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OBSESIÓN por Amaya Kurau

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XI
PRECIO DESEADO 
 
 


 
Kaname se apartó un poco y le sonrió mientras se limpiaba con el pulgar los restos de saliva de la comisura de su boca; sus ojos se mantenían en un intenso y refulgente carmesí y sus pupilas dilatadas se le figuraban al muchacho, dos pozos negros y profundos que parecían querer devorar su alma.
 
Zero sentía sus mejillas arder, su corazón latía con fuerza contra su pecho y en su estómago se había creado una sensación de vacío. Estaba asustado y sumamente avergonzado; en ese momento Kuran mostraba por completo su condición de vampiro, pero parecía ajeno a la realidad, al menos esa era su impresión; y teniéndolo sobre su cuerpo, cual depredador a punto de devorar a su presa, apenas y podía moverse ya que éste lo oprimía contra el colchón sin mucha dificultad usando su fuerza de sangrepura.
 
Tragó un poco de saliva y cerró con fuerza los ojos, esto no podía estarle pasando de ningún modo, no a él, no cuando se suponía que era el mejor cazador existente. ¿Por qué Kuran le hacía esto?, la pregunta resonaba una y otra vez en su mente aumentando su ansiedad; y al tiempo que sucedía esto, se percató que Kaname volvía a descender sobre sus labios. En acto reflejo intentó patearlo, pero como era de esperarse, no lo logró; no sólo era la fuerza del vampiro, estaba demasiado débil para hacerlo; su lucha se había reducido a vanos intentos que al sangrepura no parecían siquiera importarle; y en medio de la desesperación, sin poderlo evitar la lengua del vampiro se adentró nuevamente en su boca buscando enredarse con la suya.
 
Zero quiso morderlo para obligarlo a alejarse, pero una parte de su cerebro era consciente de que eso sería contraproducente para él debido a lo sediento que se encontraba; y otra, otra para su desgracia parecía ir en contra de su voluntad. Una voluntad que se hacía añicos a cada segundo, una voluntad que parecía pender de un delegado hilo desde su conciencia hacia un pozo profundo y oscuro.
 
Volvió a intentar desviar su rostro para romper con ese contacto, pero Kaname al darse cuenta, sujetó su mentón con fuerza y su besó se volvió más hambriento y con movimientos cadenciosos dejó caer su cuerpo sobre el de él y se situó entre sus piernas. Desesperadamente Zero jaló nuevamente de la cadena de la cual pendían sus brazos y una nueva oleada de dolor recorrió su cuerpo. Estaba perdido.
 
Sus pestañas se humedecieron a causa de las lágrimas que se esforzaba por reprimir; el aire estaba comenzando a faltarle. Fue entonces que una de las manos del sangrepura se deslizó deliberadamente bajo su camisa posándose en su cintura y comenzó a ascender lentamente provocándole un estremecimiento que lo avergonzó aún más. Cerró con fuerza sus puños y una nueva y dolorosa descarga golpeó contra él. Kaname se alejó de su rostro al percatarse de eso y lo miró, Zero pudo ver que, en sus ojos, a pesar del resplandeciente carmesí, había un brillo extraño, uno que no estaba relacionado con la sed pero que lo avergonzaba, así que únicamente pudo ocultar su rostro tras su antebrazo para rehuirlos.
 
Al ver eso, el sangrepura sonrió débilmente a la vez que comenzó a pasear su vista lentamente por todo el cuerpo del cazador, hasta detenerse en sus muñecas. Éstas se encontraban laceradas debido a la fuerza con la que jalaba intentado liberarse y a que no sanaban por el encantamiento que había puesto sobre los grilletes. En ese momento un delgado hilo de sangre se deslizó de una de ellas y Kaname observó su recorrido a través de la blanca piel y sus colmillos sobresalieron aún más entre sus labios.
 
