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Problemas de clase por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

¿Sobrevivientes?

Les traigo su dosis del fic

Espero lo disfruten~

 

 

 

 

 

Los más jóvenes siempre tenían ese exceso de confianza dada por su energía e inexperiencia, pero la necesitaban limitar, mucho más si no han convivido con los superiores desaparecidos o enjaulados. Los que no conocían la ferocidad de los mayores se daban aires de grandeza, prepotencia, mostrando su lado más patético. Era cierto que los recién liberados se volvían como gente nueva en la manada y debían ganarse su puesto otra vez, pero eso se volvía tarea fácil, aunque los demás no quisieran aceptarlo.

Reborn, por ejemplo, el primer día en que volvió a aspirar el aroma de su refugio predilecto, también fue el primer día en que supo inspirar temor en todos los que lo miraban con curiosidad. Los reunió a todos desde los más longevos hasta los niños, los escrutó con aquellos pozos negros, gruñó frente a cada uno para revisar sus reacciones y al primer muchachito que se atrevió a verlo con altanería, lo golpeó tan fuerte como para romperle dos costillas. Fue un ataque que sorprendió a la mayoría, el sonido de los huesos rotos resonó entre tanto silencio y un nuevo golpe acalló cualquier sonido que desease escapar de la garganta de cualquiera. Agarró al desdichado de los cabellos, con su garra le hizo una bonita marca en la mejilla, rompió un brazo que quiso atreverse a darle contra y lo mostró ante todos como advertencia. «Soy su líder, su jefe, su alfa. Un solo error que yo considere grave y serán la víctima del día. Mis reglas se cumplen al pie de la letra y si no les gusta pueden irse, pero sólo tendrán diez minutos para abandonar el territorio o los cazaré personalmente»

Reborn supo poner su lugar en claro desde el primer instante. Verde rió sonoramente. Skull se rascó la nuca y lanzó un suspiro, porque no compartía esa forma de pensar llena de violencia. Pero al final, todos sabían que la fuerza, la capacidad de liderazgo y la confianza ganada a punta de esfuerzo, no eran fáciles de mantener. Cada uno se ganaba el respeto con el método que más le gustase y en ese caso, Tsuna y Squalo optaron por mandar al diablo la consideración y mediante su fuerza brutal ascender a la punta de la pirámide social en la manada

Squalo ya se había hartado de la arrogancia de toda la maldita manada juvenil, escogió al primer atrevido para otorgarle el primer golpe. Rodó con el desgraciado, golpeándose como si fueran dos cazadores peleando por territorio, mientras trataba de infringirle el mayor daño posible y evitar su propio dolor. Cuando se cansó de jugar, mordió el cuello del primer desdichado, disfrutó de la sangre joven y hasta rió con la boca llena. Sus colmillos desgarraron la piel, más la herida no profunda, pues su objetivo solamente era que estallase el primer grito de advertencia. No se matarían, sólo se dañarían, pues eran familia y eso era más sagrado que el alimento. Pero escarmentar a los inexpertos siempre era divertido, aun si el costo era que el dolor en su herida recién cicatrizada le molestara

 

 

Tsuna tacleó a su atacante y lo mandó tan lejos como sus piernas le permitieron. Dos golpes bien dados ocasionaron una hemorragia en el lado derecho de la frente de su primer oponente y fue suficiente como para liberarse de este. La sangre que brotaba de la cabeza era exagerada. Estaba listo para enfrentar al siguiente, sonriendo como demente, mostrando sus colmillos filosos y sus garras extendidas. Pateó al que osó darle contra, estampó al siguiente contra una de las rocas enormes que estaban a veinte metros de la entrada a la madriguera, lo golpeó a puño cerrado hasta que lo dejó inconsciente y la roca tenía una bonita mancha de color carmín. Con habilidad evitaba ataques, pues al parecer todos se dejaron llevar por su figura menuda y querían destrozarlo para demostrar que eran dignos de un puesto superior al que tenían. Tsuna se reía de los imbéciles que lo miraban desde arriba, daba zarpazos precisos hasta poner a sus oponentes de rodillas o con la mejilla en el suelo. Los humillaba frente a toda la manada y lo mejor era que él casi ni tenía rasguños en su cuerpo

