Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

60 días para conquistarte por I am Panda Kawaii

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este es un fic en donde un OC es el protagonista, si te desagrada esto por favor sal de aquí, si te gusta pides disfrutar...

Esto es solo una representación de algunas personas (en su mayoria chicas otaku o amantes del anime) que imaginan su vida dentro de alguna serie o videojuego favorito e interactuar con los personajes.

Este fic se escribió con la intención de divertir.

 

Notas del capitulo:

Panda Kawaii...presiente!!!! (Después de un tiempo :'v)

Muy buenas criaturitas de Yisus!!!! owo/

wow! Vaya que esta trama a estado en mi mente desde hace un tiempo y quise publicarla cuánto antes, pero como en este fandom hay gente muy delicada con estas cosas pues me daba cosita...pero bueno! Ya está aquí! :3

 

Aclaro que si te desagrada la idea que se plasma en el fic aún estas a tiempo de irte :3 no quiero ni tenía ganas de recibir arena sólo por escribir alguna idea retorcida y compartirla :v gracias...

ahora! Sin más! Comencemos (~o.o)~

 

P.D: EBER ES HOMBRE!!! TIENE COSITA Y BOLITAS PERO PUEDE EMBARAZARSE PORQUE ES UN DONCEL :'D

"¡Cuidado con lo que deseas!"

 

 


Caminando por los largos pasillos del prestigiado colegio, el doncel más codiciable de todo el lugar recibía constantes miradas llenas de admiración (y celos) de parte de todo el que osara mirarle directamente, y es que ¿como pasar desapercibido teniendo tan tremendo cuerpo y belleza? El sedoso cabello café brillante se ondeaba sobre sus hombros, la finísima piel blanquecina podría llegar a ser la envidia del más pulcro y trabajado mármol, los enormes ojos verdes brillantes destilaban arrogancia e indiferencia, dando a notar la nobleza de su origen, el uniforme escolar era conformado por una playera blanca y unos pantalones negros, los cuales le apretaban la cintura, revelando la increíble voluptuosidad que el chico poseía, provocando que más de una mirada se posará en sus torneadas piernas y su apetitoso trasero.

Todo el mundo le conocía, Eber Griffin, su familia era de gran prestigio gracias a que su padre era la mano derecha del presidente. Su carácter serio y pulcro le hacia relucir a donde quiera que este iba y sus sobresalientes notas le hacían un partido inalcanzable para muchos varones y alfas. A sus cortisimos 17 años ya había logrado hazañas inimaginables, una de ellas era lograr entrar al colegio mas importante de todo el país donde sólo los hijos de millonarios y reyes se les era permitido estudiar, siendo el único que alcanzaba el promedio de 10 en todas las clases gracias a su esfuerzo propio.

El bello castaño llegó a la zona de su casillero, siendo rápidamente interceptado por el imponente cuerpo atlético del líder del club de baloncesto, el único hombre que se atrevía a acercarse y coquetearle.

-¡Hola Eber!- el chico rubio y guapo sonrió a tiempo que recargaba su cuerpo en los casilleros que estaban al lado del doncel.

El castaño rodó los ojos con evidente molestia, pero no contestó el saludo, dedicándose solamente a guardar sus cosas lo más rápido posible.

-oye, el equipo tendrá una pequeña fiesta en la disco del centro y me preguntaba si te gustaría acompañarme.- habló el rubio sobandose la barbilla coquetamente.

Eber cerró su casillero. -no puedo Chris.- fue lo único que dijo, se dio la vuelta y caminó, dándole la espalda al rubio. -tengo una cita con alguien más.-

Hubiera sido divertido ver la cara del estúpido de Chris, pero en ese instante al castaño le urgía llegar a casa, mañana sería un día especial.

Salió como bala del colegio, afuera le esperaba el lujoso carro rojo de su hermano mayor, quién se llevaba toda la atención de sus compañeros donceles y compañeras.

-hey enano, sube rápido, hay casa sola.- le llamó el apuesto joven mientras se subía al carro, Eber no lo pensó dos veces y subió al auto también.

-Vicktor, estacionate frente al súper, tengo algo que comprar.- ordeno el castaño.

