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Admiración por HerKhaoCles

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Notas del fanfic:

Hey!

Como el mínimo de esta página es de 500 palabras por capítulo, estaré subiendo los drabbles en conjuntos de cuatro o menos  aquí en amor yaoi, no así en AO3, allí publicaré cada vez que salga uno.

Si les interesa la lectura individual de los drabbles les dejo el link: http://archiveofourown.org/works/9983273/chapters/22299860

1.

Peter cuenta con cinco años y tener un tío con brazo bionico es lo mejor que le pudo haber pasado.

Papi Tony dice que es una hazaña tecnológica, papá Steve le recuerda que no debe ser demasiado efusivo al respecto en la presencia de Barnes, pero él pequeño tan sólo tiene cinco años y no puede evitar curiosear alrededor de su asombroso tío y su brazo genial.

—¿En serio me levantarás muy alto?

La vocecita de Peter llenó los oídos del viejo soldado.

—Puedo hacerlo.

La inocencia de Peter por su 'discapacidad' le arrullaba el alma. No había malicia en su mirada, era admiración pura.

 
2.


—Bucky, ¿me lees un poco?

En el fondo de la habitación se oyó la risa de Tony.

James le envió una mirada de aquellas y luego se volvió al niño en pijama, inclinándose a su altura. —Creí que ya lo tenías dominado.

Peter se ruborizó ante la ceja arqueada del soldado.—Hay palabras que me cuestan trabajo... Y bueno...

—Barnes, no seas cruel con mi pequeño. Estuvo esperándote durante toda la semana, cada día consultando cuando volverías de tu misión.

—¡Papá!

Peter aún con sus seis años no admitiría que le agradaba el acento especial de Bucky al leerle. El rastro de ruso y el detalle eterno de las calles de Brooklyn inundando el timbre de su voz.

3.

Cuando Peter nació fue un bebé pequeño, de mejillas adorables y manos diminutas. 
James creyó que podría romperlo si lo tocaba.

…l no era un hombre de sostener bebés, él era un arma, un asesino con las manos manchadas. 
En ese entonces Steve debió verlo en sus ojos, porque tomó su hombro y lo apretó. «Ya no, Bucky. El tendrá al mejor tío.»

Steve Rogers y Tony Stark confiaban en él. No temían por su hijo.

Y tomar en sus brazos al diminuto bebé fue una sensación abrumadora, pura. 
Fue como regresar a su infancia, cuando sostuvo a su hermana por primera vez y la única preocupación que existía en su vida era ser un buen hijo y un buen hermano. Cuando la guerra estaba lejos y su padre vivía para protegerlos. 

 

Peter era inocencia maravillosa,  con sus ojos oscuros y las pestañas inmensas.


—Lo sé, Barnes. Mi Pet es adorable como yo.

Stark alivianó y de paso interrumpió su recuerdo. Era una tarde en los jardines de la base, una agradable y otoñal. Peter con sus siete años disfrutaba de revolotear alrededor de los árboles naranjos, huyendo de Steve entre gritos juguetones y risas felices. 

4.

Ambos comían del pastel inmenso con forma de mapache que Steve y Tony habían mandado hacer por la ocasión especial y llevaban una amena conversación lejos del bullicio de los demás vengadores al otro lado del salón.

—¿Qué se siente cumplir cien años? —Preguntó Peter a su lado.

El soldado volvió su atención al muchachito de cabellos castaños y alzó las cejas. —Hubiera esperado esa pregunta de tu padre.

—Hey, ¡pero no me burlo! Sabemos que él si lo haría. —Se defendió Peter, efusivo.

James apartó el pastel de chocolate y colocó una de sus manos ahora libres sobre el cabello quebrado del niño, entonces lo revolvió con cariño. No temía usar su brazo metálico sobre la cabecita frágil, ya no. —Se siente bien en familia, con amigos, en confianza. Una vida relativamente tranquila.

Peter rió, poseía esa candidez de Steve y la frescura y rapidez de mente de Tony. —Tan tranquila como lo puede ser trabajar con los vengadores, siendo un superheroe.

—¿Qué más podría pedir?

Peter negó. —Entiendo, todos te queremos y haces lo que te gusta.

—Oh, ¿tú me quieres? —Molestó al niño, apartando su mano y volviendo al pastel, sin quitarle la mirada. —Y yo que pensaba que apenas y tenía tu respeto.

—No es cierto, Buck. —Peter rodó los ojos. De pronto los abrió inmensos. —¡Tu regalo!

—Peter, no es necesario... Yo no...

Pero ya estaba solo y el hijo único de su mejor amigo corrió a la mesa destinada a los obsequios.

—Papá Steve me dejó dártelo antes... —Explicó Peter ya de regreso, más tímido que hace menos de un minuto.

Tomó un paquete envuelto en un lindo tono de azul con lazo blanco incluido, y de allí extrajo un cuaderno forrado en tapa de cuero.

—¿Qué es?

—Historias de ti y papá, anécdotas y algunas batallas que ambos creímos nunca debes olvidar.

—Peter...

—No te incomodes, nosotros no pusimos nada indebido ni desagradable, fuimos cuidadosos al redactar y-

—Es perfecto, gracias Peter. —Estrujó al niño en sus brazos. —¿Se te ocurrió a ti, no es así?

La cabecita castaña asintió pegada a su pecho.

James rió con suavidad. Pet podía llegar a ser muy cohibido a veces. Le dio una palmadita en la espalda. —Eres estupendo, soy afortunado de tenerte como mi sobrino.

—No significa que te llamaré tío, Bucky. —Peter se retiró hacía atrás. 
Había un gesto de risa en el rostro del niño. Hablaba con inocencia.

Los diez años fueron evidentes en esa respuesta. ¿Por qué Peter iba a querer llamarlo tío a esas alturas de la vida?

No tenía sentido. Se sintió extraño, decepcionado. Nunca sería su tío de verdad.

 

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