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歹徒 (Dǎitú) - HunHan por Caterina711

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Notas del capitulo:

Hoolaaaaa! otro cap 7v7

Como Luhan lo venía venir; vio salir al abogado tan solo con una toalla en su cadera. Sehun no mostraba ni pizca de vergüenza. No tenía de qué avergonzarse tampoco. Pero lo que descolocó al mayor, fue la mirada de predador que tenía en frente. Luhan realmente era como un gato, sus ojos se habían oscurecido notoriamente por la expansión de sus pupilas, y sus labios estaban entreabiertos. Descaradamente lamió su labio inferior y sacó el cortaviento que llevaba encima, quedando solamente con una simple camiseta blanca. Sehun desvió la mirada. No lo podía creer...«Mocoso engreído...» Pensó Oh. ─Ahora que has tenido suficiente paisaje, me voy a vestir. Nos vemos más tarde.─ Se dispuso a cruzar frente a la mirada carnívora del menor, y vigiló que nadie estuviese en el pasillo. Lo atravesó y entró a su respectivo cuarto. Se vistió tan elegante como siempre.

Caminando apresuradamente por el pasillo, se encontró con Zhou Qiong, quien lo saludó alegremente como siempre. Sehun correspondió el saludo con una breve venia y una sonrisa de labios sellados, le informó que tenía una reunión importantísima y casi corrió hasta el garaje.

Luhan observó por su ventana el auto de Sehun avanzar rápidamente hasta la salida del condominio. Suspiró y volvió a lanzarse sobre la cama. El abogado tenía muchas cosas que "pagarle", y ya tenía algo en mente...quería ver la cara del mayor ante su primer recompensa. Rio para sí mismo y tomó la cajetilla de cigarros que estaba en la mesita de noche. Esperaría a Sehun con paciencia, no quería esperar para poder ver su estoico rostro transformado en una mueca de impresión y/o desagrado.

Pasaron las siete, las ocho de la tarde, y Sehun no volvía. La ansiedad lo estaba carcomiendo. Era como un síndrome de abstinencia generado por el abogado.

Ahora estaba sentado en el sitial justo frente a su gran ventana. Esperaba ver llegar el Audi negro, con un cigarrillo entre los labios. Sus caladas no eran suaves y cortas, ahora eran largas y profundas, el humo raspaba su garganta, pero él ni se inmutaba por la sensación áspera.

Sintió tres golpecitos en la puerta. Supuso que sería Jieqiong y aplastó el cigarrillo contra el cenicero. ─Pase─. Autorizó mientas se ponía de pie y arreglaba sus ropas. ─Han, la cena está lista, baja ahora. Y no fumes en tu habitación, joder, eres un porfiado.─ Molesta Jieqiong dio un portazo y dejó solo al rubio. Luhan rodó los ojos, y fue al lavabo para mojar un poco su rostro y despejarse un poco, además de deshacerse un poco del olor a humo.

La cena estaba avanzando con tranquilidad y los constantes parloteos de Jieqiong y su padre, con pequeñas intervenciones de Bo Lixue. Luhan comía lento y en silencio, mirando el puesto vacío que yacía en frente, no aguantó más, necesitaba preguntar por el insufrible abogado. ─ ¿y el señor Oh?, ¿No llegará nuevamente?─. Preguntó como si del clima se tratase. La cara de Jieqiong se mostró seria al mirarlo fijamente, y Zhou quien tomaba su copa de vino, lo miró con una ceja alzada mientras dejaba ésta sobre la mesa. Luhan temió ante ambas expresiones. Pues sabía que Jieqiong ya había notado el cierto interés que su hermano estaría sintiendo por el mayor. Y no menos importante, el señor Zhou ya lo habría visto salir de la habitación de Sehun, y su expresión era sospechosa y acusatoria. Ambos familiares estaban al tanto de las aficiones del rubio, por lo que no se sorprenderían con el hecho de que Luhan quisiera jugar un poco con alguien mayor que él. Tenían más que claro que Luhan era un experimentado en materias de lo sexual y lo morbo.

─Volverá.─ Respondió cortante y sin explayarse, Zhou Qiong. Por otra parte, Jieqiong volvió su mirada a la comida, y en la mesa quedó un silencio sepulcral, hasta la pequeña Bo Lixue estaba incómoda con el ambiente de la cena. De pronto, se escuchó el rugir de un motor. «Sehun», pensó rápidamente Luhan. Después de un rato la puerta principal se abrió. Sehun pasó rápidamente por el umbral y saludó educadamente con una venia. Zhou Qiong lo saludó tan cordial como siempre, al igual que Jieqiong y Bo Lixue. Luhan sonrió y no dijo nada. Solo clavó sus ojos en el abogado. Éste notó la mirada casi perversa del menor, casi se estremeció. Sabía que Luhan estaba esperando el momento que lo encontrara a solas, y cobrarle lo que le correspondía. No estaba intimidado, pero estaba asteado del acoso visual del menor, tuvo que correr su vista hacia los demás, disculpándose por llegar tarde. Zhou hizo ademán para que tomara asiento y sirvió una copa de vino para Sehun, éste agradeció quedamente, y el señor Zhou se paró y fue por un plato para el recién llegado.

