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OBSESIÓN por Amaya Kurau

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V

Deseos en brote

 

Descendió del auto lentamente y se dirigió hacia la escalinata, pero al sentir en medio del ambiente frio cierta calidez sobre su espalda, se detuvo y se giró hacia el horizonte; el sol no tardaría en ocultarse, sus rayos carmesí ya no eran tan molestos para él. Cerró los ojos por un momento, se sentía perecido a cuando estaba al lado de Zero, ¿cómo sería poder disfrutar de su verdadera calidez?, deseaba sentirlo.

Lentamente abrió los ojos y justo en ese momento algo parecido a unos sutiles destellos lilas atrajeron su atención. Desvió la vista hacia el jardín, el invierno había llegado a su fin y los brotes de cerezo comenzaban a aparecer, ¿cuándo había sido la última vez que había reparado en ellos?, no lo recordaba, pero desde que Zero había llegado a la mansión parecía ser más consciente de cosas como esas; los atardeceres y amaneceres, la luna, las flores del jardín, el paisaje, los aromas, la lluvia. Zero había llenado todo de luz.

Sonrió y siguió su camino. 

-    Kaname-oniisama, has vuelto –. Apenas ingresó a la mansión, Yuuki lo recibió desde lo alto de las escaleras - ¿Cómo te fue?

-    Bien. Pensé que tomaría más tiempo, pero el senador actual es bastante eficiente.

-    Me alegro mucho – le dijo mientras comenzaba a bajar.

-    ¿Ha venido Ichijou?

-    No.

-    Ya veo.

-    ¿Ocurrió algo?

-   Nada de qué preocuparse, sólo quería tratar algunos asuntos del senado con él – dijo sonriéndole. Entonces ella se acercó y le ayudó a quitarse la gabardina -. Gracias Yuuki; por ahora estaré en mi despacho.

-    ¿Aun tienes trabajo?, ¿No quieres descansar un poco?

-    Estoy bien.

-    Pero has estado muy ocupado últimamente; y tampoco te has…

Yuuki se sonrojó y no terminó su frase, pero él sabía a qué se refería. Ella le había querido decir que tampoco había bebido sangre. Se sintió un poco incómodo. ¿Cómo decirle que en realidad simplemente no podía ni deseaba hacer eso con ella después de lo sucedido en aquel callejón?; jamás podría volver a hacerlo con nadie que no fuera Zero.

Esa noche hacia unos meses, cuando volvió a la mansión, ella, aun siendo una sangrepura no había notado que todo su ser estaba impregnado con la esencia del cazador. Él con su poder había logrado ocultar ese hecho y no había dormido con ella; y aunque desde ese día su consumo de tabletas había aumentado, no bebería de nadie que no fuera Zero. Sabía que debía ser paciente, solo un poco más y podría tenerlo sólo para sí mismo, Zero se rendiría a él voluntariamente.

-    No es necesario Yuuki, estoy bien.

La expresión en el rostro de la joven le provocó una sensación desagradable en el estómago. Si bien él no bebería de nadie que no fuera Zero, no podía hacerle eso a Yuuki. Por muy desagradable que fuera, era su hermana.

-    ¿Tu… tienes sed? – le preguntó mientras desabotonaba la manga de su camisa. Ella se sonrojo y negó efusivamente.

-    No, no es eso… yo también estoy bien… sólo estaba preocupada por ti…

-   Gracias, eres muy gentil –. No sabía que más decirle; ella parecía abatida, aunque intentaba ocultarlo -  Bueno… en cuanto al trabajo, en realidad no es mucho, únicamente son un par de documentos. Incluso podríamos salir a cenar juntos, ¿qué te parece la idea? –. Ella se olvidó de lo demás y sonrió radiante.

-   Por supuesto, me encanta la idea, hace tanto que… aunque –. Su expresión se ensombreció repentinamente.

-    ¿Qué ocurre?

