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歹徒 (Dǎitú) - HunHan por Caterina711

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Notas del capitulo:

Jelou! enjoy it 7u7 <3

Se escuchó un portazo fuerte. Luhan cerró sus ojos por el impacto. Al abrirlos Zhou Qiong, lo miraba curioso. ─Hijo...llegaron. ¿Cómo les fue?... ¿todo bien con Oh?...─. Inquirió el hombre. Al parecer Oh Sehun era de temer. Lo había corroborado con la secretaria, y ahora con su mismísimo "padre". ─Sí. Bien...todo...tranquilo...─. Dijo mientras rascaba su nuca. ─ah, ya veo. ¿Qué haces saliendo de su habitación?...─. Ahora la pregunta sonaba más directa y el tono severo del señor Zhou era irrevocable. Luhan abrió los ojos un poco sorprendido por la inoportuna pregunta. ─Eh...─. Balbuceó un poco nervioso bajo el escrutinio del mayor. Justo en ese instante, Bo Lixue salió de su habitación, vio a su padre y sonrió, pero ésta fue donde Luhan. ─Acabo de terminar, ¿me vendrás a peinar ahora?...─. Preguntó la Pequeña que turnaba la mirada entre su padre y su hermano. Luhan tomó la mano de la pequeña y asintió con la cabeza. ─Como verá, nos estamos alistando para ir al parque, y he invitado al señor Oh. Por eso he salido de ahí. Ahora con permiso. Debo peinar a Bo...─ Dijo Luhan firmemente sin titubeos. Zhou Qiong entrecerró un poco los ojos, y luego suspiró cansado. Había estado la mañana leyendo mucho papeleo, y no quería entrar en más detalles con la sospechosa cercanía de Luhan y Oh Sehun. Le parecía extraordinariamente raro que se "llevaran" tan bien esos dos. Dado que ambos eran personas que disfrutaban de nula compañía. Pero ya eso era otro tema, estaba cansadísimo y hoy tendría que preparar la cena para dos jovencitas más. Volvió a suspirar rendido cuando escuchó los gritos y risotadas femeniles.

Luhan siguió a la pequeña hasta su cuarto. Tenía una fila hecha de elásticos y cintas sobre su tocador. ─Tienes que ponerme las que se vean más lindas con mi vestido.─ Dijo señalando y girando para mostrar su vestido rosado pastel de encaje. Luhan sonrió ante la acción infantil e inocente de su hermana menor. Asintió con la cabeza y una sonrisa. ─Bien, pondré estas cintas doradas. ¿Te parece?...─. Preguntó Luhan a Bo Lixue, quien asintió efusivamente. Esta vez solo haría dos colas amarradas con elásticos y cintas doradas en un moño cada una, en conjunto a su flequillo perfectamente alineado y peinado.

Al salir de la habitación, fueron por el triciclo y salieron al antejardín, donde estaba Sehun con sus brazos habitualmente cruzados, apoyado en su auto. No supo qué par de ojos destellaron más cuando cruzó miradas con Luhan y Bo Lixue, pero ambos mostraban una genuina y... ¿agradable? Sonrisa para o por él. Ese gesto lo descolocó de sobremanera. Carraspeó un poco y se dirigió hasta Luhan. ─Como verás, mi auto no tiene segunda cabina. Menos una silla para niños...─ Dijo Sehun con tono inmutable. Luhan sonrió y le tendió la mano de la pequeña a Sehun, para que sujetara de ella. Sehun miró al menor con cara de horror; no por la pequeña, sino por el desconcierto de la situación. Nunca había interactuado tanto con un niño. La niña miraba fijamente el rostro pálido y austero de Sehun. El abogado aceptó a los pocos segundos. No quería que la hija del señor Zhou corriera y se lastimara o simplemente se perdiera en presencia suya; no sabía cómo se comportaba un infante de tres años. Tomó la mano extremadamente pequeña en comparación a la suya, era pequeña, rolliza, suave y blanda. La apretó con mucho cuidado, y se fijó en la cara sonriente y entusiasta de la pequeña Bo Lixue. Sehun se limitó a observarla detenidamente. ─Yo iré por mi auto. Iremos en el mío, y yo conduciré─. Informó mientras giraba un llavero alrededor de su dedo índice y una sonrisa de suficiencia.

Al breve instante de ausencia del rubio, Bo Lixue balanceaba su mano que estaba sujeta a la de Sehun. Éste solo se dejó hacer, de todos modos, la niña solo miraba al frente y tarareaba mientras esperaba pacientemente. Agradecía que no fuera cotorra, puesto que él no sabía responderles a los niños.

Salió un BMW blanco; AC Schnitzer. Sehun miró en detalle aquel auto. Sabía de marcas y modelos, tenía una leve afición por el área automotriz y los autos de lujo. No esperaba un auto menos sofisticado del hijo mayor de Zhou Qiong.

Luhan estacionó en la acera y bajó para poner el triciclo en la maleta, para luego poner a Bo Lixue en la curiosa silla para niños que se encontraba en la parte posterior, era casi nativa del auto. ─Por favor, siéntese "señor Oh".─ Pidió Luhan con un leve resalte en su nombre, y una sonrisa sosegada. Sehun acató y procedió a abrir la puerta del copiloto. Estaba incómodo siendo él el copiloto, y el rubio descarado el que lo llevase. Para colmo, con una niñita de tres, casi cuatro años. Y para retamar, un triciclo en la maleta. Era como un maldito paseo familiar. Empezaba a sentirse disgustado, y algo abrumado. Los recuerdos de su niñez y la escasa compañía de sus padres inundaban su memoria. Sin mucho en qué reparar, salió del auto. Luhan que se había sentado en su asiento justo en ese momento, se sobresaltó por la reacción del otro, y salió del auto, sin antes avisar a su hermana. Dejó las puertas abiertas y siguió a Sehun hasta el césped del antejardín, lo detuvo jalando de su hombro. Sehun no se volteó, solo paró en seco. ─Tengo cosas que hacer. Si quieres, más tarde podemos negociar algo más.─ Se alejó del agarre del menor sin esperar respuesta. Luhan tuvo cierta empatía con el mayor. Sabía que no eran asuntos pendientes que lo retenían en casa, sino; recuerdos. Al pensarlo se le pusieron los pelos de punta. Él vivía en carne propia los tortuosos pensamientos del recuerdo, hasta sintió su corazón estrujarse por Sehun; quiso abrazarlo. Pero no había tiempo para eso, Bo Lixue estaba sola en el auto, y le había prometido un paseo al parque. Dejó alejarse a Sehun. Dio media vuelta y subió a su auto.

─Ahora vamos, bebé ─. Dijo mientras se volteaba a ver a la pequeña. ─ ¿Dónde fue el príncipe, Lu? ¿No irá con nosotros?...─ Preguntó suavemente con curiosidad, mientras Luhan encendía el motor. ─No, bebé. Él tenía un asunto muy importante de trabajo. Iremos con él la próxima vez, ¿está bien? ─. Finalizó Luhan con un suspiro, y la vista atenta en el camino. La pequeña asintió como si su hermano la estuviese mirando, y jugó con sus manos, recordando la diferencia de tamaños entre su pequeña mano y la del "príncipe", que aunque sus manos no eran tan suaves, el toque era delicado; eso le hizo sonreír. Luhan vio aquello por el espejo retrovisor de enfrente y le causó cierta gracia e interés, contagiándole una bonita sonrisa.




El estacionamiento del parque estaba casi lleno, los días feriados eran días "familiares", por lo que los parques se llenaban de familias con mil niños y un perro cada una. ─Genial.─ Rezongó Luhan, no le gustaban los lugares atestados de gente, pensaba mientras se dirigía a abrir la puerta posterior y sacar a su hermana. Luego de sacar y arreglar el vestido de Bo Lixue, abrieron la maleta del auto y sacaron el triciclo blanco con tiras del mismo color y de tela en los mangos. Sentó a la niña en el pequeño vehículo, y siguió a ésta que se alejaba pedaleando con sus piernas rechonchas y cortas. Luhan la vigilaba con tremendo cuidado, no iba a menos de un metro tras ella. Pasaron por un puente, luego por el lado de un estanque, donde había patos. La pequeña se detuvo. ─ ¡Lu!, ¿¡Has traído algo para alimentar patos!?─. Exclamó entusiasmada. Luhan sonrió con pena y negó con la cabeza. La pequeña se encogió de hombros y procedió a bajarse del triciclo, Luhan se apresuró para ayudarla. La niña se deshizo del agarre y fue directo hacia un pato solitario que se encontraba oculto entre unos matorrales de la orilla. ─Psssst...psst...pato...pssst...─. Llamaba la pequeña Bo Lixue al ave de cabeza café y plumaje plomizo. El pato se percató de la intrusa, y se alejó rápidamente por el estanque. Bo Lixue suspiró y dejó caer ambos brazos. Luhan dejó el triciclo a un lado, y la cargó con un brazo para luego tomar el triciclo y llevarlo con él. Sintió unos pequeños toques en el hombro izquierdo ─Disculpa...He visto a la pequeña llamar a los patos...─. Habló una bella joven mucho más baja que él, de larga melena color castaño claro, y ojos grandes. ─yo...he venido con mi abuela. Ella dice que quiere compartir las migas de pan con la pequeña.─ Dijo mientras dirigía una dulce mirada a la niña. Luhan se extrañó con el amable gesto de la muchacha. No le dio mucha confianza. Nadie le daba confianza. Aunque si piensa en Sehun...puede admitir que hasta relajado se siente con el mayor. ¿Por qué mierda pensaba en él en momentos como éste?... ─Oh...muchas gracias. Pero nosotros solo vamos de paso. Nada importante. ─ se disculpó Luhan con la bella joven. Bo Lixue, que escuchaba toda la conversación, comenzó a revolverse sobre el brazo de Luhan, haciendo ruidos de molestia. ─Quiero ir...quiero ir por las migas para los patos...─. Dijo la niña con el ceño fruncido sin parar de moverse para deshacerse del agarre del mayor. Luhan sorprendido por la repentina actitud "rebelde" de la pequeña Bo Lixue, la bajó y tomó de una mano. Levantó la cabeza y le sonrió en disculpas a la muchacha, que esperaba el veredicto final del hermano mayor. ─Ehm...me temo que tomaremos tu oferta. Ella realmente quiere alimentar a los patos─. Se rascó la nuca e hizo un gesto tímido. ─Bien. Vengan...─ Le dijo a los hermanos. ─Por cierto, soy Yuna. ─Dijo con una radiante sonrisa. Luhan sonrió en respuesta. ─Mi nombre es Lu Han, y ella Bo Lixue...─. Anunció con afabilidad. La chica asintió y sonrió. Pararon en una banca que quedaba a pocos pasos del estanque. Había una anciana que sonreía y sostenía una bolsa de papel en las manos. Bo Lixue abrió sus ojos, y luego miró a su hermano. Nunca habían alimentado patos. ─Ella es mi abuela.─ Señaló la chica. ─Abuela, te he traído a la pequeña niña.─ Rio divertida. La abuela asintió agradecida, a Yuna y a Luhan, quien sonrió e hizo una pequeña venia. La niña corrió a saludar a la abuela con una gran sonrisa, y comenzaron a repartir las migas.

