Entre luhan y minseok siempre a existido una rivalidad.
Se odian a muerte. Son tan opuestos, como el agua y el aceite.
Pero el destino les juega sucio, a pesar que entre ellos no quieren verse ni en pintura, la vida siempre hace algo que provoca que se encuentren.
Ambos son parte del mismo curso, y a pesar que ellos no quisieran terminaron sentándose juntos, provocando más de una vez que hagan trabajo en parejas entre sí.
¿coincidencia? Puede ser, ¿mala suerte? Por supuesto.
Pero las clases no es lo único que comparten, ambos son parte del equipo de fútbol de la escuela, siendo Luhan el número 7 y Minseok el 9, teniéndose que ver -además de las clases- después de estas, en la práctica del equipo y camino a sus casas, por que la suerte no estaba de su lado, el mundo no estaba satisfecho que se vieran en el colegio y en las tardes, si no, que se vieran casi todos los días, por que además de que sus madres sean amigas, son vecinos, ¡el destino los odiaba!
Si le preguntáramos a Luhan de por que tanto odio hacia Minseok, no sabría responder concretamente.
un día Minseok hirió la masculinidad del alto, sin razón aparente -o eso creía el rubio-. Luhan tiene dignidad y no dejaría que el bajito con cara de ardilla se saliera con la suya, respondiendole así unas cuantas verdades. Nunca fueron amigos, y jamás lo serían -ambos se repiten mentalmente- solo son enemigos, enemigos con derecho.
A Minseok siempre le ha gustado Luhan, lo veía en los recesos escondido en un arbusto mientras observaba al rubio -que en esos tiempos tenían ambos 13 años- comer y reír juntos a sus amigos.
Una tarde el bajito y algo rechonchito Minseok se le ocurrió la brillante idea de declararse, sabía que Luhan era popular, a tan corta edad tenía muchas niñas babeando por él, pero para la suerte de Minseok este rechazaba a todas. Le escribió una carta con perfecta caligrafía -por que Minseok siempre fue ordenado- diciéndole en ella que se encontraran en la biblioteca después de clases, como pudo el bajito colocó la nota dentro del casillero del rubio para luego marchar a su clase.
Las horas restantes pasaron muy lentas para el de mejillas pronunciadas, cuando el timbre sonó dando por terminada la jornada escolar el coranzoncito de minnie comenzó a latir desenfrenado, tomó sus cosas con disimulada calma, a pesar que a sus adentros estaba hecho un torbellino de emociones. Se encaminó hacia la biblioteca con el alma en las manos y las mejillas sonrojadas, una vez abierta la puerta se encontró con la sorpresa de que nadie se encontraba allí. De seguro se atrasó, pensaba Minseok dándose ánimos. Pasaron los minutos y nadie aparecía, cuando llegó el momento en que la escuela iba a cerrar, se retiró de esta con lagrimas en sus ojos y sus sentimientos pisoteados.
Desde esa semana Minseok empezó a sentir rencor por el contrario, odiaba que el rubio sea tan lindo y popular, lo odiaba.
A la edad de catorce años, Minseok ya no soportaba a Luhan, el muy "señor perfección" -como este lo había apodado- se pasaba fanfarroneando frente a las niñas de cursos superiores, le molestaba a Minseok, tanto así que un día explotó gritándole a Luhan frente a la mayoría del colegio cosas como "idiota, inútil" o "cara de niña" , siendo esta última frase la que desató la furia de Luhan frente al contrario, por que había algo que odiaba Luhan por sobre todas las cosas -aparte de Minseok- era que humillaran su masculinidad.
Se podría decir que desde ese día comenzó esta enemistad, la cual pudo ser evitada si Minseok no hubiera colocado la carta en el casillero equivocado.
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