Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

visita inesperada (Vkook) por RunFree

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

quise hacer un Vkook porque ultimamente esta pareja me ha estado pareciendo muy tierna y no sé, quise ver como me salia

 

Notas del capitulo:

me aventuré otra vez en el mundo del lemon, siento que progrese en este, algo, no mucho. pero aqui esta.

¡vkook pa' su consumo! :v

¡Enjoy! ¡GO!

Afuera llovía en compañía de un viento fuerte, pues las gotas de lluvia se estrellaban furiosas sobre el cristal y adentro la temperatura no era la más cálida ya que la mugrosa calefacción se había dañado. Sobre su cabeza había una lámpara que parpadeaba con insistencia, aun así estaba sentado tras el enorme escritorio de caoba pulida. Entre sus manos sostenía documentos de un posible caso que había tomado como suyo porque sus colegas no eran capaces de resolver a pesar de ya tener otros dos casos a su cargo, quitándole así, el valioso tiempo junto a su lindo y sensual esposo.


Estaba muy estresado, pues los testigos no querían declarar por temor a posibles represalias, todavía había pistas que tenían que encontrar y unirlas con las ya existentes, pronto darían fecha para el juicio y el maldito bastardo del acusado le había retado y reído frente a su cara, eso le molestó y juraba por toda su carrera de abogacía que encontraría pruebas suficientes para encerrarlo y que se pudriera tras las rejas, por tocar su orgullo y porque había golpeado a su mujer embarazada hasta casi matarla. Odiaba a personas como él y personalmente deseaba que todo lo malo del mundo se cerniera sobre ellos.


Tocándose el puente de su nariz, cerró sus ojos ante una jaqueca inminente. Miró el marco que descansaba al lado de su portátil, donde se podía apreciar un chico alto que sonreía alegremente mostrando a un cachorro a la cámara, su sonrisa era tan peculiar y la más hermosa de todas. A su alrededor llovían pétalos de cerezos, dándole un aire de misticismo e inocencia. Suspiró apartando la mirada hacia la puerta, hace tres semanas para ser exactos, se despertaba temprano y llegaba tarde a su casa, donde la mayoría de las veces encontraba a su adorable esposo (más dormido que despierto) esperándole sobre el sillón de su sala.


En las mañanas apenas y se tocaban, lo más lejos que podían llegar eran un par de besos necesitados o había veces en las que solo se daban un pico antes de salir a trabajar. En las noches llegaba tan cansado que justo cuando creía que llegaría lejos, se terminaba durmiendo entre los besos y abrazos que le ofrecía, y todo eso ¡lo estaba matando!, tres semanas de abstinencia, tres semanas sin tocar su piel, escuchar sus gemidos cuando tocaba su punto dulce o su cara cuando llegaba al orgasmo, estaba cansado de levantarse en la madrugada a ducharse con agua fría, de que no le pudiera llamar entre recesos porque no quería interrumpir sus clases. Eso era la locura misma ¡era peor que estar en el limbo!


Taehyung no se lo decía pero sabía que estaba igual o más estresado e irritado que él. Era por eso que en la última semana madrugaba y trasnochaba más de lo que lo hacía antes, solo quería cerrar el maldito caso y regresar a los reconfortantes brazos de su amado y no soltarlo hasta el día siguiente, pero por el amor de dios sus fuerzas comenzaban a flaquear.


Necesitaba un pequeño receso esa noche, así que pulsando el intercomunicador, llamó a su secretaria pidiéndole una taza de café. Se levantó de su silla y se colocó frente a un ventanal que le ofrecía una vista espectacular, la ciudad siendo empapada por la lluvia y las luces de esta siendo reflejadas en el cristal. Pasados unos minutos unos golpecitos llamaron a su puerta, al dar el permiso, una mujer bajita pasó por ella y le entregó una humeante taza de café en una charola donde venía un plato de galletas con chipas de chocolate, agradeciéndole esta se retiró. Con su taza en mano se sentó en el enorme sillón de color negro que estaba al lado de su puerta, tomando de trago a trago y mirando hacia la ventana cubierta con vaho.


