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Problemas de clase por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Un capi más largo ujujuju

Espero que lo disfruten ^^ 

 

 

La jaula estaba cerrada, el desorden ya estaba hecho, Reborn estaba calmado y aprisionado. Lambo se terminaba de vendar la última herida que tenía en ese día, una nueva marca en su piel de porcelana, no podía evitar soltar una risita al sentirla punzar. El ruido no era un problema, para esa época todos estarían pensando en que estaba “entrenando” a Reborn, porque generalmente el maltrato físico era la única opción para aplicar ese deber de carcelero. Suspiraba al recordar las palabras de su antiguo maestro, “muestren ser superiores a esos animales y ellos cederán ante ustedes”, era patético. Lambo bufaba porque tenía hambre de nuevo, hacer ejercicio lo agotaba más y por ende necesitaba reponer energías. Su relación con Reborn había progresado bastante y ahora solo tenía que cumplir con un pedido más antes de que otra maldita locura se le ocurriera a ese viejo… pero eso iba a ser divertido… a menos que…

 

 

-LAAAMBOO

-Diablos – se quejó cuando escuchó aquello, un grito desde el piso abajo del suyo – seguro me escuchó – corrió para intentar cerrar la puerta con seguro, pero no la alcanzó. La luz del día penetró con potencia dejándolo ciego, estaba perdido – joder, joder… ¡estoy ciego! – se quejaba dramatizando aquello con exageración

-maldito hermano – gruñía mostrando sus dientes y su mirada afilada – ¡cómo te atreves! – sus dientes crujían por lo apretados que estaban y eso era mala señal

-no hice nada – se quejó retrocediendo, un leve escalofrío le recorría entero. Miraba a su hermana con terror… tal vez a la única que le tenía miedo era a ella – te juro que no fui yo

-te conozco lo suficientemente bien – dijo mientras entraba y notaba que su hermano solo traía pantaloneta y vendas por su cuerpo – aparte de eso, eres tan idiota como para dejar que Reborn te muerda sin descanso

-I-pin… en serio. Sea lo quesea, no fui yo – se quejaba mientras retrocedía, diablos, odiaba ver a su hermana enfadada

-¿quien más puede usar mi nombre para retirar la ración de dulces que me correspondía? – decía apretando su puño y afilando su mirada

-en verdad no fui yo – Lambo ya planeaba un escape mientras retrocedía – de veras – con rapidez veía las rutas posibles, pero… I-pin las cubría todas. ¡Estaba en problemas!

-Lambo – su aura pesada daría miedo a cualquiera

-joder – Lambo chocó con los barrotes de la celda de Reborn y sintió pánico. Con la única que no quería pelear era con I-pin, ¡era su querida hermana por dios! A ella no podía hacerle nada, era la única familia que le quedaba… más o menos – demonios

-el aroma a miedo siempre es tan agradable – Reborn se pegaba a los barrotes, pues había escuchado todo en silencio y lo estaba disfrutando. Se acercó al que trataba de escapar de la furia de aquella mujer, terminaba aspirando el aroma de Lambo y rozándolo con el bozal

-ni siquiera él – miraba a Reborn – te salvará de esta, Lambo – I-pin se acercaba con pasos firmes y Lambo tembló

-me gustaría ocasionar ese miedo en ti, vaca estúpida

-púdrete Reborn – se quejó – tu amenaza me vale madres… la de I-pin sí me da terror

-pues buena suerte… te aconsejo correr – se burlaba pegándose a la puerta de su celda, quería ser espectador en primera fila 

-Reborn… no intentes escapar – susurró Lambo antes de esquivar el primer golpe de su hermana y agacharse para no recibir la patada voladora de la misma. I-pin era el diablo cuando se enojaba

 

 

Lambo corría por todos lados, se defendía como podía, recibió ya dos golpes de puño cerrado, una patada en su estómago y ya tenía el sabor metálico en su boca. Sin importarle salir solo en esas fachas de semidesnudo, corrió por los pasillos en todos los malditos pisos de ese edificio, bajaba por las escaleras disponibles a cada lado de esa edificación y no lograba perderla. Gritaba una disculpa improvisada, prometía no volver a hacer aquella cosa rastrera, escuchaba a I-pin gritar mientras bajaba las escaleras de emergencia de dos en dos, saltaba con agilidad al igual que su hermana y el ejercicio les hacía bajar la adrenalina y la furia. Pelearon con rudeza armando el escándalo más desagradable de esos días

Cuando sus energías se agotaban, terminaba riéndose con I-pin, sin importarles nada más que su propia travesura. El ruido había hecho que todos salieran de sus cuevas, las caritas blanquecinas por la falta de sol estaban ahí, los carceleros reunidos en el pasillo viendo qué rayos sucedía. Seguramente pensaron que un clase A estaba descuartizando al par de gemelos escandalosos, tal vez tenían cierto morbo por saber quién fue el primero en morir o qué parte fue la primera en ser arrancada. Todos en ese lugar estaban enfermos, eran unas ratas, miserables, asquerosos, sin piedad. Pero al final eso no importaba, I-pin se desquitó aquel abuso con sus provisiones y Lambo se quedó recostado en el verde césped de la zona donde el jardín adornaba aquella cárcel. El de ojos verdes miraba las nubes y esperaba, porque desde hace unos minutos, mientras trataba de que I-pin no le hiciera tanto daño, olió a una persona, a alguien a quien esperaba con ansias

