Kiba recorría los pasillos, desesperado luego de haber terminado su primera clase, debía reportarse a la biblioteca para su hora de lectura pero decidió saltársela para buscar a Naruto.
-Este estúpido unirme- Recogía la bufanda que se le había caído.
Decido entrar a un baño cercano, para acomodar su uniforme, no quera que le llamaran la atención los inspectores del pasillo. Se miró en los espejos, vestía dicho uniforme, que le hacía sentir como religioso.
-La verdad es que no se mira nada mal, y me gusta el color. Le costara a Naruto quitarme esta cosa- al pronunciar aquello las mejillas de Kiba se volvieron rojas, solo de imaginar una situación en la que Naruto debiera quitarle su uniforme.
-Hola señorita ¿Sabe cuál es la habitación de Naruto Namikaze?- Se acercó a na ventanilla.
-Lo lamento no puedo darle esa información- La mujer se negó.
-¿Por qué no?-
-¿Es usted algo de, el?- La mujer acomodo sus lentes al ver mejor mejor a Kiba.
-Pues, pues bueno algo así. No soy su familiar. De hecho no sé que soy de el- Esto último lo dijo en voz tan baja que ni siquiera la mujer puedo escucharlo.
-¿Es tu noviecito?-
-¿Qué? Oiga escúcheme- Paro en seco al recordar en el tipo de escuela en la que estaba, no podía decir que sí. Así que molesto decidió alejarse sin despedirse de la mujer.
-Hola Naruto ¿Vas a la biblioteca?- Le preguntaba Neji.
-Este, este, si-
-Por favor déjame acompañarte. Escucha no quiero perder tu amistad – Insistió Neji.
-No es eso es solo, que…..-
-Vamos, no digas más se nos ara tarde para ir a la biblioteca-Tomo los libros del rubio y comenzaron a caminar hacia dicho lugar.
Kiba seguía recargado en la pared cercas de la oficina en la que había pedido datos sin suerte. Trataba de despejar su mente.
Justo pensaba en marcharse cuando miro que aquella mujer le hizo señas, de que se acercara. Por un momento el moreno pensó que le daría la información que buscaba.
-Hace mucho que no, nos mirábamos Naruto-
-Si-
-¿Cómo sigues de ya sabes qué?- Refiriéndose a sus problemas amorosos.
-Bien supongo-Aquello abrió viejas heridas.
-Lo lamento- Neji noto la reacción del rubio. Caminaban por un pasillo para salir de aquel edificio.
-No te preocupes ¿Cómo estuvo el examen de nuevo ingreso?- Naruto recordó que Neji había sido aplicador.
-Tengo que platicarte de un tipo bastante tosco y salvaje que conocí ese día-
-¿A si?- Narut miro directamente a Neji, sorprendido de que alguien lo sacara de su juicio.
Justo cuando Naruto miraba sorprendido al ojiperla, a su lado derecho cierto castaño era distraído por la secretaria. Aquello provoco que el moreno escondiera su cara de la gente que pasaba por el pasillo, pues debía mirar por la ventanilla. Si tan solo se hubiera quedado recargado en la pared, habría sido visto directamente por los ojos del rubio. Aquel fue en momento perfecto en el que Kiba y Naruto se toparon, solo que ninguno de los dos se miraron por hablar con otra persona.
-Sí, te burlaras de mi-Aquel momento término y Neji y Naruto siguieron su camino dejando atrás aquella ventanilla de servicios escolares, y alejándose.
-Piénsalo ¿sí?-
-¿Qué demonios?- Kiba se echó un paso para atrás. Normalmente no le habría desagradado la idea, pero ahora solo pensaba en Naruto.
-Mira que eres raro-
-Enferma- Kiba se alejó molesto, pues la tipa lo había llamado para invitarlo a salir, molesto tomo dirección en el sentido contrario del rubio.
-¿Qué pasa con esta gente? Debería ir a la biblioteca- Pero pensó que sería mejor buscar al rubio.
-¿Inuzuka? – Los ojos de Naruto se abrieron a más no poder escuchar que el chico que supuestamente había molestado a Neji se apellidara así.
-Si un tipo muy desagradable, llego tarde y luego me amenazo. ¿Me estas escuchando?- Saco de su transe al rubio.
-Si, si- Quizá estaba fantaseando y haciendo falsas ilusiones, pero solo de pensar que podría de tratarse del Inuzuka que él conoce lo desequilibro.
-¿Oye que te pasa Naruto?- Neji se preocupó de la palidez de su amigo.
-No, no, no puede ser, es imposible- Dijo para sí mismo ignorando a Neji, seguido de una risa.
-¿Naruto?-
-¿Era un chico moreno?- Junto fuerzas para preguntar, no quería hacerse falsas ilusiones.
-Si-
-Kiba- Sintió como su ritmo cardiaco aumentaba solo de pensar en la posibilidad, comenzó a sudar en frio.
-¿Kiba?- Neji no entendía.
-Quizás era el, quizá el, el…- Naruto trataba de imaginar una hipotética situación en la que pudiera tratarse de su Kiba, pero aquello era imposible y no tenía sentido.
-Lo lamento Naruto. Pero ese no es nombre de aquel torpe con quien me tope. Yo mismo lo llame por su nombre- Si tan solo Neji hubiera mencionado los triángulos rojos.
-Uffff Si, después de todo es imposible. Debe tratarse de otra persona- Naruto comenzó a sonreír como histérico, rascando su nuca. Lo que en un momento fue una linda esperanza, ahora se convertía en la triste realidad.
-Naruto vamos a tu habitación, quizá necesitas aire, solo mírate- Neji iba con cautela, pues no quería estropear más su amistad con el rubio.
-Si, si vamos- Sin mirar nada fijamente Naruto seguía tan pensativo que solo se limitó a obedecer al ojiperla y salieron de dicha biblioteca.
La tarde estaba entrada, los alumnos regresaban a sus habitaciones y la hora de lectura del moreno ya se había acabado hace rato. Pero ahí en medio del enorme patio central un moreno seguía preguntado por su amado. Ya llevaba toda la tarde sin éxito alguno.
-Rubio ¿Con marcas como de bigotes?-
-Sí, es el. Es Naruto- Por fin Kiba recibía algo de esperanzas.
-Sí, lo mire hace un rato en la biblioteca. Creo que estaba leyendo o algo así- La chica apunto el edificio lejano de la biblioteca.
-Gracias muchas gracias- Kiba abrazo a la chica la cual dejo caer sus libros. Cosa que el moreno ya no miro porque ya se encontraba corriendo hacia dicho lugar.
-Por nada. GUAPO- La chica tocaba su agitado pecho.
Llego corriendo a la biblioteca, ingreso como loco y busco en todas las mesas de lectura, afortunadamente había pocas personas.
-Sera fácil encontrarlo- Decía con ánimos y una enorme sonrisa en su rostro.
El tiempo comenzó a correr y esta era la tercera vez que inspeccionaba el lugar, y aquella sonrisa comenzaba a desaparecer.
-Joven ya vamos a cerrar-
-Si, yo también ya me voy- Derrotado salió del recinto, frustrado se dejó caer en el césped.
-¿Por qué es tan difícil encontrarte?- Suspiro profundamente, otro día sin encontrar al rubio. Se moría de ganas por abrazarlo.