Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

EL ACTOR Y EL CONDE [CHENMIN] por solokik

[Reviews - 42]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Para quien lo notó, ayer no subí capitulo, tratare de subir otro mas tarde, tratare.

—Este salón es increíble, uno de mis lugares favoritos para una obra de teatro —dijo Minseok mientras desmontaba del carruaje frente a un teatro —. ¿Qué es lo que vamos a ver?

—Como gustéis —respondió Jongdae mientras subían las escaleras a la sala principal, junto con una serie de aficionados al teatro.

—Debe ser nueva, no la he visto antes.

Sonrió. —Me han dicho que se trata de la primera actuación.

—¿En serio? Recuerdo las primeras noches, manos húmedas, desesperado por no echar a perder tus líneas y con la esperanza que los otros se sientan tan nerviosos como tú.

—Suena terrible. ¿Has tenido la oportunidad de actuar aquí?

—Sí, hace unos años yo era Luciana en la Comedia de las Equivocaciones —dijo recordando la emoción de la primera vez que había salido frente a una audiencia.

—Me hubiera gustado ver eso.

—Fue mi primera actuación, tuve mucha suerte que fuera de Shakespeare. Will fue un gran apoyo, me ayudó a aprender mis líneas y conseguir la caracterización correcta.

Eran algunos de los últimos en llegar y uno del personal de la posada les hizo pasar a la sala, la luz que entraba por las vidrieras que recorrían la longitud de la sala creaba patrones multicolores que bailaban a través de los paneles de madera, desfilaron ante el empuje temporal y corrieron escaleras arriba a la derecha para tomar sus asientos en la tarima levantada.

Momentos después, un músico con un laúd apareció en la galería y empezó a tocar, la audiencia quedó en silencio y dos actores subieron al escenario. Minseok estaba extasiado, se sumergió en la historia, como hacía con cualquier obra y cuando Rosalind primero se vistió como un muchacho, le dirigió una mirada de soslayo a Jongdae, quien levantó una ceja en respuesta.

Disfrutó de la obra, habiendo preferido siempre comedias a aquellas con un argumento más serio, por tanto cuando Rosalind terminó su epilogo, era uno de los que más fuerte aplaudía.

—¿Lo disfrutaste? —preguntó Jongdae inclinándose para ser oído por encima de los aplausos.

—Mucho ¿Sabías la trama de antemano?

La sonrisa irónica le dijo a Minseok que sí. —Digamos que había una variedad de actuaciones que podríamos haber visto hoy y pensé que esta era la más adecuada.

Minseok entornó los ojos por el sol al salir de la posada y vio que el cochero estaba listo esperando por ellos, subieron a bordo y antes de darse cuenta Jongdae se abalanzó cubriendo sus ojos con una tira de seda. —El día está lejos de terminar Minseok, pero si te quitas esa venda te juro que volveremos a casa y te perderás un gran placer.

—¿Vas a decirme a dónde vamos?

—No y si lo preguntas otra vez, te amordazaré, así como vendé tus ojos.

—¿Estamos casi allí?

—Sí.

—¿Y dónde está eso?

—Minseok, te amordazaré.

El carruaje se detuvo, Jongdae tomó su mano para que no se quitara la venda de los ojos. —Sólo un poco más, me aseguraré de que no tropieces con nada.

Minseok estaba completamente desorientado, los sonidos a su alrededor no le ayudaban a distinguir en qué parte de la ciudad estaba y por todos los olores un tanto fuertes podía decir que estaba contra el viento de las curtidurías, no anduvieron mucho antes de que Jongdae lo detuviera, sin embargo, le hizo girar sobre el terreno, la seda fue desatada y Minseok se quedó mirando la pared exterior del nuevo teatro de Seúl.

—¿El Globe? ¿Está terminado?

—No del todo, pero un amigo mío me debe algunos favores y pensé que te gustaría verlo antes de que se abra al público.

Tuvo que detenerse a sí mismo de echar sus brazos alrededor de él. —¡Esto es increíble! No puedo creer que hayas podido organizar esto.

Caminaron a través de la puerta de entrada, pasando una fuente de agua que aún debía ser conectada y se adentraron en la sala principal del teatro, casi no podía creer la escala del lugar, había creído que El Swan era grande, pero miles de personas serían capaces de ver una obra en El Globe.

