Antes que la vida se creara, incluso mucho antes que las estrellas nacieran; siempre ha existido la luz y la oscuridad. Estas entidades siempre han vigilado y protegido la galaxia, observando meticulosamente cada cambio que sufría, inclusive cada nacimiento de vida en diferentes puntos de ella. Pero un día, estas dos entidades decidieron alejarse y tomar forma; la luz se convirtió en el sol y la oscuridad en la luna.
El sol incluso con su gran poder y fuerza, se sentía muy vacío, así que creo a los planetas: Mercurio, Venus, Júpiter, Marte, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón; pero, la soledad aun no desaparecía, así que creo un último planeta “La Tierra” el único planeta que nació del corazón del Sol y así se formó lo que hoy conocemos como la vía láctea; en cambio, la Luna no opinaba igual que el Sol. Ella no se sentía sola al estar rodeada de la inmensidad de la galaxia, de hecho lo encontraba interesante y tranquilo.
Al pasar el tiempo, tanto el Sol como la Luna, decidieron dar vida a sus hijos; los Uzumaki, primogénitos del Sol y los Otsutsuki, primogénitos de la Luna; pero, lamentablemente decidieron tomar caminos diferentes en la crianza de sus hijos.
Los Uzumakis nacieron como simples mortales, sin ninguna bendición de su padre. El Sol sabía que si les otorgaba una porción de su poder habría conflictos y guerras para obtener más. No deseaba que sus hijos fueran cegados por el poder y la avaricia, por lo tanto, decidió esperar para que aprendieran lo que es el empeño y el esfuerzo; sin embargo, el sol les otorgo su tesoro más preciado “La Tierra” “Su corazón” Para que sus hijos puedan vivir en paz y en armonía; en cambio, la Luna tomo una decisión completamente diferente. El suelo de la luna se volvió fértil y del nació un paraíso, decidiendo que sus hijos vivirían en él.
La Luna amaba con tanta desesperación a sus hijos que decidió otorgarles la cuarta parte de su poder y así ellos reinarían con justicia y amor; pero, ella no quería que sus hijos se sintieran solos, así que de sus lágrimas brotaron lo Uchiha, hermanos de los Otsutsuki. Los Uchiha también eran hijos de la Luna, pero eran completamente diferentes a sus hermanos mayores, ellos eran simples mortales como los Uzumaki. El único regalo que les dio su madre a los Uchiha, fueron unas enormes alas blancas que brillaban como la luz de la luna y unos ojos negros que representaban el inicio del ciclo lunar.
El amor de la Luna crecía y crecía sin medida; pensaba que los Otsutsuki cuidarían y amarían a sus hermanos tanto como ella los amaba; pero por desgracia, no fue así. Los Otsutsuki cometieron actos aberrantes, repulsivos y crueles contra los Uchiha. El corazón de la Luna se quebró por el dolor y la tristeza; y el Sol podía sentir su suplicio aunque estuvieran separados.
Desafortunadamente, los actos realizados por los primogénitos de la Luna, perjudicaron a la tierra y a sus habitantes.
El corazón del Sol y la Luna se quebró a tal punto que iban a destruir todo lo que habían concebido, amado y protegido; pero, desafortunadamente no pudieron erradicar lo que con tanto amor habían creado; entonces, decidieron darles una última oportunidad para enmendar sus pecados, dejando una profecía que determinaría el destino de sus vidas y de los mundos:
´´No perturben la armonía de la luz y la oscuridad, no sea que el poder de los dioses siembre destrucción sobre las galaxias, la vida y sobre el mundo en el que ellos chocan.
Aunque las almas rezaran e imploraran para calmar a la crueldad y ferocidad de la muerte, solo sus plegarias menguaran. Como resultado, el universo como lo conocemos se extinguirá y el Sol y la Luna perecerán.
O le elegido, en tus manos, reúne a los 9 tesoros del sabio; colócalos alrededor del Príncipe de los Uchiha y nacerá entre las eras el Ángel de la vida.´´