Desmadejado:
[persona] Que se siente débil y se muestra decaído y sin fuerzas físicas.
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Steve actualmente vivía con su mejor amigo de la infancia: Bucky Barnes, quien lo acogió tras la pérdida de los padres del rubio, el cual se encontraba aún en estado de dolor, aturdido y desgastado mentalmente, no le ayudaba en nada esa situación, ya que evidentemente, el joven era menudo, delgado, muy bajo, y enfermizo. Las cosas empeoraban.
Buck lo miraba de lejos, desde la pequeña cocina y su corazón se comprimía al ver esa escena en su sala principal, cada tarde al regresar del trabajo estaba ahí: En el sillón, recostado, con su cuaderno de dibujos en su regazo y un montón de hojas dispersadas a su alrededor: dibujos acabados, dibujos que salieron mal, poemas arrugados, fragmentos de texto sin concluir; igualmente se encontraba con los párpados pálidos de Steve, irritados como siempre, rojizos igual que su nariz por la gripa, su pequeño cuerpo cubierto por una sábana remendada, bajo la cual dejaba descubierto un pie, el que llevaba un calcetín blanco y envejecido, igual que todas sus prendas, ver a Steve Rogers dormir era lo que hacía en sus almuerzos, desde el minúsculo comedor, que compartía espacio con la cocina, y por supuesto la sala de estar, que ahora era más "La habitación de Steve", el único cuarto con división de aquel pequeño lugar era la habitación del dueño, la única que había en la casa...
Bucky silenciosamente daba pequeñas cucharadas a su plato de comida, evitando el roce de los cubiertos contra la vasija, para no interrumpir el sueño de su amigo, comía con una sonrisa medio nostálgica, no recordaba ningún otro momento en estos últimos días en los que haya encontrado paz en el rostro de Steve si no era cuando dormía, le daba gusto, ojalá pudiera conservar esa tranquilidad y olvidar los problemas que tanto lo estaban hundiendo, deseaba que pudiera mantenerse sin angustias incluso estando despierto, pero sabía que no sería así, Steve no podía estar tranquilo cuando se sentía un inútil, una carga, o un perdedor; cosa que desde luego, Buck le había dicho infinidad de veces que no era, pero lo cierto es que Rogers siendo tan cabeza dura y testarudo cómo él solo, no le creyó una sola palabra.
Pero así era su querido Stevie, le agradaba ser un apoyo emocional e incluso económico en la vida del rubio, y a veces deseaba hacer más por él, estar con Steve le hacía sentir tan especial, se veía como alguien indispensable, sentía como parte de su instinto natural cuidar de ese chico, porque si no, ¿quién más lo haría? ¿Y quién más lo haría de esa manera en la que solo su mejor amigo sabe?
Buck era de esas persona que daban todo de sí, muy protector, siempre dispuesto a ayudar, y Steve era tan frágil y dependiente, no podía evitar sentir como si el destino le hubiese puesto a Steve en su camino, como si supiera que necesitaría de una persona exactamente como él.
Entonces, a media cucharada su entrecejo se frunció, consideró que quizá sentirse feliz porque alguien depende incondicional y únicamente de él, era algo egoísta.
Pero inevitablemente, uno se siente feliz cuando cuida a quien se quiere.
Del mismo modo, da un gusto infinito saber que eres alguien especial e importante en la vida de esa persona que igualmente es especial e importante para ti.
—¿Qué miras, Buck? —Preguntó Steve, confuso, restregándose los ojos con las manos—Dime que no me dibujaste cosas en la cara.
—No, pero debí hacerlo, ¿no?—Una sonrisa pequeña apareció en el rostro cansado del rubio—Quizá así aprendas a dormir en la habitación, ¿a caso quieres tener el cuello torcido?
—Un mal más no me afectará, además, esa es tu cama, Buck...
—Podría ser nuestra—Masculló con la boca llena de sopa.
—Eh... Yo, Buck... Uhm, Ah...—Su lengua estaba enredándose con las palabras, quizá el castaño no se percataba del doble sentido de sus palabras pero desde luego que Steve lo notó de inmediato, la sangre corrió a sus mejillas y no tardaron en ponerse rojas.
—¡Ah jajajaj!—Bucky reía, tratando de no escupir el caldo de sopa que tenía en la boca, y con dificultad la tragó—Pero qué cosas piensas, Steve...—Está vez sonreía pícaramente.
—No hagas esas bromas, ¡Buck! —El sonrojo llegó hasta sus orejas, se escondió debajo de la sábana para que su amigo no lo notara.
"Cielos, en serio, ¿por qué haces bromas tan inapropiadas?" Se preguntó Steve, entre risas, ligeramente avergonzado.
Continuará...