 

 

-oh, Hibari-san se apiadó de mí y me ayudará – comentó con diversión

-herbívoro. Necesito ver a Reborn… ahora que su lado inteligente está activo

- ¿cómo supo? – veía la sombra de ese hombre, la que se forjaba porque el sol le pegaba desde la espalda

-I-pin – la respuesta fue rápida y sin pensarlo

-está bien, pero hoy quiero otra cosa – dijo levantándose y mirando al mayor mientras revisaba que al menos sus vendas estuvieran bien puestas y que su cabello un poco largo ocultara todas las mordidas de su espalda – hoy… quiero…

-tengo una ración de postres para ti. Ahora solo déjame entrar a tu departamento

-le acepto eso, pero también quiero que lleve a Tsuna – internamente reía como maniaco, pero por fuera solo se rascaba la mejilla

-¿por qué? – levantó una ceja interesado por aquel pedido extraño

-es lindo jugar con alguien que asemeja a un gato. Quiero divertirme mientras usted habla con Reborn – le restó importancia al asunto, bostezando mientras daba el primer paso hacia su hogar

 

 

Kyoya no tuvo un maldito problema en aceptar la condición, por ahora quería hacer lo que se le diera la gana y en ese punto solo quería hablar con el clase A de patillas, porque le parecía interesante. Tenía la tendencia de hacer las cosas sin recibir réplicas de nada, fue por eso ató el collar al cuello de Tsuna como normalmente se hacía y empezó a arrastrarlo fuera, pero no contó con que el castaño se negara rotundamente a seguirlo de buena forma. Con la sola mención de Reborn, Tsuna empezó una especie de berrinche infantil, con fuerza retrocedía tirando de su cadena, gruñía y lanzaba chillidos molestos. Kyoya no tenía un maldito ápice de paciencia para tratar con un niño de esa clase, le golpeó el estómago para que le temblasen las piernas y dejara de resistirse, pero Tsuna no parecía ceder y por el contrario le dio la contra con una tacleada lo suficientemente fuerte como para encender la furia del azabache. Ahí empezó la pelea entre esos dos, de tal forma que Kyoya tuvo que empujarlo hasta la puerta y patearle la columna para que sus piernas perdieran fuerza y dejara de sostenerse del marco de la puerta

Kyoya tenía una venita saltándole el cuello cuando el castaño se negaba a subir las escaleras para llegar al piso correspondiente, un par más debajo del suyo. A puño cerrado arremetió contra las mejillas del castaño, era parte del amaestramiento que le aplicó durante esos días y hasta ese momento iba funcionando porque el otro cedía de apoco. La violencia física contra los clase A estaba justificada, un animal solo se postraría ante alguien que le superara y Kyoya disfrutaba mucho de enseñarle a ese castaño que era él, el carnívoro a cargo. Lo tuvo que arrastrar como a cualquier perro malcriado después del castigo y el castaño seguía rugiendo bajo, gruñendo y chillando cual infante rebelde. Fue malditamente tedioso porque hasta Gokudera había salido junto a su mascota para ver qué pasaba debido a los ruidos hacían, pero al final estaban allí, en esa estúpida habitación. Lambo sin pensarlo se lanzó encima de Tsuna como si jugara con cualquier bonita mascota, en cambio el castaño le gruñía, pero aprisionado con bozal y todos los implementos, no podía darle la contra al de mirada verdosa  

 

 

-hoy quiero probar algo contigo, Reborn – Hibari había estado recolectando algunas cosas por allí, en dos sitios diferentes para ser precisos. Así que quería ver qué tanto reaccionaba el clase A, a aquello 

-¿qué quieres? – gruñó el mencionado, quien por primera vez desde que Hibari lo visitaba, miró al carcelero – habla rápido niño

-así que tu mente vuelve sin fecha de especificación – se posicionó en frente de esa jaula e ignoró el hecho de que Lambo planeara jugar con Tsuna usando algunos ratones de hule que dios sabe cómo consiguió

- ¿y con ese mocoso no es lo mismo? Somos de la misma especie por si no lo recuerdas carcelero – dijo mirando a Tsuna y sonriendo – seguro que te fastidia igual que a mi

-dime, ¿respondes a estímulos tan básicos como el llamado de un celo? – escuchaba de lejos los gruñidos de Tsuna y las risas de Lambo. Con ese par entretenido en lo que fuera que hicieran, Kyoya estaba seguro de que nadie estaría escuchándolo, podía platicar con tranquilidad

- ¿hum? ¿Me quieres sobornar con algo para que yo te diga algo más? – la mirada del de patillas no estaba concentrada en Kyoya, ni siquiera en los demás integrantes de ese departamento, solo miraba al frente como perdido en sus pensamientos

-no me has dicho nada hasta ahora – dijo mientras sacaba algo de su chaqueta y lo mostraba

-una tela – susurró Reborn al ver la funda transparente e identificar aquello – ¿qué? ¿Me vas a drogar? ¿A dar suero de la verdad? – al fin giraba para chocar miradas con Kyoya