Luhan se acomodó al lado de su hermana, y la joven al lado de su abuela. Yuna no despegaba los ojos de Luhan, era un chico bellísimo, sus facciones eran suaves y su sonrisa y labios contrastaban tan bien. Cuando reía se formaban pequeños pliegues alrededor de sus ojos. Casi envidió la belleza de Luhan. La mirada de Luhan se cruzó con la de Yuna. Luhan conocía esa mirada; la chica se sentía cohibida ahora y desvió la mirada al frente. Luhan por otra parte, no se iba a aprovechar de lo que provocaba en la chica. Tiempo atrás le hubiese coqueteado descaradamente sin importarle la presencia de la anciana y su hermana pequeña. Pero ahora sus prioridades no le daban cabida a polvos pasajeros y sin precaución alguna. Porque, para lástima de la pobre joven. Luhan ya tenía sus sentimientos enfocados en otra persona. Y para desdicha de ambos; ninguno de los dos sabía que el bello Luhan había caído instantáneamente por Oh Sehun y sus burdos encantos innatos.

Eran las cuatro de la tarde, el estómago de la pequeña Bo Lixue, comenzó a sonar; avergonzada puso ambas manos sobre su estómago y miró desconcertada a Luhan. Éste le sonrió y estiró su mano hacia ella. ─Ok, pequeña. Ahora vamos por algo de comer...─ Le dijo mientras se agachaba y besaba la frente. Se despidieron y agradecieron a la anciana y a la linda Yuna.

La pequeña pedaleaba enérgicamente para cruzar el puente, y volver al estacionamiento. Luhan iba pegado a su hermana menor. Sintió unos pasos apurados tras él. Alguien tiró de su suéter despacio. ─Lu...Han...espera...─. Decía Yuna entrecortadamente tratando de recobrar el aire, apoyando sus manos sobre sus rodillas. Luhan llamó a Bo Lixue para que se quedara junto a él. La pequeña obedeció, y ambos hermanos miraron interesados a la chica. ─Bueno...yo...quería saber si...podríamos... ¿quedar?...o puedes darme tu número, para ya sabes...─. Dijo cada vez más roja, bajando el volumen de la voz. Luhan quedó estático... no sabía qué responder, no acostumbraba a "quedar", es más, no entablaba relaciones de "ese" tipo. Se sintió acorralado y cortado. Rascó el costado de su cuello y soltó una risilla nerviosa. Su hermana lo miraba con grandes ojos. Y él no quería mirarle la cara a la joven. Yuna trató de cruzar miradas con Luhan, pero Luhan desviaba la vista fijándola en cualquier otro arbusto o árbol del parque. ─Eh...yo...no estoy interesado en ese tipo de...relaciones...lo siento, Yuna. Un gusto conocerte a ti y a tu abuela. Y muchas gracias otra vez.─ Se excusó lo más rápido que pudo. Tomó la mano de Bo Lixue, y el triciclo con la otra mano. Yuna quedó atónita con la respuesta del otro joven. Su semblante se había tornado alterado y sus ojos se movían de un lado a otro, como tratando de buscar una salida literal.

Quedó mirando cómo se alejaba el rubio guapo y la hermosa niñita. Suspiró y volvió con una sonrisa decepcionada donde su abuela. La anciana acarició el cabello de su nieta y le sonrió en consuelo.

─ ¿Por qué no quieres a la niña linda?...─. Preguntó algo preocupada la niña. Le parecía extraño que su hermano no tuviese novia. Su hermana, Jieqiong, había llevado a su novio una vez. Por eso le extrañó que su hermano siendo el mayor no llevara a ninguna chica. La niña miraba cuidadosamente a su hermano de pies a cabeza, ella estaba convencida de la hermosura de su hermano. Era hermoso cuando reía y cuando estaba serio, como ahora, que iba caminando sin mirar a los lados. ─Te estoy hablando...─. Tironeó la mano del mayor. Luhan sacudió la cabeza y miró hacia la pequeña. ─... ¿cómo?...lo siento, bebé. No te escuché─. Dijo Luhan un poco afligido. ─dije que: por qué no te gustó la niña linda.─ Repitió firmemente la pequeña. Luhan mostró una sonrisa tenue, chasqueó la lengua y negó con la cabeza. ─ No lo sé, pequeña...─. Realmente no lo sabía. La pequeña, como era de costumbre, se encogió de hombros y se apresuró al auto blanco de su hermano. Luhan la subió a su silla y aseguró. Luego se abordó él, y manejó hasta el centro comercial.

─ ¿Qué quieres comer?...─ Preguntó. ─ ¡Quiero comer porquerías!─ dijo muy entusiasmada y dando saltitos alrededor de Luhan. Éste asintió y partieron a comer algo.






La tarde pasó muy rápido para Luhan y la pequeña Bo Lixue. Cuando llegaron a la casa, eran las siete y diez de la tarde. La pequeña corrió al sillón donde estaba su padre, y abrazó su regazo. Jieqiong no estaba ahí, debía estar en su cuarto aun con las ruidosas muchachas. Pero, ¿Sehun?, ¿Dónde estaba Sehun?... no había rastro de él o sus pertenencias. ─ ¿Ha sido un lindo paseo, hijo?─. Preguntó emocionado Zhou Qiong. Luhan sonrió con amabilidad, y asintió con la cabeza. Bo Lixue empezó a relatar todas sus hazañas con los patos y el triciclo. También sobre la buena anciana y la bella joven. Zhou Qiong reía con gusto. Su hija contaba las cosas en desorden y trababa su lengua repetidas veces. ─...Pero Luhannie no dio su número a la niña linda...─. Escuchó decir a Bo Lixue. Salió de su ensoñación y miró sorprendido a la niña, y al señor Zhou que lo miraba...un poco ¿extrañado?

Zhou Qiong descubrió en repetidas veces a chicos salir de la habitación de Luhan, por lo que asumía que éste sería del bando contrario. Si bien, Luhan también había llevado chicas antes, pero Zhou nunca coincidía con las efímeras "visitas" de estas jovencitas. Por lo que, asumía ciegamente que Luhan era gay. Tampoco era un tema discutible ahora, ya que éste se encontraba inconscientemente atado al abogado Oh. Y tampoco habría mostrado más allá de simple cordialidad con la muchacha del parque. ─Bueno, yo...me voy a mi cuarto. Ah, por cierto, señor Zhou. Mañana tengo cita con...usted sabe...─. Avisó Luhan, un poco temeroso de que a su "padre" no le importara el anuncio. Zhou Qiong, levantó las cejas y formó una o con su boca. ─Oh, hijo...yo te puedo llevar. Después de ir a dejar a la pequeña Bo Lixue, puedo hacer un espacio e ir contigo... si quieres, por supuesto...─. Dijo un poco inseguro. Luhan rio y apreció mucho el gesto, pero prefería enfrentarse a sus temores solo. No podría fingir fortaleza en ese lugar, y no se iba a derrumbar frente al señor Zhou, quien lo quería y se preocupaba como si de un legítimo hijo se tratase. ─Gracias...de verdad, muchas gracias. Pero, usted sabe...prefiero ir...solo...─. Dijo Luhan acongojado. El señor Zhou mostró su sonrisa gentil de siempre, y asintió con la cabeza. Bo Lixue estaba distraída en la alfombra jugando con pequeñas muñecas, al contemplar aquello, Luhan decidió subir en silencio.

Al pasar por fuera del cuarto de su hermana Jieqiong, escuchó insoportables risas y gritos. Rodó los ojos. Al mirar al fondo del pasillo, vio la puerta abierta y la luz apagada del cuarto de huéspedes. Su corazón comenzó a bombear rápido, el susto de no volver a ver a Sehun, le invadió; recordó su dolido aspecto al salir del auto, su corazón de estrujó por segunda vez, y las ganas de abrazarlo y tenerlo junto a él lo estaban enloqueciendo. 

