—Maldito dobe…— su boca fue sellada con los labios del rubio al parecer le gusto besarlo, solo que esta vez fue mas lejos comenzó desabrochar los botones de la camisa del ojinegro, y con algo de esfuerzo ato sus manos a la cabecera de la cama.
—¿Qué crees que haces?— a pesar de su orgullo no podía negar que tenia miedo si era lo que estaba pensando.
—Qué crees voy averiguar que se siente acostarse con un puto como tu— le respondió al tiempo que acariciaba con lentitud el torso pálido notando su suavidad –Tu piel es muy suave Sasu-chan, aparte de que tu cuerpo es mas frágil si no es porque te conozco diría que eres una chica— sonrío, como disfrutaba el humillarlo miro esos ojos negros que mostraban rabia e impotencia por no poderse defender —Voy a destruir tu orgullo...— hablo casi rosando los pálidos labios —Sufrirás lo mismo que mi madre sufrió a manos de tu padre...— la sonrisa del rubio era retorcida, con una de sus manos acaricio la mejilla del ojinegro, el cual no entendía del porqué tanto odio en contra de su padre.
—¡Estas loco!— movió su rostro tratando de quitar esas manos que lo acariciaban tan descaradamente.
—Si Sasuke...— le susurró contra los labios para después acercase al oído y lamer con suavidad el lóbulo —Estoy loco de rabia... de dolor...— mordió con fuerza el blanco cuello, escuchando con placer el grito que se escapo de aquel orgulloso muchacho. Una sonrisa de triunfo se poso en los morenos labios sus azules ojos no dejaban de mirar los ojos negros —El gran Sasuke Uchiha tiene miedo...— se burló.
—Pudrete...— sonrió con arrogancia mirando fijamente los azules ojos —¡Te burlaste de mi y tu resultaste ser un marica de closet!— con rabia el ojiazul estrelló su puño en la mejilla del azabache —La verdad duele Naruto...— a pesar del dolor lo miro fijamente con una sonrisa prepotente.
—¡Cállate!— estaba empezando a perder la paciencia.
—Hace rato te burlaste de mi por ser gay...— sus ojos negros se clavaron en los azules —Y mírate ahora tocándome, besándome, lo peor se nota que lo disfrutas a diferencia de mi...— cerró unos segundos sus ojos negros para después abrirlos y con una calma impropia de la situación decirle —Tus caricias y tus besos solo me producen ¡asco!— recalcó la última palabra. El odio terminó por cegarlo esas palabras causaron estragos indescriptibles en el rubio.
—Así que te doy asco...— beso con fuerza los pálidos labios mordiéndolos, succionando con fuerza aquella escurridiza lengua dejando al azabache respirando con dificultad. Con descaro recorrió el cuerpo del azabache de verdad era hermoso. Estirando su mano sacó de la mesita de noche una bella navaja color plateado y una cinta pegante —No tengo ganas de escuchar tus gritos...— sonrió mientras cubría la boca del azabache, el cual comenzó a jalar sus manos tratando de liberarse —Solo te haces daño a ti mismo— se burlo al ver las muñecas enrojecidas que sangraban un poco.
Con suavidad comenzó a pasar la navaja por el cuello, el filo recorría la piel expuesta hasta llegar al área del ombligo, hay se detuvo un momento puso algo de presión y corto superficialmente, un liquido carmesí comenzó a salir de la pequeña herida, se acerco y comenzó a pasar su lengua, el ojinegro cerró con fuerzas sus ojos. Con la misma navaja rasgo los pantalones y boxer dejándolo completamente desnudo sus ojos se deleitaron mirando el cuerpo perfecto del menor era hermoso, soltó la navaja colocando sus manos en el pecho haciendo presión con las uñas comenzó a desenderlas enrojeciendo la blanca piel de verdad quería lastimarlo. Ver esos ojos impregnados de odio y temor lo excitaba.
Tenía a su disposición al hijo menor de la prestigiosa familia Uchiha, un joven orgulloso que tiempos atrás fue su mejor amigo. Ahora entre ambos solo había un profundo odio.
Bajó la atenta mirada del azabache se quito su camisa dejando ver su marcado abdomen color canela quitando el pantalón y su bóxer quedando completamente desnudo. Las ganas de liberarse se incrementaron. Al saber las intenciones del rubio, comenzó a retorcerse con mucha más fuerza.
—Pareces una chica asustada de perder su virginidad— se burlo, más sus azules ojos no perdían ningún movimiento de ese perfecto cuerpo —Debes de estar acostumbrado hacer estas cosas... Se nota la clase de puta que eres— por alguna razón desconocida no le agradaron sus propias palabras, se posicionó en medio de las piernas del azabache abriéndolas, de una sola envestida lo penetro, el dolor que sintió el azabache era horrible, sentía que se partía en dos sus ojos comenzaron a derramar lágrimas involuntarias.
