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Encuentros... en el antro de la perdición por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“No puedo creer que esto haya llegado a los medios” Namie chasqueó la lengua, bajando el periódico con fuerza. En la primera plana de la revista de chismes que venía con él estaban las fotos de la ramera Uzumaki con la que su hijo todavía estaba casado, bailando en ropa íntima en medio de hombres con prendas menores. “¡Esos tipos ni siquiera piensan en los niños que pueden ver esto!”

“Madre, las revistas son para mayores de edad, están fuera del alcance de los niños” Hashirama bostezó. Desde que el proceso de divorcio comenzó, Mito había hecho una barricada y se encerró en la casa de ambos. Al moreno no le importó, de todas maneras la casa no era suya ni con el acuerdo. Esa era la única inversión de la pelirroja en el matrimonio… o mejor dicho de sus padres.

“No están fuera del alcance de los niños, están publicadas donde todos los transeúntes pueden verlo, incluso los más pequeños” la mujer siguió quejándose. El moreno miró su reloj, leyendo la hora.

“Ya es un poco tarde, tendría que estar en el juzgado hace… voy tarde” se levantó de la mesa, limpiándose las sobras del desayuno. “Va a ser la última vista, así que deséame suerte. La necesitaré si quiero que esa jueza falle a mi favor.”

“No hay nadie lo suficientemente tonto como para querer enemistarse con los Senju”

“Por supuesto que no” Hashirama dejó la casa, subiéndose a su auto. Fue a la corte, donde la chica de sus pesadillas lo estaba esperando. Estaba bastante ofuscada después de que las pruebas de su espantosa conducta en el matrimonio. La jueza, que estaba considerada como una gran defensora de los derechos de la mujer, la miró con una cara tan agria que supo que estaba condenada.

“Señorita Uzumaki” comenzó la mujer tras las últimas palabras de los abogados. “Usted ha sido sin duda la peor esposa que ha pisado estos tribunales. Y tampoco veo nada ilegal en el acuerdo pre nupcial que firmó, así que le concedo el divorcio al señor Senju, sin pensión ni beneficios para usted. Caso cerrado.”

“¡NOOOOOO!” ella comenzó a gritar. “¡NO PUEDEN HACERME ESTO! ¡HE ESTADO CASADA CON ESE HOMBRE POR AÑOS! ¡NO PUEDEN DEJARME EN LA CALLE DESPUÉS DE TODO LO QUE HE TENIDO QUE PASAR! ¡EXIJO QUE ME PAGUE! ¡QUE ME DÉ TODO LO QUE YO QUIERA! ¡NO PUEDO VIVIR SIN DINERO!”

“¡Señorita Uzumaki! ¡contrólese!” pero ella no lo hizo, se acercó a la mujer mayor con ganas de golpearla. “¡Guardias!” los susodichos se adelantaron para sujetarla por los brazos, arrastrándola con fuerza. “¡Está en desacato, señorita! ¡Deténganla!”

“¡Quítenme sus manos de encima!”

“¡Enciérrenla!” gritó ella. Mito fue llevada a la cárcel, furiosa. El moreno sonrió, nunca había visto algo tan hermoso como a su ex esposa siendo arrastrada fuera de la sala dando alaridos como la lunática que realmente era.

“¡Déjenme!”

“Señoría” el abogado de la vociferante mujer tosió, atrayendo la atención. “Demando una… evaluación psicológica de mi clienta para determinar su grado de culpabilidad en las… acciones que presentó el demandante.”

“Creo que es evidente que la evaluación debería hacerse, pero del propio bolsillo de la señorita Uzumaki, no del de esta corte” la jueza golpeó con su martillo la mesa. “El divorcio le es concedido al señor Senju. Fin del caso”

“¡Sí!” Hashirama se puso a saltar de alegría con los papeles de divorcio en las manos, gritando como un poseso. Salió del tribunal y corrió hacia su auto deportivo. Tuvo algunos problemas para meterse dentro, sus manos temblaban tanto que tiró sus llaves al menos cinco veces antes de poder abrir la puerta del coche. “¡Soy libre! ¡Soy libre!”

“Trate de calmarse…”

“¡¿Cómo podría estando tan feliz?!” el moreno abrazó a su abogado, haciendo que los nervios del pobre hombre saltaran. Salió corriendo cuando lo soltó, regresando a toda prisa al recordar que su coche estaba aparcado en ese estacionamiento. “¡Adiósssssss!”