-    Aidou-senpai no ha de tardar en llegar para mis lecciones de hoy –. Hizo un puchero - … ¡él es muy exigente Kaname-oniisama!… ¡no me dará ni un respiro!

-    ¿Ah sí?, pero yo sé que podrás, o ¿quieres que hable con él? -. Ella lo miró y luego volvió a sonreír.

-    Por supuesto que no, haré mi mayor esfuerzo y estaré lista para la cena.

-    Sé que sí –. Sonrió, ella era tan fácil de leer -. Por cierto, ¿has visto a Kiryuu-kun?

-    ¿Zero?, creo que continúa estudiando en tu despacho, ¿sucede algo con él?

-    No, nada. Pero como aceptó que fuera su tutor, espero que no se esté arrepintiendo.

-    Jamás, él ha estado trabajando muy duro.

Kaname la miró sorprendido por la determinación con que a pesar del tiempo y de todo lo ocurrido, ella seguía defendiéndolo. Eso lo molestó.

-    ¿En serio? – sonrió divertido ocultando su sentir.

-     Por supuesto.

-    Bueno, veamos si es así. Hasta más tarde Yuuki.

Apenas le dio la espalda, la sonrisa desapareció de sus labios y se alejó por el pasillo mientras ella volvía a subir por las escaleras feliz.

Al llegar a su despacho no se molestó en siquiera tocar la puerta, simplemente ingresó, después de todo era suyo; sin embargo, grande fue su sorpresa al ver que el joven efectivamente estaba allí, pero se encontraba profundamente dormido. Tras él, a través de los amplios ventanales se filtraban los últimos rayos del sol que acariciaban suavemente su piel. Sonrió ante eso y se acercó hasta él. Sobre su regazo descansaban varias hojas. Era el examen prueba que le había asignado.

Tomó las hojas y comenzó a hojearlas. Todo estaba resuelto a la perfección salvo los últimos tres ejercicios. Por la pluma que estaba sobre el sofá entre sus dedos, al parecer se había enclaustrado allí para resolverlo y se había quedado dormido sin querer. Lo miró de nuevo detenidamente. Se veía terriblemente atractivo y sintió un fuerte impulso que le hizo inclinarse hacia él; pero estando a punto de besarlo se detuvo y volvió a alejarse.

Cuanto deseaba poder tomarlo allí mismo; sin embargo, se controló y volvió a obsérvalo. Entonces recordó lo que traía para él y sonriendo abiertamente se llevó una mano al interior de su saco y extrajo una ramita de lagurus.

Desde una de las ventanas del edificio donde se había reunido con el senador humano, pudo ver como en una de las jardineras un pequeño gato gris jugaba insistentemente con ellas y su primera reacción fue la de relacionarlo con Zero; así que al salir del lugar fue hasta allá y cortó una de las ramitas y la guardó en el interior de su saco. Seiren sólo lo había observado hacer eso sin decir nada.

A esa reunión no había llevado a Zero consigo porque estaba en días de exámenes. Aunque el cazador le dijo que era su trabajo ser su guardián, él no le permitió acompañarlo; en cambio, le dejó un examen prueba.

Con la ramita en la mano sonrió nuevamente y comenzó a agitarla frente al rostro del joven rozando apenas la punta de su nariz. Zero hizo un ligero gesto con ella y verlo le provocó un sutil sonrojo a él. Volvió a hacer lo mismo y entonces Zero estornudó. Sí, no se había equivocado, a Zero sólo le faltaban las orejas y la cola. Siguió jugando, pero repentinamente el muchacho abrió los ojos y lo primero que hizo fue seguir con la mirada adormilada la pequeña ramita que se agitaba frente a sus ojos, hasta que reaccionó y de un manotazo la alejó.

-    ¿Qué diablos haces? – dijo mirándolo mientras se acomodaba en el sofá.

-    Solo jugaba contigo.

-    ¿Acaso soy un maldito gato?

-    Un pequeño gatito huraño.

