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歹徒 (Dǎitú) - HunHan por Caterina711

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Notas del capitulo:

¡Hola!, Aquí dejo el cap. 02 

(También estoy en wattpad, para las que les acomode leer ahí. El link está en mi perfil)...

Lean lindo...

Su nombre sale de los labios rosados y sutiles como un dulce susurro, apacible, gentil, y principalmente acogedor. Como lo ha sido siempre…


« ─ Hola, mi nombre es Zhou Jieqiong. Mucho gusto. De ahora en adelante seremos hermanos. Tú eres ahora mi hermano mayor, ¿Cuidarás de mí, verdad?...─ Dijo la dulce niña de pelo largo y castaño, tomado en una alta cola de caballo, con rostro pequeño, decorado con bonitos y finos labios rosados curvados en una tímida sonrisa, y mejillas sonrosadas del entusiasmo, al pequeño niño tímido que se aferraba con una mejilla pegada a la pierna de su madre. No obstante la personalidad del niño, éste mostró un destellar nuevo en sus ojos, él realmente quería cuidar de su nueva familia. Fue así como se despegó de su mamá, y levantando el mentón sin titubear, pese a su persistente inseguridad, tomó la pequeña mano de la niña que lo miraba con grandes ojos expectantes. ─ Hola, yo soy Lu Han. Voy a cuidar de ti desde ahora. Yo soy tu hermano mayor. ─ Y terminando de decir aquello, el pequeño Luhan abrazó a su nueva hermana, que con gusto correspondió el abrazo.


Luhan en ese entonces tenía siete años, mientras que Jieqiong apenas cumplía cinco. »


Ahora no era la excepción, Jieqiong, a pesar de presenciar el acto tan desvergonzado por parte de su hermano mayor, ella no lo aborrece, tampoco lo va a injuriar. Pero no puede evitar sentirse decepcionada, y algo herida. Pensaba, que quizás, Luhan no estaba tan sumido en su propia mierda, como para desconsiderarla, a ella, a quien había prometido cuidarla. Esa promesa, se iba haciendo borrosa a medida que el tiempo pasaba, y las circunstancias se apoderaban de la cordura de su hermano mayor.


Luhan, está petrificado. La mirada cristalina de su hermana, forma gotas que corren sus mejillas. Y él no quiere eso, él solo quiere que su hermana sonría, como aquel día de su primer encuentro familiar que, sin duda, es uno de los días que mantiene ocultos, a salvo, felizmente en su mente. Tampoco quiere que su inocencia se haya visto perturbada por su maldita culpa. Se siente sucio, degenerado y desleal; le falló a su única familia, sus hermanas.


Jieqiong, no puede evitar el llorar desconsolada. Se lo ha guardado tanto, porque ella al igual que su hermano, sufre, pero a diferencia de éste, ella lo hace en silencio por él. Ella lamenta tanto que tuviese que pasar por tantas cosas al mismo tiempo. Es decir, la muerte de Liang es un detonante, pero antes de que sucediese aquello, Luhan lo había pasado bastante mal en sus años de adolescencia en el instituto, debido a sus trastornos de personalidad, el mismo aislamiento lo habría alejado hasta de su familia, pero cuando se dio cuenta de ello, su madre ya estaba muerta. Ya era demasiado tarde, y él estaba prácticamente trizado, casi roto.


─Jieqiong, perdóname…perdóname por todo, yo lo siento tanto…más de lo que tú te imaginas…─ Se apresuró a decir Luhan, tomando la taza que tenía Jieqiong entre las manos, y dejándola en la mesita central, para tomar las manos de su hermana y agacharse para mirarla a la cara, Jieqiong tenía su mentón pegado al pecho, sollozaba con los ojos cerrados fuertemente, y los dientes apretados, en un esfuerzo de no explotar en llanto. No sabía qué responder, solo quería que Luhan la abrazara, y volviese a reafirmar la promesa que habían hecho hace años, porque ya no quería ser la fuerte, ella quería volver a ser la hermana menor de Luhan. Entonces, como si se comunicaran por telepatía, Luhan se levanta, y jala de ella hasta tenerla entre sus brazos. Trata de transmitirle todo el amor fraternal que siente hacia ella. También la confianza y la sinceridad de sus palabras al pedirle perdón. Porque, claro está, que no hay un hecho que pueda dejarse más que claro, ya que el acto en sí fue explícito, y sin refutación alguna.