Esa noche era igual a aquella donde conoció a la persona más importante de su vida, todavía recordaba la hora, el día y el lugar de su encuentro, hace ya dos años atrás. Como siempre él salía tarde de su trabajo y por la prisa de alcanzar el último metro se le había olvidado el paraguas en la oficina, se maldijo cuando apenas había avanzado dos calles, cuando la lluvia cayó sin previo aviso, empapándolo en menos de un minuto. No le vio el caso de correr a resguardarse en los locales que seguían abiertos, sino que solo bufó y siguió caminando.


Normalmente se iba a casa en su coche, pero esta vez su coche se lo había prestado a su amigo que tenía una cita pues el suyo estaba en reparación. Con presto caminaba, las personas lo miraban como si estuviera loco y así se sentía pues era la única persona caminando en medio de un aguacero, sin paraguas y refunfuñando. Fue entonces que escuchó el sonido de la lluvia caer a su alrededor pero que no le tocaba, al instante que volteo a su lado sorprendido, se encontró con una sonrisa rectangular muy inusual pero a la vez muy bella, tanto que no dejaba de abmirarla.


-si continuas así bajo la lluvia, enfermaras – le había dicho el chico, sonriéndole otra vez.


Entonces se había dado cuenta que ese chico portaba una belleza sin igual, era alto pero no más que él, su piel era blanca como la nata, su pelo era de un color castaño y de apariencia sedosa, un par de labios de color rosáceo que pedían a gritos ser besados y ojos de color café oscuro adornados por unas largas y espesas pestañas. Portaba un abrigo largo de lana y unos pantalones negros ceñidos a sus largas y torneadas piernas, llevaba botas para la lluvia de color rojas a juego con el paraguas que los cubría. Todo él gritaba perfección y estando ahí, hecho una sopa de lo tan empapado que estaba se sentía una miseria.


El chico al verse expuesto ante la mirada inquisitiva del otro, solo optó por hacer un gesto muy raro deformando su bella cara, asustando al otro y haciéndolo reír frenéticamente a él.


-Hola. Mi nombre es Kim Taehyung – le dijo, después de limpiarse el par de lágrimas que la risa le había provocado – gusto en conocerte – se había quedado sin aliento cuando escuchó su voz con más detenimiento, era fuerte y a la vez suave. Reconfortante, pensó


-Jeon Jungkook. El gusto es mío – sintió la suavidad de su mano contra la suya y un estremecimiento eléctrico le recorrió el cuerpo entero y no solo a él, también al chico porque rápidamente apartó su mano, para luego mirarlo a los ojos con un brillo peculiar.


Charlaron por un par de horas en lo que llegaban al metro, bajo la incesante lluvia, resguardados bajo el paraguas. En todo el trayecto Jungkook se en maravillaba más de Taehyung, le parecía divertido, alegre, bello e inteligente. Todo lo que siempre buscó.


Cuando abordaron el metro, se sentaron juntos y retomaron su charla. Sonrió a lo grande cuando Taehyung se sonrojó, cuando una señora sentada cerca de ellos le había dicho “su novio es muy lindo” no le contesto y solo se limitó a sonreír y asentir. Su sorpresa fue grande cuando Taehyung se bajó en la misma estación que él, por un momento llego a pensar que era un ladrón pero él era muy lindo para ser uno, cuando salieron a la calle ya había dejado de llover por lo que la falta de cercanía le hizo sentir frio. Siguieron andando hasta que Taehyung se paró ¡frente a su edificio! Su mandíbula cayó hasta el piso y la del chico igual cuando se miraron sorprendidos.


