Doyoung estaba a punto de salir de su dormitorio para ir a practicar con su flauta antes de comenzar con sus clases teóricas, pero había algo que no lo dejó cerrar la puerta detrás de él.
Jaehyun estaba durmiendo tan plácidamente que no pudo despertarlo a medida que el tiempo transcurría y veía que no iba a levantarse a tiempo para asistir a clases. Él había continuado con sus asuntos, de todas formas todavía no te perdono lo de ayer, Jaehyun. Además, su espalda estaba matándolo, había dormido pésimo y no conseguiría algo de humor hasta que consiguiera un rico desayuno.
A qué horas habrás venido a dormir... ¿Debería despertarlo?
Rezongando para sí, volvió a entrar al dormitorio y se dirigió a la cama de su compañero. Después de todo nunca podría ignorarlo, pasara lo que pasara; y ya habían estado separados mucho tiempo como para seguirle la corriente al juego estúpido que aquel nuevo Jaehyun se proponía con él.
—Jaehyun—le susurró mientras lo movía despacio. El nombrado no se movió ni un solo centímetro— ¡JAEHYUN!—casi gritó, consiguiendo que se sentara de golpe en su cama con los ojos abiertos y una expresión preocupada.
—¿Qué te pasa?—soltó apenas descubrió que había sido él quien lo había despertado.
—Jaehyun—intentó comenzar suave Doyoung—, son las siete y cuarto, vas a llegar tarde a tus clases.
—Estoy enterado de mi situación—le dijo mientras sonreía, para luego volver a dormir.
—¿Qué te pasa?—Doyoung no sabía que decirle, estaba preocupado pero no iba a permitir que jugara con él otra vez.
Vos y tu humor de porquería pueden llegar tarde todas las veces que quieran, Jaehyun. Gritó mentalmente mientras se iba cerrando bruscamente la puerta de cuarto. ¿Por qué se comportaba así cuando siempre fue tan estudioso? ¿por qué seguía siendo así con él cuando él estaba tan feliz de volver a verlo? Mezquino.
[...]
—Taeil, ¿me prestarías los apuntes de la clase de ayer?—le pidió Ten inclinando su cabeza y pestañeando exageradamente una y otra vez.
—Ten...—suspiró— Es nuestra segunda clase, ¿cuando vas a prestar más atención?—sus palabras eran serias pero no podía negarle nada a su amigo; mientras hablaba, le entregó su cuaderno.
—¡Taeil sos el mejor! ¡Te quiero!—gritó mientras se abalanzaba sobre él para abrazarlo demasiado fuerte.
—N-no... puedo... res-
—¡Doyoung!
—Oh. Ten. Hola chicos.
—Doyoung acabas de salvar mi vida... Éste loco casi me mata por falta de oxígeno...
—¡Qué exagerado! Estaba dándote las gracias—puchereó.
—¿Matándome?
—¡Oye!
Taeil terminó ignorando la situación, después de todo no era nada nuevo para ninguno de ellos tres una situación así por parte de Ten, y sabía que exageraba un poquito para molestarlo. Además estaba mucho más preocupado por Doyoung y su pésima expresión... Verlo algo enojado en las mañanas ya era casi normal, ¿triste? muy pocas veces, podía contarlas con una sola mano las veces que lo vio triste el año pasado.
—Ey. Doyoung—intentó llamar su atención.
—¿Qué pasa hyung?
—En realidad me preguntaba qué era lo que a vos te pasaba Doyoung, ¿estás bien?
—Ah... Es sólo... Mi dolor de espalda, creo que dormí mal anoche.
—¡No te preocupes por eso!—Ten se acercó a él y comenzó a darle torpes masajes—. He aprendido esto de mi madre—mencionó mientras seguía con movimientos pocos certeros.
—Ten, no creo que estés ayudando mucho, mira su expresión—Doyoung, alertado, cambió su expresión y le dió una sonrisa forzada a su masajista curioso. Con poco éxito.
—Ya estoy mucho mejor Ten, muchas gracias.
—Tomen asiento—el profesor había llegado al aula.
Ten volvió a su lugar intercambiando una mirada con Taeil. Había algo que le estaba pasando a su amigo y querían ayudarlo.
Los tres se conocían hacía un año, cuando comenzaron la universidad. Pero sentían que se conocían desde mucho antes, su amistad tenía una conexión especial, podían entenderse y estar uno para el otro durante la vida rutinaria de sus estudios. Solían contarse las cosas que les pasaba. Por ello, Ten y Taeil estaban preocupados por su amigo, sabían que allí había algo más que un dolor de espalda.
[...]
Las clases teóricas habían terminado, Doyoung había acertado a varias preguntas que su profesor le había hecho y eso le levantó el animo. Los tres se dirigían a almorzar a la cafetería de la universidad, antes de separarse según sus especialidades.
Se sentaron a comer en la mesa de siempre, charlando sobre el nuevo álbum de Ed Sheeran y cuánto les gustaba. Empezaron a planear un cover, peleando por cuál canción iban a elegir porque "Todas son buenas Taeil no puedo elegir una sola", había mencionado Ten. En algún momento de la pelea Taeil dejó de responder, curioso por alguien que acababa de entrar a la cafetería.
—Ten—susurró Taeil intentando ser discreto—, ¿ese chico no se parece mucho al de la foto que nos mostraste el otro día, con tu ex-novio?
—¿QUÉ?—gritó Doyoung poco disimulado mientras Ten estaba congelado en su lugar.
—Mira, ahí está, al lado del chico rubio.
Aquella mención despertó una sospecha también en Doyoung; y ahí estaban los dos, mirando como idiotas la escena de aquellos tres amigos: caminaban hacia una mesa en la otra punta, Johnny iba abrazando por detrás a Taeyong mientras le picaba una mejilla diciéndole algo que no podían escuchar, y Jaehyun iba detrás de ellos riéndose.
Jaehyun, maldito mezquino, ¿así que asististe a clases después de todo, eh? ¿Gracias a quién?
—¿Chicos?—Taeil se sintió excluido de algo que no entendía. Ambos se dieron la vuelta dejando aquella escena atrás.
—No sólo se parece, es él—dijo Ten sorprendiendo a ambos.
—Parece que se lleva muy bien con mi compañero de cuarto.
—¿El rubio ese es el famoso Jaehyun?
—El mismo.
—Parece que este año va a ser más interesante que el año pasado—susurró Taeil, entre divertido y preocupado.