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EL ACTOR Y EL CONDE [CHENMIN] por solokik

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Notas del capitulo:

Gracias a todos los que dejan rw, no se como contestarlos sin dar demasiada información, pero seguro que los leo y me interesa lo que piensan.

Con este capitulo entramos en la recta final, así es, se nos acaba.

Levantarse de la cama a la mañana siguiente e ir al teatro fue lo más difícil que Minseok había hecho en años, las siguientes dos mañanas fueron espantosas pero al menos el sombrío clima de Seúl reflejaba su estado de ánimo, el resto de los trabajadores del teatro estaban acostumbrados a la impulsiva personalidad de los actores y consideraron que él era alguien que necesitaba que lo dejaran solo.

Estaba sentado en el balcón del segundo piso, tratando de encontrar una manera de arreglar un par de alas de hadas a la espalda de un traje para que pudieran ser movidas con un mínimo esfuerzo cuando una ruidosa aspiración de nariz lo hizo mirar hacia arriba para encontrar a un niño de no más de ocho años de edad, de pie delante de él.

—¿Es usted Ahn Minseok? —preguntó el muchacho, limpiándose la nariz con la manga de una chaqueta ya sucia.

—Sí, ¿Por qué?

El muchacho le dio un pedazo de papel y él lo aceptó, tan pronto como entregó el papel salió corriendo.

No era raro que los niños entregaran mensajes y mientras desdoblaba el papel esperaba que fuera de Seohyun contándole sobre los planes para la cena de esa noche, para su sorpresa, se encontró con un soneto escrito en tinta negra y aún que no reconocía la escritura, sin duda si las palabras de Fuego y Hielo de Spenser.

Es mi amada al hielo lo que yo soy al fuego,
¿cómo es que su grandiosa frialdad
no puede disolver mi ardiente deseo,
sino que crece ardiente y la encrudece aún más?
O ¿cómo es que este calor que siento en exceso,
no cede ante lo helado de su corazón
haciendo que yo arda en hirviente anhelo,
y siento mis llamas aumentar multiplicadas?
¿Qué cosa más milagrosa puede ser contada
cuando el fuego, que todo lo funde,
aviva el hielo, o cuando éste, que se
congela ante un frío insensato enciende el
fuego aún más, mediante tan maravilloso
instrumento?
Tal poder ejerce el amor en mentes nobles
que puede así alterar el curso habitual de la
especie.

El aliento de se le quedó atrapado mientras leía las palabras, conociendo el mensaje sólo podía proceder de Jongdae, su primer instinto fue arrugar el papel en una pelota y tirarlo hacia un lado, pero no pudo, lo leyó varias veces, y luego cuidadosamente lo dobló de nuevo y lo guardó en el monedero.
Volvió al trabajo terminando los trajes, y después los colgó para ayudar al director a decidir dónde deberían colocarse los actores en cada escena, murmuró para él mismo sobre cómo la profesión de actor había cambiado, mientras él estaba parado en la lluvia recibiendo ordenes, los actores estaban acurrucados bajo los portales ensayando sus diálogos.

Logrando no resbalar, se bajó del escenario y fue recibido por otro niño. —¿Ahn Minseok?

—Sí.

Esta vez le entregó una pequeña caja de madera y una vez más el niño salió corriendo antes de que pudiera hacer cualquier pregunta, la caja en sí era sorprendente, de madera rojiza con motivo de estrellas e incrustaciones en la tapa, si no se equivocada, bastante cara. Abrió la tapa y en un nido de terciopelo se asentaba un anillo de oro con una piedra roja, Minseok lo agarró y se dio cuenta de que era el anillo que Jongdae solía llevar en el dedo meñique de su mano derecha, tenía un vago recuerdo de una historia contada en la mesa de juego que una vez había pertenecido su padre, era una señal de que significaba mucho para él, hizo una pausa, para decidir si debía o no deslizarlo en su propio dedo, pero si se lo ponía, podría interpretarse que lo había perdonado y por el momento simplemente no era el caso, puso el anillo en la caja y cerró la tapa.

Abandonó el trabajo con normalidad al atardecer y al salir del teatro, alguien gritó su nombre. Miró a su alrededor para ver a Kyungsoo cruzar la carretera para llegar hasta él. —Kyungsoo —saludó con una cálida sonrisa a su amigo—. ¿Qué estás haciendo en Seúl?

—Escuché que habías dejado la mansión.

