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Nunca olvides nuestro amor por shira-Akane

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Naruto no me pertenece.

Sasori bebió un poco de su refresco, aburrimiento era lo único notable en el rostro del Akasuna mientras veía a algunos de sus socios hacer el ridículo en la pista de baile. Había una sola razón por la que venía todos los fines de semana y aceptaba la invitación de sus amigos, un muchacho en especial. Ya habían tenido muchos encuentros en el club nocturno, este lugar tenía una peculiaridad, estaba permitido el acceso a menores de edad.

 

Sonrió ladinamente al divisar una cabellera celeste entre el gentío que bailaba como si no hubiese un mañana, aunque el dueño de este cabello solo iba pasando camino a su mesa. Se perdió en apreciar aquel peculiar aspecto que con honestidad, al mocoso le quedaba a la perfección.

 

Se relamió los labios anhelando poder besar en ese momento al muchacho, quien acompañado de un chico más alto de pelo marrón y ojos oscuros, conversaban animadamente. Aunque luego de una larga charla, el tipo fue a bailar dejando a su acompañante revisando su celular.

 

Se levantó llamando la atención de Itachi, aunque este ya sabía que el Akasuna iba a ver al chico de cabello celeste, por lo que perdió el interés y siguió viendo a Hidan fracasar al intentar invitar a una chica a bailar, provocando una sonrisa egocéntrica, a él nunca le pasaba eso.

 

Deteniéndose frente a la mesa de Mitsuki, sonrió un poco y se sentó a su lado, pero el menor ni levantó la vista de su celular.

 

—Konohamaru, creí que irías a bailar.

—No soy Konohamaru, Mitsuki.

 

El menor levantó la vista y se encontró con los ojos café ceniza del pelirrojo, se sonrojó notablemente ante la mirada del Akasuna.

 

—No me avisaste que ibas a venir, usualmente lo haces—Mencionó Sasori.

—Oh, no tenía planeado asistir, pero Konohamaru rompió con su novia hace unos días y necesitaba salir para distraerse. Me pidió acompañarlo de improvisto y no sabía si debía decirte, ya que probablemente estarías ocupado.

—Uhm…

 

Sasori examinó de reojo al menor, este parecía perdido en sus pensamientos y raramente se encontraba serio, con la vista fija en su celular apagado.

 

—Yo… Me preguntaba, ¿Qué somos?

 

El Akasuna se sorprendió, ¿Qué eran?, no lo había pensado y sabía que el menor le atraía, habían compartido cientos de besos en las veces que se habían encontrado, pero no sabía nada de él, solo su nombre y que era un estudiante.

 

Sasori se cruzó de brazos, con expresión serena, mientras el menor le miraba expectante esperando su respuesta mientras se mordía el labio inferior.

 

—Se podría decir que somos amigos…—La mirada del menor se entristeció—No nos conocemos lo suficiente y solo nos vemos cuando venimos a este club. Así que, podríamos vernos en la semana también, yo podría pasarte a buscar a la escuela y saldríamos.

—¿Cómo una cita?—Cuestionó emocionado.

—Sí, como una cita. ¿A qué hora sales de clases?

—A las una y media de lunes a jueves, los viernes salgo a las una.

—¿Cómo se llama tu escuela?

—Aruki no miko.

—El lunes iré a buscarte a la escuela después de clases.

—¿Eh?—Se puso un poco nervioso.

—¿No te gusta la idea?

—¡Nada de eso!, es solo qué, te podría esperar a unas cuadras de la escuela.

—Em…—Puso su dedo índice bajo su labio, como si estuviese pensando—No.

 

El menor sabía lo difícil que era hacer a Sasori cambiar de opinión, por lo que suspiro y se encogió de hombros, para luego sentir su celular vibrar. Lo tomó y deslizó su dedo pulgar por la pantalla, abrió el mensaje: ‘’Mitsuki, ya es tarde, ¿Quieres que te pase a buscar a ti y a tú amigo?’’. Meditó su respuesta por unos segundos, tenía sueño pero su amigo probablemente no, levantó la vista para ver a Konohamaru bailando con un tipo de cabello color plata.

 

—¡Konohamaru!—Gritó provocando que su acompañante le mirara de reojo y que su amigo se le acercase, aun con el hombre—Mi padre vendrá por nosotros.

—Oh, bueno, me avisas cuando llegue.

—Está bien.

 

El de ojos negros volvió a llevarse al sonriente Hidan que le echó una mirada a su socio y volvió a lo suyo con el chico, poniendo sus manos en las caderas de Konohamaru y acercándolo a sí mismo, embriagándose con el fuerte pero agradable perfume.

