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Problemas de clase por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Les traigo un capítulo tranquilo 

Espero lo disfruten~

 

 

El escape había tenido consecuencias, entre ellas, la pérdida de más de la mitad de carceleros estables y a disposición. Los soldados que conformaban aquella armada tenían como obligación la protección de la nación. Los trabajos eran varios, que iban desde brigadas de ayuda ante desastres relacionados al caos de la madre naturaleza, hasta otros específicos como aquel grupo especial que conformaba el escuadrón de cacería de clase A, B o C. Los carceleros constituían un grupo pequeño, seleccionado, capacitado y con un índice de vida por debajo del promedio de cualquier persona con cualquier otro trabajo. Pocos eran los imbéciles que se postulaban para ejercer aquella labor, cualquier persona con cerebro se negaría a llevar a acabo aquello por el simple hecho de que, compartir con un asesino todo el maldito día era cosa de locos. Por eso su personal era escaso, e allí el problema más grande de esa organización, puesto que necesitaban seguir con aquellas capturas contantes y progresivas puesto que, como en cualquier comunidad, el crimen no cesaba

Falta de personal y el hecho de que los clase A castigados no podía moverse en alrededor de un mes hasta su recuperación, obligaba a la armada a sacar sus reservas celosamente guardadas. Pocos eran los carceleros más sanguinarios, conocidos por su falta de tacto para con sus allegados y enemigos, así como la notable característica de ir acumulando años sin ningún problema. La longevidad en esa armada era altamente respetada, pues significaba que ese “alguien” logró mantener a su clase A, o a los varios que se le fueron asignados,a su lado sin que la muerte tocara su puerta. Entonces, sacar esa clase de “armamento” era aprovechar la fortaleza de los hombres y mujeres más experimentados, e incluso hasta más dementes, en esos casos de necesidad.

Se convocó entonces, a los expertos cazando clase A, entrenadores con las tácticas más demenciales, torturadores físicos que no tenían reparo en arrancar alguna parte del cuerpo de su enemigo para demostrar su dominio. A los altos mandos nunca les importó lo que cada carcelero le hiciera al enemigo designado, es más, si la táctica de entrenamiento funcionaba, ellos requerían la información y una prueba para ascender al novato a un rango más elevado, cediéndole con eso algunos privilegios que llegasen a acordar en beneficio de ambas partes. Lo que significaba que aquellos que salían en el escuadrón de recuperación rápida eran lo mejor de lo mejor, y aun así sólo recuperaron la mitad de todos los fugitivos. Los que no fueron recuperados, habían sido simplemente declarados como amenaza latente y sus rostros puestos en cada estación de vigilancia existente

Los perímetros eran revisados en totalidad, no había zona sin revisión exhaustiva, pero luego de dos semanas, no se halló nada más de lo que encontraron en los primeros cuatro días. Se mantenían las alertas en cada escuadrón de vigilancia en las zonas aledañas, así como en aquellas en las que algunos clase A fueron hallados. Se trataba de mantener todo ese problema, refiriéndose al escape y masiva matanza de carceleros, en el más oscuro secreto para no alterar a la nación, pero ni eso calló las protestas de los que perdieron a sus clase A favoritos.

Los carceleros exclusivos solían salir del perímetro de la zona de resguardo cuando se les diera la maldita gana, pues siendo ese lugar simplemente un desierto con edificios en su centro, alejados de toda interacción humana que no fuera la de esa armada, no les ofrecía lo que ellos necesitaban. Dejaban a su clase A bajo el cuidado de algún soldado de menor rango, simplemente para que le tirara las raciones de comida correspondientes y mantuviera el departamento libre de polvo. Esos tipos tenían pase libre para hacer lo que les viniera en gana, nadie les decía nada porque tenían un pase de oro dado por los ancianos y enterarse que su mascotita desapareció, no les hizo ninguna gracia. Uno de esos malditos era Xanxus, uno de los más viejos carceleros, pero solo de nombre porque no superaba los treinta años, y para rematar era el hijo de uno de los altos mandos. Se lo conocía por su holgazanería, su mal carácter, sus entrenamientos sádicos, muertes violentas, participación en masacres masivas y aun así había mantenido con él a su clase A por más de 8 años

 

 

-¡quiero saber quién es el culpable de que YO haya perdido a mi tiburón! – el lío se dio a las tres semanas exactas, donde las pistas no llevaban a ningún lado y el dueño estaba fúrico