Su amigo se veía preocupado, pero pensó que era demasiada coincidencia que Kyungsoo apareciera ahí repentinamente. —¿Acaso te envió Jongdae?

—No, admito que fui hasta la residencia y me dijo que estabas trabajando en El Globe, pero la idea de estar aquí a petición suya es absurda.

—Por supuesto, lo siento. —Abrazó a su amigo—. Vayamos algún lugar para hablar.

Llevó a Kyungsoo a una posada cercana, donde ordenaron una jarra de vino y pastel para cada uno.

—Sabía que algo estaba mal cuando me presenté en la residencia y encontré que Sohee estaba postrada en cama y que tú te habías ido de viaje —dijo Kyungsoo, examinando su pastel.

—Tuve que irme, Kyungsoo, tenía que poner un poco de distancia entre él y yo.

—¿Por qué?

Dio un mordisco a su pastel y arrastró la grasa con un trago de vino. —Sólo hay un poco que un hombre puede pasar por alto antes de que se vuelva ciego o se vuelva loco.

Kyungsoo gruñó. —Estás diciendo tonterías melodramáticas de nuevo, pero al menos te ves en mejor forma que Kim cuando lo vi, nunca lo he visto tan descuidado, desaliñado incluso.

—Está tratando de cortejarme —dijo incapaz de dejar escapar una pequeña sonrisa—. Para hacer las paces.

Kyungsoo levantó la vista de su pastel para estudiarle la cara. —¿Está funcionando?

Minseok se encogió de hombros. —Tal vez un poco.

—¡Oh! ¡Tonto romántico! —Rió—. Sin embargo, asegúrate de que pague su deuda contigo en su totalidad, no dejes que escatime esfuerzos en lograrlo.

—Eres un buen amigo Kyungsoo.

—Me gusta pensar que si —respondió con una sonrisa—. Entonces ¿qué tal si tratas de mostrar lo buen amigo que eres y me invitas a conocer a tu prima?

—Debería haber sabido que tenías un motivo oculto ¿Presumo de ello que la carta de presentación enviada al padre de Seohyun ha sido considerada aceptable?

—Oh, de hecho. ¡La hermosa doncella incluso me ha escrito ella misma!

Minseok terminó lo último de su pastel y vació su jarra. —Una doncella mi prima puede ser, pero ¿hermosa? Eso es discutible, tal vez su cara, pero no tanto en el carácter.

•••

Algunas mañanas más tarde, un fuerte golpe sacó a Minseok de su sueño y como era la primera buena noche de sueño que había logrado en más de una semana, estaba doblemente molesto, todavía estaba oscuro y no tenía intención de levantarse de la cama asi que trató de ignorar el ruido enterrando la cabeza bajo las sábanas, unos momentos después, el golpeteo se detuvo, pero para su disgusto fue sustituido por Seohyun sacudiéndolo.

—Levántate Minseok ¡Tienes que ver esto!

—No, tengo que dormir, déjame en paz.

Seohyun apartó las mantas y él se hizo un ovillo para conservar el calor que tan cruelmente le había sido arrancado. —Confía en mí, tienes que ver esto —Insistió, tirando de la manga de su camisola.

—Nunca confío en ti —murmuró, pero teniendo pocas opciones, se sentó—. Déjame ponerme algo de ropa entonces iré y veré lo que sea sólo para hacerte callar.

Se vistió rápidamente mientras Seohyun golpeaba el pie con impaciencia levantando una vela, todavía vestida con su camisón, se dirigieron por las escaleras hasta el comedor, que había sido iluminado por varias velas, sobre la mesa había un barco de juguete de sesenta centímetros de altura, no era cualquier barco, era una réplica perfecta del Golden Hind.

—¿De dónde vino? —preguntó sin poder creer lo que estaba viendo.

—Dos hombres golpearon la puerta y lo entregaron, fui directamente a buscarte.

Minseok pasó los dedos por las velas y a través de los aparejos, acariciando las orejas del ciervo del mascaron de proa. —Yo tenía uno como este cuando era niño.

Siguió las marcas rojas y oro a lo largo del buque notando algunas mellas aquí y allá en la pintura, y como en una de las portañolas faltaba un cañón, al igual que en el suyo, lo había perdido en una épica batalla contra las muñecas de su hermana; había otras cosas que eran similares, las banderas voladas en el mismo orden y la cubierta desgastada como si los soldados hubieran marchado arriba y abajo, en la popa del navío se encontraba un escudo azul y lo apreció detenidamente, la mitad del tiempo queriendo quedarse en ese lugar y que el barco no tuviera un compartimiento especial para alojar a los marineros, llegó poco después, sin embargo, y escrito en la parte posterior del panel de madera estaban las iniciales A.M.