-¿vives aquí? – le había dicho cuando Taehyung no daba crédito a la sorpresa recibida


-pues sí, y tal parece que tú también, pero jamás te había visto antes. Es extraño


-sí, extraño – le dijo, mientras le miró de reojo


Como Taehyung vivía en el piso diez, lo invito a pasar. El lugar era casi tan espacioso como el suyo, solo que este estaba decorado con pintura de color lila claro, no tenía muchos muebles y los que había estaban ubicado estratégicamente a su alrededor, supuso que las cosas ostentosas no te agradaban, pues (según él) eran un lujo innecesario, en la puerta había un par de plantas, en las paredes había cuadros de todo tipo pero en su mayoría eran de paisajes y uno que otro personaje animado, en las repisas había fotografías, tuvo que reprimirse en a ir a tocarlas puesto que apenas se conocían y no quería que él pensara que era un confianzudo.


Después de  ofrecerle una toalla e invitarlo a que duchara, le prestó ropa limpia, puesto que ya llevaba tiempo bajo la lluvia antes que se encontraran. Él se lo agradeció inmensamente y se sorprendió charlando abiertamente con alguien, pues él no era muy conversador que digamos, era desconfiado y reservado, pero aun así ahí estaba, en la sala de ese tierno chico, charlando de sus vidas, soltando una que otra carcajada que decía el otro mientras sostenía entre sus manos un plato de fideos recién cocinados.


Ese ambiente le gustó, y mucho. Por un momento de imaginó a él llegando de un largo día de trabajo y encontrarlo a él, cocinándole, riendo con él, diciéndole “mi amor”, se asustó por el simple pensamiento, él no se enamoraba tan rápido por alguien que era muy agradable y charla un rato con él, pero el sentimiento y la imagen en su cabeza, ahí estaba.


Taehyung le había dicho que era un médico forense y que por ahora trabajaba dando clases de patología clínica en el colegio de medicina de ahí mismo y que esa semana cumpliría ya tres años desde que se graduó. Se sorprendió al escucharlo puesto se veía más joven de lo que era. Él por su parte de le contó que era un abogado, que siempre fue su sueño y decidió seguir los pasos de su padre y abuelo. Charlaron un rato más, compartiendo pasatiempos, gustos musicales, gustos culinarios, todo, y se sentía muy bien estar a su lado.


Cuando tuvo que irse, en el trayecto hasta su departamento comenzó a preguntarse por qué jamás lo había visto abandonar a abordar el ascensor, pues según Taehyung, compartían el mismo horario de salida. A la mañana siguiente lo descubrió medio dormido en la esquina del ascensor, entonces se dio cuenta de que esa escena la veía cada mañana pero que nunca le prestaba atención. Se acercó lento hacia él y lo movió suavemente hasta que el otro parpadeo, le sonrió y fue un “buenos días” el que le alegró su día.


Todos los días pasaba a charlar por varios minutos al departamento de Taehyung y se alegró internamente cuando en un caso de homicidio múltiple les fue asignado el caso a ambos, se veían a diario, entraban y salían juntos, era imposible enamorarse, aunque él ya lo estaba desde que lo conoció. Pasaron las semanas y decidieron pasar a salir oficialmente, más tarde le propuso casarse, Taehyung había aceptado más que encantado, y desde ese día su felicidad fue infinita.


Parpadeó tupidamente cuando sintió que el sueño comenzaba a causar estragos en él. Estirándose se levantó del sillón, colocó la taza vacía en la mesita de al lado y se encaminó a su escritorio para volver a lo mismo. Tan enfrascado estaba en sus documentos que no sintió la puerta principal abrirse, al escuchar el pestillo echarse, levantó la mirada. Arreplegado en la puerta había un chico alto que le miraba seductoramente, llevaba puesto un abrigo largo negro que le caía hasta las rodillas, su cabello lucía desordenado y su lengua se paseaba por sus carnosos labios. Comenzó a caminar en su dirección a paso lento, mientras su sonrisa crecía y él no paraba de observarlo, todo él gritaba sensualidad.


Se aclaró la garganta pues esta increíblemente había quedado seca, el chico se sentó frente a él en las sillas de su escritorio y colocando las manos sobre este, sonrió.


