El chico llego al hotel donde encontraría a su querido novio esperándolo como él le pidió. Él entró, saludando a la recepcionista que era parte de la gran sorpresa. Ella le entregó el extra par de llaves a la habitación ubicada en el último piso del hotel.
Lo dejó entrar en el tercer timbre de la puerta. Sorprendiéndolo, el otro chico lo abrazo con fuerza y ambos rieron. El chico puso un dedo a sus labios, manteniendo el silencio al entrar el cuarto.
Esperó con ansiedad, esperando que las puertas del elevador abrieran. Para calmamarse un poco, dio unos golpecitos con sus dedos sobre su cadera mientras que con la otra mano sostenía una caja cuidadosamente envuelta en papel de regalo negro y un listón de color oro. Finalmente, el ascensor abrió sus puertas, dejándolo entrar con una sonrisa. Antes de entrar, saludó a la agradable señora de edad que salió.
Se besaron con avidez mientras uno se quitaba la camisa por la cabeza y la tiro al lado. Sonrieron entre besos, quitándose el resto de la ropa mientras hacían camino a la cama grande.
Su corazón latía mas rápido con cada piso que el elevadora se elevaba. Se detuvo en el séptimo piso, permitiéndole acceso a una pareja feliz. La mujer sonreía mientras el hombre la abrazaba por detrás, riéndose en su cuello. Al mirar la pareja recién casada, el chico sonrió y pensó en su novio.
Su cuerpo se arqueaba con cada toque que el otro le daba. Él era juguetón pero el otro mostraba que él lo era también. Casi se quedaba sin aliento mientras el otro lo besaba lentamente desdé su cuello y arrastrando sus labios hacía el estomago. El de ensima se detuvo, disfrutando la forma en que el otro temblaba con placer de bajo de él.
En el décimo piso, la pareja salió y en cambió, una mujer con un niño a su lado entró. El niño se quedo al lado de su mamá mientras el elevador continuaba con su acento. El chico le sonrió hacia él, asegurando que estaría bien y que no tenía que tener miedo al ascensor.
Gimió, sus manos aferrándose desesperadamente a las sabanas mientras el otro entraba y salía de él rápidamente. Sus caderas se movían a su ritmo, cada vez queriendo mas y mas de lo que podía.
El elevador se abrió, finalmente en el último piso. Se despidió de el niño antes de que las puertas cerraran. Su corazón latía mas fuerte ahora que estaba cerca de su amado.
Una vez mas arqueó su espalda, dejando que el otro libere su carga adentro de él. Siguiendo detrás de él, él también se libero sobre las sabanas de la cama. Ambos temblaban y respiraban lo mas profundo que pudieran por aire.
Solo unas cuantas puertas mas y lo sorprendera.
Se besaron unas veces mas, sus manos manchandose de su propia semilla y gimiendo al ver al otro limpiarlo con su propia lengua. La pura vista de verlo así lo hiso gemir un poco mas antes de inclinarse a besarlo otra vez.
Finalmente, el llegó a la puerta. No podía esperar a abrir la puerta y ver la sonrisa que su querido le daría cuando lo felicitaría por su cumpleaños. Lentamente, deslizó la llave y giró el pomo...