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OBSESIÓN por Amaya Kurau

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XIII

 

DESTINO EN CARMESÍ




Ante la visión y aroma de la sangre y el sonido de esas palabras, Zero sintió como todo su cuerpo se estremecía. El esfuerzo por reprimirse desde que el vampiro había entrado a la habitación se derrumbó; entonces dejó de tener control sobre sí mismo y una gran necesidad que no había experimentado antes se apoderó de él, su expresión cambió, sus colmillos se extendieron por completo sin mesura y sus ojos se tornaron a un intenso carmesí.

En un brusco movimiento se arrojó hacia Kaname intentando llegar a ese líquido cuyo aroma lo estaba enloqueciendo; sin embargo, la cadena que lo ataba se lo impidió de manera brusca; aun así, volvió a intentarlo una vez más con desesperación, emanando de si una onda de energía que agrietó sutilmente los cristales de las ventanas. Su lado vampírico finalmente lo estaba dominando sin que pudiese hacer nada, se había rendido a ese lado suyo que tanto despreciaba y que hacía que no le importara nada, ni que tampoco razonara; haciendo que en este momento lo único que deseara era al ser frente a él, y si, lo deseaba con una abrumadora desesperación, lo deseaba como nunca había deseado algo en su vida.

Ante sus acciones la cadena comenzó a liberar ligeras descargas eléctricas más constantemente, pero Zero no se inmutó por eso pese al dolor, su atención estaba centrada por completo en la sangre que lo llamaba.

Kaname sonrió con tristeza, el muchacho lo miraba como un depredador, sin perder de vista uno solo de sus movimientos; así que finalmente se acercó más y estiró su mano hacia él dejando caer unas gotas de sangre que mancharon las sabanas.

Zero abrió los ojos desmesuradamente y sediento se estiró desesperadamente para alcanzarlo, y esta vez Kaname dejó que lo hiciera. Sin dudar un solo segundo, Zero posó sus labios sobre la palma de su mano y comenzó a lamer la sangre con avidez hasta llegar a su muñeca y una vez allí, sin reserva alguna incrustó sus colmillos.

Al instante fuertes descargas se desprendieron de la cadena y grilletes; y Zero que las soportó por unos segundos, no tuvo más remedio que alejarse de Kaname azotándose contra la cabecera de la cama debido al dolor. Sin embargo, apenas estas descargas disminuyeron su intensidad, volvió a abrir los ojos y miró al vampiro con ansiedad.

El deseo por la sangre plenamente manifestado, la necesidad casi palpable; Kaname podía sentir todo eso en Zero haciendo latir su corazón con fuerza. Siempre quiso que Zero se mostrara tal cual era; que dejara de sufrir y rechazar su lado vampírico, que dejara de avergonzarse por desear la sangre; y ahora lo estaba haciendo, era tan excitante.

Zero sentía su garganta tan seca, apenas había logrado obtener lo que tanto deseaba y se le negaba nuevamente. Esas gotas de sangre no lo satisficieron en absoluto, solo aumentaron el dolor de su tortura. No podía dejar de mirar a Kaname, jamás había sido tan consciente de su presencia. Era un cazador, no lo olvidaba y en este momento el sangrepura era su presa.

Kaname observó su muñeca y luego a Zero nuevamente. El muchacho lo miraba como nunca nadie antes había osado hacerlo, como él nunca lo había permitido. Desde la perspectiva de cualquiera, como sangrepura él era prácticamente el depredador más poderoso sobre la tierra, Zero debería ser su presa, sin embargo, en este momento lo único en que podía pensar era en rendirse ante él y fundirse en su cuerpo nuevamente.

¿Quién estaba cazando a quién?

Desabotonó su camisa y volvió a acercarse al muchacho. Los ojos de Zero relucieron más pero no actuó con brusquedad, solo dejó que Kaname se le acercara y cuando tuvo su cuello a su alcance, nuevamente no dudo, se abalanzó contra él y lo mordió.

