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Ataque furtivo por Snake

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Notas del capitulo:

Buenas Buenas noooooches!

Jaaaaaà, tenia listo este capítulo pero lo re edité miles de veces. Me costó pero aquí está xd.

 

Espero les guste.

Difruten la lectura

12. LOCURA EXQUISITA.

 

...

 

Himuro se movía profundo en su interior, saliendo casi por completo y embistiéndole de un solo golpe agresivo. El codicioso y caliente cuerpo de Izuki se contraía alrededor de aquella hombría inmoral que sacudía sus entrañas, era una sensación magnifica, el del lunar era tan jodidamente bueno en la cama. Y Himuro pensaba lo mismo sobre Shun.

Después de huir de la ciudad ambos se encontraban al interior de un vagón privado del tren, el que tenía un desconocido destino para el astuto camarero.

Pero ya nada mas era relevante para esos dos.

Solo querían reencontrar sus cuerpos ambiciosos.

 

Sumergidos en la oscuridad, colmando de obscenos fluidos los cuerpos contrarios, de toques bruscos repletos de pasión. Shun se aferraba con dificultad a las sabanas desarregladas frente a él, resistiendo entre eróticos gemidos esas brutales estocadas que el más alto le proporcionaba. Era una fricción escandalosa, descaradamente ruidosa y tan deliciosa como nunca. El del lunar no mostraba piedad, solo deseaba continuar enterrándose en ese cuerpo que le recibía tan bien, en ese interior que le desgarraba sin intenciones de dejarle ir todavía.

Podía verlo todo, esa espalda preciosa arqueándose a cada tanto, esos tatuajes grabados tan perfectamente sobre esa piel delirante, los que casi alcanzaban la prominencia de los glúteos de Izuki, ese trasero expuesto para su total deleite. Fue invadido por insoportables deseos de morder ese lugar, de marcarlo innumerables veces, de lamerlo la noche entera.

Por su parte, Shun perdía el juico más y más, su mente en blanco no le permitía pensar, Himuro no le daba espacio para ponerse a pensar. Se encontraba gustosamente extraviado en los certeros movimientos del más alto, apretando los ojos, mordiendo la carne de sus labios en medio de aquel gozo. Una línea de saliva escurría por la comisura de sus labios, y Tatsuya fantaseaba al imaginar qué tipo de cara tenia Izuki en aquel momento feroz. El extasiado camarero gimió apenas el nombre de ese sujeto que profanaba sus entrañas, y volvió a llamarle una y otra vez, estaba a punto de abrazar ese dulce clímax enloquecedor, pero él quería el control de vuelta en sus manos.

Flaqueó cuando Tatsuya abandonó su cuerpo, y se recompuso entre profundas respiraciones, situándose sobre el del lunar. Delineando ese rostro varonil, ese perfil que rozaba la línea de la perfección, entretanto capturaba la hombría de su amante nuevamente en su interior ansioso. Shun inició su exquisita danza, elevando su cuerpo con suavidad, dejándose caer bruscamente, soltando una voz aún más aguda y sensual, una impúdica voz que se mezclaba con los satisfactorios quejidos de un hombre que se encontraba en la gloria misma.

Himuro estaba dichoso, contemplando ese cuerpo insaciable deslizándose sobre él, retorciéndose tan lascivamente, y ese rostro, la expresion de Izuki era extraordinaria. Se estremeció al perderse en esa cara repleta de lujuria, y en ese balanceo indecoroso que succionaba su miembro con tanta maestría. Sin poder contenerse agarró con dureza la cintura del chico de las entregas, clavando sus dedos en aquella piel adictiva, apoderándose del juego totalmente otra vez, propinando acertadas embestidas que hicieron a Shun soltar exquisitos alaridos de satisfacción total.

Himuro, Himuro Tatsuya, Tatsuya, Tatsuya... Todo lo que habitaba en la mente de Izuki en aquel instante, giraba en torno a ese hombre devastador. No podía dejar de tocarle, de probar esos labios, de morderle y moverse sobre él. Era fascinante contemplarle mientras ese acto de amor violento les mantenía absortos.

Tatsuya estaba sumergido en una dicha absoluta, aquel gozo le estaba enloqueciendo, y ese desvergonzado interior contrayéndose alrededor de su intimidad le hizo explotar dentro de esa figura fascinante.

Su profunda respiración era ruidosa, y aquel exquisito orgasmo ardía en los sitios más íntimos de Shun, era tan intenso, tan único, solo esos dos podían entregarse tal sublime placer descabellado. Izuki exhausto envolvió el esbelto cuello de Tatsuya con sus brazos, cogiendo con fuerza ese precioso cabello azabache brillante, uniendo sus labios deseosos con los de Himuro.

Una y mil veces más.

***

 

 

—Y entonces… ¿A dónde vamos? —cuestionó Shun. Con las sabanas cubriéndole egoístas, y un cigarrillo recién encendido.