Había varios carpinteros ocupados en sus labores que no estaban interesados en los dos recién llegados, demasiado ocupados ajustando bancos de madera en el balcón del segundo piso, para Minseok, el teatro parecía casi listo para abrir, los bastidores y la escena estaban colocados ademas de la mayoría de los asientos. Observó la escena, preguntándose si desde donde él estaba parado, su cabeza a nivel con la tarima, podría ponerse encima y ser capaz de permanecer sobre ella.

—Déjame darte un impulso hacia arriba.

Jongdae se inclinó y entrelazo los dedos, Minseok se acercó y engarzó sus dedos en el borde del escenario, usando las manos de Jongdae como un peldaño, se encaramó al escenario, dándose la vuelta se puso de pie y miró hacía el cuerpo del teatro, podía sentir como se erizaban sus pelos en la parte posterior de su cuello, el sabor de la anticipación y el deseo de actuar para un teatro lleno de gente, hasta tal punto que tenía un nudo duro en la garganta, por lo que le era difícil tragar debido a la emoción.

Perdido en un mar de emociones, no se dio cuenta que Jongdae se había unido a él. —¿Crees qué habrías actuado aquí?

—¿Qué?

Jongdae puso la mano sobre su hombro. —Si no hubieras venido a la mansión Kim, si te hubieras quedado en Seúl, ¿estarías aquí?

Se encogió de hombros. —Haría la audición y habría sido increíble estar en el reparto, pero no hay ninguna garantía de que me hubieran elegido.

—Tal vez en uno o dos años, cuando nuestro acuerdo termine, podrías intentarlo de nuevo.

El nudo volvió a su garganta, pero no estaba seguro si era por la idea de volver a actuar o dejar a Jongdae lo que lo causó. —Probablemente no.

—¿Por qué?

—Ya estaba encontrando dificultades para conseguir papeles, soy demasiado viejo para interpretar a mujeres enamoradas y la competencia es alta para otros papeles, tal vez si me hubiera quedado y asegurado que estaba cerca y disponible, pero las memorias son muy cortas.

—¿Fuera de vista, fuera de mente?

—Así es. —Sonrió con tristeza, mirando hacia el teatro vacío—. Probablemente podría encontrar algo que tuviera que ver con el teatro, siempre necesitan gente entre bastidores.

Se quedaron en silencio durante unos minutos Minseok estaba feliz de disfrutar de la atmósfera de lo que estaba seguro sería uno de los mejores teatros de Seúl.

—Vamos, hay mucho más para divertirnos. —Saliendo del Globe, Jongdae preguntó. —¿Nos adentramos más hacia Gangnam? Todavía es temprano y me apetecen bastante algunas jarras de vino, tal vez una o dos manos de cartas, o quizás juegos de mesa si el estado de ánimo acompaña.

—¿Juegas a juegos de mesa en Gangnam? ¿Estás loco?

—En caso de que no te hayas dado cuenta Minseok, me gusta el reto y no es como si no pudiera darme el lujo de perder unos cuantos wones si la suerte no cae de mi mano.

Las calles detrás del teatro eran estrechas, llenas de tabernas y pequeñas tiendas que vendían de todo, desde comida hasta curiosidades para los hombres con más dinero que sentido común. Minseok se puso a caminar con Jongdae, pero no estaba seguro del establecimiento al que se dirigían.

—¿Eres realmente muy viejo para los papeles femeninos? —preguntó Jongdae mientras paseaban por las calles adoquinadas.

—Estaba intentando interpretar Beatrice. —Sonrió—. Ahora tengo veinte estaría considerado demasiado viejo.

Jongdae frunció el ceño. —¿Cuándo cumpliste veinte?

—En mayo pasado.

—¿Por qué no me lo dijiste? Tendríamos que haberlo celebrado.

Jongdae parecía herido y Minseok no podía entender por qué estaba tan molesto. —No importa, no he celebrado mi cumpleaños desde hace varios años, no es importante para mí.

—Aún así, me hubiera gustado haber hecho algo, el año que viene lo haremos.

