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EL ACTOR Y EL CONDE [CHENMIN] por solokik

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Notas del capitulo:

No me dio tiempo de revisarlo así que si ven algún error diganme donde.

Minseok, se alegro de encontrar un conjunto de su vieja ropa en su habitación de cuando se había quedado en la residencia antes de la boda, sólo cuando se la puso se dio cuenta de cuanto peso había perdido debido al corsé de Sohee limitando su apetito. La ropa que el sastre de Jongdae había hecho para él ya había compensado la diferencia, al menos no necesitó coser la cinturilla de la ropa interior más pequeña, a pesar de que colgaba de su cuerpo en una forma poco halagadora.

Ser actor le había hecho ser consciente de su aspecto, había perdido papeles por no ser el más adecuado para ellos, pero cuando dejó la residencia, estaba agradecido de que en su nuevo trabajo no se preocuparan por su físico o su cara, todo lo que necesitaba hacer era seguir órdenes simples y no molestar a mucha gente.

A su llegada, lo pusieron a trabajar separando los baúles llenos de artículos abandonados de la obra anterior, con instrucciones para clasificar su contenido en las cosas que podrían ser utilizadas tal cual o aquellas que necesitaran adaptarse, había montones de material y armas falsas junto a piezas de madera de diferentes formas, que iban desde cuadros sencillos hasta elaboradas celosías.
Mantenerse ocupado significaba no permitir a su mente ir de vuelta a la carta que había enviado la noche anterior o la razón de tener que enviarla, el resto del personal del teatro era muy amable y su día pasó volando, lleno de una tarea tras otra, en las raras ocasiones que se encontraba sin nada que hacer, pronto trabajó en otras cosas, por lo general después de recibir una jarra de cerveza o algo para comer.

Agotado en cuerpo y mente, regresó a la residencia cuando el sol empezó a ponerse, de vuelta en su habitación, se echó agua en la cara y se lavó las manos.

—Le dije que no deseabas recibir visitas, pero él insistió.

Se volvió para ver a Seohyun salir del camino dejando entrar a Joonmyun, de toda la gente, él era la última persona que esperaba o quería ver.

—No eres bienvenido aquí.

Con cautela Joonmyun dio un paso adelante. —Por favor, escucha lo que tengo que decir y luego me iré.

Se dio la vuelta. —Prefiero que te vayas.

—Sé que estás enojado, pero si tienes cualquier sentimiento por Jongdae déjame hablar.

—Lo único que tengo son sentimientos, los que me hacen infeliz porque no son devueltos y me hacen estar suficientemente enojado como para querer herirte, así que por favor, no me hables de tales cosas. —Joonmyun agarró su brazo y Minseok se apartó. —¡No me toques!

—Sé que no tienes ninguna razón para creer en mí, pero te equivocas sobre Jongdae, él te adora, nunca lo he visto así, nunca lo he visto tan angustiado, lo que sucedió fue un error.

—¿Un error? —Se burló—. ¿Fue un error qué ambos terminaran rodando por el suelo? ¿Un error qué hayas hablado varias veces con él acerca de que sólo soy un vulgar encaprichamiento del cual se iba a cansar? Debes estar feliz de haber tenido razón.

—No, te equivocas.

—Te oí yo mismo, mi hermana te oyó ¡Pero todavía lo niegas!

Negó con la cabeza. —No niego haber dicho tales cosas, pero has tomado mal mis intenciones, desde que lo conozco Jongdae ha revoloteado de un cuerpo caliente a otro, nunca se conforma con más de unos pocos meses a lo sumo, entonces él se casó contigo en algún plan ridículo; me preocupaba que siguiera actuando de la misma manera que siempre lo ha hecho, y ¿dónde hubieras quedado tú?

—¡Oh, por favor! No me tomes por tonto. ¿Tienes tanta preocupación por mi bienestar que tomaste la responsabilidad de librarme de la plaga que es Kim Jongdae tomándolo tú mismo?

Joonmyun le agarró por los hombros, y esta vez no permitió que lo apartara. —Aunque no puedo decir que nunca hemos estado juntos, lo que sucedió esa noche fue un error, estábamos borrachos y enojados con la vida, no debería haber sucedido e incluso si no hubieras llegado no habría ido más lejos.

—¿Y por qué habría de creerte?

