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The King [Yuri on Ice] por Neko Misaki

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THE KING CAP2


El príncipe despertaba de su sueño. Las tersas sábanas de seda se deslizaba por su piel y el fresco olor a sándalo inundaba la habitación. Toda la noche no se pudo sacar de la cabeza a esa criatura, suspiro mientras se levantaba de la cama y de sodio que ese día iría a buscar a esa hada. Nadie lo iba a detener.


Camino por los interminables pasillos del castillos hasta que llegó al patio y divisó a las personas que necesitaba en ese momento.

 

—Viktor, Otabek— atrajo la atención de los guerreros

 

—Ya nos preguntábamos dónde estabas— replicó el mayor —Otabek mejora cada vez más… te estás quedando atrás JJ— sermoneo el peliplata guardando su espada

 

—No lo creo, nadie le puede ganar a JJ—

 

—Ya estoy listo— Otabek desenvainó su espada con su mirada sería apuntando al príncipe

 

El estruendo del choque de metales resonó por todo el lugar. El primer golpe lo dio JJ pero Otabek fue más rápido y logró esquivarlo. El príncipe no paraba de atacar mientras el guerrero se limitaban a esquivarlo y dar golpes ocasionales. Otabek logró hacerle un ligero corte en la pierna a su oponente, lo que logró que se distrajera y ponerle fin al combate.

 

—Magnífico— aplaudió el plateado —Eso pasa cuando faltas a tus prácticas por irte a perseguir zorros—

 

—Buena batalla— le extendió la mano el menor

 

—La próxima vez no voy a perder— JJ lo recibió con gusto —Chicos tengo una propuesta interesante para ustedes— sus compañeros lo miraron con atención

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.

 

El galope de tres caballos retumbaba en el bosque. JJ había convencido a sus amigos de ir de cacería, les había dicho que cerca al bosque prohibido había un oso gigante y no podía contra él solo. Ya tenía la coartada perfecta cuando su padre pregunte por su ausencia. Aunque el mayor se había negado a participar que el joven Altin haya aceptado lo hizo cambiar de opinión, pero reiterando que era solo para cuidarlos.

 

—Viktor, Otabek voy a ir por este lado si el animal está por aquí será mejor acorralar lo—

 

—¡No te vas a ir tú solo! Si te pasa algo el rey me va a matar— gritó el peliplata

 

—Solo voy a tantear el terreno y si está por acá lo conduciré hacia ustedes para matarlo— miró a ambos muy serio —Confíen en mí— sus compañeros se miraron entre ellos escépticos

 

-Esta bien- acepto Viktor de mala gana -¡No te mueras!- le grito mientras el corcel de Jean salía corriendo



~°~

 

Una silueta se paseaba por el bosque despreocupado. De vez en cuando miraba los árboles en busca de alguna fruta madura. Ese día estaba más gruñón que de costumbre, volaba de aquí para allá como si buscara algo o a alguien. Se sentía molesto por querer conocer a ese hombre.

 

—Yurio— llamó la voz molesta de su amigo —Deja de ser tan gruñón y busca algo de comer, muero de hambre—

 

—Si comes de más volverás a ser un cerdo— refunfuño el rubio

 

—No digas eso— el pelinegro se avergonzó.

 

Yuuri Katsuki era su fiel amigo, aunque en momentos ambos pelearán la gran paciencia de Yuuri aguantaba la arrolladora personalidad del hada.

 

—¿Por qué tengo que ayudarte?— se quejo Yurio

 

—Porque yo no puedo escalar árboles—

 

—Pero de una patada puedes sacudir el árbol y hacer que caiga la fruta, por eso tienes ese cuerpo de caballo—

 

—No me gusta hacer eso, deja de ser tan quejoso y ayúdame—

 

El mayor era un centauro, mitad caballo y mitad humano aunque su cuerpo era más pequeño que el de un caballo normal y media casi lo mismo que un hombre adulto.

 

Yuuri y Yurio siguieron recolectando las frutas de los árboles hasta que llenaron las canastas. Yuuri regreso con las cestas a su casa mientras Yuri se quedó a recolectar más frutas. El atardecer bañaba los prados y el viento soplaba más fuerte, de pronto el galope de un caballo llamó su atención ¿Yuuri ya regreso? se preguntó mientras miraba con atención. De pronto, su corazón dio un vuelco, no era su amigo el que llegaba sino el príncipe que conoció ese día. Sus miradas se encontraron a la distancia y el tiempo se hizo lento para ambos. Ahora solo estaban los dos en el mundo.

 

-No te vayas- dijo desesperado el príncipe -Por favor- se acercó a pasos lentos

 

Yuri no podía mover ni un músculo, su respiración le pesaba y ni siquiera podía parpadear. El príncipe ya estaba al frente suyo lo miraba con la misma extrañeza que reflejaban los ojos del rubio.  

