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Caminando entre dragones por Kaiku_kun

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Notas del capitulo:

Antes de empezar debo dar las gracias y mis más humildes respetos a todos vosotros, que me seguís, que me comentáis, que me leéis... parecerá una tontería, pero no os hacéis a la idea lo feliz que me hace que hagáis todo esto, yo solo espero que os guste enormemente lo que escribo y que nos encontremos en otros fics, en mi foro, donde sea :)


¡¡Buena lectura!!

7. El incidente (Parte I)

 

Nunca había hecho nada tan atrevido como lo que hice en ese tejado hace unas noches. Aún estaba algo atontada, como flotando en felicidad. Eso era lo que pensaba y lo que sentía.

Pero en casa me veían de otro modo: además de feliz, me veían algo más tímida, algo más a mi aire y… No sé, me sentía distinta. Hasta yo notaba que estaba distinta. Era como que necesitaba procesar todo lo que estaba pasando a mi manera.

—Kobayashi se comporta de forma rara —oí que decía Kanna a Tohru.

—Pero está feliz, no la molestes.

—Vale.

De vez en cuando, Tohru me echaba una miradita, como si en cualquier momento se fuera a tirar encima de mí… o al revés. Yo no estaba preparada para tanto en tan poco tiempo, pero no por ello ocultaría mi felicidad.

En el trabajo tuve que hacer mi esfuerzo para que el jefe (o Elma o Takiya) no me pillara con una sonrisa, o divagando entre pensamientos.

Uno de esos días de trabajo duros en los que tenía que aguantarme la sonrisa ocurrió algo que nos distrajo a todos: entró la policía a registrar las oficinas.

—¿Qué estarán buscando? —preguntó Taikya, como al aire.

Todos los trabajadores tuvimos que apartarnos de nuestros puestos de trabajo, porque empezaron a venir investigadores y expertos en informática a evaluar todos los ordenadores. Elma se quejó enormemente porque había conseguido acabar un informe importante (para ella, supuse) y tuve que separarla de su ordenador para que no sospecharan de ella.

—Es injusto, nadie de aquí ha hecho nada… —nos dijo ella—. Estos humanos les buscan tres pies al gato.

Pero la policía no pensaba lo mismo. El que parecía el jefe (el único que iba trajeado) entró en el despacho de uno de los supervisores de nuestro jefe y se lo llevó detenido.

—¡Yo no he hecho nada! ¡No he tocado nada de ese queso que decís!

—¿Cómo que queso? —me pregunté.

Mientras se llevaban al detenido, nos enteramos de que estaba acusado de malversación de fondos de la empresa y de adueñarse y distribuir ilegalmente queso por todo nuestro edificio para ocultarlo.

—Es imposible que me pueda tomar en serio esto —se rio Takiya— ¿De veras? ¿Todo esto por un poco de queso?

Era difícil de creer. Yo me estaba aguantando la risa también. En cambio, Elma estaba de lo más seria.

—¿Elma? ¿No entiendes lo que pasa?

—¡Claro que sí! ¡El queso es sagrado, no podía hacer lo que le diera la gana con él! ¡A la trena, que es donde se merece que esté!

—Ay, dioses, estos dragones… —dije con la cabeza gacha.

—Aunque no podemos negar que haber hecho negocio a espaldas de la empresa es un delito grave —comentó Takiya—. Es posible que alguien de la empresa se haya enterado de ello y le diera pruebas a la policía para que detuvieran a ese supervisor.

—Bueno, pero ya está, ¿no? —pregunté.

—Yo me vigilaría un poco las espaldas estos días. Un negocio así nunca viene solo.

—¡Tranquila, Kobayashi! ¡Los dragones seremos tu escudo! —exclamó Elma.

—¡No tan alto! ¡¿Quieres que se entere todo el mundo que no sois humanas?! —le recriminé, enfadada y entre susurros violentos.

La policía fue interrogando a todo el personal de oficinas durante el día. Supusimos que esperaban encontrar algún otro culpable o alguna pista de las personas con las que el supervisor negociaba en secreto.

—Volveremos mañana a seguir los interrogatorios. Entre tanto, podéis volver a casa —dijo el jefe de policía, cuando ya era hora de cerrar el edificio.

Yo estaba francamente angustiada. Nunca me había tenido que ver las caras con la policía y, aunque sabía que era inocente, ellos no, y eso me hacía sudar un poco. Takiya se sentía más o menos igual, porque no dijo nada, apenas un “adiós”, cuando nos despedimos. A Elma ya la habían interrogado y no sabíamos nada de ella aún.

Cuando volví a casa, se me pasaron todos los males de golpe. Olía al suavizante que usaban las dragonas cuando se bañaban y eso me recordó lo feliz que estaba con esa extraña familia que tenía.

