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Deseos por Anul Kazama

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Notas del capitulo:

Naruto es obra de Masashi Kishimoto

El desenlace de esta bella historia

Escrito con la colaboración de Yami Night

Guardería Infantil Konoha, una de las mejores y más económicas de la ciudad, su dueña era ya una anciana de la tercera edad pero eso no le impedía mostrarse jovial y fuerte. La estancia albergaba a 20 niños y dos empleados, entre ellos

 - Mizuki-sensei… Tomoko se comió mi almuerzo

 - No es cierto - comiéndose un sándwich

El pequeño que se quejaba comenzó a llorar, el joven azabache solo negó con una sonrisa, para luego sacar otro sándwich

 - Aquí tienes Ai

 - Gracias sensei

 - Ahora vayan a jugar

 - Si - viendo a los niños irse

Mizuki miraba a los niños jugar y convivir, pero al poner especial atención a dos niños

 - Tienes que poner más atención por donde vas - decía un peli gris

 - Pero… es difícil - se quejaba un azabache

 - Solo concentra tu chakra y así podrás ver cuantos enemigos hay

Luego de esos recuerdos, el joven se froto la sien, por su parte fuera de la estancia

 - ¿Otra guardería?

 - Si, vamos hombre quita esa cara

 - Sabes que no me gustan los niños - viendo la escuela - y menos cuando tenemos que dar estas ordenes

 - Lo sé, pero es nuestro trabajo

Shiro y Amaro bajaron del vehículo para dirigirse a la guardería, ambos hermanos pudieron ver a los niños correr y jugar despreocupadamente. En eso, el moreno sonrió

 - Bueno, tu recorre el lugar y yo hablo con la señora Saya

Amaro solo dio un suspiro para recorrer el sitio, sintió las inocentes miradas de los niños: algunas curiosas y otras asustadas. Cuando vio a un joven que a duras penas podía cargar unas cajas

 - Cuidado - deteniendo la caja

 - Ah, lo sien… 

Amaro y Mizuki se quedaron viendo con algo de sorpresa, cuando escucharon las risitas de los niños

 - Mizuki-sensei, ¿Por qué esta rojo de la cara?

 - ¿Qué?... no…

 - El abuelo también tiene la cara roja

 - ¿Abuelo? - Amaro con una venita

 - Lo siento - se disculpó Mizuki - niños, vayan a jugar

 - Si, sensei

 - Lamento eso, ¿y usted es?

 - Está bien, Amaro, soy abogado y… - viéndolo triste

 - Se lo a que viene, dígame…

 - Lo siento, pero mi hermano y yo hemos venido a hacerle una última oferta a Saya-sama

 - Ya veo suspiro - ahora sé porque tantas cajas

 - Lo lamento

Amaro sintió una punzada en el corazón que lo mataba por dentro, pero le parecía extraño ya nunca se había sentido así. Al poco rato, Shiro busco a su hermano, quien le informo que la señora Saya había rechazado la oferta y en su lugar, pidió que esperaran hasta el final del semestre para que los niños se graduaran y darles tiempo a los padres de los otros alumnos buscar otra escuelay4; naturalmente el abogado acepto.

Mientras transcurría el plazo, Amaro no dejaba de pensar en Mizuki y viceversa pero también había algo que los tenia extrañados: el primero no dejaba de soñar con un joven muy parecido a Mizuki a quien llamaba por su nombre, el chico no le respondía pero cuando lo volteaba a ver, el chico le sonreía para luego mover sus labios susurrando un nombre: Tobirama

Con Mizuki era completamente distinto: soñaba a un hombre de cabello gris vestido de negro que lloraba frente a una lápida, aunque el menor se acercaba y le hablaba, el hombre no dejaba de llorar y pronunciar un nombre: Izuna.

Para ambos, esos sueños eran constantes en especial cuando pensaban uno en el otro o se miraban a lo lejos. Finalmente, llego el plazo pedido por Saya y la guardería cerro.

 - Lo siento mucho, Saya-san - se disculpó Shiro

 - Está bien - respondió la anciana - pero me alegra saber que será reconstruido y el nuevo dueño quiere que Mizuki y yo estemos a cargo de nuevo

 - Eso me alegra, ¿se tomaran un descanso?

 - Yo sí, pero Mizuki consiguió un empleo temporal en una librería

La anciana miro hacia el chico y el otro abogado, quienes yacían sentados en los columpios sin decir nada, aunque en realidad y al mismo tiempo

 - Mizuki

 - Amaro-san - sonriendo - perdón

 - Solo llámame Amaro, dime - pensando - ¿por casualidad nos hemos visto antes?

 - ¿Aparte de esa vez que se te cayó el libro? - el peli gris asiente - no, no que yo recuerde, ¿Por qué?

 - Porque…

 - ¡Mizuki-sensei! - llego un niño

 - ¿Qué pasa?