Sehun comía lentamente y bebiendo de su copa de vez en cuando. Todos estaban en silencio, pues la mayoría ya estaba por terminar su comida. Luhan reparó en que Sehun llevaba aun su abrigo. Otro abrigo largo por cierto, ¿siempre solía usar ese estilo de Montgomery?... ¿y negros?... ─Si me disculpan...─dijo el rubio tranquilamente mientras se paraba de su silla. Se dirigió hasta Sehun ante la mirada atenta y curiosa de su "padre" y Jieqiong, que tenía la boca abierta prediciendo las acciones del rubio.

Luhan se había situado justo atrás de Sehun, poniendo sus manos en ambos hombros. ─Señor Oh, se ha olvidado de sacarse el abrigo. Tiéndamelo, yo iré a colgarlo por usted. ─ Sehun dejó abruptamente de comer, no podía creer que actuara así enfrente de su padre y hermanas. A pesar de que la menor de todos, estaba aún atenta en su comida. Sehun solo atinó a despojarse de su abrigo con un sutil movimiento de hombros, sin articular palabra. La mirada de Zhou se había vuelto severa y Jieqiong miraba de reojo a su padre, con visible preocupación, puesto que sabía que su padre estaba desaprobando la situación y comportamiento de su hijo. Luhan no tenía ningún tinte de amabilidad en su voz, era algo distinto, que presenciaba por primera vez Zhou Qiong; no era ingenuo, sabía que su hijo no era un santo. Pero no sabía que pudiese ser tan desubicado. Algo se traía entre manos el rubio, y Zhou lo sabía. Era tan intuitivo e inteligente como Sehun. Sabía leer personas, y Luhan no estaba haciendo ningún esfuerzo por ocultar el interés que el mayor había despertado en él.

Todos se quedaron en silencio cuando Luhan desapareció del comedor para dejar el largo abrigo del abogado Oh. Jieqiong se disculpó y tomó su plato para dejarlo en el lavavajillas, Bo Lixue la siguió haciendo el mismo gesto y despidiéndose de Sehun con una tímida sonrisa. Zhou Qiong no quería desconfiar de Sehun, porque de cierta manera le había tomado cierto aprecio, entre tanto tiempo que pasaban juntos. Sehun siempre le pedía consejos antes de ejecutar alguna cosa que se tratase de casos importantes o siempre estaba dispuesto a debatir y conversar temas de interés en sus tiempos libres. Por lo que le resultaba difícil estar sospechando y desconfiando del abogado menor. Y por otra parte, también sabía que su hijo no era para nada inocente, sabía de sus acostones furtivos, el rubio tampoco tenía miramientos con admitir aquello, según decía: "me hace sentir bien". Zhou ya no sabía qué hacer...por lo que dejó que Jieqiong conversara esos temas con él, pero no dejaba de preocuparle tal hecho, no podía dejarle toda la responsabilidad a su hija. Por lo que estaría muy atento con las actitudes de Oh hacia su hijo por estos días.

Luhan fue directo al cuarto de huéspedes, esperaría ahí a Sehun hasta que terminara la cena, el abrigo solo era una excusa. Soltó una risilla traviesa y se estiró en la cama de la habitación.

Tras diez minutos, escuchó pasos acercándose. Se abrió la puerta y Sehun apareció tan hosco como siempre, se cruzó de brazos frente a la cama y perforó a Luhan con la mirada. Luhan sonrió de medio lado. ─Hola─ dijo sonriente el menor. El mayor se aproximó más cerca del rubio. Sehun frunció el ceño y exhaló sonoramente. ─Ya dime lo que quieres─. Exigió el mayor. Luhan se sentó en la cama y palmeó sobre la colcha, para que Sehun tomara asiento. Extrañamente Sehun accedió y se sentó aun con los brazos cruzados, y lo increpó nuevamente. ─Bien...he estado pensado...y me debes varias cosas...─. Sus ojos brillaban de expectación. Sehun casi tembló, no quería saber qué pediría el chico.

─Quiero que me des un día y una noche, quiero decir; en la mañana quiero que salgamos a algún lugar, ya sabes, como una...cita...y en la noche, iremos a un club, beberemos y bailaremos.─ Sentenció el rubio.

