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Venganza por Naruto25Uchiha

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Notas del capitulo:

Aquí les traigo otro capítulo más de esta historia, gracias por sus comentarios de verdad los aprecio mucho. 

Abrió con pesadez sus ojos al sentir como acariciaban su mejilla, sentía su cuerpo adolorido, ya que no había podido cambiar de posición, sus ojos negros chocaron con los azules de su torturador.  

 

—Por fin despiertas— hablo con tranquilidad mirando a su prisionero, sin dejar de acariciar el moretón que relucia en su pálida mejilla. 

 

—Tengo sed...— cerró sus ojos. 

 

El rubio agarro un baso que había traído minutos atrás, le dio un sorbo y acercó su boca a la Itachi, el cual entendió lo que pretendía, con algo de esfuerzo corto la distancia capturado los labios del rubio, el cual le pasó el vital líquido, apuntó estaba de separarse cuando la lengua del azabache se enredo con la suya clara invitación a un beso, no se hizo de rogar el beso era un tanto salvaje. 

 

Un beso que trajo con sigo viejos recuerdos del pasado, donde el amor y la pasión eran el complemento que los mantenía unidos. 

 

Las manos del rubio comenzaron acariciar el pecho del azabache. Un pequeño gemido escapo de los labios de Itachi al sentir como el rubio pellizcaba sus sensibles tetillas. 

 

—Sigues tan sensible como antes...— hablo con altivez al separar sus labios, un pequeño hilo de saliva unía sus labios. 

 

—Dei...— lo llamo con suavidad mientras mordía su labio, era hora de usar sus encantos como en los viejos tiempos —Sueltame...— los ojos del rubio no perdían movimiento alguno de los ojos negros, con tranquilidad desató las manos pálidas —Gracias...— comenzó a mover sus maltratadas muñecas. 

 

—No intentes escapar...— sonrió el rubio comenzando a caminar con dirección a la cocina —Si quieres te puedes bañar— sin más cerró la puerta. 

 

—Imbécil...— murmuró, su cuerpo le dolía aún así logro ponerse de pie, caminando hasta el baño recargado su espalda en los azulejos, estaba cansado y muy maltratado. 

 

Abrió la llave dejando que el trasparente líquido recorriera todo su cuerpo, si quería escapar necesitaba actuar con inteligencia y eso era algo que a él le sobraba, pero el pensar lo que tenía que hacer le hacía hervir su sangre de rabia. 

 

Con tranquilidad lavo su cuerpo con el jabón limpiado todo rastro de suciedad, cerró la llave agarro una toalla secando sus negros cabellos mientras con otra secaba su cuerpo. En su mente no dejaba de pensar en su hermano, ese era su principal motivo para escapar de ese lugar. Amarró la toalla en su cintura dejando sus cabellos negros gotear algunas gotas de agua, antes de salir respiro profundo, sabía que Deidara estaría sentado en la cama esperándolo y no se equivoco. 

 

"Es tan predecible" pensó mirando al ojiazul, el cual prácticamente se lo comía con la mirada "Imbécil" se acercó hasta el rubio y sin pena ninguna se sentó encima de el enredando sus piernas alrededor de la cintura del ojiazul. 

 

—¿Que pretendes Itachi?— sus manos se posaron en las caderas del azabache. 

 

—Recordar viejos tiempos...— comenzó un lento movimiento —Donde en lugar de violarme...— junto sus labios en un beso suave, beso que fue correspondido, al separarse por falta de oxígeno un ligero tono rosa cubría las pálidas mejillas, acerco su boca al oído del ojiazul aparto sus rubios cabellos —Me hacías el amor...— con su lengua descendió por el cuello de Deidara erizando la piel en el proceso. 

 

—De verdad...— agarro el rostro del azabache haciendo que lo mirara fijamente —¿Quieres recordar los viejos tiempos?— acaricio los cabellos negros. 

 

Por respuesta solo recibió un beso realmente apasionado, las caderas del ojinegro se movían en una danza lujuriosa. Mientras las manos morenas acariciaban con descaro el pecho blanco, en un movimiento rápido el ojiazul recostó al azabache sobre la cama, quitando el paño dejando totalmente desnudo al pelinegro. 

 

No perdió tiempo con rapidez comenzó a besar cada parte de ese cuerpo que lo enloquecía, ver de nuevo tan sumiso a Itachi le encantaba, escucharlo jadear de placer era su meta, recordarle quien era el único que lo podía enloquecer de placer era su plan y vaya que lo estaba logrando, el azabache se retorcía de goce, mientras el lamia su más que despierto pene.

 

—Dei...— llamo mordiendo su labio, abrió sus piernas, en una clara invitación que el rubio no pensaba desperdiciar, sabía que esa zona estaba bastante maltratada pero si hacía bien su trabajo el azabache lo disfrutaría al máximo. 