Kaname disfrutó del latigazo de dolor mezclado con placer que sacudió su cuerpo. Esa sensación era de una manera oscura, maravillosa; y le reafirmó lo que ya sabía, su vida, toda ella le pertenecía a este terco y hermoso joven.

Se hizo un ligero corte en uno de sus dedos y sujetó los grilletes, pronuncio unas palabras en lenguaje antiguo a las que Zero no prestó la menor atención, y estos dejaron de emitir las descargas eléctricas que lo lastimaban, entonces la mordida de Zero también se volvió más brusca. Kaname sonriendo se acercó más a aquel cuerpo y lo fue llevando de espaldas contra la cama. Su corazón estaba latiendo con fuerza intentando acompasarse con el ritmo del otro, estaba excitado, muy excitado.

Agarró a Zero del cabello y con cierta dificultad lo apartó de su cuello y acercó su rostro al suyo. Zero tenía los labios manchados de su sangre y lo miraba con ojos nublados de placer. Sonrió débilmente mientras elevaba su aura y sus ojos se volvían carmesí nuevamente.

—Quiero sentirte nuevamente, Zero. ¿Me entiendes? —le ordenó.

Tal vez fue la sed o la ansiedad; o quizá simplemente era el poder que estaba ejerciendo sobre él como sangrepura, pero una expresión de sumisión se reflejó en el rostro del muchacho al escucharlo. Ante esa imagen los ojos de Kaname brillaron con mayor intensidad y dejó que Zero volviera a su cuello mientras él liberaba su miembro y se arrodillaba entre sus piernas, lo tomaba de sus caderas y lo atraía. Al sentirlo, de inmediato Zero, sin dejar de beber, lo rodeó con sus piernas y terminó de elevar sus caderas hacia él. Kaname sonrió mas ampliamente pero con cierta amargura y después, después todo fue simplemente estar en la gloria.



[...]

 

 

—Bienvenida, es un gusto recibirla, tu quien eres la mas joven entre nosotros los sangrepura. Soy el señor de esta casa, Isaya Shoutou. Estuve dormido por largo tiempo y recién he despertado; cuando me percaté ya había cumplido los dos mil años de vida, así que incluso para ser un sangrepura, me he convertido en alguien viejo, ah, que desgracia.

Aidou se sobrecogió ante esa voz grave y tranquila. Esa bienvenida y presentación, aunque hecha con desgana y aparentemente a la ligera, no era mas que un recordatorio de que ellos eran los débiles allí. Si Yuuki se percató de eso o no, le fue imposible saberlo ya que ella dio un paso al frente de inmediato.

—Yo soy Yuuki Kuran, tengo diecisiete años, fue una pena que no asistiera a nuestra última fiesta.

Tonta, pensó Aidou mientras trataba de no bajar la guardia.

—Si, es raro incluso entre los sangrepura el poder reunirse, —dijo el vampiro en total calma —Se que fue hace casi un par de años, y tambien escuché del evento desafortunado que ocurrió con Ouri-dono y uno de los cazadores que resguardaba el orden de la velada.

Mientras decía esto, Aidou pudo percatarse como los ojos del sangrepura descendían sobre Yuuki hasta posarse en su bolso. Sintió que el piso se sacudía bajo sus pies.

—Hablando del asunto, ¿Qué ese eso que llevas oculto ahí, señorita?

—Es Artemis.

Al noble casi le da un infarto al escuchar a Yuuki responder tan rápida y honestamente sin miedo, mientras sacaba de su bolso la pequeña barra y en un movimiento rápido la agitaba haciéndola incluso ir a su verdadera forma.

El sangrepura sin embargo no se inmutó por eso tampoco, simplemente miró el arma.

—Oh. Había escuchado que de tiempo en tiempo el clan Kuran daba a nacer hijos que podían manejar las armas de los cazadores aun siendo vampiros. Uno de los motivos por lo que se volvieron reyes en el pasado.

