Atravesaron la ciudad en su motocicleta, Jason escuchaba a Dick reír tras él mientras se aferraba con fuerza a su cuerpo y las luces de la ciudad bañaban su silueta. Jamás se había sentido tan vivo como en aquella noche.
Tras llegar a su departamento, Dick cerró la puerta tras él y enrosco sus brazos alrededor del cuello de Jason, una imborrable sonrisa adornaba su rostro encendido por el par copas de champagne que alcanzó a beber y la adrenalina de recorrer Gotham aferrado al hombre que le robó el corazón.
Jason abrazó su cintura, sin pudor a cerrar la distancia entre sus cuerpos. – Tu papá me va a matar en cuanto se entere que te secuestré. – Dijo entre besos que bajaban desde su mejilla hasta su quijada.
La tentativa de hacia dónde podía llevarlos la noche fue suficiente para hacerlo suspirar complacido. Cerró los ojos e inclinó levemente su cabeza en una abierta invitación a que Jason posara sus labios en aquella sensible zona. – Mm, tendrás que hacer valer esta última noche con vida, entonces.
Un estremecimiento recorrió la espalda de Jason al oír esas palabras, sabía hasta donde quería llegar junto a Dick, pero no esperaba que el mayor compartiera sus intenciones. El agarre de Dick en él se hizo un poco más fuerte a medida que húmedos besos recorrían la piel de su cuello y, ansioso por seguir descubriendo aquella morena tez con sus labios, Jason comenzó a desabrochar los botones de su camisa con rapidez. A medida que más piel se revelaba ante él, más hambrientos se volvían sus acciones sobre la misma. Dick estaba tan ansioso como él, pero su deseo se caracterizaba por un intenso jugueteo que tentaba a sus parejas como nadie más lo hacía. Sonriendo, movió su cadera contra la de Jason, buscando más fricción entre ambos.
Lo cual surgió efecto juzgando por la forma en que el menor dejó una mordida en su cuello que lo hizo sentir una combinación perfecta entre dolor y placer. Un gemido escapó de sus labios y detuvo el vaivén de su cadera para levantar una rodilla y frotarla contra la entrepierna de Jason, haciendo que este emitiera sonidos similares.
Satisfecho, Dick intentó ahogar un suspiro mientras sentía como Jason dejaba un chupón en su cuello y lamía la zona. Mierda, eso le dejaría una marca evidente, pero honestamente la idea de que Jason lo marcara de esa forma lo excitaba más de lo que debería.
- Jay— Llevemos esto a la habitación, ¿sí?
Quizás era el poco de champagne que se había bebido, la adrenalina de escapar en motocicleta de un lujoso evento, o quizás eran ambas cosas sumadas al hecho de que deseaba tener al joven junto a él en más de una forma lo que lo llevó a decidir que lo mejor era pensar en lo que aquello significaba para ambos durante la mañana siguiente.
Podía pecar de ingenuo, pero confiaba que con Jason tendría una “mañana siguiente”.
Por su parte, Jason jamás pensaría que sus sueños húmedos de adolescencia se podrían volver una realidad. El hombre al que siempre había deseado correspondió sus sentimientos y logró huir junto a él de aquel superficial lugar para volver juntos a su propio nido de amor.
Realmente estaba viviendo el final de un cuento de hadas…Uno sin inocencia, pero igual de feliz al fin y al cabo.
Cargó a Dick en sus brazos y en medio de besos lo llevó hasta la habitación. Intentando ser lo más delicado posible lo recostó en la cama y comenzó su tarea de quitarse la ropa, removiendo su corbata, camisa, y lanzando ambas prendas a algún lugar sin importancia de la habitación mientras las manos de Dick acariciaban su torso como lo había deseado hacer desde aquel día de verano en el estacionamiento. Lo quería más cerca, quería sentir esa piel arder contra la suya— “Jay, Jay ven aquí”, susurró, sin vergüenza a expresar cuánto lo necesitaba.
El menor no lo hizo esperar y volvió a inclinarse sobre él, besándolo con la misma intensidad de antes. Sus lenguas se encontraron en la hambrienta danza de sus labios, y unos cuantos gemidos se perdían en la humedad de sus bocas.
Tras quitarle la camisa a Dick, recorrió aquella exquisita piel dejando suaves mordidas en su cuello, besos en su clavícula y lascivas lamidas sus pezones. Bajo él, Dick suspiraba maravillado con el placer que la boca del menor le brindaba y se dejó llevar, cerrando los ojos y acariciando su cabello.
Trazando un camino de besos por la piel de Dick llegó hasta su cadera y sin titubear comenzó a deshacerse de sus pantalones y ropa interior, liberando su erección e inmediatamente posando sus labios en sus muslos, dejando unas cuantas marcas.
La cercanía de la boca de Jason a su miembro empezaba a impacientarlo. Así se lo hizo saber llamando su nombre y emitiendo pequeños sonidos que mezclaban el gozo y la desesperación.
