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2 COOL 4 SKOOL por Naga

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We Are Bulletproof Pt.2 (Ellos harían cualquier cosa por HoSeok)

                » OT7 – J-Hope!Centric. hurt/confort. Smut-y.

×××

El dormitorio estaba vacío. HoSeok había ido allí porque sabía que lo estaría; porque sabía que los demás estarían fuera, ocupados en sus actividades, donde él también debería estar, y por eso sabía que allí no lo buscarían.

 

No quería ver a los chicos. Aquellos que eran su todo. A los que amaba con toda su alma y su corazón. A todos y cada uno de ellos, sin excepción. No quería que ellos lo vieran así, cuando no era capaz ni de recurrir a una falsa sonrisa para fingir que estaba bien, que no tenían de qué preocuparse.

HoSeok odiaba que los menores lo miraran con esos ojos de corderito cuando sabían que estaba triste. No quería que YoonGi le diera la charla de padre, ni que SeokJin lo cubriera de besos, ni que NamJoon lo rodeara con sus brazos y le susurrara al oído aquellas palabras reconfortantes que siempre utilizaba en momentos así.

 

«No tienes que estar siempre contento, HoSeok. Deja que nosotros también cuidemos de ti»

 

Y se dejaba. De verdad que lo hacía, aunque ellos no se dieran cuenta. Él buscaba sus abrazos y sus sonrisas siempre que quería, porque en realidad los necesitaba en todo momento.

Pero ahora necesitaba estar solo. Necesitaba estar solo porque no se los merecía. No se merecía sus abrazos, ni sus besos, ni sus palabras reconfortantes.

 

Se merecía todo el odio y el desprecio que estaba recibiendo por los netizens. Había manchado la imagen del grupo y había perjudicado a la empresa. Por mucho que los chicos quisieran defenderlo, no había justificación posible.

 

HoSeok se había quedado estático en la entrada, sin quitarse las botas, perdido en sus pensamientos, escuchando el inusual silencio en aquel dormitorio donde, por norma general, siempre había desorden y bullicio.

Se descalzó descuidadamente y dejó los zapatos en la pila desmoronada de calzado que normalmente era él quien se encargaba de organizar, pero que, en ese momento no le importaba en lo más mínimo.

Arrastró los pies hasta llegar a su habitación, compartida con JiMin y TaeHyung, tiró al suelo su bolsa de deporte, donde traía la ropa sucia y sudada de la práctica de baile, y se sentó en su cama, -la única individual, pues los menores compartían una litera-. Se quitó la gorra de un tirón y la lanzó a la cama de JiMin, enfadado consigo mismo, frotándose la cara con las manos, frustrado, agarrando puñados de pelo rubio entre sus dedos, deseando arrancarse los mechones a tirones.

 

A veces olvidaba lo alto que habían escalado. A veces no recordaba que eran famosos, que todo el mundo estaba vigilando, al acecho, esperando que dieran un paso en falso que les hiciera caer.

A veces se olvidaba de lo peligroso que era. Era difícil recordar que jugaban con fuego cuando se sentían tan felices, tan completos. Tenían que esforzarse por esconder sus sentimientos, una tarea casi imposible cuando se trataba de un amor tan profundo y completo, y en la que a menudo fallaban cuando abusaban del exceso de cercanía y miradas extremadamente cómplices.

Nadie lo entendería. Lo suyo era amor, pero los tacharían de inmediato de lujuriosos y enfermos pervertidos. No era un amor entre sólo por uno o dos de ellos, algo que los medios podrían llegar a comprender, aun con mucha reticencia debido a su antinatural sexualidad.

Pero no era así. Eran siete. Siete chicos vinculados por profundos sentimientos, que se que se querían y adoraban. Había complicidad, respeto, e infinito afecto. Se necesitaban los unos a los otros, como si fuesen una sola unidad, en la que si faltaba uno sólo de ellos, todo el conjunto se veía afectado.

Era una relación perfecta para ellos, donde todos daban y todos recibían en una pacifica armonía, pero tan complicada que nadie debía saber de su existencia, ni si quiera sus personas más allegadas. Si se descubría, si se filtraba, todo podía irse al infierno. Era un castillo de naipes que se derrumbaría con la brisa más ligera.

 

Eran como Ícaro.

Sus alas eran grandes y hermosas, pero no estaba echas más que de cera, y debían tener mucho cuidado de volar demasiado cerca del sol.

 

HoSeok aun se sentía como aquel niño que había entrado en una agencia tratando de seguir su sueño de ser bailarín. HoSeok no se creía la gran cosa. HoSeok aun lloraba cuando recordaba aquel mar de ARMY BOMBS en el estadio Olímpico, pues no podía creer que toda esa gente estuviera allí por él. Por ellos.

Si se lo hubiera creído un poco, tal vez podría haber evitado aquella situación.

 

Había sucedido el día anterior.

Estaban teniendo un ensayo en un escenario al aire libre, preparando la actuación que tendrían para una gala importante esa misma noche, que se emitiría en la televisión nacional.

Hacía frío, pero todo estaba bien, ellos estaban abrigados y con el cuerpo caliente después de haber estado practicando por horas sobre el gran escenario. TaeHyung y JiMin tenían mucha energía aquel día, y, como siempre que esos dos se ponían a jugar, JungKook estaba allí, deseando unirse a la diversión. SeokJin y YoonGi se veían un poco cansados, porque YoonGi siempre regresaba tarde del estudio, y SeokJin siempre lo esperaba para acostarse; una linda costumbre que ambos, como compañeros de habitación, mantenían como ritual nocturno, pero que era un poco engorroso cuando debían madrugar y hacer prácticas intensas, aunque HoSeok los entendía a la perfección.

Cuando el ensayo terminó, los maknaes seguían jugando, y los hyungs estaban aun más cansados que al comienzo, y los cinco desaparecieron entre bambalinas, tratando de huir del frio al dirigirse a la sala de descanso que tenían preparada.

 NamJoon se había quedado atrás hablando con el encargado del sonido, tratando de solucionar algunas fallas que había notado durante el ensayo. Sin darse cuenta, HoSeok se había quedado solo, esperándolo.

 

HoSeok estaba distraído, mirando la espalda de NamJoon, oculto tras la estructura metálica revestida por estandartes que sostenía las luces de escenario. Había técnicos y staff por todas partes, moviéndose de un lado a otro, discutiendo y trabajando en los preparativos, pero ninguno le estaba prestando atención.

Las fans y la prensa siempre acudían a los ensayos, tratando de animar y de sacarles fotos a cada uno de sus movimientos para publicarlas en los fancafes. Las voces de las fans llamaban desesperadamente a Rap Monster, que era el único que permanecía a la vista, esperando que él les dirigiera una mirada, sonriera y saludara, pero él estaba ocupado hablando con el técnico como para hacerlo.

HoSeok comprobó con una sonrisa cómo NamJoon se desvivía por ellos, demasiado concentrado y enfocado en que la actuación, su actuación, la de BTS, fuese perfecta, y que las voces de sus compañeros brillasen y se escuchasen alto y fuerte en aquella emisión tan importante.

Admiraba tanto su dedicación y su afán para con el grupo... Se esforzaba tanto por sus compañeros... No podían haber deseado un líder mejor para el equipo.

Y HoSeok lo amaba tanto... Los amaba tanto... Que no era capaz de imaginar lo desgraciado que sería en una vida sin ellos.

 

HoSeok empezaba a impacientarse. Quería que NamJoon dejara de parlotear -porque NamJoon siempre hablaba demasiado- y se diera la vuelta, y viera que HoSeok lo estaba esperando, y le dedicara una de sus tiernas sonrisas de hoyuelos, y diera grandes zancadas para llegar hasta él y envolverlo en un apretado abrazo que le diera calor y cariño.

 

Tal vez HoSeok hubiera estado demasiado pendiente de NamJoon, o tal vez simplemente tenía que haberse ido con los demás y esperar en la sala de descanso, donde nadie más que los miembros y los integrantes de su staff personal podían entrar. Porque ya no eran un grupo rookie al que nadie conocía. Porque ahora eran idols conocidos a escala mundial, rompedores de records, amados por su música y odiados por su rápido ascenso.

Porque HoSeok fue incauto y se quedó allí innecesariamente fue que lo echó todo a perder.

 

— ¡J-Hope!

 

HoSeok reaccionó al ser llamado. Una voz, juvenil y desconocida, pronunciando su nombre de forma ahogada, en un jadeo. Emocionada. Sorprendida.

HoSeok se giró a mirar confiadamente, curioso, un poco sorprendido porque pensaba que estaba solo. Y cuando consiguió verla, ella ya estaba casi encima de él.

 

Era una niña. ¿Cuántos años podría tener? ¿Trece? Catorce como mucho. Llevaba su uniforme escolar, y una pancarta y un ARMY BOMB en sus manos que dejó caer cuando se lanzó hacia él con los brazos abiertos.

HoSeok abrió mucho los ojos por la sorpresa y a duras penas consiguió dar un paso atrás para esquivarla, pero ella ya lo tenía.

Todo fue tan rápido que HoSeok casi no tuvo tiempo para asimilarlo. A duras penas pudo ver su rostro, juvenil y cubierto de lágrimas de emoción, cuando ya la tenía encima, con sus delgados brazos rodeando sus hombros y su cuello. HoSeok no tenía ni idea de dónde había salido esa muchacha ni de cómo había conseguido evitar la seguridad del recinto para llegar tan lejos, hasta él.

HoSeok se sentía violentado y en cierto modo agredido por la joven. Había salido de la nada y se había lanzado sobre él, abrazándolo sin permiso ni su consentimiento. De haber sido solo eso, HoSeok habría soportado su incomodidad, y habría acariciado la cabeza de la chiquilla, tratando de tranquilizarla y darle palabras de ánimo. Era una fan después de todo, y a las fan había que tratarlas siempre con gentileza.

Sin embargo, justo cuando HoSeok estaba a punto de corresponder al abrazo para reconfortarla, ella, dispuesta a aprovechar aquella oportunidad única con su ídolo favorito, saltó sobre las puntas de sus pies, alcanzando a besar directamente los labios de HoSeok.

HoSeok amaba los besos y los abrazos, pero no así. Sólo había seis personas en el mundo que pudieran unir sus labios con los de Hoseok, sólo esos seis pares de labios podían hacer que el corazón de HoSeok se alborotase y palpitase de felicidad. Pero los labios de aquella chica lo único que conseguían eran que, un acto que HoSeok adoraba tanto, se sintiera mal e incorrecto.

 

El sentimiento de traición y repugnancia subió por su garganta y antes de saber lo que estaba haciendo, empujó a la muchacha tan lejos de su cuerpo como fue capaz, consiguiendo que ella cayera aparatosamente al suelo, donde permaneció, llorando y gritando cosas que HoSeok no llegaba a comprender.

 

Cubriendo su boca, HoSeok se dio la vuelta y huyó de allí, tratando de alejarse de la fan cuanto antes, sin preocuparse de su estado, o si estaría herida por su exabrupto.

HoSeok estaba tan asustado que corrió en dirección a la sala de descanso, olvidándose de que había estado esperando a NamJoon en primer lugar, buscando refugio en cualquiera, cualquier persona que estuviera cerca.

 

Cuando entró en el camerino, todas las miradas se cerniéndose sobre él. Se vio reflejado en uno de los tantos espejos, dedicados al maquillaje y peluquería de los artistas, y estaba pálido, sus ojos abiertos como platos, ganándose la preocupación de sus compañeros.

HoSeok guardó silencio. No era capaz de contarles a los chicos lo que había sucedido. Lo que le había hecho a la fan.

