Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The Return Of The Hawk por Sly_D_Cooper

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes de Inazuma Eleven no me pertecen a mí, si no a Level 5. Los siguientes personajes:Kiseki, Hiroshi, Leo y los secundarios que no son mencionados son de la autoría de mi partner quien me ha dado su permiso para usarlos en este one-shot. Los personajes Hana Goenji y Ashura Shangri-La son de mi completa autoría.

Las músicas usadas para este escrito han sido las siguientes:

1. Inazuma Eleven - Official Matches (durante el inicio del one-shot)
2. Saint Seiya The Lost Canvas - Asmita de Virgo's Theme (durante la descripción y primera aparición de Ashura Shangri-La)
3. Inazuma Eleven - Crusade of God (cuando empieza el partido)
4. Lín Jùn Jié - Bu Shi Zhi Shen (al inicio de la conversación de Afuro Terumi con Ashura Shangri-La hasta el final de todo).

Había pasado un tiempo desde que Hana Goenji regresó a jugar al fútbol, gracias a la cooperación de Kiseki Fudou, sus amigos y por supuesto… La familia. El rubio entró en el equipo del Raimon y las primeras disputas por el puesto de estratega del equipo entre él y el peli azul no faltaron. Por supuesto, Hana no pretendía ser el capitán ni mucho menos pero lo que sí quería, era precisamente ser el estratega, algo que a Kiseki obviamente no le parecía bien. Era él quien ayudó al equipo desde el principio para que ahora viniera ese chaval de mal carácter a que le quitara su lugar.

Por eso, su rivalidad fue creciendo conforme más pasaban los días pero, al unísono, también eran buenos amigos e incluso… El uno con el otro parecía que la cosa empezaba a ser más intensa. Hana también se acostumbró a recibir cariño, ya no rechazaba el abrazo de nadie o el contacto con alguien, de hecho, él también hacía esa clase de cosas. Desde que entró en el Raimon, Hana supo ganarse el respeto de todos. Así que, motivados y llenos de ilusión, decidieron pues participar en el torneo nacional que empezaba a tener lugar en Japón… El torneo de Fútbol Frontier.

Al inicio, Hana estuvo inseguro ya que participar en dicha competición, significaba no sólo enfrentarse a la Royal Academy que sí o sí haría acto de aparición, también… Al Instituto Zeus y eso no eran buenas noticias para Hana, ¿La razón? Pues bien sencillo: el Instituto Zeus era el equipo rival al que Hana nunca ganó debido a que Ashura Shangri-La fue el capitán del mismo y éste… Era aquél a quien el rubio jamás de los jamases superó. Aunque le diera rabia debió de admitirlo: Ashura siempre estuvo por encima de él.

Y lo peor es que no tendría más la oportunidad de vencerlo porque Ashura sufrió un accidente hacía un par de años… No es que hubieran sido siempre enemigos, claro que no. También eran grandes amigos. Lo que Hana no supo nunca, es que cuando compitió en un partido contra un equipo, al salir seriamente lesionado, Ashura tomó la decisión de convertirse temporalmente en el capitán de la Royal Academy aprovechando que Hana yacía en el hospital. Esto era algo que nunca le fue contado a Hana Goenji por petición personal de Ashura a Kidou, quien por aquél entonces era el entrenador.

Ahora mismo, acababan de terminarse las clases. Eran las tres de la tarde, así que Hana fue a su casa a comer y tardó poco tiempo en terminar, lavó los platos y lo recogió todo para ponerse el uniforme del equipo y salir corriendo de casa para ir de nuevo al instituto a entrenar. Al llegar, la sorpresa que se encontró fue que sus padres estaban allí. Los dos: Yuuto Kidou y Goenji Shuuya. Por supuesto, Endou y Haruna estaban presentes. Los saludó a todos y fue hacia sus compañeros, que lo recibieron con alegres sonrisas y por supuesto, Hana no tardó en picar a Kiseki.

Fueron al campo y corrieron durante un rato por orden de Endou, más tarde, dividieron en dos el equipo para entrenarse entre ellos. Hana regateaba a Kiseki e incluso lo engañaba pero en compensación, el capitán del equipo se las devolvía aunque no lo tenía tan fácil porque Hana no era ningún idiota en el campo de juego. Endou, desde fuera, los observaba con una gran sonrisa, acordándose de que Kidou y Fudou más o menos eran iguales, algo que le comentaba a su compañero y éste le mandaba a callar.

