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P.D: ya no te amo por RunFree

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Notas del fanfic:

solo se me ocurrio y al hacerlo me puso sensible :c

Notas del capitulo:

acepto jitomatazos y así ._. espero te guste D:

¡ENJOY!

Salió de la cocina quitándose los guantes verdes a juego con el delantal. La casa estaba perfectamente limpia y ordenada, en la encimera descansaba una cacerola donde había estofado de pollo que minutos antes había sacado. Miró el reloj que colgaba en su pared que marcaba las 5:30 p.m. suspiró, sacando unas hojas blancas y una pluma de unos de los cajones del escritorio del estudio de su esposo, se dirigió otra vez a la cocina para sentarse en la mesa y comenzar a escribir.

Movía nerviosamente el lápiz entre sus dedos, jamás había escrito una carta y al hacerlo ahora le resultaba extraño, ¿Qué le diría? ¿Qué palabras usaría?, ¿Cómo se lo diría?, frustrado, se agarró los mechones de su cabeza en un puño. No era capaz de exponer tan deliberadamente sus sentimientos en una hoja de papel pero ¿Qué más podía hacer? Porque conociéndose como se conocía, no podría mirar a la cara a su esposo con semejante confesión. Dándose ánimos, decidió que esto era lo mejor y que solo tenía que ser sincero, como siempre lo había sido.

Más decido que nunca, comenzó a escribir.

“Querido Hoseok.

Si estás leyendo esta carta, es porque has llegado del trabajo y no me encontraste. Perdón, tuve que salir. Ojala fuera como esas ocasiones donde te digo que salí a comprar al supermercado, a visitar a mi madre, ChimChim o que solo me llamaron de emergencia del trabajo y que tuve que tomar un vuelo a X estado porque me van a evaluar para un aumento, pero no, estaba vez no es así. Probablemente ahora mismo este en un vuelo rumbo a quien sabe dónde, dejando todo atrás. Si intentas llamarme, te darás cuenta que mi teléfono esta donde siempre lo dejaba, junto al marco de nuestra boda

Quiero que sepas que estos dos años a tu lado fueron muy bonitos, me amaste como jamás pensé que alguien me amaría y gracias por eso. Lamentablemente tengo que decir adiós, me marcho para ya no volver.  No te sientas culpable por mi repentina huida, no has hecho nada malo. El culpable fui yo por dejar que esto pasara, esta situación se me escapó de las manos, quise frenarla, de verdad que quise, pero mi corazón se negó a hacerlo.

Hoseok, en un principio cuando me casé me contigo yo realmente te quería, me enamoré de tu brillante sonrisa, de tu manera tan alegre de enfrentar la vida, de lo detallista eres y de lo ridículo que podías llegar a hacer solo para hacerme reír cuando estaba triste. Cuando te conocí supe que eras especial y cuando me invitaste a salir fue una gran sorpresa, digo, eras uno de los bailarines principales del instituto, compositor en la clase de música y delegado de la escuela, y el que le hablaras al chico raro de la clase de dibujo, como yo lo era, fue un caos total.

Todavía recuerdo cuando te me acercaste diciendo “hola, eres muy lindo .Mi nombre es Jung Hoseok y me preguntaba si quieres salir conmigo,” no supe que responder y negando salí corriendo. Siempre te me acercabas e invitabas a una cita contigo y pese a mi negativa, jamás te rendiste. Y así poco a poco me fuiste atrapando, con tu enorme sonrisa y palabras lindas. Cuando te enteraste de que mi madre había muerto por un derrame cerebral y que mi padre me había abandonado llevándose los pocos ahorros que mi madre me había dejado, solo para continuar con sus apuestas de juego. Llegaste corriendo en mi ayuda, cuando más necesitaba de alguien, cuando sentía que la soledad me engullía y que los pocos familiares que tenían me daban la espalda, tú me protegiste.

Al ser hijo de un padre divorciado y viudo, vivías solo en el centro de la cuidad, me ofreciste vivir contigo a lo que yo me negué, pero al permanecer un minuto más en aquella casa vacía donde alguna vez vivió una familia, mi familia, me desgarraba. Me sentía inútil y desvalido, a veces no tenía que comer y me las arreglaba trabajando en cafeterías que me pagaban una miseria, entonces lo decidí y salí a buscarte, no te negaste y gustoso me diste la bienvenida a tu departamento.

Viví bien por un tiempo, luego me dijiste que me amabas y no supe que responder. Jamás me había enamorado de alguien y con la mala experiencia que había experimentado con mi padre, me asusté, asumiendo que así sería mi destino. Pero tan optimista como siempre me convenciste. Cuando nos graduamos y me propusiste casarnos, me emocioné, te juro que sí. Pensando que por fin llevaría la vida que siempre quise tener, junto a la persona que amaba. Y por un tiempo así fue. Hasta que llegaste a convertirte en el presidente de la empresa de tu padre, siempre en juntas, siempre viajando, nunca tenías tiempo para mí. Me sentía solo en la casa, no pudimos comprar un perro por eres alérgico a ellos, no podía salir siquiera al parque porque exagerabas diciendo que era peligroso. La casa que compartíamos en las noches era tenebrosa y fría, había veces en las que el aire me asfixiaba.