El pequeño señalo a otro que iba a cruzando la calle tras una pelota, pero no se fijó que un auto venía a gran velocidad

 - SANO

Pero apenas Amaro iba a correr tras él, Mizuki lo detuvo y corrió cargando al niño, pero no alcanzo a quitarse, con horror solo se escuchó el rechinar de las llantas y el golpe de un cuerpo sobre el pavimento. Amaro no lo podía creer, abrió sus ojos sorprendido, en sus pupilas aparecía reflejada la imagen de un muchacho vestido con un kimono azul y el símbolo de un abanico en su espalda

 - IZUNA

A los pocos minutos, Amaro, Shiro y Saya yacían en la sala de espera del hospital, el niño no sufrió daño alguno pero Mizuki seguía inconsciente

 - ¿Familiares de Mizuki?

 - Aquí - Saya se puso de pie - ¿Cómo está?

 - ¿Acaso no hay familia del paciente?

 - No que yo sepa, pero el chico es mi empleado. Dígame, ¿Cómo está?

 - Esta fuera de peligro, sigue sin despertar. Pero es necesario que alguien se quede

 - Yo lo hago- Amaro se puso de pie

 - ¿Hermano?

 - Ya me oíste

 - Muchas gracias Amaro-san, en la mañana vendré a suplirlo

Amaro solo asintió, al poco rato en la habitación donde se encontraba el joven. El peli gris dio un suspiro luego de quitarse el saco y acercar una silla para sentarse a un lado de la cama. El peli gris estaba atento a las respiraciones del joven

 - Me pregunto si… así te viste cuando yo te…

El mayor se sorprendió ante ese pensamiento y más al sentir una enorme culpa, ¿pero de dónde venía?, ¿Por qué se sentía así?, aunque no tenía respuesta de lo único que estaba seguro era que no quería separarse de ese joven. No se dio cuenta cuando su mano se movió sola para acariciar su cabello, sin darse cuenta que había durado mucho tiempo.

El sueño lo venció hasta hacerlo caer en sus brazos, cuando se vio a si mismo ponerse de pie luego de haber lanzado un dragón de agua y posteriormente sus kunais

 - ¿Por qué tenemos que hacer esto? - pensando

Lo último que vio fue como su katana corto el cuerpo del joven, quien estaba incrédulo para después ser socorrido por un hombre de cabello largo negro. Luego, la escena cambio abruptamente, viendo al joven muerto diciéndole que lo odiaba haciéndolo despertar de golpe. Al darse cuenta que solo fue una pesadilla, Amaro dio un suspiro para descubrir su mano sujetando la de Mizuki, a quien vio con tristeza

 - Perdóname - comenzó a hablar - nunca fue mi intención herirte, pero en realidad lo hice no quería pelear contra ti - tomando aire - sabía que Madara no te dejaría pelear… pero, no medí mi fuerza y - comenzando a llorar - perdóname, perdóname por favor… Izuna

 - Tobirama… - el mencionado alzo el rostro

 - Izuna, no… - al ver una dulce sonrisa en el joven

 - Yo… lo siento, sabía que tenías que hacerlo… pero… nunca te odie

 - Izuna… yo… - viéndolo sentarse - que

 - Shh… - colocando su dedo en los labios del peli gris - ya no te atormentes con eso, pero, perdóname tú por…

Pero el azabache ya no hablo, el peli gris lo había callado con un beso, uno lleno de ansiedad pero también de dulzura. En ese beso, ambos se demostraban que el amor entre ellos aún seguía vivo. Al poco tiempo, abrazados en la cama

 - No sabes, lo feliz que estoy de que estemos juntos de nuevo

 - Yo también - acariciando el cabello del menor - solo que, es un poco raro

 - ¿Por qué?

 - Ahora me llamo Amaro y tu Mizuki - el menor sonrió

 - ¿Recuerdas cuando te enseñe esa estrella fugaz?

 - Si, pediste un deseo, ¿cierto? - el menor asintió - aunque tengo una idea, ¿puedo saber que deseaste?

 - Que si no pudiéramos cumplir la promesa de no morir… pedí que nos volviéramos a reencontrar en otra vida, sin importar si nuestros cuerpos y nombres eran diferentes, que nuestro amor siguiera intacto

El mayor solo sonrió y abrazo con fuerza al menor, quien se acurruco en el pecho de su amor. Al poco tiempo, ambos amanecieron en ese abrazo y antes de que Saya llegara

 - Tobirama, ¿Qué pasara ahora?

 - Por el momento y ante los demás, somos Amaro y Mizuki, quienes - sonriendo - bueno, ahora si podre cortejarte como se debe y cuando el momento llegue… - el menor lo miraba atento - Izuna, ¿te casarías conmigo?

El azabache sonrió al mismo tiempo que asentía y unas lágrimas brotaban de sus ojos, el peli gris solo sonrió para darle un beso…

Años después…

Se encontraba en una sala de espera, no podía ocultar su tristeza, sabía que el momento había llegado pero esta vez los papales estaban invertidos. Dio un suave suspiro

 - Oto-chan

 - Madara - alzando la vista

 - ¿Cómo esta oto-san?

