¿A dónde debería de ir ahora?
Ya había recorrido casi toda la ciudad en busca de respuestas que ni siquiera tenían preguntas, a este paso su cuerpo se tumbaría de cansancio. Pasaba por un centro comercial cuando un terrible sonido que venía de su estomago se hizo presente.
Ok, era hora de comer algo. Entro al primer sitio de comida que encontró. Era una cafetería que tenía un estilo antiguo.
-Buenas noches, que puedo ofrecerle?
-Solo deme un emparedado y un café por favor
-Claro, en seguida.
Ya sentado comiendo recordó aquel rostro de felicidad de Ami, nunca creyó que fuera todo tan simple. Llevaba toda su vida planeando ese momento. Y nada. No había sentido ni la mitad de felicidad que creyó. Por eso, después de salir de la casa, tomo la primera línea para ir a su antigua ciudad natal y despejar su mente.
-¿Qué rayos hice mal?.-Por alguna razón, no era así como quería pasar el resto de su vida. La simple idea de pensarlo le disgusto bastante. No, su vida no era como el quería. Por esa misma razón, decidido a arreglar las cosas, salió de ese lugar y puso marcha a regresar por donde había llegado.
Caminando de regreso, observo la sortija que llevaba en su dedo, se la quito y la extendió en la palma de su mano intentando recordar cuál había sido su motivación a comprarla aquellos días.
Pero esa no había sido su mejor idea, no observo el semáforo que le indicara que se detuviese, tampoco escucho el andar de los automóviles, ni mucho menos pudo observar que aquel carro negro venia en su dirección. Lo único que sintió en ese momento fue recibir un duro golpe que lo aventaba algunos metros.
Lo último que atino a ver fue aquel anillo plateado salir volando, perdiéndose en algún lugar de esa enorme ciudad.
Empezaba a abrir sus ojos verdes, y por alguna extraña razón supo que algo no iba bien.
Estaba en una sala que juraría era de un hospital, también miro por la ventana de al lado y pudo ver que era de noche. Se detuvo a observar el reloj y vio que eran la 4:25 a.m.
“Esta bien, ir armando el rompecabezas de por qué rayos estoy aquí”.
Se toco el rostro para despertarse de ese mal sueño y entonces noto unas vendas en su cabeza, y otras que le cubrían los brazos.
-Ok, estoy empezando a asustarme.-Rapido recorrió la habitación con la mirada en busca de alguna salida. Y entonces le vio.
En el sillón del fondo estaba recostado un hombre que juraría jamás haber visto, tenía el cabello totalmente negro y vestía un pantalón formal, su camisa estaba un poco desabrochada y usaba su saco como almohada.
De alguna manera esa imagen hiso que su miedo disminuyese. Intento removerse de la cama en la que estaba pero sintió un dolor inmenso en el cuerpo.
-Auch, duele, duele, duele.- Se quedo quieto intentando que el dolor se fuera. Y la siguiente voz que escucho,fue una que jamás olvidaría.
-Que alivio, al fin despiertas.- Volvió su vista arriba para observar que el hombre se levantaba del sillón y caminaba hacia él.
-Como te sientes?.- Por primera vez pudo observar al hombre de cerca, tenía unos profundos ojos grises. Y una voz grave, pero más que eso, una voz de alivio.
-Creo que bien, aunque me duele todo el cuerpo.
-Era de esperarse, el golpe fue muy duro.- Mala señal, no recordaba haber sufrido un golpe.
-Golpe?
-Si, veras…Bueno, que tal si lo hablamos cuando te encuentres mejor, te parece?
-De acuerdo.
-Llamare al doctor para que venga a revisarte.
El hombre estaba caminando a la salida, cuando el impulso de sus voz lo sorprendió
-¿Quien eres?.-Inmediatamente el hombre voltio para dirigirle una mirada de pena
-Me llamo Cristian Valwer.- Regreso a su camino cuando mi siguiente pregunta lo paró por completo.
- Y… ¿Quién soy yo?