─…Vamos a estar bien. Te lo prometo, yo seré tu hermano mayor de nuevo, y tú serás la hermana menor que yo protegeré. Las protegeré y querré a ambas, mucho; a Bo Lixue y a ti. Perdóname. Algún día yo sé que lo harás, y yo voy a compensar todo esto por ustedes.─ dicho esto, Luhan seca sus propias lágrimas, que no dejaban de empapar sus mejillas, y besa la frente de Jieqiong. La aleja para mirarle a los ojos y sonreírle. La sonrisa de Luhan era genuina y tranquilizadora, así lo veía su hermana, siempre lo había sentido de esa manera cuando eran pequeños, si ella se hacía algún raspón en la rodilla, o la regañaban por hacer alguna travesura, Luhan siempre había estado ahí para calmarla y mostrarle su bella sonrisa con sus destellantes ojos. No veía ésta desde hace mucho tiempo, por lo que, en efecto, la calmó y reconfortó demasiado, aparte de interpretar que quizás su hermano no está tan roto e irreparable como ambos pensaban. Hubo ese destello en los lindos ojos de Luhan, ese que ella vio en aquel tiempo de inocencia y niñerías. La primera vez que se encontraron construyendo una nueva familia, juntos.


 


 


 


Habían pasado días desde lo sucedido, y la verdad, era un tema que ya se daba por zanjado en esa casa. Luhan no había mentido cuando dijo que sería el hermano mayor. Se había tomado bastantes atribuciones en el hogar, desde llevar a la pequeña Bo Lixue al jardín de niños, hasta tender las camas, y mantener las habitaciones ordenadas y limpias, al igual que los demás espacios en la casa, que por cierto, no eran trabajo menor; la casa era enorme para ellos tres, que pasaban prácticamente solos.


 


Debido al empleo del señor Zhou, padre biológico de ambas chicas, siempre estaba viajando a China, Japón, Europa o América. Él era un abogado sumamente prestigiado, y solicitado por compañías tanto nacionales, como internacionales, formando parte de un buffet bastante selecto y poderoso de abogados tan competentes como éste, y como lo demostraban los hechos, su trabajo siempre estaba siendo fuera del país o, por lo menos, de la ciudad. Y en consecuencia, los tres hermanos se han apañado con sus quehaceres y responsabilidades, como han podido. No es como si no pudiesen pagar servidumbre, y cosas por el estilo, pero debido a Luhan, se prefiere entonces que no entren desconocidos a la casa.


 Por otra parte, está el cuidado de la pequeña Bo Lixue, de tres años; su padre, no es que sea un hombre desalmado y despreocupado. Es solo que, necesita sustentar a sus tres hijos de manera contundente, asegurándose de que en el futuro no les hará falta nada, es por eso que cada uno de ellos tiene una cuenta de ahorro bastante ostentosa a su disposición, en caso de que algo le pasase al señor Zhou. Éste es un hombre, que quiere mucho a sus hijos, y sí, se generaliza “hijos”, porque él realmente quiere a Luhan como uno más, a pesar de que desde pequeño se ha referido a él como “Señor Zhou”, él sabe que en el fondo también lo quiere.


De vez en cuando, el señor Zhou, llama directamente a Luhan. Pero en ocasiones anteriores, el muchacho se limitaba meramente a responder con monosílabos o palabras mudas, despidiéndose con un frío “sí, nos vemos. Adiós”. Sin embargo, esto había cambiado, ahora Luhan realmente se había sentido mal, por estar ignorando a la única figura paterna y de “autoridad”, por tanto tiempo, iniciando una calurosa conversación con el señor Zhou por teléfono. ─…Entonces, las niñas fueron realmente torpes. Bo Lixue estaba empapada y Jieqiong, se había caído de culo al piso, les tuve que quitar la manguera, aunque el auto de Jie quedó realmente limpio, debería felicitarme por supervisar a sus hijas señor Zhou─ terminó la anécdota, con aires de grandeza hacia su hazaña de buen mentor. ─Me alegro mucho de escucharte, hijo. Realmente estoy muy feliz de hablar contigo de esta manera, pero por favor Han, deja lo de “Señor”…Me gustaría que me dijeses p…─. Repentinamente, Luhan comenzó a excusarse con más quehaceres pendientes. ─Bueno, adiós hijo. Ah! Antes de que cuelgues, tengo que avisarte, que tendré unas pequeñas vacaciones…er…serán quince días, pero algo es algo. Así que espero que guardes el secreto, para sorprender a las niñas…─. Los ojos de Luhan se iluminaron al pensar en las caras de sus hermanas cuando viesen a su padre, entonces inocentemente subió un rubor a sus mejillas y se despidió…─ A-adiós, señor…padre…─ y colgó sin más. Tenía vergüenza, pero esa noticia lo había alegrado mucho, desde hace tiempo no compartían en familia, y él quería darle un oportunidad al señor Zhou, para poder llamarlo padre con seguridad algún día.