-en primera, no me des órdenes escuincle de primera, que no soy tu chofer...- Eber le lanzó una mirada furiosa a su hermano, pero decidió controlarse. -...segundo, ¿cargas dinero? Porqué yo no pienso darte nada.-

-si, si cargo...¡¡¡QUE TE ESTACIONES HIJO DE LA...!!!-

-...más refinada señora, acuérdate que compartimos madre...- el mayor hizo una serie de malabares en el auto antes de estacionarse en una de las casillas frente al súper. -ahí esta; sabes pequeño demonio al que llamo hermano, a veces eres muy impaciente.- Vicktor volvió a recibir la mirada asesina del castaño para luego sonreír con burla. -te saldrán arrugas si sigues así.-

-ash...cállate.- Eber abrió la puerta del vehículo y bajó de un salto.

-no te tardes.-

Portazo.

-...creo que se enojó...- susurró Vicktor con diversión, viendo la puerta por donde salió su "adorable" hermanito.

El castaño jaló un carrito del súper y corrió por toda la instalación, buscando desesperado la comida favorita de su amor.

-joder...¿dónde esta?- susurró con desesperación.

De pronto un respingo sacudió el cuerpo del chico al sentir una mano atrevida apretar su nalga, -¡¡¡HEY PERO QUE TE PASA HIJO DE LA...!!!-

-...mujer más bella de la ciudad.-

El doncel calló su insulto al encontrarse con su única mejor amiga. -Izumi...-

La muchacha de cabello castaño amarrado en dos coletas bajas y ropas de hombre sonrió con burla. -¿buscabas esto?- la chica le mostró dos paquetes de ramen instantáneo.

Al castaño le brillaron los ojos al ver el tan preciando producto.-¡¡¡si dámelo!!!- se abalanzó hacia ella, dispuesto a tomar los paquetes, pero la chica fue más rápida y alejó las sopas de Eber.

-con una condición.- Izumi sonrió con picardía.

-¿qué? ¿Quieres hacerlo conmigo? ¡Ya te e dicho muchas veces que no! A mi no me van las mujeres...ni mucho menos las Alfas como tú.-

-¡jajajaja! No, esta vez no; en tu cuarto tienes un póster de todo el clan Hyuga, lo quiero.-

Eber abrió grandemente los ojos ante esa petición. -¿sólo eso?...hecho.-

La chica le miró a los ojos, ¡vaya! Eso fue demasiado rápido. La castaña le dio finalmente el ramen sin antes tomar al chico del trasero y besarlo de forma escandalosa. -...iré por él mañana en la tarde...- susurró al oído de un muy consternado doncel.

-...¡¡¡TU ERES UNA...!!!-

-¿buena amiga? Ay gracias, no te hubieras molestado en decirme.-

-...- el doncel la miró de una muy mala manera. -¡oh por jebus! Llego tarde a mi cita.- el chico aventó el ramen al carrito y corrió hacia la caja registradora, seguido por la castaña alfa, en el camino tomaron unas botellas de soda y unas latas de cerveza.

-oye niño rata, ¿qué estamos celebrando? ¿Nuestro aniversario?-

-ya quisieras...- el chico observó como la cajera tecleaba en su computador. -hoy es 9 de octubre.-

-uhmm...9...9...9 + 1 10 ¡ah ya entendí! Pues felicítale de mi parte.- la chica le golpeó el hombro de forma amistosa a Eber, haciendo que el castaño la viera de forma molesta; Izumi sonrió con burla, giró el rostro hacia la cajera para ignorar a su amigo, encontrándola sumamente atractiva con su uniforme apretando sus caderas, dándose cuenta que era una omega. -y vaya vaya...oye linda ¿crees el amor a primera vista, o voy a tener que pasar por aquí dos veces?-

Eber la miró de mala manera, ¿en serio lo iba a volver a hacer? ¡Dios! Si hace apenas una semana que cortó con su novia ¿ya se iba a poner a coquetear? "Ojalá y la batee" pensó el chico.

-si, si creo en el amor a primera vista.-

Shit...no la bateo.

El chico rodó los ojos al ver a ambas chicas en plena coquetería, tomó la bolsa con su mercancía y salió disparado del súper, corrió entre los vehículos estacionados hasta dar con su auto rojo, abrió la puerta de golpe, ingresando en él ante la atenta mirada de su hermano.

-oye, tardaste.- se quejó el mayor.

-me encontré con Izumi.- contestó el chico, cerrando la puerta.