—¡He vuelto! —anuncié.

—¡Hola Kobayashi! Ya he bañado a Kanna, está haciendo los deberes en el kotatsu.

—Oh, perfecto.

No pensé, solamente hice. Me dejé guiar. Me acerqué a Tohru y le di un beso en la mejilla, mientras ella preparaba la cena. Se quedó paralizada.

—Gracias por hacerlo.

—¿Ko-Kobayashi?

—¿Qué?

—Kanna nos está mirando…

—Bueno, así aprenderá algo para cuando esté con Saikawa. —Y en realidad no nos miraba—. Además, he tenido un día duro en la oficina, y encontrarme todo tan organizado y tan limpio me obliga a agradecértelo de algún modo.

Ella dejó todos sus trastos de cocina y se echó a mis brazos con su fuerza bruta. ¡Casi acabamos en el suelo! Pero no pude evitar reírme por su pronto.

Mientras cenábamos, ya más calmadas las tres, vimos en las noticias lo de la investigación de la policía en nuestra empresa.

—¿Era por eso que decías que habías tenido un día duro? —preguntó Tohru, cuando lo vio.

—Sí. Se ve que alguien ha… bueno, parece ridículo, pero alguien ha traficado ilegalmente con queso.

—¡Eh, eh! ¡Que el queso es muy importante!

—Kobayashi no sabe lo que dice —replicó Kanna también.

—Pero… es… queso —dije, algo insegura—. ¿Qué os pasa a los dragones con el queso? Elma se puso a la defensiva también.

—¡No nos tires de la lengua! —exclamaron ambas al mismo tiempo.

Yo no pude hacer otra cosa que mantenerme callada, estaba sorprendida. ¿Qué les pasaría a los dragones con el queso?

En las noticias acabaron diciendo que alguien había delatado al detenido y que por eso estaban investigando a todos los trabajadores.

—A Elma ya la han interrogado. Mañana nos toca a mí y a Takiya. Va a ser un día duro…

—No te preocupes, Kobayashi, ¡todo va a ir muy bien! —me animó Tohru. Luego Kanna le dio un codazo, pero no supe por qué.

Al día siguiente, todo salió como esperaba: nervios, policía por todas partes, un interrogatorio sudoroso y ninguna información relevante para la policía. En realidad, sentía que perdían el tiempo conmigo y me supo mal.

—Siento de no poder ser de más ayuda —acabé diciendo, cuando ya me decían que habíamos acabado.

—No se preocupe, señorita, está fuera de toda sospecha, solamente queríamos saber algún detalle más sobre los hechos —me aseguró amablemente el jefe de policía. Me dejó salir después de eso—. Haz pasar al siguiente.

Yo había sido de los últimos en ser interrogada. Era un atardecer en toda regla lo que se podía ver por la ventana. Casi todo el día me lo había pasado mordiéndome las uñas y recordando esa alarma que Takiya me había transmitido el día anterior de vigilar mis espaldas.

—¿Habéis visto a Elma o a Takiya? Estaban aquí hace un rato —pregunté a dos compañeros. Ellos me negaron con la cabeza—. Vale, gracias. Qué raro…

Pensaba que se quedarían cerca para tranquilizarme, o estarían trabajando, pero parecía que se habían ido cada uno a su casa, porque no estaban sus abrigos. Tampoco les culpaba, ambos habían tenido dos días estresantes…

—En fin, mejor que me vaya a casa…

Y recordé lo que me esperaba allí. Nadie que no tenga pareja o familia se hace a la idea la calma y la felicidad que te transmite el saber que hay alguien esperándote en casa con una sonrisa en sus labios y un poco de amor del tierno. Nunca pensé que me ocurriría algo así a mí, pero estaba ocurriendo y no podía ser mejor.

Con estos pensamientos salí del edificio. Una vez más, busqué a Elma o a Takiya, de pasada, pero no se les veía por ninguna parte, así que salí andando hacia la estación de tren.

Me sorprendió lo llena de policías que estaba la calle principal y lo vacías que estaban las calles secundarias del alrededor. Supuse que era porque ya habían atrapado al culpable y no hacía falta buscar más. En parte me tranquilizó su presencia, así que usé el mismo atajo de siempre para llegar hasta la estación.

Y fue una mala idea. Noté unos pasos apresurados detrás de mí, probé de girarme, pero en nada tenía una venda en los ojos y me estaban empujando. Un coche frenó bruscamente, me metieron dentro y arrancaron.

¡Era un secuestro!

Notas finales:

Muchísimas gracias por leer de nuevo, y ya sabéis que me podéis encontrar en Facebook, en Mundo Yuri y en Wattpad jeje (desde facebook se puede llegar a los otros dos sitios, sino comentadme que queréis link :) )


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