Jason esbozó una depredadora y casi burlesca sonrisa. Volvió a acercársele para besarlo, mientras sus manos dejaban de acariciarlo para empezar a quitarse los pantalones. - ¿Quieres esto? – Preguntó en un susurro y guiando una de las manos de Dick hacia su propio miembro.
- Si, por favor… - Respondió, moviendo su mano de arriba hacia abajo. – Jay- Prepárame y déjame montarte.
Eso sonaba como una maravillosa idea y a Jason le costaba creer que de verdad estuviera pasando.
- ¿Tienes lubricante?
Dick asintió efusivamente. - Y condones, en el velador.
Mientras Jason se apresuraba a buscar los elementos el mayor se acomodó boca abajo sobre su cama, abrazando una almohada. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que tuvo ese tipo de relaciones sexuales, por lo que dicha posición le haría la preparación más fácil.
Jason se posicionó sobre él y descendió para dejar un beso en su hombro. - ¿Listo?
Dick levantó su cadera como señal y Jason masajeó sus glúteos por un momento antes de introducir sus dedos, escuchar a Dick intentar ahogar sus gemidos solo lo impacientaba aún más, pero debía ser cuidadoso para evitar hacerle daño.
- Jay— Vamos…
Sin querer seguir prolongando la espera, el menor cubrió su dedo de una generosa cantidad de lubricante y comenzó a entrar en él, inclinándose para dejar besos en su espalda, al tiempo que lo escuchaba respirar profundamente.
- ¿Estás bien?
- Si, solo— Sigue.
Sus deseos eran órdenes. Pronto Jason insertó un dedo más y aquello le ganó un exquisito gemido por parte de Dick. Al incluir el tercer dedo, el menor encontró aquel punto que hacía a Dick ver estrellas, haciendo que su respiración se volviera más errática y la desesperación se hiciera notar.
- Jay— Jason, ya estoy listo.
Sacó sus dedos y Dick emitió un adorable quejido, pero pronto se dio vuelta para quedar recostado en su espalda mientras miraba con hambre como el menor se quitaba la ropa interior y rompía la bolsa del condón para ponérselo. Tan ansioso se encontraba por consumar su encuentro que sus dedos eran torpes y tuvo algo de dificultad para sacar el condón, por lo que rápidamente Dick se incorporó hasta quedar sentado y frente al miembro de Jason, listo para echarle una mano.
- ¿Permíteme?
Sin dudarlo, Jason le pasó el condón y antes de ponerlo, Dick dejó unos cuantos húmedos besos sobre su erección, haciendo gemir al menor.
- No sabes cuantas ganas he tenido de hacer esto y más— ¿Quizás mañana? - Preguntó, sonriendo con una imposible inocencia mientras cubría su miembro con el condón y le daba un par de caricias.
- Dios, sí.
Acomodándose sobre las almohadas, Jason observó hipnotizado como Dick se situaba encima de él, tentándolo con el movimiento de sus glúteos contra su erección. Se besaron nuevamente, dejando que sus lenguas exploraran la boca contraria, hasta que Dick comenzó a bajar y dejó que Jason lo penetrara.
Fue agonizantemente lento, pero finalmente Jason quedó por completo dentro de él, un sollozo escapó de la boca de Dick al sentir tal deliciosa intromisión, y pronto su expresión dibujó una sonrisa gracias a la sensación de tener a Jason dentro de él, finalmente.
Subió para retirarse y luego bajó para volver a ser penetrado, tomando un ritmo que le permitía disfrutar cada segundo en que sentía a Jason dentro de él. El menor se encontraba igual de extasiado, observando como Dick movía sus caderas de una forma que cualquier película erótica lo envidiaría, con un tono rojizo cubriendo sus mejillas y su pecho, mientras que de su exquisita boca salían sonidos encantadores y que solo acrecentaban la deleitosa experiencia.
Por más que desde las almohadas tuviera una vista privilegiada, debía seguir sintiendo a Dick aún más cerca, por lo que se incorporó para besar sus labios y su cuello, al tiempo en que sus manos bajaban por su espalda hasta agarrar con cierta rudeza sus nalgas y las movía, esperando que el mayor apresurara su ritmo.
Se mantuvieron en esa posición por un momento, mirándose a los ojos y sumergiéndose el uno el otro. El miembro de Dick se frotaba contra el abdomen de Jason, y pronto el mayor se encontró queriendo más— Vocalizó sus deseos y Jason, completamente enardecido, cambió sus posiciones para quedar sobre él.
Sin perder el tiempo comenzó a empujar con más fuerza y brusquedad, dejándose llevar por sus más básicos instintos. Al hacerlo volvió a tocar su próstata, haciendo que Dick se perdiera enteramente en el placer.
- Jay, Jay, Jason— - Su nombre se mezcló entre gemidos y unas cuantas otras palabras obscenas. Con el objetivo de brindarle un acceso más fácil, Dick alzó sus piernas y las acomodó sobre los hombros de Jason, casi doblándose para él.