-    Idiota.

-    Tranquilo, sólo te molestaba un poco. Te quedaste dormido y no contéstate todo – dijo levantando las hojas frente a su rostro.

-    Yo…

-    No te preocupes, no te amonestare ya que lo que contestaste ha sido perfecto, así que sin duda obtendrás excelentes notas en los próximos días. Soy un tutor magnifico ¿no? y pensar que no querías que lo fuera.

Zero lo miró con el ceño fruncido y él recordó lo difícil que fue convencerlo.

 

 

-     Me niego.

Zero desvió el rostro y miró a través de la ventanilla del auto.

-    Kiryuu, es una buena oferta.

-     Ya te dije que no. ¿Cuántos días más seguirás insistiendo?; además no confió en ti y lo sabes.

-    Siempre te quejas de que te aburres siendo mi guardián. Además, aunque lo dudes puedo ser mejor tutor que Aidou.

-     Yo no me quejo.

-     ¿Ah no?, siempre estás de mal humor.

-     Eso no es cierto.

-     Como digas – le sonrió y Zero solo volvió a fulminarlo como solo él sabía.

-     Bueno, puede ser verdad, pero aun así no me interesa.

-     No seas terco. Veo tu rostro y sé que no has dormido bien. Separas tu trabajo de tus deberes como estudiante y eso te está agotando; además de que estoy seguro que no te es suficiente con las tabletas.

El joven, contrajo el ceño, pero no dijo nada.

-     Zero…

-    ¿Por qué quieres ser mi tutor? – dijo suspirando y mirándolo con expresión de hastío - Hay cosas más importantes en que puedes ocuparte, como por ejemplo dar con el responsable de la distribución de esas nuevas tabletas de sangre.

-     Ya estoy trabajando en eso. Y pues ser tu tutor es puro capricho, una distracción…

-     ¿En serio?, ¿esa es tu mejor repuesta?

-     Vamos, no puedes negar que es una buena oferta… -. Su pose fue de tranquila suficiencia y eso solo pareció exasperar más a Zero.

-     No me hace ilusión llamarte “sensei”. – Kaname sonrío.

-     No lo hagas… pero al menos di que lo pensarás…

-     No creo que no exista un motivo real por el que quieras ser mi tutor, ¿Qué pretendes?, ¿Qué ganas con eso?

-     ¿Tan mal concepto tienes de mí?

-     ¿Quieres que te mienta?

-     Hmmp… Ya te lo dije, es por simple capricho.

-    Pues no pienso ser tu diversión. Ya tengo suficiente con tener que estar cerca de ti porque me lo impusieron como misión y he intentado tolerarte porque es mi trabajo.

Kaname lo miró sin decir nada, pero recordó lo sucedido en aquel callejón. Era algo que deseaba con todo su ser repetir y que le impedía creer en lo que decía Zero en este momento.

-     Tanto te desagrado, ¿cierto?

-     ¿Qué quieres que te diga?

-    Bien, bien, te lo diré, aunque creo que ya deberías saberlo. Es por Yuuki, no quiero que se preocupe por ti, aún lo hace a pesar de todo lo que ha pasado y lo que le dijiste cuando dejamos la Academia. En cuanto a Aidou, a él le he asignado una tarea importante, además de que también tiene a su cargo los estudios de Yuuki y no quiero que se distraiga.

-    Ya veo… -. Zero lo miró unos segundos –. Supongo que sí, ya lo sabía.

-    Entonces, ¿qué me dices?

Zero guardó silencio y de nuevo miró por la ventanilla hacia el paisaje nocturno. Al cabo de un rato suspiró y volvió a mirarlo a él.

-    Está bien. Si es por lo que dices supongo que podría funcionar.