Se apresuró hasta llegar a la habitación y encender la luz. Sus cosas estaban intactas. Él no se había ido. Pero estaba ausente. Comenzó a razonar; él tampoco estaba abajo, y no lo vio en el jardín delantero junto a su auto...Su auto. Tampoco estaba su auto. Suspiró rendido por sus propios pensamientos. Devolviéndose a su cuarto, volvió a escuchar las carcajadas amortiguadas y los chillidos agudos. Gruñó; sabía que no era su hermana la que chillaba como loca. Hizo una mueca enfurruñada y entró a su habitación. Se dio un baño, se puso el pijama, y se dispuso a leer un libro que había dejado a la mitad.

Cuando se despegó de la lectura, miró la hora en su móvil; las diez y cinco. El bullicio de las mocosas había terminado, y él no lo había notado. Ahora sí, programó la hora en su celular a las ocho en punto. Otra vez.

Se levantó y fue a desearles las buenas noches a sus hermanas. Cuando iba de regreso a su habitación, echó el último vistazo a la puerta del fondo, yacía abierta y con la luz apagada; Sehun no estaba. Suspiró y entró a su cuarto. Tomó sus pastillas para dormir, pues con el pelinegro en la cabeza le sería imposible conciliar el sueño por sí solo.






El sonido atronador de la alarma, lo despertó de golpe. Eran las ocho en punto, quería quedarse echado en su cama todo el día. Pero debía ir, de lo contrario el próximo mes no habría pastillas, y ya casi dependía de éstas.

Tomó un baño, se puso jeans negros rasgados a lo largo de toda la pierna, una polera simple blanca y un cortaviento verde pardo. Peinó su flequillo un poco hacia el lado y cayendo sobre su frente. Hoy no tenía ganas de esmerarse mucho en su aspecto. Bostezó y bajó para comer algo antes de irse.

Zhou Qiong había preparado el desayuno. Luhan saludó al señor Zhou, y a su hermana; besó sus mejillas y ella la nariz de éste. El chico miró por el rabillo del ojo, que Bo Lixue llevaba el cabello atado en una simple coleta, su padre no era muy talentoso con eso de los peinados. 




Luhan se dirigió al garaje, estaba el Audi negro de Sehun. Instintivamente se sintió feliz con una sensación de calidez en su pecho. Al regreso de su consulta, iría a hostigar al mayor y reclamar su ansiada recompensa. Sacó su auto de la cochera, cerró ésta, y partió a la Clínica psiquiátrica, que se encontraba en las afueras, casi llegando al área rural de la ciudad. La verdad no tomaba tanto tiempo desde su casa, hasta allí. Pero el tráfico a esa hora era tedioso y lento. Salió de su enorme casa a las ocho y cincuentaiuno exactamente. Estaba atorado en el tráfico, y ya le daban las nueve y treinta.

Después de diez minutos logró tomar un desvió. Llegó a su cita un minuto atrasado. Iba tan ensimismado en llegar lo antes posible, que la ansiedad de volver a ese lugar, se había combinado con el pulso acelerado de la caminata. Comenzó a hiperventilar, tuvo que parar para calmarse, y se sentó en la recepción.

La señorita recepcionista, reconoció de inmediato a Luhan, se dirigió hasta él con un vaso de agua fría. Luhan la miró, y sonrió como pudo. Tomó el vaso de agua tiritando agresivamente. La señorita, puso su mano en la espalda del chico y comenzó a moverla en círculos tratando de calmarlo. ─ ¿Tomaste tus medicamentos hoy, cariño?...─. Preguntó cautelosamente. Luhan comenzó a estabilizar su pulso, la miró de soslayo y asintió con la cabeza. ─Sí. Gracias, Yongsun.─ La joven lo miró preocupada. Asintió y acudió a notificar al psiquiatra de la llegada de su paciente. 


La cita con el psiquiatra fue corta. Luhan se ahorró el hablar de la nueva "sensación" que experimentaba con Sehun; sus sentimientos, que por cierto, para él eran desconocidos aun; sentía la calidez del afecto hacia alguien más, pero no lo podía interpretar. Prefirió no ahondar en ese tema con el psiquiatra. Le avisó de sus arranques de ira imprevistos, y sus ataques de ansiedad. También le dijo que había dejado el sexo descuidado hacía ya una semana, y pensaba que así fuese por mucho más tiempo. El psiquiatra hizo algunas preguntas para aclarar algunos acontecimientos, y le dio su nueva receta renovada y un poco modificada.

Saliendo de la clínica psiquiátrica, se despidió de Yongsun con un abrazo de parte de ella, y un "cuídate mucho". A Luhan le agradaba esa chica, y solía fiarse mucho de ella, se dio cuenta de eso en las ocasiones que se la había topado con la chica, cuando él estaba como interno dentro de la institución. 










Sehun había llegado a la casa ajena cerca de las tres de la mañana. Guardó "silenciosamente" su auto en el enorme garaje de la casa. Y se dispuso a subir y entrar rápido. Venía ebrio, pero podía moverse con agilidad. Sus pensamientos se volvían más confusos con el alcohol, los recuerdos llegaban como tormenta, y los hechos clave de su vida quedaban siempre vigentes para recordarle lo que es correcto. «En primer lugar, debes hacer siempre lo correcto.» Se remarcó esa frase en su cabeza. Cerró la puerta con llave, y se dirigió a las escaleras. Afirmándose fuertemente del barandal, subía escalón por escalón, su cabeza ahora daba vueltas. Pero hubo un momento perecedero de lucidez, en el cual recordó al causante de su erróneo y torcido deseo culpable. Creía que de alguna manera podría vivir escondiéndose, ocultándose bajo su trabajo y su éxito. Que podría vivir solo, o forzarse a tener una familia, y todo eso por hacer lo "correcto". Pasó por el pasillo sigilosa y precavidamente. No quería despertar a nadie. No obstante, un pensamiento ilícito pasó por su cabeza. Quería ver el rostro de la codiciada y hermosa imperfección que profanaba su vida cabal. 

Cautelosamente abrió la puerta del rubio descarado. Se acercó hasta un costado de su cama y observó cómo dormía. Tenía el cabello hecho un nido de aves, sus ojos estaban cerrados y sus pestañas daban una tupida sobra que contrastaba con sus pálidos pómulos. La luz de la luna, se filtraba por los blancos visillos e iluminaba sus bellas facciones. Tenía la boca un poco abierta, sus labios se veían tiernos y rosados. Aunque su respiración era casi un ronquido y algo ruidosa, no lo hacía menos agraciado. Nadie es la perfecta bella durmiente, qué cliché rebajado sería ese. Pues con la boca abierta y todo lo demás, Luhan se veía hermoso. Y Sehun lo estaba reconociendo en su estado de embriaguez. 

Estaba haciendo una mala jugada, lo sabía. El chico era fuego, y él estaba a punto de quemarse. O, incluso ya estaba en llamas. Otra cosa era el no admitirlo, no sabría cómo describir el deseo germinante que le provocaba el menor, de poseer a una persona, en cuerpo y alma, porque nunca lo había experimentado antes. En el pasado siempre había hecho lo correcto, y ahora estaba oscilando entre lo correcto y Luhan. 

Quiso acariciar su piel, pero no estaba tan borracho para arriesgarse de esa manera. Salió del cuarto, miro hacia su respectiva habitación. Pero declinó. Buscó su teléfono, bajó, abrió la puerta principal y salió al antejardín con suma cautela, y llamó un taxi. No quería despertar con resaca en esa inmensa casa, siendo el huésped "intachable" que era, o se supone que es.

Buscó un puro en los bolsillos internos de su abrigo, cortó la punta y lo encendió entretanto esperaba el taxi. Mientras exhalaba el humo, decidió hacer una llamada rápida. ─ Jongin...sí, soy yo...cambio de planes, voy a tu casa...Sí, nos vemos.─ Cortó. Pasaron cinco minutos, en los cuales había terminado el puro, y había llegado el taxi. 








Sentía la cabeza palpitar y la luz le daba de frente justo en la cara. Gruñó con desagrado, y puso su brazo sobre sus ojos. Le dolía la espalda y el cuello. No dormía en un sillón desde hace años atrás. Al sentarse sintió tronar todos sus huesos, la cabeza le retumbaba con el sonido de las manecillas del reloj, y estaba sediento. Miró alrededor, era un apartamento simple, sin mucho lujo ni decoración. Había un sofá de dos cuerpos y otro sillón de tela. Una televisión de pantalla plana, no tan grande. Un minicomponente sobre un mueble de madera, los visillos estaban desaliñados de un color...que alguna vez fue blanco, y cortinas beige, de tela gastada. Se deshizo de la arropada frazada de lana, y puso los pies en el suelo. Aun llevaba su ropa del día anterior. Miró el reloj; las tres y cinco de la tarde. ─mierda...─Masculló. Era día lunes, no se había presentado en la casa de Zhou la noche anterior, y tenía una importantísima reunión a las cinco de esa misma tarde, con sus clientes en el edificio principal. Él era un abogado primordial en la defensa del caso, no se podía dar el lujo de ausentarse o pedir correr la reunión. Ya que se había postergado con anterioridad, y los clientes pagaban una cantidad desmesurada de dinero por sus servicios.

Con paso perezoso y sintiéndose algo apaleado, caminó hasta la cocina, que estaba casi a tres pasos del sofá. Llenó un vaso con agua y se la acabó en segundos. Miró el pequeño pasillo a su izquierda. Había dos puertas, una era el baño y la otra era la habitación de Jongin. Fue al baño, miró su reflejo, tenía ojeras oscuras, su cabello se veía astroso y su vestimenta estaba arrugada. Lavó su cara y robó un poco del enjuague bucal que se encontraba en la repisa. Lavó sus manos y salió de ahí.

