Yuuri miraba al vacío, no tenía sentido seguir esperando frente al altar que se le había hecho a Vicchan, se había ido y era momento de aceptarlo, entonces, por qué era tan difícil dejar de llorar?, se había quitado los lentes al entrar, pero ahora veía aún menos y los sollozos eran lo único que se escuchaba en la habitación.
Mientras que fuera de ahí, Viktor escuchaba a su amante sollozar, era el aniversario de muerte del caniche, y el ruso sabia de la importancia que tenía el cachorro para el japonés, así que solo se preocupó por darle el espacio que necesitaba en ese momento. Ya después intentaría alegrarlo con un camino por la playa junto a Maccachin, y tal vez podría convencer a Hiroko-san de hacer Katsudon para ambos.
Mari se asomó por el pasillo para poder mirar a Viktor, pero este solo negó con la cabeza, en señal de que Yuuri aún se negaba a dejar la habitación designada para Vicchan, la chica solo suspiro, pero aun así asintió a donde estaba Viktor y dio media vuelta para volver a sus labores, además de informar a sus padres como estaba el menor de los Katsuki.
Viktor siguió mirando la puerta, sabia la facilidad de Yuuri para caer en un hoyo de depresión, así que decidiéndose, abrió la puerta e irrumpió en la habitación, asustando al de lentes por la sorpresa que le dio ver al mayor frente suyo, pero cuando sintió los brazos del ruso a su alrededor, supo que era todo lo que necesitaba, así que devolvió el abrazo para cerrar los ojos y dejar salir todo el dolor que había guardado dentro de sí.
-Está bien Yuuri, aquí estoy-
-Pero yo no estuve para el- sollozo -cuando el me necesitaba, no estuve- se lamentaba.
Viktor solo estrecho el abrazo, mientras que sus ojos azules se iban empañando, pensando que si le pasara algo parecido con Makkachin, no podría sopórtalo, y Yuuri lo había hecho, era alguien muy fuerte, pero no tenía por qué estar solo en estos momentos, no mientras el pudiera evitarlo.
-Todo está bien, estoy seguro que Vicchan está agradecido que estés en este momento con el, además, seguro aprecia tu regalo- miro el altar, junto a la foto del caniche, una medalla de plata relucía.
Yuuri alzo la vista, dejando que el cabello plateado acariciara su mejilla, dándose cuenta hasta ese momento la cercanía que había entre ambos, y sonriendo un poco más tranquilo, escondió la cara en el cuello ajeno, su cabello negro causando cosquillas en el mayor, y sintiendo más tranquilidad de la que creyó posible.
Ambos salieron de la habitación una hora más tarde, encontrándose con Hiroko y Toshiya en la mesa, y Mari entrando al comedor, los tres voltearon a ver a la pareja, para poder regalarles una sonrisa, en verdad que Viktor había ayudado mucho al cambio de Yuuri, porque ahora este se veía mucho más tranquilo.
Yuuri volteo a ver a Viktor, este le regreso la mirada, además de regalarle una sonrisa, para después simplemente apretar el agarre de sus manos, recibiendo un movimiento igual de su opuesto. Makkachin salto sobre ambos, lamiendo la cara del de lentes, los cuales habían caído por el movimiento, además de causar la risa de ambos patinadores. Pero en ningún momento soltaron sus manos, ambos sabían que no importaba cuanto doliera algo, ellos se apoyarían.
Mientras tanto, dentro del altar de Vicchan, un ladrido se escuchó, mientras que una sombra proyectada en la pared mostro una peluda cola moverse con alegría, su dueño estaba en muy buenas manos.