-fue un escape masivo. Ya hemos tenido registros de esos casos — respondía una coordinadora. Nadie la despreciaba por ser mujer, después de todo, no estaba allí por ser linda con todos. Todos los presentes eran mentes enfermas

-me importa una mierda — su voz profunda enviaría escalofríos a cualquier pero la encargada de liderar esa reunión estaba calmada, ignorando el escándalo de Xanxus – yo solo quiero saber cuál es la escoria que organizó todo para volverla cenizas lentamente  

-cálmate Xanxus — suspiraba la mujer, que como característica distintiva tenía una cicatriz en su mejilla

-¡le cortaré las bolas al bastardo!

-¿por qué asumes que fue hombre? – Gokudera estaba pasando por allí, pues le habían llamado para que dé informes de cómo logró amaestrar a su clase A. La verdad Hayato no les había dado detalles suficientes, y por eso lo llamaban cada cierto tiempo en un vano intento de que rebelara las verdades no dichas. Ni loco el de ojos verdes rebelaría la información preciosa que recolectó, como que ahora era pareja de su clase A

-porque me da la maldita gana — gruñía Xanxus mientras golpeaba con fuerza la pared

-que coherente – bufó Lambo quien pasaba por allí en busca de sus víveres. Era lamentable que el edificio más grande, central y ostentoso, lleno de seguridad, fuera también el proveedor de todo. Los carceleros y hasta algunos investigadores se conocían al menos por sus rostros, porque pasaban por allí obligatoriamente por cualquier tontería que necesitaran. Los pasillos innumerables se cruzaban en ciertas zonas, era como una maldita hormiguera. Reuniones, provisiones, investigaciones, enfermería, celdas, todo estaba allí – oye… ¿puedes darme mi parte? — Lambo reconoció al proveedor de raciones entre los presentes en esa reunión y no dudó en dar su requerimiento

-escorias… con ustedes me desquitaré — la amenaza llegaba en conjunto con una mirada gélida y una sonrisa amplia que acentuaba las cicatrices de quemaduras en el rostro moreno de Xanxus

-¿por qué te interesa tanto un tiburón? – se quejó Lambo enfrentando al mayor. Algunos lo miraron con piedad, pues los novatos no se atrevían a hablar con los rangos superiores como esos

-me llevó años amansarlo… ¿y dices por qué? — apretaba los puños y rechinó sus dientes

-pues deberías preguntarle a Hayato — Lambo sonrió cual infante haciendo una travesura que disfrutaba — él lo logró en menos de medio año… me refiero a amansar a su clase A — hablaba con calma mientras se rascaba la mejilla y sujetaba su barbilla fingiendo una extensa meditación

-¿quieres pelea, escoria? — la venita en la frente de Xanxus ya saltaba y algunos presentes se rieron. La mayoría esperaba un novato muerto o al menos imposibilitado de ejercer sus deberes por un tiempo

-Hibari quiere – decía el de cabellos rizados, apuntando a lo lejos a la persona mencionada. Cuando el mayor se giraba levemente, el más pequeño se escabullía por allí hasta donde se guardaba los víveres. Lambo ya hizo su travesura del día, era hora de seguir con su vida  

-¡escorias malnacidas!

-si quieres pelea no tengo problemas – respondía Hibari sin inmutarse por aquella afrenta por parte del Bovino, reconocía que tenía curiosidad por enfrentar a uno de rango superior al suyo. Soltaba una especie de bufido mientras daba el primer paso para regresar a su departamento – solo dime dónde y cuándo… gran rey mono — nada como echarle picante al asunto. Sutil pero lo suficiente para encender la mecha que Xanxus tenía

-joder… ¡voy a matarlo! — el moreno de ojos rojizos entonces ya perdía la paciencia, un cadáver sería puesto en medio de los jardines ese día

-XANXUS – Timoteo entonces salía al escenario, no quería altercados, prefería seguir con los asuntos de importancia – hay una pista sobre este asunto. Ve a la oficina para que la recibas

 

 

Las cosas se calmaron un poco después de aquello, puesto que Squalo dio dado por muerto, pero ahora Timoteo aseguraba que se halló un rastro del mismo. Cabellos blanquecinos y restos del “uniforme” de los clase A en custodia, fueron encontrados fuera de un recinto habitacional hace días, a veces cosas como esa pasaban. El canibalismo entre esas mutaciones era común cuando no podían alimentarse con tranquilidad en las cantidades que necesitaban, y siendo las zonas resguardadas con celo debido al escape, algo como una matanza entre los de la misma especie era previsible y aun así Xanxus se negó a creer que su tiburón pudo ser presa de algún clase A  y seguía buscándolo. Esa era la odisea de Xanxus, orgulloso, egoísta como pocos, creyéndose el dueño de aquel muchacho que escapó, pero allá él porque los demás seguían con lo suyo.