Los días pasaban, y cada vez Luhan se acomodaba más a su nueva rutina. El levantarse temprano, asear al Bo Lixue, prepararle el desayuno, colación y su mochila la noche anterior, se habían vuelto sus nuevos hábitos que, cabe mencionar, no le desagradan para nada. ─Debes quedarte quieta, es muy difícil hacer esos peinados que te gustan, y como podrás notar, soy hombre y no se me hacen más fáciles estas cosas, ¿sabes?...─ Decía mientras desenredaba cuidadosamente la melena negra de su pequeña hermana, que se encontraba tambaleándose somnolienta, peinando cuidadosamente su flequillo recto a la altura de sus delicadas cejas, y haciendo dos tomates,  a ambos lados de su cabeza. Podría ser hombre, pero uno de sus trastornos abarcaba la parte de la “perfección”, no iba a dejar dos tomates diferentes y no alineados, por lo cual tenía, mínimo, quince minutos a la pequeña niña sentada en el tocador.


Al llegar temprano desde el jardín de niños tras dejar a la menor, preparaba ahora el desayuno para su hermana y para él. Ambos desayunaban juntos, antes de que Jieqiong, se fuera a la universidad. Luego de eso, Luhan tenía tiempo para retomar sus viejos hábitos antes de comenzar a ordenar las habitaciones.


 


 


 


 


 


 


Ha llegado el día. El señor Zhou, o nuevamente nombrado “señor Padre”, haría su llegada esta noche.


─ ¡Lu-ha-nnie!─ gritó Jieqiong cuando llegaba por la entrada principal con la pequeña Bo Lixue, en brazos. Jieqiong era la responsable de ir a recoger a Bo Lixue, ya que coincidía perfectamente con su salida en la universidad y no le complicaba en lo absoluto. Entonces se aproximó hasta donde estaba su hermano mayor, y le besó la mejilla, al mismo tiempo que la pequeña también tomaba la cara del mismo, en sus manos y lo besaba en la nariz como de costumbre. ─ ¿Sabes?, ¡eres el mejor hermano!, hoy me han entregado las calificaciones de los últimos exámenes y debates, y ¡tuve los mayores puntajes! Estoy tan feliz, y todo eso es gracias a que te has hecho cargo de algunos quehaceres, y de nuestra pequeña hermana. Así que no pienses que he desperdiciado mi tiempo, eh?... Gracias, Han─ finalizó su efusivo relato, con una gran sonrisa y ojos brillantes de emoción. ─ De nada, Jie…y no me lo agradezcas, todo pasó porque tú eres muy inteligente, aparte de buena hermana ─. Dijo palmeando la cabeza de su hermana, mientras la más pequeña asentía seriamente con la cabeza.


Eran cerca de las nueve de la noche, día jueves, previo a un viernes feriado, por lo que tendrían un fin de semana largo. Bo Lixue y Jieqiong se encontraban con una manta en el sillón, con las pijamas puestas, mientras veían esos programas de chicas, que aunque la pequeña no entendiese tan rápido lo que decían o a lo que se referían, los colores llamativos del programa y las imágenes, la mantenían entretenida, al mismo tiempo que jugaba con sus juguetes y chucherías de niña.


Luhan había estado desde el otro sillón observando como interactuaban las chicas, pero al mismo tiempo estaba en otra parte. Porque, a pesar de llevar las cosas mejor en la casa con la organización y la relación con sus hermanas, él seguía pensando en su poca utilidad, al escuchar los logros de su hermana, se sentía un estúpido, y al escuchar al señor Zhou por teléfono, le recordaba que era un zángano, sí, porque él no tenía la obligación de ocuparse de un niño bastardo como lo era él.


