Ya había pasado todo el día en aquella habitación, mi cuerpo se sentía mejor. Así que después de la última inspección del Dr. August, me dijo que ya podría irme.
Y fue allí cuando caí en la cuenta de que no sabía a dónde ir.
-Ocurre algo?.-El Doctor debió de ver mi cara de confusión, pero antes de que pudiera decir algo, se me adelanto Cristian
-Yo me encargare de llevarlo, no se preocupe.-Lo dijo con una perfecta sonrisa. Desde que desperté se había quedado conmigo, me llevo una deliciosa comida y cada 5 minutos me preguntaba si estaba bien. Era amable, o tal vez (y algo me decía que era lo más probable) lo hacía por sentir culpa.
Salimos de aquel hospital caminando y justo cuando iba a preguntarle en donde me dejaría, pareció leer mi pensamiento porque enseguida me contesto
-Iremos a mi departamento, mientras recuperes la memoria me hare cargo de ti.-Mi cara de estupefacción lo decía todo.-Tal vez no sea el apartamento más lujoso, pero estoy seguro de que te sentara bien.
-Te lo agradezco
-Para nada.-Subimos al carro y pude observar el asiento trasero manchado de lo que era muy seguramente mi sangre.-Yo…lo lavare luego, descuida.
Fue un viaje un poco incomodo, pues no teníamos de nada de qué hablar, estuvimos andando durante más de media hora cuando por fin llegamos.
Salí del auto y pude observar el gran edificio.
-Dijiste que no era muy lujoso…-Cristian me mostro una sonrisa irónica
-Es que no has visto mi apartamento
Cuando entramos saludo al portero y antes de seguir avanzando se detuvo.
-Jack, el es mi amigo, a partir de hoy se quedara unos días en mi apartamento, por si le llegas a ver.
-Claro, cualquier amigo de Cristian es amigo mío.-Le sonreí como agradecimiento. Continuamos el camino y subimos al elevador, llegamos hasta el piso 8, el salió primero y yo le seguía intentando demostrar un poco de confianza.
-Es aquí.-Nos paramos frente a la puerta con la enumeración 255.-Veras, tal vez encuentres un poco de desorden, pero tengo una perfecta excusa para eso.-Su comentario me causaba gracia, por Dios, éramos hombres, creo que también estoy acostumbrado al desorden.
Abrió la puerta y pude observar una sala un poco amplia, tenía solamente un sillón
-Vamos yo no veo desord…-Estaba a punto de terminar la frase cuando vi, lo que parecía la cocina, y digo parecía, porque era un verdadero desastre
-Como te abras dado cuenta no soy muy bueno en la cocina, siempre que quiero cocinar algo me sale mal y termino comprando la comida.
-No a todos se les da.-Dije como a quien no le importan las cosas.
-Hay dos habitaciones, tu puedes dormir en esta.-Me abrió la puerta de una recamara totalmente normal, tenia cama y un pequeño escritorio, y fue allí cuando nació mi duda
-Tu…Vives con alguien?.-En vista de que no entendía mi comentario, seguí hablando.-Supongo que tú tienes tu recamara, y bueno hay otra cama en este…
-Oho, entiendo, no, vivo solo, pasa que de vez en cuando mi hermana viene a visitarme y se instala en esta habitación, pero no sucede muy a menudo, no te preocupes.
-Esta bien.- No sabía cómo pedir las cosas, pero realmente necesitaba una buena ducha.-Crees que podría usar tu baño?
-Claro, es este de aquí.-Me señalo una puerta.-Adentro hay toallas, y en seguida te traeré un poco de ropa, tal vez te quede un poco grande, pero supongo que no importa
-No, claro que no, gracias
Tal como dijo me llevo un par de ropa cómoda, me dijo que me tomara mi tiempo y se marcho a la sala, entre al baño, y por primera vez vi mi rostro en el espejo, ni siquiera recordaba mi apariencia. Miles de preguntas llegaron a mi mente, así que antes de entrar en colapso, me metí a la regadera. El agua saludo a mi cuerpo y me di cuenta de que por fin me sentía en total calma. Necesitaba acomodar los sucesos que me han llevado hasta donde estoy ahora.
