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Encuentros... en el antro de la perdición por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Me parece que es increíble… pero no es nada especial” Madara estaba sentado al frente del yate que había comprado Hashirama. Habían pasado unos cuantos meses desde que empezaron a salir de nuevo y el moreno había estado haciendo cada obra buena que se le ocurría para acumular méritos. “Como la cena elegante de la vez pasada o el paseo del fin de semana…”

“Sube, vamos” el Senju le ofreció una mano y lo ayudó a subir. Estaban sobre la cubierta cuando el moreno sacó una botella de vino. Lo sirvió. Chocaron las copas y bebieron juntos antes de que se pusiera a los mandos y arrancara. “¡Vamos!”

“¿A dónde?”

“A un sitio especial” aceleró, yendo a altamar. El pelinegro terminó su bebida y se dispuso a echar un buen sueñecito. Suerte que había preparado las cosas la noche anterior, incluido permitir que Obito se quedara en su apartamento. El idiota lo había sacado de su casa antes del amanecer, por lo que estaba cansado. “¿Alguna razón en especial por la que tuvieras que despertarme tan temprano?”

“Sólo que esto no se puede ver todo el tiempo, ni siquiera por nosotros” el Uchiha se encogió de hombros y se durmió, sabiendo que cuando llegaran a donde sea que tuvieran que ir el otro lo despertaría. Y tenía razón, más tarde fue sacudido por su novio. Abrió un ojo somnoliento, quería dormir más.

“¿Qué se supone que hemos venido a ver?” preguntó al verse en el mismo yate, en altamar. El agua estaba gris, así como el cielo. No precisamente un espectáculo impresionante. “No creo que…”

“Shhhh, está a punto de comenzar” Madara iba a preguntarle acerca de eso, pero de repente el sol comenzó a salir, como si estuviera naciendo del fondo del mar. Los rayos de luz tocaron el líquido, iluminando todo con un espectáculo de luces. Los ojos del menor se ampliaron con asombro, los reflejos y las chispas de luz danzando en el horizonte… todo lo dejaba sin habla. Era tan hermoso… “El amanecer en el océano. Increíble, ¿no?”

“Más que increíble, es… es…” no tuvo palabras para describirlo. Las estrellas desaparecían para dar paso a las chispas que cubrían todo. “Qué lindo. Nadie me ha mostrado algo tan hermoso y… único.”

“Pensé que debía hacerlo”

“¿Cómo fue que se te ocurrió?” Hashirama bajó de su puesto en el puente con una gran sonrisa en el rostro. Parecía que esta vez se las había arreglado para impresionar a su amor. “¿Y cómo fue que te encontraste con esto? No creo que haya muchas personas de nuestro entorno que despierten temprano y…”

“Mis familia… bueno, mi padre no tenía mucho tiempo para nosotros. Estábamos tan solos…” hizo una cara de perrito triste. “bueno, el caso es que de vez en cuando le encantaba hacerse un tiempo para estar con nosotros. Nos levantaba temprano, nos subía al bote familiar y nos traía a este mismo punto para pasar un día. Y siempre nos mostraba los amaneceres y anocheceres… hermosos”

“Parece muy comprometido con su familia” Madara gruñó. No es que no le gustara el paisaje, era precioso y especial, pero… las historias de familias felices no eran sus favoritas. Lo más cerca que había estado de una de ellas era cuando su padre estaba tan drogado y no notaba que se salían sin permiso. Recorrían media ciudad para ver los barrios más ricos, observando a los niños, sus padres… por unos segundos imaginaba que esa era su familia, su vida... la vuelta a la realidad era dura. Esas pequeñas fantasías lo ayudaban a seguir adelante, pero seguía odiando las historias de una infancia feliz con una familia amorosa.

“Muy buena” Hashirama se acercó, tomándole la mano. “Y sé que tú no. Por eso pensé en darte un poco de la mía” le sonrió muy ampliamente, levantando la mano y besándola. “¿Trajiste tu ropa de baño?”

“Sí, pero… no puedes pensar que yo me… voy a meter ahí” miró el agua con sospecha. Su traje de baño estaba debajo de la ropa que usaba en ese momento. El otro asintió, demasiado entusiasmado por eso. “¡Estás bromeando! ¡No conoces este sitio, pueden haber tiburones o mantarayas! ¡Además está sucia, las cloacas vierten todos los desperdicios en el mar! ¡Debe estar lleno de infecciones!”