No se molestó en tocar la puerta de Jongin, solo entró y le palmeó repetidas veces la espalda. ─Mmmm...─ Bramó mudamente Jongin. Su cabello castaño estaba desparramado sobre su frente y tapaba sus ojos. ─Me voy ahora. Gracias por dejar quedarme aquí.─ Dijo Sehun indiferente ante todo. Jongin abrió los ojos y apartó los mechones de su vista. Sonrió apenas. ─Para eso estamos la familia...─Dijo burlonamente el castaño. Sehun bufó y salió de la habitación.

 Llamó para pedir otro taxi, que lo llevara de vuelta a la residencia del señor Zhou y su familia. «Luhan...» pensó el pelinegro. Había inundado su cabeza en alcohol la noche anterior, y aun así ese chico no salía de su mente. Recordó que lo contempló en la madrugada; su piel, su boca y su pelo...quisiera poder pensar en ello libremente, sin la necesidad de sentirse un infractor. 






Eran alrededor de las doce de la tarde, Luhan había llegado a casa. Almorzó junto a Zhou Qiong y Bo Lixue, quien ahora podía salir media jornada más temprano por petición de su padre. Luego de la comida, Bo Lixue fue a dormir una siesta a la habitación de su padre, mientras éste se tomaba un descanso viendo la televisión. Vigiló que Bo Lixue y su padre estuviesen sumidos en sus respectivas actividades, y decidió ir descaradamente a la habitación de Sehun...no lo había visto al llegar de su consulta, pero sí recordaba haber visto el Audi negro abajo en el garaje esta mañana...Tampoco escuchó a su padre extrañarse por la ausencia del mayor, quizás si le habría avisado a él, o quizás tuvo que salir a un viaje importante o más juntas con clientes. Luhan estaba pensando demasiado en aquel hombre. Y a pesar de estar recriminándose a sí mismo, quiso seguir con su plan de hostigar a Sehun. Así que emprendió camino, cuidadoso de no ser visto o escuchado. 

Llegó al cuarto y cerró la puerta muy despacio. Se sentó en la cama y miró el entorno. Estaba todo en perfecto orden, ¿habría hecho la cama Sehun?...Ahora que lo pensaba, en su casa no había servidumbre. ¿Sehun estaría acostumbrado a ello?...Luhan estaba acostumbrado, pues cuando era pequeño su abuela le enseñó a ser ordenado y responsable con el orden de sus cosas. Desde mantener sin polvo los muebles, hasta hacer las camas.

Cuando vivía con su abuela y su madre, el dinero era escaso y las cosas eran en su justa medida, a pesar de eso, nunca le faltó nada. La joven Liang trabajaba y estudiaba arduamente luego de quedar embarazada. Esto habría acontecido en un momento sumamente crucial en su carrera de abogacía. Las herencias del abuelo, financiaron en gran mayoría sus estudios y algunos gastos comunes de la casa. Era una casa grande y antigua, en un barrio muy bueno, la mayoría de los residentes eran ancianos. Pasando a otro punto de la situación, las necesidades de un bebé eran caras y consumían todo su dinero mensual. No podían depender de la herencia del abuelo, ésta no era exigua si la sabían administrar, pero tampoco era ilimitada. Lu Yue-Yan era una excelente administradora de los gastos de la pequeña familia.

Liang pudo terminar de estudiar, y conseguir un trabajo mucho mejor remunerado. Para ese entonces Luhan ya tenía cinco años, su situación económica había mejorado, pero su abuela se veía cada vez más enferma. Siempre fue un niño en exceso tímido, no disfrutaba de conocer nuevas personas, le era algo estresante y dificultoso. Por eso se había acostumbrado a ser independiente, ayudaba a su abuela, tendía las camas de vez en cuando, y no exigía mucho qué comer. Habían veces que su madre no le rendía el tiempo para dejar la comida lista en la noche para recalentarla al otro día, por lo que al día siguiente, se conformaría con sándwiches o cualquier otra cosa de fácil preparación. No era que Liang fuese una mala madre, pero el trabajo le demandaba mucho tiempo, el pago era excelente y oportuno; la abuela Yue-Yan, necesitaba medicamentos, tratamientos caros, y atención médica constante, aparte de que Luhan comenzó a asistir a una escuela privada muy conocida en Beijing. Por lo tanto no podía fallar en su trabajo. Luhan no se atrevía a exigir más atención de la debida. Sin embargo, el ver tanto ajetreo de aquí para allá dentro de la casa, cuando llegaban las enfermeras o los paramédicos, lo dejaba enfermo de los nervios, por lo mismo su madre hizo caso a la única petición de Luhan: "la casa sin más extraños". Y así había sido siempre, hasta el día de hoy junto a su nueva familia. 

Luhan se preguntaba si Sehun se habría criado en cuna de oro. Porque tenía todas las de ser un aristócrata moderno. No obstante, el hecho de ver la habitación tan limpia y ordenada, lo hacía creer que, uno; era muy considerado, o dos; estaba acostumbrado a ser independiente, y efectivamente no habría nacido en "cuna de oro". Le intrigaba saber más cosas sobre Sehun. Pero cómo podría resolver todas aquellas dudas si no tenía al pálido pelinegro a su disposición. Botó fuertemente aire por su nariz, e infló sus mejillas. Se tendió descaradamente en la cama pulcramente estirada, comenzó a esnifar la almohada, tenía el olor de Sehun. Paró de inmediato. Estaba actuando como un acosador depravado.

Pasaban los minutos y la puerta no se abría. Estaba tan concentrado en la manilla de ésta, que cayó dormido inundando la cabeza en la mullida almohada impregnada de Sehun y su esencia corporal. 




─Oye...─. Sintió unas pequeñas pero duras palmadas en su mejilla izquierda. ─Luhan, ¿¡por qué carajos estás aquí!? Vete ahora.─ Masculló visiblemente alterado y procurando no subir mucho el volumen de su voz. Luhan estaba pestañando para reconocer la figura de enfrente. Era Sehun, con una camisa negra y arrugada que contrastaba firmemente con su piel palidezca. Al estar aún medio dormido, estiró su mano para acariciar la mejilla de Sehun. Éste veía la mano cada vez más cerca de su cara. La mueca horrorizada no pasó desapercibida por Luhan, sin importar aquello no desistió de su intención. Alcanzó la mejilla del mayor y posó suavemente su palma en la piel del contrario, moviendo lentamente su pulgar sobre el terso cutis. La expresión de Sehun era indescriptible, sus ojos estaban oscurecidos a más no poder, su respiración se hizo audible...y rápidamente se irguió y alejó. Luhan pudo analizar las fachas que llevaba el abogado, aparte de estar desaliñado, tenía un leve olor a alcohol...whisky para ser exactos. Le perturbó el pensar que, aparte de salir toda la noche, se había quedado a dormir con alguien más. Se sentó en la cama y restregó sus ojos un poco más, bostezó por última vez y se paró de ahí. ─... ¿Qué hora es?...─. Preguntó en un balbuceo, pues el rubio con los ojos aun hinchados, estaba medio dormido todavía. Sehun que lo miraba sorprendido hasta el momento, desvió su mirada hacia el reloj, y volvió rápidamente a la realidad. ─ ¡Las cuatro, joder!─. Se quejó el mayor. Mientras agarraba una toalla y corría al pasillo. ─ ¡Hey!, ¿a dónde vas?─. Exigió saber el menor, mientras lo seguía. Sehun tocó tres veces seguidas el baño. ─ ¡Ocupado!...─. Gritó Bo Lixue desde adentro. Sehun suspiró y masajeó sus sienes, el dolor de cabeza no cesaba y tenía una reunión en menos de una hora. El edificio quedaba a más de treinta minutos de allí. ─Dime por qué tienes tanta prisa. Puedes usar mi baño si quieres. ─ Dijo Luhan suavemente mientras buscaba la mirada del mayor con sus ojos. Sehun levantó una ceja y escrutó al menor con la mirada. Sabía que ese favor no vendría siendo gratis... gruñó y miró directamente a Luhan. ─Tengo una reunión a las cinco. No puedo faltar.─ Luhan se lo pensó y Sehun lo miraba con cierta molestia e impaciencia. ─Pues eso, lo debiste pensar antes de salir por ahí de parranda quién sabe con qué putazas o...─Bajó el volumen y se acercó a Sehun. ─...putazos...─ Rio ante su propio comentario y le guiñó un ojo a Sehun. Éste lo miraba boquiabierto, no sabía qué le impresionaba más; las especulaciones del menor, o su atrevimiento, porque ¡demonios! Era malditamente mayor, merecía un poco de prudencia por parte del rubio.

 Sehun se sentía indignado. Luhan lo miró divertido. ─Pasa a mi baño. No creo que quieras ocupar el baño de mi hermana o el del señor Zhou...─ Dijo inquisitivamente mordiendo su labio. Sehun bufó y Luhan lo guió hasta su habitación, abriendo la puerta de su baño increíblemente reluciente. ─Todo tuy...─. Sehun entró apresuradamente, y azotó la puerta; le había cerrado la puerta en las narices. Nuevamente. Rodó los ojos, y se lanzó a su cama. Iba a esperar ansiosamente la salida de un semidesnudo Sehun. El mayor había estado tan ensimismado en conseguir un baño, que no había llevado ni siquiera un bata al baño ajeno, por lo que de alguna manera tendría que salir envuelto solo en una mezquina toalla. Rio bajito y afanosamente. Tomó el libro que estaba en la mesita de noche.

