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OBSESIÓN por Amaya Kurau

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VII
 
CARMESÍ DE DESESPERACIÓN
 


 
 
 
 
Zero volvió a bajar; se había bañado, cambiado de ropa y ahora traía una toalla sobre los hombros. Se veía muy atractivo y más calmado que cuando llegó.
 
−  ¿Y bien? – Cuestionó apenas lo tuvo frente a él. Al escucharlo, Zero se le quedó viendo mientras frotaba su pelo húmedo con la toalla.
 
−   ¿Y bien, qué? – respondió sin interés aparente.
 
−   ¿Qué sucedió allá?
 
−   Ya te lo dije antes, no es algo que te incumba, y además sabes que no puedo hablar de eso; son asuntos de la asociación -. Kaname frunció el ceño ligeramente, aunque Zero no pareció prestarle atención.
 
−   Sé que son asuntos de la asociación - dijo - pero ¿por qué no esperaste a que volviera?
 
−   ¿Esperarte? –. El cazador dejó de secar su pelo y lo miró sorprendido; él no muto su expresión seria. - Kuran, la orden llegó dos horas después de que te marchaste con Yuuki, no iba a esperarte. Además, no soy exclusivo de ti y tampoco eres mi dueño; soy un cazador en activo; si la Asociación así lo dispone, tengo que ir.
 
Kaname guardó silencio, Zero tenía razón, pero sólo hasta hacía unos minutos él había reparado en eso y todavía no lograba asimilar el hecho de que el joven podía irse de su lado así de fácil en cualquier momento.
 
−   Tienes razón; aun así, quiero saber lo que ocurrió.
 
−   ¿Por qué rayos quieres saberlo?, no es como que te preocupes por mí, así que ¿cuál es el motivo?
 
Kaname lo miró unos segundos a los ojos; por supuesto que se preocupaba por él, sin embargo, aunque lo dijera abiertamente sabía que el cazador no le creería.
 
−   Te enviaron a territorio de sangre puras – dijo tranquilamente - Muchos vampiros, si no es que todos, saben que eres mi guardián; podrían malinterpretarlo y pensar que fuiste allá por orden mía.
 
Zero sonrió con cierta incredulidad.
 
−   ¿Es eso lo que te preocupa?, pues no tienes por qué hacerlo, no fui solo; Kaito me acompañó; y no es como que hubiésemos ido a molestar por gusto a los sangrepura que residen en ese lugar, llevábamos una orden.
 
−   ¿Y lograron averiguar algo sobre esos vampiros?
 
Esta vez la expresión de Zero se volvió seria y frunció el ceño.
 
−   Suficiente Kuran, no sé por qué estás aquí ni lo que pretendas obtener de mí; pero te lo diré una sola vez y espero que no se te olvide. Yo soy un cazador de vampiros ¿me escuchaste?, podre ser un vampiro también, pero ante todo soy un cazador; incluso el ser tu guardián es parte de eso. No estoy aquí por gusto ni para obtener algo de ustedes; no soy tu amigo ni tu aliado; no soy Seiren ni ninguno de tus otros subordinados, y mucho menos soy tu mascota. Estoy aquí porque así se me ordenó; así que no voy a discutir contigo las misiones que me son asignadas; al único al que le debo explicaciones de algún tipo es al presidente de la asociación. Pudiste ayudarme con mis exámenes de la universidad, pero eso se acabó, por tanto, si tienes algo que decir con respecto a mis funciones como tu guardián, hazlo ahora, de otra manera marcharte.
 
Kaname lo miró impasible; eso que había dicho Zero le dolió, así que se puso de pie.
 
−   Comprendo – dijo - Discúlpame por haberte molestado, me retiro. No necesitaré de tus servicios por hoy -. Se dirigió hacia la salida.
 
Zero apretó los puños mientras veía al vampiro marcharse y sin saber por qué, en un impulso dio unos pasos hacia él.
 
−   Espera – lo llamó. Al escucharlo, Kaname se detuvo y abrió los ojos con sorpresa, pero no se giró. – No... no es por mí, Kuran; ni por ti, es mi trabajo.
 
Ante esas palabras, el sangrepura se volvió hacia él.
 
−   Lo comprendo – dijo con tranquilidad – no tienes que explicar nada.
 
