El día en la florería había sido muy ajetreado, se acercaba una festividad y habían llegado muchos pedidos y compras, con una sonrisa acomodaba unas rosas blancas sobre el escaparate dando de vista a la ventana, mientras lo hacía un auto negro se detuvo causándole una gran emoción, de pie en medio del local esperó a que el hombre bajara del vehículo y abriera la puerta del local, antes de que pudiera sonreir se lanzó a sus brazos sintiéndose feliz de verlo.
—Hey, solo he venido por mi regalo — habló orgulloso intentando no ser seducido por esos brillantes y cristalinos ojos cafes, ante el puchero que el menor hizo cayó rendido — ¿Cual es mi regalo?
—Este — el menor se acercó a sus labios dando un dulce beso que hizo reír al mayor al ver que fue engañado — ¿Te gustó mi regalo?
—¿Me hiciste venir por un beso? — El menor asintió varias veces sin retirar sus brazos de su cuello— Eres malo, pequeño — Sonrió y se acercó una vez más a sus labios, el beso comenzó lento pero poco a poco avanzó con el menor correspondiendo, su lengua buscó invadir esa linda boca y al no negarse se encontró satisfecho — estás de buen humor ¿A que se debe?
El menor sonreía tan tiernamente que no notaba las intenciones, entonces poco a poco comenzó a ligar los hecho cuando vio varios corazones en las paredes con frases de amor llenas de palabrería cursi, se comenzó a reír soltando la cadera del menor, el día de San Valentín era el fin de semana y los ojos del menor brillaban por el entusiasmo de esperar por una propuesta.
—¿Quieres ir a cenar? Nunca he llevado a nadie así que el lugar va a ser sorpresa — JunHong tomó su mano para que lo acompañara a tomar asiento y así estar más cerca, al menor le encantaba que YongGuk le rodeara con esos fuertes brazos que le hacían sentir protegido—
—No celebro San Valentín, pero quiero que me lleves a un lugar — Los labios del moreno chocaron con suavidad sobre los ajenos — un lugar al que he querido ir hace mucho ¿Crees que puedas? Debe ser un secreto.
—Mmm.. comienza a gustarme como suena eso — Antes de que pudiera llevar sus manos sobre su cuerpo para incitar algo sexual JunHong le detuvo con un solo dedo en los labios alejando aquel beso de él mientras negaba con la cabeza — dime donde queda ese lugar al que quieres ir.
—Mokpo.
Los ojos brillosos y llenos de inocencia de JunHong habían pasado a ser vacíos y tristes, al verlo en ese estado apartó el dedo de sus labios para acercarse y besarlo, sus labiales coincidieron perfectamente en un tranquilo beso que se robó más de un minuto, las manos de YongGuk viajaron hasta la cadera del chico atrayendo con cautela su cuerpo, succiono por diversión el labio inferior del castaño escuchando un delicado jadeo que había ido a parar hasta su entrepierna, el sonido de la campana en la puerta le hizo gruñir como animal provocando una risa en el menor.
—¡QUE NO VES EL LETRERO! —JunHong abrió sus ojos sorprendido al ver que en la puerta colgaba el letrero con las palabras ‘cerrado' de inmediato observó con ojos achinados a su acompañante en busca de una explicación— Este es mi tiempo, no quiero que nadie interrumpa mientras me prestas atención a mi.
JunHong se cubrió la boca para no dejar escapar una risa, ese comportamiento infantil era nuevo en el mayor y como para asegurarlo el hombre de pie en la puerta tenía los ojos tan abiertos que parecían faroles, para darle privacidad a YongGuk se puso en pie y caminó hasta el mostrador arreglando algunas flores.
—Disculpe señor, llegó este mensaje importante — YongGuk tomó el celular que Sleepy le ofrecía y alejándose del campo visual de JunHong lo leyó—. Gracias por los tulipanes, tenías razón a ella le encantaron — Sleepy susurraba al chico quien le felicitaba animado, las órdenes de su jefe eran cuidarlo de cerca pero era difícil no ser cautivado por su personalidad en el proceso—
—Jun.. ¿Que haces? — detuvo la frase al ver cómo le entregaba un ramo de rosas camelias a su guardia, el chico solo levantó los hombros inocente de cualquier situación y guardó el dinero de la venta — ¿Que le estas haciendo a mis chicos? Primero un helado, ahora rosas ¿Como confiaré mi vida a estos cursis punks?