“Vamos, deja de hacerte el difícil”

“¡No! ¡Y no vas a…!” lo agarró de los brazos. “¿Qué… qué se supone que estás haciendo? Hashirama… no te atrevas a… ¡AHHHHHHH!” Madara cayó chillando al océano, tragando galones de agua salada mientras se hundía. Al resurgir, el pelinegro le dedicó una mirada fulminante, pero el de abordo sólo se rio. Se lanzó por la borda, cayendo al océano. “Te voy a matar”

“No seas así, esto va a ser genial” se movió alrededor de él, limpiando su cara. Se la estaba pasando en grande, era obvio. “Nos vamos a divertir muchísimo.”

“Esto no es div…” una ráfaga de agua cortesía del moreno le impactó en plena cara. El pelinegro, incrédulo, escupió el líquido que le había entrado en la boca. Estaba a punto de regañarlo como lo haría con uno de sus hijos, pero una nueva le pegó en pleno rostro. “No te atrevas a…” una cuarta. “Estás muerto”

“¡Atrápame si puedes!” comenzó a nadar hacia la nave y luego alrededor de ella, alejándose de vez en cuando del borde cuando su novio se acercaba demasiado a él. Pronto estaban los dos riendo como niños, lanzándose agua juguetonamente y haciendo piruetas mientras se perseguían, disfrutando del día. “¡Maddy! ¡No me alcanzas!”

“¡Ya verás, idiota!” el Uchiha aceleró detrás de él, con una expresión decidida en la cara. Iba a hacerle tragar sus palabras. “¡Y vuelve a llamarme así y no la vas a contar!”

“Ay, qué miedo” se burló.

“¡Puedo dar más miedo que esto!” Madara siguió avanzando como un tiburón en medio del agua calma. Estar flotando en medio del océano era increíble. “¡Te atraparé, idiota! ¡No voy a dejar que huyas!”

“¡Uhhhhh! ¡Me asusta!”

“¡Imbécil, vuelve aquí!” siguió persiguiéndolo. Estaba agotado cuando finalmente Hashirama se detuvo, tomándolo de la mano. El moreno se subió primero al barco, levantándolo en seguida. Una vez a bordo ambos se secaron con toallas. “Maldito… sólo espera, que te voy a patear el trasero cuando volvamos allá abajo” hizo silencio por un momento. “O peor, te tiraré  por la plancha…”

“Sabes que no estamos en un barco pirata, ¿no?” el Senju arrojó su toalla sobre una de las sillas. “Bueno, creo que deberíamos almorzar. Nuestros estómagos deben estar vacíos después de tantas horas en el agua”

“Como quieras” Madara se sentó a su costado, recibiendo un plato caliente que tenía un pedazo de pescado frito con patatas. “Vaya, este es un almuerzo muy inusual considerando las personas que están aquí presentes” igual cogió los cubiertos. “Uno pensaría que habrías traído ostras y caviar.”

“No es lo usual” Hashirama comió el primero bocado. “Cuando era pequeño mis padres me servían esto todo el tiempo en estos paseos. A mí y a mis hermanos nos encantaba, sobre todo porque eran las únicas veces que mi madre cocinaba.”

“¿Por qué me lo estás sirviendo?”

“Quería que tuvieras la experiencia completa” el pelinegro también comenzó a comer. Sorpresivamente, la simple comida sabía muy bien. El pescado era fresco, de un rico sabor salado en contraste con el del sushi al que estaba acostumbrado. “Las salidas en yate eran realmente especiales para nosotros… antes de que nos separáramos un poco”

“¿Cómo que separarse?”

“Crecer, hacer nuestras propias vidas… ya me entiendes” sí que lo entendía, eso había pasado con Izuna. Un día eran los más unidos y al siguiente él se marchaba a la universidad. “Itama se peleó con la familia por su cadena de bares… mis padres se han negado a hablarle hasta hace poco y sólo porque sus antros son un éxito. Kawarama se hizo cargo de una de las compañías en el extranjero, Tobirama de otra de las sucursales y yo… bueno, aparte de eso me casé.”

“Supongo que la habrás traído miles de veces aquí”

“Nah” aseguró el Senju, tomando otro bocado. “Por eso ni te preocupes, nunca la traje. Eres el primero con el que he compartido esto.”

“¿De verdad?”