Sehun estaba atónito, pero todo su estado de shock se había ido a la mierda, explotó en una carcajada tan burlesca, que el menor sintió sus mejillas enrojecer. ─ ¿Qué?... ¿Cuál...es...el chiste?...─. Preguntó avergonzado el pobre chico. Sehun luego de carcajearse un par de veces más, volvió de una manera contrastante a su estoica expresión de siempre. ─Primero...tú quieres que salgamos en una ¿"cita"?─. Hizo comillas con sus largos dedos. ─Segundo...quieres que yo, salga contigo; un mocoso, a "bailar" y "beber"... ¿sabes que ya tengo treintaidós años, verdad?...─ Preguntó retóricamente. Y suspiro cerrando sus ojos. ─Pídeme otra cosa.─ demandó el mayor. Luhan hizo una mueca enfurruñada, sus mejillas estaban rojas al igual que sus orejas; no sabía si por la vergüenza o por la rabia que le provocaba la ironía de Sehun. ─No. Vamos a ir a un club en la noche, y tendrás prohibido alejarte de mí. Porque créeme, Oh Sehun. Si tú no haces lo que digo, yo soy capaz de abrir mi boca, y tenlo por seguro que en esta casa mis palabras son ley por sobre las tuyas.─ Determinó con excesiva convicción al mismo tiempo que se ponía de pie y salía de la habitación dando un portazo.

Sehun quedó en blanco luego del fuerte azote de la puerta. ─...Joder, joder, joder─ dijo aun en blanco. Tendría que dárselas de niñero una de estas noches.

Luhan caminó pisoteando el suelo con cada paso que daba, para su mala suerte, Zhou Qiong iba saliendo de su habitación. ─Ah, Han. Iba justo a buscarte. Vamos a mi estudio, quiero hablar algo contigo. ─ Dijo con un tono adusto, que no solía escuchar muy seguido por parte de Zhou. Luhan asintió, y sintió un escalofríos subir por su cuello.

─Dime... ¿qué te pareció la visita de Oh Sehun?...─. Preguntó con las manos entrelazadas apoyando su mentón en ellas. Estaba apoyado en su gran escritorio. Su mirada era sumamente inquisitiva y el tono de voz era precavido. Luhan se tensó al instante. ─Uh...bien, ¿por qué pregunta eso ahora?...─. Luhan parecía realmente intimidado. ─Bueno, porque debo decir que, me parece que entre Oh y tú, estén siendo muy cercanos. Me explico; por un lado estás tú, que no soportas a los extraños, y por otro lado está Oh, que es hostil y totalmente indiferente a los demás. Y de pronto, ustedes se llevan de maravilla; salen de paseo, se hacen cumplidos, tú eres amable y servicial...y por último, siempre te encuentro saliendo de su cuarto...¿qué quieres que piense, Han?...─ Zhou miraba al rubio sentado frente a él, con los ojos entornados y un poco cabreado. Conocía esa cara de Luhan, sabía que había hecho algo "malo", tenía esa mirada de cordero degollado y movía sus dedos profusamente. ─Pues...es que...bueno...simplemente...él me agradó mucho, y me gusta mucho platicar con él. Es todo. ─ Respondió mirado su regazo. Zhou Qiong suspiró, nuevamente rendido. No podía ver esa expresión en Luhan, sabía que Luhan no lidiaba con sus problemas como las personas normales. ─Hijo, no quiero que te ilusiones con alguien mayor...Piensa que, Sehun luego de estos días, se irá y lo más posible, es que regrese a Shanghái. Al parecer, siguen solicitándolo en China, más que acá...No te ilusiones...─. Luhan no podía creer lo que estaba escuchando. No pensaba que el señor Zhou estuviese tan al tanto, además de tomarse el tiempo de hablar así con él, se sintió importante y...querido. Pero había algo que impedía sentirse del todo pleno, y es que Luhan no quiere dejar al mayor, por fin había sentido ese calor chispeante y esa emoción al despertar y saber que vería a esta persona; su persona. Los ojos de Luhan se llenaron de lágrimas...y sin darse cuenta sus hombros subían y bajaban a causa de sus sollozos silenciosos. El señor Zhou se apresuró a tomar los hombros de Luhan, y lo acercó en un abrazo cálido y protector; de padre queriendo proteger a su hijo. Luhan se dejó abrazar y apoyó su mejilla en el pectoral de su "padre". ─No le diga...por favor...─ sollozó bajito el rubio. Zhou Qiong frunció el ceño ante las palabras del chico. ─Que no diga qué, a quién...─Cuestionó tranquilamente mientras sobaba la espalda de su hijo. ─ No le diga a Sehun que estoy enfermo...solo...solo quiero estar cerca de él...por favor...─Pidió entre sollozos. Zhou quedó pasmado, ¿por qué Luhan quería estar cerca de Oh Sehun?...─ Hijo...yo no le diré nada. Pero no puedo dejarte con él...Sehun...él...ni siquiera sé si es homosexual...quizás has malinterpretado las cosas, y estás sintiendo cosas que no son...─. Cortó lo que diría, pues Luhan lo interrumpió. ─Oh...créame que si lo es, y si él no lo admite, es cosa de él...Déjeme estar con él por estos días...por favor...quiero saber cómo se siente esto que me está pasando ahora...No sé cómo explicarlo...─. Zhou alejó un poco a Luhan para mirarlo a la cara. ─Espera. Quieres... ¿quieres decir que tú y él...?─, preguntó con los ojos abiertos a más no poder. Luhan espabiló rápido, y negó frenéticamente con la cabeza. ¿Acaso pensaba que él y Sehun habían tenido sexo?...No culpaba al señor Zhou de pensar aquello, pero de alguna forma, le hacía sentir mal, y retrocedió. ─Yo...no me he acostado con Oh, si es que se lo estaba preguntando...─. Su tono era decaído y su expresión apenada, no le miraba a los ojos, sino al piso. Zhou Qiong se arrepintió de inmediato al ver esa cara...Luhan se parecía demasiado a su madre, y solía tener sus mismas expresiones. Eso le descolocó de sobremanera. Sintió su corazón oprimirse. ─Lo siento mucho, hijo...yo no quise...─ Dejó la frase en el aire. Luhan ya había salido rápidamente del despacho.