-si me dices por qué razón unen a dos chicas o a dos chicos como una posible pareja, así como toda la información que sepas de Verde – dijo abriendo la bolsa y con cuidado dejando que el aroma de ese pequeño trapo le llegase directamente a Reborn – te daré a esta mujer – había sacado esa tela de la jaula en donde una de las clase A se mostraba ansiosa. El espécimen empezaba a emitir sonidos bajitos, a removerse mucho en su jaula y demás, obviamente esa mujer estaba en celo y por eso Kyoya la iba a usar en su beneficio

-que bajo es eso – Reborn emitió una sonrisa sutil mientras captaba el aroma que en seguida desaparecía porque la bolsa fue cerrada – tentar a un animal con una hembra bien dispuesta es demasiado, ¿no cree, Hibari-san? – se burló mientras hacía sonar su lengua por mera diversión

-habla y te la daré

- ¿y cómo piensa hacer eso? Tengo curiosidad

-lo haré, ahora solo dime lo que quiero

- ¿sabe que ya mismo viene nuestra revisión? – rió bajito, ese muchacho le desagradaba como cualquier otro carcelero, pero tenía ganas de ver cuán lejos llegaba – cuando los ancianos hagan aquello, se centrarán en nosotros y ustedes podrán tener una única oportunidad de infiltrarse en los edificios centrales para robar la información que les dé la gana

- ¿cómo sabes eso? – Lambo le advirtió que la parte humana de Reborn era engañosa, se divertía con el sufrimiento ajeno y que, como extra, soltaba frases que te hacían dudar de todas tus bases… podría tratarse solo de un animal que aprendió a decir cosas bonitas, pero al menos era una pista o algo parecido

-no es el único interesado en información – susurró Reborn acercándose a los barrotes – ese altanero de cabellos platas también vino aquí y me habló claramente. En comparación a ti, ese mocoso es directo y pide lo que quiere sin vacilar. Aprenda de él – rió bajito, con diversión y placer de ver la furia del carcelero

-entonces fue un desperdicio venir – chasqueó su lengua insatisfecho

-no tanto – sonrió divertido atrayendo la atención del poseedor de ojos azules – deje a Tsuna conmigo y le mostraré algo interesante – sonrió con malicia

- ¿qué cosa?

-obviamente no se lo diré

- ¿quieres comértelo? – dijo sin sorpresa alguna. Ya había visto pelear a Tsuna y a Reborn, no sería raro que cometieran canibalismo

-puede ser – se acercó hasta Hibari y suspiró – pero seguro le interesa

-dime lo que quiero saber y ya está

-Verde fue como mi hermano mayor – sonrió divertido – así de viejo soy, ¿con eso basta?

-dime algo más y te dejaré a Tsuna

-nuestra genética está basada en descubrimientos genéticos antiguos. Yo soy uno de los seres más primitivos, pero Tsuna y los demás, son ya el experimento más elaborado y exitoso de Verde – dijo todo de golpe apreciando el leve movimiento de las facciones faciales ajenas

-eso ya lo sabía, dime más

-solo finge que ya lo sabía – sonrió con malicia – pero está bien, le diré – entonces Reborn se paraba para estar a la altura de ese carcelero y acercó el bozal a los barrotes – Verde se volvió un poco loco después de tener éxito… esparció su gen mutado a personas comunes sin decirle a nadie y es por eso que nos convertimos en plagas. Sus registros están ocultos en la sección especial de la biblioteca de los ancianos, subsuelo tres, justo alado de los laboratorios en la llamada “zona restringida” … solo los mejores genetistas podían entrar, supongo que las cosas no cambiaron mucho desde que yo entraba con Verde para sus malditas sesiones científicas

- ¿no podías colaborar de esa forma antes? – se quejó con furia contenida. Todo hubiese sido más fácil si sabía dónde rayos buscar la información que necesitaba

-ahora tengo motivos suficientes

-la hembra es tuya, la traeré … y puedes matar a Tsuna si quieres. Poco me importa

-que cruel

-ustedes parecen pelearse por el liderazgo. Será interesante ver quien gana – una retorcida sonrisa salió de Kyoya, peor eso solo hizo que Reborn se relamiera los labios

 

 

Hibari no tenía nada en que pensar, a menos que ese “nada” involucrara su propio beneficio o una pequeña diversión temporal, tampoco tenía nada más interesante que hacer. Lo único que le movía era la necesidad de saber por qué demonios los ancianos ocultaron que uno de sus investigadores causó el desastre humano. Tal vez la investigación de Kyoya sería un desperdicio, porque saber lo que pasó hace décadas no le serviría para enfrentar el futuro, o tal vez sí, pero por ahora solo pensaba egoístamente en su satisfacción personal y eso significaba vencer a los ancianos en su propio juego. Como dijo, dejó a Tsuna en esa habitación, a disposición del enemigo. Lambo abrió la jaula de Reborn pues al parecer a él tampoco le interesaba lo que ocurriera entre los dos clase A y ambos carceleros salieron del departamento. Ignorando el primer ruido de algo quebrándose, bajaron las escaleras en silencio.

