Castiel y Dean se encuentran alejados por unas horas de todo lo sobrenatural, paseando por la playa y disfrutando de la vista.
Siendo humano, Cas puede sentir la arena en sus pies descalzos, el olor del mar y la suave brisa en su rostro.
Dean detrás de él, lo atrae más cerca suyo y sus brazos rodean su cintura. Por instinto, Castiel se apoya en aquella unión. Dean le habla en voz baja y le da un beso en el cabello, Cas se ríe y asiente a sus palabras.
Ambos hombres levantan la cabeza y miran con una sonrisa la puesta de sol.