Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Le Noir por Rawrs

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Colaboracion entre RoxxRouse y Rawrs (yo).

 

PD: Aún trabajo en mis otros proyectos, estaba sin computadora mucho tiempo ;-;

Notas del capitulo:

Disfruten, errores corren por nuestra cuenta, dejen sus comentarios;; 

Al borde del llanto recuerdo que lo último que me dijiste fue: “lo siento pero ya no puedo continuar contigo”.

Esa fue una noche digna de olvidar, han pasado los meses y yo que me hice el firme propósito de hacerlo, simplemente no lo he hecho.

Tumbado en mi cama, con la luz apagada y la luna colándose por mi ventana pareciera que la imagen vivida de ti aparece, tan clara y tan pura. Como ese día y como hasta ahora salen de mis labios un “Yo aún te amo”.

Tomo un poco de alcohol y lo mezclo con mis lágrimas, escribo estupideces en mi libreta y luego lloro un poco más, no puedo dormir.

No puedo y no quiero, ni dormir, ni olvidar.

Y es que cómo culparte, cómo pretender odiarte, cómo decir que me has roto el corazón, si yo te robe tu tiempo, tus sonrisas y hasta juro sentir haberte arrancado un pedazo de corazón.

Cuando comenzó esta pesadilla a carcomer mi cabeza tú estuviste ahí para hacerme sentir despierto, cuando la razón sentía perderla tú me abrazabas para que pudiera reaccionar, cuando el miedo invadió mi alma, tú tomaste mis manos, las estrechaste junto a tu pecho gentilmente y me diste tu amor. Ahora los días pasan, las medicinas no funcionan, el señor del bolígrafo solo escribe mientras yo me recuesto para espetar dislates.

No puedo pedirte que vuelvas a mí, sería pedir que me acompañaras a caer por un hoyo tan negro y tan profundo como mis pensamientos.

Sentado sobre el sillón negro, con una copa de vino que segundos después sucumbió en mi boca, busque otra botella, pero solo las hallaba vacías, dos, tres o cinco, todas rodeándome, mi mejor público y últimamente mis únicas amigas.

Mire al espejo, me veía terrible, con los ojos apagados y mi cabello alborotado, baje la mirada y esbocé una sonrisa irónica.

Mire de nuevo el espejo, recordando el pasado, lo que fue, lo que nunca sería. Entonces tome conciencia  y decidí soltarte, sabes que moriría por ti, que vendería mi alma por mirarte sonreír de nuevo, no vale la pena estar enamorado de un soñador como yo.

 Así que cerré mis ojos y con mi último escaso y sano pensamiento te visualice de nuevo, con una visión inmaculada, prácticamente nítida, como la vez que nos conocimos: una mañana invernal, con un frío insoportable, temblaba y mi aliento era gélido, pero tú, con las mejillas sonrojadas contrastantes a tu piel lechosa, tus ojos cálidos y tus labios tan perfectamente contorneados  te fijaste en mí y basto una sola vez que pronunciaras mi nombre para que te metieras en mi pecho y quedaras fijo en mi corazón.

Desee con toda mi alma que fueras feliz, que me olvidaras para que no tuvieras que recordar el triste pasado que tuviste conmigo, lo desee con todas mis fuerzas. Alce mi copa vacía hacia el techo, estaba dispuesto a por fin dejarte ir. El llanto quiso desatarse de nuevo, me contuve con todas mis fuerzas y de repente alguien interrumpió.

Ese alguien eras tú, que con desespero llamabas a mi puerta, cuando abrí me dio vergüenza el estado tan deplorable en el que estaba, pero todo se fue a la mierda cuando de nuevo tus cálidos ojos me miraron y tus labios perfectamente torneados espetaron otra vez mi nombre para de nuevo meterte en mi interior.

-Aún te amo- me dijiste.

Yo no pude contenerme y casi de forma inmediata abrí mis brazos, entonces tú te aferraste a mí, tu voz se quebraba -no quiero perderte-volviste a soltar.

