Hasta ese día seguías creyendo que como decía la gente eras el mejor agente de corea, pero como podías seguir creyéndolo? Después de lo que dejaste que pasara, no sería raro que el resto de las personas comenzara a pensar como tú.
A pesar de que pasaron dos años desde ese caso, tú seguías investigándolo, seguías buscando a la persona no, ni siquiera podía ser llamado persona, tú buscabas al hijo de puta que te arrebato a los amores de tu vida. Día y noche sin dormir durante días y semanas hasta que llegabas al hospital, estabas unos días con suero y luego volvías a tu rutina; ir a los peores barrios, recorrer las calles, seguir gente, interrogar personas, grabar conversaciones y luego volvías al departamento que compartías con esa persona, que con tan solo entrar te llenaba de su esencia y eso era obvio... él había decorado y pintado cada pared, cada habitación, cada mueble seleccionado por él, pasas por el pasillo y vas a la sala de estar, te sientas en el sofá, en el mismo lugar de siempre, en la misma posición, miras a la izquierda y te lo imaginas a él con su cuaderno de canciones con su vientre creciendo, no apartas la mirada hasta que esa ilusión se esfuma, desesperándote como siempre intentas alcanzar esa imagen pero no, siempre es un intento fallido pero aun cuando lo veas de nuevo lo volverás a hacer.
Te levantas del sofá, vas a la cocina, abres un estante y sacas el café, abres otra puerta y sacas dos tazas, preparas ambas, las llevas a la mesa y solo bebes una, cuando la terminas suspiras y te vas a tu habitación dejando la otra taza llena. Entras a tu habitación y lo ves a él, claramente, te contentas al verlo, corres a la cama para alcanzarlo pero cuando lo tocas, simplemente lo atraviesas y nuevamente se esfuma, una lagrima recorre tu mejilla, los recuerdos llueven e inundan tu mente, comienzas a desvestirte hasta quedar en la polera que tenías bajo tu camisa y en tus boxers, vas al lado que te corresponde, hueles la almohada que no te pertenece hasta quedarte dormido.
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Ya es otro día pero la rutina será la misma, vas a la cocina ves la taza y tu pecho duele, cada mañana siempre había una taza de café que tú mismo, sin darte cuenta preparabas esperando que algún día, cuando llegaras estuviera vacía, pero no sucedería y lo sabias, pero seguías creyendo inútilmente
Sales del departamento, tomas tu auto y vas a los barrios bajos nuevamente, lo único que te motivaba era que ya estabas cerca de atrapar al hijo de puta, pronto acabaría todo y te reunirías con esas dos personas tan especiales
A lo lejos ves una situación extraña, hay un grupo de gente reunida, corres y lo ves, a esa mierda, no te reconoce pero al ver como lo miras, sospecha y sale corriendo, tu sangre hierve, tienes que atraparlo a como dé lugar, lo persigues sin pensarlo dos veces, el pensamiento de una rata cruza tu mente, es tan escurridizo como ellas pero aun así no se escapa de tu vista ni un segundo, el perseguido gira a la derecha y se da cuenta que todo termino, un callejón sin salida ha sido su perdición, sacas tu arma, lo apuntas pero antes de disparar le preguntas si recuerda a la persona que mato, sacas una foto con tu mano libre y se la muestras, la cara de la rata se vuelve lúgubre, comienza a llorar, piensas que quizás recuerda lo que hizo, sacas el seguro de tu arma, la rata grita diciendo que solo seguía ordenes de arriba, le dices que hable antes de que le metas una bala, como la rata cobarde que es, dice todo, habla de quien es su jefe y por qué mandaron a matar a tu amor, la razón era obvia, tú ya la conocías, tú estabas tras su jefe pero al verte como amenaza lo mataron pensando que desistirías de buscarlo, pero tuvo el efecto contrario, ahora lo deseabas más, deseabas atraparlo y tener la venganza por tu amor perdido, ya fuera de tus casillas con tus emociones a flote le gritas exigiéndole el paradero de su jefe, dice que no puede hacerlo o lo mataran, le dices que lo mataras ahora si no te dice la dirección, apuntas a su pierna y disparas, un grito desgarrador sale de la boca de la rata y toma su pierna para detener el sangrado, con todas sus fuerzas grita donde está su jefe, sonríes, apuntas a su cabeza esta vez, te mira y ruega por su vida, que no lo mates, que tiene una familia, te ríes a carcajadas como un loco y segundos después te detienes
-Yo también tenía una y no olvidare quien la mato-la cara del maldito se vuelve de terror puro mientras te acercas a él, todavía apuntándole, pones la pistola a ras de su frente y disparas, la sangre y restos de su cabeza son salpicados en la pared, el cuerpo cae hacia un lado y te vas a casa
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En casa vas a tu cuarto, que era separado del que compartías con tu pequeño y comienzas a sacar arma tras arma cargando cada una de ellas, cambias tus ropas por unas más cómodas y guardas dos cuchillos, uno en tus botas y otra en tu chaqueta, te pones el cinturón con tus armas, tomas las llaves de tu auto y sales de casa