Subió las escaleras corriendo, al llegar al corredor se encontró con Sehun, quien seguramente se dirigía afuera, o quién sabe dónde. Secó sus lágrimas rápidamente y pasó por el lado del pelinegro. ─El viernes saldremos después de cenar. Iremos en tu automóvil.─ Dictó Luhan, y sin más abrió la puerta de su habitación y dio como de costumbre, un portazo.

Sehun quedó parado ahí unos segundos, pestañeó y bufó...─genial...maldito mocoso del demonio...─ murmuró con la mandíbula apretada. Al levantar su vista, vio al señor Zhou subiendo pesadamente los escalones masajeando sus sienes con una mano. Sehun carraspeó para llamar su atención. Zhou miró hacia arriba y vio a Sehun. ─ ¿Saldrás hoy?...─.

─No, iré afuera a fumar y hacer unas llamadas...─ Dijo quitándole importancia. ─está bien, Sehun. Lleva un abrigo, afuera está muy frío. Yo ahora me iré a acostar, tengo una jaqueca insoportable...─. Sehun asintió y le deseó pasar buena noche.

Bajó las escaleras lentamente. Cuando estuvo en el jardín delantero, prendió un puro y revisó su mail desde su móvil. Sin embargo, no podía dejar de pensar en cómo sacarse al mocoso de encima...quizás a qué tipo de antro lo llevaría, quizás sería hasta una puta disco gay...No quería ni imaginar la situación. Estaba siendo ordenado por el hijo insolente de su superior. De pronto sintió algo impactar contra su pecho, había sido un dado. Miró el objeto con el ceño fruncido y la trayectoria que habría tenido éste.

Luhan estaba sonriendo desde su ventaba abierta, ¿le había lanzado un dado para llamar su atención?... «Mocoso infantil...» pensó irritado. Sehun no quería hacerlo, juraba que no quería hacerlo. Pero levantó el dado y lo lanzó de vuelta, dando justo en la frente del menor. Luhan se quejó y tapó su cara dramáticamente. ─Mierda. Lo que faltaba...─ Masculló Sehun, y tiró lejos el puro. Entró veloz a la casa y subió las escaleras. Al llegar a la habitación del rubio entró sin tocar. Luhan estaba sentado sobre el sitial, sobado su frente. ─...Tiene una afición a maltratarme, Señor Oh...─Dijo el chico mientras miraba de reojo a Sehun por debajo de su mano.

Sehun ni siquiera sabía por qué había corrido hasta donde estaba el menor...no se le ocurría qué hacer. Tampoco se quería disculpar, puesto que el niñato malcriado había comenzado con el estúpido jueguito. Se acercó con largas zancadas hasta Luhan y quitó su mano de la frente, naturalmente, estaba rojo y comenzaba a hincharse. ─... ¿solo piensas quedarte a mirar mis golpes?...si quieres, también te puedo mostrar los cardenales de mis antebrazos...─ Atribuyó con sorna y una sonrisa ladina. Sehun bufó y se alejó un poco. ─Ven, acompáñame a por hielo...es lo mínimo que puedes hacer, Oh.─

