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No creo en el destino por CosmosLycoris

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Notas del capitulo:

Tsukki se está dando cuenta que algo está cambiando en él y es culpa de Kuroo y Kuroo, ¿qué intenciones tiene con nuestro protagonista? ¿Le lanza tantas indirectas por algo o simplemente es un sin verguenzas?

 

Gracias por darle una oportunidad a esta historia, espero que disfruten.

Mis lentes chocaban contra mi rostro y sentía un gran dolor en el cuello. Tardé en caer en cuenta de que me había quedado dormido en la mesa. Bostecé de forma exagerada y tomé mi celular para ver qué hora era:

-¿Por qué me quedé dormido aquí?

En la parte superior de la pantalla, el reloj marcaba las cinco de la madrugada, bajé la mirada y vi el último mensaje que Kuroo me había mandado.

Y a decir verdad a mí siempre me gustó alguien, y aún me gusta.”

Y recordé, me estaba portando de forma extraña por ese mensaje, no quise saber nada más y me dormí. Las cosas sí se resuelven durmiendo a menos que tengas insomnio. Aunque ya me estaba sintiendo mal por dejar a Kuroo así.

-Pero es su maldita culpa por decir cosas totalmente innecesarias.

 Aproveché el tiempo que me quedaba y resolví los últimos ejercicios que me faltaban. Me preparé rápidamente para ir a la escuela. En clases estaba ansioso, me la pasaba apretando el botón del lapicero y pues mis reflejos cuando estoy nervioso es ajustarme los lentes cada tres minutos, mi cabeza estaba hecha un revoltijo. Se acercaba la hora del almuerzo y me encontraba en un debate de si: encontrar a Kuroo y disculparme o esconderme para que no me viera nunca jamás. A estas alturas ya no sé cómo voy a portarme frente de él y lo peor es que no tengo la mínima idea del porqué. Ese último mensaje me afectó demasiado y eso me saca de quicio, siempre supe que ese chico era alguien difícil de digerir ya que somos totalmente distintos, ¿pero ahora me sucede esto? Quería irme a casa lo más pronto posible, tal vez evitarlo sería una buena opción. Las clases eran complicadas y me ayudaban a tener la cabeza ocupada, en la hora del almuerzo ni siquiera me moví de mi asiento. Me perdí en la inmensidad de la vista que tenía desde la ventana al lado de mi asiento. Pequeñas nubes completamente blancas, desplazándose lo más lento posible. La nostalgia no es algo que puedas controlar, es casi como una enfermedad mental, intentas evitarla pero aparece con todas sus fuerzas y justo en el momento que menos deseado. Recordé la historia del chico molesto con su amigo de la infancia, es tan injusto. Y tan egoísta de mi parte pensar que su experiencia es similar a la mía pero yo me sentía mil veces peor. Esa persona que ahora me tiene destrozado por dentro está sonriendo en alguna parte, mientras yo aún no consigo dormir bien, mientras aun lloro en ocasiones… Es como una sanguijuela, ese el término exacto que le daría a Yamaguchi, y eso que estoy siendo sutil. Mi siguiente profesor entró al salón y eso me despertó de mis pensamientos depresivos, inspiré y expulsé tanto aire, como intentando hacer que todos mis males se vayan junto con ello. Claramente eso nunca me funcionó. En el día todo marchaba bien, al entregar mis trabajos me fue excelente y las demás horas pasaron volando, cuando me di cuenta ya estaba saliendo para irme, todo iba bien menos yo, aun me sentía decaído y estar de esa manera me enojaba, me hacía sentir impotente. No me lo iba a permitir, no iba a dejar que esta “nueva” vida que decidí  formar se viera arruinada por nostalgia y malos recuerdos. Pensé ir a una tienda de discos que vi en la plaza donde fui aquella vez, me acomodé la mochila y los auriculares y me dirigí a ese lugar. De pronto sentí una extraña presencia detrás de mí, alguien me estaba observando atentamente, al inicio me perturbé pero pensándolo bien me di cuenta de quién era el culpable. Seguí caminando ignorando la presencia hasta que me quitó el audífono del oído, ni siquiera me molesté en hacer una rabieta. <<Demonios, me encontró. ¿Ahora cómo debería portarme con este sujeto?>> Me dije, mientras sentía un aumento en las palpitaciones en mi interior.