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Estacionas tu auto diez cuadras antes, ya que en caso de algún problema es una distancia que puedes correr fácilmente por tu entrenamiento, te pones un abrigo largo para tapar tu cuerpo y caminar delante de la casa como una persona normal, cuando pasas por el frente ves la seguridad de la casa, a pesar de ser un jefe de la mafia, su seguridad era débil y se podía ver la simple vista, la casa cubre toda una esquina por lo que doblas en ella y percatándote de que nadie viera saltas la reja, ves que hay cámaras sin embargo no te importa si te descubren, no importa si te reconocen, solo quieres ver morir a toda esta gente, ves una puerta trasera protegida por dos guardias, te escondes tras la pared pones el silenciador a tu arma y disparas dos veces, entras a la casa sorpresivamente fácil, eso quiere decir una cosa, te esperaban y lo sabes, ves a cinco guardias pero no haces nada, le dices que te guíen a su jefe, y eso hacen, tu suposición se hace realidad, sabían que vendrías, pero como dije, no te importa, subes al 2do piso y entras a la habitación, lo ves ahí sentado tranquilamente, tu respiración se acelera, lo maldices mentalmente, detestas verlo tan calmado, los guardias que habían entrado contigo siguen ahí, rápidamente sacas tus dos armas y disparas, tres de ellos caen al piso uno te toma por detrás mientras el otro viene a golpearte, tomas el brazo del hombre detrás de ti y lo jalas, pasa por encima de ti y disparas, sacas tu cuchillo y lo entierras en el pecho de la persona delante, cuando terminas, cierras la puerta tomas un bate que había en el suelo y la trancas, cuando te giras sientes un vidrio romperse y un golpe concentrado en tu pecho, ves hacia abajo y ves tu ropa con un agujero, te han disparado, miras hacia adelante, la basura sentada ahí sonríe y te dice “ha terminado” te ríes, le dices si, ha terminado pero para ti, disparas al edificio al otro lado de la calle repetidamente y ves al francotirador morir y luego apuntas al jefe, este se para rápido de su silla, bota su escritorio hacia adelante y se esconde tras este, se escucha el sonido de algo arrastrado, lo reconoces, tenía un arma bajo su escritorio, te acercas agachado y escuchas movimiento, se escucha un tiro que impacta en tu brazo, te quejas un segundo y olvidas el dolor, piensas en el dolor emocional que tenías, esa bala no era nada, corres detrás del escritorio y disparas todas tus balas sobrantes, recargas tu arma y rápidamente la vacías en el cuerpo ya inerte, sacas el cuchillo de tu bota y lo entierras incontables veces en el cuerpo hasta que te cansas, lloras hasta que te calmas y luego te vas en silencio, vas a tu auto y te sientas al volante, te sacas el abrigo y ves el chaleco antibalas con el agujero, también lo quitas y levantas tu polera y ahí está el moretón circular en tu pecho, bajas tu polera y conduces, llamas a tu oficina y dices lo que has hecho, tu jefe te dice que descanses él se encargara de encubrir todo, le agradeces, cortas la llamada y te vas del lugar
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Llegas al cementerio con tu mejor traje y vas a sus tumbas, lees los nombres Kwon Ji Yong y Choi Seungji, sonríes y comienzas a llorar, le dices cuanto los amas, cuanto deseaste que estuvieras con él, que siguiera vivo, junto con su pequeño bebe que no tuvo ni la oportunidad de conocer el mundo, las flores que traías contigo las pones en la tumba, te arrodillas y le ruegas que te perdone por lo que harás, que lo haces solo porque deseas verlos a ambos, sacas tu arma y disparas en tu corazón, te acuestas encima de la tumba y esperas tu muerte, comienzas a ver borroso, tu respiración se dificulta a cada segundo y ya no ves
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Cuando despiertas te sientes estúpido, te preguntas si acaso no habías muerto, pero la duda desaparece en cuanto lo ves junto a ti con un bebe en brazos, tu cuerpo vibra, siente la felicidad de cuando seguía vivo junto a su pareja, abrazas al rubio y al hijo que tenían juntos y susurras “Yongie” lloras y el corresponde tu abrazo y lágrimas comienzan a brotar de tu Ji
-Bingu, no tenías que hacer todo esto, no tenías que morir también-dijo el rubio con su voz quebrada
-No es vida si no los tengo conmigo-susurras a su oído, lo cual hace que las lágrimas del menor aumenten-Solo quería verlos y estar con ustedes
-Ahora lo estamos Hyunnie-las lágrimas paran y te sonríe hermosamente-No es así Seungji?-le pregunta al hijo de ustedes, él bebe ríe y te sientes profundamente feliz, no te importo dejar el mundo físico con tal de estar con tus amores
Tomas a SeungJi en brazos tomas la mano de Ji se sonríen, diciéndose te amo mutuamente y caminan hasta que desaparecen en el paisaje blanco.
Fin.