Zero lo miró por unos segundos a los ojos; pero de inmediato le dio la espalda y se dirigió hacia la chimenea. Se retiró la toalla de los hombros y se inclinó y alimentó el fuego, Kaname comprendió que tal vez estaba avergonzado y que no quería que se marchará; así que volvió sobre sus pasos.
 
−   No debí cuestionarte, discúlpame, – dijo - es solo que al tratarse de sangre puras creí que podría ser de ayuda.
 
−   Está bien, yo... el ir hasta allá y el papeleo... sólo estoy un poco cansado. Además, no es que en realidad haya pasado algo relevante, de hecho, no pasó nada.
 
−   ¿A qué te refieres?
 
−   Cuando llegamos allá los vampiros ya habían sido eliminados por la guardiana del lugar, así que no logramos averiguar nada.
 
−   Y ¿por...
 
Kaname iba a preguntar algo, pero prefirió guardar silencio; lo que menos quería era molestar a Zero nuevamente. El joven levantó la vista hacia él.
 
−   Dilo.
 
−   ¿Qué?
 
−   Lo que ibas a decir.
 
Kaname guardó silencio unos segundos, pero luego continuó.
 
−   Sólo me preguntaba por qué te habían enviado a ti. Es decir, eres el mejor cazador y por eso pensé que esa misión se trataba de algo más que de una simple investigación.
 
−   ¿El mejor cazador?, hmmp... no soy el mejor... -. Zero sonrió, bajó la vista y continuó con su labor en la chimenea. – Como sea; supongo que sabes que los Hanadagi han estado en buenos términos con la asociación; creo que por eso quisieron enviar a unos de sus mejores cazadores, ya sabes, mostrar interés. Pero al final como ya te dije, no averiguamos nada; la guardiana estaba bastante molesta por eso.
 
−   Me imagino; creo haberla visto una vez, es bastante leal y osada.
 
−   Agresiva y testaruda diría yo. Nos exigió que como miembros de la asociación hiciéramos nuestro trabajo y averiguáramos que sangrepura estaba detrás de todo, está segura que se trata de uno; sin embargo, no encontramos ninguna pista en ese lugar, supongo que la asociación seguirá investigando.
 
−   Pero eso no es todo lo que sucedió ¿cierto?. Estabas muy molesto cuando llegaste –. Zero volvió a levantar la vista hacia él al tiempo que se ponía en pie.
 
−   ¿Molesto?
 
−   Si, pude sentirlo en tu aura, por eso supuse que algo debió de haber sucedido -. La expresión de Zero se ensombreció ante esas palabras y guardó silencio.
 
−   ¿Zero?
 
−   No sucedió nada allá, – dijo finalmente y desvió la vista mientras apretaba la toalla que traían en la mano; – fue en la ciudad, con esa mujer.
 
−   ¿Qué mujer?
 
−   La rubia que hace dos años asistió a la soirée de Yuuki, y que traía impregnado un remanente de sangre cuando se le acercó. Supongo que sabes de quien hablo.
 
−   Sara Shirabuki.
 
−   Estaba en la ciudad e iba con Ichijou-san –. Zero volvió a verlo a los ojos - ¿No se supone que él era tu mano derecha o algo así?, ¿Qué hace con ella?
 
−   Él se marchó -. Zero lo miró desconcertado.
 
−   ¿Se marchó?, ¿de qué hablas?
 
−   Tal y como lo escuchaste, él lo decidió y simplemente se fue.
 
−   ¿Y lo dejaste ir así sin más?
 
−   Bueno, Takuma era libre de hacerlo. Contrario a lo que supones no soy alguien que somete a sus subordinados, las correas las empleo para cosas más divertidas Kiryuu-kun.
 
Zero al comprender el sentido de esa frase, frunció el ceño.
 
−   Eres un pervertido. Estamos hablando en serio.
 
−   Yo también –. Sonrió y Zero con un muy sutil rubor en las mejillas, volvió a desviar la vista y se dejó caer en el sofá frente a él. Entonces él también tomó asiento y dejó de sonreír. – Kiryuu, sabes quién es el abuelo de Takuma, ¿cierto?
 
Zero volvió a mirarlo.
 