—Te dije que no hicieras eso —dijo con una voz suave y tranquila, e incorporándose un poco acercó sus labios al brazo de Zero y lamió, casi con ternura, la sangre. Al llegar a la muñeca comenzó a irradiar energía violeta y la herida sanó de inmediato, hizo lo mismo con la otra.
 
Zero le miró hacer eso y su corazón volvió a agitarse. ¿Cuáles eran sus motivos?, ¿Kuran estaba haciendo todo esto por lo que pasó en su estudio?, para ser una maldita broma ya había ido demasiado lejos; pero incluso aunque se tratara de solo cobrarse el favor, él nunca quiso que pasara aquello en primer lugar; para empezar, fue el mismo Kuran quien prácticamente lo obligó a beber su sangre a sabiendas que en su condición no podría controlarse; y lo otro... Aquel beso...
 
Zero agitó la cabeza intentando apartar ese recuerdo, aquel día simplemente se había salido todo de control, todo, y sólo debido a esa maldita atracción que como vampiro de nivel inferior sentía hacia el sangrepura; pero fuera de eso él sabía perfectamente que aquello no había sido importante, solo algo para que el sangrepura pudiese alardear y burlarse, y algo demasiado humillante para él; solo eso, nadie se percató siquiera de que sucedió.
 
Sin poderlo evitar se removió a causa del escalofrió que recorrió su cuerpo. Kaname ahora besaba su cuello, podía sentir la punta de sus colmillos rozando su piel y tambien podía sentir sus fríos dedos recorriendo su espalda.
 
—B-basta, detente.
 
El vampiro siguió sin prestarle atención así que volvió a cerrar los ojos con fuerza para poder rescatar un poco de autocontrol.
 
Llegar tan lejos solamente por lo que había sucedido aquella vez, era absurdo, incluso viniendo del sangrepura; sin embargo, no se le ocurría algún otro motivo para su actuar, ya no discutían cada vez que se reunían, es más, él ni siquiera hablaba demasiado con Yuuki como para que se trataran de celos, y sobre su plática respecto a esa otra sangrepura, se suponía que todo había quedado claro, él ni siquiera la había vuelto a ver; entonces ¿por qué lo hacía?...
 
—Kuran... ¿Po-por qué lo haces? —susurró con dificultad. Kaname ésta vez se detuvo y lo miró nuevamente. —Si fue por lo que pasó en tu estudio, no era yo mismo...
 
Kaname le sonrió ligeramente, ¿Cómo podía mostrarse tan tranquilo mostrando su esencia verdadera
 
—No, no es por eso —respondió. Zero frunció el ceño.
 
—¿Es por Yuuki?
 
—No.
 
—Entonces, ¿Por qué?
 
—Ya te lo dije Zero... Eres mío.
 
El cazador apretó la mandíbula, la desesperación estaba aumentando.
 
—¡¿De qué diablos hablas?! —gritó finalmente —¡No soy tuyo!, ¡No soy de nadie!, ¡no... no hables como si fuese una maldita cosa o tu mascota!
 
—Zero...
 
—¡Esa mujer tenía razón!
 
—¿Sara?... No, no la tiene, ella no sabe nada y tú no tienes por qué mencionarla. —Antes de que Zero replicara, Kaname descendió sobre su cuello y sin más, clavó sus colmillos. El cazador ahogó un grito de dolor.
 
—N-no...
 
Kaname no prestó atención, volvió a deslizar una mano dentro de la camisa de Zero, acariciándolo suavemente. El muchacho gimió en rechazo, pero Kaname sólo se acercó más a él y llevando su muslo hacia la entrepierna de Zero, presionó suavemente.
 
Zero abrió los ojos desmesuradamente al tiempo que una nueva descarga recorría su cuerpo; pero ésta no procedía de la cadena, sino de algo muy diferente. Se agitó nuevamente, pero a cada segundo era consciente de que comenzaba a sentirse mareado, Kaname estaba bebiendo demasiado, ¿Cuánta de su sangre había bebido hasta ahora?, comenzó a respirar con cierta dificultad y su vista se nubló.
 