Llegaron ambos a la cocina, Luhan pasó al frente para abrir el refrigerador y sacar una bolsa de hielos, justamente reservada para este tipo de accidentes. ─Al parecer, aquí son bastante torpes con eso de los golpes...─ Dijo el mayor con un tono sarcástico. Luhan rodó los ojos. ─Pues di eso enfrente de mi "padre"─. Respondió ante el comentario malicioso. Sehun bufó y se cruzó de brazos. ─Bien, y entonces, ¿para qué me quieres aquí?...─ Preguntó harto el abogado. ─No lo sé. Tú solo me obedeciste, y te recuerdo que tú mismo corriste a "socorrerme"...Así que no preguntes estupideces, Oh─. Sehun gruñó molesto y fulminó a Luhan. Éste tenía una sonrisilla traviesa en sus labios y la bolsa de hielo pegada a su frente. ─ ¿ves?...siempre existe un talón de Aquiles; yo soy tu talón de Aquiles; te desconcentras─. Afirmó con burla ante la expresión irritada de Sehun, quien gruñó nuevamente y procedió a salir de la cocina. ─ ¡espera!...─ Sehun, como era de costumbre no volteó, solo paró. ─Recuerda lo de este viernes. No te vas a arrepentir. Te lo prometo.─ Luhan tenía un leve brillo de esperanza, esperando la respuesta afirmativa de Sehun. Sin embargo, el mayor solo siguió su camino hacia el segundo piso, y Luhan quedó ansioso esperando alguna muestra de interés por parte de Sehun, pero nunca pasó nada.

Suspiró resignado y tiró la bolsa de hielos al lavaplatos, chasqueó la lengua y salió de la cocina. Ya era hora de dormir, aunque mañana no tuviese nada importante qué hacer. Posiblemente Sehun estaría en casa...quizás no sería un mal día. 






Definitivamente Sehun no estaba en casa. Jieqiong no estaba y el señor Zhou, había salido con Bo Lixue. Estaba solo, no tenía ánimos de salir...tampoco tenía el teléfono de nadie importante; no tenía el maldito número de Sehun...Tenía cientos de contactos, de chicas y chicos para ligar. Pero desde que apareció Sehun, le era imposible sacarlo de la cabeza, y quería a ese sujeto y nadie más que a él y solo para a él. Nadie más. Nunca más.

Más tarde, Luhan tuvo unas tenues ganas de volver a tocar las teclas del piano, pero éste estaba empolvado y guardado en el ático, y ese lugar le daba miedo; era oscuro, y Jieqiong siempre le dijo que escuchaba las notas del piano sonar por sí solas en las noches. Obviamente era una mentira; Jieqiong gozaba asustar a sus hermanos, y Luhan era un gallina con eso de lo paranormal.

No quería tocar violín, tampoco leer...entonces salió esta vez a la terraza del patio trasero, nunca iba allí, pues le traía recuerdos de su madre. Cuando recién habían llegado a la gran casona, los domingos era días familiares. Su madre cocinaba junto a Zhou Qiong, mientras Luhan y Jieqiong jugaban en los columpios. Era un jardín amplio y rodeado de arbustos y árboles, con césped y flores a la orilla de la casa. Ahora estaba totalmente dejado. Nadie salía allí. Los ventanales permanecían siempre cerradas. Los que solían ser rojos columpios brillantes, ahora estaban deshollejados y oxidados, la mesa de vidrió con soportes de acero estaba cubierta de polvo y manchas de humedad. El césped estaba totalmente descuidado con larga maleza en toda su extensión.

Luhan observó todo el sector, y tapó su boca con la palma de su mano para acallar un sollozo. Sus ojos estaban abiertos de par en par y llenándose de lágrimas. Los recuerdos de esos viejos tiempos felices lo llenaron de una pena profunda. Era autentica melancolía la que recorría su pecho. No debió haber salido ahí. A quién quería engañar...él nunca superaría la muerte de su madre; nunca le dijo todo lo que sentía, nunca tuvo un consuelo por parte de ella, pues él nunca le contó de sus problemas e inquietudes.

Siempre tuvo una caricia y muestras de afecto por parte de la joven madre, pero nunca tuvo un abrazo, un beso y palabras de consuelo para sus malas experiencias, y cuando se enteró de ellas, había sido demasiado tarde; no podían volver el tiempo atrás. Quizás...si lo hubiese hecho...si le hubiese dicho todo...ahora no sentiría esa falta de aliento en la vida, y podría seguir adelante, porque habría tenido "ese" tipo de apoyo por parte de su madre alguna vez. Pero para su infortunio, él siempre prefirió guardárselo todo, ya que su madre le daba todo, aunque le costara conseguirlo. Sin embargo, su madre siempre se esforzó por mantenerlo en las mejores condiciones posibles, y Luhan siempre tendría una sonrisa sincera para agradecerle.