−   Si, el antiguo jefe del senado, Ichijou Asato.
 
−   Y siendo que serás la próxima cabeza de la asociación, supongo que estás enterado de lo que hizo.
 
−   Si, algo... Sé que era temido entre la sociedad de vampiros por lo implacable que era ante sus adversarios, y también que a pesar de mostrar una fachada de intachable reputación respaldada por el apoyo que daba a la ciencia y la educación, en realidad estaba mezclado en asuntos de tráfico de humanos y subastas clandestinas, especialmente de niños; y sobre todo que, para vergüenza de la asociación de cazadores, en complicidad con el anterior presidente modificaban las listas para incluir a vampiros que no deberían estarlo.
 
>... Todos esos son graves crímenes y por eso es buscado; sin embargo, supongo que pese a todo, lo que hizo fue bastante beneficioso para muchos vampiros ¿no?, especialmente nobles.
 
−   No me incluyas entre ellos, si bien crecí bajo su tutela, en realidad no lo toleraba y solo me quedé con él para mantener a Yuuki protegida mientras fingía ser un pobre huérfano, dócil, cuyos padres cometieron suicidio.
 
>... ¿Sabes?, fue bastante cruel, pero aunque me detestaba y deseaba mi sangre, nunca llegó a beberla. Estaba atado de manos en ese aspecto frente al resto del consejo; y tampoco pudo usar a Yuuki en mi contra, porque a pesar de que sospecho que en realidad si conocía su paradero, el hecho de que fuese hija adoptiva de Cross Kaien le impedía actuar. Sin embargo, eso no le impidió encontrar maneras de ser cruel. Con Rido fuera del juego a él le convenía que yo siguiera siendo dócil, después de todo cuando cumpliera la mayoría de edad podría asumir mi puesto como rey y si yo no me sometía, el podría dejar de regir.
 
>... Aunque nunca logró doblegarme, le deje ver que aparentemente me había moldeado a su gusto y que tenía mi confianza. No me convenía mostrarle lo contrario ya que en ese entonces yo era sólo un niño sangrepura, solo y sin ningún poder político ni aliados. En cambio, él era el albacea de todos los bienes de los Kuran y pese a ser un noble, más que físico su poder residía en todas las relaciones que había logrado al paso de los años. Gracias a eso había logrado someter a Haruka, Juuri, Shizuka, y talvez a otros sangrepura más. Era tan viejo y astuto; y durante mucho tiempo gobernó tras las sombras mientras los Kuran en apariencia eran los reyes, que no me sorprende que haya hecho todo lo que hizo.
 
>... El único acto de rebeldía que tuve con él, fue cuando decidí participar personalmente en la investigación de las tabletas de sangre aprovechando el proyecto de coexistencia impulsado por el director Cross. No le quedó más remedio que respaldarme, después de todo el tiempo se le terminaba y yo pronto ocuparía mi lugar y Rido aún no terminaba de regenerarse. Sin embargo envió a su nieto para tenerme de alguna manera vigilado. Pero Takuma siempre fue diferente a él.
 
>... Como sea, mientras estuve cerca de Asato logré investigar muchas cosas y reunir pruebas; después sólo fue cuestión de tiempo.
 
−   Así que fuiste tú quien lo delató –. Kaname lo miró sin decir nada. – Y supongo que si hablas de él en pasado, es porque ya no existe – Kaname abrió los ojos con sorpresa, no había reparado en ese desliz pero Zero fue bastante perceptivo - ¿Está bien que me digas todo esto, Kuran?
 
−   Confío en ti y además es pasado.
 
−   Pasado...
 
−   Si, y si vas a ser el próximo presidente de la asociación ya debes saber que la información es poder, Kiryuu.
 
−   Sí, lo sé, pero también tiene un costo. ¿Qué me pedirás a cambio?, no es como que sea muy relevante lo que me has dicho, pero...
 
−   Hmmp... ¿en tan mal concepto me tienes?
 