Los muchachos seguían corriendo de un lado a otro, fortaleciendo estrategias y creando otras nuevas, reforzando sus súper técnicas, mejorando los regates y… Básicamente todo, sin dejar de divertirse por supuesto. Hana y Kiseki se enfrentaban mutuamente, robándose constantemente el balón y midiéndose entre ellos. Se habían convertido en grandes rivales pero también en el mejor apoyo del contrario. Puede que no lo pareciera pero les unía un gran vínculo. Kidou y Goenji estaban contentos por ello, así como cuando Kazemaru y Fudou lo supieron, Fudou a su manera, claro está. Pero el más feliz de todos era el propio Endou, no sólo porque dos grandes jugadores de fútbol con un gran futuro por delante habían unido fuerzas y aumentaban su nivel, sino también porque gracias a Kiseki, especialmente él, pudo hacer que la tremenda y ardiente pasión que Hana todavía sentía por el fútbol, volviera a arder con ganas.

El Raimon, desde la llegada de Hana Goenji y aunque Kiseki quisiera o no admitirlo, se reforzó considerablemente. Kiseki aprendió ver el fallo del equipo y fue entonces, que buscaba una manera de arreglarlo, impedir que sus compañeros dependieran tanto de él. Hana por supuesto le ayudaba, le daba algún que otro consejo y le hacía pensar en distintas ideas. Entre los dos se complementaban bien, el problema principal era el orgullo de cada uno.

- ¡¿Pero a dónde apuntas?! – Le regañó Kiseki a Leo, el delantero del equipo porque el balón salió desviado de su trayectoria y acabó lejos del campo de fútbol en el que entrenaban.
- ¡Perdón, perdón! ¡No controlé la fuerza!
- Venga chicos, no discutáis. – Intervino Hana.
- ¡Tú cállate! – Le exigieron ambos.
- ¡Eh! ¡Que sólo trato de ayudar, caramba!

Entre los tres se pusieron a discutir. Hana porque mira, era tan impulsivo que se le iba la fuerza por la boca. Kiseki impulsado por las palabras del rubio y Leo por recibir acusaciones que él creía no merecer. Kidou al verlos llevó su mano a la cara mientras Goenji y Endou se empezaban a reír, el moreno más que el otro. Haruna sonreía, recordando los viejos tiempos cuando ella era gerente y habían problemas en el equipo, especialmente cuando Someoka los provocaba.

Sin embargo, el balón fue devuelto al campo, captando así la atención de todo el mundo. Hiroshi lo observó, cuestionándose quién habría sido aunque era una pregunta que ahora mismo todo el mundo se formulaba. Kiseki y Hana intercambiaron miradas, curiosos mientras Leo llevaba sus manos a su cadera, sin comprender nada. Lo que acababa de pasar era extraño… Pero pronto, la respuesta se abrió paso a los ojos de cada uno de los presentes.

De la nada, surgió un muchacho que se posó justo donde estaba la pelota. Sus ropas negras recordaban mucho a los ninjas y llevaba una katana en la espalda. Algo también muy llamativo, era su larguísimo cabello rubio que sobrepasaba un poco su cintura sólo porque yacía recogido en una coleta por un broche de oro largo. Sonreía de manera confiada y observó a Kiseki, quien pudo apreciar esos ojos rubíes tan llenos de enigmas.

Todos se quedaron con la boca abierta al verlo aparecer, especialmente Kidou. Goenji fue el único quien permaneció impasible, como si la cosa no fuera con él. Algo demasiado típico de Shuuya. Pero el que más afectado estaba por esa aparición, sin duda… Era Hana, quien no podía dar crédito a lo que estaba viendo en estos precisos momentos.

- ¡¿Quién demonios es esa nenaza que aparece como si fuera una superestrella?! – Kiseki fue el primero en hablar, criticando por supuesto la entrada sorpresa del recién llegado, quien pareció ignorar el insulto que acababan de dedicarle.
- No… Es imposible que esto sea posible… - Murmuraba Hana, captando la atención del peli azul. Poco a poco, su rojiza mirada fue humedeciéndose y no tardó mucho en salir corriendo hacia el muchacho que había hecho acto de escena. - ¡¡Realmente estás aquí!! ¡Cuánto tiempo!

Lo abrazó. Y con fuerza. Aquello dejó muy pero que muy sorprendido a Kiseki y básicamente a casi a todos los presentes. Hiroshi y Leo, se preguntaban quién era ese chaval al que Hana parecía conocer y de quien cuyo gesto fue correspondido por el nuevo, quien permaneció en silencio, sin soltar una sola palabra. Rodeó al joven con sus brazos, cerrando sus ojos e ignorando lo demás.

Kidou suspiró y Goenji esbozó una ligera sonrisa. Haruna y Endou les observaron, buscando respuestas al no comprender demasiado la situación que ocurría frente a ellos.