Luhan si bien, siempre tuvo a su madre cuando pequeño, nunca conoció, ni escuchó de algún “padre”. Vivía con su mamá y su abuela, quien se hacía cargo de él, durante las horas de trabajo de Liang. A pesar de que su abuela, la Señora Lu Yue-Yan, era una mujer muy estricta, él la quería mucho, porque lo cuidaba y enseñaba muy bien, sin la necesidad de gritos o golpes, él era un niño bueno y obediente, porque su abuela le decía que lo quería mucho y debía ser obediente con su familia. Lu Yue-Yan era otra persona importante a quien atesorar en su mente. Su abuelo, era otra historia, él había fallecido años antes de que él naciera. No obstante, su abuela, siempre narraba diferentes anécdotas de su abuelo que, al contrario de la señora Yue-Yan, éste parecía haber sido en absoluto hilarante, y flexible con su única hija Liang, en varias ocasiones desacreditando a su esposa.


Su abuela también le enseñó a tocar el piano y el violín, en consecuencia, con el paso de los años Luhan creó una fuerte afección por la música. Sin embargo aquello, con lo años solo se convirtió en una afición más; nada fuera de lo común.


 


 


 


Desmotivado porque su familia de deshacía cada vez más, tras la muerte de su abuela, llegó el señor Zhou y su hija, y al poco tiempo de su aparición, Luhan se sentía afortunado, ahora podría tener una familia un poco más numerosa, otra vez. A pesar de ello, los años transcurrían y Luhan cada vez se aislaba más, sus pensamientos empezaban a ser confusos, además de que sus padres trabajaban gran parte de la jornada diaria.


La madre de Luhan, al ejercer como abogada también, se lo pasaba en la oficina analizando casos, incluso ocupaba de su tiempo libre para organizar documentos relevantes en casa, para las próximas reuniones, y así no retrasarse con sus otros casos pendientes. Luhan sentía como si su madre se estuviese alejando cada vez más, y él no podía hacer nada, no la iba a molestar con sus caprichos de niño mimado.


El señor Zhou, al igual que su madre, tampoco era la excepción. Ambos pasaban gran parte del día en el edificio de abogados.


Como un importante anuncio llegó la noticia de la nueva futura integrante de la familia, ahora su madre estaría más tiempo en casa, y sin tanto trabajo. A pesar de esta maravillosa primicia, Luhan ya estaba perdido en su mundo de “distracciones”, había creado una rutina que lo cegara y protegiera de la necesidad de atención de su madre; la extrañaba, y no se lo decía. Nunca se lo dijo.


 Tenía ya diecisiete años, había empezado una vida sexual activa, y poco rigurosa. Sin mencionar, que salía constantemente a embriagarse por ahí, con sus “amigos” de instituto. Jieqiong sabía todo lo que acontecía con su hermano, pero quiso ser cauta, para no alterar a sus padres, sí, “padres” según Jieqiong, que a diferencia de Luhan, ésta sí había logrado comenzar a llamar “mamá” a la señora Liang y crear un vínculo afectuoso madre e hija, entonces para no agrandar el problema de Luhan, decidió hacerse cargo de su hermano, con el respaldo financiero de su padre, el señor Zhou. Aunque ella era la menor, y en ese entonces ella solo tenía quince, era bastante madura y perspicaz como para darse cuenta que algo andaba mal con su hermano, es decir, su comportamiento a veces llegaba a los extremos, su conducta era irreverente y su estado anímico podía estar desde el suelo hasta las nubes, añadiendo a eso, que era demasiado introvertido en casa, y nunca había llevado a sus “amigos” o supuestas parejas; no era una persona estable. Fue así como decidió llevarlo con un psicólogo de primera instancia, para luego asistir al psiquiatra, que luego de varias pruebas le diagnosticaron “trastorno maniaco-depresivo II”. Luego de eso, Jieqiong y Luhan no podían guardar eso como un secreto, y por sugerencia de Jieqiong y del mismo psiquiatra, llegaron al consenso, de que lo correcto sería decirle a su madre.