Juró haber escuchado un gruñido de Sehun después de escuchar el agua correr. Definitivamente se había dado cuenta de su nuevo descuido. Luhan volvió a carcajear, estaba vez más fuerte.

 escuchó un portazo fuerte. Luhan cerró sus ojos por el impacto. Al abrirlos Zhou Qiong, lo miraba curioso. ─Hijo...llegaron. ¿Cómo les fue?... ¿todo bien con Oh?...─. Inquirió el hombre. Al parecer Oh Sehun era de temer. Lo había corroborado con la secretaria, y ahora con su mismísimo "padre". ─Sí. Bien...todo...tranquilo...─. Dijo mientras rascaba su nuca. ─ah, ya veo. ¿Qué haces saliendo de su habitación?...─. Ahora la pregunta sonaba más directa y el tono severo del señor Zhou era irrevocable. Luhan abrió los ojos un poco sorprendido por la inoportuna pregunta. ─Eh...─. Balbuceó un poco nervioso bajo el escrutinio del mayor. Justo en ese instante, Bo Lixue salió de su habitación, vio a su padre y sonrió, pero ésta fue donde Luhan. ─Acabo de terminar, ¿me vendrás a peinar ahora?...─. Preguntó la Pequeña que turnaba la mirada entre su padre y su hermano. Luhan tomó la mano de la pequeña y asintió con la cabeza. ─Como verá, nos estamos alistando para ir al parque, y he invitado al señor Oh. Por eso he salido de ahí. Ahora con permiso. Debo peinar a Bo...─ Dijo Luhan firmemente sin titubeos. Zhou Qiong entrecerró un poco los ojos, y luego suspiró cansado. Había estado la mañana leyendo mucho papeleo, y no quería entrar en más detalles con la sospechosa cercanía de Luhan y Oh Sehun. Le parecía extraordinariamente raro que se "llevaran" tan bien esos dos. Dado que ambos eran personas que disfrutaban de nula compañía. Pero ya eso era otro tema, estaba cansadísimo y hoy tendría que preparar la cena para dos jovencitas más. Volvió a suspirar rendido cuando escuchó los gritos y risotadas femeniles.

Luhan siguió a la pequeña hasta su cuarto. Tenía una fila hecha de elásticos y cintas sobre su tocador. ─Tienes que ponerme las que se vean más lindas con mi vestido.─ Dijo señalando y girando para mostrar su vestido rosado pastel de encaje. Luhan sonrió ante la acción infantil e inocente de su hermana menor. Asintió con la cabeza y una sonrisa. ─Bien, pondré estas cintas doradas. ¿Te parece?...─. Preguntó Luhan a Bo Lixue, quien asintió efusivamente. Esta vez solo haría dos colas amarradas con elásticos y cintas doradas en un moño cada una, en conjunto a su flequillo perfectamente alineado y peinado.

Al salir de la habitación, fueron por el triciclo y salieron al antejardín, donde estaba Sehun con sus brazos habitualmente cruzados, apoyado en su auto. No supo qué par de ojos destellaron más cuando cruzó miradas con Luhan y Bo Lixue, pero ambos mostraban una genuina y... ¿agradable? Sonrisa para o por él. Ese gesto lo descolocó de sobremanera. Carraspeó un poco y se dirigió hasta Luhan. ─Como verás, mi auto no tiene segunda cabina. Menos una silla para niños...─ Dijo Sehun con tono inmutable. Luhan sonrió y le tendió la mano de la pequeña a Sehun, para que sujetara de ella. Sehun miró al menor con cara de horror; no por la pequeña, sino por el desconcierto de la situación. Nunca había interactuado tanto con un niño. La niña miraba fijamente el rostro pálido y austero de Sehun. El abogado aceptó a los pocos segundos. No quería que la hija del señor Zhou corriera y se lastimara o simplemente se perdiera en presencia suya; no sabía cómo se comportaba un infante de tres años. Tomó la mano extremadamente pequeña en comparación a la suya, era pequeña, rolliza, suave y blanda. La apretó con mucho cuidado, y se fijó en la cara sonriente y entusiasta de la pequeña Bo Lixue. Sehun se limitó a observarla detenidamente. ─Yo iré por mi auto. Iremos en el mío, y yo conduciré─. Informó mientras giraba un llavero alrededor de su dedo índice y una sonrisa de suficiencia.

Al breve instante de ausencia del rubio, Bo Lixue balanceaba su mano que estaba sujeta a la de Sehun. Éste solo se dejó hacer, de todos modos, la niña solo miraba al frente y tarareaba mientras esperaba pacientemente. Agradecía que no fuera cotorra, puesto que él no sabía responderles a los niños.

Salió un BMW blanco; AC Schnitzer. Sehun miró en detalle aquel auto. Sabía de marcas y modelos, tenía una leve afición por el área automotriz y los autos de lujo. No esperaba un auto menos sofisticado del hijo mayor de Zhou Qiong.

Luhan estacionó en la acera y bajó para poner el triciclo en la maleta, para luego poner a Bo Lixue en la curiosa silla para niños que se encontraba en la parte posterior, era casi nativa del auto. ─Por favor, siéntese "señor Oh".─ Pidió Luhan con un leve resalte en su nombre, y una sonrisa sosegada. Sehun acató y procedió a abrir la puerta del copiloto. Estaba incómodo siendo él el copiloto, y el rubio descarado el que lo llevase. Para colmo, con una niñita de tres, casi cuatro años. Y para retamar, un triciclo en la maleta. Era como un maldito paseo familiar. Empezaba a sentirse disgustado, y algo abrumado. Los recuerdos de su niñez y la escasa compañía de sus padres inundaban su memoria. Sin mucho en qué reparar, salió del auto. Luhan que se había sentado en su asiento justo en ese momento, se sobresaltó por la reacción del otro, y salió del auto, sin antes avisar a su hermana. Dejó las puertas abiertas y siguió a Sehun hasta el césped del antejardín, lo detuvo jalando de su hombro. Sehun no se volteó, solo paró en seco. ─Tengo cosas que hacer. Si quieres, más tarde podemos negociar algo más.─ Se alejó del agarre del menor sin esperar respuesta. Luhan tuvo cierta empatía con el mayor. Sabía que no eran asuntos pendientes que lo retenían en casa, sino; recuerdos. Al pensarlo se le pusieron los pelos de punta. Él vivía en carne propia los tortuosos pensamientos del recuerdo, hasta sintió su corazón estrujarse por Sehun; quiso abrazarlo. Pero no había tiempo para eso, Bo Lixue estaba sola en el auto, y le había prometido un paseo al parque. Dejó alejarse a Sehun. Dio media vuelta y subió a su auto.

─Ahora vamos, bebé ─. Dijo mientras se volteaba a ver a la pequeña. ─ ¿Dónde fue el príncipe, Lu? ¿No irá con nosotros?...─ Preguntó suavemente con curiosidad, mientras Luhan encendía el motor. ─No, bebé. Él tenía un asunto muy importante de trabajo. Iremos con él la próxima vez, ¿está bien? ─. Finalizó Luhan con un suspiro, y la vista atenta en el camino. La pequeña asintió como si su hermano la estuviese mirando, y jugó con sus manos, recordando la diferencia de tamaños entre su pequeña mano y la del "príncipe", que aunque sus manos no eran tan suaves, el toque era delicado; eso le hizo sonreír. Luhan vio aquello por el espejo retrovisor de enfrente y le causó cierta gracia e interés, contagiándole una bonita sonrisa.




El estacionamiento del parque estaba casi lleno, los días feriados eran días "familiares", por lo que los parques se llenaban de familias con mil niños y un perro cada una. ─Genial.─ Rezongó Luhan, no le gustaban los lugares atestados de gente, pensaba mientras se dirigía a abrir la puerta posterior y sacar a su hermana. Luego de sacar y arreglar el vestido de Bo Lixue, abrieron la maleta del auto y sacaron el triciclo blanco con tiras del mismo color y de tela en los mangos. Sentó a la niña en el pequeño vehículo, y siguió a ésta que se alejaba pedaleando con sus piernas rechonchas y cortas. Luhan la vigilaba con tremendo cuidado, no iba a menos de un metro tras ella. Pasaron por un puente, luego por el lado de un estanque, donde había patos. La pequeña se detuvo. ─ ¡Lu!, ¿¡Has traído algo para alimentar patos!?─. Exclamó entusiasmada. Luhan sonrió con pena y negó con la cabeza. La pequeña se encogió de hombros y procedió a bajarse del triciclo, Luhan se apresuró para ayudarla. La niña se deshizo del agarre y fue directo hacia un pato solitario que se encontraba oculto entre unos matorrales de la orilla. ─Psssst...psst...pato...pssst...─. Llamaba la pequeña Bo Lixue al ave de cabeza café y plumaje plomizo. El pato se percató de la intrusa, y se alejó rápidamente por el estanque. Bo Lixue suspiró y dejó caer ambos brazos. Luhan dejó el triciclo a un lado, y la cargó con un brazo para luego tomar el triciclo y llevarlo con él. Sintió unos pequeños toques en el hombro izquierdo ─Disculpa...He visto a la pequeña llamar a los patos...─. Habló una bella joven mucho más baja que él, de larga melena color castaño claro, y ojos grandes. ─yo...he venido con mi abuela. Ella dice que quiere compartir las migas de pan con la pequeña.─ Dijo mientras dirigía una dulce mirada a la niña. Luhan se extrañó con el amable gesto de la muchacha. No le dio mucha confianza. Nadie le daba confianza. Aunque si piensa en Sehun...puede admitir que hasta relajado se siente con el mayor. ¿Por qué mierda pensaba en él en momentos como éste?... ─Oh...muchas gracias. Pero nosotros solo vamos de paso. Nada importante. ─ se disculpó Luhan con la bella joven. Bo Lixue, que escuchaba toda la conversación, comenzó a revolverse sobre el brazo de Luhan, haciendo ruidos de molestia. ─Quiero ir...quiero ir por las migas para los patos...─. Dijo la niña con el ceño fruncido sin parar de moverse para deshacerse del agarre del mayor. Luhan sorprendido por la repentina actitud "rebelde" de la pequeña Bo Lixue, la bajó y tomó de una mano. Levantó la cabeza y le sonrió en disculpas a la muchacha, que esperaba el veredicto final del hermano mayor. ─Ehm...me temo que tomaremos tu oferta. Ella realmente quiere alimentar a los patos─. Se rascó la nuca e hizo un gesto tímido. ─Bien. Vengan...─ Le dijo a los hermanos. ─Por cierto, soy Yuna. ─Dijo con una radiante sonrisa. Luhan sonrió en respuesta. ─Mi nombre es Lu Han, y ella Bo Lixue...─. Anunció con afabilidad. La chica asintió y sonrió. Pararon en una banca que quedaba a pocos pasos del estanque. Había una anciana que sonreía y sostenía una bolsa de papel en las manos. Bo Lixue abrió sus ojos, y luego miró a su hermano. Nunca habían alimentado patos. ─Ella es mi abuela.─ Señaló la chica. ─Abuela, te he traído a la pequeña niña.─ Rio divertida. La abuela asintió agradecida, a Yuna y a Luhan, quien sonrió e hizo una pequeña venia. La niña corrió a saludar a la abuela con una gran sonrisa, y comenzaron a repartir las migas.