Squalo los dejaba al menos con una lesión que tardaría en sanar. Tsuna los dejaba a sus pies sin opción a moverse o replicar. Ambos miraban con prepotencia a todos los que se la pasaron despreciándolos. «Vamos, ¿quién sigue?» era la frase coreada mientras miraban a su alrededor. Squalo viendo a Yamamoto de lejos, el mismo que sonreía sutilmente mientras mostraba que Susu estaba dormido a pesar del escándalo. Tsuna riéndose mientras limpiaba la sangre de sus colmillos y enfrentando la mirada de dos antiguos carceleros, haciéndoles una seña que los invitaba a pelear. Reborn admirando todo en silencio, porque siempre supo que ese par eran parte de sus mejores subordinados  

 

 

—¡vamos, princesa! — Tsuna contactaba con aquellos ojos verdes que lo miraban con odio — ¿acaso tienes miedo?

—desgraciado — Lambo iba a dar el primer paso, pero alguien lo detuvo y lanzó hacia atrás

—no lo harás — advertía I-pin mirando directamente a su hermano — ¿acaso no viste lo que yo acabo de ver?

—me importa un comino — empujaba a su hermana, pero esta lo volvía estampar contra la pared que formaba la pequeña entrada a la madriguera subterránea de la manada — déjame I-pin. Le cerraré la boca a Tsuna y…

—te matará — sus manos temblaban por el duro agarre que sostenía en Lambo — y no estoy dispuesta a perder a mi hermano — miedo. Lo sintió cuando vio a Squalo morder a uno de los clase A y cuando Tsuna dejó inconsciente y ensangrentado a uno de los más jóvenes con el que ella estaba acostumbrada a hablar

—el hijo de puta me está despreciando. Tengo orgullo y…

—¡¿y eso vale más que tu vida?! — le regañó y golpeó la frente ajena — reacciona Lambo

—apártate, pelearé con él — mantenía su seriedad, porque estaba furioso. No sólo fue herido físicamente, sino que con esa demostración de poderío se sentía una cucaracha. Quería demostrar que era fuerte también o morir defendiendo su honor

—si te mueres, Tsuna habrá ganado — I-pin sabía que su hermano era competitivo, caprichoso, infantil y muchas cosas más, por eso acudía a esas estrategias — si te mata ahora, él se quedará con Reborn sin dificultad alguna

—no jodas, I-pin

—le darás el placer de una victoria directa y tú quedarás en el olvido

—I-pin

—si vives podrás darle lata por siempre. Confío en tus habilidades, sé que en algún momento mi padre caerá ante ti… pero para eso debes estar vivo

—¿lo has visto? — miró a su hermana y suspiró — está provocándome y sabes que yo no huyo a esas cosas

—razona un poco o seguirás siendo un niño — criticó con firmeza — y a mi padre no le gustan los mocosos inmaduros y tú lo sabes

—odio cuando logras convencerme

—es hora de crecer, Lambo. Acepta que aún no estás altura de esos dos — dijo señalando hacia su espalda, donde escuchaba que la pelea continuaba — a mí también me da rabia saber eso, pero sabes que podemos llegar a superarnos e ir escalando en la pirámide

—quiero desquitarme

—busca la mejor oportunidad y hazlo… pero ahora no es el momento, Lambo  

 

 

Golpes que veían e iban, aciertos, errores, agresores y agredidos. Expertos riéndose por los golpes suaves que daba cada novato, esquivando con facilidad, recibiendo algunos por diversión, impidiendo el daño en sus propios cuerpos. Novatos gruñendo indignados porque no podían siquiera darles contra, niños orgullosos que terminaban en el suelo o gritando por el dolor. Todos querían defender sus ideales, sus puestos y ascender a uno superior. Todos eran guiados por instintos, estuvieran o no en esa parte pensante que los caracterizaba como personas