Lambo sonreía cuando alcanzaron la planta baja, pues veía a uno de sus superiores llegar y sabía que las cosas se iban a poner interesantes. Tenían una misión nueva, pero en vez de darles informes individuales, Lambo opinó que sería más fácil llamar a todos los carceleros del edificio y los del contiguo. El superior también quería evitarse la fatigosa rutina de ir tocando puerta en puerta para entregar las misiones, así que aceptó la sugerencia y llamándolos a todos por la radio, los convocó a los jardines. Eran alrededor de cuarenta personas escuchando las siguientes labores a cumplir, no replicaban porque era su trabajo. A cada uno se le entregaba su carpeta correspondiente, algunos charlaban o se burlaban entre si y al final cuando el sol brillaba en esplendor… una puerta que cayó del cielo, detuvo la programación del día

La puerta metálica caía cerca del grupo de entretenidos carceleros, estaba deformada por golpes y en seguida les dio pista de lo que ocurrió. Demoraron demasiado tiempo en aquella labor de asignación, en ningún momento escucharon un ruido delator, a lo mucho los típicos aullidos de algunos clase A o alguna cosa parecida, eso era malditamente extraño. Salidos de la ensoñación por estar formando hipótesis, sacaron sus armas eléctricas, otras con sedantes y tenían una mano en la que llevaba municiones reales para aplicar la fuerza letal. Estaban listos para todo

Al ver al individuo que ocasionó ese pequeño altercado, se quedaron en silencio profundo. En el tercer piso de aquel edificio de siete, se hallaba una persona parada en el borde del balcón, poco después apareció otra figura en el siguiente piso y poco a poco, uno por uno, se iban mostrando. No cabía duda de que ellos eran quienes lanzaron esa cosa metálica desde algún piso. Pero no era cualquier individuo, cada uno de esos altaneros vestía el típico pantalón de tela y las mangas en extremo largas, propias de una camisa de fuerza. La tela se ondeaba con la brisa, los bozales empezaron a caer uno por uno mientras el mayor de todos los carceleros salía de la estupefacción y daba el SOS. Un solo grito fue el detonante de todo

 

 

-VAMOS MONTÓN DE IMBÉCILES – Reborn lideraba el grupo mientras se arrancaba la camisa de fuerza, mostraba su fortaleza y sonreía al ver el pánico en los carceleros

-SECCIÓN DOS. AL FRENTE OTROS – Tsuna estaba a su lado, sin ataduras, sin dudas, con las garras brillantes señalando la entrada de aquella cárcel de máxima seguridad

-VAMOS – gritó una de las pocas clase A que estaban en los primeros pisos y los demás la seguían en gritos parecidos o en rugidos agudos que resonaban por el aire

- ¡ATTACO!

- ¡JINGONG!

- ¡ATTACK!

- ¡ANGRIFF!

- ¡KOUGEKI!

 

 

Una lluvia de meteoritos era hermosa de contemplar en la noche, pero la lluvia de clases A que se lanzaron desde los balcones de diferentes pisos no fue algo como aquello. Ese momento olía a muerte, la pesadez del ambiente les dio escalofríos a los carceleros, sus manos temblaron con las armas entre ellas y sus mentes se ponían en blanco a la vez que sus pupilas se dilataban. Con tan solo ver como el primer clase A tocaba el suelo con uno de sus pies, la desesperación hizo que sus cuerpos empezaran a sudar, porque después de esa pisada venía un salto poderoso. Bastaron pocos segundos para tener al primer enemigo enfrente del grupo, el despiadado asesino tiró del brazo de la primera víctima, esos ojos azules que brillaron llenos de furia era la primera visión de la parca.

Era un motín, no uno cualquiera, no uno que podía controlar, era un motín de animales que podían destajar la carne con facilidad. Un motín letal, así lo definió el superior mientras empezaba a disparar sin miedo de matar a esas bestias despreciadas, esas cosas que usaban como armamento y que en cualquier momento podían estallar, pero fue inútil cuando otros dos clase A rodearon al grupo y la matanza empezó. Los novatos empezaron a pelear por su propia vida, daban todo de si mientras en su mente solo estaba el objetivo de seguir respirando. Los carceleros habían dado todo para amaestrar a las bestias que tenían por compañeros, los maltrataron como nunca, les hirieron, torturaron, escupieron, despreciaron, mataron de hambre y así se pagaba ese asqueroso trato. Era el karma que actuaba con potencia desmedida. I-pin fue la primera en estallar su modo “supervivencia y captura” porque entre los clase A que vio, estaba su queridísima mascotita extraña, la misma que junto a Tsuna y Yamamoto corrían al edificio contiguo. Ningún departamento estaba vigilado, los clase A estaban solos y a lo que algunos carceleros llegaron como conclusión, era que seguramente ellos planeaban liberar a su “familia”

Kyoya sabía que esos malditos enemigos respetaban a la familia por sobre todas las cosas, eran una manada y como en cualquiera, uno protegía al otro. La forma de actuar era semejante a una estrategia de caza, los peones iban por enfrente, los más listos iban por detrás, el líder comandaba el grupo y los que sobraban iban a hacerse cargo de no dejar que nadie escapara de la masacre central. Pero en esta ocasión no era una cacería cualquiera, era una guerra por liberación. La masacre se daba con la intención de asesinar a cuantos adversarios pudieran para que los demás escaparan sin problemas y las pérdidas de su gente fueran mínimas. Había que sumarle algo más y eso era que si tenían intención de escapar, lo harían llevándose a la mayoría de sus miembros. Tsuna pagaría caro tamaña osadía, pues al parecer, el castaño lideraba al grupo “rescatista”. Eran tres los que corrían hacia los edificios en donde su gente aún estaba aprisionada