-¿tu amiga coreana, o era china?-

-japonesa baboso.- el doncel trato de parecer molesto, pero una risa divertida se escapó de sus labios, provocando que su hermano riera también. -¿a qué esta esperando? Vámonos.-

-a tus órdenes querido princeso.- el mayor arrancó el auto, saliendo rápidamente del estacionamiento, desplazandose por la ciudad.

Media hora después ambos hermanos llegaron a casa.

Eber salió del vehículo a gran velocidad, entró a la enorme mansión de la familia más prestigiada de toda la ciudad, subió las escaleras, tropezandose con sus pies en más de una ocasión; el corazón le palpitaba sin cesar, al fin vería al amor de su vida después de casi todo el día.

Abrió la puerta de su habitación de golpe, llenando sus pulmones de aire para expulsarlos en un grito agudo y lleno de emoción.

-¡¡¡NARUTO MI AMOR, YA LLEGUE!!!-

Su mirada verdosa se posó en la almohada de 2 metros con el dibujo de Naruto Uzumaki recostada en la enorme cama matrimonial.

-lamento llegar así de tarde, es que fui a comprarte esto.- el chico sacó el ramen de la bolsa del súper con una sonrisa satisfecha. -¿no estas feliz?-

Silencio total.

Si, esto era de locos y el chico podría estar esquizofrénico, pero créanme, Eber sabía muy bien que esa almohada no le escuchaba ni hablaba, pero decidía fingir que no era cierto, que Naruto Uzumaki estaba ahí con él.

Eber no era el chico prodigio del que todos hablaban, ni tampoco el chico que es indiferente de lo que pasa a su alrededor, ni el doncel más hermoso de la ciudad, simplemente era un chico "friki" amante de la serie japonesa Naruto. Desde que esta saga salió a la venta Eber no había echo más que encerrarse en su habitación y escudriñar los capítulos que se emitían cada cierto tiempo, desarrollando un amor extraño hacia el protagonista.

Decir que le gustaba era poco...lo amaba, era la escenificación de su chico perfecto, tan alegre y jovial, contagiando a todos con sus hermosas sonrisas.

El doncel dejó el ramen en su pulcro escritorio y se acostó en la cama, envolviendo la almohada con sus brazos y piernas y acostando la cabeza donde se suponía que estaba el pecho. -...Naruto...-susurró entre suspiros prolongados. -¿...sabes que te amo...? ¿Lo sabes verdad...?-

Silencio total.

Una pequeña lágrima resbaló por su mejilla, la cual limpió rápidamente antes de que esta mojara la almohada. -d-disculpa...tenía una basurita en el ojo...no te preocupes...- susurró mientras esbozaba una sonrisa tranquila.

Eber acomodó la almohada y beso la tela en donde se figuraba los labios de este antes de incorporarse y salir al balcón, necesitaba un poco de aire fresco. Abrió la ventana y el frío golpeó sus blanquecinas mejillas, coloreandolas casi al instante. El chico recargó su cuerpo en el muro de ladrillos blancos que le protegían de una posible caída y perdió su mirada en la lejanía. Era tan difícil la situación en la que vivía...¿era posible enamorarse de alguien irreal, inexistente y ficticio...?

Sus bonitos ojos verdes viajaron a la luna llena y los mantuvo ahí con un deje de añoranza extraña, fuera obsesión o no se sentía bien, el que su corazón latiera por aquel "personaje ficticio" era un motivo suficiente para que su día fuera mucho más ligero.

Un suspiro escapó de sus labios mientras llevaba las manos a su pecho y cerraba los ojos, en una especie de rezo silencioso. -"por favor...luna que eres testigo de mis más grandes delirios, desearía estar con él al menos un sólo día a cambio de mi vida entera...quisiera que él y sólo él fuera real, o al menos adentrarme en su mundo para así amarle y cuidarle..."-

Mientras de su boca salían esas palabras un pequeño destello, parecido a una estrella fugaz atravesó los cielos, para cuando el doncel abrió los ojos esta había ya desaparecido, suspiró de nuevo y entró a su habitación, dispuesto a celebrar el casi cumpleaños de su amor.

Era entrada la noche cuando Eber deslizó por su bonito cuerpecito el pijama y se adentró en la mullida cama, abrazando con fuerza a su almohada y quedando dormido al instante; el reloj mantenía su curso normal, produciendo el "tic, tac" tan característico de este que resonaba de forma repetitiva. Cuando dieron las doce en punto una lucesita blanca entró por la ventana de Eber y levitó alrededor de él por un rato, bañando con su brillo el pálido cuerpecito del menor.