—Isaya-sama, ¿alguna vez has tenido el deseo de que tu vida llegue a su fin?

Idiota, ¿Qué estás preguntando?

Aidou miró a Yuuki sobresaltado.

—¿Estás diciendo eso por lo de Ouri-dono?,

—Ya sea por como lo mire, no es algo que sea muy deseable.

—Entonces ¿Por qué estás llevando esa arma contigo?

—Es porque no quiero que lo sucedido en esa fiesta pase de nuevo. Los sangrepura necesitan una forma de que ese, si es su deseo, se haga realidad sin tener que sacrificar a nadie en el proceso ni tampoco de entretejer complicados planes para lograrlo. No quiero que haya más víctimas. No quiero que nadie mas tenga que sacrificar a otra persona y no quiero tampoco a personas pensando en situaciones tristes, así que por eso seré yo quien cargue con el peso de acabar con las vidas de aquellos que deseen morir. Cuando llegue el momento y necesite mis servicios, por favor piense en mí.

Aidou no podía creer lo que estaba escuchado, ¿en verdad era tan ingenua de creer que los sangrepura solo querían poner fin a su existencia?, no cabía duda de que no había aprendido nada o... quizá era él el que no era capaz de comprenderla.

—Pero ¿Por qué tu simplemente no elegiste no hacer nada? —Isaya observó a Yuuki con cierta curiosidad pese a su inmutable expresión —Esta cosa que estás tratando de hacer, un gran numero de personas lo vera como un moviendo ingenuo y precipitado.

El noble tragó saliva.

—Si, estoy consciente de eso. A decir verdad, pienso que quizá haya elegido la peor opción que pude haber tomado y aun así yo...

—Tambien debes estar consciente de que con tu llegada aquí, bien podría ser que fuese yo quien cortara tu cabeza en lugar de eso, ¿no?

Lo sabía, sabía que esto era una mala idea.

Mientras pensaba eso, Aidou se puso rápidamente frente a Yuuki a modo de defensa, sin embargo Yuuki intervino.

—Aidou-senpai, está bien!

—Pero...

Isaya Shouto ni siquiera intentó algo, permaneció en su sitio, impasible. Yuuki volvió a dirigirse a él.

—Cuando se es capaz de vivir por un tiempo terriblemente largo, ya no es como si importase la forma en la que se ha de morir, pero si hago este movimiento y si al hacerlo tengo éxito en liberar al mundo de al menos una persona que de otro modo hubiera desalmadamente sacrificado a otros por ello, entonces habrá valido la pena. Yo quiero cambiar las cosas y para lograrlo debo entrar en acción de algún modo... —dicho esto, se inclinó ante el sangrepura y jaló a Aidou de su abrigo para que hiciera lo mismo —... Eso es todo lo que tenia que decir. Gracias por su hospitalidad y adiós —Se dio la vuelta y se dirigió hacia la salida.

Antes de salir, la voz del sangrepura volvió a resonar en el salón.

—¿Tu, en verdad te crees capaz de asesinar a alguien con esa cosa?, lo pregunto porque huelo en ti el aroma de los rayos de sol mas fuerte que el de la sangre.

Ella se giró y lo miró con una expresión amable.

—He asesinado a mi tío Rido con esto, un cazador y yo lo hemos hecho.