Tsuna no midió fuerzas en cierto punto y dio a conocer por qué demonios algunos le tenían miedo. Rompió dos brazos y dos narices en pocos instantes. Se reía cuando tres novatos trataban de atacarlo al mismo tiempo, pero terminaban muy mal porque su velocidad era envidiable. Rompió tres costillas y mordió profundamente a cinco. No tenía compasión porque estaba furioso y perdiéndose en emociones negativas, como si su parte animal le ganara la pelea. No estaba tan lejos de esa idea, pues su equilibrio constante no llegaría hasta su sexto mes de gestación y podía volverse letal en cualquier momento… como cuando Squalo tuvo que detenerlo antes de que destrozara el cuello de una muchachita que se atrevió a gruñirle. Un rugido que resonó en los alrededores demostró que Tsuna estuvo a punto de ceder a sus más bajos instintos animales y la bofetada que el tiburón le dio, alivió a la mayoría, porque el brillo en esos ojos regresó

 

 

—idiota, concéntrate. Esto no es un juego

—lo siento, me dejé llevar — sonreía Tsuna mientras se alejaba de Squalo para retomar con la pelea

—piensa en tu hijo, si te pierdes, tal vez no puedas defender tu vientre

—lo sé — se tronaba los dedos y se relamía los labios — pero estos niños me están cabreando

 

 

Novatos en faceta animal también atacaban sin medirse, buscando oportunidades, incluso recurriendo a ataques a traición, pues trataban de herir al oponente, pero no había forma, sus vanos intentos se les regresaban casi de inmediato. Dos poderosos guerreros demostrando su valía como cazadores y como oponentes. La tierra se levantaba, la sangre se regaba en pocas cantidades, Tsuna y Squalo tocaban su zona más débil para verificar que seguían intactos. Algunos aplaudían animando a su favorito y otros hablaban con los líderes actuales o con los médicos, para que detuviesen eso o no tendrían cazadores suficientes para la siguiente salida.

Una hora y media fue suficiente para dejar exhaustos a los valientes con aires de superioridad. Tiempo perfecto para que los dos “viejos” clase A demostraran porqué eran considerados como letales en sus buenos tiempos. Quedó claro que cierto león y tiburón deberían ser más respetados a partir de ese momento, pues los años de tortura por las que pasaron sólo los había vuelto más poderosos y les daban ideas variadas para pelear.

Y, aun así, esa afrenta no era suficiente para que esos dos fueran absueltos del problema que los llevaría a un destierro futuro o inmediato

 

 

—nuestra superioridad fue dicha, descrita, comprobada… espero les quede claro — gruñó Tsuna mientras se limpiaba el sudor de su frente y veía como algún buen samaritano quitaba el cuerpo jadeante de una jovencita que intentó golpearlo en el vientre, pero que fue castigada con una herida en el abdomen

—VOOOIII… ¡y eso que estoy débil aun! — reía Squalo mientras se acercaba a Tsuna y le golpeaba el hombro — fue divertido

—aun así… las cosas no cambian en nada — una mujer rubia salía a relucir con esas pocas palabras — ustedes siguen estando al borde del exilio — apuntaba con su dedo mientras tomaba asiento en una roca cercana — Tu Squalo, ya deberías irte, pues el médico te dio de alta ayer y el periodo extendido de piedad que Tsuna ganó para ti, ya se terminó

—cállate, Elena — el tiburón acomodaba su corto cabello con rabia — ya lo sabía, pero tenía que demostrarles a estos babosos que soy superior a ellos y que si no me defendí fue por mi barriga

—¿y tú, Tsuna? — la sonrisa de aquella muchacha causó un revoltijo en el estómago del castaño. Esa era la hija de Timoteo, una clase A que el ancianito abandonó cuando tenía seis años y que casualmente cayó en manos de Reborn hace años, cuando el propio Tsuna aún estaba aprendiendo lo que era ser un clase A — ¿qué harás?