Me sentía algo aturdido, creí por un momento que esto era juego de mi mente retorcida, producto de mis alucinaciones por la medicina, pero no, no era así, esto era la realidad. Así que tome tu rostro con ambas manos, te mire, tu seguías llorando, luego baje la mía a tus labios, los acaricie con la yema de mis dedos, estaban tibios, parecían brillar, se estaban empapando con tus lágrimas, quise consolarte pero pero luego me perdí en ellos, me perdí en ti. Volví a sentirme vivo.

No pude más, extrañaba tanto esos cálidos labios sobre los propios que solamente atine a devorarlos. Así, como si fuesen imanes, mis manos se apegaron a tu cuerpo. Estabas caliente como si un fuego emanara de tus poros y entonces, me di cuenta que ambos estábamos así, comenzaba esa fusión de un solo ser como muchas veces antes. Esa conexión que solo tu y yo teníamos.

Quizá, con algo de brusquedad y sin apartar mi mirada de ti, fue cuando mis manos por fuerza propia hicieron que bajaras hasta quedar casi recostado sobre él sofá de cuero negro. Contrastaba tanto con tu piel, tu pálida piel que pedía a gritos ser marcada, esos ojos profundos que solo me incitaban a devorarte y si, así lo hice. Lentamente me acerque a ti, note tu respiración pesada y lo hiciste, pasaste tu lengua sobre esos acorazonados labios que solo hicieron que perdiera la poca cordura que quedaba en mí.

Quite mi camisa, en menos de dos segundos me igualabas pero me desconcerté cuando fuiste tú quien se abalanzó a mí, haciendo que ambos quedaramos recostador sobre el sillón y nuevamente tomaste la iniciativa cuando juntaste nuestros belfos. Profundice, pase mi lengua sobre esos labios que me tenían loco y como era costumbre, me consediste la entrada, había memorizado perfectamente todo tu cuerpo, renocociendo al instante tu cavidad bucal pero mi mente dejo de prestarle atención a eso cuando mis manos bajaron por tu espalda, siguiendo la curvatura de tu columna, llegando a la cintura donde solamente di un ligero apretón y saltaste. Te tome desprevenido así que seguí mi camino hacia abajo llegando al borde de tu pantalón.

Fue ahí, cuando él primer suspiro emanó de ti y supe que era momento de más. Me separe de aquel exquisito beso y te aferraste a mí, tus manos rodearon mi cuello casi como rogando que no te soltara y no lo hice. Entendiste el mensaje y rápidamente mis manos se dirigieron a quitar aquel estorboso pantalón. Tu pálido y perfecto cuerpo solamente cubierto por una fina tela de la ropa interior y tu sonrojo en las mejillas era una de las mejores visiones que he tenido. Esa mirada felina me indico que querías igualdad así que solo lleve mis manos a la nuca dejando el trabajo para ti. Con ayuda de las caderas lograste sacar mi desgastado pantalón y nuevamente tomaste lugar sobre mi regazo, marcando territorio cual cachorro cuando dirigiste tus labios a mi cuello. Pequeños besos se deslizaban sobre mi piel mientras mis manos se escabuian dentro de aquella única prenda sobre tu cuerpo. Aquel redondo trasero pedía a gritos y trompetas que estuviera dentro, que nos fundiéramos de nuevo como uno solo. Con una sola mirada entendiste lo que ambos queríamos, así que nuevamente te sujetaste de mi cuello y con facilidad tome tu cuerpo en mis manos firmemente para no dejarte caer.

Llegamos a la cama, esa cama que hace un momento había sido testigo de mi sufrimiento por tu ausencia pero que ahora lo era de nuestro amor.

Como si fueras a quebrarte, como si fueras a esfumarte te coloque delicadamente sobre la cama y es que tenía miedo, miedo de perderte una vez más. Tus ojos se conectaron con los míos y ambos colocamos esa sonrisa. Rompí esa conexión con el único fin de deleintarme con tu cuerpo, que disfrutarás de las caricias proporcionadas. Lentamente mis labios tomaron posesión de tu cuerpo, ese pecho que subía y bajaba por la respiración alterada de nuestro amor, esos rosas y erectos botones que sobresalían no fueron olvidados por mi lengua. Atendí uno de ellos, succionaba, lamía y mordía ese pezón mientras que con la otra mano me dedicaba a tender el otro casi de la misma forma. Contenías tus gemidos, en cambio, solo me regalabas algunos suspiros cuando no podías controlarte. Y eso quería, anhelaba quitar los candados que habías puesto entre nosotros y sabía que podía, así que luego de pasar por tu pecho continúe descendiendo llegando a aquel estómago que impulsivamente mordí y gritaste, lo había logrado.