-buenas noches abogado – le dijo, desabotonándose los primeros botes de su abrigo, dejando ver un par de clavículas muy llamativas. Sin apartar su mirada de él, un calorcito comenzó a hacerse presente.


-buenas noches – le sonrió - ¿en qué le puedo ayudar?


-bueno, verá – los botones de su abrigo ya estaban completamente abiertos, dejando a la vista una camisa blanca, casi transparente, donde un par de botoncitos de color rosa se hacían visibles – vengo a asignarle un caso. Mi esposo se ha ausentado de la casa por varias semanas y me he sentido muy solo.


-bueno, es lamentable escuchar eso. Pero por lo que usted ve, soy un abogado y no un detective – le sonrió, acomodándose mejor sobre su asiento.


-lo sé, pero en verdad, extraño a mi esposo – subió su mano hasta su cuello, remarcando la línea de este. Pasó su dedo lenta- mente, y suavemente la bajo a su pecho - Me ha dejado botado por tanto trabajo que ya ni siquiera sé lo que se siente tener sus manos en mi piel – tiró a un lado su abrigo de color negro y se sentó en el borde su escritorio, levantando una de sus perfectas piernas. Y con solo eso ya la tenía dura.


El chico comenzó a rodear el escritorio, hasta llegar a donde él estaba. Se quitó la camisa blanca y luego procedió a desabrochar y bajar el cierre de su pantalón. Sus manos le picaban por tocar toda esa piel blanca que parecía relucir ante la luz de la lámpara. A horcajadas se le subió encima, chocando su cálido a liento entre sus labios y restregándose en el pequeño bulto que sobresalía de sus pantalones. Sin poder evitarlo un jadeo se escapó se su boca, mientras que de la contraria salía un gemido demasiado provocativo a su parecer.


-por favor, abogado. Ayúdeme a traer a mi esposo de vuelta a casa – otro gemido se escapó de su boca, cuando unas manos comenzaron a apretarle los glúteos muy a su antojo.


-haré todo lo que pueda – y le besó, suave en un principio y furioso en el segundo después. Era un beso necesitado, casi desesperado. El otro pasó sus brazos por el fuerte cuello. Gimiendo y restregándose contra su erección cuando sintió la lengua ajena invadir la suya, sonrió entre el beso.


Tan entretenido estaba, que no se dio cuenta cuando el otro sacaba una pañoleta de una de las bolsas de su pantalón para después colocar sus brazos hacia atrás de la silla y anudarlas con la pañoleta. Rompió el beso abruptamente y le miró con el ceño fruncido cuando quiso mover sus manos pero estas estaban atadas. El chico solo se rio inocentemente y se bajó de su regazo, mirándole.


-¿pero qué…? – una vez más trató de soltarse pero el resultado era el mismo - ¿Qué crees que haces?


-nada – colocó un largo dedo sobre sus labios simulando inocencia, contrario a lo que tenía en mente y volvió a reír bajito


-vamos, desátame – y otra vez halo sus brazos pero nada, había anudado bien ese pedazo de tela - esto no es divertido, Taehyung


-tampoco lo es el hecho de que me dejes botado durante semanas. Trate de entenderte porque sé que tu trabajo a veces es cansado y te consume tiempo pero créeme, ayer llegué  a mi límite, cuando hice una cena por nuestro aniversario pero llegaste tan tarde y cansado que ni cuenta te diste – se acercó otra vez hasta donde estaba y le fue desanudando la corbata, desabrochando los botones de su camisa y el pantalón. Se pasó la lengua por sus labios saboreando la escena – me debes muchos orgasmos, mi amor


Y se le trepó otra vez en su regazo, besándole el cuello, restregándose contra él y paseando sus manos por el fuerte pecho, deteniéndose en sus tetillas de color crema. Por su parte Jungkook echaba su cabeza hacia atrás, saboreando tan exquisita sensación. Sintió el cómo Taehyung se separaba y se paraba frente a él, para quitarse los pantalones y descubrir que ¡no llevaba nada por debajo! Le boca se le hizo agua y con más insistencia tironeo de la tela, quería tocar cada pedazo de esa cremosa piel.