—Entonces, si estás decidida jovencita Kuran, debes ser consciente de otra cosa. Como bien lo has dicho, cuando se ha vivido por un tiempo terriblemente largo, no importa mucho la forma en que se ha de morir, tambien es cierto que los deseos y motivaciones pudieron haber mermado en algún punto de la larga existencia al grado quizá de desaparecer, si eso es así, si nada supone un motivo real para vivir, existir simplemente no tiene sentido tampoco. Cuando un vampiro se encuentra ante esto, las acciones que lleve a cabo, por terribles que sean, no supondrán más que un frágil y fugaz placer que hará latir su corazón por unos segundos, pero por experimentar ese deleite estará dispuesto a planear cualquier intrincado juego, y detenerle no le traerá satisfacción, pero tampoco tristeza. Sin embargo, tambien puede suceder lo contrario, si existe un motivo por insignificante, pequeño o egoísta que parezca, pero algo a lo que aferrarse en esta existencia condenada a la soledad, una pequeña luz en medio de la oscuridad; lo tomará y nadie, ni siquiera el mundo entero podrá ir contra ello.

Yuuki lo miró por uno segundos, entonces volvió a hacer una inclinación.

—Lo tendré en cuenta.

Salieron del lugar sin mirar atrás. Aidou siguió a Yuuki de cerca, aún tenía escalofríos por lo sucedido en esa mansión. Estaba loco sin duda, ¿en verdad pensaba enfrentarse a Isaya-sama?

Miró a Yuuki, caminaba decida frente a él en completo silencio. Quizá pensando en las últimas palabras del sangrepura.

—¿Oye?, ¿Qué fue eso?, tuviste suerte de que los rumores sobre que él es uno de los sangrepura más pacientes fuese cierto, de otro modo hubiese cortado tu cabeza en menos de un parpadeo.

—Pero no lo hizo. ¿Quién es el siguiente?

—¿Qué?

—Si, de los que nos faltan ¿Quién es el sangrepura más cercano?

—Bu-bueno, déjame ver, a esta distancia... ¡Nooo!, ¡hay que volver!, ¡si Kaname-sama se entera de esta locura...!

—¿Me acompañaras o no?

Aidou la miró a los ojos, Yuuki estaba decidida. Suspiró y se frotó la sien con los dedos.

—Si no me equivoco, es el clan Hanadagi. A la velocidad que viajamos, llegar allá nos tomará un par de días.

—Bien, pues andando.



[...]

 

 

La suave risa resonó en la estancia. Ichijou se giró y observó a Sara, quien se encontraba en su diván jugando con una araña negra de su creación entre sus dedos mientras una jovencita se encontraba recostada en su regazo y otra preparaba una taza de té junto a ella.

—¿Sucedió algo bueno? —preguntó.

Sara lo miró y al instante la araña se evaporó.

—Podría decirse. Se trata de nuestro querido Kaname.

Ichijou sintió un escalofrió recorrer su espalda, sin embargo, se obligó a mostrarse impasible. Sara le sonrió complacida.

—¿Qué sucedió con él?

—Al parecer huyo con el pequeño cachorro.

—¿Qué?

—Como lo oyes —Volvió soltar una risita burlona —Nunca imaginé que Kaname fuera de ese tipo. Siempre tan propio y mesurado, ¡Mira que cambiar a su querida hermanita sangrepura por un sucio exhumano! —Ichijou no dijo nada al respecto así que ella volvió a sonreír —Lo sabias, ¿cierto?

—¿Qué?

—Que Kaname lo conservaba por eso.

—No sé a lo que te refieres. Además, ¿Cómo que Kaname huyo con Kiryuu-kun?

—Gracias querida —. Sara tomó la taza que la joven a su lado, ajena a toda la conversación, le ofrecía. —Pues sí. —Continuó— Hace unos días Kaname bebió la sangre de ese niño en frente de testigos y sin su consentimiento hasta que perdió la conciencia y luego se lo llevó consigo abandonando su mansión. Desde entonces no han tenido noticias suyas.

—¿Cómo sabes todo eso?

—La niña Kuran no es muy inteligente que digamos, ha descuidado la seguridad de su mansión y Kaname tiene muy lindas mucamas.