Minseok sabía que no debía discutir cuando Jongdae había tomado una decisión, decidió que sería más fácil no responder y esperar a que se le olvidara para cuando llegara el próximo mayo.

Las calles estaban muy concurridas y tomaron un giro brusco a la izquierda por un camino que Minseok sabía albergaba varias casas de juegos de azar, él siempre había evitado esa parte de Seúl, no quería la tentación de perder el poco dinero que tenía, Jongdae se paró fuera de una puerta pintada de vivos colores.

—¿Seguro qué quieres entrar aquí? —preguntó Minseok.

—¿Estás seguro qué eras actor? ¿No puedes pretender ser un pagano de libre moral que pierde su tiempo en las apuestas y las mujeres?

Resopló. —Entonces debo ser una gran decepción para ti.

Jongdae se limitó a sonreír y empujó la puerta, el interior de la casa de techo bajo, estaba lleno de hombres reunidos en torno a una serie de mesas. El aire estaba lleno de humo de pipa y había varias mujeres circulando, sirviendo un poco de vino, otras ofreciendo una forma diferente de entretenimiento para los hombres que tenían ganancias suficientes para pagar. Jongdae empujó a través de la multitud hacía la mesa de Hazard seguido de cerca por él.

Arriba de la mesa un hombre tenía los dados, dijo un número, que él pensó que podría ser ocho, y otros hombres alrededor de la mesa, entre ellos Jongdae, comenzaron a apostar por el resultado, otro hombre en el otro extremo de la mesa estaba marcando sus apuestas sobre un trozo de pizarra con tiza, los dados fueron lanzados y todos alrededor de la mesa se inclinaron, una mezcla de gemidos y gritos acompañaron a los doce puntos visibles.

Jongdae parecía haber ganado, ya que recogía su parte del bote, al igual que el lanzador, aquellos que habían ganado recogieron su parte y el hombre de la pizarra recogió lo que quedaba, el lanzador se dispuso a tirar de nuevo y gritó —seis— en esa ocasión.

—Debes apostar para permanecer en la mesa —dijo Jongdae.

—No sé lo que tengo que hacer.

—Eso es obvio, haz lo que yo hago.

Jongdae dijo —ocho —y Minseok lo imitó, lanzando dos wones en el bote, esa vez los dados sumaron cuatro y el lanzador siguió tirando, deducía que no había ganado porque no recogió del bote cuando rodó un seis y un tres, durante varias rondas apostó igual que Jongdae la mayoría de las veces perdía, pero no entendía las reglas del juego.

—Creo que me voy a retirar y conseguir un trago.

Jongdae asintió, sin apartar los ojos de los dados. —Hay mesas para beber en la parte de atrás, me reuniré contigo en un minuto quiero tener mi tirada antes de renunciar.

Contento de estar lejos de los confusos juegos, fue afortunado al encontrar una mesita que dos hombres desocupaban, se sentó y casi inmediatamente una mujer apareció ofreciéndole una jarra de vino que aceptó de buena gana entregándole un won a cambio.

Sólo había tomado unos sorbos de su jarra de vino antes de que un hombre de pelo castaño que llevaba un peso extra alrededor de su cintura apareciera frente a él, fácilmente tenía cincuenta años, si no mucho más. —¿Está libre este asiento?

Minseok miró a la mesa de Hazard y viendo que Jongdae seguía enfrascado en el juego, respondió. —Por ahora, mi amigo está ocupado con los dados.

—Tonto. —El hombre se sentó—. Me llamo Sangho.

—Minseok —saludó al hombre con su jarra.

Sangho tomó varios tragos largos de su propia jarra y él pensó que probablemente había dejado la sobriedad atrás muchas horas antes. —Por favor, dime ¿tienes tu propia habitación?

—¿Perdón?

Sangho se inclinó hacia delante y puso una mano sobre su rodilla. —No hay necesidad de ser tímido aquí, no podemos volver a la mía por si acaso despertamos a mi esposa.

—Señor...

—Menos de eso —interrumpió—. Dije que me llamo Sangho, ahora, ¿Cuáles son tus tarifas? Apuesto que una cosa tan bonita como tú es bastante caro pero he ganado bastante esta noche y tengo dinero.

