Se había levantado soñoliento de la suave cama en la que se encontraba durmiendo, al girar su cabeza en busca de Cavendish lo único que encontró fue una nota que se ubicaba arriba de la mesa de luz. Al tomarlo leyó la nota, su expresión no había cambiado para nada, estaba serio sin una mueca en su boca y algo tranquilo. Lo que más estaba tratando de hacer él era no pensar en lo que paso antes, según barto no estaba en sus planes acostarse con el otro pero termino pasando ante ello se levantó de la cama y empezó a vestirse para irse a su casa, descansar pero algo lo detuvo en medio de sus pasos.
Un objeto de metal brillaba en medio de la noche y con la ayuda de la luz de luna que participaba en ese momento se dejó ver. Al acercarse vio que estaba guardada en un cajón de cartón y este estaba resguardado en el armario semi-abierto. Agarro con su mano derecha el tal objeto y no pudo evitar hacer una mueca de disgusto y pena.
“el pequeño dado de acero”
Hace 5 años atrás, el mismo lo había perdido en una pelea que tuvo con otros compañeros a la salida de la secundaria, el suelo estaba cubierto por pasto y cuando había acabado de golpearles a los atacantes se retiró a su casa… pero en ese momento no se había dado cuenta que se le había caído el dado. Ahora lo tenía devuelta en sus manos, recordó todo el esfuerzo que había hecho para hacerlo bien y aprobar el examen pero con esto ahora no sabía que pensar.
<< ¡Nada, nosotros no somos NADA! >>
“Quiero acabar con esto pero no puedo… siempre seguiré enamorado de él aunque no quiera” en su cabeza y por sus pensamientos lo habían aclarado, tras saberlo sabía que no tenía salida de esa jaula.
- Eres mi perdición – al decirlo se dio cuenta que eso lo había dicho afuera de su mente y no solo eso, una chica estaba mirándolo mientras estaba semi abierta su puerta para mirar. Cuando quiso hablarle se asustó y se fue corriendo despavorida de ahí.
Se sonrojo un poco por admitirlo y luego se rasco la cabeza entre eso se apuro a salir de esa mansión o exageración de casa ya que todo lo que veía a su alrededor era caro, en cuanto empezó a moverse por el gran pasillo para dirigirse a la puerta principal, un ruido rechinaba molesto. Era la puerta, había llegado Cavendish con bolsas en cada mano que tenía, su cara demostraba mucho cansancio y estaba que echaba fuego por la boca, se encontraba molesto.
La chica anterior había salido por otra sala para ayudarlo con las bolsas que traía mientras el otro seguía quejándose de todo. Sin darle importancia camino directo a la puerta pero antes de cruzar quiso escuchar a el rubio ya que le estaba diciendo, aun sin mirarle algo que parecía “importante”
- A las 10:00 am explicare todo, incluso el dado que tienes en tu mano – al terminar de escucharlo se retiró sin decir alguna palabra más.
Ni se había volteado para verle de espaldas, lo había pronunciado tan seco que parecía que no tenía valor, aunque el peli verde no lo haya visto el otro estaba bastante nervioso, que empezaba a sudar ya que no pensaría que a la primera visita bartolomeo sea capaz de hallar algo tan importante. Lo único que escucho de respuesta antes de irse fue un quejido, supuso que eso sería un “bueno”
- Que era eso sr. Cavendish? – pregunto cosette intrigada al ver un objeto tan brillante que sostenía hace momentos atrás el que se había ido. – no me digas señor si estamos solos ¿quieres? Lo que viste fue un dado de acero, nada más – al responderle se quitó sus zapatos para dejarlos en la entrada ya que había pisado barro por accidente y no quería ensuciar su cuarto con eso.
- Pero Cavendish es muy peligroso que se haya ido a esta hora – lo decía mientras sus ojos se dirigían a ver el reloj de la sala.
- Yo no me negaría a eso, pero supongo que ni quiso negociarlo y fue justamente por el objeto que se llevó – su voz se elevó por la inesperada bronca que se estaba formando en su interior.
- ¿Entonces? –
- Basta no quiero oír nada más, cosette voy a dormir, y tu… también deberías hacerlo – camino por el pasillo para dirigirse a su cama se encontraba muy tenso y más porque bartolomeo había encontrado algo que lo única a él antes.
Nunca supo si debía haberlo tirado o algo, pero es que jamas se había dado la posibilidad de volverlo a ver luego de los 5 años. Aunque el interés de devolverlo por el tiempo empezaba ser olvidado y finalmente terminar guardado en un cajón donde solo guardaba cosas “inútiles”.
