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LIES AND TRUTH por Osaki

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Notas del fanfic:

Muy personalmente yo amé el fic, lo leí incluso dos veces jajaja, y lo estoy leyendo de nueva cuenta para poder adaptarlo y traerlo acá porque pienso que debe ser compartido.

Es un fic divertido, y me encantó, originalmente se publicó en fotolog, por lo que algunas personas ya debieron haberlo leído, las autoras son muy creativas y es una lástima que dejaran de publicar. 

FIC: Lies and Truth

Autor Original: Dai and Kagura.

Plataforma: Fotolog.

Disponible en (link Original): http://www.fotolog.com/dai_and_kagura/39504674/

 

Pueden pasar a ver el link y confirmar que las autoras dejaron más material en sus cuentas.

De momento tengo la esperanza de que lleguen a verlo acá y aparezcan (no importa para pegarme con sus tacos por tocar su fic xD ), pero que aparezcan y poder saber de ellas y si quizás se animan a escribir más.

Es todo así que...

¡Léanlo por favor!

Notas del capitulo:

Publicaré los capítulos poco a poco, agrupándolos como debían ser originalemente sin las fragmentaciones. Asi que, paciencia por favor. <3

Eran alrededor de las dos de la mañana y las luces escaseaban en aquella callejuela angosta y perdida, y aunque el pequeño bar estaba abierto desde el mediodía, recién a esas horas era cuando la clientela abundaba más. Eso sí, el gerente era avaro y de ninguna manera habría aumentado la cantidad de empleados sólo para mejorar el servicio, dos le parecían suficientes y hasta se le antojaba exagerado.

Hyde: -Hoy es sábado, ¿hasta qué horas trabajamos? -Hacía sólo dos semanas que el muchacho había conseguido el trabajo y aún no se aprendía bien los horarios.

Kiyo: Si continúa gente entrando, probablemente hasta las 4:00  -contestó tras la barra de madera el joven cantinero, vertiendo alcohol en los vasos de cristal que el mesero le había acercado-.

Hyde: Dos horas más y a dormir -dijo vívidamente, como si se renovara de pronto-.  

Kiyo: Eso espero, anda mueve el trasero y ve a atender esas mesas, el gerente nos está viendo de mala manera.

Hyde: Tú siempre queriendo verme mover el trasero, ¿no serás medio...? -dijo y a continuación le dio un pequeño empujoncito y se rió burlonamente. A pesar de que se conocían hace poco, ya habían entrado en confianza.

Kiyo: ¡No soy yo el que quiere! ¡Son los clientes! -comentó riendo hasta que su atención se dirigió a la puerta y se puso serio. Entraba un hombre de gabardina negra, con el rostro pétreo y la mirada dura, Kiyoharu frunció el ceño ante el tipo, no es que luciera anormal, simplemente ese hombre tenía algo que no se explicaba-.

Hyde: ¿Qué tanto ves? -dijo y miró una y otra vez a Kiyoharu y a la puerta de entrada, hasta que notó al hombre de negro-. ¿Lo conoces?

Kiyo: Me recuerda a alguien...

Hyde: ¿Ya había venido antes por aquí? -Le hablaba a Kiyo pero observaba al hombre-.

Kiyo: No estoy seguro -para esos instantes el nuevo cliente ya había tomado asiento en una de las pocas mesas vacías y golpeaba la superficie de ésta impacientemente con los dedos-.

Hyde: ¡Mejor ve a atenderlo! -dijo empujándolo nuevamente-.

Gerente: Ustedes dos siempre cuchicheando, ¿se dan cuenta de la cantidad de mesas que están sin atender? Miren al hombre de allá, aún no lo han atendido y parece que tiene dinero, ¿qué esperan? -Los sorprendió por la espalda y a ambos se le erizaron los cabellos-.

Kiyo: Ya va Hyde para allá, señor.

Gerente: Atiéndanlo bien y no se comporten como estúpidos.

Hyde: ¿Por qué yo? Es tu amigo -le susurró a Kiyo-.

Kiyo: Hyde yo soy el cantinero, tú el mesero, date prisa -le palmeó la espalda amigablemente y se enfocó en la preparación de las bebidas pues el gerente aun los miraba-.

Hyde se alisó el delantal rayado y se dirigió a la mesa del nuevo cliente, aunque de muy mala gana, intentó presentarse con su mejor sonrisa. No era de esos a los que les es fácil disimular su malhumor, por lo que aunque intentó, comenzó a limpiar la mesa con su peor cara de muerte y habló sin mirar un punto fijo.

Hyde: -Buenas noches, ¿qué le sirvo? -preguntó con una voz realmente baja.