La noticia que recibió de la clínica donde tenía a su madre se volvió menos pesada con esa sonrisa pícara en el rostro de su pequeño compañero, Sleepy, cada vez estaba más sorprendido él estaba seguro que si seguía presenciando escenas entre el impaciente líder de Double Dragon y el chico desconocido, se tendría que someter a una cirugía por desgarros en los ojos, antes de ver algo que le provocara la muerte dio media vuelta abandonado el lugar.
—Pobrecito, no me gusta que seas malo con tu chofer, bueno ni con nadie que trabaje contigo…
— Para mi — respondió dando un beso a sus labios con el mostrador entre los dos — Tengo que irme, pero pasare a tu casa por ti este sábado, si quieres ir a Mokpo tendrá que ser muy temprano — Los adictos labios del menor no le permitían alejarse.
—Dije que es un secreto… no tengo permiso para ir — se mordió el labio nervioso por que YongGuk llegara a ponerse en contra — Por favor, nos veremos en la estación y volveremos temprano, nadie lo sabrá.
YongGuk no era del tipo que pedía permiso para salir, mucho menos a esta altura de su vida, hacia lo que queria, cuando queria y como quería por lo que se le hizo aún más interesante el llevar al dulce castaño a donde quería, quedaron de ponerse de acuerdo por mensaje y dejando a JunHong más feliz que nunca salió del local.
—Al fin te veré, hermano. — JunHong apretó su mano contra su pecho sintiendo el latido alborotado de su corazón, sin poder controlarlo las mejillas se humedecieron con sus lágrimas — ¿Que te paso? — sollozo adolorido, sus piernas temblaron y no fueron suficiente para soportar su cuerpo —.
Al bajar del automóvil ingresó inmediatamente a la clínica, extrañamente un enfermero ya le estaba esperando para guiarlo a la habitación de su madre, eso no era nada regular lo cual le hizo tomar precaución, sujetó el arma bajo su chaqueta siguiendo de cerca al chico que cada vez se notaba más nervioso, al estar frente a las puertas encontró a dos hombres de su mafia cuidandola, antes de poder exigir explicaciones le abrieron la habitación dejando ver a su madre sentada sobre la camilla intentando coser una bufanda de color azul, lentamente se acercó mientras observaba fijamente a un hombre ya viejo sentado en el sofá de la esquina.
—Mamá… mamá… ¿mamá cómo te sientes? — tuvo que llamar varias veces antes de que la señora apartara la vista de la bufanda y le observaba sorprendida, tardó unos segundos en parpadear y responder — disculpa, olvide tus flores.
—Mi niño, la universidad tiene tu cabeza ocupada — la señora bajó las agujas y acarició la mejilla de su adorado hijo mayor — mira amor, ya está terminada — tomó la bufanda y la extendió para mostrarle que estaba bien hecha — Ya sabes… a tu amado le va a encantar — le susurró cerca del oído.
—Estoy seguro que le encantará — Respondió llevando la corriente, había días donde la mujer amanecía pensando que era una princesa, una cantante, una bailarina, una extranjera, nunca se sabía lo que habría en su mente al día siguiente —
—Toma, toma — cortó las agujas y la fue poniendo en la bolsa de regalo a lado de su cama, con violencia la empujó contra el pecho de su hijo — daselo, pero que tu papá no te vea.
YongGuk sujetó la bolsa, se sentía pesada como para solo llevar una bufanda tejida, su madre comenzó a hablar de un musical que iba a dar en el teatro de Seúl la próxima semana a lo que asentía prometiendo asistir, el hombre en el sofá cerró la carpeta que leía hasta ese momento y se levantó, no hacía falta pedir que le acompañara, sabía bien las intenciones que habian traido a su padre hasta alli. Se despidió de su madre y siguió sus pasos, los hombres que le acompañaban abrieron la puerta de la habitación contigua.