-¡Hey! ¿Intentas huir de mí?

Negué con la cabeza, aunque tal vez en el fondo sí quería huir.

-Perdón si no fui a verte en la hora del almuerzo.

Este tipo ¿realmente se estaba disculpando conmigo? Su ego es tan grande que cree que voy a morir si no lo veo a la hora del almuerzo. Siguió hablando de prisa mientras me seguía:

-Me quedé esperando tu respuesta a mi último chat y olvidé por completo los deberes, lo terminé haciendo a velocidad de flash en el receso.

Este es realmente idiota, me estaba pidiendo perdón por algo que yo le hice. Me saca de quicio. Me detuve de golpe y le dije irritado:

-No te disculpes, pedazo de escoria. Yo debería hacerlo por dejarte así sin decir nada…

Me lanzó una mirada pícara:

-Eres tierno hasta cuando te enfureces. Acepto las disculpas.

Rayos, estaba preocupado por cómo portarme con este sujeto pero resulta que nunca cambia. Es igual de infantil y se la pasa diciendo cosas vergonzosas. Mi cara estaba roja de una forma incontrolable, no quería que me viera así, inicié a dar pasos rápidos y los más largos posibles para que por lo menos, no me viera el rostro.

-¿Dónde vas?

Me preguntó, ¿por qué no me deja en paz? No puedo lidiar con él y odio no saber el motivo:

-No es de tu incumbencia.

-Sabes bien que te seguiré hasta que me hables.

Y sabía que eso iba a pasar pero solo quería tranquilizarme, mi cuerpo estaba como un campo minado a punto de explotar por lo acelerado que estaba. Veinte minutos después ya casi llegaba a la tienda, reduje mi velocidad ya que me sentía más calmado, todo lo contrario a Kuroo, podía escuchar sus respiros por estar agotado de tanto caminar.

-No estoy en forma.

Me dijo mientras recuperaba el aliento. A pesar de todo seguía con una gran sonrisa. 

-No te ves muy alegre Tsukki. ¿Te sientes mal?

Sí, tenía pensamientos que me hacían decaer pero en ese momento solo pienso en lo insoportable que eres.

-No es nada.

No le puedo decir que desata miles de emociones en mí por cada palabra torpe que dices.

-¿Dónde te diriges?

-Iré a comprarme un disco.

-Genial.

Mientras nos acercábamos a la tienda, se la pasó platicándome sobre sus experimentos de laboratorio. Sonaba fascinado y una plática así resultaba reconfortante y bastante interesante. Cuando utilizaba tecnicismos hacía ejemplos graciosos para que le entendiera, graciosos solo para él porque como siempre, hace bromas tontas. Llegamos a la tienda “Soul Sounds”, estaba dividida por géneros musicales y al mismo tiempo por orden alfabético. En casa tengo una extensa colección de albums, desde Maroon 5 hasta Imagine Dragons, entre muchos otros, me gusta variar. No importa qué género sea, siempre que suene bien y me agrade lo suficiente. Me entró la curiosidad y le pregunté a Kuroo:

-¿Qué sueles escuchar?

-System of a Down, Korn…

-Eso suena pesado.

-Pero también escucho Rihanna.

Me guiña el ojo, resulta gracioso imaginar que Kuroo puede ponerse a cantar Diamonds u Only Girls. No pude evitar lanzarle una sonrisa sarcástica y le dije:

-Que versátil.

-Y no lo soy solo con la música.

Desgraciado, de nuevo con sus comentarios vergonzosos que son empeorados por sus miradas perversas. Recorrimos la tienda, a pesar de sus momentos de niño molesto, resultó bueno estar con él, parece que a su lado mis ánimos se levantan, creo que sería perfecto si no fuera por sus comentarios que hacen que me sonroje cada media hora. Después de todo es buena compañía y tiene buenos gustos musicales. Tenía tres discos en las manos:

-¿Gorillaz, Linkin Park o Sia?