 - El doctor no da esperanzas

 - Ya veo

El hombre se sentó junto a un ya anciano Izuna, quien no pudo evitar llorar de tristeza pero se sentía aliviado de que su hijo estuviera ahí

 - No llores oto-chan, papá es fuerte

 - Lo se… pero esta vez

 - No digas…

 - Seamos realistas hijo

Izuna le sonrió con ternura a su hijo mayor, al mismo tiempo que recordó que cuando salió del hospital, él y Tobirama siguieron siendo Amaro y Mizuki: empezaron como amigos que poco a poco comenzaron a tener citas, conforme pasaba el tiempo, el mayor hizo arreglos para que él y su ahora pareja pudieran cambiarse el nombre. Esperaron dos años más, para que finalmente, Tobirama le propusiera matrimonio e Izuna aceptara gustoso. Como era una época distinta, habían nacido hombres con la capacidad de procrear vida como las mujeres pero eran llamados donceles. Así que cuando Tobirama se enteró de que sería padre, fue el hombre más feliz del mundo pese a que no le agrado la idea de llamar a su primogénito Madara, de ahí siguieron Hashirama y Obito.

Durante más de 30 años, Tobirama e Izuna tuvieron, pese a sus contras, un feliz matrimonio en el cual, vieron a sus hijos crecer quienes hicieron su vida propia hasta hacerlos abuelos. Lamentablemente, ahora el tiempo reclamaba la vida de Tobirama.

 - ¿Izuna-sama?

 - Si - poniéndose de pie - ¿Cómo está mi esposo?

 - Lo siento

 - Entiendo… ¿puedo verlo?

 - No creo que sea buena idea, oto-chan, mis hermanos no tardan en llegar y

 - Madara, sé que no quieres verme triste pero no puedo estar separado de tu padre, sé que él no se ira, al menos hasta no verte a ti y tus hermanos

 - Oto-chan

 - Anda, deja me adelanto y espera a tus hermanos

A Madara no le quedo de otra más que aceptar. Cuando Izuna entro a la habitación de Tobirama

 - ¿Izuna?

 - Aquí estoy

 - Lo sé - viéndolo - siempre usas ese perfume que tanto me gusta - acariciando su mejilla

 - Tobirama…

 - No llores - sonriéndole - no quiero verte así, quiero verte - sonriendo

 - Ahora eres tu quien se va

 - Izuna - moviéndose

 - ¿Qué haces?

Con algo de dificultad, el peli gris le hizo espacio al azabache para que se acostara junto a él, Izuna se acomodó abrazando a su esposo, quien le daba suaves caricias. Duraron así un buen rato, hasta que

 - Izuna

 - Lo se… es tu despedida, ¿cierto?

 - Si, solo lamento no poder ver a nuestros hijos y nietos de nuevo

 - Tobirama… quiero irme contigo

 - No digas eso, ellos aun te necesitan y…

 - No - sollozando - Madara, Hashirama y Obito, sé que nos necesitan, pero ellos entenderán - Tobirama sonrió

 - Sabía que dirías eso

 - ¿A qué te refieres?

 - La noche, en que morí, vi otra estrella fugaz… sé que sonara egoísta de mi parte, pero le pedí que me permitiera seguirte o que tú me siguieras cuando el momento llegara. En eso, escuche una voz y me dijo que mi deseo y el tuyo se completo

 - ¿Cómo?

 - Dijo, aunque son dos deseos distintos, en realidad son uno solo: que nuestro amor siguiera intacto para volver a reencontrarnos en otra vida, sin importar si nuestros cuerpos y nombres eran diferentes para cuando el momento llegara, seguirnos el uno al otro hasta la siguiente vida.

 - Y acepto - sonriendo - Tobirama, te amo

 - Te amo, Izuna

Al poco tiempo, Madara, Hashirama y Obito en compañía de sus familias entraron al cuarto para encontrar la más conmovedora vista: Tobirama e Izuna, tomados de la mano con una tierna sonrisa

 - Hermano - hablo Hashirama

 - Voy por un médico - anuncio Obito

 - Es inútil - respondió Madara - ambos se han ido… han cumplido su promesa

A los hermanos no les quedo otra más que evitar llorar, pero era imposible, aunque les quedaba el consuelo de que sus padres se habían ido juntos y en pazy4; así ninguno tendría que sufrir la pérdida de su cónyuge. Después de los funerales de sus padres, sus tres hijos, productos de ese amor, miraron al cielo: recordaron que cuando eran niños, solían mirarlo junto a sus padres e Izuna solía decirles que si veían una estrella fugaz pidieran un deseo.

Justo en ese momento, una estrella cruzo el cielo, y los hermanos se tomaron de las manos, ¿su deseo?, que sus padres y si era posible, que toda la familia volviera a reunirse.

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado y gracias por seguirlo: naoko chan y Mada-Mina-Ita

Nos vemos


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