Hibari ignoró la batalla grupal y corrió en la misma dirección en la que Tsuna corría, tuvo que dispararles a dos clase A para lograr abrirse paso, eso fue lo único sencillo de ese plan. Ni siquiera le importó ver a Skull y Yamamoto irse a otro edificio, él solo se centró en Tsuna que corría a un edifico en especial, como si buscara algo. Cuando Kyoya vio a su clase A elevar la nariz para olfatear, supo que en realidad si buscaba algo o a alguien. Tsunayoshi no paró en su carrera, que en cierto momento empezó a ser a cuatro patas, saltaba con habilidad esquivando obstáculos, trepaba una pared con saltos precisos para alcanzar el primer balcón y siguió escalando hasta el tercero. Kyoya maldijo entre dientes porque a pesar de ser un buen “soldado”, sus habilidades no alcanzaban a las de los clase A, de hecho, ningún humano de la clase normal podía hacer lo que los clase A. Esos seres eran humanoides en otra escala de evolución y eso solo hizo que Kyoya pensase que quitarle la medicación a Tsuna fue su peor error

El azabache tuvo que forzosamente usar el elevador para llegar al piso donde perdió de vista a Tsuna, maldecía mientras preparaba su arma con dardos, Tsuna era suyo y no lo dejaría escapar por nada de ese mundo. Cuando llegó, vio algo que no le gustó nada. Reborn lo esperaba apenas dio un paso fuera del elevador, sonreía con prepotencia mientras le cortaba el camino, ese maldito lo había planeado todo era obvio. A lo lejos se escuchaban los gritos desesperados, gruñidos, aullidos, pero eso no importaba porque Kyoya se vio en menos de dos segundos empotrado contra la pared. Si no hubiese tenido una capacidad de respuesta rápida ahora estaría muerto, pues con sus tonfas apenas pudieron impedir que esos dientes se incrustasen en su cuello o que una de esas garras le destrozara el cráneo. El de patillas saltó lejos haciendo relucir sus garras y dientes manchados de un leve carmín, pues era bien sabido que dar muerte era la actividad favorita de Reborn

 

 

-¡vamos! – Tsuna salía de una de las habitaciones tirando de la mano de un muchacho más alto, de larga cabellera blanquecina y que aún tenía el bozal y las amarras de cuero – Squalo muévete

-VOOOOIIII, no pensé que sería hoy – se quejaba dejando que los dientes de Tsuna destrozaran las correas que lo mantenían prisionero. Ya con libertad en al menos un brazo sonreía arrancándose lo que podía y con rapidez se quitaba los impedimentos que detenían sus blancos dientes – ya quisiera ver la cara de esa estúpida basura

-sí, sí, ahora muévete Squalo – se quejaba Tsuna mientras analizaba su alrededor – eres prioridad aquí

-¿cómo es que…? – Hibari los miró a todos y sacó sus conclusiones con habilidad – ustedes organizaron esto

-claro que no – sonrió Reborn mientras con movimientos gráciles de su mano acomodaba un mechón de cabello largo de Squalo – es improvisación de mi querido Tsuna – miraba al mencionado y el castaño fruncía su ceño

-esos gruñidos eran una señal – dijo Kyoya al recordar la forma en que luchó con Tsuna para subirlo al departamento de Lambo. El castaño se comportaba extraño; gritaba, rugía o gruñía a pesar de que ese no fuera su comportamiento normal. Además, escuchó un par de aullidos que surgían de diferentes lugares al mismo tiempo, pero… - se hablaban entre ustedes

-démosle un premio al ganador – sonrió Tsuna con diversión mientras el de cabellera blanquecina cerraba sus ojos grises y se lanzaba al vacío para seguramente sacar a los demás de sus jaulas – Reborn… ¿me ayudas?

-elige qué quieres Tsuna – Reborn se apartó de Kyoya dándole la espalda, despreciándolo como oponente y causando la furia del mismo

-no quiero enfermarme con su asquerosa carne – sonrió el castaño y esquivó la primera bala que le lanzaron. Con su mano hacía un leve saludo a Kyoya y terminaba riéndose como maniaco. Cada carcajada retumbaba en ese ambiente que era rodeado por el aroma a sangre – te lo dejo – ronroneó quedito mientras se relamía los labios

-si mi querido Tsuna no lo quiere… – Reborn se acercó al castaño y le lamió la mejilla con lentitud, repasando la piel de la punta a punta en ese rostro levemente manchado de suciedad – entonces tampoco yo – susurraba cerca del oído del castaño, quien cerrando sus ojos aceptaba la cercanía

-ustedes fingían todo el tiempo – otra bala falló y Kyoya agudizaba sus sentidos para saber quién más estaba cerca. Si esos clase A planearon algo, debía ser con un motivo especial – pero escapar será inútil. Fuera de estas paredes, ustedes son blancos fáciles