“¡Claro que sí! Y me alegra, porque esa perra ninfómana…” rodó los ojos antes de seguir hablando. “Además ¿te la puedes imaginar aquí? ¿A esa loca? No creo que pudiera meterse por temor a arruinarse la manicura o el peinado.”

“Vaya, creo que soy el primero” le sonrió sugestivamente. “¿Y a dónde la llevaste? ¿A los mismo restaurantes que a mí?”

“Esos son nuevos, yo sólo la llevé a esos viejos de cinco estrellas” terminó su plato, dejándolo de lado. “Algunas veces me obligaba a pagarle un spa o algo así… no sé. Muchas veces ni siquiera se molestaba en pasar el tiempo conmigo.”

“¿Y por qué te casaste con ella?”

“¿Has visto a mis padres? Se pusieron pesados… casi parecían querer obligarme a caminar hacia el altar” negó con la cabeza. “Bueno, no es del todo su culpa. Yo también estaba muy emocionado con ella. Me engañó, me hizo creer que me amaba. Y caí redondo como el gran imbécil que dices que soy”

“Lo eres”

“Lo sé”

“¿Nadie te avisó?”

“Kushina trató de decirme un par de veces que antes ella había tenido unos cuantos novios que la dejaron porque era… promiscua” hizo un gesto de desagrado. “Aparte, me dijo que era una interesada, le sacó una buena cantidad de billetes a esos hombres en cosas caras.”

“¿Y a ti no?”

“Tengo casi todas las joyas y cosas valiosas a mi nombre, sólo la cara y uno de los coches están al suyo. Como no tengo que pagar pensión” se encogió de hombros con una sonrisa que no auguraba nada bueno. “Estará en la quiebra antes de poder pagar otro gigoló. Aunque pensándolo bien, le hice un favor. Ahora podrá seguir su verdadera vocación.”

“¿Y cual podría ser?” dijo el pelinegro bromeando. Los dos rompieron a reír, completamente de acuerdo. Esa pelirroja sin duda estaba hecha para ser prostituta.

-Más tarde-

“Ya llegué” Hashirama abrió la puerta de su casa en la noche, encontrando a sus padres con caras amargadas en la sala. Estuvo a punto de preguntarles qué pasaba, pero una persona entró en la habitación, causando que su cara también se tornara avinagrada. “¿Quién la dejó entrar?”

“Se coló cuando no estábamos” explicó Namie, con los brazos cruzados. “Y se negó a irse hasta hablar contigo” la fulminó con la mirada “Supongo que la sífilis le habrá arruinado el cerebro, porque no entendió lo que significa la palabra divorcio.”

“Eso parece” el moreno se volvió hacia ella. “¿Qué quieres?”

“Devuélveme mis cosas” le exigió Mito, con una mirada muy seria. Era obvio que ella no quería que la batalla terminara. “No te lo voy a pedir de nuevo, devuélveme mis cosas”

“No son tus cosas”

“¡Lo son! ¡Me las diste!” ellos estaban bastante enojados, parados el uno frente al otro. La chica avanzó, hecha una rabia. “¡Dame mis joyas! ¡Y mis kimonos! ¡Devuélveme mis tarjetas y cuentas bancarias!”

“Todas eran mías, así que lo siento”

“¡No puedes dejarme en la calle!”

“Claro que puedo, todas las cosas que tenías eran mías” ella le levantó una mano, pero él la agarró y se la bajó lo más delicadamente posible que podía con toda la rabia que sentía. “Así que me gustaría que me dejaras en paz por el resto de mi vida. Quiero hacer lo que yo quisiera de mi vida.”

“Eres un…”

“¿Un qué, querida? Lo que me digas, tú lo eres peor” la soltó. “Ahora lárgate de mi casa y no te atrevas a volver”

“Voy a hacer que me…”

“¿Cómo? Eres la puta de la ciudad” ella lo miró incrédula y comenzó a alejarse hacia la puerta. Eso era verdad, gracias al amigo de su ex era considerada peor que las prostitutas que se vendían en el muelle. “Lárgate de mi casa”

“Espero que te pudras” le escupió, saliendo de la casa inmediatamente. El auto de lujo que antes tenía había sido reemplazado por una carcocha barata, que de seguro había pagado con el dinero de la venta de su ropa de marca. Hashirama volvió al interior, donde sus padres lo recibieron igual de malhumorados.