 

Mitsuki se recargo en el costado de su acompañante, Sasori paso con parsimonia su brazo por los hombros del menor. Posó su mano libre en la suave mejilla de Mitsuki y acercó sus rostros, provocando que sus tibios alientos chocaran y se mezclaran, no lo pensó dos veces y junto sus labios en un beso.

 

Trazó una línea con su lengua sobre los labios cerrados de Mitsuki, este tembloroso entreabrió la boca permitiendo el acceso de la lengua del pelirrojo a su boca. La mano de Sasori bajó, hasta la cintura del menor, para luego acercar sus cuerpos y profundizar el beso. El muchacho de pelo celeste se aferró a la camisa del mayor mientras correspondía el contacto, aun algo inexperto.

 

Se separaron cuando el celular del menor comenzó a vibrar nuevamente. Aun sonrojado, Mitsuki revisó su celular ‘’Ya estoy afuera’’, se podía leer en el mensaje.

 

—Ya debo irme, mi padre nos está esperando.

—Está bien—Murmuró con desgana, apartándose del menor.

 

Mitsuki se levantó, antes de irse le dio un casto beso al mayor y luego se fue a buscar a Konohamaru que aun bailaba con Hidan. Cuando le avisó a su amigo que su padre estaba afuera, el de pelo marrón se quejó pero aun así asintió. Se despidió de Hidan con un movimiento de manos, ya lo conocía debido a que Sasori se lo presentó hace un tiempo.

El de ojos morados, antes de que Konohamaru se fuese con su amigo, le pidió su número, el menor un tanto avergonzado se lo dio y se fue corriendo a la entrada, ya que Mitsuki había salido del club hace unos momentos.

 

Saludo al padre de su amigo y subió al coche, Mitsuki se encontraba a su lado murmurando algo para sí mismo en voz baja. Mientras Orochimaru seguía observando el camino, hasta dar con la casa del Sarutobi, que no quedaba demasiado lejos del club.

 

—Gracias, lamento las molestias—Le dijo a Orochimaru quien asintió en reconocimiento, para luego dirigir su mirada a su amigo—Nos vemos el lunes.

—Hasta pronto—Se despidió el más bajo.

 

Orochimaru puso en marcha el coche de nuevo, luego de que Konohamaru entrara a su casa. Mitsuki recargó su barbilla en el asiento de en frente.

 

—¿Se divirtieron?—Cuestionó su padre.

—Sí, aunque siento algo de lastima por Konohamaru, pero también estoy confundido.

—No te preocupes, Konohamaru lo superara.

—Él parecía querer mucho a Hanabi, ¿Por qué crees que hayan terminado?

—Uhm… Tal vez, no era la indicada para tu amigo y él se dio cuenta, así que decidió terminar con la relación lo antes posible.

—Tienes razón.

 

El mayor estacionó el automóvil enfrente de la enorme casa, se bajó y su hijo le imitó, ambos se adentraron a su hogar. El de cabello celeste se fue a su habitación, mientras que Orochimaru se quedó en el comedor a ver una película de romance.

 

Mitsuki se dio una ducha corta para quitarse el olor a cigarrillos del cabello y dejó su ropa en el cuarto de lavado, para después ponerse el pijama y tirarse sobre la cama con cansancio, debían ser… ¿Las una de la mañana?, daba igual, no tenía clases mañana.

 

Después de ponerse de pie, levantó las frazadas de la cama y se acostó debajo de estas, le tomó unos segundos encontrar una posición cómoda y cerró los ojos, sin embargo no se durmió.

 

Tomó su celular que se encontraba cargando en este momento y comenzó a ver distintos videos en internet, estos principalmente eran de caricaturas infantiles o sus partes favoritas de algún anime.

 

Antes de dejar el celular nuevamente en el velador, notó que había recibido un mensaje hace poco, ¡Era de Sasori!, lo abrió un tanto emocionado y se sorprendió al leer ‘’Buenas noches, descansa’’ Seguido de un corazón.

 

No pudo evitar sonreír levemente, Sasori no le enviaba mensajes de buenas noches y mucho menos con un corazón al final. Colocó su dedo índice sobre sus labios, pensando en que forma debía responder, aguantó el aire unos momentos para luego expulsarlo, quedando con una expresión de concentración y el ceño un tanto fruncido.

 

Finalmente decidió escribir algo similar, pero colocó un emoticón sonriendo y dos corazones, lo envió y entró a la carpeta de música, colocando una de las tantas canciones, para luego devolver el celular a su lugar sobre el velador y apoyar su cabeza en la almohada, pasados unos minutos sus ojos se cerraron y cayó dormido.

 


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