El hombre ató su cabello negro en una coleta, concentrando su mirada en el cenicero sin prestarle la mínima atención a Hyde.

(…):Quiero un whisky.

Sin contestar siquiera, Hyde regresó a la barra y le ordenó a Kiyo sin mirarle a los ojos.

Hyde: Quiere un Whisky.

Kiyo: Quita esa mala cara, porque viéndolo bien, el tipo parece que tiene dinero -Kiyoharu se apresuró a servir la bebida-.

Hyde: Ya actúas como el gerente, ¿falta mucho para las cuatro?

Kiyo: Una hora y media -Hyde refunfuñó notoriamente mientras golpeaba la barra de madera con los dedos. Colocando el vaso de whisky sobre la charola sonrió al desesperado mesero, quien tomó la bandeja y volvió a destinarse a la mesa del cliente-.

Sin embargo, a unos pocos centímetros del hombre, se resbaló con sus propios pantalones (que le quedaban largos) y cayó: Hyde, bandeja y whisky sobre el cliente y su costosa gabardina negra.

Aquel hombre se quedó inmóvil unos segundos, el alcohol arruinando su ropa y el despistado mesero sobre sus piernas, sin mencionar que la bandeja había golpeado su cara.

(…):  ¡¡¿Qué demonios crees que haces idiota?!! -gritó enfurecido tomando bruscamente a Hyde del brazo para ponerlo de pie- ¡¿Estas pendeja o qué?! -el hombre también se levantó haciendo tambalear la silla-. ¡¡Ni siquiera sabes servir una maldita bebida!! Espero que tengas dinero para pagarme la gabardina porque te la voy a cobrar muy cara, ¡puta, mierda! ¡Cómo serás una inútil! -el alterado cliente había llamado la atención de todos con los gritos-.  

Gerente: ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué le sucede señor? -Dijo acercándose hacia la mesa presurosamente.

(…): ¡Esta hija de puta que me ha tirado la bebida encima! -reclamó dándole un pequeño empujón a Hyde en el hombro-.

Gerente: ¡¿Hyde?!

Hyde: ¡Lo siento! Lo siento, de verdad, yo le limpiaré su abrigo -dijo realizando una exagerada reverencia y tomando el trapo, se hincó delante del cliente-.

Gerente: Lo lamento mucho señor, enseguida mandaré que le traigan algunas bebidas gratis -y regresó a la barra casi corriendo-.

El cliente se quedó quieto unos instantes registrando la masculina voz del mesero, y sin dejarle terminar de limpiar lo levantó una vez más para verle la cara.
(…): ¿Eres un tipo? -preguntó casi con tono de sorpresa bien disimulado-.

Hyde solamente se quedó callado, sin comprender el porqué de la pregunta y mirándolo a los ojos se limitó a un: Lamento lo de su abrigo.

El hombre de negro regreso a tomar asiento en la mesa, suspirando pesadamente.

Pareces una chica. -comentó sacando un cigarrillo y dedicándole una mirada de pies a cabeza, le examinó detalladamente y al final sonrió con un toque de lujuria mientras veía su rostro.
Hyde se sonrojó apenas y no pudo evitar sentirse incómodo con la situación. Pero al menos, ya se le había bajado un poco el enojo.

Hyde: ¿Le traigo su whisky? Obviamente no se lo cobraré  -dijo ignorando el comentario sin mirarlo a los ojos-.

(…):Hoy, tú no puedes ni negarme, ni cobrarme nada de lo que te pida... -el hombre continuaba mirándole con esa sonrisa retorcida, dándole a su frase un significado un tanto sexual-.  

Hyde se contuvo de contestarle "no le cobraré" porque sabía que el hombre lo entendería en doble sentido. El cliente tenía dinero, era cierto, y no podría haberlo enviado al demonio por más que quisiera porque se habría ganado un despido en su segunda semana de trabajo, entonces se limitó a sonreír forzadamente y volvió a guardarse el trapo en el bolsillo.

Hyde: Le traeré la bebida, con su permiso -y se retiró hacia la barra con un millón de pensamientos en la cabeza-.

Kiyo: ¡Hyde! ¡Te gritó horrible ese tipo! Y el gerente está muy molesto contigo, dijo que te descontará lo que se beba hoy de tu sueldo y propina -le comunicó apenas mientras su amigo llegaba a la barra.

Hyde: Vengo de que me grite y se me insinúe ese tipo y cuando llego a la barra por mi amigo, me vienes con esto, pero gracias, la verdad me haces sentir mucho mejor -dijo y colocó el trapo sobre la barra-.  

