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A través del cristal por Miss Black Raven

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El canto de algunos pájaros comenzaba a entrecortar el silencio nocturno y junto a los vehículos de los conductores más madrugadores anunciaban la llegada del alba. Recién comenzaba a amanecer en la que ya se notaba sería una fría mañana invernal. Las casas de familia encendían las luces para despedir a los niños que partían presurosos al colegio y a los adultos que con igual o mayor desgano, dejaban la calidez de sus hogares dirigiéndose al trabajo. Era un paisaje desalentador a decir verdad, toda superficie de agua había amanecido congelada y una gran cantidad de autos se negaba a arrancar. Era un día de esos en los que lo mejor que te puede pasar es quedarte en casa acurrucado en la cama, esperando que regrese la primavera.

En la periferia del centro de la ciudad, un televisor con el volumen bajo, anunciaba que sería uno de los días más fríos del año, desafortunadamente, nadie le prestaba atención. Éste se encontraba en la sala común de una pensión para jóvenes y estudiantes que se mantenía activa durante el día, pero a esta hora, los que debían cursar hacían una salida silenciosa y los que no, dormían a sus anchas. Incluso bajo estas circunstancias, la persona que había encendido el televisor continuaba allí, sumergido en un tsunami de papeles, lápices, revistas y carpetas. Su mano derecha aún sujetaba el lápiz mecánico pero su languidez hacía dudar sobre el estado de su salud.

Repentinamente, el murmullo del noticiero fue opacado mientras un sonido estridente irrumpía en la habitación. Se trataba de un teléfono celular que sonaba desde algún lugar, perdido entre el desorden de la mesa. Sobresaltada, la mano dejó caer el lápiz y tomó el celular para descubrir que su alarma de las ocho AM estaba sonando. Le tomó un par de segundos más despertar todas sus neuronas para entender la situación en la que estaba.

Su rostro cambió de sonámbulo a desesperado mientras apagaba la alarma y juntaba como podía las hojas de dibujo dentro de sus carpetas. Subió corriendo las escaleras de los dos pisos que lo separaban de su habitación y prácticamente pateó la puerta al llegar. El estruendo se mezcló con su propia voz. -¡La concha de la lora, me quedé dormido!

                -¿De nuevo? –respondió una voz demasiado cansada como para sentir enojo o sorpresa.

                -Sí, de nuevo. ¿Te levantas o te dejo?

                -Ya me levanto, no me dejes Jasper –dijo la voz entre sollozos exagerados, al tiempo que se deslizaba para salir de la cama. Jasper abrió la persiana levadiza y la tenue luz dejó ver la silueta de una pequeña persona bastante delgada que vestía un buzo gris, casi hasta las rodillas e intentaba ponerse el pantalón. A diferencia de Jasper que era alto y atlético, parecía que no había ni un gramo de energía en su cuerpo.

                -¿Terminaste el trabajo?

                -Menos averiguar y más perdonar…

                -Bueno, quería saber, que sensible.

Comenzaron a dirigirse hacia la puerta de la habitación, cuando Jasper notó algo que le llamó la atención. –Kaoru.

                -¿Qué?

                -¡Deja la almohada y sácate las pantuflas!

 

  La escuela de diseño O&B se encontraba en el centro de la ciudad dentro de una antigua casona apenas remodelada que mostraba su edad en cada rincón. El techo a dos aguas y la fachada de piedra hacían un claro contraste con las modernas construcciones vecinas. Dentro, siempre había un poco de olor a humedad, sobre todo en los días de lluvia y las densas paredes la mantenían oculta del calor del sol. En el hall principal, Kaoru luchaba contra la envoltura de una barra de chocolate mientras Jasper permanecía a su lado, sentado en el piso, en completa actitud de derrota.

                -Ay, vamos, podría haber sido peor.

                -Si, por lo menos puedo volver a presentarlo mañana.

                -Levanta el ánimo, hasta te compré chocolate para hacerte feliz.

                -La comida de reconfortar no sirve si no me la puedo comer –Kaoru respondió con una sonrisa moviendo las manos más rápido sin conseguir abrir el envoltorio. –Sabes –respondió Jasper que ahora miraba en su dirección. –Lo harías más rápido si te quitaras los guantes.

                -Encima exigente, ábrelo tú –dijo con una evidente mueca de desgano en el rostro mientras le extendía en chocolate.

                -No quiero, yo también tengo frío.