Veamos, ayer por la noche sufrí un accidente que me dejo sin memoria, Cristian fue el dueño del carro que me propicio el golpe, también me llevo a urgencias donde el doctor dijo que podía recuperar la memoria a largo plazo. Después de establecer relaciones y acuerdos viviré con Cristian mientras recupero mis recuerdos o encuentre a mi familia (en el caso de que tenga una). Creo que puedo vivir con eso.
Salí de la regadera después de casi una hora, luego de cambiarme llegue a la sala y eche un vistazo buscando a Cristian, no lo veía por ninguna parte, pero al voltear mi vista hacia la cocina pude observar que se encontraba totalmente irreconocible.
-Quedo mejor no crees?.-Gire mi cuerpo para encontrarme con el.-Lamento que tuvieras que ver el desorden.
-No hay problema.-Fue mi único pensamiento.-Y ahora…¿Que sigue?.-Pareció entender mi pregunta, sin embargo no salía una palabra de su boca, creí que no diría nada hasta que…
-Que tal si intentamos conocernos mejor.-Pude ver que se dio cuenta de la ironía de su pregunta e inmediatamente cambio su rostro a uno de culpa.-Bueno, podríamos platicar un poco, tal vez ayuda a que recuerdes algo.
-Si. Suena bien.-Nos dirigimos a la sala de estar, pude ver que tenía una enorme pantalla, y en el mueble de alado, estaban apilados bastantes libros perfectamente acomodados, no pude evitar preguntar.-¿Te gusta leer?
Seguramente no era la primer pregunta que se esperaba, sin embargo sonrió
-Si, me fascina la lectura, desde pequeño me he refugiado siempre en los libros.-Hombre de letras, nada mal.-Cuando gustes puedes tomar cualquier libro.
-Gracias-. Llegamos a sentarnos, No sé si era por estar en la cama del hospital todo el día, pero ese sillón estaba demasiado cómodo.
-Tu…Bueno, es que no sé cómo llamarte, lo lamento.-Supe a que se refería, que no supiera mi nombre era algo horriblemente desastroso.
Nos sumimos en un silencio. Hasta que de mi boca salió algo que ni yo mismo esperaba.
-Daniel.-Lo dije casi en un susurro y me sorprendí más de lo que seguramente el se sorprendió, no lo pensé, solo salió de mis labios.
-Recordaste tu nombre?
-Si, eso creo.-Tal vez me equivocaba pero era mejor a solo hablarme de “tu”
-Eso es genial, no recuerdas tu apellido?.-Por más que forzara mi mente no lo recordaba
-No, no se siquiera si mi nombre en verdad sea ese, pero creo que es lo único que viene a mi mente.-Mi mirada pareció preocuparle, tal vez por esa razón puso una actitud tranquila.
-Ya lo recordaras.-Su comprensión era todo lo que necesitaba en esos momentos de confusión.
-Cristian, cuántos años tienes?.-Si mi curiosidad le sorprendió, no lo demostró
-Tengo 26.
-Cuantos crees que tengo?.-Si, pregunte algo muy extraño, pero tomando en cuenta la situación, era justificable. Puso una cara pensativa y mirándome bien anuncio
-Apostaría a que eres de mi edad, quizás un par de años menos, yo diría que tienes 23.-Auque era un dato que no tenia fundamentos, me sentí aliviado de saber algo de mi.-¿Alguna otra duda?
-¿Qué somos?.-Era la pregunta más estúpida que se me pudo haber ocurrido. “Desconocidos” era obvio, y aun así quería escuchar su respuesta, por que por alguna razón ser solo eso, me deprimía
-Amigos por supuesto.-La sonrisa que me mostro, fue la más sincera que había visto. Y era así como quería guardar mis primeros recuerdos, con él.