-Perdón-fue lo único que logre decir antes de lamer y besar aquella porción de carne que había lastimado. Cerraste tus ojos y comencé a besarte hasta llegar a tu ombligo, mi lengua inicio su trabajo simulando pequeñas envestidas dentro de ella e hicieron que por fin lograras sacar gemido tras gemido. Cuando creí que había sido suficiente tortura me separe de tu preciosa figura y solo asentiste como dándome permiso para lo que se venía a continuación.

Levantaste tu cadera con apoyo de la cama y deslice tu bóxer asegurándome de tocar todo lo posible de esa exquisita piel, note como tu piel se erizaba a mi contacto. Comencé a ascender dejando besos a todo lo largo de tus piernas, incluyendo por dentro de sus muslos, sentí como esto te hacía retorcerte de placer y estaba orgulloso de ser el único que te lograra hacer sentir eso.

Tome su hombría con mi diestra y comencé a bajar y subir con el fin de ponerlo totalmente erecto, apenas me llevo algunos segundos cuando logre mi cometido y deslice mi lengua por su glande rosado. Logre ver que sus manos se aferraron a la sabana de mi cama y cerraba sus ojos, entonces lamí desde la base hasta la punta y me detuve un momento. Cuando no sintió ningún movimiento abrió los ojos y encontrándose con los míos, entonces le lance una pequeña sonrisa y fue cuando engullí tu miembro, mi boca formaba una "O" y lo saboreaba con enjundia, rodeaba con mi lengua lo más que podía y por los sonidos que emanaban de tu garganta sabía que lo estaba haciendo bien. Sentía tus venas palpitar entonces me detuve y te mire, tus labios abultados, renegando del por qué había parado.

-Es tu turno - Comenté mientras volvía a ponerme a tu altura. Puse tres dedos frente a tu boca y comenzaste a chupar descaradamente, supuse que imaginabas que eran mi pene. Entonces te sonreí y entendiste, abriste tus piernas dejando que mi mano fuera hasta tu entrada. Al principio mostraste un poco de incomodidad cuando él primer dedo entro pero los besos que comencé a repartir entre tus labios y mejillas hicieron que te relajaras un poco, fue entonces que adentre otro dedo y cuando estuviste lo suficientemente acostumbrado soltaste un pequeño y casi inaudible gemido, algo dentro de mi se encendió, no podía esperar mucho más pero sabía que te

 se merecías todo el tiempo y el amor del mundo así que trate de controlarme mientras abría mis dedos como tijeras para dilatar lo más pronto tu agujero y lo logré, cuando ingrese el tercer dedo ya te tenía gimiendo desesperado.

-Por favor- suplicaste, tu miembro estaba duro y apenas lo había rosado unos segundos y que decir del mío, goteaba, anhelaba estar dentro de ti de nuevo. Me separe de tu piel pálida para posicionarme entre sus piernas, tome una de ellas y la lleve hasta mi hombro, eso me permitió darme más espacio aunque estabas totalmente sonrojado, era una escena exquisita, digna de recordar, de grabar para siempre en mi memoria. Trate de sonreírte lo más calmado que podía y al parecer funcionó ya que me atrajiste hasta ti para que ambos nos uniéramos en un dulce beso. Aprovechando aquel mágico momento tome firmemente mi miembro mientras rodaba aquella dilatada entrada y sin más, entre.

La gloria y él paraíso eran palabras estúpidas ante aquello, estar dentro de ti en ese instante, era sublime, celestial y aunque una mordida fuerte me hizo despertar de mi ensoñación no pude evitar que una pequeña risita saliera de mis adentros, vi tu adorable gesto de enojo y de nuevo me deje llevar por sus labios.