                -Ay bueno, está bien –se quitó los guantes y pudo romper el papel en el primer intento –odio esta escuela –dijo mientras le alcanzaba la barra de chocolate a Jasper –siempre está fría ¿Cómo esperan que dibujemos así?

                -¿En serio? A mí me encanta –Jasper observaba los tirantes de madera del cielorraso, las finas molduras de las ventanas y la delicadeza de las rejas que parecían enredaderas de metal –Tiene vida propia, es hermosa –cuando volvió a mirar a Kaoru, se dio cuenta que se encontraba revisando redes sociales en su celular y suspiró. Repentinamente Jasper se sentó derecho, sobresaltado, Kaoru lo miró esperando una respuesta. –Me olvidé, hoy había quedado de salir con Rory.

                -Y ¿Cuál es el problema?

                -Tengo que hacer el trabajo que no entregué hoy para mañana y me va a llevar toda la noche.

                -Bueno, véanse más temprano, de todos modos va a ser una cena y luego al cine ¿No?

                -Supongo…

                -Cámbiale el orden, vallan al cine y luego a la cena y volverás a tiempo. Tienes todo dibujado, solo te falta pintar.

                -Sí, pero no le va a gustar –luego de decir esas palabras, Jasper suspiró con resignación y se levantó del piso, tomó su bolso y se lo cruzó en diagonal mientras se sacudía el pantalón con ambas manos. – ¿Vienes? –Preguntó extendiendo sus manos a Kaoru que no se había levantado.

                -No –respondió al tiempo que tomaba las manos de Jasper y se impulsaba para ponerse de pie con un pequeño salto. –Todavía tengo asuntos que atender aquí en el congelador, ve a casa yo al rato te alcanzo.

                -“Asuntos que atender” ¿No querrás decir “atender” a un alumno de tercero que te está escribiendo seguido? –dijo Jasper con un tono burlón mientras levantaba una ceja.

                -Puf, la verdad no me interesa, que lo siga intentando el pobre, nos vemos al rato –comenzó a caminar por el hall principal a un ritmo lento y pausado como casi siempre.

                - ¡Siempre dices lo mismo al principio! –le gritó Jasper alegremente, a lo que Kaoru respondió saludando, agitando la mano sin darse vuelta.

Jasper sacó un gorro de lana bastante largo y una gruesa bufanda azul y se los puso, preparándose para enfrentar el helado viento de las calles. Esperó el autobús sentado en un escalón de la puerta de una casa abrazando sus rodillas. Como se estaba demorando en llegar, se puso los grandes auriculares azules con estrellas blancas y dejó que su música favorita llenara el leve vacío que sentía, que siempre parecía acrecentarse en los días más grises.

El autobús llegó abarrotado de gente demasiado abrigada. Había todo tipo de olores desagradables a bordo, junto a un coro de toses y estornudos típico de la época. Jasper suspiró al notar que a su alrededor había varias parejas abrazándose. Una chica descansaba su cabeza en el hombro de su novio que la abrazaba <<si fuéramos Rory y yo, la gente no dejaría de mirarnos, pero no me importaría>> Pensó lanzando una mirada melancólica al congestionado cielo de invierno <<pero eso nunca va a pasar>>.

Afortunadamente, el bus lo dejaba solo a una cuadra de la pensión y ni bien hubo colocado la llave en la cerradura de la puerta principal, su teléfono comenzó a sonar. La llamada entrante era de Rory y le respondió apenas cruzó el umbral. –Hola –dijo intentando despejar todos los pensamientos derrotistas que se agolpaban en su mente.

                -Hola amor ¿Ya llegaste? –la suave voz de su novio, le removía a Jasper las entrañas, amaba el armonioso sonido de su voz.

                -Acabo de entrar, literalmente ¿Qué me pusiste un chip de rastreo?

                -Jajaja, no, pero te conozco bien. Te llamaba para confirmar nuestra cita de hoy <<Siempre tan formal>> pensó Jasper mientras subía las escaleras.

                -Sí, claro que sigue en pie ¿Qué te gustaría hacer? –preguntó sabiendo la respuesta. Hacía poco más de un año que salían y sus citas siempre involucraban ir al cine y a cenar o ir al pequeño departamento de Rory, a ver una película y cenar.

                -Pensé que podríamos salir a cenar y luego ir al cine, hay una película nueva de ese director que me gusta ¿Te parece? Yo invito.

                -Eh, si, no hay problema, solo que <<espero que no le moleste demasiado>> ¿Podríamos vernos más temprano?

                -¿Más temprano? ¿Por qué?