—No puedes fumar aquí. —dijo quitándole el cigarro, aspirándolo en su lugar. —Vamos a Hakodate, tengo unos asuntos que resolver ahí.

—Ohh, ¿viaje de negocios?

—Puedes llamarlo así. Aunque también… es como un viaje de placer, ¿no crees?

Shun sonrió para Tatsuya. Arrebatándole su cigarrillo robado, fumando enérgico, importándole poco las reglas del tren donde viajaban. Aún tenían por delante algunas horas de recorrido, por lo que poco después decidieron dormir en aquella cama ya desarmada varias veces.

A primera hora, Himuro Tatsuya e Izuki Shun llegaron a su destino, se registraron en un precioso hotel y tomaron una relajante ducha antes de desayunar como dos locos desesperados. Rentaron un coche posterior a eso, y compraron algo de ropa antes de dirigirse hasta otro hotel cercano, uno tan maravilloso como en el que ellos se hospedaban.

Una vez ahí, un sonriente Himuro, fue a resolver esos asuntos que no explicó para Shun, quien le esperó en el bar preguntándose en que cosas misteriosas estaba metido Tatsuya, ya que aquella sonrisa maliciosa daba mucho que pensar. Al pasar un poco más de una hora, el bello hombre del lunar apareció campante, acompañado por una atractiva mujer extranjera que llevaba un osado vestido rojo insinuante y refinado.

—Vaya, sí que tienes buena compañía Himuro.

—Es hora de irnos, ella solo me estaba hablando de las atracciones de la ciudad.

—¿En serio? ¿Va a acompañarnos también?

—No. —sentencio más serio. Aproximándose demasiado a Shun. —Tú solo mantén tus ojos sobre mí.

Izuki rió evidente, ganándose una furtiva mirada de la alta mujer. Definitivamente el del lunar no comprendió el sentido de su última interrogante.

Y entonces partieron, recorriendo veloces las autopistas de aquella bella ciudad, la que mantenía un perfecto balance entre un aspecto natural y la modernidad de las ciudades japonesas. El primer lugar que juntos visitaron fue el Monte Hakodate, donde montaron un teleférico para alcanzar la majestuosa cima que les esperaba. Ahí encontraron una vista panorámica, un precioso mirador que les mostraba el máximo esplendor de la localidad.

Izuki estaba maravillado, su magnífica sonrisa lo valía todo. Himuro era el único que no podía evitar mantener sus ojos sobre ese particular chico. Aun cuando tenía una fascinante vista, Shun robaba su atencion atrevidamente.

 

Luego de tomar varias fotografías, visitaron la bahía de Hakodate en busca de un sitio donde almorzar, pasar el rato e inspeccionar algunas tiendas de cerca. Por supuesto Izuki pretendía llevar recuerdos a Tokio para sus amigos, se sentía como un mocoso emocionado, y aunque intentaba contenerse, esa fascinante felicidad se desbordaba aunque no lo quisiera. Y es que ni siquiera tuvo tiempo para prepararse mentalmente, todo fue tan espontaneo que se volvía apasionante.

—¡Mira Himuro! En este folleto turístico dice que podemos observar el Castillo Goryokaku desde la torre Goryokaku. ¡Vamos pronto! —agregó impresionado, sosteniendo la mano de Tatsuya. Actuar que les sorprendió al mismo tiempo, y sus miradas un tanto asombradas se encontraron. —Ah, yo…

—Es cierto, vamos por el vehículo pronto.

Shun aflojó el agarre hasta soltarle, todavía un tanto atónito. Era como si sus acciones le dominaran antes de poder siquiera pensarlas. ¿Qué diablos pasaba? ¿Tal vez pisar tierras nuevas le hacía actuar idiotamente? Al parecer sus preguntas no tenían sentido alguno, y lo sabía bien, mientras se reclamaba sin compasión. 

 

Y emprendieron un nuevo rumbo otra vez. Una vez en la torre, mientras admiraban la magnífica forma de estrella que tenía la fortaleza construida hace siglos, ambos permanecieron en total silencio. Un tanto pasmados por el mágico lugar, definitivamente respirar un nuevo aire fresco les hacía sentir que nada más existía. Solo aquel paisaje embriagador, y la encantadora presencia de ellos dos, nada más parecía ser necesario.

Era perfecto.

Tan extraño, irreal.

Nuevamente sus miradas fueron arrancadas del paisaje, para ser desviadas hasta ellos, era algo tan insólito, pero inevitable, como si estar distanciados todo ese tiempo no surtiera ningún efecto, en realidad fue lo contrario. Mantenerse alejados solo aumentó sus ansias caprichosas de ver al otro, de tocarse, de simplemente cruzar sus miradas con cercanía.

De unir sus labios en un apasionado beso.

—Creo que no se puede evitar. —musitó Shun. Mirando fijo a Tatsuya. —Aunque escapemos, siempre terminamos encontrándonos. Que locura…

—Pero es una locura exquisita. ¿Verdad?