Con eso, la recuperación de los clase A llegaba a su paso final, después de todo, solo Xanxus seguía protestando, los demás ya se habían resignado a la perdida y se concentraban ahora en repasar las celdas y escoger a un bonito suplente para aplicar sus habilidades de entrenamiento. Los ancianos habían realizado una reunión obligatoria para detallar la situación, concentrándose en ese motín letal que cobró la vida de sus preciadas tropas. A todos les fue dicho que uno de esos casos había pasado hace cinco años, pues al tener una parte pensante, aunque opacada por los instintos animales, una organización de escape era efectiva y predecible. Solo en esa reunión se les dijo una pequeña porción de lo que los registros secretos contenían y como siempre, nadie protestó ni pidió algo más. A todos les daba igual, excepto a pocas personas que tenían en mente las palabras que voluntaria o involuntariamente su clase A les dijo

 

 

Entonces…

 

 

Kyoya seguía batallando con la doble personalidad de Tsuna, quien, a pesar de estar todo herido, en ocasiones se portaba agresivo y al día siguiente solo era un muchacho buscando atención con cosas tan sutiles como sollozar quedito. I-pin había estado fortaleciendo su lazo con Skull, tratándolo con cariño, cuidándolo e ignorando las estupideces que a veces el de cabellos lilas hacía para llamar la atención. Gokudera solo evaluaba a Takeshi, encerrándose en su departamento y volviéndose huraño, porque tenía cosas que hacer, para ser exactos no quería que nadie le criticara el hecho de tener a Takeshi desatado y con libertad de movimiento en todo el departamento, porque ya habían forjado una especie de pacto que iba viento en popa, pues no había ni un muerto. Y al final estaba Lambo… él era diferente

 

 

-¿en serio estás bien? – el de ojos verdes, como todos los días de ese mes, aplicaba medicina en las heridas de Reborn. Eran demasiadas, a veces creía que a esos investigadores y torturadores se les pasó la mano con él… aunque no los culpaba, ¿quién no quisiera matar a Reborn? Pero a la vez no lo hacían simplemente porque era un clase A excepcional, y para rematar, el líder de esa manada

-cállate… no quiero escucharte — gruñía mientras sentía el escozor en su piel debido a lo que fuera que le estaban poniendo

-me preocupas Reborn – suspiraba mientras pasaba el algodón con alcohol en la herida en la espalda que aún no cicatrizaba. Esa era lo suficientemente profunda como para tardar al menos dos semanas más en cicatrizar y la que casi mata a ese hombre… aunque tal vez le hicieron algo más que solo maltrato físico – fue una tortura de horas y casi te mueres

-aun respiro — bufó molesto, pues cuando volvió a estar vivo lo primero que vio fue a esa mujer. De cierta forma le debía su vida a esa mujer y a la vez I-pin pagó una deuda bastante grande — así que cállate, vaca estúpida

-¿cuándo me permitirás contarle a I-pin? – dijo mientras retiraba las cosas

-nunca

-pero…

-¡cállate, si no quieres que te mate!

-no lo harías — suspiró con pereza, ¿cuántas veces discutieron acerca del mismo tema? — aprecias mucho a tu…

-cállate – gruñía mientras se alejaba del mocoso, su pierna le dolía aun y a pesar de eso se negó a demostrar debilidad y caminó a paso elegante como siempre – vete, sal de la jaula — pero al ver que el mocoso no obedecía, lo agarró y aventó con fuerza, para él mismo cerrar su jaula y terminar recostándose en su litera

-tengo que ponerte la camisa de fuerza o alguien podría sospechar — suspiró mientras se levantaba, odiaba que fuera así de agresivo… la verdad no lo odiaba, pero a la vez si… ni él mismo se entendía — Reborn — decía ya con voz amable mientras entraba a esa jaula y tomaba la camisa

-sí, claro – protestó – se supone que aún estoy herido. No hay algún maldito problema