                -Tengo que hacer un trabajo para mañana y me tomará mucho tiempo y –la voz de Rory se volvió un filo de hielo al interrumpirlo.

                -Si estás ocupado no salgamos –se encontraba evidentemente molesto.

                -No, pensé que podríamos ir al cine temprano y después a cenar, así podré trabajar por la noche <<Odio cuando Kaoru tiene razón>>. Jasper le sugería el cambio de planes mientras entraba en su cuarto y dejaba el bolso tirado en el suelo. Se recostó en la cucheta de abajo mientras se sacaba el abrigo y las zapatillas esperando una respuesta.

                -Está bien, hay una función a las seis, te espero allá.

                -Bueno, nos vemos en un rato <<Honestamente no quiero volver a salir, aquí está más cálido y agradable, pero no me gusta romper compromisos>>

Jasper se levantó y comenzó a preparar todo para darse un baño. La pequeña habitación de paredes celestes estaba terriblemente desordenada como siempre. Él dormía en la cucheta inferior y Kaoru en la otra. Ya no distinguían bien de quién era cada cosa y a duras penas se podía caminar. Al borde de las camas, había dos mesas de luz de madera, algo antiguas, con cuatro patas largas puestas una sobre la otra para que ambos tuvieran acceso a una desde sus respectivas camas.

La única ventana daba a la parte posterior del pequeño edificio de cuatro pisos. Para muchos, esa era una característica negativa, pero no para Jasper; él amaba perderse contemplando las azoteas del intrincado paisaje urbano y hasta Kaoru le había encontrado encanto a la pequeña selva de cemento. Por esta razón, decidieron ubicar una mesa directamente frente a la ventana, con dos sillas contrapuestas a la misma, con la inocente ilusión de sentarse allí y trabajar en sus diseños inspirados por la vista. Lamentablemente la triste mesa se encontraba tapada de hojas, libros y un sinfín de objetos tanto útiles como prescindibles y ambas sillas acabaron inutilizadas por un inestable pilar de ropa de dudosa limpieza. En la pared opuesta a las cuchetas, un gran armario de madera oscura contenía la ropa menos usada por ambos y, celosamente guardados, los primeros diseños que produjeron en tela a escala real.

Jasper se demoró más de la cuenta intentando encontrar ropa limpia en el extraño tumulto de objetos, así que debió reemplazar su baño relajante por una ducha rápida.

 

La película terminó alrededor de las ocho de la noche, era una fórmula para el éxito con efectos especiales de sobra y una trama predecible. Jasper no estaba impresionado por el film, pero si por su habilidad de mantenerse despierto las casi dos horas que duró. Ahora observaba a las parejas que durante la película se abrazaban y besaban, salir caminando tomados de las manos, sonriendo. Él sabía que no tenía sentido intentar demostraciones de afecto públicas con su pareja, solo hacían que Rory se cerrara cada vez más alejándolo de él. Esto no había cambiado en absoluto durante el tiempo que llevaban juntos y a Jasper le resultaba cada vez más insoportable.

Caminaron hasta un pequeño restaurante que quedaba a media cuadra del cine. Les gustaba por su ambiente tranquilo y discreto y la manera en que las luces tenues acompañaban la ecléctica decoración. La comida tampoco estaba nada mal y en sus platos de pasta se podía saborear el delicado balance de las hierbas fundiéndose con la acidez de la salsa.

Parecían una pareja para el ojo ajeno, aunque la evidente distancia entre ellos le daba un tinte antinatural y forzado. Sus cuerpos jamás se tocaban, sus manos no se rozaban y permanecían a una distancia prudente mientras conversaban.

Jasper lanzó una mirada veloz a su teléfono para saber qué hora era y se sorprendió al descubrir que se aproximaban las diez de la noche. Estaba preocupado por el trabajo que debía terminar, pero por primera vez en muchas citas estaba pasándola genuinamente bien y no se atrevía a cortar el agradable humor que se había generado.

                -¿Quieres que vamos yendo? –preguntó Rory al cabo de unos minutos cuando acababa de pagar la cuenta.

                -Bueno, si terminaste de comer vamos ¿Me acompañas a esperar el autobús?

                -Claro, pero primero pasemos por mi casa, tengo un abrigo tuyo que seguro te hace falta.

                -Sí, no hay problema –respondió Jasper mientras se abrigaba con su bufanda azul. La casa de Rory, era un pequeño departamento ubicado dentro del centro así que no tenían que desviarse demasiado.