-nada cuesta intentar – sonrió Reborn justo antes de que Tsuna saltara del balcón – además… como el líder de esta manada, yo decido lo que harán

-así que tú los organizaste… Reborn

-¿qué te importa eso? – Kyoya entonces empezaba a odiar esas sonrisas cínicas, tétricas y que hacían resaltar las facciones marcadas de Reborn. El mayor entonces lanzaba un ataque con sus garras en perfecta posición, que no tuvieron objetivo más que hacer retroceder al carcelero – addio, moccioso – de un salto rápido esquivo la bala. Aquel fallo le dio a Reborn la suficiente ventaja para correr en dirección de los clase A que empezaban a dirigirse a la salida

 

 

Alcanzarlos a pie era imposible en todo sentido, esos monstruos eran más rápidos de lo que parecía. Los carceleros tenían que usar los autos y demás transportes para conseguir siquiera tener una cercanía a sus objetivos. Era entonces que las llantas resonaron contra el suelo, el rugido de un motor lideraba los siguientes y de repente al menos una decena de armados carceleros empezaban el contraataque. Cuando Hibari logró alcanzar al que debió ser su grupo de apoyo, vio cadáveres esparcidos por doquier, normal en una crisis como aquella. En la salida, los clase A se impulsaban entre ellos para que de un gran salto lograsen pasar la pared que les cerraba el paso. A pesar de que la mayoría de enemigos estuviera aun con efectos de los tranquilizantes semanales, se movían con soltura, seguramente era el deseo de salir de esa prisión

Ya habían capturado a cinco clase A, tenían luchas con otros más dentro de las paredes del lugar, pero alrededor de quince estaban fuera de los muros. Tsunayoshi estaba en el borde de la pared limitante, su labor era la de ayudar a los clase A, a dar el último salto para pasar hacia su libertad. El castaño era como el sacrificio, pues los que se quedaban colaborando para que su familia escapase, estaban destinados a ser capturados tan pronto como los carceleros tuvieran estabilidad y los superasen en número. Reborn empezaba con su masacre personal, degollando a cuanto carcelero encontrara en su camino, soltando rugidos llenos de emoción mientras veía más cuerpos sin vida.

Lambo luchaba con un par de clase A para retenerlos dentro de la muralla, era entonces mostraba que no era solo un simple mocoso sino un oponente digno, pues se daba cara a cara con un enemigo que le superaba en estatura. Cosas parecidas sucedían con los que aun respiraban, I-pin lanzaba golpes estratégicos para hacer caer a sus enemigos, los expertos en armas disparaban a matar a pesar de que los clase A les esquivaran al menos cuatro de las cinco veces en las que detonaban la munición. Los que se trasportaban en autos lanzaban las cadenas sobre los enemigos para enredarlos e impedirles el movimiento, ya llegaban más refuerzos desde los edificios más lejanos y las cosas se equilibraban de a poco

 

 

-¡no dejen que salgan!

-preparen el armamento, ¡maten a todos los que están fuera! –

-autorizada la fuerza letal… repito… QUEDA AUTORIZADA LA FUERZA LETAL

 

 

I-pin sangraba por su brazo, se quejaba por el dolor y trataba de refugiarse en algún lugar para ponerse algo que detuviera momentáneamente la hemorragia, pero justo antes de lograrlo, un clase A se le lanzara encima. La muerte le llegaba y ella le dio frente con los ojos abiertos, preparada para defenderse hasta el último segundo, pero no hizo nada, porque al final Skull la defendió, atacando a quien quería hacerle daño a su pareja. Peleas entre clase A eran simples advertencias para señalar lo que era suyo, puesto que de vez en cuando el aroma no era suficiente aviso, mucho menos en una confusión así. Esto conllevaba a que… los enemigos que ya formaron el lazo de pareja, se quedaban defendiendo a su “humano”, aún a coste de que fueran tachados por la traición a su propia especie. Un dato interesante en ese momento, que poco importaba porque los altos mandos ya apuntaban sus rifles de largo alcance y empezaba a intentar detener a los fugitivos. Las muertes se contarían después, pero ahora solo había una misión y era impedir que la amenaza global fuera suelta

Kyoya logró usar sus dardos contra los clase A que aun trepaban la pared y entre esos estaba Tsuna. El azabache vio esos iris marrones mirarlo con furia y desprecio, eso justo antes de saltar de aquella pared limitante y proceder a atacarlo. Tsuna había renunciado a la libertad para acabar con los carceleros que aún eran una amenaza dentro de las paredes de aquella cárcel. Aun se escuchaban los gritos de muchos, las quejas de otros, gruñidos animales que advertían que no era una pesadilla lo que estaban viviendo. Las luchas internas sólo acabaron después de que un alto mando lanzara una serie de bombas de humo para confundir los sentidos de los clase A que aún permanecían dentro del área. Aquella cosa afectaba a quien le llegase, carceleros y clase A por igual se vieron inconscientes dentro de unos minutos.