Kiyo: ¿Se te insinuó? ¿Que acaso no te odia?

Hyde: Me dijo sarta de perversidades que hasta tuve ganas de mandarlo al demonio. ¿Creerás que me dijo que esta noche no podría cobrarle ni negarle nada? Ya sé que me dirás que se refería a las bebidas, pero me estaba mirando raro, y no estaba alucinando. Prepárale el whisky.

Kiyo: Deberías aprovechar, si le gustaste tal vez y le acompañas un rato a dar una vuelta en su auto... no sé, te paga todo sin pretexto -Kiyoharu rió haciendo su trabajo y mirando burlonamente el rostro de Hyde-.

Hyde: Cállate quieres.

Gerente: Otra vez platicando, encima después de lo que le pasó al hombre de aquella mesa, Kiyoharu, es mejor que vayas a atender algunas mesas y tú, Hyde, dedícate a atender a ese hombre a la perfección.  

Hyde: Sí... -contestó de mala gana. Kiyoharu se despidió momentáneamente de él con una sonrisa para ir hacia las mesas mientras el gerente se quedaba en la barra, mientras tanto, Hyde dejaba sobre la mesa del hombre de negro dos tragos de whisky en silencio; muy cuidadosamente. Justo para retirarse, el tipo le tomó del brazo causando que una bebida derramara un poco de alcohol sobre la mesa.

(…):No sé por qué te contrataron, eres un estúpido como mesero... -comentó sin soltarle y soplando humo hacia su rostro-. Pero tal vez... sepas hacer otras cosas... para compensarme... -Hyde intentó liberarse de la mano del cliente, sin ningún resultado-.

Hyde: ¿A qué se refiere? Suélteme.

(…): Acuérdate que jodiste mi abrigo... Tú no me das órdenes, niño -finalmente se decidió a dejarle libre, tomó el vaso y de un solo sorbo lo bebió-. Ve y tráeme champagne, de la más cara que tengan.

Hyde dio media vuelta y sirvió un vaso de champagne en la barra, aunque no de la más cara, porque sabía que su sueldo se vería perjudicado por ello. De todas formas, ¿cómo podría saber el cliente qué champagne era la más cara?

Hyde: Aquí tiene su champagne -y colocó la copa sobre la mesilla. El hombre, mirándole de reojo dio un pequeño trago-.

(…): Me crees idiota ¿verdad? -golpeó la copa sobre la mesa estruendosamente.

Hyde: No señor, ¿por qué? -preguntó, y aunque tenía un poco de miedo, no sabía cómo quitarse aquella expresión altanera que más que expresión, era ya de por sí la forma de su cara-.

(…): Llévate esta mierda de champagne y si ésta vez no me traes lo que te pido te vas a arrepentir de mirarme con ese gesto y creerme un estúpido, entiende esto, aquí el único pendejo eres tú.

A Hyde ya se le erizaban los nervios de sólo oírle la voz. Regresó rápidamente a la barra y sirvió una copa de uno de los más caros champanes, volvió presuroso y lo colocó en la mesa del cliente casi sin poder disimular lo harto que estaba ya de soportarle las mañas. Aunque Hyde era mucho más bajo que el hombre, volvió a mirarlo a los ojos con el mismo gesto, como si fueran de la misma altura, casi como si estuvieran dentro de la misma clase social.

Hyde: Ahí tiene su bebida -El agresivo hombre, le tomó del cuello de la camisa para jalarlo hacia sí bruscamente-.

(…): No me mires como si fuéramos iguales, tú eres una mierda y yo me pudro en dinero. Ahora, cuando me atiendas vas a sonreír, así que ve quitando tu carita de cansancio porque pienso tenerte como mi sirviente hasta que se me antoje -le habló demasiado cerca del rostro, mirándole con furia para después arrojarle contra una silla-. Enciende mi cigarro.

Hyde: No es mi trabajo encenderle su cigarrito -dijo en un tono de voz casi burlesco y le dirigió una mirada arrogante-.

(…):  No te quedó claro lo que acabo de decir... Lo repetiré, enciende mi cigarro ahora, no me importa si quieres o no, y no vuelvas a contestarme así porque apagaré el cigarro en tu cara, ¡rápido!

Gerente: Señor, ¿cómo lo están atendiendo? -preguntó el gerente con su mejor sonrisa-.

(…): Mal, este idiota no hace todo lo que le digo -El gerente palideció-.

Gerente: Takarai, ven conmigo un minuto.

Hyde se levantó de mala gana, a esas alturas, ya todo le daba igual y empeoraba su mal humor.
Unos momentos después, Hyde regresaba a la mesa del cliente con toda una botella del más caro champagne.