Abruptamente, un pensamiento se hizo oír en su mente << ¿Acaso esa fue su manera de llevarme a su casa? Quizá lo  del abrigo fue solo una tonta excusa y desea estar a solas conmigo>> La noción de que su novio por fin estuviera mostrándole iniciativa era lo único que pasaba por su cabeza <<Ha pasado mucho tiempo desde la última vez, ya no recuerdo bien cuando fue>>

Mientras recorrieron las heladas calles Rory habló pero Jasper solo asentía y muy escasamente dejaba caer algún comentario. Él no entendía de leyes, ni le interesaba hacerlo pero últimamente todo lo que su pareja le contaba tenía algo que ver con el mundo del derecho. Siempre había sido así, ya que Rory estudiaba para ser abogado, pero desde que había conseguido el interinato en un gran estudio jurídico todas sus charlas se habían visto monopolizadas por la legalidad.

                -¿Pasas? –preguntó Rory cuando llegaron a la puerta del segundo B, donde vivía.

                -Sí, obvio.

                -Me cuesta abrir con las manos tan frías, la llave se me resbala –comentó intentando hacer un chiste sin saber que la mente de Jasper divagaba en otro rumbo. Cuando la puerta se abrió ambos entraron. –Espera que voy al baño.

                -Sí, dale –Jasper corrió una de las sillas de caño que se encontraban frente a la pequeña mesa gris y se sentó. El departamento nunca había sido decorado, solo contenía el mobiliario indispensable para vivir y un par de cuadros exageradamente genéricos. Jamás había nada fuera de lugar, incluso el dormitorio tenía la cama siempre tendida y no había ropa fuera del placar o el cesto de la ropa sucia.

Era un ambiente extraño para asociarlo a un estudiante universitario viviendo solo. Jasper solía sentirse fuera de lugar allí, como un pequeño desorden unipersonal que no tenía cabida en esa burbuja esterilizada.

                -Aquí tienes tu abrigo –dijo Rory apenas salió del baño y le extendió una gran campera negra de paño con capucha.

                -Ah sí, gracias –respondió Jasper sorprendido <<Pensé que… ¿Acaso de verdad esto es todo lo que quería?>>

                -Bueno, te acompaño a esperar el bus, ya se está haciendo tarde.

                -Sí, vamos –Jasper se puso de pie, pero permanecía cabizbajo, le dolía enormemente que luego de pasar tantas horas cerca sin tocarse, a su novio no se le cruzara por la mente siquiera la más mínima muestra de intimidad o cariño. Cuando llegaron a la puerta exterior del edificio, Jasper se detuvo luego de salir. El sonido de las llaves cerrando la enorme puerta de madera lustrada detrás de él significaba otra noche fría de hambruna afectiva. Algo estalló dentro de él, estaba cansado de tantas reglas e imposiciones, harto de no poder moverse a voluntad.

Se giró para quedar frente a Rory, bajó ligeramente la cabeza para poder mirarlo a los ojos y se acercó a su boca.

                -Vas a perder el último bus si no dejas de jugar.

                -No me importa –la fuerte determinación en sus palabras se tradujo inmediatamente en sorpresa en los ojos de su pareja.

Llevó su mano derecha hasta el cuello de Rory y deslizando sus dedos con delicadeza rozó su barbilla. Haciendo una mínima fuerza, hizo que su rostro se elevara. Antes de que Rory pudiera terminar de caer en su sorpresa, sintió los tibios labios de Jasper encontrarse contra los suyos, mientas su mano ahora lo tomaba firmemente de la parte posterior de su cabeza. Aunque el aire helado podía llenarlo todo de escarcha, el intenso beso de su amado parecía crear una combustión espontánea solo para ellos. Rory cedió y respondió al beso con timidez sin embargo su cuerpo permanecía estático.

Un auto pasó por la calle, en ese preciso momento Rory comenzó a tomar conciencia de su entorno. Los sonidos de su alrededor, las personas acercándose a pie. <<Nos van a ver>> el chirrido de las puertas y ventanas de los departamentos circundantes <<Nos van a ver>> las voces de alguien que hablaba por teléfono dentro de su edificio – ¡Nos van a ver! –dijo en un grito ahogado mientras alejaba a Jasper empujándolo con sus manos en el pecho. No quería mirarlo a los ojos, estaba avergonzado de sí mismo, de sus sentimientos, de todo lo que le pasaba.

-¿Quiénes nos van a ver? –respondió Jasper en un tono más frío que el mismísimo invierno. –Dime, porque yo no veo a nadie. –Su voz comenzaba a elevarse lentamente, cada segundo que pasaba, junto con cada palabra que se agolpaba en su garganta traían al presente todo ese enojo que siempre intentaba contener.