La noticia llegó como una cachetada para ambos padres. Luhan tenía vergüenza de sí mismo, y no quería que lo miraran con lástima o “asombro”. Su madre había llorado y culpado por él, y eso provocó el recriminarse más aun a sí mismo, no quería que su madre se sintiera mal, y menos en la condición que estaba. Acto seguido, esa misma noche, la madre de Luhan empezó con complicaciones; peligro de aborto espontáneo. Luhan, al presenciar el sufrimiento de su madre, se dijo a sí mismo que no se perdonaría si les pasaba algo al bebé y a su madre, de ser así, acabaría con su vida, y todas las cosas malas se irían junto a él. Asimismo, en ese momento Luhan experimentó una severa crisis de pánico, se sentía horriblemente culpable, y todo le estaba pasando la cuenta, le comenzó a faltar el aire, y sus músculos se contraían por la desesperación y su llanto se hacía cada vez más arrítmico junto a su respiración, su hermana, quien se había quedado en casa cuidando de Luhan, por muy paradójico que sonase siendo él el mayor, se había desaparecido dos minutos para buscar un vaso de agua, para tratar de calmarlo, y en ese insignificante transcurso de tiempo, Luhan había perdido el conocimiento, respiraba con dificultad, y salía sangre de sus brazos, consecuencia de haberse auto propinado arañazos en los antebrazos. Jieqiong, asustadísima, tratando de no entrar en un ataque de nervios, llamó a una ambulancia, que llegó rápidamente. Al llegar al hospital, Jie se dirigió al piso dónde se supone estaría su padre. Le contó lo sucedido, y decidieron no decirle a Liang por el momento, que ya estaba estable, pero que aún era peligroso exponerla a emociones fuertes. Después de estos acontecimientos, que siguieron en un constante y dañino progreso para la salud mental de Luhan, la familia se había enfocado en apoyar a Luhan y cuidar de Liang y el bebé con el mismo cuidado y paciencia. Posterior al nacimiento de Bo Lixue, las cosas estuvieron pacíficamente inalterables, Luhan y Jieqiong frecuentaban mucho el cuarto de la bebé, se ofrecían a cuidar de ella, aunque Luhan se limitaba solo a cargarla o darle el biberón de vez en cuando. Él amaba mucho a su nueva hermana. Y le gustaba ver la sonrisa de su madre al contemplarlo cargando a Bo Lixue.


Cuando Luhan se enteró del accidente, en donde su madre habría fallecido, se desquició por completo, tomó el frasco de ansiolíticos y los pasó con una gran cantidad de vodka. Para su buena, o mala fortuna, Jieqiong, nuevamente, halló a Luhan desparramado en el baño con la botella rota, y el brazo sangrando a causa de ésta. Tras ese episodio de suicidio frustrado, Luhan estuvo internado un año en una clínica psiquiátrica, la casa le recordaba a su madre, y eso alimentaba sus ganas de quitarse la vida.


 Los primeros meses como interno en el lugar, no comía lo suficiente, y se lo pasaba dopado con la alta dosis de distintos medicamentos, sentado en la biblioteca del lugar y mirando al vacío. Sin embargo, con las visitas constantes de sus hermanas, pudo reanimarse gradualmente y reestablecerse como persona “normal” en la sociedad, para poder volver a su hogar. Si bien, Luhan no hablaba de su madre al llegar a casa nuevamente, los demás tampoco tocaban el tema. Según los psiquiatras, que le habían recetado distintos tipos de pastillas para mantenerse al margen de emociones fuertes en su hogar, no recomendaban que Luhan comenzara tan deprisa la universidad, ya que aún estaba en pleno tratamiento, además de que con grandes dificultades habría cursado su último año de instituto, Luhan en ese entonces tenía diecisiete años, y luego de salir de la clínica psiquiátrica tenía veinte, tampoco quería comenzar estudios superiores, al contrario, quiso “disfrutar” un poco de su juventud. De esta manera, fue que comenzó con sus repentinas y sospechosas salidas en las noches. Que después no fueron tan “sospechosas”. Su hermana y padre, comenzaron a evidenciar sus salidas y llegadas a casa. Hablaron del asunto en familia, los tres, pero Luhan en un arranque de ira, mandó a todos al demonio, y no quiso escuchar a nadie. Es desde entonces que, el señor Zhou le da su espacio, y Jieqiong no cuestiona, ni opina al respecto de lo que él haga. Bueno, eso hasta ahora y el gran cambio positivo de Luhan.


 


─Oh…Tengo que ordenar el cuarto del señor Zhou…─  murmuró para sí, reventando su burbuja. Así con una última mirada a las chicas, y al reloj mural, para verificar que estaba a tiempo, se dirigió apurado escaleras arriba. La verdad era que, no había que hacer mucho, excepto cambiar sábanas, colchas y sacar el polvo de los muebles. No se le había ocurrido ordenar con anticipación, por lo general era muy distraído.