Shun sintió sus mejillas arder, lo que le obligó a evitar la mirada intensa de Himuro. Tragó con dificultad, intentando suprimir esos irrefrenables deseos de lanzarse sobre ese hombre y besarle justo ahí, frente a los demás turistas que hace poco había olvidado.

—Tienes razon Himuro. —sonrió entonces. —Sí que estamos locos. Hey, dime algo…

—Lo que quieras.

—Tú y Reo-san… ¿Dormiste con mi jefe esa vez?

Ya no le importaba en absoluto nada. Si parecía un idiota celoso, no le importunaba. Si dejaba en evidencia cosas que antes se esforzaba en esconder, le daba igual. Por algunos instantes eliminó todos esos principios autoimpuestos. Él solo anhelaba saber que sucedió entre ellos dos. Desde siempre quiso saberlo, y esa era la primera vez que lo admitía, incluso ante sí mismo.

Himuro curvó sus labios con sigilo, formando una preciosa sonrisa reservada. Acomodó suave su sedosa cabellera y realzó esa sonrisa seductora, acortando la distancia entre ambos. Y delicado alzó la barbilla de Shun, miró con detención esos labios, esos ojos que le veían con intensidad, y besó la frente de aquel sujeto que siempre hacia latir su corazón como nadie más.

—No le puse las manos encima a tu jefe. Ni los labios encima, por si te preguntas eso.

—Ya veo. —susurró Shun. De alguna manera su corazón pudo continuar latiendo con tranquilidad. Y esa sensación le hizo sentir tan confundido. —Ahora… ¿Quieres que visitemos el Convento Trapense? —mencionó tal vez solo buscando la forma de cambiar de tema, tan pronto como fuese posible.

—Mm, no lo sé Izuki. Siento que… ¿Tal vez se incendie si nos acercamos a él?

Shun le miró estupefacto algunos segundos. Y ambos rompieron a reír tan escandalosamente que recibieron la atencion de las demás personas visitantes del castillo. Y así continuaron un poco más, riendo y disfrutando esos maravillosos tiempos juntos.

 

Visitaron otros sitios cercanos, y se dirigieron entonces al hotel playa donde se hospedaban, donde planeaban descansar un poco, pero Shun insistió en que fueran hasta las orillas del mar. Y por supuesto, Himuro no se negó ante las peticiones de su amante.

Poco después regresaron al cuarto un tanto humedecidos por las saladas aguas, relajados y sonriendo sin preocupaciones. Desvistiéndose para tomar un baño, y entonces Himuro capturó a Shun entre sus brazos, besándole inoportuno, demandante. Apretando ese cuerpo contra el suyo, tocándole más de la cuenta, aunque no había sitio de aquella figura que no conociese. Y eso le encantaba.

Shun cedió aferrándose al contrario, besándole con más pasión todavía, robándole el aliento a ese hombre cautivador.

—Mnh… no, espera Himuro… tomemos una ducha primero, juntos…

—Sí, lo haremos donde quieras…

Shun rió. Y mientras se despojaban mutuamente de sus últimas prendas, entraron ansiosos al a la ducha, entre besos y toques sugestivos.

Sedientos por el otro.

Con un deseo que parecía no tener fin.

Insaciables.

***

 

La noche cayó en la ciudad de Hakodate. Shun y Himuro ya repuestos se dirigieron al tren que abordarían para regresar a Tokio a sus vidas normales. Una vez dentro de otro cuarto privado, brindaron bebiendo un costoso licor, el chico de las entregas estaba feliz por probar tal delicia. No siempre se tenían oportunidades como esas.

Izuki no sabía bien como definir aquello que ambos vivieron. En definitiva huyeron de todo y todos sin detenerse a pensarlo, sin avisar a nadie, solo escapando lejos, juntos, tan juntos como nunca antes. Su corazón se aceleraba al ponerse a pensar en tales cosas que rozaban la línea del romanticismo.

—Fue un lindo viaje, Himuro. —mencionó sonriendo dulce. —Debemos recordarlo siempre, ¿lo sabes, no? Que es nuestra primera y última cita.

—Sí, una gran cita y buenos negocios. Ven aquí, quiero besarte.

—Besarme…

—Dime Izuki, ¿nos veremos otra vez?

—Que preguntas haces Himuro Tatsuya… —sonrió tenue. —¿Quién sabe?

 

Shun se levantó de su asiento, y se abalanzó sobre Tatsuya, quien descansaba a la orilla de la cama. Sus vasos se derramaron ante el brusco movimiento, mojando el cobertor y el suelo.

Uno de los vasos cayó ruidosamente, pero nada detendría esos labios avariciosos que se desgarraban con pasión.

Y una vez más, cedieron ante sus deseos carnales.

Enloquecidos, como decían ser.

 

Presos de esa locura exquisita.

Notas finales:

Gracias por leer!

 

>//< hace tiempo no escribía cosas tan intensas(? así que fue un poco dificil para mi. dicho esto, espero no haber dado la lata.

 

Nos leemos próximamente.

Bye!


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