Soltándolo Joonmyun suspiró fuerte. —Yo acababa de saber que mi amante, Yixing, había muerto, Jongdae ha sido mi amigo durante más tiempo que cualquier otro y fue la primera persona que pensé en recurrir, el dolor que siento es inimaginable, saber que nunca voy a ver a mi amor otra vez duele más que cualquier cosa que haya sufrido. —Minseok pudo ver que estaba a punto de llorar, pálido y tenso, su voz estaba cargada de angustia. —Jongdae se encontraba en un estado de ánimo melancólico —continuó—, divagaba sobre la forma en la que no debería haber detenido tus planes, sobre cómo lo llegarías a odiar todos estos años si te quedaras, estuvimos bebiendo y en la aflicción de nuestro dolor nos acercamos el uno al otro; fue una estupidez, y fue breve, pero no hubo nada más.

—Yo… —dijo apagándose mientras sus palabras se enredaban en sus conflictivos pensamientos—. Siento mucho tú perdida Joonmyun, pero Jongdae no tiene razones para lo que pasó.

—Por favor deja que venga a hablar contigo, nunca lo he visto tan enfadado consigo mismo, tan avergonzado de sus acciones, toma este consejo de un hombre que ha perdido a su amor y no puede traerlo de vuelta, deja que Jongdae se gane tu perdón.

Minseok cerró los ojos, tragando el nudo en su garganta; diferencia del amante de Joonmyun, Jongdae no estaba muerto y él tenía la opción de darle una oportunidad más, algo que Joonmyun nunca tendría con Yixing. —Dile que venga aquí mañana al atardecer.

—Gracias —susurró Joonmyun —. Valdrá la pena, te lo prometo.

•••

Las fuertes lluvias hicieron muchas de las superficies del teatro resbaladizas, y él se había caído varias veces, pero su orgullo estaba más herido que su cuerpo, Hyeokjin se había apiadado de él y le permitió situarse entre bastidores con las instrucciones para crear una réplica de espadas romanas y escudos de madera que había ordenado el día anterior, Minseok se puso a la tarea con una pequeña sierra y la determinación de no pensar en Jongdae. Varias horas más tarde, después de haber parado para una breve cena compuesta de un trozo de queso y dos bollos de pan, apiló con orgullo su obra a buen recaudo bajo el escenario.

La lluvia no había cedido, y se apresuró por las calles de vuelta a la residencia, evitando a la gente y los charcos lo mejor que pudo con el fin de llegar rápido a casa. Esperando fuera por él, al parecer sin importarle la lluvia, estaba Jongdae, regueros de agua corrían sobre su capa, su sombrero protegía lo peor de las condiciones meteorológicas de su cara y se veía dolorosamente atractivo como siempre, aunque tenía sus ojos enrojecidos y el rostro solemne.

—Gracias por acceder a verme.

Minseok abrió la puerta de la casa. —Será mejor que entres.

No queriendo que Seohyun escuchara su conversación dirigió a Jongdae arriba, ninguno de los dos dijo nada. Una vez dentro de la habitación Jongdae se quitó la capa, el sombrero y los guantes y los colocó encima del baúl.

—¿Estás bien? —preguntó Jongdae.

—Preferiría que dijeras lo has venido a decir en lugar de tratar de entablar una charla sin sentido —respondió, quitándose su capa y tirándola al suelo.

—Sé que no puedo pedir perdón lo suficiente como para deshacer el mal —comenzó— pero si me lo permites, voy a pasar el resto de nuestra vida juntos reparándolo.

—¿Y qué harás cuando esto pase otra vez?

—Te juro que nunca pasará.

—¿Me pides qué te crea; que la versión de Joonmyun es correcta y que no fue más que una mezcla de alcohol y tristeza?

—Sí, eso es todo lo que fue, nada más, sé que te he hecho daño, sé que nunca te he tratado como te mereces, pero puedo enmendarlo Minseok, si me dejas.

Minseok envolvió su brazo alrededor de su cintura, como para consolarse a sí mismo. —Ha sido tu amante antes, y es sólo uno de muchos… ¿Qué pasara la próxima vez que un viejo amigo llegue lleno de dolor y angustia? ¿Lo consolarás también, del mismo modo?