Sin dejar de beber, Kaname llevó una mano hasta la cadera de Zero y comenzó a jugar con el borde de su pantalón, el muchacho se estremeció, la sensación de indefensión ya había embargado por completo su ser. Cuando Kaname llegó hasta el botón de la prenda y lo liberó . Zero supo entonces que no se detendría y todo su cuerpo y alma le gritaron lo que sucedería.
 
—No... Por favor —suplicó.
 
Kaname finalmente retiró los colmillos de su cuello, se incorporó y lo miró directamente a los ojos, un nuevo estremecimiento recorrió a Zero; había determinación y deseo reflejados en la mirada del sangrepura; sus labios estaban manchados de sangre y sus colmillos extendidos sobresalían entre sus labios. La sangre había terminado por intoxicarlo.
 
Sin decir palabra alguna, Kaname se mordió el labio inferior rasgándolo y se acercó nuevamente a su boca, el joven asustado quiso desviar el rostro, pero él lo detuvo y lo besó.
 
Zero, al sentir en su boca la sangre de Kaname mezclada con la suya y su sabor invadiendo sus sentidos, los latidos de su corazón se aceleraron; y en medio de la ansiedad, el miedo emergió aun mas. No quería sentirse así, no quería rememorar ese sentimiento que experimentó cuando Shizuka le arrebató su humanidad, no quería darse cuenta que estaba tan sediento que permitiría lo que fuera en este momento, no quería que fuera Kaname quien provocara eso en él; sin embargo, la sangre comenzaba a fundirse en su ser, una sangre que lo intoxicaba, una sangre que lo saciaba y colmaba sus sentidos como gotas de lluvia después de mil días en el desierto, una sangre que aun a su pesar le hacía reaccionar de manera vergonzosa respondiendo a ese beso.
 
Y mientras se concentraba en atrapar incluso la más mínima gota de esa maldita sangre, a su mente que ya era un caos, llegó el recuerdo de varias imágenes y sensaciones: La sonrisa de Kuran en su despacho, la forma en que lo miraba y lo hacía sentir incomodo, el beso en aquel bar con el que Kaname se burló de él, el beso robado aquella tarde bajo el árbol de cerezo, un callejón en el que no recordaba haber estado, la nieve cayendo lentamente, Kuran pegado a su cuerpo besándolo, el movimiento de sus caderas contra él, el frio y... la calidez...
 
Con cada imagen Zero sentía que su mundo se derrumbaba. En ese callejón... ¿Eso había sucedido?, ¿Cuándo?, las imágenes seguían girando en su mente, recuerdos que había olvidado. ¿Eso había sucedido?,eso había sucedido y él le hizo olvidarlo. Obteniendo fuerzas de su muy débil pero obstinada voluntad, se agitó con brusquedad y logró romper el beso. Miró a Kaname furioso, pero el vampiro ni siquiera se percataba de ese sentir, o quizá simplemente lo ignoraba.
 
—¿T-tu?... ¿desde cuándo?... ¿desde cuándo me has estado usado?
 
—¿De qué hablas?
 
—¡Lo recuerdo!, ¡Empleaste tu poder!
 
—Zero...
 
—¡Aléjate de mí maldito chupasangre! ¡¿no comprendes que no quiero participar en tu maldito juego?!, ¡me das asco...
 
Kaname lo miró con tristeza.
 
—Jamás te usaría Zero; yo te...
 
—¡Mentiroso!
 
—No miento... y tu sientes lo mismo que yo, lo sé.
 
—No, no es así...
 
—¿En verdad, no?
 
Zero no pudo evitar dejar escapar un jadeo, la mano de Kaname se había introducido dentro de su ropa y rodeó su miembro que vergonzosamente estaba despierto.
 
—De-detente... no lo hagas... no estás pensando con claridad, Kuran.
 