Todos notaron la inquietud y el nerviosismo de HoSeok, pero él se negó a hablar, dibujando ligeras sonrisas, tratando de calmar los ánimos, evitando ser el centro de atención.

 

«Nadie lo ha visto» se convencía, diciéndoselo a si mismo mientras se mordía las uñas, un gesto que había adquirido con el tiempo debido a su cercanía a YoonGi. «Estaba oscuro, estábamos escondidos... Nadie podría haberlo visto. Nadie tiene por qué saberlo. Y si ella lo difunde en internet, no tendrían por qué creerla. Todo irá bien... Todo irá bien...»

 

Pero HoSeok no estaba bien, y esa noche en la presentación la cagó.

Metió la pata hasta el fondo, falló en el rap y falló en la coreografía, y todo el país había visto cómo J-Hope de BTS no estaba a la altura.

 

Los muchachos trataron de tranquilizarlo, de restarle importancia al suceso, pero HoSeok sabía que aquello les pasaría factura, y que por la mañana, todos los portales estarían hablando de ellos, de su penosa actuación, su falta de profesionalismo, criticándolos, juzgándolos.

 

HoSeok no durmió en toda la noche, ni aunque todos hubieran acordado desconectar los teléfonos móviles para no recibir ninguna noticia exterior, ni aunque TaeHyung se había abrazado a su cuerpo como si aquello drenara todas sus preocupaciones, cosa que usualmente conseguía, pero que aquel día no sirvió de nada, pese a toda la buena intención de TaeHyung. Y antes de que amaneciera, salió sigilosamente de la cama y se escabulló del dormitorio, sintiéndose incapaz de mirar a la cara a ninguno de ellos.

 

Pasó las horas bailando en la vieja sala de ensayos, donde HoSeok se sentía más a gusto, donde habían dado sus primeros pasos juntos como grupo, donde habían practicado hasta colapsar de agotamiento, donde había creado los lazos más importantes de sus vidas.

Había tantos recuerdos allí que era el escenario perfecto para la autocompasión de HoSeok.

 

Sentía que les había fallado.

 

Su cuerpo era un templo dedicado únicamente a ellos. Su mente era un bastión que debía mantenerse en pie por ellos.

Y por una tontería, había conseguido profanarlos.

Se merecía toda la culpa que él mismo estaba echando sobre sus hombros.

 

Aguantó parte de la mañana sin mirar su teléfono, pero cuando notó que la empresa empezaba a cobrar vida por el movimiento de los trabajadores, reunió el valor para echar un vistazo, dispuesto a hacer frente a todas las cosas malas que estarían diciendo sobre él en internet.

Como esperaba, muchos blogs criticaban su pobre presentación y su falta de profesionalidad. Desgranaban cada mínimo fallo en la actuación, tanto suya como de sus compañeros, que no habían podido evitar distraerse por lo mal que HoSeok lo había estado haciendo.

Habían docenas de gifs reproduciendo una y otra vez un tropiezo que había tenido un momento en que la cámara estaba encuadrándolo únicamente a él. Había cientos de fotografías que retrataban su expresión descompuesta y fuera de lugar.

 

Dejó el fancafe para después y entró directamente a twitter.

La cuenta de Bangtan tenía miles de notificaciones por menciones, pero antes de detenerse a revisarlas, HoSeok quería ver las tendencias.

#KickOutJHope y #JHopeIsTheWorst eran trendit topic.

Pero eso no era lo peor. Navegando en aquellos hagstags, HoSeok encontró el video. El video donde se le veía empujando a la fan y marchándose. Un video donde no se apreciaba que ella le había besado en la boca sin su consentimiento. Un video donde daba la impresión que HoSeok era el agresor y no el agredido. Un video que parecía lo que no era y que sólo ensuciaba más la imagen del grupo, la cual ya había quedado manchada por su pésima actuación anoche.

 

Cuando Bang PD lo viera se iba a enfadar como nunca.

 

Cuando los muchachos lo vieran iban a volverse locos.

 

Fue entonces que HoSeok decidió regresar al dormitorio, donde ya no había nadie, donde ya podría ocultarse.

 

Los managers iban a sermonearle si se enteraban que había dejado la empresa y había regresado solo a casa, sobre todo con los ánimos tan caldeados por su culpa. Pero HoSeok quería estar solo, y más que nunca, quería ocultarse de todas las miradas.

 

Su teléfono no había dejado de vibrar desde hacía un rato, pero HoSeok había estado ignorándolo a propósito.

No tardarían en encontrarlo, lo sabía de sobra, por eso decidió ganar tiempo encerrándose en el cuarto de baño, echando el seguro, pese a que sabía que lo tenían prohibido.

Abrió el grifo del agua caliente y taponó el desagüe de la bañera, viendo cómo comenzaba a llenarse. En pocos segundos, los espejos comenzaron a empañarse del calor y la humedad que se acumulaba en el pequeño habitáculo.

 

El agua estaba hirviendo, como a HoSeok le gustaba. Hacía mucho tiempo que no tenía un momento para darse un baño relajante, con el dormitorio a su completa disposición, sin nadie que lo interrumpiera. Y en aquellos momentos de verdad le hacía falta el agua abrasadora sobre la piel para darle un punto culminante a su tortura personal.

 

Comenzó a desnudarse lentamente, agradeciendo que los espejos empañados no fuesen capaces de reflejar su penosa apariencia, porque no quería ni mirarse a los ojos.

Había puesto música en su móvil y había conectado los altavoces de JiMin para que ésta se escuchara más alto, por eso no pudo escuchar la puerta del apartamento al cerrarse con un sonoro portazo debido al nerviosismo del inquilino que acababa de traspasarla hasta que unos apresurados golpes resonaron en la misma puerta del baño.

HoSeok sabía que tarde o temprano aparecerían, pero aun así se asustó debido a los golpes, notando que su corazón se aceleraba y sus hombros se encogían por la sorpresa.

 

— ¿HoSeok? ¡Hobi! ¿Estás ahí?

 

La preocupada y agitada voz de SeokJin se escuchaba desde el otro lado de la puerta, mientras seguía golpeando brevemente.

HoSeok no respondió al llamado y de inmediato, SeokJin trató de tirar del pomo, encontrándose con que la puerta estaba cerrada con seguro por dentro. A HoSeok no se le pasó por alto el grito despechado y ofendido de SeokJin cuando se encontró con que HoSeok se había encerrado allí por propia voluntad.

 

— ¡Jung HoSeok! — volvió a gritar SeokJin, su voz aguda denotaba su histeria en esos momentos. Que utilizara su nombre completo tampoco era buena señal.

 

HoSeok rodó los ojos, (y él nunca rodaba los ojos, porque estaba feo y era de mala educación, pero en aquellos momentos, podía permitírselo), SeokJin a veces se tomaba su papel de madre demasiado en serio, y eso era algo que siempre había parecido adorable para HoSeok, cuando esa histeria de mamá pato no estaba dirigida hacia él.

 

— Con que esas tenemos ¿eh? ¿No piensas abrir? — le advirtió SeokJin, con tono autoritario y demandante. — ¿Quieres hacer las cosas por las malas? — HoSeok no respondió — No me obligues a ir a buscar un destornillador para desmontar el cerrojo de la puerta, HoSeok — Silencio — Llamaré a YoonGi para que lo haga, ¡me oyes! ¡Y si no llamaré a JungKook para que la rompa a golpes! ¡O llamaré a NamJoon para que la destruya con tocarla! ¿Quieres eso, HoSeok? ¿Quieres que nos quedemos sin puerta en el baño? ¡Porque no dudaré en ir a buscar un hacha para sacarte de ahí si hace falta!

 

De todas formas, si SeokJin estaba allí en modo histérico, ya todos -o la mayoría de ellos-debían estar en camino al dormitorio, tratando de averiguar qué había sucedido con él. Era cuestión de tiempo que JiMin o YoonGi, JungKook, NamJoon y TaeHyung aparecieran por allí.

 

— ¡Estás incumpliendo las normas, HoSeok! — gritó SeokJin, cada vez más desesperado, su voz empezando a romperse por la ansiedad y el miedo a que algo le hubiera sucedido a uno de sus dongsaengs — ¡Lo prometimos! ¡Nada de cerrojos! ¡Nada de puertas cerradas! ¡No entre nosotros, HoSeok!

 

Aquel reclamo casi hizo que HoSeok se lanzara a abrir la puerta, recordando por qué motivo habían hecho aquella promesa entre los siete. Los dolorosos recuerdos estrujaron su corazón, rememorando tres años atrás, cuando por unos minutos habían pensado que YoonGi se había suicidado en la bañera, cuando su depresión era aun mayor (aunque sólo se había quedado dormido debido al relajante baño que se estaba dando). O cuando creyeron que NamJoon se había resbalado en la ducha y se había matado al golpearse la cabeza (y se la había golpeado, pero sólo había quedado aturdido y fue un susto más que otra cosa). O cuando JiMin pasó por una grave crisis, que casi desencadenó en bulimia, pero que, gracias a aquel pacto, consiguieron evitar.

Tras aquellos incidentes, el nunca cerrar las puertas de forma que los demás no pudieran entrar se había convertido en una de las inquebrantables normas de la casa.

 

HoSeok se levantó del borde de la bañera, donde se había sentado a esperar que ésta se llenara, dispuesto a abrir la puerta. SeokJin había jugado sucio recurriendo al chantaje emocional y HoSeok era demasiado bueno como para seguir haciendo sufrir al mayor de aquella manera.

 

No quería ni imaginarse qué cara debía tener cuando abrió la puerta y SeokJin se le quedó mirando con los ojos muy abiertos y preocupados. Sólo llevaba puestos los pantalones, pero dudaba que su mirada se debiera a eso, SeokJin le había visto tantas veces sin camiseta que eso causase ya reacción alguna en su hyung.

 

— Hobi... — susurró SeokJin, frunciendo sus cejas en una expresión amorosa y compasiva. HoSeok notó que SeokJin estaba a punto de darle un abrazo, pero HoSeok lo rechazó, apartándole la mirada y retrocediendo un paso para esconder parte de su cuerpo tras la puerta, como si la utilizara como un escudo.

 

—Sólo quiero darme un baño, Jin-hyung — respondió cortante. No quería decirlo en voz alta. No quería tener que decirle a SeokJin que quería estar solo, que no quería su compasión ni sus besos. Sólo quería esconderse, que la tierra se lo tragara, no tener que enfrentar las miradas decepcionadas de los muchachos.

 

— Vale... — accedió SeokJin, aparentemente notando que HoSeok estaba en ese humor.

 

Ese humor en el que se autodespreciaba tanto que el brillante Hobi se apagaba y lo único que deseaba era la oscuridad de su soledad.

 

— Vale... — repitió SeokJin, dando un paso hacia el pasillo de las habitaciones, dispuesto a acceder a sus deseos — Pero no cierres la puerta — advirtió, su mirada muy seria, dando a entender que aquello no era negociable y HoSeok debía obedecer.

 

HoSeok asintió, y con el rabillo del ojo vio a SeokJin desaparecer en dirección, seguramente, de su habitación.

Dejó la puerta entreabierta, cumpliendo la orden de SeokJin, y terminó de desvestirse sin pudor, dejando sus pantalones y calzoncillos tirados de cualquier manera bajo el lavamanos. Se metió en la bañera, notando cómo el agua hirviendo escaldaba su piel morena y calmaba el dolor de sus músculos tensos y maltratados por el intenso ejercicio y el estrés.