Casi le dio un infarto cuando Taehyung le sonrió tan lascivamente y se arrodillo entre sus musculosas piernas para meter su mano en su pantalón y sacar su adolorida erección del bóxer. Cuando la hubo entre sus manos, le dio un lengüetazo por toda su extensión y besó la punta, en todo momento jamás dejó de mirarle a los ojos.


-vamos TaeTae, desátame – le dijo, sin quererlo su voz salió suplicante y necesitada – déjame tocarte – Taehyung se separó de su labor y negó aventándole un beso


-lo siento, cariño pero esta noche me daré placer, y el no tocarme será tu castigo por dejarme solo estas semanas


-esto es injusto


-lo sé. A veces la vida no es nada justa


De un solo movimiento se metió toda su extensión a la boca, haciendo que Jungkook jadeara demasiado alto. Veía como la cabecita castaña de Taehyung subía y bajaba entre sus piernas. Sintió entonces una de sus traviesas manos que tomaban uno de sus testículos y los acariciaba al ritmo de sus movimientos. Sin contenerlo más, un jadeo demasiado ronco salió desde lo más profundo de su pecho cuando se corrió en la boca de su esposo, pequeñas corrientes eléctricas abrazaron su cuerpo haciéndolo convulsionar levemente ante tal explosión de placer. La abrir los ojos, vio el cómo Taehyung lamia sus labios y le sonreía, sonrisa que le fue devuelta


-siempre me ha gustado tu sabor, mi amor


-vamos Taehyung, ya suéltame – pero este volvió a negar y le besó otra vez


-mi turno


Sin darle tregua, Taehyung se trepó de nueva cuenta en su regazo y con una sonrisa malvada comenzó a restregarse contra él. Rodeo el cuello ajeno con sus brazos, gemía en su oreja y Jungkook no podía hacer nada. Lentamente subía y baja, hasta que sintió un cosquilleo en su vientre y aceleró sus movimientos. Gemía abiertamente sobre su oreja a tal punto de que le escurrían pequeños hilillos de saliva por la comisura e su boca. Sin pensarlo dos veces se levantó un poco de donde estaba y tomando su pene, lo dirigió a su entrada sin preparación. Soltando lágrimas de sus ojos no se detuvo, había esperado tanto por esto y no se detendría. Ambos gimieron, uno más alto que el otro. Ya con impaciencia Taehyung comenzó a moverse. Tanto era su placer que las fuerzas comenzaron a desaparecer, y terminó cayendo sobre su pecho, cansado e insatisfecho por no poder alcanzar su orgasmo.


Tan desesperado estaba Jungkook, que comenzó a tironear la tela que le sujetaban sus manos, hasta que esta comenzó a ceder, aflojándose un poco. Aprovechando esa oportunidad se levantó con Taehyung sobre su regazo y lo recostó sobre el escritorio, mandando al carajo los papeles importantes, le miró con hambre mientras su esposo se retorcía y gemía.


-ahora, te enseñaré lo que es bueno – le dijo, mordiéndole el lóbulo de la oreja


Tomándole de los tobillos, se hundió en él, haciendo que Taehyung ahogara un fuerte gemido que saldría de su boca, hasta respirar se le dificultaba. Lo suyo era puro poder, entraba y salía con rapidez golpeándole su punto dulce. Taehyung se movía frenético sobre la madera tanto que tuvo que colocar sus manos sobre su cabeza para sujetarse del borde del escritorio.


El mueble crujía bajo el movimiento errático de sus cuerpos, gemidos inundaban la habitación, también el olor a sexo era palpable, sus cuerpos estaban cubiertos por una fina capa de sudor. La tela del pantalón de Jungkook le rosaba la piel de su trasero y eso hacía más íntimo el encuentro.