—yo digo que I-pin y Lambo no merecen estar aquí — era hora de sacar el tema a la luz y más si Reborn escuchaba en silencio y el par de mencionados estaban presentes en la escena — son carceleros, ¡son enemigos! ¡No merecen siquiera vivir!

—no me jodas, Tsuna — I-pin se defendió enseguida, podía sentir miedo de ser atacada, pero no iba a quedarse callada — nos aceptaron aquí como familia, porque somos descendientes de esta raza

—pero no saben nada de la manada — el castaño ondeó sus brazos, dirigiendo sus palabras a todos los hermanos que tenía, a los que lo conocían desde sus inicios y los que hasta ese momento sólo habían disfrutado del espectáculo — esos recién llegados no saben nada de lo que todos aquí hemos vivido… y por el contario, eran carceleros. ¡Ellos llegaron a torturarnos como todos los de esa maldita armada! ¡Son como cualquier otro soldado!

—ya nos arrepentimos de eso — I-pin supo lo difícil que era la adecuación, pero también estaba consciente que de no ser porque Skull tomó el rol de líder cuando llegaron, las cosas para ella y para Lambo no hubiesen sido tan fáciles — nos disolvimos de esas culpas liberando a todos de aquella prisión

—¿y los que viven en las demás sedes de la armada? — Tsuna elevó sus manos apuntando al cielo en alguna dirección — hay decenas de nosotros en otras prisiones, pues no somos pocos, ni tampoco somos el único país donde nuestra raza sufre

—no puedo hacerme cargo de todo — la mujer fruncía el ceño, notando que todos empezaban a mirarla a ella y a su hermano — Nosotros ya expiamos la culpa a través de ese acto

—¡no es suficiente para mí! ¡yo sé que muchos aquí aun los ven como una amenaza constante!... su lealtad todavía está en fase de prueba  

—cálmate, Tsuna — recomendó Squalo, pero de verdad estaba disfrutando eso — y di el punto para gritarles eso — él también tenía muchas cosas en contra de esos dos hermanos y contra todo carcelero que llegase a conocer

—si ellos lograron expiar las culpas por sus actos mediante la ayuda en nuestro plan de rebelión… los bebés que han sido procreados, ¿cómo pueden hacerlo en su estado? — Tsuna miró a Reborn sin vacilación — Ustedes dicen que hay una forma de ser aceptados en esta manada, la forma es expiar culpas… entonces nuestros hijos, nacidos con genes de carceleros… ¿cómo expiarán su culpa? ¿Siendo desterrados? ¿Siendo asesinados? ¡¿Que coherencia tiene eso?! — Tsuna bufaba mientras seguía en aquello, mirando a todos y retándoles con la mirada, hasta que encontró a Reborn y éste le sonrió — tus reglas son estúpidas — acusó sin miedo

—has olvidado que a los carceleros que estás tratando de expulsar de la manada a base de que todos duden de su lealtad, son mi hija y mi juguete — el azabache de patillas sonrió sutilmente mientras daba un par de pasos para acercarse a Tsuna — ¿por qué he de dejarlos ir?

—porque tienen un pasado oscuro… tal vez — el castaño estaba alterándose, porque esa mirada burlona le estaba haciendo perder la paciencia

—no tiene coherencia — apoyó Squalo — si esos enemigos pueden ser perdonados, ¿por qué nuestros hijos no pueden? Esos bebés no tienen la culpa de las torturas por las que pasamos

—quiero que cambies las reglas — amenazó Tsuna apuntando a Reborn con su dedo índice — porque un bebé es más inocente que ese par de escorias que tienes bajo tu yugo