—¿Por qué pierdes el tiempo? Usar a mi madre para hablar conmigo, creo que ya estamos muy grandes para eso — trono la lengua y sin educación alguna se dejó caer en la cama de la habitación cruzando las piernas — No me voy a casar o lo que sea que tengan planeado con JongUp.
—Ascendiste sin mi consentimiento, si fuera por mi no te hubiera dado Double Dragon, no hasta que entendieran la importancia de esta alianza — el hombre hablaba con palabras duras las cuales YongGuk ignoraba como costumbre — No dejare que destruyas lo que he formado con mi padre, y lo que mi padre formó con el suyo.
—Si no querías que tomará tu puesto hubieras hecho algo muy sencillo — Molesto con los reclamos y exigencias se puso en pie sacando el arma de su chaqueta y dándosela a su padre lo forzó a apuntarle en la frente — ¡Dispara! Hazte cargo de tu error y eliminalo ¿Que es lo que te detiene, a que le temes, qué culpa cargas?
El hombre negó bajando el arma, la dejó caer sobre la camilla detrás de YongGuk, su intención nunca ha sido dañar a ninguno de sus hijos, el solo hacia lo mejor para Double Dragon y lo mejor para su familia, exactamente por eso quería forzar aquella alianza deseaba más poder para poder proteger a los que más amaba, en este caso a su adorada esposa y su amado hijo.
—Tengo una promesa que cumplirle a mi madre, no interfieras.
Tomando el arma la guardó de nuevo en su chaqueta, abandonó la habitación llevando consigo el obsequio de su madre como muchas veces antes había hecho, había veces que la señora pedía comprar cosas sin razon aparente pero el las conservaba todas esperando que volviera la lucidez y le dijera que lo recordaba, Sleepy ya le tenía la puerta abierta por lo que solo lanzo la bolsa al asiento y entró ordenando que le llevaran con ByungHee, el no dejaría las cosas pasar, no amontonar los pendientes arriesgando a perder lo suyo, si era necesario debía asesinar a todos los que supieran algo de JunHong y su madre, nadie los tocara, nunca.
Con un fuerte grito una mujer mayor se dejó caer al suelo cubriendo su rostro, frente a ella el cuerpo sin vida de su hijo descansaba en la estancia de su casa, su esposo y su hijo se veían alarmados por ver lo que intentaban evitar, de nuevo gritó dejando salir gruesas lágrimas de sus ojos recordando el momento en que su primer hijo lloró avisando que había llegado el mundo hasta sus pláticas secretas que tenían en la cocina.
—¡YONGNAM! — Su hijo menor se acercó corriendo a ella para sostenerla de la cintura y mantenerla firme entre sus brazos — ¿QUIEN LO HIZO? — cada grito desgarraba su garganta sin pena o miedo de ocultar su dolor. —¿YongGuk quien le hizo esto a tu hermano?
—No lo se… — susurró apretando más fuerte el tembloroso cuerpo de su madre sin lograr tranquilizarla, ella sabía bien que esto podía pasar pero no deseaba detenerse a pensar en ello o de otra forma no habría sido capaz de casarse con su amado esposo—
—¡ENTONCES ENCUENTRALOS! —la mujer hablaba con una exigencia irreconocible en la cariñosa madre que madrugaba para preparar el desayuno y se desvelaba arreglando la ropa de sus hijos— ¡ENCUENTRALOS Y MÁTALOS A TODOS! ¡A TODOS! — la señora le tomó el rostro de las mejillas para que viera sus ojos dolidos y llenos de lágrimas — ¡Prometelo!
—Matare al que nos hizo esto, juro que sufrirá en carne propia lo que nos hizo, lo prometo mamá.
Antes de poder ayudarla a ponerse de pie la mujer colapso una vez más entre sus brazos, cayó inconsciente alertando a todos los presentes que inmediatamente se movieron para auxiliarla, de nada sirvió, pues al abrir los ojos la mujer no volvió a ser la misma, lo que terminó por aplastar el dolido corazón de YongGuk guiandolo al rencor y la venganza, sin medir consecuencias buscó el poder que antes no deseaba llevándolo por el camino que le arrastró sin lastima.