Retrocedió lentamente sin dejar de observar alrededor. Una vez dentro de la casa, cerró el ventanal y caminó sin mirar al frente, se sentía al borde de una crisis nerviosa. Iba tan concentrado en respirar adecuadamente, que no reparó en la figura alta de enfrente. Sehun estaba llegando, él tampoco ponía atención en su camino; iba pensando en sus próximos casos y planes. Al chocar con el rubio sintió que enfadaría por la torpeza del menor, pero lo que vio lo dejó sin palabras. Luhan lloraba desconsolado mirando el piso y ahogando sus sollozos con la palma de su mano. No reaccionó al impacto con el hombro de Sehun, se quedó estático y regularizando su respiración por la nariz. Sehun lo tomó suavemente de los hombros y lo posicionó frente suyo, trató de levantar el mentón de Luhan, pero éste le hizo el quite a su toque; tampoco se movió.

Sehun no esperaba sentirse conmovido; se sentía terrible...el que tenía enfrente era una persona destrozada; no había dudas. Cuando Luhan levantó su mirada llorosa, Sehun sintió su corazón arremeter contra su pecho de manera desquiciada, de alguna manera el chico provocaba un nudo difícil de entender en la boca de su estómago, y por inercia acercó a Luhan cada vez más, hasta que sus pechos chocaron delicadamente, y la respiración del menor acariciaba su cuello. Sintió la respiración acelerada y entrecortada del rubio, y sin pensarlo ni un segundo más, lo atrapó entre sus brazos, cubriendo su espalda con sus antebrazos y respirando el aroma de su cabello.

Luhan al percibir la cercanía sincera del mayor, se largó a llorar como un niño. No como lloraba siempre; escondido y callado en su habitación. Ahora era como estar confortándose con una parte más de su corazón. Ahora más que nunca necesitaba esa calidez que le brindaba la presencia de ese hombre insufrible y basto. Tenía sus manos apoyadas en los pectorales del mayor, mientras apretaba la suave tela entre sus manos. Estuvieron así cerca de cinco minutos, dentro de los cuales, Luhan lloró, sollozó y se calmó; no había sufrido otro ataque de nervios, porque de no ser por Sehun, estaba seguro que tendría que tomar unas cuantas píldoras para doparse. Pero por suerte, apareció Sehun, y esta vez apreció tanto su compañía, que no quería soltarlo ni en ese instante, ni jamás.

Un suave cosquilleo percibió entre su cabello. Los soplidos de Sehun al inhalar y exhalar por la nariz, le reconfortaban más aún. Luhan escondió su cara en el hueco del cuello de Sehun, y respiró su aroma, acarició la piel con su nariz otra vez, de arriba abajo, luego subió su mano hasta posarla en la nuca del mayor, enredando sus dedos entre el cabello azabache. Sintió la respiración de Sehun acelerarse y el agarre de sus brazos amainar. ─No.─ La voz de Sehun esta vez no era autoritaria, sino de súplica, pero fuerte y clara, no obstante, se abstuvo de alejar a Luhan como lo habría hecho normalmente. ─...Sehun...déjame apreciar esto...déjame apreciarte a ti...no me prives de esto...─. Dijo el menor con la voz herida y algo rasposa por el llanto. Sehun suspiró, no sabía qué pasaba con él, porque tampoco se quería alejar del menor. Sentía la necesidad de acompañarlo, y de saber qué andaba mal con él; ya habrían sido dos veces que lo encuentra con esa expresión dolorosa que se formaba entre sus bellas facciones.

El rumbo que estaba tomando la situación, era confuso y negligente. Estaban en el pasillo central de la casa. Luhan había girado y empujado a Sehun hasta que chocaron contra la pared. Lamía y besaba su cuello con desesperación. Y Sehun tampoco lo hacía mal, estaba levantando su quijada, dándole más acceso al rubio, mientras tocaba el cabello sedoso del menor y lo apresaba en una peligrosa cercanía. Luhan recorría todo el torso de Sehun por encima de la ropa, podía sentir sus trabajados pectorales y abdominales transversos que, aunque no eran en exceso prominentes, se marcaban armoniosamente por sobre el tacto. Sehun comenzó a acariciar la espalda de Luhan, bajando cada vez más. Al llegar a su espalda baja, levantó la prenda y se atrevió a tocar la piel suave y tibia del menor. De pronto, Luhan besó suavemente y con un poco de temor, la comisura de la boca contraria. Los toques cesaron y sus miradas colisionaron, los ojos de Luhan brillaban y respiraba de manera agitada. Sehun lo miraba con esa filosa mirada penetrante, sentía el calor que emanaba desde sus pechos. La mirada del rubio comenzó con ese insistente vaivén entre los ojos oscuros de Sehun, y sus rosados labios. Se mordió el labio inferior instintivamente y avanzó con precaución, pues sabía que Sehun podía reaccionar en cualquier momento.

