I
¿Cómo habían acabado en aquella situación?
Recuerda que ese sería un agradable encuentro en secreto junto a otra persona pero terminaron estando más de dos.
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Para aprovechar la ausencia de Atsushi, ya que este había viajado hasta Kioto para encontrarse con su antiguo capitán y él por su parte iría a Tokio para su gran encuentro planeado desde la semana pasada.
El mismo día en que llego a la gran ciudad y tras un par de mensajes y algunas indicaciones dadas por algunas amables personas logró llegar al tan aclamado “Maji” y con una ligera sonrisa adornando su atractivo rostro tomó asiento en una de las tantas mesas donde esperaría.
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Ya sabía que ese chico era nada puntual justamente ese día se le hacía extremadamente tarde, tanto que acabó por pedir uno de los tantos batidos que el establecimiento ofrecía. Mantenía todavía aquella sonrisa aunque decir que estaba molesto era poco. Al terminar con toda la bebida y soltando un suspiro de resignación estaba decidido en irse pero antes de levantarse una animadas voz se acercó hasta él para saludarle, tan lleno de energías, tan característico de Kazunari.
Himuro no se destacaba por ser una persona grosera así que comenzando una amena charla con el pelinegro menor volvió a acomodarse en el asiento. No duraron más de media hora charlando en aquel ambiente tan tranquilo otras tres personas hicieron aparición en el lugar.
—¡Pero si son Takaocchi y Himurocchi!— Como no, se trababa nada más y nada menos que el rubio que respondía al nombre de Kise, acompañando por Taiga y Aomine, quien traía una cara de fastidio.
Los otros tres individuos también tomaron asiento, su bro al lado de Takao y Kise junto Aomine al frente.
II
Para que mentir, a pesar de todo la conversación que mantenía con aquellos chicos hubiese ido bien si no hubiese sido por el siempre brillante Kise y su estupenda idea de invitar a una sexta persona a la mesa, quien hizo poner el ambiente un poco tenso.
Y es que en ese momento se preguntaba a sí mismo como el famoso modelo Kise Ryouta había terminado saliendo con aquel pandillero como lo era Haizaki Shougo luego de todo lo que le hizo durante el partido entre ambas escuelas.
Puso los ojos en blanco cuando entre indirectas casi se arma una pelea entre el moreno de todo ahí reunidos y el chico y el de cabellos cenizas, por obra del más allá el rubio modelo convenció a su pareja de irse antes de todo se tornara feo, quedando ahora ellos cuatro en la mesa, soltándose a reír al final.
—Que poco se le ha resistido a Kise. — Había comentado Aomine con tono burlón viendo a la parejita salir del establecimiento y gracias a ese comentario nuevas risas se hicieron presentes.
Al rato su hermano y el más bajo de los allí presentes también anunciaron su partida ya que habían quedado en ir a ver una película, dejándolos a los dos en un incomodo silencia que ninguno tuvo el valor de romper hasta que el menor tomó una gran bocanada de aire.
—Kise me arrastró con él y bakagami a ser sus ayudantes en esa tonta sesión de modelaje. — Hizo una pausa y rascó con la diestra su nuca desviando su mirada a cualquier lugar lejos del pálido rostro que se encontraba en frente suyo. —No tuve tiempo de avisarte.
Tatsuya de dedico a observarlo y con ello entrecerraba el único ojo que tenia visible de manera acusadora para al final mostrarle una sonrisa al moreno que lo hizo tranquilizar. —¿Vas a recompensarme por esperar tanto?
—¿Vamos a mi casa?— Tras hacer la pregunta dejó ver una ladina sonrisa atrapando entre sus piernas las ajenas por debajo de la mesa.
—Eres un cerdo, ¿no respetas acaso a tus padres?
—Cállate. No se darán cuenta si somos cuidadosos.
Llevó una mano a su mentón simulando pensar, y aunque la propuesta fuera muy tentadora negó con ligeros movimientos de cabeza y una sonrisa muy marcada sobre sus finos labios. —No, prefiero que simplemente caminemos un rato y quizás termine aceptando.
Ante la expresión poco convencida en el rostro del peli azul no pudo reprimir la risa que eso le causó. Llevó sus manos bajo la mesa y con cuidado agarró entre ellas una de Daiki y le guiñó el ojo admirando la sonrisa que éste le dejó ver.