 

El agua le cubría por debajo de los hombros, pero si doblaba un poco las rodillas, podría sumergirse hasta la cabeza, sin embargo el agua estaba demasiado caliente y todavía no llegaba a ese punto en el que quería hacerse sufrir de manera tan dolorosa.

 

Recuperó su teléfono para revisar las novedades del suceso.

Tenía cuatro llamadas perdidas. Dos de los managers de la empresa, Bang ShiHyuk, y NamJoon. También había 183 mensajes de KakaoTalk del grupo de Bantang. Por curiosidad abrió el chat, y como esperaba, habían estado hablando de él.

 

Nochu [10:25] ¿Dónde está Hobi-hyung?

Jiminie [10:25] Pensé que lo encontraría en la sala de ensayos, pero he venido y aquí no está

Jiminie [10:26] Tal vez está en la de BigHit?

TaeTae [10:28] ¿Lo afirmas o lo preguntas?

Jiminie [10:28] Lo afirmogunto

Nochu [10:28] Esto es serio

Nochu [10:28] Mirad twitter

Nochu [10:28] Es TT

Nochu [10:28] Él debe haberlo visto ya

 

HoSeok vio cómo, un par de minutos después, los maknaes convirtieron el grupo de chat en un caos, sacando un montón de conclusiones extrañas, volviéndose locos, tratando de averiguar dónde podría haberse metido, cómo estaría, qué debían hacer...

 

PinkJin [11:04] Voy a ver si está en el dormitorio, estad atentos al móvil

Syub [11:07] En BigHit no está tampoco

TaeTae [11:08] Por fin contestas, hyung, estábamos volviéndonos locos

Syub [11:08] Ya lo he visto...

Syub [11:08] Que no cunda el pánico

Syub [11:09] Buscadlo en los sitios donde suele ir y no os preocupéis

Syub [11:09] Todo irá bien

 

HoSeok no pudo evitar sonreír ante aquello. YoonGi siempre era bueno calmando los ánimos, haciendo que todos pusiesen los pies en la tierra y se centrasen en lo importante. Normalmente NamJoon, como líder, era el encargado de esa labor, pero excepto por la llamada perdida, no había dado señales de saber la situación.

El último mensaje del chat era de apenas un minuto anterior. Era simple y conciso, y no hubo respuesta alguna tras él.

 

PinkJin [11:56] Hobi está en casa. Regresad.

 

Pronto todos estarían allí, y HoSeok no estaba listo para enfrentarlos.

 

Como la luz llamando a las polillas, HoSeok volvió a abrir Twitter, encontrándose un montón de mierda desagradable. Sus fotos más desfavorecidas encabezaban cada twitt.

A los dos hagstags anteriores, se había sumado un tercero en tendencias refiriéndose a él.

#UglyJungHoSeok

Y sólo en una hora.

HoSeok no sabría decir cual le sentaba peor.

 

Aunque estuviera enfrascado en su lectura de aquellos dañinos twitts, a HoSeok no se le pasó por alto que SeokJin había regresado. Traía una apacible sonrisa dibujada en sus carnosos y rosados labios. Su cabello oscuro estaba revuelto, probablemente por el apresurado cambio de ropa al que se había sometido.

Llevaba una sudadera blanca de PUMA, varias tallas más grande que la que le pertenecía, haciendo que se viera tan adorable como JiMin en prendas como aquella, donde incluso sus anchos hombros parecían frágiles y sus manos de dedos torcidos se perdían bajo las mangas. HoSeok siempre había alabado cómo se veía con aquella sudadera, y era consciente que si la llevaba, era sólo por y para él.

 

La sudadera cubría lo justo y necesario de su parte inferior, pues sus piernas estaban desnudas y sus pies descalzos. HoSeok no pudo reprimir una mirada hambrienta hacia esas piernas antes de tener la decencia de apartar la vista.

 No tenía derecho a desear a SeokJin.

No tenía derecho a desear a ninguno de ellos después de lo que había provocado.

 

SeokJin se acercó con pasos delicados y le arrebató con cuidado el teléfono de la mano, bloqueando la pantalla en el proceso de alejarlo de él.

 

— Se acabó — murmuró SeokJin con dulzura. HoSeok volvió a alzar la mirada, encontrándose el bello rostro de SeokJin a menos de un metro de distancia, sonriéndole con aun más devoción que antes — Vamos a olvidarnos de esto por un rato...

 

HoSeok vio cómo SeokJin se inclinaba hacia él, dispuesto a depositar un suave beso sobre sus labios que nunca llegó a sentir, pues apartó bruscamente la cabeza, tratando de alejarse de él.

Escuchó a SeokJin suspirar mientras se arrodillaba cuidadosamente junto a la bañera, y sólo entonces tomó con sus dedos la barbilla de HoSeok, obligándolo a que lo mirara de nuevo.

HoSeok a duras penas podía soportar mirar esa belleza. Esos ojos que lo veían con tanto amor. Esos hermosos labios que no hacían más que desear besarlo. A él, al que llamaban feo, al que era el peor, al que querían fuera de BTS.

SeokJin estaba tan cerca que dolía no darle el beso que estaba buscando, más aún cuando susurró contra sus labios y pudo respirar su cálido aliento.

 

— No me rechaces de nuevo, HoSeok... — suplicó SeokJin con tanta dulzura, con tanto amor — Duele que me lo niegues así...

 

HoSeok cerró los ojos y entreabrió los labios, torturado. Odiarse a si mismo estaba bien, pero no se perdonaba estar lastimando a su hyung en su afán autodestructivo. No, eso no podía perdonárselo.

 

— L-lo siento, hyung... — murmuró, con la mirada caída, sintiéndose más culpable a cada segundo — Yo...

 

— Ya lo sé... — las manos de SeokJin acariciaban sus mejillas con cariño, sus frentes juntas mientras la pacífica voz de SeokJin llegaba a sus oídos como una dulce melodía que calmaba todo su dolor — Sé que querías pasar por esto solo... Sé que querías evitar que nos preocupásemos y que tuviéramos un mal rato... Pero no podemos dejarte solo en esto, Hobi-ah... Eres nuestra preciosa esperanza... No vamos a dejarte caer solo, vamos a levantarnos juntos.

 

Si HoSeok había conseguido no llorar en todo ese tiempo, definitivamente las palabras de SeokJin fueron el detonante para comenzar a hacerlo. Gruesas y silenciosas lágrimas se derramaron de sus ojos al cerrar sus parpados, sintiendo cómo SeokJin alzó su barbilla para poder unir sus labios en un tierno y suave beso.

Un agradable calor, que nada tenía que ver con el agua caliente o la pasión, comenzó a asentarse en el interior de HoSeok, originándose en sus labios, hasta almacenarse en su corazón.

Los besos de SeokJin tenían ese efecto.

HoSeok no podía decir que prefiriera los besos de uno u otro de los miembros. Cada uno besaba de forma distinta y única y los amaba a todos ellos. Pero SeokJin tenía una forma de besar que era como si con un simple contacto fuese capaz de sanar todas las heridas de su corazón.

 

Los carnosos labios de SeokJin se movieron sobre los suyos, dulces y blandos, pero llevando el dominio de forma sutil, dejando a HoSeok elegir si prefería seguir dejándose llevar, o tomar el control. Sin palabras, SeokJin le daba la libertad de hacer lo que quisiera con él; si deseaba tomarlo, SeokJin se entregaría para él; si deseaba llorar, sería su paño de lágrimas.

HoSeok no sabía lo que quería. Sólo sabía que SeokJin sabía a chicle de fresa y al gusto acre y particular de su propia saliva entremezclado, y que podría estar perdido en sus labios durante horas.

 

SeokJin se separó cuidadosamente, dejando a HoSeok aturdido, acariciando su rostro, su cuello, su pelo, de una forma tan frágil y delicada que nunca nadie imaginaria que sería capaz con aquellas manos toscas y de dedos torcidos, haciendo que el más joven de los dos se sintiera cada vez más reconfortado, alejando de él todos los malos pensamientos, las tensiones y preocupaciones... Siendo sólo hyung y dongsaeng -mucho más que sólo hyung y dongsaeng- compartiendo un momento íntimo y curativo.

 

— Mira lo que te he traído — bisbiseó SeokJin, sentándose de medio lado junto a la bañera para mostrarle a HoSeok una bolsita de plástico transparente que contenía dos esferas, del tamaño de una pelota de tenis, de colores amarillo y rosa pastel — He pensado que harían tu baño más relajante...

 

Bombas de baño.

Desde hacía un tiempo, SeokJin se había aficionado a probar aquellas bombas de baño que se habían hecho tan populares últimamente. Adoraba ver cómo se deshacían en el agua caliente y dejaban maravillosos olores en su cuerpo.

En cierto modo las coleccionaba, y HoSeok sabía muy bien lo posesivo que SeokJin era con ellas. Les retiró la palabra a todos durante dos días en una ocasión en que a TaeHyung se le ocurrió coger una para probarla. Nunca más nadie se atrevió a tocar una, y SeokJin nunca había  compartido una con ninguno de ellos.

Aquellas bombas de baño eran el pequeño disfrute personal de Jin. Un lujo que reservaba para sí mismo y nadie más.

 

— Pero, Jin-hyung... —HoSeok lo miró sorprendido por aquella iniciativa que no había tenido por nadie más, y SeokJin respondió con una sencilla sonrisa, apoyando la cabeza en su brazo al borde de la bañera. HoSeok sintió el suave cabello de SeokJin acariciando levemente su hombro desnudo mientras el mayor le mostraba las bombas de baño.

 

— Son tus favoritas, Hobi-ah... Las de aroma de vainilla — interrumpió SeokJin a lo que fuera que HoSeok tuviera que decir al respecto, su voz con una cadencia armoniosa y aterciopelada — Siempre dices que te gusta el perfume que dejan en mi piel... Que me hacen oler como un pastelito y que te dan ganas de comerme...

 

HoSeok dejó escapar una ligera risa, sin mucha energía ni ánimo, pero una risa al fin y al cabo, y SeokJin lo premió con un beso en su hombro.

Era cierto que cuando SeokJin salía del baño oliendo tan divinamente bien, a dulce y acaramelada vainilla, HoSeok estaba allí, mordisqueando su cuello juguetonamente y alabando cada pequeño detalle de SeokJin, llenando su nariz de su aroma mezclado con vainilla.

 

— Pero eso es sólo en ti... Yo no...

 

— Oh, HoSeok... — rió SeokJin, parándose en sus rodillas antes de comenzar a levantarse — Créeme que pronto habrá aquí cinco lobos hambrientos deseando darte un bocadito... Seis contándome a mí... — bromeó, colando su mano entre los mechones del flequillo de HoSeok, tirando del pelo hacia atrás para liberar su rostro — Déjame mimarte un poco. Mira. — HoSeok obedeció y SeokJin levantó el borde de su sudadera, un poco más de la cuenta, mostrando parte de su plano vientre, pero lo que realmente quería enseñarle a HoSeok era su ropa interior. Unos sencillos bóxers de color rosa pastel, con la goma y las costuras color negro que se ajustaban deliciosamente a la piel de SeokJin — Me he puesto tus favoritos...

 

— Me estás consintiendo demasiado, hyung... — HoSeok volvió a sonreír, cerrando brevemente los ojos para reprimir el deseo de extender la mano y acariciar el tejido elástico de aquella ropa interior y ver cómo el agua humedecía la punta del miembro que reposaba en su interior. No se atrevía a hacerlo, no se atrevía a abusar del privilegio de tener a tan maravillosa persona frente a él.

 

— Tú consientes demasiado a todo el mundo... Es hora de que alguien venga a consentirte un poco a ti. No te muevas.