…
04:30 am
- Oye… no creía que volvieras a llamarme cariño, ¿paso algo? – pregunto con voz dulce desde el celular.
- Necesito tu ayuda – término diciendo el rubio mientras agarraba un pañuelo para taparse su nariz, no quería que su voz quebrantada saliera a la luz.
[5 años atrás]
- Mi nombre es Cavendish y ¿el tuyo? – pregunto amistosamente al chico que tenía su cabeza entre sus brazos en posición de estar durmiendo o simplemente se encontraba cansado. Los demás jóvenes se reían porque el chico nuevo quería socializar con alguien que no “valían nada” ni para los demás, le llamaban rarito por la única cosa que lo caracterizaba, lo cual el rubio aun no lo sabía.
A su edad de 17 años era normal acercarse a la demás gente para hablar ya que le gustaba tener conversaciones con otros de su edad, asi se informaba de todo pero a pesar de eso él era muy curioso, al contrario del chico aislado de sus compañeros. Pregunto de nuevo pero trato de tocarle con un dedo la cabeza mientras decía – hola ¿hay alguien? – repitió el mismo toque durante unos segundos más insistiendo en que “despertara” pero solo consiguió un grito enojado del otro
– ¡DEJA DE MOLESTAR IDIOTA! – al levantar su mirada se había encontrado con la más hermosa persona que jamás haya visto en su corta vida, era tan así que le resultaba raro poder ver que existe algo como eso en la vida real… le asusto un poco al volverlo a mirar. Igual no fue el único sorprendido, Cavendish se había percatado de los grandes colmillos que le sobresalían del peliverde por lo que no podía apartar su mirada de él. Quería preguntar algo más por eso mismo pero termino tocando el timbre para comenzar las clases con otro profesor por lo que tuvo que volver a su asiento ya que el recreo había terminado.
De esa mirada y asombro pensó que sería la primera vez y ultima que interactuarían pero se había equivocado.
- ¿Eres bartolomeo cierto? – una pregunta lo detuvo antes de salir, como todos los demás pero termino sin hacerle caso
– los profesores me han contado de ti y no es tu culpa que todos sean malos contigo – hizo una pausa para agarrar su bolso e acompañarlo para ir a casa pero escucho un NO y se le cerró la puerta enfrente de su nariz, luego de eso vino otro ruido.
Cuando agarro la manija de la puerta para abrirla, el otro ya lo había trabado con algo y no podría salir sin ayuda. Quiso ver por la ventana de arriba si alguien pasaría por ahí para pedir ayuda pero no veía ni un pie pasar, ante el problema no hizo ninguna mueca y solo pensó una forma de salir de ahí.
Agarrando mesas de 2 en dos y formar una torre para salir por la ventana era una buena idea, pero dudo unos minutos en hacerlo. Siguió esperando que alguien pasara para ayudarlo pero nada… ante eso empezó a formar la torre para salir. Al hacer el segundo piso de mesas bostezo y se sentó en una silla para descansar un poco. Luego de 5 minutos siguió hasta ubicar las últimas mesas como amortiguamiento por si tuviera un problema. Cuando quiso subir decidido la puerta trabada había sido abierta y ante ella se presentaba un chico de pelo castaño con una gran sonrisa de picardía en su cara.
- ¡Soy tu salvador el héroe! ¡El gran gardoa! – ante su presentación exageraba su voz para parecer importante a lo que recibió “eres raro” que hizo que decayera su autoestima alta. Al hacerlo no pudo evitar reírse el rubio por cómo se comportaba ese tal gardoa que termino saliendo por la puerta diciendo – “eso solo serviría con una mujer, tonto “ – el de pelo castaño se quedó sin palabras al escuchar eso y más cuando vio que aquel rubio le guiñaba el ojo.
Alzo su bolso al hombro y termino yéndose a casa solo, ya que parecía que el otro se había ido directo a su casa. Bartolomeo solo había ido al baño despreocupado pero con una pregunta en su cabeza fue a ver si el nuevo habría podido salir sin ayuda, al menos para reírse de aquello pero cuando llego allá el aula se encontraba vacía solo veía como una pila de meses estaba formada para subir por la ventana.
A partir de ahí Cavendish empezó a socializarse con los demás y dejo de querer intentar hablar con el chico del colmillo, su interés se había ido… o eso pensó el a su momento.
Había abierto los ojos antes de que su despertador tocara y por ello se encontraba molesto aunque mentiría si solo fuese eso. No era lo único que lo había puesto así “pueda que lo ame, pero dentro de todo amor también hay odio” quiso alejar ese sentimiento de él pero era imposible. No podía dejar de rodar por su cama ya que este día dejaría en claro todo lo que haría.