—pensé que eras más razonable que eso — I-pin frunció su ceño — pero sólo eres una bestia… casi matas a mi hermano, has amenazado a todos ellos — apuntó a los heridos que eran atendidos por los pocos médicos que tenían, clases B acunados por compasión y lealtad — has lastimado a los tuyos a pesar de que en la “cárcel” defendías a toda tu familia… estás perdiendo la cabeza, Tsunayoshi

—¡la única escoria aquí, eres tú! — apoyó Lambo — nosotros dos no hemos dañado a nadie desde que llegamos… pero tú lo acabas de hacer  

—no lo entiendes, ¿no? — sonrió el castaño — la única forma de formar parte de esta manada es ésta, mostrando que vales la pena y que eres útil. Las agresiones son leves y sólo sirven para medir fuerza. Nadie morirá, sólo estarán lesionados un tiempo — gruñó — ¡lo ven! ¡ellos no saben nada de nosotros! Son un peligro

—eres tú, la amenaza — I-pin peleaba, pero siempre manteniendo a Lambo detrás de sí

—yo no mataría a mi familia — el castaño le dio la espalda a la mujer — aunque lo de tu hermano fue personal… a él sí pensaba en matarlo porque me ofendió y yo no tengo ningún lazo con ese niño

—¡maldito imbécil! — y ahora era Lambo quien la sujetaba para que no fuera a dar pelea física — suéltame, Lambo

—I-pin… no quiero que te mate

—esto se puso interesante — Elena comentaba eso mientras observaba con detenimiento y junto a ella la mayoría había tomado asiento. Algunos sonreían, otros estaban serios, pero todos sabían que algo grande pasaría

—los hijos de nuestros hermanos que han sido violentados en prisión merecen estar aquí, ¡porque no tienen la culpa de que heredaran genes del enemigo! — Squalo tenía la mente centrada en ese asunto. Tsuna era su esperanza para salvar a su hijo, pues si se veía obligado a salir de la manada… estaría en serios problemas

—Nadie estuvo de acuerdo con un forzoso embarazo — Tsuna apretaba sus dientes, pero respiraba profundo y seguía — pero ni, aunque el padre fuera el mismísimo demonio, nos atreveríamos a detener un embarazo. Todos aquí sabemos lo importante que es un hijo. El lazo que nos une a nuestros hijos se crea desde el mismísimo momento de la concepción. Todos entendemos la necesidad de proteger la descendencia…

—deberíamos dejarnos llevar por el instinto en vez de pensar en rencores — habló Squalo — un hijo es un hijo, un hermano es un hermano… no deberíamos rechazarlos a pesar del origen… ¡es nuestra sangre la que defendemos!

—me niego a aceptar al hijo de un carcelero aquí — habló cierta muchacha de cabello azulado, opacado, casi lila — eso es el recordatorio de todo el mal que sufrimos en alguna de las cárceles durante cierto periodo de nuestra vida

—entonces, ¿qué dices de esos dos? — Tsuna apuntó a Lambo y a I-pin — ¡son carceleros en todo el sentido de la palabra! ¡¿por qué ellos deberían tener el privilegio de vivir con nosotros?!

—¡quiero que se larguen también! — muchos lanzaron un sonido en apoyo a lo que la muchacha decía — pero el líder los quiere cerca y no lo contradeciré. Reborn es la única ley que nos ha mantenido con vida hasta este punto

—entonces me dicen que lo que diga el líder está bien — sonrió el castaño, pues había estado esperando esa oportunidad — entonces me dicen que sólo el líder cambiará las reglas

—sabes que no me gusta la insubordinación, Tsuna — Reborn al fin alzaba la voz y ganaba miradas — o das una solución o te largas ahora mismo — seriedad total

—Reborn-san… no sea tan drástico. Tsuna sólo está alterado porque todos se han empeñado en maltratarlo a él y a Squalo — excusó Takeshi, pues no quería correr el riesgo de que su amigo fuera desterrado