- ¿Kidou, tú sabes quién es ese chico? – Preguntó Endou, muerto de la curiosidad.
- Por supuesto. – Contestó. – Se llama Ashura Shangri-La y ha sido el eterno rival de Hana hasta la fecha.
- ¿El eterno rival de Hana? – Repitió Haruna.
- Desde que se conocieron estuvieron luchando entre ellos usando el fútbol como método. Ashura fue el rival de Hana y jamás le superó.
- ¡¿Qué?! – Endou se quedó flipando, literalmente. - ¡¿Quieres decir que ese chico es incluso mejor que Hana?!
- Así es. – Asintió Kidou. – Nunca pudo ponerse por encima de su nivel. Ashura fue un jugador de fútbol fuera de serie.
- Pero… Si eso es así, ¿Cómo es que no supe nada de él? – Habló Mamoru. – Es decir… Un jugador tan extraordinario debió de hacerse notar, ¿No?
- Bueno, desde un planteamiento lógico… Sí. – Kidou cruzó sus brazos. – Sin embargo, Ashura se las apañó para pasar desapercibido. Es un muchacho muy poco accesible.
- Pero espera, ¿Cómo es que has dicho que fue jugador de fútbol? – Intervino Haruna en la conversación. – Hablas como si ya no…
- Es que Ashura ya no es jugador, Haruna. – Se adelantó su hermano mayor. Esas palabras llamaron muchísimo la atención de Endou. – Ashura se retiró del fútbol hace dos años.
- No puedo creerlo. – Dijo Mamoru. – Si tanto potencial tiene… Es una locura abandonar algo que te gusta tanto. Estoy seguro que ese chico ama profundamente el fút…
- Ashura se apartó del fútbol por cuestiones de salud. – Kidou cortó tajantemente a su viejo amigo. – Desconozco por completo si ha hecho algo para poder regresar al mundo del deporte.
- ¿Qué le ocurrió? – Preguntó Haruna.
- Me temo que no puedo hablar de ello. – Suspiró. – Es por respeto a Ashura. Lo lamento.
- No, está bien. – Sonrió Endou. – Por lo menos somos conscientes de que hay un motivo importante detrás.

Kidou asintió y Haruna bufó. Goenji era el único que se había mantenido en silencio, muy atento a la conversación, no obstante. Sin embargo, ahora la curiosidad podía con Endou… Saber que había alguien tan por encima del propio Hana y seguramente de Kiseki y que por alguna razón se apartó del fútbol por razones ya mencionadas por Kidou hacía unos momentos. Quería saber qué le ocurrió a Ashura para tener que tomar una decisión tan brutal, tan chocante… E imaginándoselo, probablemente no habría sido algo sencillo para ese muchacho.

Más cuando Endou lo miraba… Era capaz de notar algo a través del rival de Hana. Ese joven… Desprendía un aura de misterio que te hacía preguntarte todos y cada unos de los secretos que tal vez pudiera estar ocultando. Esa mirada rubí tan intensa, demostraba una profunda pero peligrosa calma. Una sensación que a Endou no le terminaba de gustar pero que de algún modo era atrayente en el sentido de querer entenderlo todo.

- Ha pasado tanto tiempo… - Sonreía Hana al separarse de su buen amigo. – Llevaba un año y medio sin verte, ¿Qué tal te fue todo?
- Estupendamente, estuve haciendo grandes progresos. Lamento no haber tenido tiempo desde entonces para ir a visitarte aunque fuera una vez.
- No, está bien. No pasa nada. Me alegra que estés aquí.
- Has vuelto al fútbol, ¿No es así? – Miró de arriba abajo al rubio.
- Sí, creo que es… Deducible a simple vista. – Rió con torpeza. – Ven, quiero presentarte a mis amigos y compañeros de equipo. – Hizo un ademán para indicarle que le siguiera.
- Sois el Instituto Raimon, ¿Cierto?
- Sí, ¿Y qué pasa? – Kiseki habló de malas maneras.
- Es un placer conoceros. – Extendió su mano. – Por fin aparecieron las personas que hicieron sentar la cabeza a este usuratonkachi.
- ¡Oi! – Replicó Hana. - ¡¿Ya empiezas?!
- Vamos, sabes que soy feliz porque hayas regresado a tu verdadera pasión.
- ¿Y tú quién demonios eres? – Preguntó Kiseki. – Hana, ¿Tú ya conocías a este tipo?
- Por supuesto. – Asintió el aludido. – Quiero presentaros a Ashura Shangri-La, es mi mejor amigo y mi mayor rival.
- ¿Tú mayor rival? – Repitió Leo. - ¿Ósea que también juega?
- Juga…
- Sí, también juego. – Se adelantó Ashura antes de que Hana soltara cualquier cosa. – Hace poco que me he trasladado a vuestra ciudad y estoy conociéndola. Buscaba un lugar en el que poder descansar y terminé aquí, veo que he tenido suerte.
- ¿Vas a ser un nuevo alumno del Raimon? – Preguntó Hiroshi.
- No, me temo que voy a matricularme en otro instituto.
- ¿Por qué? Molaría tenerte en el equipo. – Opinó Leo.
- Pues mira, yo no creo lo mismo. – Reprochó Kiseki. – Yo pienso que sólo te estás dando muchos aires. – Se encaró a Ashura. - ¿De verdad eres el rival de Hana?
- ¿No me creéis? – Ashura posó sus ojos en el peli azul.
- ¿Acaso tengo cara de hacerlo?
- Kiseki… - Lo llamó Hana.
- Bien, siempre puedo demostrároslo, joven. – Ashura sonrió.
- Pero Ashura, tú…
- Silencio, mi querido usuratonkachi. – Se adelantó el aludido. – No me importará hacer una prueba.
- ¡¿Ah sí?! ¡Pues ya estás tardando!