 

HoSeok se quedó inmóvil cuando SeokJin se lo ordenó, sirviéndole de apoyo mientras el mayor metía los pies pausadamente dentro de la bañera, posicionándose de forma que pudiera sentarse al borde, detrás de HoSeok, con su cuerpo delgado y esbelto de bailarín entre sus piernas abiertas.

HoSeok suspiró, no incomodo, pero sí muy consciente de que si echaba la cabeza hacia atrás, posaría su nuca directamente sobre la entrepierna de SeokJin. Se mantuvo demasiado rígido unos instantes, no quería hacer daño al mayor apoyándose en tan delicada zona, pero SeokJin ya veía venir la preocupación de HoSeok y no tardó en tirar de su cabeza hacia atrás, dándole un punto de apoyo y comodidad para su cabeza.

 

— Relájate, Hobi-ah... — masculló SeokJin, con una ligera aspereza en la voz que a HoSeok se le antojó erótico y provocó que la piel de sus hombros y toda la que quedaba fuera del agua se pusiera de gallina.

 

La música lenta del móvil de HoSeok inundó las paredes del cuarto de baño en lugar de dejarlos en un silencio desnudo y pacifico.

 

SeokJin dejó caer la primera bomba de baño entre las piernas de HoSeok, la cual empezó a deshacerse de inmediato con un sonido burbujeante y somnífero, tiñendo de un color rosado todo el agua a su alrededor y creando una suave espuma del mismo color, llenando el ambiente de un tranquilizante aroma avainillado.

La segunda la deposito suavemente muy cerca del cuerpo de HoSeok, haciendo que burbujeo acariciara su piel y provocara un ligero cosquilleo en su pecho y sus brazos.

 

HoSeok ya empezaba a sentir los efectos calmantes del silencio, la música, el agua caliente, el aroma y las burbujas de las bombas de baño, la presencia cálida de SeokJin... La pesadez que se había asentado en su pecho estaba comenzando a deshacerse, y el cansancio por el ejercicio extremo, el estrés y la noche en vela parecía dispuesto a reemplazarlo.

Los ojos de HoSeok comenzaron a cerrarse lentamente, completamente relajado. Las manos de SeokJin, que habían permanecido bajo el agua hasta el momento, jugando con las burbujas y la espuma, se posaron sobre el pecho de HoSeok, a la misma temperatura que el agua. SeokJin acariciaba su piel, humedeciendo sus hombros y su cuello con el agua aromática, y comenzaron a presionar los músculos tensos en un masaje que no tardó en sacar placenteros suspiros y quedos gemidos.

 

SeokJin exploraba y tocaba su cuerpo a placer, y aunque la mente de HoSeok había conseguido relajarse, su cuerpo empezaba a notar los efectos del afecto del mayor.

Su corazón latía cada vez más rápido y los suspiros se hacían cada vez más profundos y prolongados. Había cerrado los ojos y estaba dejándose llevar por completo por el tacto de su hyung.

Comenzaba a excitarse y no tenía la voluntad de pedirle a SeokJin que se detuviera.

 

Un estruendo proveniente de otro lugar de la casa sacó a HoSeok de su nube de placer. Abrió los ojos con pereza y pasó la lengua para humedecer sus labios, que habían quedado resecos durante esos minutos de excitación.

 

— ¡Hyung! ¡Hyung! — HoSeok reconoció la rasposa y urgida voz de YoonGi, llamado a gritos a SeokJin, buscándolos por la casa con desesperación — ¿¡Hyung!? ¿¡HoSeok!?

 

— ¡YoonGi~! ¡En el baño~! — respondió SeokJin canturreando, alzando la voz para que YoonGi pudiera escucharle — ¡Estamos en la bañera~!

 

HoSeok escuchó a YoonGi correr por el pasillo y empujar la puerta del cuarto de baño. YoonGi parecía agitado y sin aliento, con las mejillas rojas y el cabello revuelto bajo el gorro de lana. Lucía como si hubiera corrido todo el camino a casa, y probablemente lo hubiera hecho.

YoonGi resollaba con los ojos fijos en HoSeok, evaluándolo, buscando algún indicio de malestar, pero al comprobar que estaba bajo los cuidados de SeokJin y que estaba bien, YoonGi pudo tranquilizarse y soltar una larga respiración para calmar sus nervios y su preocupación.

 

— HoSeok, idiota — gruñó YoonGi, quitándose el gorro y la gran bufanda que llevaba alrededor de su cuello a tirones — Me has dado un susto de muerte.

 

— Lo siento, hyung — HoSeok se disculpó, con voz suave y una débil sonrisa dibujándose en sus labios.

 

YoonGi no respondió. Dejó caer las prendas al suelo del pasillo, así como su abrigo. Entró en el cuarto de baño quitándose el jersey y la camiseta interior de un movimiento, tirándolas al suelo, y continuó desnudándose sin pudor frente a sus compañeros a medida que se iba acercando.

Ya no llevaba nada encima cuando llegó junto a la bañera, los ojos de SeokJin y HoSeok clavados en su pálida desnudez. No había nada extraño en la situación, era tan natural entre ellos como hablar o comer, no había necesidad de pedir permiso o perdón.

 

Sin mediar palabra, HoSeok encogió sus piernas y las abrió, dejando sitio para que YoonGi  entrara en el espacio sobrante de la bañera. YoonGi entró en el agua lentamente, tiritando por la diferencia de temperatura entre su piel fría al venir del exterior y el agua a punto de ebullición de la bañera.

 YoonGi aun tenía las manos heladas cuando las posó sobre la piel de HoSeok, sobre sus rodillas, extendiéndolas aun más hacia los lados y ubicándose entre sus piernas, tan cerca como sus cuerpos se lo permitían, pecho contra pecho, piel sobre piel.

 

— No vuelvas a hacernos esto, HoSeok — amenazó YoonGi, justo antes de robar un sorpresivo beso de los labios de HoSeok — No vuelvas a preocuparnos de esta manera...

 

— Perdóname, YoonGi-hyung... — repitió HoSeok, pasando sus brazos por los hombros de YoonGi en un lánguido abrazo, humedeciendo la nuca del mayor con sus manos — Estaba avergonzado por lo que ha pasado...

 

— ¿Avergonzado? — insistió YoonGi, haciendo un involuntario puchero con su labio inferior — Yo sí que voy a darte un buen motivo para estar avergonzado.

 

Un instintivo gemido se escapó de la garganta de HoSeok cuando YoonGi, estrelló sorpresivamente sus caderas contra las del menor, friccionando sus miembros en una embestida que HoSeok disfrutó y tiñó sus mejillas de intenso rojo.

Ya estaba medio duro por las atenciones de SeokJin y aquello sólo consiguió terminar de encenderlo por completo.

 

— YoonGi-ah... — lo amonestó SeokJin de forma laxa y poco autoritaria, con media sonrisa dibujada en sus labios — Hoy Hobi-ah necesita que le tratemos bien.

 

— No me regañes, Jin-hyung... — se quejó YoonGi, abrazando más estrechamente a HoSeok mientras hablaba directamente con el mayor de los tres — Yo siempre lo trato bien. Además, sé que toda ésta espuma rosa es cosa tuya. Odio el rosa, no me sienta bien, y sin embargo estoy aquí dentro por él. Si eso no es amor ¿qué otra cosa puede ser?

 

Los dos rieron, pese a que YoonGi realmente no bromeaba.

 

— De acuerdo — concedió SeokJin, con rastros de risa en su tono — Pero sé gentil...

 

— Haré sentir bien a HoSeok, pero no prometo ser gentil.

 

HoSeok presenció cómo sus dos hyungs hablaban sobre él como si no estuviera delante, pero no le molestó. Después de todo no estaban diciendo nada desagradable sobre él, sino todo lo contrario, y aunque hubiera querido decir algo al respecto, tampoco habría podido, pues estaba muy ocupado mordiéndose el labio, conteniendo los sonidos vergonzosos que pugnaban por salir de su boca.

YoonGi tenía la habilidad de ser capaz de hacer dos cosas a la vez sin desconcentrarse ni desatender ninguna, y mientras intercambiaba con SeokJin algunas palabras, había acariciado todo el cuerpo de HoSeok con sus manos, desde las tibias, pasando por sus muslos, sus caderas, sus pezones, terminando por rozar sus ingles con los pulgares, para finalizar, de una vez por todas, en su miembro ya erecto.

 

— ¿Has oído eso, HoSeok? YoonGi va a hacerte sentir bien...

 

HoSeok abrió los ojos a duras penas al sentir que volvían a dirigirse a él.

Las miradas de los dos mayores estaban ahora posadas sobre él, y HoSeok sintió cómo sus mejillas se ponían aún más coloradas por tanta atención.

No había pasado desapercibido para SeokJin lo que YoonGi estaba haciendo bajo el agua, y él parecía estar más que dispuesto a colaborar. HoSeok sintió las manos de SeokJin deslizarse por la parte interior de sus brazos, acariciando hacia abajo, dejando un rastro de cosquillas bajo sus dedos, y cuando llegó hasta sus codos, con suma ternura, lo incitó a levantarlos y posarlos sobre las piernas del mas mayor, quedándose completamente expuesto para que YoonGi dispusiera de él a su antojo.

SeokJin sostuvo sus brazos con gentileza, impidiéndole bajarlos, pero HoSeok no lo habría hecho ni aun estado libre.

Disfrutaba de estar así con sus hyungs, expuesto para ellos, a merced de sus caricias y antojos.

 

Lo único que HoSeok ansiaba cada día era complacer a sus chicos, fuese de la forma que fuese. Y si lo que ellos deseaban era complacerle a él, ¿Quién era HoSeok para impedírselo?

 

HoSeok se aferró a los muslos de SeokJin, abriendo sus labios para gemir, permitiendo escuchar a los mayores el placer que ambos le estaban dando. SeokJin no dejaba sus manos quietas ahora que había comprobado que HoSeok estaba dispuesto a darles vía libre, acariciaba cada pulgada de su cuerpo que sabía de buena tinta dejaban al menor de lo más sensible y excitado. Y YoonGi había comenzado a masturbar sus miembros juntos a un ritmo enloquecedor, que tenía a HoSeok en las nubes, mientras atacaba su cuello con la boca, besando, lamiendo y  mordiendo, dejando marcas rojizas de dientes por doquier.

 

— No dejes señal, YoonGi — advirtió SeokJin, empujando un poco la cabeza de YoonGi para interrumpir el intento de dejar un chupetón amoratado y enorme en el cuello de HoSeok, pero no realmente con el afán de separarlos.

 

YoonGi simplemente gruñó en respuesta, haciendo retumbar la garganta y el pecho de HoSeok por lo profundo y gutural del sonido que produjo su cuerpo, demasiado cerca del suyo, casi fundiéndose.

En aquellos momentos estaba tan cegado por el placer que le daba igual que YoonGi dejara mil marcas en su cuerpo que todo el mundo pudiera ver.

Pero una voz al fondo de su cabeza le recordó que su reputación ya estaba en entredicho por su culpa y que no debía añadir más polémica al suceso añadiendo un montón de marcas que darían mucho más que hablar a los medios.

 

HoSeok consiguió abrir los ojos, encontrándose con la mirada vidriosa de SeokJin directamente sobre él. SeokJin también estaba excitado, podía sentirlo, en su nuca, en su piel caliente, en su mirada hambrienta, en lo rojos que estaban sus labios tras habérselos mordido durante todo el rato. HoSeok lo comprendía, tendría que ser de piedra si no sintiera nada viendo lo que YoonGi y el hacían.

HoSeok no habría podido quedarse con las manos quietas, sólo observando. Habría querido unirse, y se habría sentido horrible si no tratasen de integrarlo.