Los fugitivos estaban lejos, la mayoría zigzagueaba sin un orden predecible mientras se desplazaban por la zona llana de los alrededores, era una táctica básica para evitar las balas que les eran lanzadas. Todos corrían usando sus cuatro extremidades, la velocidad era increíble y las armas de largo alcance perdían eficiencia hasta que ya no podían dañar a los clase A. Pocos habían logrado escapar, muchos habían muerto y sus cuerpos estaban a las afueras de esa muralla, aun así el número de víctimas fugitivas era una pequeña porción en comparación con la muerte de miembros de las armadas de resguardo. Los informes se daban vía oral, las tropas de rastreo ya se movilizaban y empezaban con las labores de captura para los fugitivos. Tropas se desplegaban con suma rapidez, escuadrones se encargaban de aprisionar a los clase A que estaban a disposición, los demás se encargaban de reunir los cuerpos o al menos lo que quedaban de ellos. Y al final de ese día se juntaban los cadáveres que lograron ser reconocidos para ser devueltos a las familias o ser cremados y enterrados

 

 

- ¿te divertiste Tsuna? – fue la frase que Kyoya lanzó con burla hacia un prisionero

-más de lo que cree – se reía mientras era atado con cadenas gruesas y puesto junto con todos los demás clase A sobrevivientes

-pensé que escaparías, Reborn – decía Lambo mientras dejaba que alguien le revisara una herida sangrante en su cabeza – que patético – pero el mencionado solo se carcajeaba quedito sin mirar a nadie

- ¿también se lo llevarán? – Gokudera veía como Yamamoto y Skull eran atados y puestos con los demás

-se les llevará a la zona de castigo y evaluación – respondió el alto mando y era toda la explicación que los aun considerados novatos, a pesar del tiempo que ya llevaban haciendo misiones, recibían

 

 

Castigo, esa palabra sonaba cruel de cierta forma, pero que era correcta en esos casos. La única diferencia entre un castigo que normalmente se da a una persona que infringió la ley y el de los enemigos era que… el castigo de los clase A por mal comportamiento, sólo era pura venganza personal de los altos mandos. Algunos de los que eran encadenados y arrastrados ya lo sabían, lo habían experimentado en ocasiones anteriores y por eso algunos temblaban desde el mismo momento en que reconocían la zona de “castigo y evaluación” … pero los carceleros no sabían nada de eso y, aun así, nadie dijo nada cuando los clase A dentro del perímetro fueron ingresados en un edificio que solo era usado por investigadores.

De ese lugar salieron pocas cosas ese día, entre ellas; gritos, aullidos, gritos, suplicas, más gritos, pedidos de piedad y desgarradores alaridos de dolor. Los carceleros trataban de ignorar lo que sus sentidos captaban, cubrían sus oídos, los tapaban con objetos de hule, se recostaban en sus camas intentando que las mantas impidieran percibir el dolor ajeno, pero poco servía, porque eso seguía taladrando sus conciencias sin descanso. Todas las personas normales habían sido criadas bajo estrictas enseñanzas sobre clase A, donde se predicaba quien era el bueno y quien era el malo, así como los castigos dirigidos a cada quien… pero nadie los preparaba para escuchar todo ese dolor que a cualquiera le hubiese dañado las cuerdas vocales. Los altos mandos dejaban las ventanas abiertas para que todo se escuchara, ellos lo consideraban como un entrenamiento más, para forjar soldados con carácter. Horas después los carceleros sabrían que los castigos eran simplemente... inhumanos y a pesar de eso… los aceptaban como correctos

 

Cada clase A fue entregado a su entrenador a la hora indicada, los que no tenían a su carcelero vivo, eran enviados a la zona de jaulas individuales y era entonces que algunos carceleros se preguntaban… ¿Quién era el monstruo en ese lugar? Porque cada enemigo castigado llegaba con sus ojos abiertos, pupilas dilatadas, con la respiración apenas notable, con cortes por doquier, con semblantes moribundos, no mostraban movimientos y… era cruel… muy cruel. ¿Cómo se permitía eso? ¿por qué lo hacían? ¿estaba bien esa forma de protegerse? ¿era correcto ese castigo? ¿era humano ser tan inhumano?

 

Kyoya vio como lanzaron a Tsuna a su jaula y cuando pudo estar solo, ingresó sin temor alguno para revisar al castaño. Le quitó con rapidez la camisa de fuerza y vio aquello… aquello que le dio un poco de asco y rabia. Los brazos de aquel castaño tenían decenas de puntos rojos evidencias de agujas incrustadas en ese cuerpo delgado y que a simple vista parecía frágil. La mirada perdida, ni siquiera enfocaba algo, tampoco parpadeaba, solo estaba allí. Tsuna tenía una herida aun sangrante que traspasaba el pecho y abdomen, la cortada apenas había sido tratada, untada con alguna sustancia de color negruzco y dejada al rojo vivo. Kyoya gruñó insatisfecho pues el aroma a quemadura de piel también se notaba y salió del departamento asqueado por aquella mezcla entre medicamento y tortura. Vio que por el pasillo alguien se apoyaba en el filo del balcón y lloraba, tal vez ese alguien se impresionó mucho al recibir de nuevo a su castigado clase A

 