Al terminar con el cuarto, contempló el orden y su eficacia para realizar el trabajo a última hora con éxito, y bajó a donde estaban sus hermanas, aun miraban la televisión con entusiasmo. Entonces se escuchó la puerta de la entrada, ambas chicas se sobresaltaron y miraron a Luhan, éste sonrió con complicidad.


Por el umbral de la sala de estar, la figura alta de Zhou Qiong hacía acto de presencia, con su sonrisa jovial, su impecable traje y su inmaculado cabello peinado y corto… Pero no se esperaba la presencia de otra persona, abogado también, dedujo por su apariencia, aunque  más joven que Zhou.


 Luhan no se fijó más acerca del hombre extraño, ya que quería ver las expresiones de sus hermanas. Jieqiong saltó del sillón, con Bo Lixue pisándole los talones, y se abalanzaron hacia su padre. Luhan realmente disfrutaba de la escena, le gustaba ver a sus hermanas felices, se sentía más tranquilo y aliviado. Pero en ese momento, comenzaba a sentirse intrigado por el otro hombre. Desvió disimuladamente la mirada hacia el extraño que se encontraba al costado izquierdo, más bien, atrás del señor Zhou, éste estaba arreglando las mangas de su camisa concentrado en ello. Era algo más alto que él, pero no más alto que Zhou, pálido, de cabello negro, también perfectamente peinado y corto, sus brazos y piernas eran largos, la camisa se le ajustaba deliciosamente en los brazos cuando los doblaba. Su cadera era estrecha, y sus pantalones negros encajaban justos en ella. En su muñeca derecha llevaba un reloj de pulso visiblemente costoso e impecable. Al levantar el mentón, Luhan pudo ver los rasgos del incógnito. Era guapo, sí. Muy guapo. Su tez blanca contrastaba con sus cejas espesas pero perfiladas, que en conjunto con sus ojos levemente rasgados, le hacía lucir una mirada severa y afilada. A Luhan se le cortó el aire, su nariz era de perfil recto con la punta levente redondeada, y sus labios…dios, sus labios, eran rosados, hasta parecían ser esponjosos y perfectamente hechos para…besar.


─… ¿Luhan?, hijo…─ escuchó a lo lejos como murmullo, la voz del señor Zhou, quien lo miraba algo ¿preocupado?  ─Ah?...ah! sí, hola señor… ¿cómo…estuvo el viaje de regreso?─  Despabiló como pudo, correspondiendo al llamado con la respuesta más lógica que corrió por su mente. ─Oh…Hola hijo, estuvo…largo, pero bien…─ sonrió el hombre. ─Lo que decía, era que éste─ y señaló al misterioso hombre guapo. ─… es Oh Sehun; mi socio y compañero en el caso que estamos llevando a cabo ─. Finalizó presentando al anterior incógnito. Luhan dirigió tímidamente la vista hasta el abogado más joven. ─Hola, mucho gusto. Mi nombre es Lu Han, solo Luhan…─. Hizo una pequeña reverencia de cortesía, y levantó la vista para encontrarse con la inexpresiva cara del contrario, que asintió levemente con la cabeza, apenas diciendo un casi inaudible “el gusto es mío”.


Jieqiong les ofreció recalentar la cena, pero los abogados se negaron, agradeciéndole al mismo tiempo. Ellos estaban muy cansados, solo querían dormir.


Luego de que  trajeran sus maletas a la sala, Luhan; que sostenía a una somnolienta Bo Lixue en sus brazos, y Jieqiong se miraron en interrogación respecto “equipaje extra”.             ─Chicos, eh… bueno, como podrán ver, el abogado Oh estará siendo huésped unos días, debido a que ha estado viviendo en China, no se ha dado el tiempo, ni la oportunidad de buscar una casa nueva o algo, ha sido todo demasiado precipitado... Por lo que, al ser uno de mis socios más cercanos y de confianza, le he dicho que puede quedarse con nosotros unos días, así que sean amables y educados; como siempre ─. Comunicó Zhou, lo cual no fue novedad para los chicos, ya que había traído huéspedes de ese tipo anteriormente, por cosas de trabajo y, según él, “forjar una buena relación laboral”, decía el señor Zhou con su exceso de “hospitalidad”. Sehun por su parte, se limitó a observar el entorno, y analizar a los tres hermanos, los cuales lo miraban como si de un monstruo se tratase.


─Eh…padre, verá…la habitación de huéspedes esta…digamos, inhabitable…─. Dijo con voz temerosa Jieqiong, mirando de soslayo al abogado Oh.