—ya una vez toleré tu altanería, Tsuna. Consecuencia de eso fue que la mitad de la manada fuera encerrada en esas mugrosas celdas — Reborn se puso serio y enfrentó a Tsuna con la mirada — se los dije a ellos y ahora te lo repito a ti. No tolero ninguna falta desde ahora. Mis órdenes son absolutas y los altaneros como tú, simplemente son un estorbo al que desecharé

—lo sé... cometí el error y lo siento — Tsuna sabía que, como fuese, iba a terminar por cometer una estupidez — es por eso que estoy aquí, charlando con todos para buscar una solución a algo que me parece injusto

—quieres proteger a tu hijo y al de Squalo — Reborn se apartó de su lugar junto a Verde y caminó hacia Tsuna — como lo veo tienes dos opciones… enfrentarme y pelear por el liderazgo de la manada; eso, a riesgo de que yo mate a tu cachorro en la batalla… o…

—estar a tu propio nivel — sonrió divertido — y sólo hay una única forma para estarlo — Ya sabía que la otra opción era la más arriesgada, y por su bebé no la iba a elegir, porque sabía que Reborn iría directamente por su vientre para vaciarlo. No quería perder a su bebé, no quería… y por eso haría lo que fuera para mantenerlo con vida… incluso eso que tanto evitó

—entonces dime… ¿qué harás? — aquella mirada llena de diversión a pesar de la expresión seria, le dio a Squalo una pista de lo que estaba pasando con Reborn

—Tsuna — quiso advertirle, pero ya era tarde

—aceptaré la propuesta que me hiciste hace años y que la has repetido demasiadas veces como para olvidarla

 

 

Tsuna suspiró profundamente al terminar de decir aquello, cerró sus ojos porque no quería ver la expresión que algunos tendrían con eso. Todos sus cercanos sabían que quiso hallar otra forma de proteger a su hijo y a los demás cachorros de la manada, pero no la había y sólo le quedaba ese camino. Reborn lo empujó a ese camino desde hace años, estaba consciente de eso. Tsuna tenía que reconocer que su jefe era un buen estratega, aunque era un talento naturalmente aterrador el que Reborn tenía. No siempre alguien puede manipular disimuladamente, con paciencia y sin frustrarse, a otro que tiene un buen corazón; eso a riesgo de perder la confianza de toda una manada.

Las reacciones fueron varias, hubo muchos que no entendieron esa plática extraña entre el líder y uno de los candidatos a sucesor. Otros reían divertidos porque esperaron demasiado tiempo para que eso pasara, porque Reborn siempre obtenía lo que deseaba. Otros estaban sorprendidos porque jamás pensaron en que Tsuna caería así de fácil y sin dar pelea. Algunos pocos, un par, tal vez tres o cuatro suspiraron aliviados porque su salvación y las de sus hijos estaba cerca. Una aceptación que traería más beneficios que desventajas, pero no todos estarían de acuerdo con lo que pasaría desde ese punto

 

 

—te di este tiempo para que reflexionaras con calma — Reborn se acomodó el cabello levemente largo que tenía y miró a todos — siempre fui paciente contigo, Tsuna

—y te lo agradezco… pero ya terminó mi cabezonería — abrió sus ojos para encontrarse con varias miradas sorprendidas, animadas, divertidas, amenazadoras y las ignoró a todas — Reborn, tú sabes lo que quiero a cambio — sólo conectó con aquellos pozos negros que estaban presentes en sus más antiguas memorias

—bien — una sonrisa se le escapó, sorprendiendo a muchos — Desde ahora, los bebés nacidos de un clase A perteneciente a esta manada y un carcelero malnacido que forzó el enlace, será bienvenido sin condición más que una lealtad implantada desde que dé su primera bocanada de aire — Reborn ladeó su sonrisa al ver la cara de todos, era excelente que cada miembro de la manada estuviera presente — además, no aceptaremos a alguien en la manada a menos que las razones sean poderosas como el caso de mi hija y mi sobrino… y por último, cualquier insubordinación se castiga dependiendo del nivel de la falta