Sara nuevamente le sonrió e Ichijou se estremeció; no sabía qué hacer, aunque tampoco es como que pudiera hacer algo. Había sido muy arriesgado acercarse a ella, Kaname le pidió que tuviera cuidado, pero fue más difícil de lo que imaginó. Conocía a la sangrepura desde que era niño, ella siempre tuvo consideraciones con él y quizá por eso creyó que sería más fácil acercarse a ella. Cuan equivocado estaba; Sara no era la mujer caprichosa pero gentil que creyó, ella estaba mostrando lo ambiciosa y manipuladora que podía llegar a ser.

El acercarse a ella tampoco se dio como planeó. Después de buscar a su abuelo y detenerlo, esperaba ir en busca de ella y convencerla de mantener su alianza con la familia Ichijou. ¿Quién iba a pensar que ella lo rescataría y luego no lo dejaría ir?, quizá Kaname pensaba que todo había resultado bien, pero él no había podido informarle nada.

—¿En qué piensas Takuma?, ¿Quieres ir en su ayuda?, ¿Te preocupa la princesita Kuran? —Ichijou no le respondió. Sara bebió un sorbo del té  y volvió a mirarlo —No te preocupes, no iré tras ella. Aunque no niego que sería divertido, no tendría caso, al parecer ella tampoco se encuentra en la mansión.

—¿Qué?

—¡A lo mejor fue tras los amantes! —Ichijou la miró inexpresivamente y ella al verlo soltó una carcajada. —No me mires así, es solo que ahora que lo pienso, todo encaja. Siempre me pareció extraño que ese niño poseyera mas poder del que se esperaría de un exhumano, y que aun siéndolo todavía pudiese manejar un arma de cazador. Además, según sé nunca bebió la sangre de Shizuka-san, asi que me había estado preguntado cómo era que continuaba sin caer al nivel E. Pensé que era por la princesa, pero ahora veo que era Kaname quien en realidad lo alimentaba y protegía... ¿Oye Takuma?... ¿no tienes celos de él?

Ichijou abrió los ojos desmesuradamente.

—¿D-de qué hablas?

Sara lo miró burlonamente.

—El gran Kuran Kaname, de todos los que podía tener, mira que descender al nivel más bajo y poner sus manos sobre eso... pero no lo culpo, el cachorro es bastante atractivo y peculiar; incluso Shizuka-san y Rido-sama se sentían atraídos por él. Después de nuestro encuentro aquel día, no te lo niego, a mí me gustaría romperlo y convertirlo en una de mis armas y hacer que se arrastre a mis pies.

Ichijou al escucharla volvió a sentir un estremecimiento. Por supuesto que sabía de los sentimientos de Kaname, si bien el sangrepura no se los había externado abiertamente, él lo conocía lo suficiente como para darse cuenta; y sabía que lo que su amigo sentía nada tenía que ver con lo que fuera que desearan Hiou Shizuka, Kuran Rido o incluso la misma Yuuki de Kiryuu. Kaname estaba perdidamente enamorado y aunque sufría por ello tambien era inmensamente feliz por estar cerca de esa persona. Pero ahora, aquel secreto que él estaba dispuesto a guardar celosamente por su amigo era del conocimiento de Sara.

—¿Qué harás ahora? —se aventuró a preguntar.

—Bueno, es un hecho que no puedo ir tras ellos si no sé dónde están, me atrae más un objetivo más fijo, tengo un hermoso conjunto que creo le quedara perfecto a una linda guardiana.

Ichijou supo de inmediato a que se refería.



[...]

 

 

Zero abrió a los ojos, no le fue necesario esforzarse en recordar, la realidad golpeó de nuevo en él implacablemente reverberando desde su interior. Movió los brazos, los sentía adormecidos por tenerlos en la misma posición durante mucho tiempo, sin embargo, el dolor físico había desaparecido al igual que cualquier rastro de debilidad.