−   Tu puedes decir que confías en mí, pero lo cierto es que yo no confío en ti –. Kaname sintió un hueco en el estómago ante la sinceridad del cazador. – Y tampoco me interesa hacerlo, Kuran; después de todo me usaste a tu antojo para eliminar a dos de tus estorbos: Shizuka y Rido. Y además fuiste tú quien eliminó al anterior consejo ¿no?. Lo hiciste para poder gobernar. Eso nos trajo bastantes problemas a la ya de por si desestabilizada asociación. Si no hubiese sido por Cross y Yagari-sensei, nos hubiésemos desmoronado. Pero eso tú ya lo sabías, así como también sabias que aceptarían fácilmente que asumieras tu puesto como líder de los vampiros, pese a lo que hiciste, todo para mantener el orden.
 
−   Lo sabias – dijo él con total calma.
 
−   Por supuesto. ¿Quién más que tu podría hacerlo?, que ellos quisieran hacerse los tontos como los vampiros nobles, es una cosa, pero la realidad es otra.
 
−   Supongo que por eso me odias.
 
−   En realidad no me importa. Que hayas eliminado a esos sangrepura que amenazaban lo que querías proteger; y que eliminaras al consejo de vampiros que buscaban hacerse con tu poder, no me importa. Incluso si eliminaste con tus propias manos a ese vejestorio, no me importa. Lo único que me importa es lo que yo perdí en el proceso.
 
−   No volvería a usarte Kiryuu... porque yo...
 
−   Hmmp... No mientas... sabes tan bien como yo que si es necesario volverías a hacerlo.
 
Kaname sintió una fuerte punzada en el pecho.
 
−   Kiryuu...
 
−   Mejor volvamos al tema de Ichijou-san y esa mujer.
 
−   Como siempre, directo. – Kaname suspiró al tiempo que una expresión afligida se reflejaba por un instante en su rostro antes de recomponerse nuevamente y mostrase tranquilo. – Y veo que eres más que apto para el puesto que te están preparando.
 
−   Todavía me falta mucho para poder llegar a ser el presidente de la asociación... en realidad no sé si es algo que deseo...
 
Zero abrió los ojos repentinamente, eso era algo que al parecer no quiso externar, pero era demasiado tarde.
 
−   Entonces ¿Qué deseas Kiryuu-kun? – Zero suspiró.
 
−   Dormir estaría bien – dijo evadiendo la verdadera pregunta. Kaname sonrió. – Como sea, con todo lo que me dijiste sobre Ichijou Asato, ¿Por qué permitiste que Ichijou-san se marchara?
 
Kaname comprendió que Zero quería dejar el tema de los dos y él también lo quería; no era algo que hubiese deseado sacar a relucir, sólo se había dado así y sin embargo pudo comprobar que para Zero era doloroso. Si por él fuera le haría olvidar todo eso, incluso se haría olvidar a si mismo lo estúpido que había sido.
 
−   Bueno, él simplemente dijo que buscaría a su abuelo y que arreglaría los asuntos que habían manchado el nombre de su familia. Le dije que no era necesario, que me encargaría yo, pero aun así lo hizo. Shiki y Rima fueron tras él, ellos tampoco han vuelto todavía.
 
−   Pues Ichijou-san está involucrado con esa mujer. Estaba con ella en la ciudad.
 
−   ¿Y qué ocurrió?
 
−   Llevaban consigo a unas chicas. Por el uniforme que traían puesto sé que eran estudiantes de una academia del centro de la ciudad. Esa mujer las había transformado.
 
−   ¿Qué?
 
De pronto el semblante de Zero se tensó nuevamente y él comprendió entonces el por qué estaba tan furioso cuando llegó.
 
−   Lo que escuchas – dijo poniéndose de pie - La cuestioné sobre eso, pero al parecer fueron transformadas con su consentimiento o al menos eso dijo ella y esas chicas no la desmintieron; sin embargo yo sé que no fue así. Ella de algún modo debió manipularlas, aunque esas niñas se veían bien y actuaban incluso felices, sé que debió hacerles algo. ¿Quién en su sano juicio desearía simplemente transformarse en vampiro por voluntad propia?
 
−   Kiryuu...
 
−   Esa mujer es peligrosa Kuran, sé que lo sabes.
 
−   Lo sé y ya me estoy ocupado...
 
−   No, no basta... yo tengo que buscar la manera de detenerla.
 