—No, por favor, ¡escúchame! No estaba en mi sano juicio, estaba en conflicto por haberte llevado a la mansión, apoderarme de tu vida, y después del accidente… Estaba tan enojado conmigo mismo que no estaba pensando cómo debería. —Jongdae se dirigió hacia él, deteniéndose sólo cuando estaba a pocos centímetros de distancia. —Te juro por mi vida que fue como dijo Joonmyun, fue un error, me he castigado por ello una y otra vez. Él no ocupa mi corazón.

Lo miró a los ojos. —¿Y quién ocupa tu corazón?

—Qué necesites preguntarme eso me duele tanto como cualquier cosa en todo este lio.

El beso empezó tentativo, labios acariciando labios y Minseok se fundió en los brazos de Jongdae, hizo caso omiso de la pequeña voz en su cabeza que le dijo que frenara, que redujera la velocidad, Jongdae lo guió hacia su cama, él obedeció plenamente, se desnudaron tratando de no romper el beso mientras lo hacían.

Desnudo Minseok se tumbó en la cama y Jongdae se unió a él después de recuperar algo de su monedero que resultó ser una pequeña botella de aceite, sólo habían pasado unas semanas desde que habían hecho esto, pero cuando Jongdae le tocó pensó que podrían haber sido meses por la forma en que su cuerpo ardía de deseo.

No había nada lento y dulce en su interacción Jongdae mordió y lamió su piel, proclamándolo como suyo entre jadeos, le preparó, rápido pero cuidadoso y Minseok gimió con avidez cuando entró en él. Se resistían y se restregaban entre sí, desesperados por llegar a su liberación, Jongdae llegó primero, Minseok sosteniéndose en su sitio, moviendo sus caderas mientras gritaba su propio orgasmo.

Después, se quedaron juntos en silencio, Jongdae acariciando y besando cada lunar y cada peca que podía verle. —No puedo expresar plenamente lo mucho que te he echado de menos —le susurró en él hombro.

Minseok tarareaba, contento hasta que Jongdae salió de la cama. —¿A dónde vas?

—No yo, nosotros.

—¿Qué?

—Debemos volver a la mansión.

Abrazando las mantas contra su pecho, Minseok lo vio vestirse, rodando sus calzas hacia arriba por cada pierna y atándolas en su lugar. La botella de aceite que habían utilizado estaba desechada en la almohada, captó su atención y fue alcanzado por una súbita comprensión. —Has venido preparado.

Jongdae sujetó sus pantalones y se metió en sus zapatos. —¿Qué?

—El aceite, viniste aquí esperando tenerme en la cama contigo.

—Naturalmente, esperaba que consumaríamos nuestra unión. —Le guiñó un ojo mientras se ponía la caminsa—. Ahora sal de la cama, tendremos que salir pronto si queremos volver a la mansión con tiempo para tener un par de horas de sueño antes del desayuno.

Apartando las ropas de la cama se levantó. —¡Fuera

—¿Qué? —preguntó Jongdae confundido.

—He dicho fuera.

Jongdae se acercó a él, extendiendo una mano. —Minseok, ¿qué te pasa?

—Pensé que habías venido aquí por mi perdón, para mostrarme como te sentías, pero estaba equivocado, viniste aquí para restaurar el estatus quo, de tenerme como tu cómoda compañera de cama.

—¡No! —Gritó —. Tenía la esperanza, sí, de que tuviésemos intimidad, pero no fue mi motivación para venir.

Se dirigió a la puerta y la abrió. —No te creo, ahora sal de mi casa.

Se marchó, dirección al pasillo y alejándose de él, pero este lo persiguió. —Minseok —lo llamó—. Por favor espera.

Adentrándose en otro dormitorio, cerró la puerta detrás de él, Jongdae golpeó en la madera, pero ignoró sus demandas para que saliera, hubo un forcejeo fuera y escuchó a Jihun, uno de los hijos de la cocinera, un hombre que nunca había perdido una pelea debido a su altura y constitución. —Mi señora quiere que se marche.

—Tú no lo entiendes, tengo que hablar con Minseok.

—Y él está dejando muy claro que no quiere hablar con usted.

Por los ruidos fuera de la puerta, Jongdae estaba siendo alejado. —No voy a renunciar Minseok —gritó—. ¡No voy a perderte!

Se deslizó por la pared preguntándose si había hecho lo correcto al alejarlo, pero en ese momento, mientras las lágrimas corrían por su rostro, no podía dejar de pensar en lo que había tenido.


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