 

Con tranquilidad lleno de saliva tres de sus dedos metiendo uno, una mueca de dolor se poso el rostro de Itachi, de verdad le dolía, el rubio se recostó a su lado besando los labios, distrayendo con sus besos al ojinegro, bien que le funciono ya que las manos pálidas estaban enredadas en el cuello del rubio profundizando aquel salvaje beso, un segundo dedo se unió al primero, abriendo y cerrando en forma de tijeras ya el acceso era más fácil. El oxígeno comenzó a faltar dando por terminado aquel ardiente beso, ambos no dejaban de mirarse.

 

—Sacalos...— pidió, sin más el azabache se puso de pie estirando su mano para ayudar a levantar al rubio. 

 

Con suavidad comenzó a desvestir al rubio acariciando cada parte de su cuerpo, el ojiazul se dejaba hacer. Sin darse se cuanta ambos estaban recordando aquel feliz pasado. 

 

Itachi no podía dejar de ver los cambios que había sufrido el cuerpo de Deidara, pero lo que llamo su atención era una cicatriz en forma de círculo a pocos centímetros del corazón, con sus dedos la acaricio. 

 

—No preguntes...— acorralo al azabache contra la pared —No creerás la respuesta...— sin ninguna dificultad alzo el cuerpo del ojinegro el cual enredo sus piernas en las caderas del rubio mientras con sus manos abrazaba el moreno cuello aspirando el olor de les hebras doradas, sin previo aviso penetro aquel lugar, causando un fuerte dolor al azabache el cual se retorció —Si lo hacía... despacio... solo... te causaría más... dolor...— como le costó hablar esa sensación de estar dentro de Itachi le estaba nublando los sentidos, aún así logro controlarse para no moverse como animal en celo, esta vez quería que su víctima gozará. 

 

Un movimiento de cadera le hizo comenzar unos lentos pero profundos movimientos de adentro afuera, poco a poco fue aumentado la velocidad, los pocos gemidos que escapaban de los labios del ojinegro eran de auténtico placer. Con sus manos comenzó arañar la morena espalda, eso era algo que al rubio le gustaba. 

 

Una fina capa de sudor cubrió el cuerpo de ambos, los besos cortos estaban presentes en aquel acto. Las penetraciones ahora eran salvajes el cuerpo de Itachi subía y bajaba con fuerza, sus negros cabellos se apagaban a su rostro debido al sudor, su corazón palpitaba con fuerza. Una sensación de hormigueo comenzó acumularse en su parte baja, anunciando que el final estaba cerca. 

 

—Dei... Dara...— llamo sintiendo como su vista se nublaba se aferro con fuerza al cuello del rubio sintiendo el inminente final, apretando con fuerza su entrada, logrando que el rubio también finalizará llenando con su semen todo su interior. 

 

Estaban agotados el rubio sin soltar al azabache lo llevo a la cama recostándose ambos en ella, abrasados como en tiempos anteriores. Cada uno sumido en sus propios pensamientos. 

 

~

 

—Sasuke cálmate— hablo el rubio abrazando con fuerza el cuerpo desnudo que temblaba. 

 

—La quemo viva...— murmuró —La quemo viva...— repitió sintiendo como sus ojos comenzaban arder, el temblor se intensificó —El la...— comenzó a negar tratando de apartarse de ese abrazo, sus movimientos eran violentos, el dolor de su cuerpo en esos momentos había quedado olvidado. 

 

—Calmate...— apretó con más fuerza el abrazo. 

 

—¡¡¡Sueltame!!!— grito, sintiendo como las lágrimas resbalaban por sus mejillas sin poderlo evitar, el rubio se alejo solo un poco. 

 

Vio como cuerpo del azabache temblaba y se aferraba a sus rodillas como un niño pequeño buscando protección, varias de las heridas comenzaron a sangrar de nuevo. 

 

—Sasuke...— llamo tratando de acercarse, más un manotazo lleno de odio fue lo que recibió. 

 

El podía sentir el dolor del azabache, fue el mismo que el sintió el día que mataron frente a sus ojos a sus padres. 

 

—El dijo que nos había abandonado...— murmuró —Que se fue con otro hombre...— un nudo se apoderó de su garganta —La odie... Y quise que estuviera...— apretó con dolor sus puños —La quemo... — su cabeza quería estallar por el dolor que sentía. 

 

A su lado Naruto solo lo miraba y escuchaba, jamás imagino ver llorar de esa manera a Sasuke, era palpable su sufrimiento. Se acercó y de nuevo lo abrazo, las manos del azabache se aferraron con fuerza al pecho del rubio, dejando salir ese dolor acumulado por tantos años, ahora sabía la verdad sobre su madre, ella nunca los abandono, Fugaku la había matado. 

Notas finales:

Bueno mañana no pienso actualizar quiero dejar descansar mi cerebro, mis dedos y mis ojos, hasta el próximo capítulo. 


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