Luhan se acomodó al lado de su hermana, y la joven al lado de su abuela. Yuna no despegaba los ojos de Luhan, era un chico bellísimo, sus facciones eran suaves y su sonrisa y labios contrastaban tan bien. Cuando reía se formaban pequeños pliegues alrededor de sus ojos. Casi envidió la belleza de Luhan. La mirada de Luhan se cruzó con la de Yuna. Luhan conocía esa mirada; la chica se sentía cohibida ahora y desvió la mirada al frente. Luhan por otra parte, no se iba a aprovechar de lo que provocaba en la chica. Tiempo atrás le hubiese coqueteado descaradamente sin importarle la presencia de la anciana y su hermana pequeña. Pero ahora sus prioridades no le daban cabida a polvos pasajeros y sin precaución alguna. Porque, para lástima de la pobre joven. Luhan ya tenía sus sentimientos enfocados en otra persona. Y para desdicha de ambos; ninguno de los dos sabía que el bello Luhan había caído instantáneamente por Oh Sehun y sus burdos encantos innatos.

Eran las cuatro de la tarde, el estómago de la pequeña Bo Lixue, comenzó a sonar; avergonzada puso ambas manos sobre su estómago y miró desconcertada a Luhan. Éste le sonrió y estiró su mano hacia ella. ─Ok, pequeña. Ahora vamos por algo de comer...─ Le dijo mientras se agachaba y besaba la frente. Se despidieron y agradecieron a la anciana y a la linda Yuna.

La pequeña pedaleaba enérgicamente para cruzar el puente, y volver al estacionamiento. Luhan iba pegado a su hermana menor. Sintió unos pasos apurados tras él. Alguien tiró de su suéter despacio. ─Lu...Han...espera...─. Decía Yuna entrecortadamente tratando de recobrar el aire, apoyando sus manos sobre sus rodillas. Luhan llamó a Bo Lixue para que se quedara junto a él. La pequeña obedeció, y ambos hermanos miraron interesados a la chica. ─Bueno...yo...quería saber si...podríamos... ¿quedar?...o puedes darme tu número, para ya sabes...─. Dijo cada vez más roja, bajando el volumen de la voz. Luhan quedó estático... no sabía qué responder, no acostumbraba a "quedar", es más, no entablaba relaciones de "ese" tipo. Se sintió acorralado y cortado. Rascó el costado de su cuello y soltó una risilla nerviosa. Su hermana lo miraba con grandes ojos. Y él no quería mirarle la cara a la joven. Yuna trató de cruzar miradas con Luhan, pero Luhan desviaba la vista fijándola en cualquier otro arbusto o árbol del parque. ─Eh...yo...no estoy interesado en ese tipo de...relaciones...lo siento, Yuna. Un gusto conocerte a ti y a tu abuela. Y muchas gracias otra vez.─ Se excusó lo más rápido que pudo. Tomó la mano de Bo Lixue, y el triciclo con la otra mano. Yuna quedó atónita con la respuesta del otro joven. Su semblante se había tornado alterado y sus ojos se movían de un lado a otro, como tratando de buscar una salida literal.

Quedó mirando cómo se alejaba el rubio guapo y la hermosa niñita. Suspiró y volvió con una sonrisa decepcionada donde su abuela. La anciana acarició el cabello de su nieta y le sonrió en consuelo.

─ ¿Por qué no quieres a la niña linda?...─. Preguntó algo preocupada la niña. Le parecía extraño que su hermano no tuviese novia. Su hermana, Jieqiong, había llevado a su novio una vez. Por eso le extrañó que su hermano siendo el mayor no llevara a ninguna chica. La niña miraba cuidadosamente a su hermano de pies a cabeza, ella estaba convencida de la hermosura de su hermano. Era hermoso cuando reía y cuando estaba serio, como ahora, que iba caminando sin mirar a los lados. ─Te estoy hablando...─. Tironeó la mano del mayor. Luhan sacudió la cabeza y miró hacia la pequeña. ─... ¿cómo?...lo siento, bebé. No te escuché─. Dijo Luhan un poco afligido. ─dije que: por qué no te gustó la niña linda.─ Repitió firmemente la pequeña. Luhan mostró una sonrisa tenue, chasqueó la lengua y negó con la cabeza. ─ No lo sé, pequeña...─. Realmente no lo sabía. La pequeña, como era de costumbre, se encogió de hombros y se apresuró al auto blanco de su hermano. Luhan la subió a su silla y aseguró. Luego se abordó él, y manejó hasta el centro comercial.

─ ¿Qué quieres comer?...─ Preguntó. ─ ¡Quiero comer porquerías!─ dijo muy entusiasmada y dando saltitos alrededor de Luhan. Éste asintió y partieron a comer algo.






La tarde pasó muy rápido para Luhan y la pequeña Bo Lixue. Cuando llegaron a la casa, eran las siete y diez de la tarde. La pequeña corrió al sillón donde estaba su padre, y abrazó su regazo. Jieqiong no estaba ahí, debía estar en su cuarto aun con las ruidosas muchachas. Pero, ¿Sehun?, ¿Dónde estaba Sehun?... no había rastro de él o sus pertenencias. ─ ¿Ha sido un lindo paseo, hijo?─. Preguntó emocionado Zhou Qiong. Luhan sonrió con amabilidad, y asintió con la cabeza. Bo Lixue empezó a relatar todas sus hazañas con los patos y el triciclo. También sobre la buena anciana y la bella joven. Zhou Qiong reía con gusto. Su hija contaba las cosas en desorden y trababa su lengua repetidas veces. ─...Pero Luhannie no dio su número a la niña linda...─. Escuchó decir a Bo Lixue. Salió de su ensoñación y miró sorprendido a la niña, y al señor Zhou que lo miraba...un poco ¿extrañado?

Zhou Qiong descubrió en repetidas veces a chicos salir de la habitación de Luhan, por lo que asumía que éste sería del bando contrario. Si bien, Luhan también había llevado chicas antes, pero Zhou nunca coincidía con las efímeras "visitas" de estas jovencitas. Por lo que, asumía ciegamente que Luhan era gay. Tampoco era un tema discutible ahora, ya que éste se encontraba inconscientemente atado al abogado Oh. Y tampoco habría mostrado más allá de simple cordialidad con la muchacha del parque. ─Bueno, yo...me voy a mi cuarto. Ah, por cierto, señor Zhou. Mañana tengo cita con...usted sabe...─. Avisó Luhan, un poco temeroso de que a su "padre" no le importara el anuncio. Zhou Qiong, levantó las cejas y formó una o con su boca. ─Oh, hijo...yo te puedo llevar. Después de ir a dejar a la pequeña Bo Lixue, puedo hacer un espacio e ir contigo... si quieres, por supuesto...─. Dijo un poco inseguro. Luhan rio y apreció mucho el gesto, pero prefería enfrentarse a sus temores solo. No podría fingir fortaleza en ese lugar, y no se iba a derrumbar frente al señor Zhou, quien lo quería y se preocupaba como si de un legítimo hijo se tratase. ─Gracias...de verdad, muchas gracias. Pero, usted sabe...prefiero ir...solo...─. Dijo Luhan acongojado. El señor Zhou mostró su sonrisa gentil de siempre, y asintió con la cabeza. Bo Lixue estaba distraída en la alfombra jugando con pequeñas muñecas, al contemplar aquello, Luhan decidió subir en silencio.

Al pasar por fuera del cuarto de su hermana Jieqiong, escuchó insoportables risas y gritos. Rodó los ojos. Al mirar al fondo del pasillo, vio la puerta abierta y la luz apagada del cuarto de huéspedes. Su corazón comenzó a bombear rápido, el susto de no volver a ver a Sehun, le invadió; recordó su dolido aspecto al salir del auto, su corazón de estrujó por segunda vez, y las ganas de abrazarlo y tenerlo junto a él lo estaban enloqueciendo. 