—¿qué quieres decir, papá? — Elena sonreía divertida mientras balanceaba su cabeza de un lado a otro, haciéndose la desentendida — ¿me puedes explicar? — ella, como muchos en ese lugar, consideraban a Reborn como su único progenitor y aceptaban la voluntad del mismo sin reclamo alguno

—acepto el cambio que propone Tsuna, mi futuro esposo — dictaminó y algunos reían bajito porque llevaban años viendo la transformación de esa interacción desde sus inicios — exijo respeto para él, para su hijo y para cada miembro de esta manada

—genial — Tsuna suspiró y rodó sus ojos — terminé por caer en tus redes, Reborn  

—¡yo sabía que terminarían juntos! — reía Elena mientras aplaudía con entusiasmo — la mayoría lo sabíamos… chicos, ¡la farsa se terminó!

—¡ya me estaba cansando de fingir! — reía alguien más que, para “amenizar” el ambiente, también aplaudía y otros lo seguían

—fue duro tratarte mal, Tsuna — se excusaba una muchacha — pero fue para que nuestra manada estuviera equilibrada

—cierto — Verde cruzaba sus brazos y suspiraba — Reborn con mal humor es un problema insoportable

—yo no me di cuenta — Skull miraba a Elena con duda — ¿en qué fingían?

—en el rechazo hacia Squalo y Tsuna — reía la mencionaba — teníamos que acelerar esto un poco o alguien iba a morir. ¡Pero todo ya está bien!

 

 

Ningún silencio eterno. Risas animadas, cómplices en su festejo. Un tiburón que estaba furioso gritando improperios contra todos los que sabían de esa estúpida broma armada desde antes que él llegase a la manada. Un líder que exigía silencio después de un rato. Un bebé que lloraba por el alboroto y porque Takeshi se movió bruscamente debido a la impresión, porque él tampoco estaba enterado de nada. Dos hermanos que se quedaron con la palabra en la boca porque no vieron eso venir y al final estaba… Tsuna

 

 

—¡NO PUEDO CREERLO! —se quejó Tsuna mientras sujetaba su cabeza con fuerza, usando sus dos manos — ¡hiciste que todos te ayudaran a fingir que nuestra manada había perdido la paz!

—yo no hice nada… acabo de enterarme — Reborn ni siquiera tenía que preguntar qué pasó, ya se imaginaba que alguno de esos mocosos planeó tal niñería. Él no hubiese tenido ningún problema en esperar pacientemente un poco más para arrinconar a su castaño a tomar la decisión correcta, pero tampoco se quejaba porque ya triunfó

—¡fue mi idea! — sonreía Elena elevando sus brazos — la verdad ya nos cansamos de escuchar sus peleítas maritales cuando ni siquiera estaban casados. Aunque sólo fue cuestión de decirle cosas erradas a los recién llegados para que maltrataran a Squalo y a Tsuna

—VOOOOIIII… ¡así que pude estar en paz en mi embarazo de no ser por tu maldita causa! — claro, Squalo no se iba a callar — ¡ya se me hacía raro que la manada hubiese cambiado tanto en estos años!

—fuimos usados — I-pin apretaba los puños con fuerza, porque a ella también le dijeron ciertas cosas que le hicieron sentir rabia por el castaño — ¡maldita sea! ¡¿Cómo te atreviste, Elena?!

—un juego — Lambo se mordió con fuerza el labio inferior — y acabo de… — su frustración no sólo era originada porque acababa de escuchar que Reborn dijo «futuro esposo» sino que estuvo seguro de lograr que Tsuna fuera desterrado… sus planes se fueron al carajo — ¡joder!

—¡hay que festejar!