Supe en que momento moverme cuando tus caderas bajaban haciendo chocar nuestras pelvis,  también lo deseabas y cumplí tus deseos.

Primero comencé a moverme de forma suave, en círculos pequeños, pero conforme las necesidades según los sonidos que se escapaban de tu garganta iban incrementando, mis envestidas aumentaban de nivel. Sentía tus manos viajar por mi espalda a la vez que la arañabas y encajabas tus uñas en mi piel. Era fascinante el como reaccionabas sin pensar, apretaba esos deliciosos muslos que se movían a mis costados, besaba aquel cuello blanquecino y masajeaba tu miembro para hacerte sentir aunque sea un mínimo de placer del que yo estaba sintiendo.

Y es que me sentía completo, a tu lado era como si solo nosotros dos existiéramos, que no había nada ni nadie que nos separara y sobre todo que volvías a ser mío, en cuerpo y alma.

Mi ritmo cardíaco aumentaba al igual que el tuyo. Mi respiración era agitada y sentía que una capa de sudor estaba sobre el cuerpo de ambos. Estábamos en perfecta sintonía así que cuando comencé a sentir aquel cosquilleo avisándome que pronto llegaría al esperado orgasmo me dedique a llevar una constante en mis envestidas y dedicarme a ti, besar, morder y atender tus erectos pezones rosados, al igual que masturbar tu miembro con el fin de que termináramos en el mismo instante.

Sentía que sus paredes anales se contraían alrededor de mi miembro, y que, al igual que el mío palpitaba más y más. Cuando al fin sentí que me corría dentro suyo atrape tus labios con los míos, un gemido se ahogo entre nuestros belfos y con un poco de fuerza me aleje y vi como salía mi espeso líquido de tu entrada, una imagen sublime, deliciosa.  Estaba avergonzado y había algo en tu mirada que no supe descifrar.

Sentí que tu pecho subía y bajaba aún, no era tan rápido, pero deje que tu respiración se tranquilizara. Mientras no dejaba de observarte, evadiste mis ojos y cuando te calmaste volviste a mirarme de esa forma extraña.

-Vine aquí para saber una cosa- Espetaste de forma clara a lo que inevitablemente cuestioné- ¿Qué es lo que quieres saber?- Te mire de nuevo separándome de la cama me volví a poner la playera y la ropa interior para luego verte de frente, mientras tú te sentabas con la espalda pegada al respaldo de la cama.

-Para saber si aún me deseas.

-Channie acabamos de tener sexo, creo que eso ya respondió tu pregunta. Yo…yo no solo te deseo, esto ya no se trata de desear desde hace mucho tiempo, yo…-Mire hacia el techo, unas lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas-Yo te amo, te amo tanto.

-Nunca te podré dar  hijos- Hablaste de forma directa, tu voz era seria al igual que tu postura.

Ladee mi cabeza un poco como tratando de interpretar lo que habías dicho, tus ojos cambiaron de nuevo. Siempre te comportaste de la misma forma, te movías por el mundo lleno de seguridad y una fuerte actitud pero en silencio, a solas conmigo y en los momentos íntimos te derrumbabas más de lo que pudiera recordar. Debajo de mi eras un ser tan cálido y frágil que temía te rompieras entre mis brazos.

-Yo nunca te…

-¡Mentiroso! No me digas que nunca estuviste interesado en formar una familia, no me mientas, tu pasado, las veces que cuidábamos al hijo pequeño de Nam, las idas al parque y ver como contemplabas a los padres jugar con sus hijos… -tus ojos se tornaron rojos y súbitamente te paraste de la cama con las sabanas enredadas para acercarte a mí.

-Soy hombre y nunca te podré dar una familia, se supone que no eras gay cuando me conociste, no quería iniciar una relación contigo desde un principio pero me enamore perdidamente de ti, de tu sonrisa, de tu pasión por lo que haces, de la forma en que reaccionas ante las injusticias, de como te vuelves un niño cuando juegas con el perro de tu vecino, de como ves la vida y hasta del pésimo café que preparas-

Te acercaste un poco más para volver hablar. - Trate de dar lo mejor de mi ¡Dios cuanto lo trate! Y un día cuando mirabas la foto que tienes en tu estudio supe que jamás iba a poder ser suficiente para ti. - Tus ojos estaban rotos, tu rostro lleno de dolor, no pude evitar también romper en llanto para acercarme a ti pero me rechazaste.