El aura de Zero estaba comenzando a desbordarse, los cristales comenzaron a vibrar. Nuevamente estaba furioso. Kaname se puso de pie y se acercó a rápidamente a él mientras se concentraba en mantener controlada la energía que desprendía el muchacho con la suya, para evitar atraer la atención de Yuuki.
 
−   Kiryuu, tranquilízate – pidió con calma.
 
−   ¡¿Qué me tranquilice?! – Zero explotó y sus ojos lanzaron destellos carmesíes. Unos arreglos de cristal cerca de ellos se fracturaron al igual que algunos cristales de las ventanas. – ¡Esa maldita mujer está transformando humanos!, ¡tal vez a ti no te importe, pero para mí es diferente!
 
−   Por supuesto que me importa.
 
−   ¡No mientas!, ¡Eres un sangrepura después de todo!
 
−   Eso no quiere decir que sea igual a ella.
 
−   ¡Lo eres, todos ustedes son iguales!
 
−   Cálmate por favor Kiryuu-kun. No se puede simplemente ir tras ella. Sara es poderosa y una sangre pura; no es tonta y debe tener aliados. Ella siempre ha sido una oportunista, teje hilos hábilmente alrededor de sus víctimas, atrayéndolas; y si como sospecho, es la causante de que esas tabletas estén en circulación, es parte de algo más.
 
−   ¡Pero ellas solo eran unas niñas!, ¡ellas no tenían por qué cargar con este destino!... Sangre puras manipulando la vida de los demás a su antojo... Yo...
 
El muchacho no lo escuchaba ya y ante eso él apretó los puños con fuerza y se acercó más a él.
 
−   Zero, he dicho que te tranquilices.
 
La voz de Kaname sonó imperante y el cazador al escucharlo abrió los ojos desmesuradamente.
 
−   ¿Qué haces? – dijo y con cierta dificultad logró retroceder un paso para alejarse de él.
 
Kaname pudo ver en sus ojos carmesí el desconcierto, y se golpeó internamente por lo que había hecho. Si bien Zero no era del todo consciente de lo que acaba de pasar, dado que estaba siendo dominado por su lado vampírico; estaba seguro que podría intuirlo en algún momento ¿Cómo había sido tan estúpido para ordenarle hacer algo usando ese poder?; si Zero se daba cuenta se molestaría y mucho, no se lo perdonaría, no confiaría en él y por supuesto que temería el que pudiese hacerlo de nuevo en cualquier momento para dominarlo; y él, él perdería el poco terreno que había ganado.
 
−   Kiryuu, tranquilízate, ya te dije que me haré cargo de ella
 
El desconcierto aún se mantenía en los ojos de Zero. Kaname se esforzó por mostrarse sereno y aparentar que no se había dado cuenta. 
 
El hecho de que su orden hubiese podido resonar en Zero, era porque éste todavía tenía su sangre en su interior y aunque estaba comenzando a debilitarse y en poco tiempo perdería cualquier fuerza, aún estaba allí y podía doblegar su voluntad si así lo deseaba. Pero no lo haría, si bien cualquier vampiro de nivel inferior no podría resistirse a una orden suya, Zero era diferente, con el siempre todo era difícil, después de todo no era como los demás vampiros; siempre lo había demostrado y además él jamás usaría ese poder para dominarlo, sin embargo, en ese momento no había pensado, había dado esa orden y Zero lo había sentido.
 
−   Ya te lo dije – dijo el cazador casi en un susurro, su desconcierto parecía estar desapareciendo, pero aún se mantenía lo suficiente para hacerle pensar en lo que había sentido al escuchar la voz de Kaname pidiéndole que se tranquilizara - esa mujer es peligrosa, si no haces algo tú, lo haré yo.
 
Kaname, acercándose por completo a él, posó una mano sobre su rostro y comenzó a irradiar energía, Zero al darse cuenta de eso, intentó retroceder y Kaname sonrió con ternura, Zero como siempre rehusándose a someterse.
 
−    Lo siento, pero necesitas descansar. Deja que yo me ocupe de ella.
 