-al menos dame un besito de buenas noches – se reía con diversión y antes de que el otro le saltara encima, salió de la jaula y la cerró – tienes que contarme cosas en agradecimiento, Reborn~

-tráeme comida, mocoso, y yo te regalaré tu vida

-tu parte animal es más divertida — hacía una mueca insatisfecha — una vez pude jurar que ronroneaste

-te mataré

-y ya no tendrás quien te ayude, así que… mejor me tratas bien — una sonrisa tierna para algunos, una falsa para otros y para Reborn la muestra de lo repulsivo que era ese muchacho

 

 

La rutina progresaba de a poco, exceptuando aquella revisión de la que Reborn habló, puesto que, con el incidente del escape, se aplazó, pero al final sucedió. Un día como otro el aviso se les dio temprano, incluso antes del alba puesto que era un trabajo en conjunto que movilizaba a todos los investigadores. Los clase A tenían esa revisión para comprobar estado de salud, mental y otros, eso era en apariencia, pero seguramente los usarían para algún experimento y era por eso que esperaron a que todos se recuperaran hasta el nivel satisfactorio.

Hayato y Kyoya aprovecharon la ocasión, pues no siempre tenías un día libre para gastarlo como tu deseases, solo les bastó platicar un rato para después cada uno tomar un camino específico y desaparecer entre los pasillos y edificios. Siguiendo solo las palabras que les dio aquel clase A llegaron a las habitaciones que seguramente eran las que guardaban los secretos más oscuros de esos viejos. Acertaron, ingresaron como cualquier rata de alcantarilla, cuidando de que nadie estuviera cerca, se hallaron con diferentes estantes con carpetas llenas de documentos, computadores encendidos y algunos planos o repisas de libros. Buscaron con rapidez, pues tenían poco tiempo mientras todos se centraban en la evaluación corporal de todos los clase A del segundo grupo, era un espacio de tiempo ajustado antes de que las puertas del laboratorio en ese mismo piso se abrieran de nuevo. Lo lograron, sacaron variada información virtual, pues Gokudera era un maestro en robar claves y otras cosas. Con solo aquello, ya se podía saber qué demonios querían los viejos y qué no sabían de los clase A

 

 

Registro…

 

 

Verde era el “perfeccionador” de la nueva raza que los ancianos crearon por capricho. Lo que los ancianos querían era saber qué tanto podían manipular la naturaleza, cómo podían combatir enfermedades y como cualquier otro ser ambicioso, quería crear perfección que al fallar simplemente desató la ruina de toda una población. Los clase A tenían longevidad, habilidades curativas, fuerza, sentidos agudos, resistencia a toxinas, otras características que con el tiempo serían como el origen de dioses sobre la tierra, pero nada es perfecto y eso lo descubrió Verde con sus experimentos. Cada que intentaba englobar lo bueno y explotarlo, el lado malo, o animal, estallaba primero y volvía al ser viviente carente de sentido común prioritario. Era como crear un ser de doble personalidad, donde la parte animal se tragaba lo demás y como consecuencia un asesino era creado

Siendo un científico ambicioso, Verde al no tener la autorización de seguir experimentando con la genética y la inserción a la población humana para estudiar el progreso o regreso de aquella característica, decidió investigar por su cuenta sin dejar reportes a los altos mandos. Había documentos con varias teorías que Verde desarrolló antes de que un vacío en sus estudios llegara, incluso una sección de ello estaba tachada con tinta negra como un intento de ocultar algunas partes de esos escritos. Pero existían cierto número de hojas con la escritura propia de Verde, donde detallaba sus planes de dispersión, manipulación y planes de expansión para cada uno de los tipos de genes que eran su propia creación

El científico superdotado, en conjunto con dos investigadores más, se aislaron del resto de grupo para proseguir con la experimentación, insertaron genes mutados en sus propios cuerpos resultando a veces en síntomas letales y que se llevó a uno de ellos. Los investigadores habían experimentado con niños cuando salían de las murallas y cuando todo apuntaba que habían descubierto el gen definitivo, decidieron dejar que la naturaleza repartiera aquel hecho divino y la manipulara a su forma. Soltaron el gen en el agua que consumía la población, fue como una plaga, muchos murieron y los que sobrevivían tenían su cuerpo editado. Esa anomalía se heredaría a la siguiente generación sin que nadie pudiese detenerla. Con aquella proeza realizada, fue sólo cuestión de esperar para que la nueva raza emergiera sola y que la destrucción de la antigua clase humana estallara, hasta que pereciera con el tiempo