-Desde un inicio tuvimos que ocultar lo nuestro, cuando salíamos con tus amigos o tu familia siempre fui el amigo, tu reputación como idol y productor sería juzgada, yo lo sabía, desechar todo por lo que tanto luchaste desde muy joven solo por un romance era algo que entendía y por eso siempre calle, pero Yong Guk esa fue la razón por la que enfermaste, las incongruencias en tu mente eran tantas que fue inevitable.  Ahora me pregunto si fue correcto venir.-Te hincaste, llevándote las manos al rostro y el sonoro llanto que emanaba de ti me comenzaba a destrozar.

Inmediatamente me hinqué también y  te aprisioné entre mis brazos de forma tal que un leve gemido salió de ti –Me lastimas, Guk por favor- espetaste  tratando de soltarte.

-¡Himchan perdóname! Y escúchame- Ahora trataba de que me mirarás - yo fui quien jamás fue suficiente para ti, soy un idiota, por eso cuando dijiste que no podías continuar con lo nuestro lo acepte, retenerte significaba hacerte sufrir más, a futuro solo me convertiría en una carga pesada para ti.  Además sé que soy un imbécil que no merece tu corazón por ser lo que soy: un enfermo con una trayectoria impecable que no sabe luchar por lo que ama. Pero verte llorar es algo que me pone mal.

-Por favor créeme al decirte que todas esas veces que tuve que negarte, todas esas ocasiones en las que jamás pude decir lo que sentía por ti abiertamente, lo que éramos y lo que pudimos ser, también me lastimaban, esas son las verdaderas razones de mi enfermedad, tenerte lejos de mí estos meses fue como vivir en el mismísimo infierno, tal vez peor- Tenías el rostro abajo, mientras hablaba, solo podía apreciar como tus lágrimas golpeaban la alfombra.

-Es verdad que desde joven al ser criado por mis abuelos quise formar una familia en donde yo pudiera dar todo el amor que me hizo falta, pero llegaste tú y cambiaste mi vida, tu existencia lleno de luz mi vida, no me importa si puedes darme hijos o no, yo quiero estar contigo, pero al contrario creo que lleno de oscuridad tu vida.-Ahora me miraste con los ojos bien abiertos.

-Eso no es cierto, yo soy muy feliz cuando estoy contigo, puedo ser simplemente yo al estar a tu lado, nunca me arrepentiría de nada si es con mi Gukie, inclusive saltar por la borda de un acantilado.

 -Junte mi frente con la tuya y a la par cerramos los ojos- No puedo darte mucho, esto es lo que soy y lo que tengo, no sé cuándo se acabe la tormenta en mi vida. Si quieres puedes elegir irte, alejarte de esto, yo lo respetaré como hasta ahora, siempre te amaré y te desearé cosas buenas, pero si eliges quedarte, prometo ser el hombre roto que todas las mañanas se levante con el firme propósito de hacer que una sonrisa se dibuje en tu rostro todos los días de tu vida.

Tomaste ahora mi rostro de nuevo con tus manos y con frágil voz comenzaste hablar- Estos días también fueron críticos para mí. Lo único que me importa en este mundo eres tú, te amo Guk-Te abrace de nuevo.

-Gracias por aparecer en mi vida.

Nos fundimos de nuevo en un beso, te tomé de nuevo entre mis brazos y te recosté en la cama para volvernos a entregar en cuerpo y alma yo pronunciaba tu nombre al hacértelo mientras tu llorabas también diciendo mi nombre, cuando llegamos de nuevo al orgasmo un “te amo” unísono se escapó de  nuestros labios, volvía a estar en el paraíso, con la firme promesa que te había hecho y que cada amanecer se vuelve mi misión. Sin ti mi vida estaría llena de oscuridad.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, fue con amor. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).