Golpeó la mano del tipo lejos. —Ha cometido un error señor, no estoy en venta.

Otra jarra aterrizó en la superficie de la mesa y estaba muy aliviado al ver que Jongdae había terminado en la mesa de Hazard. —Si no es otro que Yeon Sangho. ¿Qué está haciendo aquí?

—Ah, Jongdae, un placer verle, como siempre, pero estoy en medio de unas negociaciones. —Las palabras del sujeto eran pastosas y lanzó una mirada lasciva a Minseok mientras hablaba.

—¿Negociaciones?

Suspiró. —Él cree que me vendo.

Sangho parecía confundido y luego apagado. —Jongdae dile al niño que deje de jugar, tengo el dinero; él debería estar dispuesto.

—Me temo que su suerte finalmente le ha abandonado, viejo amigo.

Sangho gruñó dejando escapar un furioso soplo de aire infundido de alcohol. —Tú eres su cliente, ¿no es así? Debería haberlo sabido, nunca hay uno solo esperando alrededor.

Antes de que Minseok pudiera gritar su negativa Sangho se levantó, vació su jarra de cerveza y se alejó tambaleándose.

Minseok frunció el ceño. —Podrías haberle dicho que no era un prostituto.

—Vamos, por la mañana apenas recordará nada de esta noche, a juzgar por su estado, es mejor dejar que siga su camino a hacer una escena para conseguir una disculpa, que él hubiera dado si supiera que te había menospreciado, he visto a Yeon llorar y no es algo fácil de aguantar.

Todavía no estaba feliz, pero estuvo de acuerdo en dejar la guarida del juego y trasladarse a una taberna normal, salieron a la calle, ya oscura, y sólo el débil resplandor de las ventanas cercanas iluminaba el camino. Las principales calles todavía estaban concurridas y permanecerían así durante muchas horas, caminaba junto a Jongdae mientras se abrían paso a una taberna de la que ambos tenían buenos recuerdos.

Jongdae le agarró del brazo y tiró de él a una calle desierta haciéndole callar cuando intentó protestar. —No puedo sacar la idea de mi cabeza —susurró presionándolo junto a la pared de un edificio.

Besó su cuello. —¿Qué estás haciendo? —preguntó tratando de apartarlo, agradecido que donde estaban estuviera oscuro y vacío, sin miradas indiscretas que dejaran pasar por alto las payasadas de Jongdae.

—Tú, a la venta —dijo con voz ronca—. Oh, la idea de que me esperas como cliente… Te doy unas monedas y nos escapamos a tu habitación para tomar mi placer una y otra vez hasta que estés dolorido.

Minseok gimió suavemente cuando la mano de Jongdae se abrió paso en sus pantalones agarrando su polla, su cabeza cayó hacia atrás contra el edificio y jadeó como si cada movimiento pausado le robara su aliento.

—Te pondría a cuatro patas y te tomaría golpeando más y más profundo, llenándote con mi semilla, luego te haría limpiarme con tu lengua lamiendo hasta que esté duro una vez más. —Las palabras y la mano de Jongdae le hicieron gemir, la emoción de la posibilidad de ser descubierto era tan deliciosa. —Entonces te empujaría sobre tu espalda, no esperaría a ver si estás listo, sólo tomaría otra vez lo que había pagado haciéndote retorcer cuando te llenara, jodiéndote hasta que rogaras, pero no te dejaría correrte, no antes de haber tenido mi placer. —Y se corrió, hundiéndose en los brazos de Jongdae. —Eres tan hermoso Minseok, es una tarea mantener mis manos lejos de ti, tú podrías tentar a un santo para que entregara su aura.

Minseok luchó para recuperar el aliento, enterrando la cara en el hueco de su cuello mientras recuperaba poco a poco la compostura, tirando hacía atrás lo besó y Jongdae estaba más que feliz de complacerlo.

—¿Tú…Tú…? —preguntó sintiendo que la dureza de Jongdae seguía presionando en su muslo.

Él debió darse cuenta de lo que quería decir y lo besó de nuevo. —Todavía no, pero una vez estemos de vuelta en casa, tengo la intención de agregar imágenes a mis palabras.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).