaki… ¿no querrás que un lindo conejito plateado sea arrastrado por el río…o sí?- confesó casi juguetonamente. A Misaki poco le importó que afirmara sus sospechas de su culpabilidad tras las “transformaciones” del príncipe y miró casi con reproche la “seria amenaza”


 


-¿Por qué lo hiciste?...- preguntó intrigado y sumamente avergonzado  tratando de desviar su rostro de la de su mayor, tapándose la boca con su mano. Akihiko lo miró sonriendo levemente sorprendido, ¿sería acaso…su primer beso?


 


-has dejado de llorar- remarcó lo obvio, Misaki se sorprendió de esa afirmación, pues ni siquiera se había dado cuenta de ello. Aunque admitió que aquello lo había casi- decepcionado…bajó su mirada- hey… ¿te ha molestado?- preguntó el mayor tanteando terreno. Misaki lo miró aun sonrojado, pero también indignado por aquello.


 


-¿a ti que te parece?...la gente no anda por allí besando a todo el mundo por que le plazca, a saber a cuantos les andas robando besos- dijo queriendo parecer enojado, pero más bien se escuchó un berrinche, y Akihiko  rio al notar reproche en esa última frase, aunque reprimió el “¿estarás celoso?” por su propio bien… y solo se limitó  tomar sorpresivamente rápido por las muñecas al doncel para acercar mucho su rostro al contrario


 


-¿y si…te digo  que solo te he besado a ti?...-preguntó cai suavemente sobre los labios del otro sin llegar a tocarlos. Misaki sintió como su respiración se agitaba y no pudo más que ponerle atención a los labios contrarios que “amenazaban” con querer tocar a  los suyos.


 


-no…no te creería…- respondió casi en un susurro el menor.


 


-¿Por qué?... ¿tan bien ha estado?- preguntó coqueto. Misaki se tensó inmediatamente, pero no iba a vacilar ahora… fuera o no una “broma” del mayor, pero de repente todo era tan confuso, sus ojos eran tan hermosos… y dudaba si quiera que estuviera despierto ¿este tipo de cosas solo sucede en los sueños, no?...


 


-no lo sé…no tengo alguna otra referencia para compararlos- dijo como si nada. Más aquella burbuja de “coquetería” se rompió cuando el mayor frunció ligeramente el ceño.


 


-ni la tendrás…- aseguró el peliplata levantando el rostro del menor. Misaki miró atónito los ojos violetas serios -porque Misaki es solo mío- aseguró. Misaki tembló ante aquellas palabras y se sonrojó más sin remedio, ¿estaba… estaba escuchado lo que estaba escuchando?, sus ojos se aguaron de inmediato, todo eso no era un maldito sueño, estaba pasando…pero se negaba a aceptarlo…¿Qué sucedió?…


 


-¿estás…estás jugando conmigo?...por qué…no es gracioso- preguntó como si no entendiera si quiera que pasaba o donde estaba. Akihiko lo miró serio y negó con la cabeza mirando preocupado la reacción del bajito. Intentó tomarlo de la mano, pero Misaki negó su tacto – no me toques…- le pidió  con súplica.


 


-Misaki, escúchame- pidió el mayor. El oji-verde estaba renuente a obedecerle- por favor- Los esmeraldas le miraron casi suplicantes para que no hiciera o dijera algo que no era verdad –tengo algo importante  que decirte…es sobre…los sentimientos que tengo hacia ti…- expreso, Misaki abrió mucho los ojos y frunció el ceño.


 


-mientes- refutó con ojos llorosos y sonrojado.


 


-no lo hago…escucha…- insistió cuando vio como el menor separaba su vista de él, y respiró un poco cuando el menor consintió que le tomara por los hombros- pensé que solo me gustabas e incluso que era agradecimiento…pero ahora…incluso siento que “querer” se queda corto a esto que siento…Misaki…temo…presiento que me estoy enamorando de ti…y es algo irremediable…yo…


 


-no sigas- pidió sacudiendo su cabeza de un lado a  otro Misaki tapándose su rostro sonrojado. Akihiko sonrió ante el tierno gesto del menor.


 


-¿por qué?


 


-me da vergüenza


 


-¿Por qué?...- preguntó intentando descubrir su rostro, el menor le negaba el capricho desviando su mirada hacia cualquier lado o cerrando los ojos. El mayor empezó a reír un poco, como si de un juego se tratara.