Hiroshi trató de tranquilizar a Kiseki quien parecía molesto por la tan tranquila pero vacilona actitud de Ashura. Hana suspiró mientras Leo se dedicaba a mirar la escenita con gracia. Era curioso ver al capitán de esa manera con alguien que acababa de aparecer. Una vez que se tranquilizaron, Kidou fue quien organizó las cosas para facilitarle a Ashura el poder jugar al fútbol para hacerles una demostración, la que Kiseki estaba deseando ver para probar si de verdad era el rival de Hana. Lo que el peli azul no sabía, es que ni siquiera el propio Hana llegaba al nivel del chico… Por no decir que jamás lo superó.

A Hana, sin embargo, se le hacía extraño lo que Ashura había propuesto… Si se suponía que él no podía jugar al fútbol por razones de salud… Kidou tampoco lo comprendía pero deducía que a lo mejor su estado físico habría mejorado lo suficiente para ir volviendo a este deporte poco a poco. Lo que ahora se cuestionaba Yuuto era si “esa” persona estaría por aquí cerca… Era algo que dudaba pero que no podía descartar sin más. No podía ni debía de olvidarse que había sido el entrenador del muchacho. Endou yacía impaciente por ver las habilidades del joven de cabello largo y cuando comenzó el partidillo, por poco se moría de la emoción en ese preciso instante.

Goenji continuaba a su aire. Y Haruna lo observaba todo con curiosidad.

Esta vez, Hana y Kiseki yacían en el mismo equipo. Ashura era el compañero de Leo, siendo éste el capitán del segundo grupo. Hana comenzó sacando y rápidamente, el enfrentamiento comenzó. Hana logró pasársela a un compañero y éste a Kiseki. Fueron avanzando hacia el campo contrario. Leo se esforzaba por robar la pelota y mantener la posesión de ésta en su equipo, pero perdió el balón por Kiseki aunque Ashura no tardó demasiado tiempo en arrebatárselo en un abrir y cerrar de ojos.

Cuando Endou vio semejante velocidad, se quedó boquiabierto y así como Haruna, ninguno daba crédito a que cuando Hana quiso intentar enfrentarse a Ashura, éste lo engañó con un amago muy simple.

- Kidou… Ese chico es fantástico. – Habló Mamoru. – Él sólo ha superado a Hana como si nada.
- No por algo ha sido siempre su insuperable rival. – Respondió el aludido. – Y todavía no has visto nada. Ashura puede hacer muchísimo más que eso. Lo que está haciendo sólo es una mínima parte de lo que sabe.
- ¿Aprendió él solo a jugar así?
- No, por supuesto que no. Fue enseñado por muchos entrenadores y hay uno que destaca entre todos ellos.
- ¿Eh? ¿Uno? – Cuestionó Endou. - ¿Quién?
- Adivínalo. Todos le conocemos, de hecho, estuvo con nosotros un tiempo muy breve en el Raimon.
- Pero hay muchos que fueron parte de nuestro equipo. – Intervino Haruna. - ¿Cuál de todos?
- Si os fijáis bien, por su manera de jugar os daréis cuenta. Tiene un estilo bastante único pero es una mezcla del suyo y del de la persona que se encargó de su enseñanza.
- Cada vez me emociono más. – Dijo Endou.
- Supongo pues que lo estarás aún más si te digo que ese chico es conocido como: Ashura alías “El Halcón”.
- ¿Qué? ¿Tiene un alías y todo?
- De hecho tiene dos. – Habló Goenji. – Pero se le conoce más por ese.
- ¿Y por qué?
- Por su potencia en salto. – Contestó Kidou. – Ashura es un peligro en el campo, es alguien que no deja de darte sorpresas… Una detrás de la otra.