-Que difícil decisión, pero descartaré Sia.

Dejó a un lado el disco de la cantante pop.

-Me inclinaré por Linkin Park, creo que no tengo ningún disco de ellos en mi colección.

-¿Colección? Que friki eres.

Puse los ojos en blanco, movimiento casi normal cada vez que estaba con él. Compré el álbum “Meteora” del grupo de rock.

Salimos de la tienda, definitivamente comprar un disco siempre fue satisfactorio para mí y ya me sentía mucho mejor, aunque iniciaba a sospechar que no era solo por comprar un álbum. El chico que me acompañaba tenía tantos defectos que me sacaban de quicio pero al mismo tiempo me daba una sensación agradable. Después de todo sí tenemos cosas en común y más tiempo pasaba con él resultaba que sus chistes ya no me parecían malos y llegaba a reírme de algunos. El día ya estaba en su final y casi ni lo noté, una de las características de Kuroo es que podía hacer que solo le pusieras atención a él, o eso creo, no quiero pensar que es cosa mía el no quitarle los ojos de encima. Hablar de cosas sencillas y de cosas completamente complicadas referentes a nuestras carreras, hace que toda mi atención sea para él, que no para de hablar pero, tampoco quiero que se detenga.

-¿Cuál es tu comida favorita?

Me preguntó de la nada:

-¿Para qué quieres saber?

-Aún no te has dado cuenta que quiero saber todo de ti…

Quedé anonadado, creo que esta vez sí se fijó en mi rostro sonrojado. En voz baja le contesté:

-Fruta…

-¿Cómo?

Acercaba cada vez más su rostro al mío para escucharme y eso hacía que me pusiera más nervioso:

-Fruta, no comida.

-¿Cuál sería?

-Fresa…

Le dije balbuceando, creo que los únicos que sabían por mi raro gusto por las fresas eran mis padres y hermano y a veces hacían bromas sobre cómo “una persona tan amargada le gustara algo tan dulce”. Pero mantuve la compostura, seguí explicándole:

-Todo lo que tenga fresas es mi comida favorita.

-Eso suena bastante dulce.

-Cállate o te destrozaré los dientes.

-Hey, tranquilo, lo digo en serio. Debe ser balanceado ¿no?

-¿A qué te refieres?

-Que eres muy serio pero te gusta algo dulce. Nadie es 100% dulce y nadie es 100% amargo.

¿Me acaba de decir amargado? No sonó a eso pero es la primera persona que lo ve de esa manera:

-Supongo que tienes razón. ¿A ti qué te gusta comer?

-Mi debilidad es la caballa salada a la parilla.

-Vaya gustos.

-Digo lo mismo de ti.

Nos miramos, hizo una cara simulando dolor, creo que estaba esperando un golpe de mi parte. Eso me dio mucha risa y rompí en carcajadas, él me siguió y nos reímos durante unos momentos. ¿Has sentido que cuando todo apesta en tu vida alguien o algo hace que te sientas desconectado de todo el resto del mundo? Es lo que yo siento con la música y es lo mismo que estoy sintiendo con este bobo. Y ahora que estoy aceptando este hecho, siento una calidez en mí… Aún no entiendo que me pasa, pero ahora ya no quiero evitarlo. Estaba pensando en voz alta y se me escapó entre risas:

-Creo que ya no deberé ir al doctor.

-¿Al doctor? ¿Te has sentido mal?

-No exactamente. Cada vez que pasaba tiempo contigo me sentía extraño y eso me sacaba de quicio, pensaba ir al doctor si eso no cambiaba.

-Vaya, vaya.

Otra vez su sonrisa pícara y descarada:

-Bueno, debo irme, los autobuses dejan de pasar entre poco. Ve con cuidado al ir a tu casa.

-Nos vemos.