Fue cuando él apareció, Jeon Jungkook. Justo cuando salía de traer el periódico matutino, él me saludó. Jamás lo había visto antes, pero aun así lo salude y comenzamos a charlar, entonces me dijo que era nuevo en el vecindario que venía de Busan para trabajar como profesor de música en la universidad nacional. Después de eso solíamos juntarnos todas las tardes en el porche para tomar algunas sodas o solo charlar. Ese era el amigo que tanto te mencionaba pero con lo ocupado que estabas, nunca me escuchabas.

Estar a su lado era todo lo contrario a ti, él escuchaba todo lo que yo tenía que decir, hasta las cosas más tontas, reíamos como dos locos cada que uno hacía una broma, jugaba conmigo en el césped del patio u otras veces yo iba a la casa de al lado, donde vivía. Una tarde me sorprendió  cuando me dijo que me había comprado un cachorro, me emocioné como no tienes idea, pero luego recordé que eras alérgico y que no podía conversarlo y él me dijo que lo cuidaría, se llama Snow.

El me regalaba cosas sencillas que me hacían feliz, tiempo, rosas, palabras bonitas y dulces. Cuando llegabas de tus viajes me traías cosas caras, relojes, abrigos de piel, zapatos de marca, sé que querías darme lo mejor, pero eso no me hacía feliz, lo único que pedía era que te quedaras conmigo.

El tiempo siguió pasando y nuestra relación cada día se iba siendo más distante, ya casi no ibas a la casa, una que otra llamada al día y un mensaje, no lo compensaba. Pero él estaba ahí, a mi lado, cuidándome, protegiéndome. No debí hacerlo, pero lo hice. Me acerqué a él sediento de calor y cariño y él me recibió con los brazos abiertos. Entonces la realidad me cayó como un baldazo de agua fría y lloré, lloré al sentirme culpable, al saber que te traicionaría. Poco a poco el amor que sentía por ti, se convirtió en cariño y del cariño a estima.

Si permanecí a tu lado este año fue por agradecimiento. Por recordar todos y cada uno de los momentos que estuviste a mi lado cuando más lo necesité. Quise decírtelo ayer a la cara cuando llegaste y dijiste que te tomarías por fin unas vacaciones, al ver tu cara tan inocente me sentí la peor persona del mundo y me callé. No hubiese soportado ver tu cara empapada en llanto, no después de regalarme tus mejores sonrisas.

Debo irme ahora, no sin antes decirte que, si quieres odiarme, ódiame, maldíceme si eso te hace sentir mejor. Llora y grita tan fuerte como sea posible, y saca tú dolor. Esta noche toma, embriágate hasta que no puedas ponerte en pie, rompe todo aquello nos une, quema mis cuadros si quieres, pero mañana quiero que te levantes, te asees y salgas al mundo con una sonrisa en tus labios. No pienses en lo que pasó, sino que enfócate en lo bueno que te puede pasar. Mátame y entierra mi recuerdo, jamás lo invoques, nunca lo pienses.

Confió en que encontraras a alguien que te amé como tú lo haces, con la misma intensidad y pasión que me demostrarte hace tiempo. Realmente lo siento, y perdón.

 

Kim Taehyung

 

P.D: come el pollo que esta sobre la encimera, es tu favorito.”

 

Sus manos temblorosas sostenían aun las hojas, en sus ojos lágrimas caían a raudales y su boca temblaba por el llanto contenido. Con la manga de su traje, se limpió las gotas saladas y se encaminó a la encimera. Sacando un tenedor de los cajones de la alacena, lo enterró en la carne cocida, luego lo dirigió hasta su boca donde muy lentamente lo masticó y saboreo, sintiendo las lágrimas volver a escurrir, se le hizo difícil tragar por el llanto que no pudo callar.

El sonido del teléfono lo hizo parpadear tupido, rápidamente se acercó con un nombre en su cabeza, al descolgar se dio cuenta que no era esa persona.

-se fue – le dijo, soltando hipidos – realmente se fue.

-¿quieres que averigüe donde esta?

-no. deja que sea libre – suspiró hondo, limpiándose una que otra lágrima que se le escapaba - ¿Qué clase de monstruo seria si le quitara a la persona que amo, a aquella que él ama?, no me lo perdonaría

-siempre fuiste muy estúpido al enamorarte – le aseguro el otro con tono cansado - ¿Qué piensas hacer ahora?

Miró la última hoja de la carta y tristemente sonrió.

-creo que me tomaré una copa, para celebrar mi primer día sin él

-¿estarás bien?

-no lo sé. Pero eso es lo que él hubiese querido.

-espera unos minutos, iré a verte, para asegurarme de que no cometas una estupidez

-no te preocupes, Yoongi. Mañana estaré bien, por ahora me beberé su recuerdo. Te llamo luego – y colgó

Se sentó en el sillón de su sala y destapó la primera botella. Mirando el marco de una foto donde aparecía Taehyung saludando a la cámara, levantó la botella y gesticulando un “a tu recuerdo” le dio el primer sorbo, esa noche prometía ser larga y triste

Notas finales:

espero y te haya gustado ¡Gracias por leer! :D


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