Resignado o más bien, cansado de intentar liberarse inútilmente, paseó su vista por el lugar, claramente podía escuchar los ruidos nocturnos del exterior; fue entonces que se percató del peso sobre él. Bajó la mirada para encontrase con el rostro durmiente de Kaname sobre su pecho, su corazón le dio un vuelco. El vampiro estaba abrazado a él y ambos permanecían desnudos. Además, le era imposible ignorar el fuerte aroma a sangre y a...

Se ruborizó. A su mente volvieron las imágenes, no de la noche anterior sino las más recientes. Kaname sobre él embistiéndolo con fuerza mientras lo miraba con esos ojos en carmesí, esos ojos que él no podía rehuir, esos ojos hechizantes que no dejó de ver hasta que todo se puso blanco y estalló en éxtasis para luego perder la consciencia.

Para cualquier amante enamorado y tonto, eso supondría quizá algo maravilloso, pero para él...

—Aléjate de mí.

Su voz sonó más grave que lo acostumbrado y resonó fuertemente en la habitación. Kaname al escucharlo, abrió los ojos y perezosamente se incorporó un poco apoyándose en la cama con uno de sus brazos.

—Zero.

El cazador no rehuyó su mirada en esta ocasión, tampoco lo miró con vergüenza y no sentía la misma sumisión del principio; eso de debía a que ya no se encontraba débil debido a la sangre que bebió de él, así que ahora podía encararlo.

—Sal de aquí —exigió nuevamente con completa rudeza.

Kaname lo miró unos segundos y su expresión se volvió afligida.

—Zero, hablemos.

—¿Hablar?, ¿Ahora quieres hablar?, ¿de qué?, ¿de como bebiste mi sangre sin mi consentimiento enfrente de Yuuki hasta hacerme perder la conciencia y me trajiste aquí, como me encadenaste usando restricciones y me tomaste a la fuerza primero y luego usando tu poder de sangrepura para someterme a tu voluntad?, yo no quiero hablar de eso.

—Lo siento.

—¿Lo sientes?, ¿eso es todo?, no me hagas reír Kuran.

—Zero, yo te traje aquí porque...

—Me amas...hmmp... lo dijiste, lo recuerdo perfectamente cómo todo lo demás, pero dudo que eso sea cierto —Kaname quiso replicar, pero Zero continuó implacable  —No puede ser cierto ya que una persona que realmente ama a alguien no le haría lo que tu me hiciste a mí bajo ningún pretexto, aun si el amor es o no correspondido. No se aprovecharía de sus ventajas. Te supliqué que no lo hicieras, te pedí que me liberaras, pero simplemente dijiste no una y otra vez; no me escuchaste y usaste tu poder de sangrepura para someter mí voluntad. Así que no te justifiques diciendo que me amas; y si no me vas a quitar estas malditas cadenas, simplemente sal de aquí.

—Zero, yo...

—¿No me has escuchado?, nada de lo que me digas me importa. ¿Quién en su sano juicio amaría a alguien que hizo lo que tú?

Kaname quiso decir muchas cosas, quería decir todo lo que sentía, gritar nuevamente que lo amaba, pero en este momento todo eso sonaría inverosímil y absurdo a los oídos de Zero; así que simplemente guardó silencio, las palabras de Zero habían golpeado contra él de manera fría y desgarraron su corazón. ¿Justificación?, era cierto, no la tenía. Ultrajo a Zero, la persona que amaba, la persona a la que más deseaba proteger, la persona por la que vivía.

Los ojos de Zero eran como fuego, su mirada dura y acusadora caló profundamente en él haciéndolo bajar la mirada. Ya antes se había sentido miserable por ser un vampiro, un monstruo, pero jamás hasta este punto, sentirse tan avergonzado.

Se deslizó de la cama, Zero lo miró y pudo ver las marcas de sus colmillos aun en el cuello del sangrepura. Apretó la mandíbula y giró el rostro hacia los ventanales.

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿les gustó?, espero que si. De antemano gracias por leer y comentar. Les mando un beso. Hasta pronto.

 


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