“Señor…”

“¡Cuídate!” gritó el aludido, poniendo dentro los papeles de divorcio y encendiendo el motor. Pisó el pedal del acelerador a fondo, saliendo disparado de su cubículo. Recorrió las calles a una velocidad peligrosa y seguramente ilegal… bueno, cualquier multa que pudiera tener por conducción imprudencial sería cancelada cortesía de su increíblemente amplio fondo de un nuevo deportivo del año. De repente su teléfono sonó. “¿Qué?”

“Parece que alguien se ha puesto eufórico con su triunfo” la voz de Itama le llegó desde el manos libres con el que estaba equipado el auto. “¿Te has acordado de conducir a una velocidad prudencial? No querría que en tu apuro de llegar con tu novio te estamparas contra un poste”

“¿Qué quieres, Itama?” el hermano mayor rodó los ojos. No estaba muy de humor para lidiar con los asuntos del menor.

“Sólo me aseguro de que no te hayas partido el cuello aún” suspiró. “Además tengo otra cosa que decirte. Alguien ha conseguido fotos de tu ex esposa siendo arrastrada por los guardias del tribunal. Creo que fue uno de los de tu amorcito… aunque prácticamente no hay ningún reportero en la ciudad que no trabaje para él.”

“Mi amorcito, como tú lo llamas, sólo haría eso si estuviera enfadado. Además tiene a tres niños a los que cuidar, dudo que tenga tiempo suficiente como para acordarse de que tengo una ex mujer que estuvo a punto de arruinarnos.”

“No lo subestimes, llegó hasta donde está pisando los cadáveres de muchas personas como ella” Itama dejó algo en su barra. “Por cierto, ¿vas directo a su edificio?” Hashirama no supo cómo lo sabía. “En este momento está en otra parte, reuniéndose con los abogados de un pobre infortunado que lo ha demandado por difamación.”

“Auch”

“¡Exactamente! ¡¿Quién podría estar lo suficientemente loco como para querer ir en contra del rey de los medios?! ¡Es casi tan demencial como enemistarse con nuestra familia!”

“Y cuando te cases con él lo será más”

“Hummm” dio un volantazo para voltear en una calle estrecha. Siguió conversando con su hermano, preguntándose dónde estaba el sitio de la reunión. Finalmente consiguió la dirección y llegó justo en el momento en que un muy altivo Madara salía, acompañado por el amigo de un amigo de un amigo de un colega de su hermano (lo que significaba que era muy bueno y caro), después de haber destrozado al tonto que creyó que podría con él. Se miró las uñas, preguntándose si tenía que hacerse la manicura otra vez… hasta que tuvo que apartarse a toda prisa por un coche que casi lo embiste. Levantó la cabeza con furia para mirar al troglodita… “¡Me he divorciado!”

“¿Ehhhh?” unos brazos lo rodearon, confundiéndolo por un minuto. Su cerebro finalmente pudo formar una idea cuando quiso besarlo. Su puño se estrelló contra el pobre moreno, que salió despedido hacia adelante.

“Auch, eso dolió” Hashirama se frotó la mejilla. “Y yo que vine directamente para decirte la buena noticia.”

“Más bien para dar un espectáculo” el pelinegro señaló a su alrededor, claramente enfadado con todas las personas que se habían detenido en su camino para observarlos y más con el propio Senju. “¡Circulen!” gritó al mismo tiempo que les dedicaba una mirada fulminante. Inmediatamente los transeúntes continuaron a toda prisa. “¡No puedes simplemente venir a hacer todo esto en público!”

“Claro, claro…” el mayor se levantó, entregándole después una bonita carpeta con papeles. El pelinegro alzó una ceja y la tomó, abriéndola. “¿Ves? Ahora estoy oficialmente divorciado… y creo que esa mujer va a ir a un manicomio.”

“Ya lo sabía”

“¿Qué?”

“Uno de mis chicos me envió un mensaje de texto para avisarme. Y vaya que dieron un buen espectáculo, esa pelirroja es una mina de oro” sonrió muy ufano. “Nunca he visto a alguien con tantas ganas de destruirse a sí misma.”

“Esa es Mito” se revolvió nervioso. “¿Quieres salir conmigo ahora?”

“Supongo que podría… pero no hoy. Hay una reunión de padres y maestros en la escuela de mis hijos mayores” se cruzó de brazos. “¿Qué te parece la próxima semana el viernes? Podemos vernos en el bar de siempre… pero sin público. No soporto que me miren como si fuera una atracción de circo.”