Endou permaneció observando a Kidou y luego dirigió sus ojos hacia el partido el cual era dominado prácticamente por el equipo en el que estaba Ashura. Hana y Kiseki se combinaban bien pero cualquier estrategia que hacían siempre era superada por el peli largo. Kiseki intentaba demostrar que él yacía a un nivel superior al de Hana pero quedaba muy claro que todavía le quedaba por mejorar. Leo, era el que más cuenta podía darse de que Ashura era un jugador que quedaba demasiado lejos del alcance de todos los presentes jugando con él.

Porque para empezar, ni siquiera Hana tenía una oportunidad. Éste y Ashura se conocían de hacía mucho tiempo y eso implicaba en que ambos eran conscientes de la habilidad del contrario. Con esto es cierto que Hana albergaba una ventaja pero Ashura también… De hecho, Leo podía percatarse que Ashura era capaz de romper el esquema de juego del equipo de Kiseki. Ninguna estrategia les funcionaba. Parecía como si Ashura pudiera predecirlo o percatarse de ello y adelantarse para contrarrestarlo.

Ashura y Hana se hallaron cara a cara. El peli largo lucía confiado y calmado, el otro, serio y decidido. Con verles era suficiente para notar un ambiente ardiente entre ambos debido a su rivalidad.

- Has mejorado muy poco. – Habló Ashura. – Sigues siendo el mismo que hace dos años.
- Lamento decirte que he tenido poco tiempo para avanzar. Más eso no significa que no vaya a vencerte aquí y ahora.
- ¿De verdad lo crees? – Lo desafió, y eso provocó a su interlocutor. – Hasta ahora no me has demostrado nada así que en tus palabras no puedo hallar ninguna cosa que sea veraz. Y no estoy usando toda mi fuerza.
- No nos subestimes. – Hana le señaló. – Te recuerdo que ninguno a excepción de mí te conoce, no tienes tanta ventaja.
- No necesito tenerla, me basta con romper vuestras estrategias lo cual no me ha sido difícil hasta ahora. Si con ese nivel que tienes pretendes superarme es que entonces te queda por aprender.
- Tú no eres nadie para decirme tanto así. – Hizo un gesto con la mano. – Eres un maldito arrogante.
- No. No es arrogancia. Sólo estoy siendo sincero contigo. – Ashura lució más serio. – Solamente estoy diciendo que en general, todos tenéis un nivel bajo y tú, no estás por encima de ellos. Sin embargo, con esto no quiero decir que seáis menos. He visto el potencial que albergan tus compañeros y me siento abrumado.
- ¿Eh? – Se sorprendió.
- Por esa misma razón no os estoy subestimando a ninguno. Como no los conozco, debo averiguar hasta dónde pueden llegar independientemente de qué súper técnicas tengan y si las usarán o no. – Dijo. – Sin embargo… - Cerró sus ojos para abrirlos instantes después. Señaló a Hana, con una escalofriante mirada penetrante. – Contigo es diferente. Sé cómo eres, sé cómo juegas, sé tus habilidades y tus técnicas, y lo que es una gran desventaja para ti: sé cuál es tu manera de pensar. ¿Por qué te crees que puedo romper vuestro esquema de juego? Aunque tengas a Kiseki-san, con predecirte a ti es suficiente.
- Eres un…
- Un equipo es una máquina que funciona a partir de engranajes. Si uno de ellos falla, entonces surgen los problemas. – Se adelantó. – Y ahí es donde entras tú, Hana. Porque tú eres ese engranaje que falla.
- ¡Yo no…!
- Hasta que no comprendas qué es lo que te diferencia de mí, no serás capaz de evolucionar. Pero por lo que he visto hasta ahora… Más que evolucionar… Tú… - Hizo una breve pausa, en la cual alzó su pierna derecha. - ¡¡Tú involucionas!!

Ashura chutó con fuerza el balón, impactándolo contra Hana y enviando a éste por los aires. Kiseki corrió hacia él, algo preocupado y no era para menos después de semejante impacto. Hana permaneció inmóvil en los brazos del capitán, notando un fuerte dolor en su pecho. Hiroshi fue el que más incrédulo se quedó y preguntándose quién era ese chico en realidad… Antes que parecía llevarse tan bien con Hana y ahora… Todo indicaba que no eran tan buenos amigos, bueno, no debía olvidar que el propio Hana dijo que era su mayor rival…

Kiseki se molestó con Ashura y miró mal a éste pero el joven permaneció impasible ante la expresión del peli azul. Endou no podía dejar de estar boquiabierto. Kidou no se sorprendía porque para él nada de esto era nuevo. Haruna tenía sus manos en la boca tras ver lo que había pasado. Goenji se había cruzado de brazos. Él, Mamoru y su pareja, sabían perfectamente que no era para preocuparse. Estas cosas solían suceder de vez en cuando y más cuando dos rivales se hallaban en el mismo escenario.