 

HoSeok no quería dejar a SeokJin apartado, no cuando había hecho tanto por animarlo. Se había puesto las prendas que sabía que más le gustaba a HoSeok ver en él; le había regalado, no solamente una, sino dos de sus bombas de baño.  Lo había besado con todo su amor y cariño, había masajeado sus hombros y sus sienes para relajarlo, y había dicho las palabras que HoSeok más necesitaba escuchar.

Sería un mal novio si le dejara apartado y no le devolviera todo el amor que le había sido dado.

 

Movía sus caderas para YoonGi, dándole un ritmo vertiginoso al placer que él le daba con su mano, ayudando con sus movimientos a que el propio placer de YoonGi se intensificase, y mientras tanto, comenzó a acariciar con sus manos los muslos de SeokJin, colando sus dedos por el borde de sus bóxers y tirando de la tela para hacer la prenda más apretada y que la fricción le diera una leve sensación placentera por unos segundos.

Un quedo suspiro le animó a continuar, alzando sus manos y rozando con el dorso de sus dedos la erección. La posición era incomoda y no permitía a HoSeok darle la atención que SeokJin se merecía, pero tampoco quería despreciar a YoonGi dándole la espalda para atender las necesidades de SeokJin. Quería satisfacerlos a los dos.

HoSeok coló sus manos dentro de la amplia sudadera de SeokJin, buscando más piel que acariciar, tratando de que el mayor no se sintiera olvidado. Estaba trabajando arduamente en idear una forma para conseguir su propósito, pero el placer que nublaba sus sentidos hacía que fuese una tarea casi imposible.

Gemía sin control ni pudor. Aunque hubiera querido silenciarse, no habría podido. YoonGi era implacable, la practica hace al maestro, y YoonGi sabía perfectamente dónde debía tocar, cómo debía besar y la velocidad a la que debía ir para tener a HoSeok hecho un desastre hipersensible y jadeante.

 

SeokJin en seguida se dio cuenta de lo que HoSeok pretendía, y su suave risa hizo acallar los gemidos y jadeos de los otros dos por un momento.  

 

— Eres tan precioso, HoSeok... — murmuró SeokJin, arqueando su espalda hacia adelante, inclinándose y haciendo que HoSeok se embriagara de su presencia. Su boca estaba tan cerca que los labios de HoSeok dolían por las ansias de besarle — No te preocupes por mí ¿de acuerdo? Tu solo disfruta...

 

SeokJin hizo posesión de su boca sin darle oportunidad de contestar ni reclamar. Los dulces besos que le había dado hasta el momento no tenían nada que ver con aquel, demandante y posesivo, mordiendo y sorbiendo sus labios y violando su boca con su lengua, sin dejarle a penas respirar.

YoonGi continuó con su tarea, consiguiendo que HoSeok perdiera definitivamente la cabeza. Estaba volviéndose loco de placer, todo su cuerpo electrificado por sus toques.

Lo sentía muy cerca, derritiéndole las entrañas. Aquella sensación agonizante y ardiente que se acumulaba en su bajo vientre y subía, subía y subía como un veneno, corroyéndole por dentro, creando una presión que de un momento estalló y provocó una onda expansiva que lo recorrió de abajo a arriba, de la cabeza a los pies, poniendo el mundo del revés.

 

El orgasmo fue demoledor, dejándolo sin fuerzas, con la garganta adolorida y la cabeza en órbita.

De un momento a otro dejó de sentir los cuerpos de SeokJin y YoonGi cerca de él y un desagradable frío le hizo tiritar. El agua había perdido temperatura y la falta del calor de sus compañeros le hizo sentir solitario.

A penas escuchaba sus voces hablando entre ellos, ni sentía sus movimientos, sólo sabía que no estaban con él, tocándolo y dándole la parte que más atesoraba, más que el sexo en sí, el cariño y el amor que le demostraban. Siempre se ponía un poco más sensible de la cuenta tras el orgasmo y necesitaba de algunos mimos post-coitales para sentirse mejor.

 

Los remanentes del orgasmo habían comenzado a desaparecer, y ya tenía los nombres de sus hyungs en los labios, dispuesto a llamarlos para que no lo abandonaran en esos momentos. Pero no necesitó llamarlos para que lo tranquilizaran, pues unas caricias sutiles, con apenas la yema de los dedos, comenzaron en su antebrazo, subsanando con aquel simple y superficial toque toda su inseguridad y soledad.

 

HoSeok abrió los ojos con pesadez y se dio cuenta de que no se había quedado solo en ningún momento, pese a que se hubiera sentido así; su cabeza había permanecido todo el rato apoyada en el muslo de SeokJin; YoonGi estaba al otro lado de la bañera, descansando la espalda en el extremo contrario, recuperándose de su propio orgasmo y una sonrisa cansada y satisfecha en sus labios mientras lo miraba con amor, como si hubiera disfrutado más las reacciones de HoSeok que su propio placer físico.

Pero si ellos dos no lo estaban tocando, las caricias en su brazo significaban que había alguien más en el cuarto de baño.

 

Ladeó el rostro para comprobar que su cabeza no era la única que se apoyaba en el muslo de SeokJin.

HoSeok se encontró con los brillantes y enormes ojos de JungKook a una distancia muy cercana, observándole con una sonrisa cálida que mostraba sus adorables dientecillos de conejo, su barbilla reposando confiadamente en la pierna de SeokJin mientras acariciaba a HoSeok en el brazo con la delicadeza del vuelo de una mariposa.

 

— Hola, JungKook... — saludó HoSeok con voz cansada y un poco rota, girándose un poco para acariciar la cabeza del maknae — No te oí llegar...

 

— Los hyungs te tenían muy entretenido — rió el menor, acercándose para depositar un beso en la sien de HoSeok — Y os veíais demasiado bien... No quería interrumpir...

 

— Nunca interrumpes, Kookie-ah — se apresuró a corregir SeokJin, colando sus dedos entre los cabellos del más pequeño, enredándolos con los de HoSeok.

 

— ¿Te dejo sitio, JungKook? — preguntó YoonGi, haciendo el amago de levantarse para salir de la bañera.

 

— No, hyung. El agua está tibia ya, creo que mejor sería limpiaros y salir de ahí... — aseguró JungKook, acariciando la superficie del agua con sus dedos, jugueteando con la espuma rosa que las bombas de baño habían creado — Además, JiMin-hyung y Tae-hyung pronto estarán aquí y esto es demasiado estrecho para todos... Dijeron que iban a comprar comida, así que no deberían tardar...

 

— ¿Te encargas tu de HoSeok? — preguntó de nuevo el rapero mayor, esta vez levantándose y tomando la cabeza de la ducha para quitarse los restos de espuma del cuerpo y salir de la bañera — Yo tengo que ocuparme del problema que tiene SeokJin entre las piernas...

 

— No hay problema, hyung — rió JungKook, divertido por el violento sonrojo que YoonGi había provocado en el rostro de SeokJin.

 

— Estoy bien, YoonGi... No hace falta... — comenzó a decir SeokJin, tímido y apenado, pero YoonGi le interrumpió.

 

— No voy a dejarte así. Vamos, será rápido, lo haré con la boca...

 

YoonGi se envolvió en una toalla e hizo a SeokJin salir de la bañera, llevándoselo a la habitación que compartían para deshacerse de la molesta erección que se había formado en el mayor. SeokJin se dejó llevar de la mano de YoonGi, no sin antes lanzarle a JungKook y HoSeok una última mirada, sumamente avergonzada, con la promesa de volver cuanto antes.

 

HoSeok y JungKook se quedaron en un silencio cómodo y apacible que no duró mucho, pues JungKook comenzó a cantar, con una voz suave y celestial, armonizando perfectamente con los artistas que continuaban reproduciéndose sin pausa desde el móvil de HoSeok.

Arrodillado en el suelo junto a la bañera, y sin que eso le supusiera ninguna molestia, JungKook se remangó los puños de su camiseta hasta el codo y se estiró para alcanzar un bote de gel de baño y la esponja de HoSeok.

 

 — Ven, Hobi-hyung, voy a bañarte.

 

— N-no tienes que hacer eso, JungKook... — tartamudeó HoSeok, intentando quitarle de las manos la esponja al menor, fallando en todos y cada uno de los intentos, pues JungKook no hacía más que alejarla de él para que no llegara a alcanzarla — Puedo hacerlo solo.

 

— Es mi turno de malcriarte, hyung, no me quites la ilusión.

 

Si JungKook lo decía así, HoSeok no era capaz de llevarle la contraria. Normalmente era JungKook el malcriado, y realmente debía haber dado a sus novios un susto de muerte si hasta el más mimado del grupo estaba dispuesto a hacer tanto por él.

 

HoSeok dejó que JungKook enjabonara todo su cuerpo con docilidad, levantando sus piernas cuando él se lo pedía, permitiendo que llegara a zonas de su cuerpo más allá de donde la decencia permitía.

Su cuerpo aun estaba demasiado sensitivo como para que la forma en la que JungKook recorría su cuerpo no causara ninguna reacción en él. El toque de JungKook era inocente y no tenía la pretensión más allá que la de la higiene, y HoSeok se sentía la peor persona del mundo por estar luchando contra la excitación cuando su maknae estaba tratándole con aquella veneración y pureza. Y no pudo contener un sucio gemido cuando los dedos de JungKook pasaron traicioneramente entre sus nalgas.

 

HoSeok demostró tener un control inaudito sobre su cuerpo y su libido al recibir una risa gutural sobre su hombro, el choche de su aliento contra el oído, y su erótica y maliciosa voz susurrándole.

 

— No te preocupes, HoSeok — murmuró con gravedad, obviando todo honorifico y formalidad, presionando ligeramente un dedo contra la cerrada entrada de HoSeok — Si te excitas de nuevo me encargaré personalmente de follarte... lento y duro... Como a ti te gusta...

 

— J-JungKook... — jadeó HoSeok, sintiéndose vacío, pese a que el dígito del menor no había llegado a penetrar en él — No me gusta que uses esa palabra...

 

— Perdóname, hyung — se disculpó JungKook con voz suave y cándida, alejándose lo justo y necesario para seguir con el aseo del mayor como si nada hubiese sucedido — Sabes que con vosotros siempre hago el amor.

 

HoSeok sintió cómo la tensión sexual disminuía de cien a cero en un segundo con sólo una sonrisa de JungKook.

Era impresionante la facilidad con la que el maknae pasaba de ángel a demonio en un instante, y era casi imposible de asimilar que gran parte de aquella inocencia que JungKook parecía tener, fuera solo una fachada. Tal vez lo habían pervertido cuando era demasiado joven, tal vez todos ellos fueran unos hyungs horribles. Pero HoSeok no podía arrepentirse, y eso sólo lo hacía más horrible. No podía arrepentirse de tener a JungKook, ni a todos los demás. No podía arrepentirse de esa extraña relación que los siete tenían, una relación que nadie podía descubrir, porque nadie la entendería, pero que aun así los hacía tan inmensamente felices y completos.

 

HoSeok consiguió volver a relajarse mientras JungKook lavaba su pelo y masajeaba su cuero cabelludo con sus manos cubiertas de espuma. Era inmensamente tierno cómo su maknae los cuidaba con tanto cariño y dedicación. A menudo JungKook se comportaba más como un hyung que como el menor de todos, pero nadie en el grupo, ni tan siquiera SeokJin, estaba dispuesto a impedírselo, no cuando todos disfrutaban tantísimo de sus cuidados, de lo atento y dedicado podía llegar a ser JungKook.