Dejándose llevar por su propio placer uno que jamás sintió, comenzó moverse de manera violenta mirando fijamente el rostro del azabache, viendo como trataba de gritar y los tirones que le daba para tratar de soltarse de sus ataduras, sus gemidos de placer inundaron la habitación, estaba cegado el interior de Sasuke era demasiado apretado y sumamente cálido.
“Que pronto termine... pero que no lo haga adentro…” pensaba el ojinegro con los ojos fuertemente cerrados, ya no hacia el intento de liberarse ya el daño estaba echo ya no tenia fuerza. Su cuerpo estaba tan adolorido su orgullo había sido pisoteado.
Unas cuantas envestidas más y se corrió dentro del ojinegro, el cual sintió un ardor insoportable quemarle su parte baja.
—Esto fue grandioso— susurró levantando su mirada viendo los ojos negros —Jamás imagine que llorarías— acerco su mano y con suavidad recorrió las pálidas mejillas secando las lágrimas —¿No me digas que no lo disfrutaste?— se burlo levantándose, un escalofrío recorrió su cuerpo al ver las sábanas cubiertas de sangre —Sasuke...— murmuró mirando al azabache que mantenía sus ojos cerrados —¿Era tu primera vez?— aquellas palabras más que una pregunta fue un pensamiento que escapo de sus labios.
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Lejos de aquella casa a las afueras de Konoha, en una pequeña cabaña abandonada otro acto de crueldad era llevado a cabo.
—Sigues tan apretado como te recuerdo— jalo con fuerza los caballos negros, aferrándose a ellos para darse impulso ante las rápidas envestidas que le daba a un hombre de no más de veinticinco años, el cual estaba atado a los barrotes de metal de una vieja cama la cual rechinaba ante tanto movimiento —Sabes Itachi jamás te pude olvidar...— jalo con mucha más fuerza el cabello quería escuchar los gritos pero nada, su víctima no emitía ningún sonido —Pero el odio que siento por ti es mucho más fuerte...— con su otra mano arañó la blanca espalda sacando sangre en el proceso.
El labio del azabache sangraba de tanto morderlo, no le daría el gusto de verlo vulnerable.
—En cambio yo si te olvide y te reemplace...— hablo aguantando el dolor —Tu solo eres un mal recuerdo...— voltio un poco su rostro para mirar los ojos azules del que alguna vez fuera su pareja —El si es un hombre en todos los sentidos...— a pesar del dolor logró sonreír las envestidas se habían detenido —En estos momentos solo pienso en el...—
—¡¡¡Cállate!!!— grito jalando con tanta fuerza el cabello negro que poco faltaba para arrancárselo desde la raíz, las envestidas volvieron con mucha más fuerza —Terminaste siendo un cualquiera— aquellas palabras sonaban llenas de odio, soltó los cabellos y sus manos descendieron a las nalgas estrujándolas con fuerza, un gemido de auténtico placer escapo de los labios del rubio, al derramarse en el interior del Uchiha.
"Maldita sea lo hizo adentro" dejo caer su cabeza en la cama, se sentía miserable humillado, pero no le daría el gusto de demostrárselo.
—Me voy a divertir con tigo hasta que me supliques de rodillas que te libere...— hablo el rubio caminando hasta el baño.
—Crees que mi padre dejara esto así— se burlo sin mirarlo —Eres hombre muerto a igual que Naruto—
—Eso crees veremos quien termina siendo comido por los gusanos primero...— hablo con calma el rubio —Tu maldito padre tiene los días contados pero antes verá como destruimos lo que más ama el imperio Uchiha pronto llegará a su fin...— aquellas palabras de verdad le causaron escalofríos a Itachi.
No fue hasta que escucho la puerta cerrarse que se permitió que un par de lágrimas resbalaran por sus pálidas y marcadas mejillas, lágrimas que seco con la almohada, su cuerpo le dolía. Y las palabras dichas por el rubio se repetían en su cabeza.
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Limpiaba con alcohol las heridas del cuerpo de su víctima, era extraño ver al orgulloso Uchiha Sasuke tan sumiso, se dejaba curar sin poner resistencia y sin tan siquiera mirarlo, aquel pálido cuerpo estaba lleno de arañazos y moretones.
—Te traeré algo de comer...— hablo mientras recogía las cosas utilizadas y amarraba de nuevo las manos en los barrotes de la cama, el amarre no fue tan fuerte debido a que las muñecas de Sasuke estaban muy lastimadas —No intentes escapar...— le advirtió agarrando la barbilla del ojinegro para que lo mirara —O te ira mucho peor— soltó con brusquedad aquel rostro y salió de aquella habitación.
—Te odio Naruto y te e matar con mis propias manos...— susurró el azabache.