Bendita flexibilidad.
- Dick, mierda— - La expectativa de llegar al orgasmo hizo que sus estocadas se volvieran más erráticas y duras. Sus músculos se rendían ante él y se vio obligado a apoyarse en la cabecera de la cama para sostener su peso y el crujido de la misma se unió a los golpes que se daba contra la pared. Jason se inclinó para dejar que sus labios atacaran el cuello contrario, su apetito por Dick era insaciable y cada parte de él lo hacía perder un poco más la cordura: sus exquisitos sonidos, su delicioso aroma, la calidez de su interior y de su piel…
Dick cerró los ojos y apoyó su cabeza en la almohada, dejando escapar un largo gemido. Se sentía cerca de su clímax, pero no era suficiente.
- Más— Más, Jay, mmh… Tócame—
Obedeció sin vacilación alguna y llevó una mano al miembro contrario, moviendo de arriba hacia abajo e intentando igualar el ritmo de sus estocadas. Los músculos de Jason temblaban y su cuerpo se vio consumido por el más absoluto placer, también estaba cerca.
Los erráticos movimientos de su mano y sus empujes finalmente llevaron a Dick a su orgasmo, el mayor enterró sus uñas en su espalda mientras arqueaba su columna al sentir como su clímax lo estremecía e invadía hasta el último nervio de su cuerpo. Cerró los ojos y con sonoro gemido esparció su esperma en la mano de Jason. Jadeaba, pero de todas formas una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, había pasado mucho tiempo desde la última vez que sintió algo tan delicioso, perfecto e increíble— Dedicándole una mirada que tenía una mezcla de ternura y lujuria, Dick tomó la mano que lo había masturbado y mirándolo fijamente a los ojos limpió su piel con su lengua, metiendo sus dedos en su boca en un obsceno gesto para luego susurrar: - Vamos—Hazlo por mí.
Santa mierda.
Aquello fue suficiente para que Jason lograra alcanzar su propio éxtasis. Enterrando su rostro en la curvatura del cuello de Dick, le dio un par de fuertes empujones más antes de quedarse quieto, sintiendo como su orgasmo paralizaba su cuerpo y mente. Agitado y dejando escapar unos cuantos quejidos, Jason cerró los ojos y por unos segundos se ahogó por completo en Dick— Nada más importaba en el mundo, solo él y esa deliciosa sensación que los unía.
- Buen trabajo, Jaybird.
Dick rio un poco mientras acariciaba su cabello, devolviendo a Jason al mundo real.
Aún con su respiración turbada, sacó su miembro del interior del mayor y se quitó el condón, amarrándolo y lanzándolo por ahí, luego lo levantaría. Sin más se dejó caer al lado de Dick, su pecho bajaba y subía y Jason había olvidado cuando fue la última vez que tuvo sexo tan satisfactorio y agotador.
El mayor se acurrucó junto a él, dejando pequeños besos en su quijada y cuello. - Estuviste increíble.
Sonrió, Dick realmente sabía cómo subirle el ego a un tipo como él. En más de una forma.
- Podemos repetirlo más tarde.
- Definitivamente. Por ahora solo quiero acurrucarme.
- ¿Si? Pues yo quiero un cigarro.
- ¡No, Jay! - Con una fuerza inesperada, Dick se aferró a él e impidió que se moviera. Parecía un maldito koala. - Nada de cigarros.
Riendo, Jason envolvió el cuerpo del mayor con sus brazos y permanecieron en silencio.
Había algo que empezaba a perturbar los pensamientos de Dick. Se preguntaba si lo que acababan de hacer podía significar lo mismo para ambos— Se había entregado con todo porque esa era su manera de demostrar su inmenso afecto. Pese a la reputación que se había ganado en sus años de juventud, el sexo nunca era casual para él, todas las personas con las que había llegado a la cama alguna vez habían sido importantes en su vida, y Jason no era la excepción, le demostró su amor y ganas de estar junto a él durante ese baile y al entregarse tanto en cuerpo como en alma. Quizás había sido demasiado pronto, pero cuando Dick quería, lo hacía como si saltara al vacío sin saber y sin importarle si una red lo esperaba al aterrizar.
- Hey, ¿sigues ahí?
La voz de Jason y el chasqueo de sus dedos frente a él lograron sacarlo de sus pensamientos. Alzó la mirada y encontró aquellos encantadores ojos observándolo, haciéndolo sonreír pese a todas las dudas que lo invadían.
Que más daba. Podrían hablar de eso por la mañana, lo único que necesitaba en ese momento para que sus ánimos fueran aquietados era ser acurrucado por ese cálido y fuerte cuerpo del hombre al que quería a su lado por mucho, mucho tiempo más.
Sintiendo las manos de Jason acariciarlo y con la ilusión de que seguirían ahí al despertar, Dick finalmente se quedó dormido.