Hyde: Es un regalo de la casa  -"aunque en realidad, es un regalo de mi sueldo" pensó-.

(…): Eso me complace, pero no creas que lo he olvidado, enciéndeme... -hizo una pausa para sonreír perversamente-, el cigarro.

Hyde tomó el cigarrillo y se lo llevó a los labios, lo prendió utilizando su propio encendedor. Luego se lo quitó hábilmente y dejó salir de su boca el humo de la primera pitada, para ofrecerle luego el resto al cliente.

Hyde: Tome -dijo y volvió a mirarlo de manera altiva-.

El hombre rió recargándose en la silla. Aquel muchacho altanero le resultaba muy interesante; le dio una calada al cigarrillo pensando en la escasa saliva del otro que había quedado adherida.

(…): Sírveme el champagne.

Hyde: Como diga -dijo entre una mezcla de ironía y sumisión. Entonces sirvió el champagne en la copa, se sentó luego en la silla de al lado, y se dispuso a encender un cigarro-.

Hyde: El gerente quiere que me quede a atenderlo.

(…): ¿Quién te dijo que podías sentarte? Quédate de pie, quiero verte bien... -nuevamente utilizaba el doble sentido para su comentario-.

Hyde sentía como si su mente se estuviera revolucionando y de pronto deseaba contestar todo de mala manera, casi nunca se comportaba así, pero esa noche y ese hombre tenían algo que lo exasperaba. Generalmente habría tenido miedo, habría priorizado al trabajo o a su salud, pero de repente ya nada le importaba más que su orgullo.

Hyde: ¿Pretende que me quede parado toda la noche? -dijo apoyando los codos sobre la mesilla y acercándose al rostro del hombre.  

(…): Pretendo hacer contigo lo que me dé la gana. Sí... toda la noche, así que ponte de pie -el cliente estaba demasiado entretenido con su juego de amo y esclavo, y si Hyde pensaba que lo intimidaría acercando su lindo rostro, estaba muy equivocado. No retrocedió ni un poco, sintiendo la respiración del otro en su cara-. ¡Rápido!  -ordenó golpeando la mesa con la mano-.

Antes de ponerse de pie, Hyde le dio una mirada a su reloj. Quedaba una hora para que se terminara la pesadilla.

Hyde: ¿Así le gusta más, su majestad?

(…): Tal vez si empiezas a desnudarte me agrade más, ¿porque no lo intentas?

Hyde: Yo creo que usted ya se tomó sus copitas demás.

(…): Yo creo que tú te callas pequeño malcriado de mierda, sírveme otra copa.

A Hyde no le agradaba para nada que el cliente lo tratara así, y más que cliente le parecía un enfermo desgraciado, realmente no podía entender cuándo hacía un chiste y cuándo hablaba enserio. Le sirvió otra copa.

Hyde: En media hora, cerramos.

(…): ¿Y?

Hyde: Y que no estaré aquí toda la noche parado aguantándolo, me iré a mi casa -el hombre rió sin dejar de mirar a Hyde-.

(…): Arruinaste mi abrigo que es muy caro, me serviste champagne barata, no encendiste mi cigarro cuando lo dije, así que, si cierran en media hora y yo deseo continuar aquí dándote ordenes, lo haré -después de beber de la copa agregó-. Por cierto, si se me ocurre llevarte a un hotel en lugar de tu casa, también lo haré, así que ¡compórtate!

Hyde abrió la boca espontáneamente como expresión de sorpresa, no imaginó que aquel hombre pudiera ser tan desubicado.

Hyde: ¿Quién se cree que es?

(…): Tu dueño

Hyde: ¡Ah! -volvió a repetir el gesto-. Le aconsejo que deje de beber.

(…): Eso a ti no te importa -comentó viendo su reloj. Bebió la última copa poniéndose de pie, y tomó la botella con el champagne sobrante-.

Hyde: ¿Por fin se va? -Dijo sentándose y cruzándose de piernas, llevándose el cigarrillo a los labios-.

(…): Planeaba hacerlo pero por tu descortesía me quedaré hasta que me canse de tus actitudes -el tipo regresó a la mesa. Hyde se mordió el labio inferior y dio un giro con los ojos, apoyando el mentón sobre una de sus manos-. 

(…): Y ponte de pie, estás trabajando.

Hyde: No estoy trabajando de su esclavo. ¿Y para qué rayos me quiere de pie? -estaba comenzando a irritarse más de lo debido-.

(…): Deja de contestarme así... te lo advierto no estoy de humor para que me jodas con tus respuestas.