 

 

-es un maldito chiste. Suena como esa película que veía de niño con el científico loco — Gokudera lanzó los documentos cuando terminaba de leer todo

-hum – Hibari hizo lo mismo que Hayato. Arrojó los documentos a un lado y les prendió fuego por seguridad y rabia – debe haber algo más

-alguna forma de parar el gen – suspiró cansado mientras se rascaba la barbilla – no sé

-falta saber cómo experimentaban y si es que lo siguen haciendo

-es obvio que lo hacen, friki de las peleas – chasqueó su lengua antes de colocarse el cigarrillo apagado entre los labios – ya viste el castigo de cada clase A. Había rastro de agujas y otras cosas. Obviamente fue una excusa para investigarlos más a fondo… no creo que solo lo hagan por puro placer

-lo de la revisión debió ser un examen de rutina para comprobar los resultados de lo que sea que estén haciendo

-tal vez para saber si están aptos para seguir sirviéndoles de herramientas – se quejaba el gamberro – me enfada esta situación

-pregúntale a tu mascotita entonces

 

 

Meses de investigación progresiva para terminar en aquella historia de niños que estaba registrada en documentos tachados como secretos, ¡pura basura! Debía haber algo detrás de aquello y por eso, tragándose las ganas de arrancarle las uñas al castaño, Kyoya decidió probar una teoría nueva. Tratarlo de forma decente no era su estilo, él prefería implemente pelear con Tsuna y obligarlo a hablar, pero por alguna maldita razón cada vez que aplicaba castigos físicos, esa parte animal resurgía con fuerza. Se escapó de ser asesinado dos veces debido a su falta de cuidado al ponerle las amarras o de quitarle el bozal. Intentó entonces la tortura simple, privación de movimiento, manipulación de electricidad en algunas partes del cuerpo, una bonita perforación sin anestesia alguna, cosas que leyó por allí en sus libros de estudio, pero solo parecía suceder una regresión anormal, volviendo a la sanguinaria forma del castaño. Y fue así que decidió probar lo opuesto, aunque para eso tenía que morderse él mismo la muñeca para sacar el poco rastro de lado bueno que tenía y no volver a su forma depredadora

Kyoya tenía una razón muy fuerte para cambiar de estrategia y fueron las palabras de Tsuna, algunas que soltó en su forma pensante, así como el comportamiento pasivo cuando se le daba alguna cosa que amaran los gatos. Timoteo se dio el lujo de ir sacándole información con calma y paciencia, además le daba algunas facilidades a Tsuna, una de ellas era el baño con agua caliente. Podían ser mentiras inventadas por el castaño, pero si no lo eran, ¿por qué darse el lujo de cederle privilegios? Estaba claro que había beneficios. En pocas palabras, había que domesticar al clase A, porque si un animal veía piedad en un ser ajeno, lo recompensaba con fidelidad. Un ejemplo claro de la domesticación eran los perros, siendo sus antepasados lobos que terminaron juntándose con humanos porque uno ayudaba al otro a sobrevivir. Una mano lava la otra, o alguna cosa parecida

Con mucho esfuerzo, demasiado, logró al menos dejar de agredirlo física o verbalmente y como recompensa obtuvo un cambio notable en Tsuna, quien se la pasaba mirándolo en busca de alguna cosa extraña. Las dos semanas eternas en donde Kyoya fue “buena persona” lograron una sola cosa que se notó el primer día de la tercera semana, «¿le pasa algo raro como para ya no ser un animal conmigo?» Esa pequeña frase fue el inicio de una interacción impropia de sus especies. El segundo día de la tercera semana ocurrió algo parecido, una pequeña conversación. Dos días de plática con el resurgimiento del lado pensante ya era demasiado bueno como para solo ser una teoría, así que estaba funcionando. El tercer, cuarto, quinto y sexto día solo trató con un animal que aun con desconfianza analizaba a su “dueño”. El séptimo, un ataque a matar se detuvo porque el propio animal se vio desinteresado y regresó a su jaula