El partido continuó después de que Hana se restableciera del tremendo balonazo. Esta vez, Kiseki fue a por todas. Se coordinaba perfectamente con su equipo y se abría paso hasta el campo contrario, pero cuando llegó a la línea de defensa, estuvo intentando regatear a Ashura, quien se hizo poseedor de la pelota y se alejó velozmente. Hana corrió hacia él pero no pudo hacer nada porque el peli largo saltó con fuerza, tanto que parecía volar. Chutó con potencia, haciendo que el balón saliera disparado hacia Hiroshi.

- ¡Hiro, páralo! – Gritó Kiseki.

Hiroshi se preparó para recibir el tiro. No necesitó usar ninguna súper técnica, pero retrocedió violentamente y aunque logró pararlo, sus manos y brazos no dejaban de temblar así como su cuerpo entero cuando se dio cuenta que habían faltado unos pocos milímetros para que ese chute hubiera sido considerado gol… Hiroshi se miró a sí mismo, percatándose que estaba dentro de la línea de la portería, habiéndola salvado.

Pero debido a ello… El chaval supo de inmediato que Ashura se había contenido por alguna razón. Y era un motivo más que suficiente que le llevó a pensar que ese muchacho de pelo largo en realidad, sólo quiso probar su habilidad como portero, quizá por eso… No usó el cien por cien de su auténtica fuerza. Pero era impresionante que a pesar de ello, Ashura hubiese conseguido hacerle entrar a él a puerta pero no el balón.

Fue un tiro intencionado, con una precisión intencionada. Hiroshi quizá no sería un experto en fútbol pero como jugador, como portero… Cuando paraba o recibía algún balón, podía sentir los pensamientos de la persona responsable del chute, fuera cual fuera. Y los de Ashura no fueron la excepción. Él mejor que nadie le dejó bien claro que se reprimió a sí mismo… Tal y como le había dicho a Hana. Si Hiro temblaba, era por la tremenda impresión que le había dado la potencia de Ashura y más sabiendo que pudo haber sido todavía más fuerte. Y de haberlo hecho, si Ashura hubiera llevado ese pensamiento de marcarle un gol…

Lo habría hecho. No había ni Dios que pudiera negárselo a Hiroshi.

- Es… Increíble… - Murmuró el portero, viendo el balón entre sus manos. – Qué pasada… - Dirigió sus ojos hacia el peli largo, dándose cuenta que éste le observaba. – “Creo que puedo entender por qué Hana no le ha superado… No nos ha mostrado todo lo que tiene y dudo mucho que lo haga…” – pensó.
- ¡Hiroshi! – Llamó Kiseki. - ¡Aquí, aquí!

El portero envió el balón hacia el capitán y éste comenzó con el contraataque. Entre él y su equipo, mantenían la posesión del balón, regateando a Leo en muchas ocasiones. Y justo cuando Kiseki iba a chutar a puerta, Ashura apareció delante de su persona, bloqueándole el paso. Colisionaron y ahora mismo, todo se decidía por fuerza bruta y resistencia. Sin embargo, Ashura pilló desprevenido a Kiseki quien vio sorprendido cómo el rubio detenía el balón usando sus dos pies y saltaba por encima de su cabeza.

- ¡Leo, tuya! – Dijo Ashura.
- ¡Mierda! – Se quejó Kiseki. - ¡Eres un tramposo!
- Jeje. – Rió Shangri-La. – A veces, ser ingenioso puede ser beneficioso. – Dicho esto, salió corriendo.
- ¡¡Maldito imbécil de mierda!! ¡Te vas a enterar! ¡A mí nadie me deja en ridículo! – Gritaba. - ¡Se acabó ser amable con él! ¡Ganemos este partido y vayamos a por ese tío! – Ordenó a su equipo.
- Kiseki, deberías calmarte. – Aconsejó Hana. – Ni siquiera yo en el pasado pude superarle… No podemos con…
- ¡¿Qué tal si te callas?! – Le exigió de malas maneras. - ¡Que tú no pudieras antes no significa que sea lo mismo para mí! ¡Voy a vencerle y no se hable más! ¡Así que déjate de comentarios inútiles! ¡¿No es tu rival?! ¡Esta es una oportunidad para ponerte por encima de su nivel!
- Ese es el problema… - Bajó la mirada mientras corría. – Nunca he llegado a su nivel…
- ¡¿QUÉEE?! – Kiseki se quedó con la boca abierta pero por ser incapaz de creérselo. - ¡¿Qué me estás contando?! ¡Dios! ¡Eres más patético de lo que pensé!
- ¡No! ¡Tú no lo entiendes…! – Extendió su mano al ver que Kiseki aceleraba el ritmo.