Continuó irradiando energía y entonces Zero cerró los ojos y se desvaneció. Él lo atrapó en el aire evitando que cayera al piso y lo cargó entre sus brazos. Sonrió más ampliamente al ver su rostro ahora tranquilo, Zero estaba agotado, lo llevó escaleras arriba hasta su habitación y lo recostó sobre la cama. Lo observó detenidamente durante varios segundos, luego lo cubrió con las sabanas y volvió a acercar su rostro a él y lo besó. Un beso suave con el que quería olvidar todo lo dicho por el cazador sobre cómo se sentía respecto a él. No quería pensar en el hecho de que Zero no quería aceptarlo.
 
Continuó besándolo, pero pronto la necesidad comenzó a emerger en él. Podía percibir que la respiración de Zero se aceleraba un poco y sonrió. Se situó sobre él sintiendo la forma de su cuerpo bajo el suyo. Quería quedarse así para siempre. Comenzó a acariciarlo y a besar ahora su cuello, deseaba beber nuevamente su sangre, pero sabía que si continuaba no se podría detener, así que se puso en pie y salió de la habitación. Bajó a la sala y una vez allí, miró unos segundos la chimenea y frunciendo el ceño salió a la terraza.
 
−   ¿Seiren?
 
−   Si Kaname-sama
 
−   ¿Ya volvieron Kain y Ruka?
 
−   Si, se encuentran ahora en la mansión
 
−   ¿Averiguaron algo?
 
−   No, cuando llegamos allá ya no se encontraban y la guardiana ya se había encargado de los intrusos. Ruka-san y Kain-san permanecieron más tiempo, en tanto yo busqué a Kiryuu-san como me ordenó.
 
−   ¿Pudiste ver el encuentro que tuvo con Shirabuki Sara?
 
−   Si, en la ciudad, ella se encontraba con Ichijou-san.
 
−   Supongo que escuchaste lo que hablaron.
 
−   Si, él la interrogó sobre unas jovencitas que iban con ella, al parecer las transformó recientemente y tenía intención de detenerla, pero ella no permitió que hiciera nada, al parecer todo fue de común acuerdo con ellas y no se había violado ningún acuerdo. Eso lo molestó a él, pero dejó que se fueran.
 
−   ¿Ella dijo algo que molestó a Zero?
 
−   Me parece que si. Ella le dijo esto: "Oh que mal... No perteneces a ningún mundo. Para la asociación de cazadores sólo eres un perro, obediente y prescindible; así que debes parar ahora mismo. Veras, he hecho todo esto según las reglas, dejándoles saber lo que soy antes de morderlas; e incluso he compartido mi propia sangre con ellas también. Nos aseguramos de habernos entendido y todo fue hecho con su aceptación e incluso me comprometí a cuidar de ellas hasta el fin. De modo que ustedes, cazadores, no tienen absolutamente ninguna autoridad para ejecutarnos por ello. Ve y búscate otro objetivo. Aunque, ¿sabes algo?, puedo ver en tus ojos lo mucho que estas ardiendo en deseo por asesinar... asesinarme a mi o a los otros sangrepura... pero, aunque ni aquellos que te rodean o tú mismo se hayan dado cuenta... de hecho en ti... en tu cuerpo entero en realidad... se huele el repúgnate olor de sangre de vampiro sangrepura... no tengo idea de que tanta sangre te hayan cedido los Kuran siendo su mascota, pero... pobrecillo... la hermana se ha aburrido y deshecho de ti ¿no es así?, el hermano lo hará pronto, estoy segura. Si uno de estos días te das cuenta de que no tienes otro lugar a donde ir, no me importaría hacerme cargo de un perro abandonado, ¿Qué dices, pequeño cachorrito?" ...Eso fue todo, Kaname-sama. Kiryuu-san sólo le dijo que desapareciera y la dejó marchar.
 
Los ojos de Kaname se volvieron carmesí, y dejó escapar su aura que hizo que la madera crujiera, Seiren siempre impasible, mostró un atisbo de sorpresa en su mirada.
 
−   Bien, te puedes marchar.
 
−   Como ordene.
 
Dicho esto, la vampiro desapareció. Él se giró hacia la mansión con los ojos aun en carmesí.
 
−   Supongo que quieres jugar, bien, juguemos. Pero en este juego no seré yo quien te aplaste, sino aquel a quien insultaste.
 
 
 

Notas finales:

Hola de nuevo. Espero hayan disfrutado de este capítulo. Les mando un beso, gracias por leer, hasta pronto ^.*


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