—Esto es mío, Seohyun, Jongdae encontró mi navío.

Seohyun puso la mano en su hombro. —No sé lo que pasó entre vosotros cuando lo echaste de casa Minseok, pero fuera lo que fuera Jongdae esta pasado por un montón de problemas para conseguir que le perdones.

—¿Crees qué debería?

—No puedo responder a eso por ti. —Se inclinó hacia delante, entrecerrando los ojos en el cuerpo de la nave—. Hay algo más ahí.

Metió la mano y sacó un pedazo de papel doblado, intercambió una mirada inquisitiva con Seohyun y la abrió, era otro soneto, Shakespeare en esa ocasión.

Un rostro de mujer Naturaleza,
Señora y señor mío, te ha pintado;
Un corazón gentil y femenino
Que ignora las femeninas veleidades;
Más brillantes tus ojos, menos falsos,
Tiñen de oro el objeto que contemplan.
Tu aplomo viril a hombres cautiva
Y asimismo deslumbra a las mujeres.
A modo de mujer fuiste creado,
Más Natura, en necio desvarío,
Privándome de ti añadió luego
Algo que es a mi amor indiferente.
Ya que estás para ellas señalado,
Sea mío el amor, de ellas el goce.

—No se puede decir que esté escondiendo sus sentimientos —dijo Seohyun después de leer el soneto sobre su hombro—. ¿Y ahora que Minseok?

—Ahora me voy a trabajar.

La frustración de Seohyun salió como un gruñido, eso le divirtió enormemente cuando dejó la vivienda y pensó que su prima debía dedicar más tiempo a su propia vida amorosa que a la suya, sobre todo teniendo en cuenta lo bien que había ido la introducción de Kyungsoo. Hacía frío mientras caminaba a través de las calles, el amanecer de las mañanas de mediados de diciembre no hacía nada para aumentar la temperatura, pero se consolaba porque no llovía y el cielo estaba despejado de nubes, al menos por unas horas permanecería seco.

Minseok entró en el teatro, bostezando, pero se detuvo cuando vio a mitad de camino a una multitud de actores en el escenario dando consejos a una cara muy familiar.

Tan sorprendido se quedó que no se dio cuenta que Hyeokjin se unió a él, se estremeció cuando habló. —Buenos días Minseok.

—Buenos días Hyeokjin ¿Qué está pasando ahí? —preguntó, señalando el escenario y a Jongdse siendo dirigido para estar de pie de una manera particular.

—Oh, es el Conde Kim, está planeando una sorpresa para su esposa y quería algunos consejos de actuación.

—Pero, ¿Por qué aquí?

La frente de Hyeokjin se frunció en confusión. —Él conoce al propietario ¿Por qué estás tan interesado?

—Porque es mi cuñado —explicó—. Sabía que tenía conexiones con el Globe, vinimos aquí juntos en verano para ver el teatro, mientras se estaba construyendo, no me di cuenta que estaba planeando algo.

Los actores fueron retrocediendo, dejando a Jongdae de pie por su cuenta, estaba mirando por el teatro y sonrió cuando vio a Minseok Hyeokjin le dio un codazo. —Vamos a ver si ha logrado aprender algo.

Jongdae extendió los brazos, el actor asintió alentando su postura. —Esto no puede ser una burla, la conferencia se ha mantenido en serio, la verdad del asunto la conocen por Hero, parecen compadecerse de la dama, se diría que su pasión ha llegado al colmo.

No pudo evitar sonreír mientras el monólogo de Benedick de Mucho Ruido y Pocas Nueces salía de la boca de Jongdae.

—¿Amarme? Bien, eso hay que recompensarlo, he oído cómo me censuraban, dicen que me henchiré de orgullo si me doy cuenta de que me adora, dicen también que morirá antes de darme una señal de cariño, nunca pensé en casarme, no debo parecer orgulloso, felices aquellos que oyen la detracción de sus faltas y las saben enmendar.

››Dicen que la dama es bella nada más cierto; puedo atestiguarlo y virtuosa; efectivamente, no lo he de negar. Y discreta; menos en amarme. Por mi fe, que eso no agrega nada a su talento, pero tampoco es una prueba grande de su insensatez, por cuanto yo aspiro a amarla desesperadamente.