Kiseki logró alcanzar a Ashura pero, una vez más, éste le tomó por tonto cuando alzó el balón con un toque de espuela, para girarse y pasárselo a otro compañero. Leo se rió por la cara que puso el peli azul, admitiendo que Shangri-La era un gran jugador que parecía pasearse entre el capitán y el propio Hana. Cada vez estaba más convencido que de tenerlo en el equipo, tendrían a su disposición un gran apoyo. Porque Leo se había percatado de una cosa: Ashura al parecer, subía al ataque y bajaba a la defensa. No permanecía en una posición en sí. Y ahí fue cuando lo supo…

Ashura se había puesto como líbero. La cuestión era… ¿Por qué?

Una vez más, hubo un enfrentamiento entre Ashura y Hana. Kiseki decidió entrometerse pero eso sólo hizo que Ashura alzara el balón con la punta de su pie derecho y saltase. Así que el intento del peli azul por robar la pelota fue en vano. Ashura se dispuso a chutar y Hana se giró para advertir a Hiroshi.

- ¡Hiro cuidado!
- ¡Tranquilo! ¡No dejaré que marque! – Contestó el portero, todo decidido.
- ¡Ahora sí que…!
- ¡Ashura! ¡Ya es suficiente! – Una voz lo llamó y obligó al muchacho a detenerse. Regresó al suelo, girándose para ver al recién llegado.

Endou al verlo, se quedó totalmente mudo así como Haruna. Para Goenji y Kidou no fue nada sorprendente. El resto de los chicos, no conocían a ese hombre que había llamado al rubio. A Hana no le era extraño, puesto que ya conocía a ese hombre. Vio que Ashura salía del campo, lo cual no significó otra cosa como el fin del enfrentamiento. Los presentes observaron que esos dos se acercaban. Ashura hizo una reverencia y el mayor sólo sonrió de manera comprensiva.

- No debes irte sin avisar, me has preocupado.
- Lo lamento. No volverá a suceder.
- Bien, no pasa nada. Supongo que lo que deseabas era enfrentarte a esta gente. – Miró al equipo. – Lo comprendo, son un grupo interesante.
- Es que me habló tanto de su experiencia con el Raimon cuando usted era jugador que…
- Sí, lo entiendo. – Asintió, adelantándose y poniendo sus manos en los hombros del joven.

Ashura hizo un sutil afirmamiento con la cabeza. Entonces, vio que Endou se acercaba con una gran sonrisa. Incluso observó que le extendió su mano al mayor, así que dedujo rápidamente que se conocían. Y lo confirmó.

- ¡Qué sorpresa verte en un lugar como este, Terumi! – Exclamó Mamoru. - ¡Es una alegría muy grande! ¡Hacía tiempo que no nos veíamos!
- Lo sé. No has cambiado mucho, Mamoru.
- ¡Jajajaja! ¡Eso dicen todos! – Señaló hacia atrás.

Terumi vio a Goenji y a Kidou, también a Haruna aunque a ésta última apenas la conocía. Los saludó con una sutil sonrisa que fue correspondida al menos por Shuuya. Luego, posó de nuevo sus ojos sobre el moreno, que no le quitaba la vista de encima.

- ¿Tú eras el entrenador de Ashura?
- Sí, en efecto. Hace poco que hemos venido a la ciudad de Inazuma. Ashura deseó venir para ver cómo era el Raimon.
- ¡Oh entiendo! ¡Pues, Ashura, tienes un gran potencial! – Miró al joven. - ¡Tu manera de jugar es increíble! ¡Nunca pensé que Hana tendría a un rival tan magnífico como tú!
- Gracias. – El joven hizo otra reverencia tras juntar ambas manos. – Es un honor conocerlo, Endou Mamoru-san. He oído hablar maravillas de usted, espero que pueda mostrarme mucho sobre ese fútbol suyo.
- ¡Jajaja! ¡Vamos, tampoco es para tanto! – Rascó su cabeza, con una risa torpe. – No puedo creerme que hayas entrenado a alguien hasta semejante nivel, Terumi.
- De hecho, cuando lo conocí, Ashura ya era de por sí: un espléndido jugador. Lo único que hice fue sacar a flote su verdadero potencial. – Habló el aludido. – Veo que es cierto cuando me informé de que Hana Goenji se había trasladado al Raimon.
- ¿Ya le conocías?
- Ashura y él son rivales, se han enfrentado muchas veces en distintas ocasiones y partidos oficiales.
- Oh, entiendo. – Dijo. - ¿Cómo es que has intervenido para parar el partido? ¡No veas lo emocionante que estaba!
- Por motivos personales. – Terumi sonó frío. – Ashura tiene un horario que cumplir así que su tiempo libre ha concluido.
- Vamos… Hay que ser flexible.
- Descuide, Endou-san. Está bien para mí. – Habló el menor. – Me he divertido mucho jugando con ellos. – Miró al equipo que se acercó. – Y más reencontrarme con Hana.
- La próxima vez te voy a patear el trasero, Ashura. – Sonrió el propio Hana.
- Jeh… Kono usuratonkachi…
- ¡¡OI!! – Le reprochó.
- Bueno, es hora de irnos. – Finalizó Terumi. – Ha sido un placer veros a todos, equipo. – Saludó a los muchachos.
- ¡Esperamos verte pronto, Terumi!