—Lo estoy haciendo, de hecho, nunca había pensado con más claridad que ahora, Zero. Sé perfectamente lo que hago y lo que deseo; y tú también.
 
—Ya bebiste, ya te cobraste la sangre que me diste, ahora déjame ir...
 
—No es suficiente Zero... 
 
Movió la mano lentamente y Zero volvió a ahogar un gemino mordiéndose el labio, su cuerpo traicionero elevaba su temperatura, su corazón latía con fuerza, su estómago se agitaba. Kaname se acercó y besó nuevamente su cuello hasta llegar a su oreja donde mordió el lóbulo y comenzó a jugar con los piercings.
 
—No es tu sangre lo único que deseo... por favor... te lo ruego...
 
—No...
 
—Te deseo Zero, te deseo como no tienes idea. Quiero hacerte el amor, desde hace mucho quiero hacértelo, quiero que seamos uno.
 
—Estás loco.
 
—Hmmp —Kaname sonrió débilmente contra su oído. —Quizá, pero no puedo seguir conteniéndome, quiero que seas mío, únicamente mío.
 
—No quiero, jamás seré tuyo.
 
Kaname volvió a sonreír y liberando el miembro de Zero de la ropa, descendió e inclinándose sobre él, lo introdujo en su boca. Zero abrió los ojos de golpe al sentir el latigazo de placer recorrer su cuerpo estremeciéndolo y de pronto descubrió que no solo no tenía la fuerza suficiente para moverse más debido a que Kaname había bebido demasiado; sino que tampoco tenía ya la voluntad. Recordó de nuevo la vez que el sangrepura le ordenó que se tranquilizara y se sintió impotente al pensar que estaba siendo dominado por la misma causa justo ahora.
 
—No...
 
Cerró los ojos con fuerza intentando no sentir, sus pestañas se humedecieron, después, después todo sucedió sin que pudiera resistirse.
 
Kaname siguió con los movimientos de su boca y él hasta el último segundo se resistió a dejar escapar algún sonido, pero pronto el éxtasis nubló su mente y sin poderlo evitar, el orgasmo lo alcanzó derramándose en la boca del vampiro.
 
Para mayor humillación, ahora sabía que estaba a merced del vampiro, atado y contenido por esos grilletes, débil por toda la sangre drenada, y con los remanentes del orgasmo en su ser sacudiendo su cuerpo. No tuvo siquiera la fuerza para evitar que el sangrepura comenzara a retirar su ropa, al final solo se quedó con la camisa puesta.
 
Kaname besó su cuerpo, lo acarició centímetro a centímetro como reconociéndolo, y aunque su mente se resistía a sentir algo y odiaba lo que sucedía, su cuerpo estaba temblando rogando por más; su miembro volvía a despertar, su corazón latía tan fuerte que podía escucharlo y su garganta le dolía a causa de los gritos que reprimía. ¿Por qué se sentía así por lo que le hacia el vampiro?, era vergonzoso y humillante, jamás le perdonaría esto al sangrepura, jamás; y pensar que él mismo...
 
 
 
 
 
 
[...]
 
 
 
 
 
 
—Yuuki-sama, el director Cross se encuentra aquí.
 
Yuuki, al escuchar a la mucama se puso de pie rápidamente y miró a Aidou que estaba parado junto a ella.
 
—El director, ¿se habrá enterado de lo que...
 
—Imposible. Quizá está aquí porque quiere hablar con Kaname-sama.
 
—¿Qué hago?, no puedo decirle lo que sucedió.
 
—Lo sé, pero tampoco puedes dejarlo esperando. —Aidou se volvió hacia la mucama —dile que Yuuki-sama lo atenderá en un momento.
 
La joven hizo una reverencia y salió de la estancia.
 
—Si está aquí por Kaname oniisama, le diré que salió a atender algunos asuntos y que no tengo idea a qué hora regresará y que Zero lo acompañó. El director puede ser comprensivo, pero lo que hizo mi hermano fue muy grave, podría traer consecuencias con la asociación.
 
