—Dos café bien cargado...— pidió Naruto mirando fijamente a una sonrojada camarera, era consiente de que su físico era más que deseable por las mujeres, y más de un hombre. Aunque jamás se había sentido atraído por alguien de su mismo sexo.
—Enseguida...— le sonrió con amabilidad.
Los ojos azules recorrieron aquella cafetería, no había mucha gente, miro el reloj en su mano, apenas eran las ocho de la noche, un suspiro escapo de sus labios.
—Gracias...— le dedico una sonrisa a la joven camarera antes de que lo dejara solo. Le dio un sorbo a su café —Pensé que no vendrías...— miro al recién llegado fijamente.
—Gracias por el café lo necesitaba— hablo Deidara dándole un sorbo largo a pesar de que estaba caliente.
—Así tendremos la conciencia...— se burló el menor —¿Que información tienes?— lo miro fijamente.
—Ya comenzaron a buscarlos— comentó el rubio de cabellos largos —Es mucho el dinero que esta ofreciendo...— del bolsillo se su chaqueta negra saco un papel, el cual le entregó a su hermano menor —En estos momentos esta reunido con Orochimaru...—
—Pobre viejo estúpido— arrugó el papel con rabia.
—Se está volviendo loco desde que recibió la carta...— sonrió el mayor.
—Y más loco se va a volver cuando vea lo que sus queridos hijos están pasando...— sin querer desvío su mirada.
—¿Te sientes culpable?— más que preguntar afirmó.
—No...— miro a su hermano fijamente —Cuando lo tengo enfrente me lleno de odio, quiero lastimarlo verlo sufrir quiero humillarlo mucho más, ¡no estoy satisfecho...!— apretó sus puños —Es un maldito orgulloso...— cerró sus ojos.
—Naruto y si logramos que ellos se enamoren de nosotros...— sonrió al ver la mirada de confusión de su hermano —Que mejor que enamorarlos para después dar el golpe de gracia...—
—Total todo está preparado para dar el golpe final...— un sonrisa se poso en el rostro de ambos rubios.
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—¡¡¡Maldita sea!!!— gritaba con frustración.
—Tienes que calmarte Fugaku o no podrás pensar con cabeza fría...— hablo con tranquilidad un hombre de largos cabellos negros, ojos color dorados y piel extremadamente blanca.
—Como quieres que me calme si están violando y torturando a mis hijos...— golpeó con fuerza el escritorio —Tu sabes que ellos son...—
—Si no te calmas caerás en el juego de esa persona—
—¿No te entiendo?— lo miro fijamente.
—¿De verdad crees que Minato, Kushina, Deidara o Naruto estén vivos?— pregunto mirándolo fijamente —Recuerdas que sus cuerpos fueron quemados...— sonrió de manera retorcida.
—Pero esto— le mostró la nota —Mira la letra...— el hombre de ojos dorados tomó el papel.
—Me llevare la nota para examinarla ya veremos que huellas aparecen y que tan auténtica es esta letra...— sin más palabras Orochimaru se retiro.
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A las afueras de Konoha en una cabaña abandonada, un hombre no dejaba de mirar por la ventana, estaba totalmente desnudo, sus cabellos negros estaban sueltos llegando solo un poco más abajo de sus hombros, su cuerpo tenía varios moretones ya estaba agotado de intentar reventar los amarres de sus manos.
"Tengo que resistir si quiero ayudar a Sasuke..." cerró sus ojos estaba agotado, pero en esa posición le era difícil descansar, aparte de que tenía demasiada sed, una mueca de desagrado se formó en su rostro de solo pensar aquellas cosas.
—¡¡¡Te odio Deidara!!!— grito con fuerza —Te odio con la intensidad que alguna vez te ame...— murmuró cerrando sus ojos.
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Como le costaba tan siquiera respirar, todo su cuerpo le dolía horrores y más su parte baja, sus ojos negros no enfocaban nada en especial, estaba en la misma posición desde hacía horas se le hacía imposible moverse.