 

 

Desde que había tomado esa responsabilidad, Zero ya no lo ignoraba o evadía; ahora incluso lo buscaba y lo escuchaba con atención. Ya no pasaba tanto tiempo con Yuuki ni con nadie más a parte de él y eso lo hacía feliz, aunque también descontrolaba sus deseos a tal punto que siempre, al tenerlo cerca, se sentía embriagado por su aroma, escuchaba los latidos de su corazón a veces alterados y prácticamente podía ver los ríos de vida a través de su piel.

Mientras pensaba en esto, vio de pronto un libro de notas que sin duda le pertenecía a Yuuki. Lo levantó y apretó con fuerza

-    ¿Yuuki estuvo aquí?

Zero levantó la vista y lo miró por unos segundos y luego a la libreta.

-    Hmmp… ¿Estás celoso? –. Kaname no respondió y Zero dejó de sonreír - Si, estuvo aquí. Se levantó temprano, nos encontramos en el vestíbulo y me pidió que le explicara el procedimiento sobre una fórmula que no lograba comprender. Sólo eso.

-    ¿Ah sí, sólo eso?

-    ¿Quieres pelear acaso?

-    No, no estoy de ánimos –. Se dio la vuelta y dejó de nuevo la libreta sobre la mesa. Se sentía molesto y no quería hacer nada innecesario.

-    En verdad estas celoso ¿eh?

No estoy celoso de ti…

-    No estoy celoso.

-    Hmmp… ¿En serio?

-    No tendría por qué o ¿sí?

-    ¿De qué rayos hablas?; por supuesto que no… Pero… -. Kaname se dio la vuelta y miró a Zero. - Ella sólo trata desesperadamente de cumplir tus expectativas ¿sabías?

-    No le he exigido nada.

-    No hace falta que lo hagas. Solo con verte es más que normal que lo intente.

-    ¿A qué te refieres con eso? – preguntó sorprendido; eso era nuevo para él. El cazador lo miró por unos segundos y luego negó con la cabeza y suspiró.

-    Estás tan acostumbrado que lo ves como algo normal o quizá no te das cuenta, ¿cierto?

-    ¿De qué?

-   Eres un sangrepura que impone demasiado, Kuran; no sólo es tu atractivo físico o tu comportamiento refinado, eres poderoso y eres su líder; todos los vampiros ya sea por obligación o por convicción, besarían el suelo bajo tus pies si se los pidieras. Te respetan, te idolatran, te desean y te temen, harían lo que fuera por ti. Y no sólo los vampiros se rinden ante ti, aunque de una manera diferente los humanos lo hacen también. – Kaname sintió que su corazón estaba golpeando fuerte contra su pecho mientras escuchaba al cazador - Desafortunadamente, a pesar de ser una sangre pura también, desde que era humana Yuuki te veía como algo inalcanzable; por eso creo que es normal que habiéndose convertido de pronto en tu pareja y darse cuenta de cómo te conduces ante los demás, del efecto que tienes sobre ellos y de cómo estos te tratan, sienta que debe estar a tu altura.

-    Ella no debería preocuparse por algo como eso.

-    Pero lo hace. Es tu pareja después de todo y… me parece que no le has dedicado mucho tiempo últimamente.

-    ¿Y eso te molesta?

-    No estamos hablando de mí.

-    No, no lo hacemos; pero la verdad es que, aunque digas que produzco eso en los demás vampiros, no con todos es así.

-    Si te refieres a los demás sangrepura, creo que eres perfectamente capaz de enfrentarlos –. Al escuchar eso, nuevamente se sorprendió, le sonrió al cazador y se acercó más a él hasta posar ambos brazos en el respaldo del sofá acorralándolo. Zero primero lo miró sorprendido, pero luego frunció el ceño.

-    ¿Qué haces?

-    No me refería a los demás sangrepura, sino a ti. Tu eres diferente. O, ¿harías lo que yo deseara?

-    Yo soy un cazador.

-    Y también eres un vampiro.

-    Sí, pero aunque lo sea también, no me interesa lamerte las suelas como esos idiotas seguidores tuyos. – Kaname le sonrió.