Kuroo se veía terriblemente feliz por esas dos palabras:

-Nos vemos Tsukishima.

Sonrió y se fue.

Caminaba tranquilamente pero en mi cabeza solo daba vueltas el tono de su voz al decir mi nombre. Por lo general cuando usan el diminutivo de tu nombre, en mi caso Tsukki, suena como si nos conociéramos de mucho tiempo pero ahora que dijo mi nombre completo, fue tan… único. Llegué a mi casa, tiré mis cosas y me dirigí directo al refrigerador, definitivamente tenía antojo de fresas. Me las preparé con jugo de naranja y azúcar, cuando te las acabas dejan un jarabe tan delicioso. Estaba de buen humor comparado con la mañana.

-Es todo por su culpa, me siento como un tonto bipolar.

Igual empezaba a ganarme el cansancio, nunca fui bueno con el exceso de emociones, me dejaban como aturdido al final del día. Dejé arreglado el departamento y después de una ducha me acosté para dormir. Revisé el despertador de mi celular, igual abrí el chat y me percaté de un mensaje de Kuroo, decía:

Espero que hayas llegado a salvo a tu casa. Buenas noches”.

Palabras tan sencillas, este chico tiene tantas facetas:

-Quiero conocer cada una de ellas.

Dicho lo anterior, cerré los ojos y quedé dormido.

El día siguiente, al fin viernes. Corrió de prisa, un día estudiantil normal, solo recibí unos mensajes de mi hermano diciéndome que coma bien y que haga amigos. También le había comentado a Daichi que me encontré a Kuroo aquí pero aun no había recibido respuesta de él. Transcurrieron las clases de forma normal, a la hora del almuerzo salí para ver si me encontraba con el cabeza hueca de Kuroo pero no había sombra de él. Compré unas barras energéticas y regresé al aula. Después de dos horas de “fundamentos de la programación” y una de “cálculo diferencial” las clases se acabaron, salí dirigiéndome a mi casa, al parecer hoy no me iba a encontrar con el pelinegro. Me coloqué los audífonos, se escuchaba “Reptilia” de The Strokes, algo decepcionado caminé hacía mi casa. Esperaba que en cualquier momento llegara Kuroo y me arrebatara un auricular. Me enojaba que me quitaran los audífonos, ya que al tenerlos, era mi momento de estar conmigo mismo. Pero este sujeto se la pasaba profanando ese momento de forma descarada. Aunque ahora, de la nada, dejó de hacerlo, estaba a mi lado caminando y solo me veía mientras me sonreía, supongo que está esperando a que le haga caso, cruzamos las miradas un par de veces, hasta que me decidí y me detuve para hablarle. Estaba allí con un aire de alegría y también me di cuenta de que tenía puesto una bata de laboratorio. Sus manos metidas en los bolsillos y la bata llegándole a las rodillas, lo hacían ver maduro, se veía interesante… apuesto. Me acomodé los lentes, mis pensamientos iniciaban a salirse de lugar, quité el aparato de mis oídos e inició la plática:

-Pensé que no te iba a alcanzar. Estuve todo el día metido en el laboratorio.

-¿Para qué me buscabas?

-Quería invitarte a comer el domingo. Estoy aprendiendo a cocinar y quiero que seas mi juez.

-No tengo problemas, solo espero que tu comida no me mate.

-He estado practicando lo peor que podría pasar es que se pase de salado.

-Está bien, iré.

-Genial, cuando salga de la escuela te mando mi dirección por mensaje.

-De acuerdo.

-Nos vemos Tsukki. Cuidate.

Dicho eso regresó a la escuela y yo regresé a caminar escuchando música. Faltaban aproximadamente 34 horas para el domingo y quería que pasaran lo más pronto posible. Es increíble cómo me siento solo por querer ver de nuevo a Kuroo.

-Domingo ya llega.

Notas finales:

Espero que les haya agradado el capítulo, tambien me encantaría que con sus reviews me digan qué les parece.

Muchas gracias y subiré el capitulo lo mas pronto posible.


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