“Vaya muchachita” Namie le puso la mano en el hombro a su hijo. “Hiciste muy bien en divorciarte de ella, no valía la pena” su marido asintió. “Por cierto, hemos estado hablando con algunas de nuestras amistades y hay unas chicas que…”

“No estoy interesado”

“Claro, lo entiendo, acabas de pasar por un divorcio” siguió su madre. “No tienes que empezar a salir ahora, pero cuando te sientas más recuperado…”

“Mamá, déjalo ya, tengo una relación amorosa en este momento”

“¡¿Qué?!”

“Antes de que me reclames, yo no soy infiel” era una mentira blanca, más al menos pudo salir del mal paso. “Sólo que conocí a alguien y le pedí que saliera conmigo. No hemos tenido nada físico” otra vez su madre se relajó. “Sólo hemos tenido unas cuantas citas y me siento más enamorado que nunca.”

“Hijo, piénsalo bien, ¿Dónde la conociste?”

“En el bar de Itama”

“¡Con más razón! ¡Con la cantidad de rameras que hay ahí!” ella casi se va de espaldas. “No me digas que… una de esas te puso las garras encima. Oh, no” tembló y su esposo la sujetó antes de caerse. “no podría soport…”

“Era cliente del bar, no una trabajadora de ahí” trató de calmarla Hashirama. “Tiene mucho dinero y una gran empresa mediática. No es como si me vaya a sacar dinero como esa zorra pelirroja a la que ustedes me empujaron”

“El peor error de nuestra vida” Butsuma dijo. Recordaba cuando se había reunido con su amigo Ashina para pedirle que le presentara a su nieta, lo cual ahora sabía que no estuvo bien. “Bueno, dices que ella es tan…”

“Él”

“¿Ehhhh?”

“Es un él” su padre soltó a su madre, que se dio un buen golpe contra el piso. “Es una buena persona, increíble… y ni siquiera se pueden quejar de que me está utilizando, ya les dije que es una persona importante” Namie se recogió del suelo. “¡Creo que finalmente he encontrado a mi media naranja!”

“¡Hashirama! ¡Ni siquiera te atrevas a bromear con….!”

“No estoy bromeando, salgo con un chico” los padres estaban escandalizados. No podían creer lo que estaban escuchando. “Sólo quería decírselos… porque supongo que llegó el momento.”

“El… el mo…”

“Voy a presentárselo”

-En el apartamento-

“… Y luego me llamó y me pidió que la defendiera. ¿puedes creerlo?” Izuna terminó con sus quejas sobre lo que su ahora arrestada tía abuela le había hecho: atreverse a llamar a su oficina y pedirle que lo defendiera. Madara esperó pacientemente a que terminara, mientras observaba a sus hijos corretear a un Obito disfrazado de perro.

“Y supongo que tú les dijiste que… ¡eh, Sasuke! ¡No le des con esa cosa, que le vas a hacer daño en serio!” gritó, regresando en seguida a su hermano. “Perdón, ¿Qué decías?”

“En verdad te has convertido en una mamá, ¿no?” el menor se carcajeó por lo bajo. “Bueno, continuando, le dije lo que podía hacer por ella siendo pillada in fraganti, le mandé mis honorarios, casi la mato del susto… quería que la defendiera gratis, eso sí es desfachatez”

“No, es inocencia. Cerdos caerán del cielo antes de que tomes un caso gratis” Madara iba a seguir hablando sobre cómo podían creer eso, cuando su teléfono sonó. “Aguarda, tengo otra llamada” cambió la línea. “Hashirama, ¿Por qué me llamas a esta hora? Ya te he dicho que…”

“Quiero invitarte este fin de semana a cenar”

“Quedamos que nuestra próxima cita sería el miércoles que viene” dijo confundido. ¿Acaso había pasado algo para que quisiera cambiar la fecha de la cita?

“Sí, pero… la cena es en mi casa… para que conozcas a mis padres” esto puso completamente a lívido al pelinegro. Llevaban unos meses oficialmente juntos, eso era verdad, más… ¿ya era tiempo? ¡Ni siquiera habían tenido intimidad! ¿Realmente tenía que conocer a los padres tan pronto? “Vamos, te van a encantar”

“Es… espera” cambió de línea otra vez. “Izuna, auxilio por favor”

Notas finales:

¿Qué les parece? Review!!!


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