“Claro”

-Unos días más tarde-

“¿De verdad tengo que cuidarlos toda una noche?” tembló Obito, mirando cómo su tío se arreglaba para salir. No le hacía nada de gracia el tener que cuidar de ese montón de niñitos, sobre todo de Sasuke. Tan pronto como el padre estuviera fuera de la casa el pequeñín se encargaría de hacerle la vida imposible. “Puedo vivir sin los cincuenta dólares que me darás y tú podrías pasar…”

“Te daré cien”

“Sigue sin ser suficiente” el adolescente levantó una ceja. “¿Y a dónde se supone que vas? ¿No que sólo conocías la casa y el trabajo? Tu maldita workaholica existencia gira alrededor de esos dos lugares”

“No soy workaholico y si vuelves a usar ese lenguaje tan cerca de mis hijos te mostraré que lo que ellos te hagan no es nada en comparación conmigo” Madara tronó sus nudillos, haciendo al otro acobardarse. Obito rápidamente negó con la cabeza. La versión adulta del demonio miniatura era lo último que quería experimentar.

“De todas maneras” continuó a pesar de sus sacudidas. “Es que nunca antes te he visto salir con esa frecuencia…”

“Tengo una cita”

“¡¿QUÉ?!” saltó el jovencito. Sus goggles se le deslizaron por la cara hasta caer alrededor de su cuello por la sorpresa. No lo podía creer. “¿De verdad hay alguien lo suficientemente… afortunada como para haber captado tu atención?”

“He escuchado esa vacilación, ¿Qué querías decir realmente?” el mayor se volteó, ya listo para irse. “Y si tienes que saberlo, es un chico.”

“Tú…” el cerebro del adolescente se desconectó por el sobrecalentamiento cuando su tío pasó a su costado. Este siguió sin hacerle caso y fue a la sala, donde estaban sus hijos. Los tres ya estaban en sus pequeños piyamas, los dos mayores jugando con el videojuego mientras el más pequeño vitoreaba. Los miró amorosamente.

“Qué lindos mis chiquitos” el padre los abrazó, besando a cada uno en la cabeza. Sasuke se sonrojó y trató de arreglarse el pelo, haciendo un puchero adorable.

“Ay, mamá”

“Pórtense bien con el primo Obito y no se queden despiertos hasta muy tarde, yo regreso después” le entregó otro billete a Shisui. “Aquí tienen por si algo pasa, pero no gasten todo. Estaré llamando para ver que hayan cumplido las reglas y todo esté bien, ¿sí?”

“¡Sí!”

“Ah, por cierto” el mayor de los pequeños lo interrumpió, jalando su manga. “Mi abuela salió en la televisión. Dicen que la atraparon obligando a niños a traficar y que la van a meter en la cárcel” volvió a su videojuego sin prestar mucha atención. “Yo que tú desconectaría mi celular, no vaya a llamar.”

“¿Para qué me llamaría a mí entre todas las personas? Me odia”

“Pero tienes el número del único abogado de la familia, que es lo que necesita ahora” Madara negó con la cabeza. Izuna siendo abogado gratuito ya era de risa, pero siendo abogado gratuito de uno de los miembros de su familia… eso sí que era hilarante. Él les tiraría el teléfono tras hacerles una presupuesto y decirles que volvieran a contactarlo cuando pudieran pagar sus honorarios.

“En mi agenda está el número por si no los deja en paz” se rio un poco. “Estará bueno, ya casi espero la llamada de Izuna…”

“No le hará gracia”

“Claro que no, pero eso no le quita lo divertido” caminó hacia la puerta. “Adiós, bebés”

“No soy un bebé” se quejó Sasuke antes de volver al juego. Pronto se aburrió y se levantó del sofá, para consternación de su primo, que observaba todo resguardado detrás de una pared. “¡Juguemos a ponerle al cola al burro!” regresó el chiquillo con los usuales instrumentos de tortura. “¡El que tarde menos tiempo gana!”

“Bueno” Shisui e Itachi se levantaron. Entonces un nuevo instinto llenó a Obito, el de supervivencia. Corriendo lo más rápido que podía, se alejó de los pequeños a los que se supone estaba cuidando y se escondió en un armario. Temblando, pensaba en lo que le pasaría si esos diablillos le ponían las manos encima.

“¡Nunca me atraparán con vida!”

“¡Lo escucho! ¡Tiene que estar por aquí!”

“Rayos” el adolescente se cubrió la boca y salió corriendo. Tendría que encontrar otro escondite pronto. O tendría que soportar pinchazos en su trasero.