 

-Yo soy Jean Jacques Leroy Principe de estas tierras, yo he venido porque quiero conocerte-

 

-Yo soy Yuri soy… un hada…- El rubio ya no lo miraba con miedo pero quería saber más sobre Jean

 

-Un placer Yuri- Jean hizo una elegante reverencia delante del rubio lo cual hizo que el menor se ruborizara

 

Unos galopes interrumpieron el mágico momento, ese si era Yuuri y si los veia las cosas se pondrían muy malas. Su abuelo se enteraría, no podía permitirlo. Miró a Jean con ojos asustados y la reacción de este fue sacar su espada pensando que algún peligro los acechaba.

 

-Tienes que esconderte- Le dijo al mayor -Ya está llegando-

 

-¿Quien te quiere hacer daño?- Pregunto alterado

 

-Sube a ese árbol, nadie me quiere hacer daño- Empujó al pelinegro hasta que estuvo sobre una rama -No hagas ruido por favor-

 

En ese instante, el cuadrupedo hizo acto de presencia. Se sorprendió por la sospechosa actitud del hada

 

-¿Que paso?- preguntó cruzándose de brazos

 

-...- el centauro frunció el ceño -Quería llevar la canasta de frutas y se me cayo en el lago- mintió

 

-Pero la canasta está llena- replicó el otro

 

-Saque más- dijo cortante -Creo que ya hora de irnos, está anocheciendo-

 

-Tienes razon- Miro el ocaso -Vamonos- alzó la cesta de frutas para colocarla en su lomo con ayuda de su amigo

 

-Yo me quedaré un rato quiero practicar un poco de mi magia- Dijo nervioso -No me gusta que me mires practicar- Esquivo la mirada suspicaz de su amigo  

 

-Esta bien pero no te quedes hasta muy tarde, tu abuelo se va a preocupar-

 

Yuuri camino lento hasta perderse por el bosque, cuando ya no pudo ver el cuerpo de su amigo le regreso el alma al cuerpo. Respiro tranquilo y miró a la copa del árbol, el príncipe aún estaba allí mirando perplejo lo que había pasado.

 

-Eso fue increíble- dijo embobado mirando el camino por el que se había ido el centauro

 

-¿Yuuri?- dijo sarcástico -No tiene nada de interesante un cerdo que habla-

 

El principe rio y Yuri volvió a sonrojarse -Nunca había visto uno, salvo por los dibujos en los libros de mitos- Miró al hada -Los dibujos no se comparan con tu belleza-

 

-De-deja de decir tonterías- se puso nervioso, y sus alas se tornaron de un lindo rosa

 

-Cuando te vi en el lago, algo en mi se encendió en mi. Yo… bueno, me siento..., es muy raro ya que no se nada sobre ti pero creo que me gustas- los ojos del hada se abrieron -De verdad quiero conocerte y que tu tambien me conozcas, se que está prohibido que interactuamos entre nosotros pero no puedo dejarte ir- a los pies del hada comenzaron a florecer las plantas -Lamento si voy muy rápido pero de verdad me haz flechado el corazon- Yuri se arrodilló lentamente en el piso

 

-Es la atracción que tenemos las hadas, en realidad tu no estas enamorado de mi- se mordió el labio para intentar aminorar los salvajes latidos de su corazón -Lo que sientes no es real-

 

-¡Si lo es!- Grito convencido -Yo nunca he sentido esto por nadie, yo de verdad te…- Los gritos de unas personas se oyeron a lo lejos, eran Viktor y Otabek que lo buscaban -Regresare mañana, espera por mi en este mismo lugar a la misma hora de hoy, te demostrare que lo que siento no es un juego-

 

El príncipe montó su caballo y galopó lejos en busca de esas voces. Yuri solo se quedo mirando el lugar, las luciérnagas bailaban a su alrededor y se preguntaba si él las había llamado sin darse cuenta. Se todo el rostro y noto lo caliente que estaba, ese hombre despertaba sentimientos peligrosos en él.

 

Al siguiente anochecer Yuri volvió al prado, las luciérnagas volvían a alumbrar la noche al igual que la luna en cuarto menguante. Tenía la mano en el corazón, esperaba que Jean llegará y que no fuera una broma todo lo que le dijo la noche anterior. Pasó un largo tiempo esperando pero al parecer el joven príncipe no se presentaría. Yuri ya estaba listo para la decepción, se levantó del suelo y cuando estaba apunto de emprender vuelo una mano lo detuvo. Volteo y no pudo evitar mirar los hermosos ojos que lo contemplaban.

 

-Lamento mi tardanza-


Y en ese momento supo que lo que el príncipe sentía era tan real como el inevitable sentimiento que comenzaba a nacer en su corazón.

Notas finales:

Espero que les guste! Dejen sus mensajes que me ayudan a seguir esta linda historia <3 

 

Bye bye 

 

Neko Misaki 


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