-Jungkook…por favor… por… - casi botaba lágrimas de tanto placer que lo embargaba. Sus ojos estaban cerrados, su boca ligeramente abierta soltando gemidos y jadeos. Se inclinó hacia él y le atrapó su labio inferior entre sus dientes - ¡dios mío!


Y explotó, él sobre su estómago y Jungkook dentro de él. Débil y cansado de recostó sobre su esposo y este le abrazo acariciándole los cabellos desordenados. Se quedaron un rato así para tratar de regularizar sus respiraciones, al salir de su cuerpo, un gemido de parte de ambos se hizo escuchar. Jungkook miró  Taehyung, y este lo miraba con ojos brillantes como la primera vez que lo conoció, tenía sus mejillas pintadas de carmín y sus labios hinchados.


-diablos, ahora mis empleados pensaran que soy un pervertido por hacer el amor con mi esposo en mi oficina – Taehyung sonrío


-bueno, no del todo. Cuando llegué solo había dos persona que ya se iban – Jungkook lo miró – ya es más de media noche, mi amor. Feliz aniversario atrasado – y se sintió culpable


De pronto Taehyung se tapó la cara con sus manos y su pecho comenzó a subir y a bajar a causa del llanto, sin entender que era lo que pasaba, Jungkook se las retiró


-perdón, mi amor. En serio que lo siento – lo abrazó fuerte, sujetando su cabecita castañas entre sus manos – no debí dejarte de lado. Sé que mi trabajo es importante pero no más que tú. No debí dejarte de lado. Perdón – Taehyung solo sorbía su nariz


-quiero que le des tiempo a todo, que te encargues de tu trabajo y también de mí  todo a su debido tiempo – negó y tomando la mano de Jungkook la guio hasta su vientre plano –…de nosotros


Jungkook se congeló en su lugar mientras miraba la mano de Taehyung obre la suya aun acariciando su piel.


-“¿nosotros?”, eso quiere decir que tu… - Taehyung asintió sonriendo mientras las lágrimas comenzaban a salir, de un tiempo para acá se había vuelto muy sensible, más de lo que ya era


-me enteré ayer, por eso quería que llegaras temprano a casa para darte la noticia – hizo puchero y le miró – tengo un mes de embarazo, el doctor dice que mide 2 cm, a mi parecer es muy pequeño todavía pero el doctor dice… - fue interrumpido por un par de labios que se posaron sobre los suyos, luego lo abrazó fuerte escondiendo su cabeza en su cuello -¿Jungkook?


-Gracias – le besó el hombro – gracias – volvió a repetir – me has hecho la persona más feliz del maldito mundo. Te amo como no sabes cuanto


-yo también te amo – le acaricio la espalda – por eso debes de organizar tu tiempo desde ahora, porque Kookie comenzara a crecer y quiero que disfrutes esta hermosa experiencia tanto como yo


-¿Kookie? – le miró ceñudo


-sí, se llamará como tú – le sonrió grande


-no, definitivamente – volvió a negar


-¿Qué tiene de malo?


-lo molestaran en el instituto al igual que los otros niños hacían conmigo


-no lo harán – le aseguró - ¿sabes por qué? – el otro negó – porque tu esposo tiene a un amigo que tiene pésimo carácter y además practica taijutsu y karate le enseñará lo básico, será su tío favorito


-¿Yoongi? –El otro asintió y se echaron a reír – espero y se parezca a ti. Ya hasta puedo ver a un pequeño TaeTae corriendo por la casa ¡Ag! Me pican las manos por tenerlo entre mis brazos – le miró con una sonrisa gigante en el rostro y a Taehyung se le aguaron los ojos – Gracias, Taehyung


Después de limpiarse y vestirse, acomodaron todo en su lugar y se encaminaron a su casa, esa noche volvieron a hacerlo pero esta vez más lento, más romántico bajo la tibieza de las mantas y la pálida luz de la luna en la ventana. 

Notas finales:

¡gracias por leer! nos vemos pronto :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).