El aludido simplemente le dio la espalda y empezó a irse, más, se detuvo cuando se dio cuenta que Ashura había sido parado a la fuerza porque Hana le había cogido de la muñeca. El peli largo lo observó, extrañado pero, pronto se percató del por qué el otro había hecho eso.

- Gracias por…
- Ashura. – Le interrumpió Hana. – Nos volveremos a ver, ¿Verdad? – Preguntó, viendo la sorpresa en el rostro del contrario. – Prométemelo.
- Hana, tranquilo, ¿Vale? – Sonrió. – Aquello no volverá a suceder.
- Ya pero… Aún así… - Bajó la cabeza. - ¡No es fácil poder compartir tiempo contigo! ¡Tú siempre tan jodidamente ocupado! ¡¿Sabes cuánto me irrita eso?!
- Hm. - Suspiró. – Siempre puedes venir a mi casa, serás bien recibido.
- El problema es que no sé dónde es.
- Pronto lo sabrás. – Dijo. – Hana, Kiseki, Leo, chicos. – Miró al equipo. – Gracias por el partido, me lo he pasado bien.
- Pues yo no. – Reprochó el capitán. – A la próxima vez te prometo que no te irás de rositas, te las haré pagar todas y con intereses.
- Jejeje, vale. – Asintió. – Es una promesa entonces.
- Más te vale que no se te olvide. – Lo señaló, acusadoramente. – Soy un Fudou y a mí no se me toma a broma.
- Hana. – Ashura miró a su rival. – Has hecho unos buenos amigos y has entrado en un gran equipo. Mi enhorabuena, sin duda, con esta gente llegarás lejos.
- ¡¿Eh?! – Reaccionó Kiseki. - ¡¿Acaso eso es una ironía?!
- Kise, basta. – Lo regañó Hana. – Ashura no habla con mala intención, él no es así.
- ¡¿Por qué le defiendes tanto?! ¡Maldita sea!
- Veo que tienes a un novio muy celoso. – Rió Ashura.
- ¡¿QUÉ?! – Gritaron ambos.
- ¡ASHURA, ÉL NO ES MI NOVIO! – Alzaba Hana la voz, muerto de la vergüenza.
- Sí, claro. Lo que tú digas, kono usuratonkachi… - Rió. – En fin. Debo retirarme ya. Me están esperando.
- Me has prometido que nos volveremos a ver eh. – Dijo Hana.
- ¡Y también una revancha! – Siguió Kiseki.

Ashura asintió, y estrechó la mano con ambos. Luego, se despidió del equipo, de Endou y el resto para marcharse con Terumi. Entonces, Kiseki empezó a refunfuñar con lo que había pasado en el equipo y no tardó mucho en hacer que Hana se molestase y se pusieran a discutir muy acaloradamente, lo cual no era una sorpresa para nadie. Hiroshi y Leo estuvieron riéndose hasta que vieron que Endou caminaba hacia esos dos, quedando en medio de ellos pero rodeándolos con sus brazos.

- Bueno, bueno, los novios no deben pelearse así que tengamos la fiesta en paz. – Rió mientras Kidou y Goenji, al unísono, llevaban sus manos a sus caras.

Mamoru, como siempre… Nunca tenía remedio.

- ¡¡ENDOU!! – Le gritaron ambos. - ¡TE VOY A MATAR!
- ¡AAAH! – Y salió corriendo.
- ¡A POR ÉL DOBE! – Le dijo Hana a Kiseki.
- ¡¡DEJA DE LLAMARME DOBE MALDITO USURATONKACHI!!
- ¡CÁLLATE!

Y ambos, fueron tras Endou, persiguiéndole por todas partes aunque Mamoru se tronchaba de risa y más porque a pesar de su no tan buena situación, continuaba chinchando a esos dos, cada uno más enfadado que el otro. Aunque Hana sólo estaba muy pero que muy avergonzado.

El maldito de Ashura ya había vuelto a liarla…

THE END

 

Notas finales:

Espero que os haya gustado, ¡Hasta más ver!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).