Hyde: ¿Ah, sí? ¿Sabe algo? Yo tampoco estoy de humor como para que venga un “Don Nadie” a tratarme de perra -dijo y se puso de pie, desafiante-.

Gerente: ¡Suficiente! Takarai, te escuché, hasta aquí llegaste. Lo siento mucho señor, nunca se había comportado así. Le enviaré a mi otro mesero a que lo atienda en los 15 minutos que quedan.

(…): No. Ésta puta me va a atender con todo y sus malos modos.

Gerente: ¿Está seguro? Mi otro mesero es muy amable y...

(…): Me vale mierda, tú sírveme otra copa.

Hasta el gerente estaba sorprendido de la actitud del cliente.

Gerente: Takarai, si no le pides disculpas al señor, tendré que suspenderte. 

Hyde: Lo lamento mucho.

Gerente: No volverá a suceder.

El hombre asintió extendiéndole la copa vacía al mesero. Hyde sirvió la copa en silencio.

Gerente: Luego hablaremos en privado, Takarai -y se retiró-.

(…): Así que soy un Don nadie...

Hyde: No, señor, lo siento, creo que he tenido un mal día -concluyó con una reverencia-. No quiero hacer que me despidan.

(…): ¿Sabías que este Don nadie a pesar de tus hipócritas disculpas, puede ir y hacer que te den una patada en el trasero?

Hyde: Sí, señor -continuó con la cabeza gacha. El cliente, en su estado de ebriedad comenzó a mover la copa y derramó en su regazo un poco-.

(…): Límpiame.

Hyde se hincó delante del cliente y comenzó a fregar el trapo y unas servilletas sobre los pantalones del cliente. Después de todo, sólo faltaban 10 minutos para que cerrara el local.

(…): Porque no limpias un poco más hacia la derecha... -le miraba seductoramente indicándole con el dedo el lugar el que se refería-.

Hyde: Pero ahí no se manchó -dijo y se hizo un tanto hacia atrás-.

(…): Ya ponte de pie, me has aburrido.

Hyde se puso de pie y fue cuando el Gerente anunció que era hora de cerrar.

Hyde: Ya puede irse, ¿le ayudo a ponerse su abrigo? -Y sin esperar respuesta tomó el abrigo del cliente para calzárselo-.

(…): No soy una señorita y no lo toques con tus manos sucias -se lo arrebató molesto.

Hyde: Está bien, está bien… -pero antes de alejarse, se paró en puntillas para susurrarle al cliente al oído, por la espalda-. De todas formas, esto es para que se acuerde de mí.

El hombre pensó por un momento que haría algo interesante, pero al ver que no ocurrió nada, se giró para verle de frente. Sacó su cartera y tomándole la mano le colocó varios billetes de cantidad grande.

(…): Tu propina -soltándose el cabello, se encamino un poco mareado hacia la puerta-.

Hyde caminó a paso presuroso hasta la puerta y le habló al señor, quien ya se iba. 

Hyde: ¿Por ser un mesero caprichoso y malcriado? -dijo irónicamente pero sin malestar alguno-.

(…): Porque la próxima vez que venga te comportarás mejor -haciéndole la seña de despedida y sin mirarle si quiera, subió a un auto deportivo negro bastante lujoso aparcado casi en la entrada. Hyde lo miró alejarse y luego se dirigió hacia Kiyoharu, quien acomodaba unas mesas al fondo-.

Hyde: Mira todo el dinero que me dio.

Kiyoharu le miró sorprendido, tomándole las manos.

Kiyo: ¡Ocúltalo! ¡Si te lo ve el gerente te lo va a pedir! -mirando hacia todos lados para ver que no se encontrara el jefe cerca, continuó- ¿Ya lo contaste? ¿Es real? Tal vez ajusta para pagar sus bebidas e incluso te sobre.

Hyde: Quizás me lo dio porque estaba borracho -dijo riendo-, y yo que hasta le hice un agujero a su abrigo. -Kiyoharu se rió a todo pulmón-.

Kiyo: ¿¡Cómo pudiste!? Cuando lo vea va a venir a reclamarte.

Hyde: Ojalá no la vea. ¿Cómo iba a saber yo que me dejaría tanto dinero? Ese tipo es despreciable.

Kiyo: ¿De verdad es tan malo? Pues yo lo soportaba toda una vida si diario me diera esa cantidad.

Hyde rió animadamente, el dinero había borrado todo su mal humor.

Hyde: Bueno ya, apurémonos con la limpieza que ya quiero irme a mi casa.

Notas finales:

 

Me mata Hyde en ésta versión... xD


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