Porque todo lo que hacía JungKook, lo hacía con total entrega y pasión, o si no, no lo hacía.

 

SeokJin regresó a los pocos minutos, mientras JungKook terminaba de extender la mascarilla suavizante para nutrir el cabello de HoSeok, levemente dañado por los agresivos tintes de los que últimamente abusaba. El naranja de su pelo había mutado a rosado desde el comeback de Blood, sweet & tears, pero en aquel momento, el tinte se había decolorado tanto que HoSeok estaba tan rubio como JiMin.

SeokJin lucía tranquilo y no quedaba ni rastro de excitación ni de lo que YoonGi había hecho en la privacidad de su habitación. El mayor se limitó a sonreírles, enternecido por la cotidiana escena que protagonizaban, y se limitó a besar brevemente los labios de ambos sin mediar una sola palabra.

 

Dejó que JungKook y HoSeok disfrutaran de esos momentos juntos mientras él extendía una toalla sobre el calefactor, para que cuando terminaran, HoSeok pudiera envolverse en el tejido calentito y no tuviera oportunidad de enfriarse al salir del agua.

 

— YoonGi y yo vamos a preparar la habitación, así estará todo listo para cuando vengan los demás — murmuró SeokJin antes de volver a marcharse, cerca del oído de JungKook, comentándolo más para el menor que para HoSeok.

 

HoSeok no sabía muy bien a qué se refería con «preparar la habitación», pero tampoco era como si le diera mucha importancia en aquellos momentos. Se sentía agotado por el estrés y la noche sin dormir, satisfecho y drenado por el orgasmo que le había regalado YoonGi, relajado por los masajes de JungKook, y muy mimado y completo por todos sus cariños.

Lo último que quería a esas alturas era preocuparse por algo.

Ahora sólo quería dejarse llevar en manos de sus compañeros.

 

JungKook quitó el tapón de la bañera y descolgó la regadera de la ducha para comenzar a aclarar el cuerpo de HoSeok con el agua. HoSeok se quedó muy quieto, disfrutando del agua caliente sobre su cuerpo, con los ojos cerrados para que nada de jabón pudiera irritarlos.

Sonreía, porque seguro debían ser una imagen divertida de ver, con JungKook regándolo como si fuera una flor, y le hacía gracia de sólo imaginarse.

 

Fue justo en ese momento que las ruidosas presencias de JiMin y TaeHyung irrumpieron en el cuarto de baño, llenando el pequeño espacio de paredes alicatadas de risas y parloteos rápidos e incesantes.

Se pelearon por ver quién entraba primero por la puerta, batallando y discutiendo entre bromas, y una vez los dos consiguieron estar en el interior, empujaron a JungKook para sacarlo de sus caminos y abalanzarse sobre HoSeok, hablando los dos a la vez, tan rápido y tan fuerte que HoSeok no era capaz de entender lo que decían.

 

— ¡HOBI-HYUNG! — era prácticamente lo único que podía entender.

 

— ¡TE ENCONTRAMOS! — gritó TaeHyung casi en su oído.

 

— PENSAMOS QUE TE HABÍAN SECUESTRADO — lloriqueó JiMin por el otro lado.

 

— O QUE TE HABÍAS FUGADO POR CULPA DE ESE VIDEO — añadió TaeHyung consiguiendo una ligera mueca por parte de HoSeok al recordarlo, y varios golpes de JiMin por traer el tema a colación.

 

Se comieron sus mejillas a besos, JiMin por la izquierda, y TaeHyung por la derecha, golpeándose el uno al otro por ver quién conseguía atrapar los labios de HoSeok antes. Y HoSeok no podía parar de reír, por lo ruidosos que eran, por las cosquillas que hacían en su cara, alzando los brazos para acariciar la nuca de ambos e impedir que siguieran peleando.

Pero fue JungKook quien finalizó la disputa, apartando a esos dos pesados de su hyung para poder terminar de enjuagarlo.

 

Cuando JungKook quedó satisfecho por su trabajo en la higiene de HoSeok, permitió por fin que los dos volvieran a acercarse.

JiMin ayudó a HoSeok a levantarse, sirviendo de apoyo para que no resbalase y pudiera salir de la bañera, mientras TaeHyung esperaba con los brazos abiertos y la toalla caliente en alto para poder envolver a HoSeok en ella y abrazarlo a la misma vez.

La toalla era enorme y TaeHyung le cubrió la cabeza con ella, dejando un pequeño hueco sobre su nariz y su boca para que pudiera respirar, y también poder aprovecharlo para colarse y conseguir ese beso que había deseado desde que llego.

 

La toalla estaba caliente, pero el mayor calor que HoSeok sentía era del pecho de TaeHyung, sus brazos encarcelándolo, y sus labios besando tiernamente cada uno de los de HoSeok.

 

JiMin esperó pacientemente su turno con un puchero, aguardando a que TaeHyung liberase a HoSeok de una vez por todas.

Lo sentaron en un taburete y JiMin rodeó sus hombros con los brazos, dejando que HoSeok apoyase la espalda sobre su pecho, mientras los dos lo secaban con esmero, sin dejar una sola gota de agua en su cuerpo.

 

— Tu piel es tan bonita, Hobi-hyung... — murmuraba JiMin sobre su oído, como si fuese la mayor de las confidencias, pese a que tanto TaeHyung como JungKook, que observaba en silencio apoyado en el lavamanos, pudieran escucharlo a la perfección — Teníamos tanto miedo de no volver a verla... De que te hubiera pasado algo...

 

— Lo siento, JiMinie... Tae...— croó HoSeok, sintiendo la culpabilidad haciéndole un nudo en la garganta, volviendo a humedecer sus ojos, evitando la mirada de ambos — Lo siento mucho...

 

JiMin lo tomó del mentón para que girara a mirarlo, y entreabrió los labios de HoSeok con su pulgar.

 

— No te disculpes. Para nosotros es suficiente con tenerte en casa y saber que estabas a salvo — Jimin se hizo con sus labios al fin. A diferencia del beso de TaeHyung, seco, casi un simple e inocente roce de labios, el de JiMin fue húmedo y demandante. De inmediato tenía la lengua de JiMin en su boca, absorbiendo todas y cada una de las palabras de disculpa que tuviera, convirtiéndolas en agradecimiento por tener tanto amor dirigido hacia él.

 

No podía creerse que estuvieran tratándolo así, con tanto cariño, tanto afecto. Era demasiado. No se lo merecía después del susto que les había dado, después de lo que había sucedido por su culpa.

 

— Vas a hacer llorar a Hobi-hyung, JiMinie... — rezongó TaeHyung, consiguiendo que HoSeok y JiMin interrumpieran su beso por las risas que provocó su comentario.

 

TaeHyung y JiMin secaron su cabello con secador hasta que quedó completamente liso y sedoso sobre su frente mientras que pasaban un rato sumamente agradable durante el que se dedicaron a cantar canciones a capela entre los tres, llegando al punto de máxima locura cuando a TaeHyung se le ocurrió comenzar a rapear «1 Verse» como si le fuera la vida en ello, acompañado por los otros dos mientras él no podía parar de reír.

 

No lo dejaron ponerse de pie, en su lugar, JungKook, su cerdo musculoso, cogió a un HoSeok desnudo y envuelto en una toalla, dejando que rodeara su cintura con las piernas y su cuello con los brazos para poder llevarlo a su habitación.

Por fin, HoSeok pudo ver a qué se refería SeokJin.

YoonGi y él habían juntado su cama a la litera de TaeHyung y JiMin y habían creado el perfecto fuerte, provisto de todo tipo de cojines, almohadas y peluches, haciéndolo lo más confortable posible. YoonGi ya se había subido a la litera superior, la cama de TaeHyung, con su ordenador portátil, dispuesto a ser el DJ del día.

Lo sentaron en su cama y se dispusieron a vestirlo, sin dejar que hiciera nada por sí mismo, como si fuera un inválido. Un inválido complacido y sepultado por toneladas y toneladas de amor.

Le pusieron los bóxers más suaves de JiMin, la camiseta de Mario preferida de SeokJin, los pantalones más cómodos de TaeHyung, la sudadera más holgada de NamJoon, los calcetines de Iron Man que más le gustaban a JungKook, y lo envolvieron todo en la manta más calentita de YoonGi.

 

Aunque apenas era medio día y aun no habían comido, se encontraban haciendo una fiesta de pijamas a plena luz del día. Todos se habían puesto sus ropas de dormir y se habían reunido en el fuerte de almohadas que los dos más mayores habían preparado.

HoSeok reposaba como un rey, tumbado en su cama con una pila de almohadas a su espalda que lo hacían sentirse como en una nube.

Tenía a TaeHyung tumbado a su izquierda pegado a él como una lapa para no caerse por la rendija que había entre cama y cama, con su cabeza apoyada en su hombro, dejando que HoSeok hiciera algo por primera vez en el día como era mesar su cabello oscuro con la mano que servía de almohada al menor.

JiMin estaba a su otro lado, siendo un poco menos invasivo, pero con su cuerpo muy pegado al de HoSeok, besando a cada rato cualquier parte de su cuerpo que tuviera a su alcance.

SeokJin estaba sentado a sus pies, con una bolsa de patatas fritas en sus manos con la que se encargaba de alimentar a HoSeok, JiMin y TaeHyung de vez en cuando y aprovechaba para intercambiar también unos cuantos besos.

JungKook se encontraba en la cama de JiMin, en la litera inferior, con su propia bolsa de aperitivos, la cual no compartía con nadie, como un autentico glotón.

YoonGi permanecía en la litera de arriba, un poco apartado de los demás y también siendo el más silencioso, pareciendo de lo más atento a la pantalla de su ordenador, pero lo cierto era que estaba con toda su atención puesta en lo que sucedía abajo y sin perderse ni una sola palabra de lo que decían, todos sus sentidos puestos en las reacciones de HoSeok, vigilando que su humor permaneciera estable y no se sumiera de nuevo en la tristeza.

 

Los seis se habían sumergido en una sinergia estable y agradable, riendo y charlando, juntos y unidos como hacía mucho que no hacían, más por falta de tiempo que por falta de ganas. Porque nunca les faltaban ganas de reír juntos, de estar juntos.

Las conversaciones que fluían de un lado a otro, evitando en todo momento cualquier tema relacionado con lo que los había llevado allí. No querían hablar de ello hasta que NamJoon no estuviera presente, así como tampoco querían dar cuenta de la comida que habían traído JiMin y TaeHyung hasta que no estuvieran todos reunidos.

 

Pero lo cierto era que HoSeok empezaba a preocuparse por la ausencia del líder en la reunión. Recordaba la llamada perdida de NamJoon en su teléfono, y también que no había escrito nada en el grupo de Kakao desde mucho antes del incidente.

¿Tal vez la mala interpretación de HoSeok la noche anterior, así como el video que circulaba por las redes, había causado tanto daño al grupo que había metido a NamJoon, como líder, en problemas?

¿O quizá era que NamJoon estaba tan enfadado que no quería ni ver a HoSeok? Eso justificaría su ausencia, así como el exceso de cariño de los demás.

 

A lo mejor NamJoon lo odiaba ahora.

Quizá todos lo sabían menos él y estaban tratando de ocultárselo, distrayéndolo con tantos mimos.

Tal vez NamJoon quería abandonar la relación. Por su culpa. Por culpa de HoSeok.

 

— HoSeok — la voz áspera de YoonGi lo trajo a la realidad — Deja de preocuparte.

 

Se había quedado mirando al techo con expresión vacía, abstrayéndose de la charla que había alrededor sin darse cuenta, perdiéndose en sus pensamientos negativos.