 


-¡Usagi-san!- exclamó casi frunciendo el ceño cuando sintió como el mayor besaba ahora…la punta de su nariz. Su rostro se  tornó mucho más colorado. No quería pensar tanto aquella situación…pero el “descanso” se había acabado… y si el mayor no mentía eso era una “declaración” en todas sus letras. Apenas y detuvo las manos del otro…con las propias…no por que realmente pudiera si no que Akihiko se había detenido a admirar su rostro…”¿y si era verdad?”... se debatía Misaki… “No”…se entristecía de inmediato…”¡Misaki…no seas tonto…él es un príncipe!”….-yo…-


 


El silencio de Misaki no le decía nada bueno a Alihiko…quería creer que había aclarado algo y no que lo había confundido más, pero al parecer no era así…


 


-aun no me crees Misaki, ¿verdad?...- exclamó tomando la mano del doncel, quien le regresó la mirada avergonzada y decaída…-¿Qué debo hacer para que me creas?, ¿me darás la oportunidad de…demostrártelo?- preguntó más bien como una súplica.


 


Misaki vio el rostro serio del Usami, pero la duda le palpitaba furiosamente en el pecho…el…él no estaba seguro…el…


 


-Usagi-san…yo


 


-Misaki- pidió de nuevo


 


-perdón…yo…yo no lo sé- exclamó estresado e indeciso el menor, y arrebatando de las manos del príncipe la ánfora de agua cruzó de regresó las rocas sobre el agua y corrió hacia el bosque, a encontrase con el resto suponía.


 


Akihiko frotó sus manos  en el rostro. Desesperado si…tal vez…Pero estaba renuente a rendirse con su bello doncel.


 


-solo es cuestión de darle su espacio Akihiko…¿kami…que rayos estoy haciendo?…perderé la cabeza completamente por ese chico antes de haber llegado a  mi reino, bueno…al menos no me ha dicho que no- se dijo con gracia. Y tomando el mismo camino que Misaki, pero con la leña en los brazos siguió al menor…


 


******************************************************


 


-madre…habrá que fijar una fecha- insistió Yura, mientras observaba a su madre deambular por el gran salón del lugar, con los ojos cerrados y los brazos cruzados. Aquella pose que Yura reconocía como de profunda concentración para tomar decisiones importantes. La mujer abrió los ojos asintiendo levemente, dándole la razón.


 


-ya lo sé, cariño. Tendrá que ser pronto, no quisiera que se juntara la fecha con el asunto del Concejo en Usami…- respondió la mujer.


 


-¿te parece una semana?- propuso el joven. La reina pareció pensárselo. Y asintió.


 


-será en una semana- dijo al fin detenido su monótona caminata. Yura le sonrió. Así debería de ser. Ya bastantes problemas les habían causado “ese”  hombre y ahora al fin que se había aclarado el asunto de quien tendría el derecho sobre la muerte del insulso. Había tardado más de lo quería admitir entablar  una discusión con todas las personas con las que Sousuke había dejado tratos  a “medias”, y era también, una cantidad ridícula de dinero que quedó a deber ala antiguo rey  a “prestamistas”  en todos los continentes. Entre acuerdos y demás contratos lograron arreglar el asunto; y tal como adelantaba Yura no habría que esperar más que una semana para cumplir la sentencia que se había acordado.


 


Por lo que respecta al resto de sus asuntos, tanto Kaede como Yura  habían demostrado su felicidad a ver a la parejita tan cariñosa y unida de nuevo. Keiichi había estado más tranquilo, y eso era lo que agradecía ella, aunado a que Haruhiko había permanecido renuente a darse por vencido. Había sonreído con felicidad aquella mañana en la  que Keiichi  se levantó con euforia mal contenida gritando como loco que había recordado un nombre importante para los últimos días de su memoria… “Misaki”…había pronunciado casi con deleite. Todo mundo había sacado conjeturas propias  de aquello, pero decidieron esperar a por más avances; por otro lado estaba Kioshi…desde el asunto “desagradable” que había tenido con Sousuke se había vuelto un niño mucho más retraído  e incluso, a veces estaba renuente a que le tocaran…y el regreso de su hermano sin poder recordarle había hecho mella en él…”pobre niño, tan pequeño y con tanto estres”… había escuchado de una de sus mucamas cuchicheando con otra. Tanto Yuki como Yura e incluso Haruhiko habían estado de acuerdo en que permanecer junto a Keiichi le haría superar bastantes “traumas” que pudiera seguir conservando…y dicho y hecho el menor se había pegado prácticamente como lapa a la parejita. Donde quiera que iban ellos Kioshi les acompañaba…


 


-oye, Yura, ¿Crees que los chicos vuelvan hoy por la tarde?- preguntó, cambiando de tema, la mujer de ojos claros. Yura lanzó una pequeña sonrisa negando con la cabeza.


 


-no lo creo, conociendo la curiosidad innata de esos donceles…seguro Yuki les invitará a pasar la noche en su casa- obvió el menor. La mujer asintió a aquello con una sonrisa-…mejor espéralos mañana en la merienda.