Por las escaleras arrastraban un cuerpo que Gokudera reconoció enseguida y sin querer su pecho se estrujó. Vio a Takeshi ser arrojado en la celda y él sin decir nada solo despidió a sus superiores y empezó a fumar un cigarrillo. Se sentó frente a la reja y miró al azabache, en la mente del poseedor de ojos esmeraldas no había nada más que desolación. Se mordió el labio al ver la horrible quemadura que el otro tenía en un tobillo, los ojos de Takeshi estaban cerrados pues tal vez se desmayó en alguna de las torturas. Le faltaba un par de uñas de los pies, las marcas de golpes se notaban en extremo y sin pensarlo Gokudera golpeó los barrotes con frustración. Yamamoto no mordió a nadie, lo único que hizo fue defenderlo y ayudar a su gente a escapar. Entró entonces allí, tratando de ver si el otro despertaba, pero Yamamoto apenas si podía respirar. Le quitó esa ropa rasgada, vio con horror cada cortadura y la sangre seca. No pudo soportarlo, era horrible tener que soportar ver eso. Con esfuerzo se llevó a Takeshi a su cama, lo recostó y curó con esmero, todo mientras de sus ojos brotaban lágrimas de culpa… sentía compasión por aquel muchacho que sufría… tal vez solo era el momento, pero… sentía culpa por no haber defendido a su clase A y era por eso que le daría un trato amable por ese día

 

I-pin sollozaba al ver el deplorable estado de Skull, de su adorable mascota, de su inmortal Skull como solía decirle de cariño, del idiota que la defendió cuando la muerte le besaba la frente… de su… de su pequeño, porque en sí, era eso para ella, su pequeño Skull… el perro fiel que no dejó que alguien la mordiera, quien suplicó con voz susurrante que le dejara ayudar a sus hermanos más jóvenes. Skull el idiota que ahora mismo gemía suavecito por el dolor de las heridas de sus brazos. El de cabellos lilas tenía cortes varios, horizontales, como cuando alguien quiere suicidarse de forma lenta, pero que fueron hechas por alguien que solo quería ver dolor en aquel muchacho de facciones ya maduras

 

 

-maldición… lamento no haber impedido que te hicieran esto Skull – sollozó y sintió un leve movimiento de los dedos del mencionado – sé que te curarás a pesar de que tendrás cicatrices, pero… pero… - su voz se quebraba porque de alguna forma sentía que era ella el monstruo en ese lugar

-su… su – susurraba quedito tratando de sonreír con sutileza – I… pin

-maldito idiota. No debiste ayudarlos y… no debería sentir compasión por ti – se recriminaba mil veces por eso

-susu

-no entiendo qué rayos quieres decir – se quejaba mientras se limpiaba las lágrimas que se escapaban sin permiso

-Susu… bebé – susurró justo antes de quedarse dormido en medio de su dolor agónico. El cuerpo de Skull temblaba, la respiración se agitaba a veces y era difícil de presenciar aquello

- ¿qué? – I-pin intentó desertar a Skull para que le dijera algo más, pero fue en vano. El “inmortal” necesitaba dormir y reposar para sanar – ¿bebé? – susurró mientras pensaba y de paso se limpiaba las lágrimas de culpa. I-pin había puesto un futón para Skull, pero a pesar de todo no podía simplemente dejarlo fuera de la jaula, así que después de recostarlo, cerró la reja – ¿cómo que bebé?... no será que

-I-PIN – Lambo azotó la puerta de su hermana entonces – ayúdame

-no estoy de humor – se quejó instantáneamente. Lo que más odiaba era que alguien la viera en sus momentos de debilidad – lárgate – le amenazó

-ayúdame… él no está respirando – se quejó jalando la mano de su hermana y mirándola con súplica. De sus ojos brotaban un par de lágrimas y mostraba dolor en su expresión – ¡con un demoño!... ¡AYÚDAME!

-¿quién no respira? – I-pi dejó la impresión de lado, pues al parecer no era la única que sufría

-Reborn – respondió intentando que su voz no se quebrara

-pues deja que se muera – frunció su ceño. Ese tipo era el diablo, era preferible dejarlo morir

- ¡no lo entiendes! – se quejó y sin decir más arrastró a su hermana – si Reborn se muere… te arrepentirás

-sin una buena…

-¡I-pin! ¡No es juego!... después te explico … ahora solo ayúdame a volverlo a la vida – se quejaba y sin esperar más solo se llevó a su hermana a su departamento. Ella era buena en conocimientos básicos de primeros auxilios

 

 

Continuará…

 

 

 

 

Notas finales:

En lo personal este capítulo me dolió mucho. Wow, cuando lo corregía fue cómo.... ¿yo escribí eso? es un poco raro, no tan cruel, pero tiene sensibilidad... creo que fue solo mi impresión 

Bueno, debo decir que ya terminé el borrador, claro que faltan pulir detalles y cosas así. Además debo advertir que no esperen complejidad en esta historia, pues no la tiene, es algo que salió de momento y ya... no lo planifiqué ni nada, así que ya les advierto que el descenlace no es épico, solo es un desenlace común jejeje

Muchas gracias por los reviews, y a las personitas que me siguen leyendo. Me sorprenden porque yo no esperaba que sobrevivieran más allá del cuarto capítulo y eso me anima a seguir ^^

Muchos besos~ y nos estaremos viendo~

 


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