Hibari entonces, a regañadientes y porque estaba aburrido de las misiones básicas con clase B y C, decidió darle un mejor trato al castaño. Se decía que, para obtener un bosque frondoso y lleno de vida, había que sembrar árboles y esperar a que florecieran mientras los cuidabas con esmero. Tsuna era el bosque que Hibari estaba cultivando para que al final le proveyera de todos los recursos que deseaba. Un pago a la dedicación, eso se mentalizó para hacer aquello y el comportamiento de Tusna iba de acuerdo a eso. Los días de conciencia de aquel muchacho fueron apareciendo esporádicamente, ya no con tres o cuatro semanas de diferencia, sino con dos o incluso con días saltados de cuatro en cuatro o similares. La doble personalidad, o a veces triple, nunca cedió, pero el patético era más tratable, era interesante pelear con el altanero y descubrió el perezoso del castaño, quien no decía nada y se la pasaba estirándose por toda la jaula en busca de “paz interior” o así quiso verlo Kyoya

Su vida empezó en la armada de resguardo, allí la culminaría también, ese era el plan de vida que tenían la mayoría, pues mientras siguieran vivos su única meta era alcanzar rangos mayores y recompensas que al menos lograran satisfacer su placer material, puesto que no tenían familia, amigos o sueños. Los carceleros eran el desecho de la sociedad, por eso no les importaba dormir debajo del mismo techo que el enemigo, como extra, tenían todo el maldito tiempo que quisieran invertir en lo que les diera la puta gana y Kyoya supo dirigir su modesta vida interactuando con el castaño. Con paciencia iba sacándole información al clase A, poco después descubrió que Hayato hacía algo parecido y que por eso su mascotita le obedecía sin rechistar en cada misión que hacían, especialmente en las de rastreo y captura de criminales simples

Hibari entonces miró al castaño como a un gato, un gato huraño, con largos colmillos y con un extraño gusto por asechar detrás de las rejas. Llegó al punto en que su relación era pacifica en la mayor medida posible, los intentos de asesinato seguían, pero la parte pensante hablaba en mayor cantidad y el animal gruñía menos. Fue entonces que empezó a chantajear al castaño con cosas tan básicas como menú especial o caprichos sin sentido, como un nuevo conjunto de “ropa”, aunque lo único que cambiaba era si era nuevo o viejo lo que se mostraba. Lo que logró finalmente después de dos meses fue saber los métodos de tortura que los ancianos usaban en los enemigos. En resumen, cosas básicas que Kyoya ya sabía y otras no tan importantes. Uñas, ácido, cuchillos, ganchos, humillación, asfixia, ceñimiento, limpieza de órganos reproductivos, inducción a ceguera o manipulación mental para fragmentar personalidades, sometimiento a traumas y otros. Hasta cierto punto fue interesante saber que los ancianos eran unos enfermos que lo hacían por simple placer de ver cuanta resistencia tenían.

Un progreso hermoso en poco tiempo, pero todo se fue al carajo cuando le dieron a Kyoya una noticia cuando regresaba de dar un informe en la zona respectiva donde atraparon a dos clase C bastante escurridizos. ¡Tsuna lo iba a pagar! Ese desacato a su autoridad no quedaría impune

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

Bueno, primero debo mencionar que el capítulo en sí, era demasiado largo, así que decidí dividirlo en dos partes. Creo que por eso me salió medio pasivo 7u7 pero ya veremos que sigue 

También debo agradecer sus reviews, me sorprende que sigan leyendo esta pequeña locura... no sé que decir, solo estoy sorprendida y agradecida... y sorprendida jajajaj

También me pregunto porqué pocos son l@s que me dicen algo relacionado al hecho de que Lambo le dijera "papá" a Reborn... yo pensé que eso sería lo primero que me recriminarían o algo por el estilo. y con respecto a eso... ya se verá

Sigo advirtiendo que esto no es "épico" tampoco tengo planeado hacer una revelación mundial del milagro genético, revolucionario o algo así... solo es una idea simple, cuyo objetivo es probar un poco de mi lado "gore" y ver cómo sale. Además, claro, de darles una faceta diferente a los personajes y manipularlos con estos dedos que ahora mismo trazan las ideas de otra historia en el fandom de YOI... diablos, estoy temrinando con los borradores de todas mis hitorias, y siento que voy bien pero me estoy secando... es hermoso y cansado 

Ya no les canso más, solo les agradezco el apoyo~

Como siempre, bueno, al menos ahora está así, les responderé sus reviews el fin de semana ^^

Muchos besos y abrazos~

 


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