YoonGi había sido el único en notar que algo no iba bien, o quizá el único en saber realmente qué era lo que no iba bien. Pero fuera lo que fuera, HoSeok se lo agradeció con una sonrisa, una verdadera sonrisa, esa forma de corazón que mostraba sus dientes grandes y alineados, y hacía resaltar ese lunar que tenía en el labio superior.

 

Los demás parecían no saber exactamente a qué se debía aquella interrupción, pero todos lucieron más que satisfechos al ver regresar la brillante sonrisa de HoSeok, la sonrisa de la esperanza que iluminaba sus vidas.

 

Y aquella luz, como si fuera la de un faro, pareció ser la que condujo a NamJoon de vuelta al hogar.

 

Al escuchar la puerta del apartamento golpear tan fuerte que casi hizo temblar todas las paredes, supieron que el único integrante del grupo que faltaba había llegado.

 

— Llegó el dios de la destrucción... — comentó TaeHyung a modo de broma, ganándose fuertes risas de JungKook, JiMin y SeokJin, y unas más tenues por parte de YoonGi y HoSeok, de forma que NamJoon sólo tuviera que seguir el sonido de las carcajadas para encontrarlos.

 

 NamJoon apareció como si hubiera corrido los mil metros lisos para llegar hasta allí, con el pelo rubio ceniza revuelto, las mejillas rojas, y el abrigo, negro y largo hasta las rodillas, abierto y resbalándose por uno de sus hombros. Y su mirada, su mirada perdida y asustada, pasaba rápidamente entre los rostros de sus compañeros, leyendo a toda velocidad sus expresiones, buscando solución a sus preocupaciones, buscando a HoSeok.

 

— NamJoonie... — lo saludó HoSeok con voz trémula, suave y tímida, consiguiendo que la mirada agitada de NamJoon se centrase por fin en él.

 

NamJoon soltó un largo suspiro y se fue hasta la cama con los brazos abiertos para dejarse caer en un torpe abrazo sobre el cuerpo de HoSeok.

Suerte que JiMin se quitó de en medio justo a tiempo, cediéndole su sitio al líder, o habría quedado aplastado sin remedio, porque NamJoon sólo tenía la mirada puesta en el rubio rapero.

 

— Mi Hobi — gimoteó NamJoon, sofocado contra el pecho de HoSeok mientras él intentaba calmar ese estrés con el que el líder había llegado — Siento no haber podido llegar antes — se disculpó fijando en HoSeok su mirada torturada, incorporándose un poco y sosteniendo su propio peso con los brazos apoyados sobre la cama — Estaba reunido con Bang-PD... Menos mal que no le cogiste el teléfono, estaba muy enfadado... Quería que fueras para regañarte... Pero no te preocupes, he conseguido convencerlo de que entre él y yo podíamos arreglarlo.

 

Ser consciente de que, seguramente, NamJoon había estado horas discutiendo con su jefe hizo que HoSeok se sintiera completamente miserable y profundamente conmovido al mismo tiempo.

Aquellos seis chicos parecían estar dispuestos a hacer cualquier cosa por él, igual que HoSeok estaría dispuesto a hacer lo que fuera por todos y cada uno de ellos.

En eso consistía su relación. Uno para todos y todos para uno. Sus lazos eran inquebrantables, más profundos de lo que cualquiera pudiera imaginar. Su amor rompía las barreras de lo convencional y lo establecido.

Se amaban tanto los unos a los otros que no había problema que no pudieran solucionar si estaban unidos.

 

Que tonto había sido pensando que ya no lo querrían. Que idiota por haber querido soportarlo solo.

 

No estaba solo.

 

Nunca lo estaría.

 

JiMin y SeokJin ayudaron a NamJoon a quitarse el abrigo para que pudiera tumbarse cómodamente junto a HoSeok. JiMin tuvo que buscar un nuevo sitio donde acoplarse, dado que NamJoon había ocupado el suyo, y qué mejor que entre las piernas de SeokJin, apoyando la espalda en el amplio pecho de su hyung más mayor, y con las piernas entrelazadas con las de HoSeok bajo la manta.

NamJoon tenía ahora toda la atención de todos sus compañeros mientras relataba sin demasiado detalle la discusión con el CEO.

 

— ...y al final, Bang-PD dijo que iba a usar los fondos de nuestro nuevo apartamento para intentar eliminar el video de las redes — explicó NamJoon mirando a todos sus compañeros, tumbado de medio lado junto a HoSeok, su brazo sirviéndole de almohada — Ahora mismo debe estar redactando el comunicado oficial que va a publicar en todas las redes de la empresa. Va a disculparse de nuestra parte, diciendo que la descoordinación en la actuación de anoche se debía a que HoSeok tenía fiebre y que por eso no podía seguir el ritmo... y también quiere añadir algo sobre el video, pero lo convencí de que esperase a que pudiera hablar contigo sobre eso para saber qué pasó realmente... — las miradas se fijaron repentinamente sobre él. NamJoon, JiMin, TaeHyung, SeokJin, JungKook y YoonGi. Todos miraban a HoSeok, pero ninguno con la molestia o la ira que HoSeok esperó de ellos en in principio, si no con preocupación y benevolencia — Me habría gustado evitarte lidiar con ese estrés, Hobi, ya debes estar pasándolo lo bastante mal, pero no tenemos ni idea de lo que pudo pasar ahí... ¿Por qué no nos dijiste nada?

 

HoSeok tragó saliva y respiró hondo.

Se merecían una explicación, y él ya había huido demasiado.

HoSeok se había portado mal al desconfiar en ellos. Había roto las reglas básicas que hacían que su complicada relación funcionase, y sin embargo, ellos lo habían recompensado en lugar de castigarlo; lo habían agasajado, cubriéndolo de cariño y afecto.

No podía permitirse seguir actuando como un cobarde.

 

Tomó una larga bocanada de aire, y con un repentino ataque de valentía, se decidió a confesar.

 

— Porque tenía miedo de que me odiarais... — dijo al fin, ganándose varias miradas y comentarios desaprobatorios.

 

— ¿Cómo íbamos a odiarte?

 

— Eres tonto, hyung.

 

— Eso nunca va a pasar.

 

— Tienes que confiar más en nosotros.

 

— Lo sé, lo sé — sollozó HoSeok, agobiado por el aluvión de reproches a su falta de confianza, en sí mismo, en su relación — Pero es que me entró el pánico... Sentí que os había fallado y no tenía valor para contároslo...

 

— ¿Por qué no dejáis de criticar como viejas y dejáis que HoSeok nos explique lo que pasó en el video? — sentenció YoonGi con voz autoritaria, cortando todos los comentarios de los menores, y volviendo a centrar toda la atención de la habitación en HoSeok.

 

— Estaba esperando a NamJoon entre bambalinas y la chica apareció de repente — explicó HoSeok, jugueteando con un hilo suelto de la manta que lo cubría, con la mirada clavada en él para no tener que mirar a los chicos — Estaba distraído, y cuando me quise dar cuenta, la tenía colgada del cuello y se había lanzado para besarme... Lo que se ve en el video es cuando la empujo para sacármela de encima, porque no fui capaz de detenerla... — HoSeok cerró con fuerza los ojos, recordando el miedo que había sentido en aquel momento — No estaba pensando en lo que hacía... No quería hacerle daño, os lo prometo... Sólo sabía que me estaba tocando y que me había besado y lo mal que se había sentido, y quería que se apartara... Lo siento mucho...

 

— ¿Por qué te disculpas HoSeok? — dijo tiernamente NamJoon, pasando sus largos y elegantes dedos entre su pelo, consiguiendo que abriera los ojos para ver la comprensión en las miradas de sus chicos — Tu eres la víctima en éste asunto... No eres tu quien tiene que disculparse por eso.

 

— Pero yo... — intentó explicar HoSeok, sin entender por qué lo defendían — Lo que hice no tiene excusa... No podemos tratar así a la gente, menos a nuestras fans... He creado un lío por todo esto...

 

— No te mentiremos, hyung... en el video se ve horrible — comentó JungKook, intentando sonar afable, pero fallando estrepitosamente a juzgar por la reacción de TaeHyung, quien se giró a toda velocidad para golpear su pierna, lo que no fue la gran cosa para el menor, ya que continuó como si nada — Pero te entró el pánico y cualquiera de nosotros podríamos haber reaccionado igual o peor de haber estado en tu situación.

 

— Ella podía haber sido peligrosa... — intervino SeokJin, preocupado — Oh, Hobi... guardaste esa desagradable experiencia para ti y estuviste sufriendo toda la noche por eso... ¿Por qué no nos lo dijiste?

 

— Porque pensó que nos estaba siendo infiel — apostilló JiMin, sonriendo tanto que sus ojos desaparecieron en dos líneas al ver que HoSeok se ponía rojo hasta las orejas. Al verlo sonrojarse tan fuerte, JiMin estaba tan enternecido por comprobar que tenía razón, que se escabulló del abrazo de SeokJin para poder recostarse sobre HoSeok y rodear su cintura con los brazos, apoyando la barbilla en su pecho para poder mirarlo  — Nuestro pobre Hobi estaba tan preocupado por habernos engañado que no podía concentrarse en el baile que se sabe a la perfección. ¡Eres tan lindo, hyung!

 

HoSeok estaba tan avergonzado de haber sido expuesto con tanta facilidad que no era capaz de decir nada para defenderse. JiMin tenía toda la razón, su silencio lo confirmaba, y ahora todos lo sabían.

Se había estado atormentando por eso durante horas, en su cabeza era algo realmente importante y escucharlo en voz alta hacía que sonase  ridículo e infantil.

 

— ¿Cómo pudiste pensar eso, HoSeok? — lo regañó NamJoon, con un hoyuelo marcado por su sonrisa, calidez mezclada en su voz — Tu no querías besarla, ella lo robó sin tu consentimiento... Como dije, tú eres la víctima, no el culpable. Debiste decírnoslo... Habríamos calmado tus nervios...

 

— Pero eso tampoco habría evitado que el video saliera a la luz...

 

— Hubieran publicado el video de todas formas, pero habríamos hecho frente al problema juntos — explicó SeokJin, acariciando su pierna de forma reconfortante.

 

— ¿Has olvidado por qué nos llamamos Bangtan, hyung? — preguntó JiMin, su voz seria y madura, haciendo que HoSeok lo mirara fijo, preguntándose qué había hecho que JiMin se pusiera de ese modo, pero en su rostro sólo había serenidad, una ligera sonrisa en sus lindos labios y una amorosa mirada en sus ojos — No importa lo que digan de nosotros... Pueden disparar todo el odio que quieran sobre nosotros, porque somos a prueba de balas. Hemos trabajado demasiado duro para que nada de eso nos afecte, y ya has visto hasta donde hemos llegado a pesar de todo... Podemos hacer frente a todo lo que nos venga encima si estamos juntos.

 

— Sólo si estamos juntos, hyung — continuó JungKook, dejando su solitario lugar en la cama de JiMin para poder acercarse más a HoSeok, tomándole de la mano y besando sus nudillos gentilmente, dado que no había forma de que pudiera acercarse más a su cuerpo debido a la invasión del resto de sus hyungs.

 

— No nos dejes fuera nunca más, HoSeok — esta vez fue YoonGi quien habló, bajándose también de la litera, buscando cómo acoplarse él también a la amalgama de cuerpos, piernas y brazos que todos los demás estaban formando alrededor de HoSeok, encontrando rápidamente su lugar cuando NamJoon recogió sus largas piernas para dejarle un hueco al costado de HoSeok — Si no estamos unidos, si no nos ayudamos los unos a los otros, lo nuestro no puede funcionar... Somos un equipo, y no soy el más indicado para decir esto, pero... No estás solo. No intentes cargar con los problemas tu solo, porque estamos juntos en esto desde el principio. La unión hace la fuerza...