Se apresuró hasta llegar a la habitación y encender la luz. Sus cosas estaban intactas. Él no se había ido. Pero estaba ausente. Comenzó a razonar; él tampoco estaba abajo, y no lo vio en el jardín delantero junto a su auto...Su auto. Tampoco estaba su auto. Suspiró rendido por sus propios pensamientos. Devolviéndose a su cuarto, volvió a escuchar las carcajadas amortiguadas y los chillidos agudos. Gruñó; sabía que no era su hermana la que chillaba como loca. Hizo una mueca enfurruñada y entró a su habitación. Se dio un baño, se puso el pijama, y se dispuso a leer un libro que había dejado a la mitad.

Cuando se despegó de la lectura, miró la hora en su móvil; las diez y cinco. El bullicio de las mocosas había terminado, y él no lo había notado. Ahora sí, programó la hora en su celular a las ocho en punto. Otra vez.

Se levantó y fue a desearles las buenas noches a sus hermanas. Cuando iba de regreso a su habitación, echó el último vistazo a la puerta del fondo, yacía abierta y con la luz apagada; Sehun no estaba. Suspiró y entró a su cuarto. Tomó sus pastillas para dormir, pues con el pelinegro en la cabeza le sería imposible conciliar el sueño por sí solo.






El sonido atronador de la alarma, lo despertó de golpe. Eran las ocho en punto, quería quedarse echado en su cama todo el día. Pero debía ir, de lo contrario el próximo mes no habría pastillas, y ya casi dependía de éstas.

Tomó un baño, se puso jeans negros rasgados a lo largo de toda la pierna, una polera simple blanca y un cortaviento verde pardo. Peinó su flequillo un poco hacia el lado y cayendo sobre su frente. Hoy no tenía ganas de esmerarse mucho en su aspecto. Bostezó y bajó para comer algo antes de irse.

Zhou Qiong había preparado el desayuno. Luhan saludó al señor Zhou, y a su hermana; besó sus mejillas y ella la nariz de éste. El chico miró por el rabillo del ojo, que Bo Lixue llevaba el cabello atado en una simple coleta, su padre no era muy talentoso con eso de los peinados. 




Luhan se dirigió al garaje, estaba el Audi negro de Sehun. Instintivamente se sintió feliz con una sensación de calidez en su pecho. Al regreso de su consulta, iría a hostigar al mayor y reclamar su ansiada recompensa. Sacó su auto de la cochera, cerró ésta, y partió a la Clínica psiquiátrica, que se encontraba en las afueras, casi llegando al área rural de la ciudad. La verdad no tomaba tanto tiempo desde su casa, hasta allí. Pero el tráfico a esa hora era tedioso y lento. Salió de su enorme casa a las ocho y cincuentaiuno exactamente. Estaba atorado en el tráfico, y ya le daban las nueve y treinta.

Después de diez minutos logró tomar un desvió. Llegó a su cita un minuto atrasado. Iba tan ensimismado en llegar lo antes posible, que la ansiedad de volver a ese lugar, se había combinado con el pulso acelerado de la caminata. Comenzó a hiperventilar, tuvo que parar para calmarse, y se sentó en la recepción.

La señorita recepcionista, reconoció de inmediato a Luhan, se dirigió hasta él con un vaso de agua fría. Luhan la miró, y sonrió como pudo. Tomó el vaso de agua tiritando agresivamente. La señorita, puso su mano en la espalda del chico y comenzó a moverla en círculos tratando de calmarlo. ─ ¿Tomaste tus medicamentos hoy, cariño?...─. Preguntó cautelosamente. Luhan comenzó a estabilizar su pulso, la miró de soslayo y asintió con la cabeza. ─Sí. Gracias, Yongsun.─ La joven lo miró preocupada. Asintió y acudió a notificar al psiquiatra de la llegada de su paciente. 


La cita con el psiquiatra fue corta. Luhan se ahorró el hablar de la nueva "sensación" que experimentaba con Sehun; sus sentimientos, que por cierto, para él eran desconocidos aun; sentía la calidez del afecto hacia alguien más, pero no lo podía interpretar. Prefirió no ahondar en ese tema con el psiquiatra. Le avisó de sus arranques de ira imprevistos, y sus ataques de ansiedad. También le dijo que había dejado el sexo descuidado hacía ya una semana, y pensaba que así fuese por mucho más tiempo. El psiquiatra hizo algunas preguntas para aclarar algunos acontecimientos, y le dio su nueva receta renovada y un poco modificada.

Saliendo de la clínica psiquiátrica, se despidió de Yongsun con un abrazo de parte de ella, y un "cuídate mucho". A Luhan le agradaba esa chica, y solía fiarse mucho de ella, se dio cuenta de eso en las ocasiones que se la había topado con la chica, cuando él estaba como interno dentro de la institución. 










Sehun había llegado a la casa ajena cerca de las tres de la mañana. Guardó "silenciosamente" su auto en el enorme garaje de la casa. Y se dispuso a subir y entrar rápido. Venía ebrio, pero podía moverse con agilidad. Sus pensamientos se volvían más confusos con el alcohol, los recuerdos llegaban como tormenta, y los hechos clave de su vida quedaban siempre vigentes para recordarle lo que es correcto. «En primer lugar, debes hacer siempre lo correcto.» Se remarcó esa frase en su cabeza. Cerró la puerta con llave, y se dirigió a las escaleras. Afirmándose fuertemente del barandal, subía escalón por escalón, su cabeza ahora daba vueltas. Pero hubo un momento perecedero de lucidez, en el cual recordó al causante de su erróneo y torcido deseo culpable. Creía que de alguna manera podría vivir escondiéndose, ocultándose bajo su trabajo y su éxito. Que podría vivir solo, o forzarse a tener una familia, y todo eso por hacer lo "correcto". Pasó por el pasillo sigilosa y precavidamente. No quería despertar a nadie. No obstante, un pensamiento ilícito pasó por su cabeza. Quería ver el rostro de la codiciada y hermosa imperfección que profanaba su vida cabal. 

Cautelosamente abrió la puerta del rubio descarado. Se acercó hasta un costado de su cama y observó cómo dormía. Tenía el cabello hecho un nido de aves, sus ojos estaban cerrados y sus pestañas daban una tupida sobra que contrastaba con sus pálidos pómulos. La luz de la luna, se filtraba por los blancos visillos e iluminaba sus bellas facciones. Tenía la boca un poco abierta, sus labios se veían tiernos y rosados. Aunque su respiración era casi un ronquido y algo ruidosa, no lo hacía menos agraciado. Nadie es la perfecta bella durmiente, qué cliché rebajado sería ese. Pues con la boca abierta y todo lo demás, Luhan se veía hermoso. Y Sehun lo estaba reconociendo en su estado de embriaguez. 

Estaba haciendo una mala jugada, lo sabía. El chico era fuego, y él estaba a punto de quemarse. O, incluso ya estaba en llamas. Otra cosa era el no admitirlo, no sabría cómo describir el deseo germinante que le provocaba el menor, de poseer a una persona, en cuerpo y alma, porque nunca lo había experimentado antes. En el pasado siempre había hecho lo correcto, y ahora estaba oscilando entre lo correcto y Luhan. 

Quiso acariciar su piel, pero no estaba tan borracho para arriesgarse de esa manera. Salió del cuarto, miro hacia su respectiva habitación. Pero declinó. Buscó su teléfono, bajó, abrió la puerta principal y salió al antejardín con suma cautela, y llamó un taxi. No quería despertar con resaca en esa inmensa casa, siendo el huésped "intachable" que era, o se supone que es.

Buscó un puro en los bolsillos internos de su abrigo, cortó la punta y lo encendió entretanto esperaba el taxi. Mientras exhalaba el humo, decidió hacer una llamada rápida. ─ Jongin...sí, soy yo...cambio de planes, voy a tu casa...Sí, nos vemos.─ Cortó. Pasaron cinco minutos, en los cuales había terminado el puro, y había llegado el taxi. 








Sentía la cabeza palpitar y la luz le daba de frente justo en la cara. Gruñó con desagrado, y puso su brazo sobre sus ojos. Le dolía la espalda y el cuello. No dormía en un sillón desde hace años atrás. Al sentarse sintió tronar todos sus huesos, la cabeza le retumbaba con el sonido de las manecillas del reloj, y estaba sediento. Miró alrededor, era un apartamento simple, sin mucho lujo ni decoración. Había un sofá de dos cuerpos y otro sillón de tela. Una televisión de pantalla plana, no tan grande. Un minicomponente sobre un mueble de madera, los visillos estaban desaliñados de un color...que alguna vez fue blanco, y cortinas beige, de tela gastada. Se deshizo de la arropada frazada de lana, y puso los pies en el suelo. Aun llevaba su ropa del día anterior. Miró el reloj; las tres y cinco de la tarde. ─mierda...─Masculló. Era día lunes, no se había presentado en la casa de Zhou la noche anterior, y tenía una importantísima reunión a las cinco de esa misma tarde, con sus clientes en el edificio principal. Él era un abogado primordial en la defensa del caso, no se podía dar el lujo de ausentarse o pedir correr la reunión. Ya que se había postergado con anterioridad, y los clientes pagaban una cantidad desmesurada de dinero por sus servicios.

Con paso perezoso y sintiéndose algo apaleado, caminó hasta la cocina, que estaba casi a tres pasos del sofá. Llenó un vaso con agua y se la acabó en segundos. Miró el pequeño pasillo a su izquierda. Había dos puertas, una era el baño y la otra era la habitación de Jongin. Fue al baño, miró su reflejo, tenía ojeras oscuras, su cabello se veía astroso y su vestimenta estaba arrugada. Lavó su cara y robó un poco del enjuague bucal que se encontraba en la repisa. Lavó sus manos y salió de ahí.