Sehun se encontraba aun con su mano entre la cremosa piel del chico y su prenda. Contemplaba a Luhan acercándose cada vez más hasta su rostro. Luhan lo besaría.

El juego había terminado. Sehun estaba siendo tentado de una manera casi ilegal. No había sentido ese deseo tan primitivo antes, y ya no le importaba nada; en donde estaban, con quien estaban, o quienes podían llegar, ahora solo quería probar esos labios rosas suaves.

Luhan de nuevo de apoyó con sus manos empuñadas sobre el pecho se Sehun y levantó un poco su mentón para alcanzar los labios del hombre. Sehun no se inmutaba, pero sabía que por su mirada, él no rechazaría el beso. Cuando sus labios estaban casi juntos, y sintió el aliento de Sehun sobre sus labios, lo miró directo a los ojos. Era la sinceridad y la intimidad del acto. Ambos sabían que ese beso no sería uno más en sus vidas. Sonaba tonto e idealista, pero así lo sentían ambos, aunque ninguno de los dos lo admitiese.

Sus labios se toparon suavemente, y Luhan movía los suyos acariciando los labios del contrario, cada vez con más intensidad, pero sin descontrolarse. Al poco tiempo se incorporó Sehun al beso lento, sus labios se acariciaban en un compás placentero y tranquilo, sin segundas intenciones; no era un beso indiferente, ni por compromiso. Luhan lamió y tiró delicadamente el labio inferior del mayor con sus dientes, lo lamió de nuevo y Sehun abrió su boca lentamente, al igual que el menor, quien irrumpió en la boca del mayor con su lengua ágil. Sus lenguas se acariciaban lentamente, sintiendo la suavidad y gusto a tabaco entre ambos, y los toques resurgieron. Luhan agarró la nuca de Sehun con una mano, mientras la otra reposaba sobre la mejilla del mayor. Sehun tomó a Luhan de las caderas y lo pegó a él lo más que pudo. Sintieron el roce de sus erecciones por sobre la ropa, Sehun gruñó en la boca del menor, Luhan por su parte gimió y mordió nuevamente el labio rosado del abogado. El rubio se pegó lo más que pudo, no obstante las acciones atrevidas de ambos, el beso no dejaba de ser lento y placentero en conjunto a las sugerentes caricias.

Comenzaron a desear más tacto entre sí. Luhan había cambiado de posición su cabeza, rozando su respingada nariz con la de Sehun, el beso hacía sonidos provocados por el exceso de saliva entre cada movimiento ondular. El rubio ya casi se restregaba en la pelvis de Sehun, y éste lo presionaba más contra su entrepierna, levantando sus caderas hacia la pelvis del contrario. Al separarse para respirar, sonó el chasquido provocado por la saliva de sus lenguas al desunirse después del largo y caluroso beso. Luhan bajó la mirada y apoyó su frente en el hombro del abogado. Sehun sacó las manos de las caderas de Luhan y las posó en los hombros de éste. El rubio sabía lo que haría, se ahorró las molestias y se alejó del mayor, deshaciendo el agarre de sus manos. ─Finge no haberme visto así. Lo del viernes sigue en pie por cierto...─ y caminó apurado hacia las escaleras.

Sehun vio al menor alejarse apresurado hacia el segundo piso. Se cruzó de brazos y suspiró cansino. Tenía la notoria erección apretada contra el bóxer y cierre de sus jeans. Comenzaba a molestarle, y no se quería pasear por la casa con su entrepierna abultada. Se tendría que dar un baño con agua casi congelada. Pues a pesar del importante espacio que ocupaba el malestar de su erección en su mente. Lo que no dejaba de torturarlo era su ser racional, quien lo acusaba de irresponsable. Claramente lo era, ya no había vuelta atrás con Luhan. Ambos estaban impertérritos ante la situación. Había sido un beso, pero lo que no sabían, era que ese simple "beso" los condenaría a la dependencia mutua. Y quizás Sehun nunca entró en un juego, sino que el abogado y el mayor siempre quisieron eso. De alguna manera estaban unidos, y el beso sería su firma de juramento. Si esos dos creían que con ese "besito" les bastaba para zacear la sed de ambos; estaban muy equivocados. Aquí recién comenzaba el relato de sus vidas, y quizás hasta puedan lograr llenar todos esos vacíos que perduran desde sus pasados. Porque al final, ellos nunca lidiaron con sus problemas, los taparon con sus rutinas, pasatiempos y vicios. 