 

Todos asintieron y corearon su aprobación a las sabias y emotivas palabras del rapero mayor. Sólo NamJoon emitió una suave risita mientras rodeaba los hombros de YoonGi con el brazo.

 

— Tienes razón, Suga-hyung... Deberías aplicarte el cuento también...

 

YoonGi le dio un codazo a mala gana a NamJoon, pero éste sólo siguió riendo, susurrándole una leve disculpa al oído y dándole un rápido beso en la sien.

 

HoSeok miró a sus compañeros raperos con devoción. Sus ojos se habían vuelto a humedecer, profundamente enternecido por las palabras de YoonGi, por las de todos ellos en realidad.

 

Observó a NamJoon, que había vuelto a fijar se atención en él, pese a que no había soltado a YoonGi en ningún momento. HoSeok acarició su suave piel morena, haciendo que NamJoon presionara su mejilla contra su mano, como un gatito necesitado de mimos, prolongando el contacto.

Su líder, su preciado líder, el único de sus compañeros que compartía su edad, su torpe y encantador NamJoon, que lo había defendido con uñas y dientes ante la única persona que tenía la autoridad para sacarlo del grupo.

¿Cómo podría vivir HoSeok sin la valentía y dedicación de NamJoon?

 

Desvió la mirada a YoonGi, aun sentado junto a NamJoon, recostado sobre el cuerpo del más alto, buscando comodidad. YoonGi le devolvía la mirada con una serenidad que llegaba al corazón de HoSeok y calmaba todas sus inseguridades.

YoonGi que lo protegía y atesoraba como si fuese lo más valioso del mundo, se había dedicado en cuerpo y alma en drenar todo el estrés que HoSeok había acumulado en las últimas horas y le había hecho sentir que estaba en el paraíso.

¿Cómo podría vivir HoSeok sin la absoluta entrega de YoonGi?

 

Siguió SeokJin, que permanecía sentado a los pies de la cama, y aunque parecía haberse mantenido al margen desde hacía un buen rato, cediendo su turno a los demás, pues él había sido quien había tenido a HoSeok solo para sí mismo durante un buen rato hasta que los demás llegaron, pero sin haber dejado de tener contacto con él en ningún momento, sus manos tocando sus piernas o masajeando sus pies con suavidad.

SeokJin, su hyung más mayor y que se comportaba la mayoría de las veces peor que el dongsaeng más joven, pero que aun así, los protegía y cuidaba de todos ellos, con la ferocidad de un león protegiendo a sus cachorros. SeokJin, que nunca se avergonzaba de demostrar cuanto los amaba a todos ellos. Su SeokJin, que había conseguido que olvidara su odio hacia sí mismo y sólo sintiera afecto y ternura.

¿Cómo podría vivir HoSeok sin el infinito amor de SeokJin?

 

JiMin no había dejado la cómoda postura que había encontrado sobre HoSeok, pero había dejado de clavar su barbilla en su esternón, utilizando en su lugar el antebrazo de TaeHyung como apoyo. JiMin sonreía como un ángel y era capaz de hacer que se desprendiera de las preocupaciones y deseara devolverle la sonrisa con la misma candidez que él desprendía.

JiMin, que siempre se preocupaba por los demás antes que por sí mismo, había sido el primero en ir corriendo a buscarlo por todas partes cuando se dieron cuenta que había desaparecido de la faz de la tierra.

¿Cómo podría vivir HoSeok sin la inocencia y la abnegación de JiMin?

 

El siguiente fue JungKook, quien había seguido jugando con los dedos de HoSeok, acariciándolos, besándolos, mordisqueándolos, deseando ganarse algo de atención dado que no podía acercarse más a él al tener a TaeHyung ocupando todo el lado derecho del cuerpo de HoSeok.

JungKook lo miraba con galaxias en sus profundos ojos oscuros, ojos que brillaban como gemas y desbordaban una pasión incombustible. JungKook había cuidado de HoSeok, comportándose como si hubieran intercambiado papeles y fuera él el mayor. Lo había bañado con una inusitada delicadeza, como si HoSeok pudiera romperse bajo su fuerza, y lo había mimado tanto, haciéndolo sentir tan especial que HoSeok olvidó su vergüenza por ser tratado así por el menor.

¿Cómo podría vivir HoSeok sin el admirable esfuerzo que hacía JungKook cada día por ser mejor y mejor?

 

El último al que miró fue a TaeHyung, quien se había quedado inmóvil y en silencio durante demasiado rato, resultando realmente extraño en él. TaeHyung había esperado con paciencia su turno a que HoSeok fijase su mirada en él, y se la devolvía con una intensidad que secó la boca de HoSeok por la impresión. Sus enormes ojos lo admiraban casi sin parpadear, su expresión estaba en blanco y un poco seria, pero eso sólo demostraba lo atento que estaba TaeHyung, lo mucho que le importaba todo aquello.

Su TaeHyung, su bello TaeHyung, cuya energía arrolladora servía para alimentar las baterías de HoSeok cuando se sentía un poco cansado o apagado. TaeHyung siempre conseguía hacerle reír, TaeHyung era su motor, quien le daba el empujón que necesitaba cuando no tenía fuerzas para sonreír.

¿Cómo podría vivir HoSeok sin la inocencia y la vitalidad de TaeHyung?

 

— Te amo, HoSeok- hyung — dijo finalmente TaeHyung con su profunda voz seria y sentida, apretando su abrazo en torno a HoSeok, consiguiendo que las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos mientras pensaba en cuanto quería a aquellos seis hermosos chicos por fin fluyeran de sus ojos como poderosas cascadas — Todos te amamos.

 

HoSeok lloró, vertiendo en aquellas lágrimas todo el pesar y la culpa, y a la vez, sonrió y rió, sintiéndose tan feliz que no podía detenerse. No podía parar de llorar y no podía parar de reír. Debía verse horrible, pero no le importaba, porque los demás reían con él. Sentía sus manos acariciándole, sus labios besándole por todas partes, sus risas y sus voces rodeándolo, haciendo que el llanto y las risas que no era capaz de controlar incrementaran.

Unas manos secaron las lágrimas de sus mejillas, pues empezaba a sentir cómo estas humedecían el cuello de la sudadera. Otras manos mesaron sus cabellos, tratando de infundirle calma. Unos labios besaron su nariz roja por culpa del llanto. Otros labios besaron los suyos, incrementando los gorgoteos. Una voz comentó lo adorable que lucía llorando y riendo a la vez, como si no supiera que quería hacer.

Pero HoSeok estaba tan feliz que realmente no podía parar ni de llorar ni de reír.

 

Cuando por fin pudo abrir los ojos, pudo ver los seis rostros de sus muchachos en su campo de visión. Su mente anegada de pensamientos que no dejaban de repetir sus nombres y cuanto los amaba a todos y cada uno de ellos.

 

Los amaba.

 

— ¡Os amo! — repitió sus pensamientos en voz alta, lanzándose a buscar un casto beso de cada uno, incapaz de reprimir por más tiempo las ganas de sentirlos a todos sobre sus labios.

 

Aquello pareció ser el pistoletazo para un abrazo grupal, y cuando HoSeok terminó el contacto del último beso, se vio sepultado bajo seis cuerpos que lo daban todo por demostrarse lo mucho que se querían, lo mucho que se importaban, lo fuertes que eran estando juntos, como un escudo impenetrable que jamás podría ser derrotado.

 

Poco a poco, al ver que HoSeok volvía a hacerse cargo de sus emociones y empezaba a aminorar el llanto, empezaron a disgregarse.

El primero fue NamJoon, quien anunció que él también iba a ponerse en pijama, lo que fue un claro indicio de que, oficialmente, tenían el día libre. Pero lo que en realidad impulsó a NamJoon a separarse cuando había sido el último en llegar, fueron sus obligaciones como líder. Antes de salir de la habitación ya tenía el móvil en la oreja, contactándose con Bang ShiHyuk para darle la nueva información que había obtenido y emprendiese las acciones legales necesarias para limpiar su imagen y eximir de toda culpa a HoSeok ante los medios.

 

Aunque HoSeok podía escucharlo hablar desde su habitación, los menores no querían que le prestara demasiada atención a eso. Lo levantaron y lo condujeron a la sala de estar, dejándolo en el mejor sitio mientras ellos se dedicaban a preparar la mesa para comer todos juntos.

 

En menos de media hora, todos volvían a estar reunidos en torno a una cantidad ingente de alimentos. JiMin habían traído pizza y pollo frito, pan relleno de queso y tteok. SeokJin había preparado ramen, salchichas y kimchi, y la mesa parecía a punto de derrumbarse de tanta comida que había, pero seguro que ellos serían capaces de acabar con todo.

Las charlas alrededor de la mesa, con la boca llena y los estómagos felices, siempre animaban a HoSeok.

Sentía sus ojos hinchados de llorar y la cabeza embotada por la falta de sueño, pero no podía parar de sonreír viendo el panorama. Las seis personas que más amaba, en el entorno más relajado y familiar que tenían, disfrutando de la comida y el único placer de su compañía.

 

HoSeok estaba feliz. Se sentía pleno. Completo. No podía pedir nada más en la vida. Nada más importante que aquello.    

¿Cómo podría vivir HoSeok sin ellos?

La respuesta era clara. No podría. Sin ellos sería un pobre chaval, triste y desdichado. Si HoSeok era la esperanza de Bangtan, era gracias a ellos, que lo inspiraban a ser así, porque lo hacían feliz.

 

Si estaban juntos, ellos eran a prueba de balas.

 

 

 

                10/1/2017 – 27/1/2017

Notas finales:

Visuals
Post-Blood Sweat & Tears

Comentario
J-HOOOOOOOOOOOOOOPE
Ya era hora de que escribiera sobre J-Hope. Tenía muchas ganas de hacerlo, y aquí estamos, dedicándole todo un fic sobre cuánto lo quieren todos d84;

Éste one-shot estaba escrito antes que el anterior, pero quería publicarlos en orden ^w^ Tampoco quería que coincidiese con el cumpleaños de HoSeok, así que me he esperado un poquito para subirlo.

We Are Bulletproof Pt.2 habla sobre la superación personal y sobre cómo las críticas no deben afectarnos. Sobre todo me inspiró el verso de Jimin "Podrás lanzarme piedras cuando hayas hecho tantas cosas como yo", que viene a ser "Critícame cuando me hayas superado". No está muy relacionado a la temática que finalmente tuvo la historia, pero me inspiró mucho. De hecho, la primera escena que se me vino a la mente fue la parte de Jimin, al final, tal vez por ser él quien cantaba justo esa línea, no sé d84;

Espero que se entienda que, aunque Hobi sea el personaje principal de esta historia, eso no quiere decir que la "relación" que tienen gire en torno a él únicamente, si no que es reciproca entre los 7. El resto de mis OT7 serán de éste estilo también.

Y cambiando de tema, ¿ya vieron el MV de 'Not Today'? Lo amé y lo odié a partes iguales, la canción me encanta, los chicos están guapísimos, la coreografía es brutal, la estética me pierde, la luz es preciosa, ¡pero metieron muchos planos malos! Los que lo montaron debían estar muy vagos DX (momento de quejas de la autora porque no tiene a nadie con quien quejarse T_T)

Finalizando este pequeño lapsus, sólo desear que hayáis disfrutado de la lectura y anunciar que estoy trabajando en el siguiente one-shot, el SKIT :3 Y aviso: también será bastante largo TT_TT


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