Tomó el abrigo que Rory que le había devuelto y lo arrojó al suelo con furia. –Nadie nos va a ver y si nos ven ¿Qué problema hay? ¿Qué les importa? –gritó desde el fondo de su alma. –Ya no sé qué hacer para que demuestres un mínimo de cariño por mí. ¡Estoy harto de estar lejos, de no tocarte ni poder tener una vida de pareja normal!

-Bueno, cálmate. ¿Qué quieres? ¿Qué me quite la ropa y todo aquí en medio de la calle?

-No, en la calle no, pero bien podrías haberlo hecho recién en tu departamento.

-Me dijiste que estabas ocupado, que no podías estar hasta tarde y todo eso ¿No?

-Sí, pero no tiene nada que ver, para mi estar contigo es más importante que cualquier práctico.

-En eso te equivocas, tu carrera es tu futuro, es lo que te tiene que importar más.

-Tú eres mi futuro supuestamente, pero es bueno saber lo que piensas.

-Ay pero es que no te das cuenta, yo también te amo y eso pero no me gustaría que nos vean juntos ¿Por qué no lo entiendes?

-Porque a mí me encanta que el mundo sepa que estamos juntos y que somos felices.

-Yo me moriría de la vergüenza si alguien se entera que…

-¿Qué? Termina la frase, si alguien se entera de que eres gay, porque es demasiado terrible ¿Verdad?

-No digo que sea terrible, pero no está bien –el enojo le pudo más y dejó escapar esas palabras que llenaron los ojos de Jasper de lágrimas de bronca.

-Así que no está bien, entonces estoy equivocado ¿No? –Jasper se acercó hacia dónde había arrojado su abrigo y lo levantó. –Cuando aceptes que los besos de este hombre te excitan, llámame, hasta entonces, buena suerte dentro del closet.  –con esas palabras comenzó a caminar hacia la pensión, ya que era demasiado tarde para esperar el autobús.

En el camino fue escuchando música, no podía creer la discusión que acababa de tener y ahora no sabía si le afectaba más la bronca o la tristeza. Las lágrimas que le caían helaban sus mejillas acaloradas exteriorizando en la temperatura de su rostro la misma confusión que llevaba en su interior.

Detuvo su caminata para ponerse el abrigo que llevaba inútilmente en sus manos y continuó, le esperaban unos veinte minutos de pasos ligeros hasta la pensión. <<No estoy equivocado, somos pareja hace más de un año, no tiene sentido que no quiera estar cerca de mí. Lo que más me enoja es que no se acepte a sí mismo, siento que hasta me ve como un enfermo>>

 

Caminó velozmente hasta llegar a la pensión, las calles no solían ser demasiado peligrosas, pero por la noche de un día de semana podía pasar cualquier cosa. Jasper se alegró de haber llegado a salvo y con pasos pesados y aun jadeando ligeramente subió por la escalera hasta su habitación. La puerta estaba sin llave y al abrirla encontró a Kaoru durmiendo profundamente en la cucheta superior. Jasper suspiró y se acercó para taparle el pie que pendía fuera de la cama.

Dejó su bolso al pie de la cama y toda su ropa de abrigo sobre una de las sillas. Miró hacia su cama <<Solo quiero dormir, cerrar los ojos y que el día de hoy desaparezca>> Sobre su colchón encontró su carpeta de dibujo, no recordaba haberla dejado ahí. La tomó para llevarla a la sala común y poder terminar su trabajo. Cuando la levantó, un pequeño papel salió de ella y fue a dar al suelo. Lo tomó entre sus dos manos, era una nota.

“Por si llegabas tarde, me adelanté a los hechos. Cuéntalo como el regalo de Navidad que te debía. Kaoru”

Abrió la carpeta lentamente y observó que todos sus dibujos estaban pintados <<Será un desastre en la vida pero sí que sabe colorear>> las combinaciones de colores y texturas acentuaban a la perfección los diseños dibujados previamente por Jasper.

Cerró la carpeta y la dejó sobre la mesa, como pudo, entre medio de otro millón de cosas. Comenzó a buscar algo de ropa entre el desorden del cuarto y se dirigió al baño. Dejó que la bañera se llenara y luego se sumergió, el agua tibia se llevaba todo el daño hecho por el frío y al quitar el tapón, se llevó consigo todas las lágrimas que Jasper derramó en silencio.


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