Luhan llegó casi corriendo a su habitación y cerró la puerta tras de sí. Se sentó en su sitial y suspiró, el recuerdo de aquel beso y esos toques maravillosos hacían palpitar su entrepierna. Bajó su mirada hacia la abultada parte de sus pantalones y bufó con desgano. No se iba a hacer una paja, porque lo que quería era a Sehun, y complacerse consigo mismo dejó de ser un pasatiempo llamativo, desde el momento que tuvo cierto nivel de intimidad con Sehun. Se levantó quejumbroso del asiento hasta su baño; llenaría la tina de agua fría y se sumergiría en ella.

Mientras estaba en la tina llena de agua fría a más no poder, comenzó a repasar todos los acontecimientos recientes que sucedieron en el primer piso con Sehun. Porque este hombre hosco y pesado, lo había abrazado, y podría poner las manos al fuego por asegurar que era un gesto de lo más sincero, al igual que el beso, es decir, el beso no había sido brusco y obsceno como solía practicarlos en sus "encuentros casuales", éste era un beso cálido, lento y deleitoso. Se tomaron su tiempo y lo hicieron con calma. Los toques tampoco fueron sucios; éstos fueron fuertes y necesitados. ─Mierda...ahora si me volveré loco...─ Rechistó Luhan en la soledad de su baño, y chapoteó contra las burbujas con desdén y una mueca inconforme. 






El abogado se metió bajo el agua que caía de la regadera, aún no se deshacía de su persistente erección. Ya estaba todo su cuerpo frío, pero no paraba de pensar en cómo hubiese terminado todo si habrían estado en una habitación solos. Quería empotrar a Luhan, quería poseerlo con violencia, eso pensaba antes del beso. Aunque sonase cursi y tremendamente cliché. Sehun había generado cierto "enganche" tras el beso. Había quedado con ganas de más, y una gran, gran erección que no se reducía ni por si acaso. El haber estado camuflado tanto tiempo entre el mundo heterosexual, le estaba cobrando factura. 






Se escucharon puertas abrir y cerrarse, pisadas por los pasillos, comunicados a gritos desde el segundo al primer piso y los escalones de madera resonar por los pasillos. Luhan supuso que habrían llegado sus bulliciosas hermanas y el entusiasta señor Zhou. Justo en el momento que salió de su habitación para bajar a con sus hermanas, pasó Sehun por el pasillo, no reparó en Luhan, y siguió caminando con su fría expresión. Sehun, al igual que Luhan, llevaba el cabello húmedo. El rubio sonrió, ambos habían optado por "la ducha congelada mata pasiones".

Al encontrarse todos abajo, se saludaron y charlaron acerca del paseo. Zhou Qiong, de pronto dejó de participar en la animada conversación de las chicas y su hermano, para fijar la vista en Sehun, ambos se miraron, Sehun con reticencia y Zhou con suspicacia. Había notado el cabello húmedo de ambos; Sehun y Luhan. Y no quería dejar volar su imaginación, puesto que era un adulto muy maduro, y también había sido joven, no le hacían falta dos dedos de frente para sospechar de la situación. Zhou se paró lentamente del sillón, y pasó por el lado de Sehun, tomó su hombro y se dirigió a él con un tono sobrecogedoramente sereno. ─Después de la cena, quiero hablar una cosa contigo. Te pasas a mi despacho.─ Dirigió el mayor. Sehun con su neutra expresión, lo miró a la cara y asintió firmemente. Zhou asintió con sus labios apretados en una línea y siguió su camino hasta la cocina.

Luhan no había pasado por desapercibida la escena. Conocía esa expresión en el rostro de su padrastro. Lo que le diría a Sehun no era nada bueno, al igual que lo que antes le habría dicho a él sobre su enganche con el abogado Oh.

Esperó que sus hermanas se distrajeran entre ellas y volvió a mirar hacia donde había desaparecido el señor Zhou. ─Sehun...─ Lo llamó bajito. Estaban en sillones paralelos, por lo que Luhan se inclinó un poco hacia el lado de éste. Sehun levantó una ceja de forma inquisitiva y levantando la mirada atenta a lo que tenía que decir. ─No te alejes después de lo que te diga...mi padre. Por favor...─ Susurró lo más cerca que pudo al oído del mayor. Sehun abrió sus ojos y levantó sus cejas. Luhan otra vez le pedía lo mismo, y era todo tan extraño y repentino en su cabeza, que no toleraba el hecho de no poder controlarse ante el menor. Luhan estaba llevando la delantera por sobre su racionalidad. Se limitó a escrutar a Luhan con la mirada y volvió a su pose aburrida con piernas cruzadas y su cara apoyada en su puño, revisando su móvil. El rubio suspiró y se volvió a hundir en el sillón.

Notas finales:

Bye bye 7v7 <3


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