—Estoy de acuerdo.
 
En el salón Kaien Cross era atendido por la misma mucama que había informado su llegada, en cuanto los vio entrar su rostro se iluminó y poniéndose de pie se dirigió hacia Yuuki, sin embargo, aun con esa expresión, ella pudo distinguir un atisbo de preocupación es su mirada. No pudo evitar tensarse.
 
—Yuuki-chan, que gusto verte.
 
—Director.
 
—Dime papá.
 
El director hizo un fingido puchero y Yuuki sonrió incomoda.
 
—¿Cómo has estado?
 
—Bien, aún no he podido regresar a la Asociación, pero Yagari-kun está haciendo un excelente trabajo allá, en tanto yo estoy ocupándome de la Academia y arreglando todo para que la clase nocturna pueda volver.
 
Ante esa noticia, Yuuki abrió los ojos sorprendida.
 
—¿Estás diciendo que aun quieres continuar con...
 
—Veo que Kaname-kun no te lo había dicho.
 
—No.
 
—Bueno, quizá estaba esperando el momento oportuno; pero si, ese es mi plan. Por supuesto, fue lamentable lo que sucedió hace dos años, pero aún sigo creyendo en ese proyecto y en que la coexistencia puede ser posible. De hecho, ese es uno de los motivos por los que estoy aquí. Acorde con Kaname-kun que nos veríamos hoy.
 
—Ya veo. Lo siento mucho, pero él salió, tenía asuntos urgentes que resolver, no sé cuánto tardará.
 
La expresión de Kaien se volvió seria y sus ojos reflejaron aún más lo preocupado que estaba.
 
—¿Sucedió algo, director?
 
—Me temo que sí, supongo que podría esperarlo, pero... ¿Sabes si lo que tuvo que salir a resolver tiene que ver con las nuevas tabletas de sangre en circulación?
 
—No estoy segura. Con respecto a eso, solo sé que todavía no da con el responsable.
 
—Ya veo.
 
—Director —intervino Aidou —Puede confiar en nosotros, sea lo que sea que suceda, se lo informaremos cuanto antes a Kaname-sama.
 
Kaien los miró por un instante y finalmente habló.
 
—Ayer se presentaron algunos ataques en la ciudad, pero no fueron hechos por simples vampiros nivel E, sino por vampiros normales en medio de una plaza concurrida.
 
—¿Qué?
 
Yuuki miró a Aidou, no sabía nada al respecto y parecía que el noble tampoco.
 
—Estaban en custodia en la asociación mientras se llegaba a un acuerdo con el senado, sin embargo, hoy hace unas horas se han presentado otros ataques más. Yagari-kun tiene sus sospechas sobre su relación con esas tabletas de sangre ya que llevan meses en circulación pero últimamente sus consumo ha aumentado y con ello los casos de ataques; también piensa que algún sangrepura puede estar detrás de todo y a su pesar teme que así como eliminaron a Ouri-san hace un año, también puedan intentar atacar a otros sangrepura para hacerse con su poder. Visto de manera practica él cree que la asociación no debería involucrarse en asuntos entre sangrepuras, y es de la idea que entre menos haya mejor; sin embargo, también es consciente de que un enfrentamiento así solo traería muertes humanas innecesarias. Hace un par de días me había dicho que relevaría a Kiryuu-kun de su función como guardián de Kaname-kun para que se hiciera cargo de proteger a Hanadagi-san dado que hace poco vampiros desconocidos se infiltraron en su territorio. Si hay un sangrepura que quiera hacerse con poder, como Asociación de cazadores no podemos dejarle el camino fácil. Con todo, ya que Kaname-kun es el líder del senado, no creo que tarde mucho en llegarle la solicitud por escrito para una reunión.
 
 

Notas finales:

Hola, después de mucho. Una disculpa pero he aquí la actualización, espero que les haya gustado. Hasta pronto ^.*


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