-     Podría obligarte.

-    Deja de jugar. ¿Crees que lo permitiría?, aun puedo resistirme y he tenido suficiente de ti como para detestarte.

-    ¿En serio? –. Se acercó demasiado al rostro del joven alerta por el probable golpe que éste le propinaría, sin embargo, una presencia conocida acercándose por el pasillo le hizo alejarse de inmediato y a Zero contenerse.

-    Hoy saldré a cenar con Yuuki – dijo cambiando de tema mientras le daba la espalda y se dirigía hacia su escritorio.

-    Y supongo que quieres que los acompañe – dijo Zero poniéndose de pie.

-    No, será Seiren quien lo haga.

-    No les arruinaré su momento si es lo que te preocupa, sólo decía que como tu guardián…

-   Jamás podrías arruinar una cena con ella. Pero te ves cansado. Quizá no deberías esforzarte demasiado.

-     Conozco mis límites.

-    Me parece que no; deberías dejar de esforzaste tanto en llevar una vida diurna y aparte fungir como mi guardián en mi rutina nocturna. Eres un vampiro, comportarte como tal.

-     No me interesa. ¿Pedirás que deje de ser tu guardián?

-    ¿Estás bromeando?

Kaname le sonrió con cierto enigma y Zero lo miró extrañado, pero no pudo decir nada ya que el sonido de la puerta atrajo la atención de ambos.

-     Adelante.

Zero terminó por recoger sus cosas y se dirigió hacia la salida donde se cruzó con Ichijou.

-    Hola Kiryuu-kun.

-    Buenas noches.

-    ¿Ya te retiras?

-    Sí, Kuran ya no me necesitara por esta noche ¿o me equivoco?

-     No, descansa.

Zero abandono el lugar con la mirada de Ichijou puesta en él.

-    ¿Le sucede algo a Kiryuu-kun?

-    ¿Por qué lo preguntas?

-    Se veía algo nervioso.

-    Imaginaciones tuyas. Estuvo toda la tarde estudiando ya que tiene exámenes esta semana.

-    Es verdad, lo había olvidado. Por cierto, no puedo creer que te convirtieras en su tutor.

-    Lo hice por Yuuki y porque no quería que Aidou descuidara lo que le encomendé. Además, no me quita mucho tiempo si es lo que piensas. Para sorpresa mía Kiryuu-kun es bastante inteligente.

-    ¿Ah sí? – Ichijou se adentró más al despacho y se dirigió hacia el sofá donde antes estuvo Zero sentado. Vio la ramita de lagurus en la alfombra y la levantó - ¿Acaso estuvieron jugando con un gato? – dijo sonriendo. Kaname se encogió los hombros y se sentó en su silla.

-    ¿Alguna noticia? – Ichijou dejó la ramita sobre la mesa y se volvió hacia Kaname con una expresión seria.

-    Sí, he logrado acercarme a ella, pero creo que no podré estar un tiempo contigo si es que queremos que no sospeche.

-    ¿En necesario?

-    Me temo que sí.

-   ¿Qué hay de las tabletas?

-    Nada. Ella no parece estar involucrada, pero eso no lo sabremos realmente hasta infiltrarnos.

-    Bien, entonces lo dejo en tus manos. Ten cuidado.

-    Lo tendré – dijo sonriendo nuevamente – ¿a ti como te ha ido?

-    Bastante bien. Creo que el nuevo senador nos será de utilidad.

-    Me alegro. Por cierto, he visto los primeros brotes de cerezo en el jardín. Es una lástima, deseaba verlos florecer con todos ustedes; supongo que será para el próximo año, todo sea por evitar una guerra entre sangre puras y que puedas proteger a la persona que amas.

 

Las piezas comienzan a moverse cumpliendo su función...

 

 

Notas finales:

Hola a todos nuevamente. Muchas gracias por leer, espero les haya gustado el capítulo. Hasta pronto.


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