 


Aquella mañana Yuki había soltado sin más durante el desayuno en Sumi que sería muy bueno que fueran a visitar el río Taka a las orillas de su reino, y como Keiichi nada más terminar de escucharlo preguntó al rubio con una sonrisa emocionado “¿cuándo?”… seguido  de mirar a su novio con ojos de cachorro “¡¿vamos?!”… El  grito triunfante de “¡si, una expedición!” por parte de Kioshi fue lo que cerró aquel convenio. Y tal cual tardaron en decir aquello así mismo estuvieron listos para partir.


 


La cuenta regresiva empezaba también para Sumi, la espera del regreso de la “legión” de Usami estaba cerca al igual que la tan “esperada” junta con el Concejo…


 


*************************************************


 


En un reino, fundado entre las montañas, rodeado de un precioso bosque de árboles altísimos, el silencio reinaba en la sala principal, en la que no estaban más que la monarca de aquél próspero, pero triste reino y  dos de sus guardias. La habitación estaba ordenada con lujosos y hermosos adornos la alfombra rosa pálido que llegaba desde la entrada hasta los pies de aquél único trono justo al frente y al fondo, donde reposaba la reina de aquél lugar. Considerado por mucho, la mujer más bella de entre muchos otros reinos, la mujer de cabellos rubios oscuros recogidos en una moña, permanecía con sus ojos cerrados, aun cuando escuchó los pasos de alguna persona hacer el clásico recorrido hasta estar frente a ella.


 


-¿qué has encontrado?- preguntó sin más sumida en tan impasible actitud. El hombre  se arrodillo frente a ella,  quitándose su casco de la armadura como acto de respeto y reverencia a la joven reina.


 


-recorrimos infinidad de veces de ida a vuelta el Sendero Dorado- sus ojos color café miraron a la mujer frunciendo el ceño levemente -…alteza…pero no hemos encontrado evidencia clara sobre los rumores…no creo que…


 


-gracias- interrumpió ella a su capitán de la guardia, quien la miró con ojos tristes, sabía que nunca se  rendiría hasta encontrarle…- lleva a tus hombres  a descansar, y espera nuevas órdenes mías Kensho


 


-¿alteza?…- preguntó el caballero que poco a poco se levantaba de su pose arrodillada, la reina abrió los ojos solo un poco mirándole serenamente. El hombre bajo la cabeza al mirar sus ojos grisáceos tan tristes. No podía hacer más por ayudar a su reina… y eso lo hacía infeliz.


 


-solo déjenme sola, por favor- ordenó suavemente, tanto el capitán como sus dos guardias se miraron entre ellos antes de retirarse a paso lento de la habitación. La oji-plata suspiró largamente, las cosas no iban bien, ¿Quién diría que con tanta riqueza , serían tan pobres?...


 


Su aparente tranquilidad fue interrumpida por unos escandalosos pasos, una mujer entró agitada a la sala en donde ella estaba.


 


-¡alteza, disculpe mi insolencia por favor!, ¡es urgente que venga!- expresó como pudo la muchachita.


 


-Sarah…¿Qué sucede?- preguntó apremiante la rubia levantándose de un tirón de su trono


-…Tsume-sama no se encuentra bien…ella quiere verle- declaró. Ni bien había terminado de hablar, la monarca se dirigió hasta los aposentos de la mencionado mujer convaleciente. Entró dando un portazo  y se echó al suelo a lado del rostro sudoroso de esa mujer de largos cabellos rubios brillantes.


 


-alteza…no debería- insistía el doctor que estaba a su lado cuidando de la salud de la postrada en la cama. Risako lo miró por unos segundos más…no era el momento de recitarle el protocolo de una “buena” reina.


 


-madre…-susurró a la mujer, que dificultosamente le regresó la mirada y le sonrió- … ¿madre estás bien?- preguntó tomando su mano.


 


-e-estoy… bien cariño…no te preocupes por mí, por favor…


 


-no me pidas eso… siempre estaré al pendiente de ti


 


-Risako…mi niña- murmuró la mujer, la reina enjugó sus ojos- perdona por dejarte todo esto a ti…eres tan joven y yo…nunca he hecho nada por ustedes realmente…yo…-un ataque de tos inundó el cuerpo de la mayor.


 


-madre…-insistió preocupada- no nos debes nada, tranquilízate, por favor…te haces daño…


 


-S-shinobu… ¿dónde está…mi niño?...Risako- preguntó a su hija mayor. Risako derramó lagrimas que mojaron sus mejillas…ella a veces era incapaz de recordar que Shinobu tenía más 8 años fuera de casa.


 


-pronto lo verás, madre…- “lo sigo buscando y no descansaré hasta encontrarlo”…exclamó para si- lo prometo…- aseguró acariciando la frente de su madre quien cerraba los ojos por el cansancio.


.


.


.


Continuará…

Notas finales:

Buen, día, tarde, noche ...

 

Misagi * *


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