››Que sea objeto de pesadas pullas y sarcasmos por haber despotricado tanto tiempo contra el matrimonio. Pero ¿no se altera el apetito? El hombre gusta en su juventud de manjares que no puede soportar en su edad madura. Los chistes, las sentencias, todos esos proyectiles de papel que lanza el cerebro, ¿han de torcer en un hombre la inclinación de su gusto? No; el mundo debe poblarse.

››Cuando dije que deseaba morir soltero no pensé en vivir hasta el día de mi matrimonio. Aquí llega Beatriz. ¡Por la luz bendita que es una hermosa dama! Percibo ciertos síntomas de amor en ella.

Minseok estaba impresionado, Jongdae no había tropezado con ninguna de las líneas, había inyectado espíritu y entusiasmo cuando era necesario, había hecho que los latidos de su corazón golpearan como si fuera a explotar.

Hyeokjin estaba aplaudiendo junto con otros en el teatro y Minseok recordó dónde estaba a tiempo para unirse.

—No está mal para un principiante —dijo Hyeokjin—. Debo ir a sumar mis felicitaciones.

Minseok tarareó distraídamente en respuesta, demasiado absorto mirando a Jondae descender del escenario dirigiéndose hacia él, estrechó muchas manos mientras cubría el espacio entre ellos, Hyeokjin incluido, pero parecía decidido llegar a él.

—Ha sido una actuación muy animada, Conde Kim —dijo una vez que Jongdae llegó a él.

—Es fácil entregarse a las líneas cuando uno cree en ellas y espero que a quién se dirigen las tome tan sinceras como se proponen. —echó un vistazo sobre su hombro y habló más tranquilo—. Y están dichas con sinceridad, por favor ¿hay algún sitio donde podemos hablar?

Pensó por un minuto, mordiéndose la uña del pulgar mientras miraba alrededor del teatro. —Hay una serie de pequeños trasteros, debemos estar tranquilos si no estamos mucho tiempo.

Condujo a Jongdae hacia la parte posterior del teatro donde a oscuras corrían las ratas y raras veces el público veía, la primera puerta que intentó estaba cerrada con llave pero no la segunda y entraron en un pequeño cuarto lleno de puntales y singularidades que el teatro había acumulado durante su corta existencia. No había mucha luz, la ventana era demasiado estrecha y en una posición incorrecta para ser de utilidad, pero podía distinguir los rasgos de Jongdae, ver la incertidumbre en su cara.

—Me he quedado sorprendido por tu persistencia —admitió, no estaba seguro de cómo debía comenzar—. Te doy las gracias por los regalos, no podía creer al principio que habías sido capaz de encontrar mi barco de juguete.

—Hablaste con cariño aquella vez en la habitación de Daeul, pensé que si podía encontrarlo entonces te haría feliz, y eso es lo que quiero Minseok, que seas feliz. —Minseok dejó que tomara su mano y enlazara sus dedos—. Sé que fui presuntuoso cuando te visité la última vez, pero eso no quita que haga cualquier cosa para tener la esperanza de reunirnos, quiero demostrar que te amo.

Había esperado tanto tiempo para escucharle decir eso, las palabras que reflejaban sus propios sentimientos, pero sabía que estaba atrapado en la emoción de todos los actos de amor que había realizado para él, y que tenía que poner un poco de distancia, era necesario estar seguro de que la decisión que tenía que tomar era la correcta y no una basada en el punto álgido del amor.

—¿Puedo pedir algo más?

—Cualquier cosa.

—¿Me darías un poco de tiempo?

—¿Tiempo?

—Sabes que te amo, y estoy feliz de escucharte decir las mismas palabras, pero necesito tiempo para pensar.

Jongdae suspiró. —¿Hasta cuándo?

—Prometo que lo sabrás por año nuevo.

Intentó apartarse pero Jongdae le apretó la mano más fuerte. —Puedo esperar pero me dame un beso antes de irme, luego te dejaré en paz hasta que te pongas en contacto conmigo.

Minseok se inclinó y presionó sus labios contra los de Jongdae, fue un beso casto en comparación con el último que habían compartido, dulce y sincero, un beso que hablaba de promesas.

Con un suspiro, Jongdae apoyó la frente contra la de suya. —Gracias

Esa vez, cuando se apartó, Jongdae lo dejó ir. —Te doy mi palabra que sabrás de mí antes de que termine el mes.

Notas finales:

Hasta mañana.


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