No se molestó en tocar la puerta de Jongin, solo entró y le palmeó repetidas veces la espalda. ─Mmmm...─ Bramó mudamente Jongin. Su cabello castaño estaba desparramado sobre su frente y tapaba sus ojos. ─Me voy ahora. Gracias por dejar quedarme aquí.─ Dijo Sehun indiferente ante todo. Jongin abrió los ojos y apartó los mechones de su vista. Sonrió apenas. ─Para eso estamos la familia...─Dijo burlonamente el castaño. Sehun bufó y salió de la habitación.

 Llamó para pedir otro taxi, que lo llevara de vuelta a la residencia del señor Zhou y su familia. «Luhan...» pensó el pelinegro. Había inundado su cabeza en alcohol la noche anterior, y aun así ese chico no salía de su mente. Recordó que lo contempló en la madrugada; su piel, su boca y su pelo...quisiera poder pensar en ello libremente, sin la necesidad de sentirse un infractor. 






Eran alrededor de las doce de la tarde, Luhan había llegado a casa. Almorzó junto a Zhou Qiong y Bo Lixue, quien ahora podía salir media jornada más temprano por petición de su padre. Luego de la comida, Bo Lixue fue a dormir una siesta a la habitación de su padre, mientras éste se tomaba un descanso viendo la televisión. Vigiló que Bo Lixue y su padre estuviesen sumidos en sus respectivas actividades, y decidió ir descaradamente a la habitación de Sehun...no lo había visto al llegar de su consulta, pero sí recordaba haber visto el Audi negro abajo en el garaje esta mañana...Tampoco escuchó a su padre extrañarse por la ausencia del mayor, quizás si le habría avisado a él, o quizás tuvo que salir a un viaje importante o más juntas con clientes. Luhan estaba pensando demasiado en aquel hombre. Y a pesar de estar recriminándose a sí mismo, quiso seguir con su plan de hostigar a Sehun. Así que emprendió camino, cuidadoso de no ser visto o escuchado. 

Llegó al cuarto y cerró la puerta muy despacio. Se sentó en la cama y miró el entorno. Estaba todo en perfecto orden, ¿habría hecho la cama Sehun?...Ahora que lo pensaba, en su casa no había servidumbre. ¿Sehun estaría acostumbrado a ello?...Luhan estaba acostumbrado, pues cuando era pequeño su abuela le enseñó a ser ordenado y responsable con el orden de sus cosas. Desde mantener sin polvo los muebles, hasta hacer las camas.

Cuando vivía con su abuela y su madre, el dinero era escaso y las cosas eran en su justa medida, a pesar de eso, nunca le faltó nada. La joven Liang trabajaba y estudiaba arduamente luego de quedar embarazada. Esto habría acontecido en un momento sumamente crucial en su carrera de abogacía. Las herencias del abuelo, financiaron en gran mayoría sus estudios y algunos gastos comunes de la casa. Era una casa grande y antigua, en un barrio muy bueno, la mayoría de los residentes eran ancianos. Pasando a otro punto de la situación, las necesidades de un bebé eran caras y consumían todo su dinero mensual. No podían depender de la herencia del abuelo, ésta no era exigua si la sabían administrar, pero tampoco era ilimitada. Lu Yue-Yan era una excelente administradora de los gastos de la pequeña familia.

Liang pudo terminar de estudiar, y conseguir un trabajo mucho mejor remunerado. Para ese entonces Luhan ya tenía cinco años, su situación económica había mejorado, pero su abuela se veía cada vez más enferma. Siempre fue un niño en exceso tímido, no disfrutaba de conocer nuevas personas, le era algo estresante y dificultoso. Por eso se había acostumbrado a ser independiente, ayudaba a su abuela, tendía las camas de vez en cuando, y no exigía mucho qué comer. Habían veces que su madre no le rendía el tiempo para dejar la comida lista en la noche para recalentarla al otro día, por lo que al día siguiente, se conformaría con sándwiches o cualquier otra cosa de fácil preparación. No era que Liang fuese una mala madre, pero el trabajo le demandaba mucho tiempo, el pago era excelente y oportuno; la abuela Yue-Yan, necesitaba medicamentos, tratamientos caros, y atención médica constante, aparte de que Luhan comenzó a asistir a una escuela privada muy conocida en Beijing. Por lo tanto no podía fallar en su trabajo. Luhan no se atrevía a exigir más atención de la debida. Sin embargo, el ver tanto ajetreo de aquí para allá dentro de la casa, cuando llegaban las enfermeras o los paramédicos, lo dejaba enfermo de los nervios, por lo mismo su madre hizo caso a la única petición de Luhan: "la casa sin más extraños". Y así había sido siempre, hasta el día de hoy junto a su nueva familia. 

Luhan se preguntaba si Sehun se habría criado en cuna de oro. Porque tenía todas las de ser un aristócrata moderno. No obstante, el hecho de ver la habitación tan limpia y ordenada, lo hacía creer que, uno; era muy considerado, o dos; estaba acostumbrado a ser independiente, y efectivamente no habría nacido en "cuna de oro". Le intrigaba saber más cosas sobre Sehun. Pero cómo podría resolver todas aquellas dudas si no tenía al pálido pelinegro a su disposición. Botó fuertemente aire por su nariz, e infló sus mejillas. Se tendió descaradamente en la cama pulcramente estirada, comenzó a esnifar la almohada, tenía el olor de Sehun. Paró de inmediato. Estaba actuando como un acosador depravado.

Pasaban los minutos y la puerta no se abría. Estaba tan concentrado en la manilla de ésta, que cayó dormido inundando la cabeza en la mullida almohada impregnada de Sehun y su esencia corporal. 




─Oye...─. Sintió unas pequeñas pero duras palmadas en su mejilla izquierda. ─Luhan, ¿¡por qué carajos estás aquí!? Vete ahora.─ Masculló visiblemente alterado y procurando no subir mucho el volumen de su voz. Luhan estaba pestañando para reconocer la figura de enfrente. Era Sehun, con una camisa negra y arrugada que contrastaba firmemente con su piel palidezca. Al estar aún medio dormido, estiró su mano para acariciar la mejilla de Sehun. Éste veía la mano cada vez más cerca de su cara. La mueca horrorizada no pasó desapercibida por Luhan, sin importar aquello no desistió de su intención. Alcanzó la mejilla del mayor y posó suavemente su palma en la piel del contrario, moviendo lentamente su pulgar sobre el terso cutis. La expresión de Sehun era indescriptible, sus ojos estaban oscurecidos a más no poder, su respiración se hizo audible...y rápidamente se irguió y alejó. Luhan pudo analizar las fachas que llevaba el abogado, aparte de estar desaliñado, tenía un leve olor a alcohol...whisky para ser exactos. Le perturbó el pensar que, aparte de salir toda la noche, se había quedado a dormir con alguien más. Se sentó en la cama y restregó sus ojos un poco más, bostezó por última vez y se paró de ahí. ─... ¿Qué hora es?...─. Preguntó en un balbuceo, pues el rubio con los ojos aun hinchados, estaba medio dormido todavía. Sehun que lo miraba sorprendido hasta el momento, desvió su mirada hacia el reloj, y volvió rápidamente a la realidad. ─ ¡Las cuatro, joder!─. Se quejó el mayor. Mientras agarraba una toalla y corría al pasillo. ─ ¡Hey!, ¿a dónde vas?─. Exigió saber el menor, mientras lo seguía. Sehun tocó tres veces seguidas el baño. ─ ¡Ocupado!...─. Gritó Bo Lixue desde adentro. Sehun suspiró y masajeó sus sienes, el dolor de cabeza no cesaba y tenía una reunión en menos de una hora. El edificio quedaba a más de treinta minutos de allí. ─Dime por qué tienes tanta prisa. Puedes usar mi baño si quieres. ─ Dijo Luhan suavemente mientras buscaba la mirada del mayor con sus ojos. Sehun levantó una ceja y escrutó al menor con la mirada. Sabía que ese favor no vendría siendo gratis... gruñó y miró directamente a Luhan. ─Tengo una reunión a las cinco. No puedo faltar.─ Luhan se lo pensó y Sehun lo miraba con cierta molestia e impaciencia. ─Pues eso, lo debiste pensar antes de salir por ahí de parranda quién sabe con qué putazas o...─Bajó el volumen y se acercó a Sehun. ─...putazos...─ Rio ante su propio comentario y le guiñó un ojo a Sehun. Éste lo miraba boquiabierto, no sabía qué le impresionaba más; las especulaciones del menor, o su atrevimiento, porque ¡demonios! Era malditamente mayor, merecía un poco de prudencia por parte del rubio.

 Sehun se sentía indignado. Luhan lo miró divertido. ─Pasa a mi baño. No creo que quieras ocupar el baño de mi hermana o el del señor Zhou...─ Dijo inquisitivamente mordiendo su labio. Sehun bufó y Luhan lo guió hasta su habitación, abriendo la puerta de su baño increíblemente reluciente. ─Todo tuy...─. Sehun entró apresuradamente, y azotó la puerta; le había cerrado la puerta en las narices. Nuevamente. Rodó los ojos, y se lanzó a su cama. Iba a esperar ansiosamente la salida de un semidesnudo Sehun. El mayor había estado tan ensimismado en conseguir un baño, que no había llevado ni siquiera un bata al baño ajeno, por lo que de alguna manera tendría que salir envuelto solo en una mezquina toalla. Rio bajito y afanosamente. Tomó el libro que estaba en la mesita de noche.

Juró haber escuchado un gruñido de Sehun después de escuchar el agua correr. Definitivamente se había dado cuenta de su nuevo descuido. Luhan volvió a carcajear, estaba vez más fuerte.

Notas finales:

Bye bye e.e ...


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