 

 

Nadie les quitaría la dicha a algunos, porque si su líder era feliz ellos también tendrían beneficios. Muchos ya saltaban de la emoción porque ya no tendrían que dejar la manada cuando sus primogénitos nacieran. Ya no corrían riesgos. Ya estaba todo solucionado

 

 

—¡¿planeaste lo de Lambo?! — pero el castaño no estaba escuchando nada, sólo pensaba en sus propias frustraciones. Se acercó al mayor y le empujó el hombro — ¡joder! ¡Planeaste eso!

—eso fue real, Tsuna — miró a ese niño de ojos verdes, quien frunciendo el ceño sólo se daba vuelta y volvía al interior del refugio — aunque debo admitir que cuando te pones celoso es divertido — pero ignoró aquel berrinche silente de Lambo y se giró para admirar a Tsuna

—¡MALDITO IDIOTA!… — gritó acallando todas las voces a su alrededor — MALDITOS SEAN TODOS USTEDES — respiraba agitadamente mientras apretaba sus puños y no dejaba de mirarlos con enfado — ustedes me empujaron a pelear con Lambo, ¿qué fue lo que le dijeron como para que me diera contra?… Yo… Yo… ¡lo herí de gravedad! ¡hasta pude matarlo!

—lo heriste porque se lo merecía… se estaba dando aires que no le correspondían — Reborn le quitó importancia al asunto y de lejos vio a su hija golpear la pared antes de adentrarse al refugio. Ya lidiaría con eso después — si no lo hacías tú, lo iba a hacer yo

—¡cómo puedes decir eso! ¡lleva tu sangre!

—es mi juguete y si se porta mal, hay que castigarlo

—¡eres un desgraciado!

—así me quieres, ¿no es verdad? — Reborn miró al más joven y éste solo frunció el ceño — ¿ya te calmaste?

—¿habrías recibido a mi hijo sin tanta lata? — soltó el aire contenido, dejó de apretar los puños, pero seguía enfadado con toda la maldita manada

—coloqué esa regla para que estallaras en algún momento — Reborn tiró levemente de un mechón de Tsuna y sonrió — tu corazón de gelatina algún día caería en la compasión

—te odio

—me adoras

—has echado a cinco personas con cinco bebés en brazos hasta este punto. A tres, yo mismo las despedí; a dos no las pude siquiera ver porque no estuve aquí. Hubo más destierros mientras tú no estabas en la manada y todo por culpa de tu estúpida regla

—te tardaste mucho tiempo entonces… sólo debías ceder a mi voluntad y yo cedería a tus deseos. Así de fácil — el azabache miró a Elena y a los demás, advirtiéndoles con la mirada para que no fuesen ruidosos — si los eché fue por tu culpa, vive con eso — todo estaba dicho, por eso regresaría a sus labores en las habitaciones más bajas de la madriguera

—no sé si eres maldito o simplemente estás loco, Reborn — Tsuna caminó detrás del mayor, porque desde ese punto estaban atados. Una declaración en frente de la manada no era cualquier cosa

—cree lo que quieras… fue divertido, mio amore — dictaminó en un susurro

—no te pongas cursi conmigo, Reborn… estoy molesto contigo y no dejaré de estarlo por mucho tiempo

—poco importa. Después de todo, ya aceptaste

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

Confieso que el capítulo me salió demasiado largo y tuve que dividirlo en dos, así que la siguiente semana ya está lista XD

No diré mucho de este capítulo, sólo que ya entendimos por completo a los clase A. En lo personal esta raza me agrada mucho. Así que es un placer dedicarles sus capítulos protagónicos, porque hasta este punto, o hace dos capítulos, creo que lo centré en los carceleros

Muchas gracias por seguir sobreviviendo

Nos veremos~

Besos~

L@s ama: Krat

 

PD1: Contestaré reviews lentamente

PD2: Cariño, si lees esto, claro que acepto ayudarte, aunque claro, lo haré en unos días. Déjame las indicaciones de tus comentarios para la historia y yo te ayudo a subirlos ^^ 

 

 


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