-En el bar-

“Ya estoy aquí” Madara señaló, sonriendo. Hashirama le hizo señas para que se acercara, sentado cerca de su hermano en la barra. El pelinegro se sentó a su costado, su expresión tornándose algo coqueta. “Espero que realmente haya valido la pena la espera” aceptó la copa que le tendía Itama y que el hermano de este había pagado de antemano. “Tu divorcio realmente fue largo y tedioso”

“Lo siento… pero también lo fue para mí” guiñó un ojo el Senju. “¿Qué te parece si bailamos un rato? ¿O es que prefieres otra…?” la mano del moreno se dirigió a sus piernas. “¿cosa?”

“Eres un cerdo lujurioso” el otro le apartó la mano. “¿Y eso es todo? Alguien pensaría que tenías otros planes para una primera cita, considerando todo lo que me hiciste esperar. ¿Acaso sólo pensaste en tocarme?”

“Oigan, par de pervertidos, sean un poco más discretos” los instó Itama, que ya se estaba cansando de sus insinuaciones. “Si quieres saltarse las copas y tener un momento más íntimo” hizo una seña con los dedos. “Entonces pueden ir a uno de los cuartos que tengo en la parte de  atrás.”

“Puaj, no, a saber cuantas personas las habrán usado sólo esta semana”

“Están menos usadas que las tuyas, hermano” el moreno puso cara de asco por la referencia a su ex esposa y se terminó el trago. Madara, dispuesto a rescatar la noche, lo tomó del brazo y lo guio a la pista de baile. Ambos se movieron, encendiendo de nuevo la llama que ardía al principio de la noche. “¡Me la estoy pasando genial!”

“¡Yo también! ¡Aunque creo que la niñera no!” el pelinegro rio por lo bajo. Ante la confusión de su novio, procedió a explicar. “¡Un sobrino mío me hace de niñera! ¡Mis hijos disfrutan torturándolo! ¡La otra vez Sasuke estuvo a punto de clavarle una cola de burro con una chinche en el trasero!”

“No te creo”

“Sí, es verdad” siguió bastante alegre para estar hablando de maltrato infantil. “Deberías verlo… ¡hay fotos en Facebook!”

“Muéstramelas” se acercaron de nuevo a la barra, donde Madara sacó el teléfono y entró a internet. Usando el Facebook pudo mostrarle las vergonzosas imágenes de Obito haciendo el tonto con orejas de burro, siendo perseguido por un pequeño con una cola.

“Itachi las tomó, ¿a que son lindos?” una gota de sudor cayó por la nuca de ese. El niñito era adorable… o lo sería si no estuviera sujetando una chinche con una cola de burro y persiguiendo a un chico mucho mayor con una expresión sádica mientras el mencionado chillaba… al parecer como una niñita.

“Li… lindos” movió la pantalla, viendo más fotos de los pequeñines. “Su… supongo que el más pequeño es Itachi…”

“No, ese es Sasuke, el mediano es Itachi” señaló a uno que sonreía abrazando un peluche de comadreja. Se veía mucho más adorable con ese juguete que su hermanito. “El mayor es Shisui” pasó al niño en cuestión. “Dicen que va camino a ser un gran genio… en realidad todos ellos lo están”

“Vaya, parece que lo tienes todo” Hashirama se las arregló para acercarse y poner sus brazos alrededor de su cuerpo, acariciando de nuevo su pierna. “Bueno, no todo” susurró en su oído. “Te falta alguien que te ame y te… satisfaga…” su mano se movió mucho, intentando despertar una parte de la anatomía del otro muy específica. “Que te parece si…”

“Quieto, Romeo” lo empujó, poniendo una mano en su cara. Itama sonrió, era justamente lo que su hermano necesitaba. Alguien que le prestara atención y lo amara, pero que al mismo tiempo fuera capaz de ponerlo en su lugar.

“Ay, vamos” trató de acercarse más.

“Tienes más manos que un pulpo, ¿lo sabías?” Madara se estaba divirtiendo, eso era seguro. “Lo siento, no habrá nada esta vez. Es la primera cita, ¿recuerdas?”

“Pero si ya hemos…”

“¿Tú estabas casado, lo olvidas?” el pelinegro se cruzó de brazos. “Por tu pequeña jugarreta tendrás que empezar de cero, así que lo de antes ya no cuenta” se recostó en la barra “Impresióname de nuevo, ¿entiendes?”

“¿Impresionarte?” sonrió con desafío. “Vas a quedar impactado”

“Eso espero”

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¡Review!!!!


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