Se sentía sucio, humillado, impotente al no poder defenderse y esa sensación de querer matar a su torturador se intensificaba mucho más, el quería hacer justicia con sus propias manos quería ver la sangre de Naruto escurrir de sus propios dedos. Su cuerpo se tenso al escuchar la puerta del cuarto abrirse. Y los pasos de su verdugo acercarse. Sus puños se apretaron con fuerza.
Sus azules ojos miraban fijamente el cuerpo lleno de múltiples moretones, y sangre seca, comenzó a desvestirse, el azabache lo miraba de reojo un involuntario temblor se apoderó de su cuerpo, otra violación más, su cuerpo estaba demasiado adolorido para soportar más abusos.
—Estas temblando...— lo alzo en sus brazos comenzando a caminar con dirección al baño —¿Tanto miedo me tienes?— se burlo el rubio.
El azabache no le respondió simplemente cerró sus ojos recostando su cabeza el moreno pecho , escuchando los tranquilos latidos del corazón del rubio. Con cuidado bajo el cuerpo pálido dejándolo de pie bajo la regadera, más el dolor que sintió el azabache en su parte baja le hizo doblar sus rodillas, por instinto se aferro al cuello del ojiazul, el cual lo agarro de las caderas ayudándolo a mantenerse de pie.
—Te voy ayudar...— abrió la llave, los ojos negros se cerraron al sentir el agua fría recorrer su blanca y maltratada piel.
—Me arde...— susurro en el oído del rubio causándole un escalofrío en el cuello.
—Apóyate fuerte del lavamanos si no te quieres caer...— el azabache obedeció sin decir palabra alguna.
Naruto no podía dejar de mirar ese cuerpo, agarro un frasco de champú con suavidad comenzó a lavar el cabello negro masajeando por los lados, con el jabón comenzó a recorrer la piel pálida, tocando "sin querer" las heridas, abrió un poco las redondas nalgas lavando la zona maltratada.
Las manos de Sasuke estaban más blancas de tanto apretar el lavamanos, los dedos del rubio quemaban su piel, quería cortarselos y meterselos por la boca.
Las manos del rubio se posaron en las caderas del azabache logrando meterlo bajo el chorro del agua, mientras las de Sasuke se posaron en el fuerte pecho, con suavidad una de las morenas manos del rubio levantaron su mentón, y sus ojos negros chocaron con los azules, la cercanía entre sus bocas era escasa y Naruto terminó por acortarla uniendo sus labios con los pálidos, con facilidad se adentro en aquella cálida cabida recorriéndola por completo incitando a la lengua del azabache a jugar con la suya, juego que fue aceptado, ninguno de los dos pensaba en nada solo estaban concentrados en la sensación tan agradable que sentian en ese beso, más el aire les hizo falta y el primero en ceder fue Sasuke.
Bajo su rostro tratando de normalizar su respiración y una sonrisa de satisfacción surco sus pálidos labios al ver el pene del rubio más que despierto.
—No tienes mucha experiencia en besos...— se burló el rubio, cerró la llave del agua busco un paño comenzando a secar al azabache para después secarse el. Unos minutos después ambos salieron del baño el ojiazul cargaba el cuerpo del azabache, con suavidad lo recostó en el sofá, tenia que quitar las sábanas sucias —No intentes escapar...— sin más palabras lo dejo solo, el rubio sabía que no podría escaparse debido a que ni caminar podía.
Sus ojos negros recorrieron aquel lugar frente a él había un televisor bastante grande, pero lo que llamo su atención fue, que en la mesa cercana había un celular, como pudo estiro su mano logrando agarrarlo. Al tocar un botón el teléfono prendió la luz, sus ojos se abrieron al máximo al ver que el teléfono estaba en reproducir un vídeo donde aparecía su madre. Olvidando un poco en la situación que estaba le dio play.
No se dio cuenta que desde el cuarto Naruto lo miraba con una sonrisa de satisfacción "Comienza tu verdadero infierno Sasuke Uchiha..."