La lucesita creció poco a poco hasta adoptar la figura de una mujer de cabellos blancos envuelta en un hermoso kimono plateado y sostenida por un bastón. La mujer brillante sonrió tierna mientras acariciaba los cabellitos del doncel. -...tus deseos son órdenes...pequeño príncipe.- susurró.

 

***

 

Una suave y cálida brisa logró desperezarlo por completo, sus ojos se abrieron en unos pequeños parpadeos y bostezó, que raro...no recordaba haber dejado abierta la ventana.

Se levantó aún en su ensoñación y camino hacia donde se suponía estaba la ventana, logrando despertar después de darse cuenta que estaba caminando demasiado, llevándose una enorme y nada agradable sorpresa.

Su querido hermano y él solían gastarse bromas pesadas, algo común entre familiares tan cercanos como ellos, pero esto...¡esto era ya pasarse de la raya! ¡¿Cómo se atrevía ese maldito a abandonarlo en el bosque?!

-¡¡¡Vicktor!!!- explotó en un fuerte grito que casi le desgarra la garganta, giró la cabeza hacia todos lados, intentando localizar al maniático de su hermano y a alguno de sus cómplices, pero era imposible, habían muchos árboles grandes y llenos de bichos y cosas raras y el no se acercaría a cerciorarse de que estuvieran ahí escondidos, además estaba en pijama y le daba vergüenza que algún varón le viera así.

-pero cuando los encuentre me las van a pagar...- siseaba el doncel cada cierto tiempo, pero conforme más se adentraba en la maleza más temor sentía en su corazón, ¿era su hermano tan malvado como para abandonarle en el bosque?

-¡maldito Vicktor esto ya no es gracioso! ¡Sal de donde sea que estés!- pidió más como suplica que otra cosa, esperando deseoso de que su jodido hermano saliera de su escondite y le restregara su sonrisa burlesca, pero nada, ni un mísero pio...

-¡¡¡RASENGAN!!!-

Una explosión cerca del área en donde él estaba provocó un fuerte temblor, haciendo que Rachel perdiera el equilibrio y cayera en tierra.

-¡Ahh!- gritó con pavor cuando una segunda explosión amenazó con agrietar el suelo, ¿¡que era este lugar!? ¿¡Alguna base militar o un campo de experimentación con bombas!? -d-dios...debo de salir de aquí...- se dijo él mismo, comenzando a gatear sigiloso por la tierra para así evitar que algún militar le viera, esto ya era demasiado...Vicktor podía ser un hijo de la gran puta, pero su maquiavelismo no iba hasta esos extremos, ¿estará soñando...? Más probable...

-ah...¿hola?-

Eber se paralizó completamente cuando alguien se detuvo justo frente a él, sintiendo un extraño y nada agradable nerviosismo en su espina dorsal.

-y-yo...me disculpo...por interrumpir su entrenamiento...- susurró, deseando con todas sus fuerzas que la tierra se abriera y le tragara.

-ah...descuida, he terminado desde hace un rato-ttebayo.-

Un estremecimiento muy violento le obligo a levantar la cabeza enérgicamente, encontrándose con aquel chico rubio y de mirada enérgica, ese que le provocaba desvelos frente al monitor y hacia que su mundo fuera más complicado de lo que ya era.

-...N-Naruto....- susurró embelesado, ¡era aún más apuesto así de cerca!

Una sonrisa boba se formó en su rostro antes de que todo a su alrededor se volviera completamente negro. -¡ah! Niño, ¿estas bien?- escuchaba a lo lejos la voz preocupada de su amor.

Sin lugar a dudas estaba teniendo un sueño del cual se rehusaba a despertar ahora.

 

 

 

 

 

Continuara....

Notas finales:

 

Bueno~ este es el primer capítulo de esta nueva serie, espero que les guste :3 sugerencias, ideas, críticas y arenazos (mi humor a subido ya :'D) son recibidos en la caja de RW :3

•~Acción poética del día: Las rosas son rojas, los girasoles amarillos, me gustaría lanzarte a la cara un par de ladrillos~•

Remember...I am Panda Kawaii...Bye!!!

 

Le puse Eber pues par ver si ya se calma la cosa por aquí :'3 me sorprende como un nombre puede hacer tanto caos...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).