 Ahora que lo mencionaba, el cuarto de huéspedes era en varias ocasiones la sala de estar de Luhan, apestaba a cigarrillo, no tenía colchas sobre el colchón y había ceniceros y libros por todas partes. Las cortinas y alfombras estaban impregnadas del olor a humo, también los muebles estarían llenos de polvo.


─Uh…yo…yo le sedo mi habitación señor Oh, por favor tómela. Yo mañana tendré la habitación de huéspedes impecable, pero por hoy…de verdad…prefiero que ocupe mi cuarto…tiene baño propio, y… la cama…─ Se cortó repentinamente, por lo vergonzoso recuerdos que albergaba su cama. Su cama siempre fue un bien privado, ya que en ella se alojaron los actos más indecorosos y obscenos de esa casa, es más, les tenía prohibido a sus hermanas tocar su cama. Claro, ellas no preguntaban el porqué, simplemente respetaban el espacio que les exigía su hermano.


Jieqiong había percibido el cambio repentino en la expresión de su hermano. ─ ¡Su…su cama es muy amplia! Ya verá que es muy cómoda, sígame por favor…─ Dijo  con fingido entusiasmo, mientras  dirigía forzadamente al señor Oh, hacia la habitación, sacando disimuladamente de apuros a su hermano, a quien ya había notado ido y perturbado, seguramente recordando quizás qué cosa.


 ─Hijo… ¿qué sucede?...─ Dijo con voz queda el señor Zhou, mientras bajaba la cabeza para mirarlo a los ojos, con una expresión de preocupación que se marcaba en su entrecejo y tono de voz. ─uh, nada. Lo siento, es solo que dejé esa habitación hecha un…chiquero, y ahora estoy pensando en ordenarla. Pero no se preocupe, mañana estará como nueva...─ Dijo Luhan tratando de formar una sonrisa conciliadora en sus labios a  su padre, quien asintió con una expresión gentil, y palmeando su hombro de manera alentadora. ─ ¿Me permites sostener a tu hermana, Han? ─ Preguntó cautelosamente el señor Zhou, para tomar a la niña que ahora yacía dormida con la cara enterrada en el cuello de Luhan. ─…sí, claro…yo…iré entonces, a buscar algunas cosas a mi habitación ─. Le pasó cuidadosamente a la niña, no sin antes besarle en la mejilla.


Luhan se había estado humillando mentalmente, recordando las escenas del último encuentro “furtivo” con el extraño que lo cogió frente a su hermana, porque por muy inmoral, desvergonzado y hasta degenerado que se oiga, ese había sido el hecho en concreto, y se arrepentía cada vez que su cabeza le daba cabida a ello.


Ahora estaba nervioso, y por alguna extraña razón, ansioso por llegar a su propia habitación, en donde se encontraba Oh Sehun. Luhan se paró un poco antes de llegar al umbral, para contemplar al hombre, que se encontraba con la maleta abierta sobre la cama acomodando o escogiendo alguna prenda. Éste tocó dos veces la puerta abierta con sus nudillos, para llamar su atención, entonces el abogado le dirigió una mirada apática, pero a la vez  expectante a lo que se supone iba a decir. ─uh, vengo a recoger algunas cosas para  esta noche…con permiso…─ dijo mientras pasaba precavidamente bajo la mirada afilada de Oh Sehun. ─Claro. No hay problema. No pidas “permiso”, ésta es tu habitación, yo soy el extraño.─ Finalizó cortante y hasta demandante, volviendo a retomar su tarea anterior. Luhan, solo escuchó lo dicho sin darse vuelta para mirarlo a los ojos. No estaba acostumbrado, este sujeto lo hacía  sentirse vulnerable y cabreado, él no quería sentirse intimidado por nadie, quería que todo volviese a importarle un carajo; sentía que, a pesar de que este hombre pálido de presencia adusta, era terriblemente frío, también tenía la capacidad de leer su mente. Y eso era peligroso y lo hacía tremendamente exorbitante, se sentía dos personas que anhelaban sentir lo mismo, pero desde distintas vistas. Éste era la mayor amenaza para Luhan. Su mente era como su caja fuerte, y lo que había dentro no quería compartirlo con nadie. No estaba listo para otorgar de esa manera, tampoco a que se lo arrebatasen por mera intuición.

Notas finales:

Subiré seguido! bye bye <3 


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